viernes, 29 de agosto de 2025

Relación de las CEBs con otros niveles de Iglesia

 CEBs: “AUTONOMÍA CON COMUNIÓN” AL SERVICIO DEL REINO

Sucumbíos, Pedro Pierre, agosto de 2025.

Las CEBs somos la “Iglesia de los Pobres” que soñó el papa Juan 23 y en 70 años nos hemos constituido como “un ejemplo de sinodalidad”. Nos hemos ganado nuestro espacio y nuestra identidad con Iglesia. Por eso estamos en “autonomía con comunión” al servicio del Reino.

1. AUTONOMÍA DE LAS CEBs

Como espacio completo de Iglesia, las CEBs formamos parte de un nivel eclesial como la parroquia, la diócesis y la Iglesia universal, porque, como lo dice el Documento del Concilio Vaticano 2° “Luz de las Naciones” (Lumen Gentium, 26): “En estas comunidades, aunque pequeñas y pobres o que viven en la dispersión, está presente Cristo por cuya virtud se congrega la Iglesia”. Por eso somos autónomas.

Así nos definieron los obispos latinoamericanos en su reunión de Medellín (Colombia, 1968): “La comunidad cristiana de base es así el primero y fundamental núcleo eclesial, que debe, en su propio nivel, responsabilizarse de la riqueza y expansión de la fe, como también del culto que es su expresión. Ella es, pues, célula inicial de estructuración eclesial, y foco de la evangelización, y actualmente factor primordial de promoción humana y desarrollo.”

Además, la Asamblea Eclesial de México de 2021, con 100 participantes en Puebla (México) y unos mil virtuales, calificaron las CEBs como “experiencia de Iglesia sinodal” en “Los nuevos caminos que el señor nos invita a seguir y construir: 15. Promover más decididamente las comunidades eclesiales de base (CEBs) como una experiencia de Iglesia sinodal… 18. Incorporando a los miembros de las Comunidades Eclesiales de Base en los procesos de decisión.”

2. COMUNIÓN DE LAS CEBs

Por eso, como CEBs gozamos de ‘autonomía”: Somos colaboradores de la evangelización en el mismo grado que el párroco y el obispo. Pero sí buscamos la comunión’, tanto de los párrocos como del obispo local. Lastimosamente muchas veces, por ignorancia o tradicionalismo cerrado, nos desconocen, nos marginan, nos condenan y nos persiguen.

Las CEBs hemos sido confirmadas por el papa Pablo 6° en su carta ‘El Anuncia del Evangelio’ de 1975: “Serán un lugar de evangelización en beneficio de las comunidades más vastas, especialmente de las Iglesias particulares, y serán una esperanza para la Iglesia universal...: buscan su alimento en la Palabra de Dios...; evitan la tentación siempre amenazadora de la contestación sistemática...; permanecen firmemente unidas a la Iglesia local en la que ellas se insieren y a la Iglesia universal; guardan una sincera comunión con los Pastores...; crecen cada día en responsabilidad, celo, compromiso e irradiación misioneros; se muestran universalistas” (EN 58).

3. AL SERVICIO DEL REINO  

Todos los bautizados tenemos la misma misión con 3 compromisos ineludibles: ser profetas en palabras y hechos anunciando el Reino y denunciando lo que lo destruye, ser sacerdotes presentándonos a Dios como Pueblo fraterno (Romanos 12,1) y ser reyes-pastores organizándonos para la extensión del Reino de Dios.

Lastimosamente con la integración de la jerarquía al imperio romano en tiempos del emperador Constantino, siglo 4, el clero se identificó al sacerdocio del Antiguo Testamento, considerándose como sagrado, es decir separado del resto de los bautizados. A pesar de que el Concilio reconoció que el primer sacerdocio es el de los bautizados, muchos sacerdotes no se ponen al servicio de este sacerdocio como lo pide el Concilio en su Documento ‘El orden sacerdotal’.

Jesús fue laico; es su vida que fue sacerdotal. Por eso la Carta a los Hebreos declaró que era el único sacerdote. En la primitiva Iglesia todos eran laicos, y como comunidad eran el sacerdocio de Jesús sin que alguno tenga la exclusividad. La misión de Jesús fue de ser el Mesías, es decir el profeta del Reino, que es “lo único absoluto; el resto es relativo” tal como lo escribió el papa Pablo 6° (EN, 8). Lo dijo el mismo Jesús: “Busquen primero el Reino de Dios; lo demás vendrá por añadidura” (Mateo 6,33).

En la sinagoga de Nazaret, explicó claramente cuál iba a ser su misión (Lucas 4,18-19): “Llevar buenas nuevas a los pobres: Anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, despedir libres a los oprimidos y anunciar el año de la gracia del Señor”, es decir, celebrar un Jubileo. Este consistía a cumplir con las leyes de los años sabáticos y jubilares, que eran 4: Perdonar las deudas, liberar a los esclavos, dejar descansar la tierra durante un año y devolver su propietario a su legítimo dueño si la haya perdido. Era la manera de cumplir lo escrito en el Deuteronomio 15,4: “¡No ha de haber pobres en medio de ti!” Jesús vino para desterrar la pobreza porque los pobres son los primeros herederos y protagonistas del Reino de Dios junto a los que optan por los pobres identificándose a ellos y asumiendo sus causas.

4. Desterrar el sistema capitalista

María, la madre de Jesús, lo había entendido muy bien cuando, embarazada de Jesús fue a visitar a su prima Isabel, agradeció a Dios diciendo: “El Poderoso muestra su misericordia siglo tras siglo. Dio un golpe con todo su poder: Deshizo a los soberbios y sus planes. Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos como lo había prometido a nuestros padres” (Lucas 1,50-54).

Así lo dice también san Pablo en su carta a los Efesios (6,12-13): “Nos no estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras… Por eso pónganse la armadura de Dios…” Decía monseñor Leonidas Proaño (+ 1989): “Nos enfrentamos a un sistema de muerte que tenemos que enfrentar y sustituir por un sistema de vida conforme a los valores del Reino”.

Actualmente en Ecuador estamos particularmente castigados con los 3 últimos gobiernos que hemos tenido. Están priorizando la acumulación de riquezas en pocas manos porque las actuales estructuras “hacen a los ricos más ricos a costa de los pobres más pobres” (Puebla 29, citando al papa Juan Pablo 2°). Felices muchos países están saliendo del sistema capitalista como Cuba y Venezuela y van a integrar el grupo de los ‘BRICS’: Brasil, China, India, China y Sudáfrica) y muchos otros. Cada vez más organizaciones defienden los derechos humanos de las personas y de los pueblos. Se organizan Medios de Comunicación alternativas para informarnos según la verdad. Muchos países se convierten a la cosmovisión del Bien Vivir y Convivir latinoamericano o del Ubuntu en África: “¡Soy yo cuando eres tú y somos nosotros!”

Por eso debemos implicarnos en política que es la organización del convivir mediante la promoción del Bien Común y de los derechos humanos. Nuestra fe tiene una dimensión política porque el Reino lo abarca todo: “Los que se consideran jefes de las naciones actúan como dictadores, y los que ocupan cargos abusan de su autoridad. Pero no será así entre ustedes. Por el contrario, el que quiera ser el más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor de todos” (Marcos 10,42-43). Nuestros obispos latinoamericanos nos advirtieron en su Documento de Puebla: “Esta instrumentalización (del Evangelio) puede provenir de los propios cristianos y aun de sacerdotes y religiosos, cuando anuncian un Evangelio sin incidencias económicas, sociales, culturales y políticas. En la práctica, esta mutilación equivale a cierta colusión (o complicidad) con el orden establecido” (558).

El papa Francisco, en su Carta ‘Todos somos hermanos y hermana’ nos diseña 4 caminos para construir una hermandad universal que es la meta del Reino: ‘La fraternidad sin frontera, la amistad social, el amor político y una espiritualidad liberadora’ a imagen del Buen Samaritano (Lucas 10,25).

¡Ánimo en nuestras CEBs para fortalecernos como Iglesia de los pobres en el servicio del Reino a favor de una Iglesia renovada y una sociedad nueva! “¡No temas, pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino!” (Lucas 12,32).

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