viernes, 27 de agosto de 2021

Las CEBs: más de 60 años de sinodalidad

 

LAS  CEBs  CON  MIRAS  A  LA  ASAMBLEA  ECLESIAL  DE  MÉXICO Las  CEBs  y  la  Sinodalidad

 

Compilación de textos, Pedro Pierre, Guayaquil, 2021.

 

CONTENIDO:

Introducción: Primavera eclesial

 parte :   LA VITALIDAD DE LAS CEBs EN AMÉRICA LATINA

1.       Las CEBs son el “primero y fundamental nivel eclesial”, José Marins.

2.       El Documento de Aparecida y las CEBs:

-          Alteraciones, Manuel Godoy.

-          Comentarios, Pedro Pierre.

-          Las CEBs en Aparecida, José Marins.

3.       El proceso de las CEBs: Contexto actual y perspectivas, Francisco de Aquino.

4.       Identidad de las CEBs, Comunidad Abel Tacuri, Pedro Pierre.

  parte :  CEBs  y  SINODALIDAD

1.       CEBs y Sinodalidad, Juan A. D.

2.       La gran novedad de sinodalidad vivida por las CEBs desde más de 55 años, Pedro Pierre.

3.       La Iglesia de los Pobres con las CEBs: Rupturas y novedades en América Latina, Pedro Pierre.

Conclusión: La sinodalidad es social y eclesial, Pedro Pierre.

 

¡Si no sabemos de dónde venimos, tampoco sabremos adónde tenemos que ir!

 

INTRODUCCIÓN :  Primavera  eclesial.

 

Estamos en un tiempo de gracia, en medio de grandes sufrimientos. El papa Francisco quiere una renovación eclesial y se esmera para lograrlo, apoyándose en las intuiciones del Concilio Vaticano 2°. Uno de los mayores signos de este afán papal es la convocación de una “Asamblea Eclesial para América Latina y El Caribe” para noviembre próximo en México.

El papa Francisco se da cuenta de la gran crisis que atraviesa la Iglesia y la Humanidad. Aprovecha su conocimiento de la Iglesia Latinoamericana para abrir caminos nuevos como la sinodalidad, la opción por los pobres, el compromiso por los Derechos Humanos y de la Naturaleza. Ya en 2007 los obispos latinoamericanos pedían insistentemente “una fuerte conmoción” (Aparecida 362) en toda la Iglesia. Parece que ha llegado ese momento.

        Las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base) nos sentimos agradecidas por las opciones del papa Francisco porque, desde unos 55 años, hemos sido los protagonistas de una nueva manera de ser Iglesia, más conforme a la de los primeros cristianos. Somos “la Iglesia de los Pobres” que soñaba el ‘buen papa’ Juan 23. El mismo Concilio Vaticano 2° cierra el tiempo de la cristiandad y abre la alternativa de la Iglesia de los Pobres, sinodal en sus estructuras y al servicio de la liberación.

        Vamos a evaluarnos como CEBs y como Iglesia sinodal al servicio del Reino, para fortalecernos en el crecimiento de esta Iglesia de los Pobres y en el cambio de sistema global “que crea ricos más ricos a costa de pobres más pobres” (Puebla 30).

 

  parte :  LA  VITALIDAD  DE  LAS  CEBs  EN  AMÉRICA  LATINA

 

1.   LAS CEBs SON EL ‘PRIMERO Y FUNDAMENTAL NIVEL ECLESIAL’, José Marins.

 

Soy el P. José Ferrari Marins, ordenado en el comienzo de 1956 (Basílica San Paulo extramuros, Roma). Al volver de Europa, donde he estudiado, estuve 5 años en parroquias de mi arquidiócesis Botucatu, SP. (Recientemente, otros años en razón de la pandemia, no pude viajar). A pedido de Pio XII, mi arzobispo D. Henrique G. Trindade me ha colocado, a servicio del movimiento M. Mejor y de la CNBB (Línea 1, clero, por 7 años). Después en el CELAM en Bogotá, adjunto de Mons. Pirônio. Entonces he acompañado el episcopado brasileño al Vaticano II. Después, para presentarlo me incumbieron formar un equipo misionero e itinerante (3 curas y 2 religiosas). Por 50 años hemos acompañado 13 países de Asia; toda América Latina y Caribe, muchas veces en USA y Canadá, Australia y New Zelanda. Menos intenso en Europa y muy poco en África.

Encuentro con algunos obispos (2021).

 

Para hablar específicamente sobre el “primero y fundamental nivel eclesial” (Med. 15,10), o sea el modelo histórico de las CEBs, debemos considerar algunos de sus esenciales aspectos teológicos-pastorales, históricos. Indicaremos 20 referencias.

1.       Después de la Ascensión de Jesús, sus discípulos y apóstoles continuarán reuniéndose en las casas. A partir del siglo IV, el Imperio Romano torno obligatorio el Cristianismo. Ha sido necesario usar las basílicas, para recibir los fieles. Desaparece la Iglesia de la casa. Surgen las parroquias para acoger la gente bajo la autoridad de los curas, formando comunidades de comunidad. Ese modelo histórico se llamó: CEBs. (Comunidades eclesiales de base).

2.       La asamblea de Medellín ha sido fruto de nuestros Padres Conciliares convencidos que era el momento de dejar la época medieval y el modelo feudal, para tener en cuenta la modernidad desde la perspectiva del Evangelio. La estratégica ha sido desde abajo (desde las periferias), con comunidades pequeñas donde la gente se conoce directamente y participa un clima de corresponsabilidad y se inserta en los grupos humanos, principalmente donde hay semillas del Verbo (Ad Gentes Cap. II,11). Las CEBs son totalidad de Iglesia en grupos pequeños (12 a 20 participantes).

3.       La aprobación de Paulo VI a la Asamblea de Medellín alcanza todo el mundo católico (cf. Ev. N.58) no solo, América Latina. Lumen Gentium dice: “Esas comunidades, aunque sean frecuentemente pequeñas y pobres, o vivan en la dispersión, está presente Cristo, por cuya virtud se congrega la Iglesia, una, santa, católica y apostólica”. Son el modo de toda la Iglesia ser. América Latina “reinventa” la Iglesia (L. Boff) y pasa a ser Iglesia “fuente”.

4.       Se trata de una nueva manera de ser Iglesia. Por ellas, todos los bautizados están consagrados para la misión sacerdotal, profética y real. En su área, las CEBs realizan el culto con la misión que Jesús les dio, así como el servicio por los más necesitados. Evitan que la Iglesia sea auto centrada y clerical. En los últimos 50 años ellas surgirán en muchísimas diócesis. Los dos Papas antes de Francisco han apoyado los Movimientos eclesiales (organizaciones que surgen y desaparecen según las urgencias pastorales de grupos bíblico, políticos, jóvenes...). No tienen la totalidad eclesial de las CEBs. Son dones del Espírito para un tiempo.

5.       El Concilio de Trento (1545-63) ha sido un modelo parroquial. El Vaticano II (1962-65) optó por otro modelo, el de las CEBs, que llega a donde la parroquia no llega. Es fermento evangélico, que actúa principalmente por el testimonio individual y comunitario.

6.       La comunidad eclesial es como el dibujo de un Círculo que mantiene la misma distancia del centro. Todos pueden verse de frente. El centro ofrece unidad a todos.

7.       Se trata del Pueblo de Dios en camino sinodal, con Jesús y el Espíritu, hacia el Reino. Sin esas raíces se pierde el “sensus fidelium” (la participación de la gente) e irrumpe el clericalismo.

8.       Los seguidores de Jesús, desde siempre, se reunían en pequeñas comunidades locales que permitían la vida fraterna (no eran individualistas), juntos evaluaban las situaciones reales de vida, intercambiando conocimientos e informaciones, juntos partían y repartían el pan en memoria de Jesús, servían a los más necesitados. Trabajaban en equipo.

9.       Anunciar el Reino de Dios ha sido siempre la meta de la vida de los cristianos. Ese compromiso misionero acontecía primero por su testimonio personal y colectivo. Siendo necesario era también comunicado por la palabra revelada.

10.   Tienen las características del pueblo y del lugar adonde surgen. Pero con eso no pierden sus características esenciales. Pueden y deben inculturarse porque el modelo eclesial puede ser cambiado, pero no la fe.

11.   La comunidad no está para servir al clero, tampoco para agotarse hacia dentro, en el servicio interno de una parroquia. La Iglesia no es meta en sí misma. Es levadura evangélica para todo el mundo, hasta el confín de la tierra.

12.   Ellas manifiestan las cinco presencias de Jesús: 1. en la Eucaristía (Mt 26,26); 2. en la Palabra (Jo 1,1-4); 3. en la comunidad (Mt 18,20); 4 con los que sufren (Mt 25,34ss); 5. en la misión (Mt 28,20).

13.   Las comunidades pueden liberarnos de los mitos, pueden ser como bisagras porque viven de una fe que no se mezcla con magias. No se meten con las religiones pos-modernas confiando en poderes secretos y extraordinarios de piedras, líquidos, alimentos, instrumentos atómicos... plantas milagrosas o personas “sagradas”.

14.   No participan del mercado religioso que promete triunfos en todos los sectores humanos, y por “gracia de Dios” viene efectivamente enriqueciendo a los pastores fieles. Efectivamente se trata de una nueva teología, llamada “de la prosperidad”, que Jesús de Nazaret no tuvo oportunidad ni tiempo de aplicar para organizar y desarrollar su pobre grupo de apóstoles. Con los de Jesús, optamos por gestos del samaritano, que cambia su programa para asistir a los caídos en el camino.

15.   La gente de las CEBs está dentro del mundo urbano del trabajo, del transporte, de la vivienda, de las drogas, de la explotación, de los mendicantes, de la gente de la calle, del trabajo y prostitución infantil... en fin, vive en contacto directo con los problemas urbanos. Esos cristianos pueden estar en la zona rural, pero ya tienen una mentalidad de la ciudad.

16.   Las pequeñas comunidades eclesiales se tornan un punto de propuestas y programas contemporáneos. Las parroquias y su clero no están en contacto permanente con lo que es la vida contemporánea fuera de los espacios parroquiales. Los “Medios” crean y controlan los fines de semana. La TV y los celulares no dejan tiempo para serias reflexiones de grupos. Lo inmediato, lo explosivo, lo magnifico... son atracciones poderosas, imponen prioridades diferentes y hasta opuestas a la tradición religiosa. La clase media va a las playas. Los demás al patio trasero de la casa o de amigos, a montar una barbacoa con bebidas y músicas.

La gente de la comunidad, jóvenes y adultos, vive en contacto diario con los colegas, deportados, trabajadores, estudiantes... tiene experiencia personal de lo que está pasando y como la gente piensa y actúa. Las CEBs pueden tornarse un punto alternativo en la realidad contemporánea, por lo menos un primero contacto.

17.   Los jóvenes que todavía participan de las parroquias se encuentran con una teología y liturgia como si fuera lenguaje y actitudes de otro planeta. Los términos y símbolos, las propuestas y evaluaciones no alcanzan a transmitir la atracción típica del mensaje de Jesús, a no ser cuando pueden dialogar abiertamente con colegas en que confían.

18.   La gente común no alcanza a hacer frente a los políticos de carrera. Las CEBs necesitan de autonomía para caber en cualquier espacio moderno... Viven (navegan) en una realidad amplia que la mayoría del clero no conoce, no entiende, y no sabe cómo “evangelizarla”.

19.   La gente sincera siente urgencia para que se pueda encontrar, conocer, reconocer lo positivo de otras religiones, máxime cuando viven con la misma revelación cristiana. Porque, después del Vaticano II, en estos últimos 50 años, prácticamente el ecumenismo se quedó para reuniones de los biblistas y teólogos. También hay gente no interesada por estar con otras tradiciones cristianas a no ser cuando para intentar convencerlos de que andan errados y deben “convertirse” pasando al grupo que les está “salvando” ahora. La experiencia, entretanto, ha demostrado que es posible conocerse, respetarse, practicar la gente honesta y sincera y de diferente credo.

20.   Las pequeñas comunidades eclesiales, aún con diferentes nombres y modelos, no son facultativas. Hay que hacer la experiencia.

Eso es lo que está pasando con las CEBs. 

 

2.   EL DOCUMENTO DE APARECIDA Y LAS CEBs

Alteraciones, Comentarios y Valoración de las CEBs

 

Comparación de textos: Manuel Godoy, Brasil. agosto de 2021.

Comentarios sobre lo suprimido y lo añadido, Pedro Pierre.

Textos de Aparecida sobre las CEBs, José Marins.

PRESENTACIÓN

1.       El Documento de Aparecida es de gran valor para la Iglesia latinoamericana: la centra sobre su misión. A pesar de la censura del CELAM y/o del Vaticano, las CEBs son valoradas y confirmadas.

2.       En la última versión presentada en la Asamblea para votar el texto definitivo, ¡todo lo referente a las CEBs había desaparecido! Las protestas de unos 10 presidentes de Conferencias Episcopales Nacionales hicieron que se volviera a poner lo desaparecido. Ese es el texto del Magisterio latinoamericano, publicado en las redes ese mismo día.

3.       Luego se presenta el texto al Vaticano. El texto final presenta supresiones y añadidos. No se sabe si estos son el fruto:

-          del secretariado latinoamericano del CELAM (Consejo Episcopal Latino Americano) o

-          del Vaticano, donde lo revisaron todos los departamentos o

-          de los dos, CELAM y Vaticano.

 

A. COMPARACIÓN DE TEXTOS: EL ORIGINAL Y LO CENSURADO (Manuel Godo).

 

Observaciones

-          Las partes en rojo fueron eliminadas

-          En azul, lo añadido; y,

-          En verde, lo que cambió de lugar.

 

TEXTO VOTADO EN APARECIDA

TEXTO ‘DEFINITIVO’ QUE VINO DEL VATICANO

5. 2. 3. 1. Comunidades Eclesiales de Base y Pequeñas comunidades

193. En la experiencia eclesial de América Latina y El Caribe, las Comunidades Eclesiales de Base con frecuencia han sido verdaderas escuelas que forman discípulos y misioneros del Señor, como testimonia la entrega generosa, hasta derramar su sangre, de tantos miembros suyos. Ellas recogen la experiencia de las primeras comunidades, como están descritas en los Hechos de los Apóstoles (cf. Hch 2,42-47). Medellín reconoció en ellas una célula inicial de estructuración eclesial y foco de evangelización. Arraigadas en el corazón del mundo, son espacios privilegiados para la vivencia comunitaria de la fe, manantiales de fraternidad y de solidaridad, alternativa a la sociedad actual fundada en el egoísmo y en la competencia despiadada.

5. 2. 3. Comunidades Eclesiales de Base y Pequeñas comunidades

178. En la experiencia eclesial de algunas iglesias de América Latina y de El Caribe, las Comunidades Eclesiales de Base han sido escuelas que han ayudado a formar cristianos comprometidos con su fe, discípulos y misioneros del Señor, como testimonia la entrega generosa, hasta derramar su sangre, de tantos miembros suyos. Ellas recogen la experiencia de las primeras comunidades, como están descritas en los Hechos de los Apóstoles (cf. Hch 2, 42-47). Medellín reconoció en ellas una célula inicial de estructuración eclesial y foco de fe y evangelización (87). Puebla constató que las pequeñas comunidades, sobretodo las comunidades eclesiales de base, permitieron al pueblo acceder a un conocimiento mayor de la Palabra de Dios, al compromiso social en nombre del Evangelio, al surgimiento de nuevos servicios laicales y a la educación de la fe de los adultos (88), sin embargo también constató “que no han faltado miembros de comunidad o comunidades enteras que, atraídas por instituciones puramente laicas o radicalizadas ideológicamente, fueron perdiendo el sentido eclesial” (89).

194. Queremos decididamente reafirmar y dar nuevo impulso a la vida y misión profética y santificadora de las CEBs, en el seguimiento misionero de Jesús. Ellas han sido una de las grandes manifestaciones del Espíritu en la Iglesia de América Latina y El Caribe después del Vaticano II. Tienen la Palabra de Dios como fuente de su espiritualidad, y la orientación de sus Pastores como guía que asegura la comunión eclesial. Despliegan su compromiso evangelizador y misionero entre los más sencillos y alejados, y son expresión visible de la opción preferencial por los pobres. Son fuente y semilla de variados servicios y ministerios a favor de la vida en la sociedad y en la Iglesia.

195. Las Comunidades Eclesiales de Base, en comunión con su obispo y el proyecto de pastoral diocesana, son un signo de vitalidad en la Iglesia, instrumento de formación y de evangelización, y un punto de partida válido para la Misión Continental permanente. Ellas podrán revitalizar las parroquias desde su interior haciendo de las mismas una comunidad de comunidades. Después del camino recorrido hasta ahora, con logros y dificultades, es el momento de una profunda renovación de esta rica experiencia eclesial en nuestro continente, para que no pierdan su eficacia misionera sino que la perfeccionen y la acrecienten de acuerdo a las siempre nuevas exigencias de los tiempos.

179. Las comunidades eclesiales de base, en el seguimiento misionero de Jesús, tienen la Palabra de Dios como fuente de su espiritualidad y la orientación de sus Pastores como guía que asegura la comunión eclesial. Despliegan su compromiso evangelizador y misionero entre los más sencillos y alejados, y son expresión visible de la opción preferencial por los pobres. Son fuente y semilla de variados servicios y ministerios a favor de la vida en la sociedad y en la Iglesia. Manteniéndose en comunión con su obispo e insertándose al proyecto de pastoral diocesana, las CEBs se convierten en un signo de vitalidad en la Iglesia particular. Actuando así, juntamente con los grupos parroquiales, asociaciones y movimientos eclesiales, pueden contribuir a revitalizar las parroquias haciendo de las mismas una comunidad de comunidades. En su esfuerzo de corresponder a los desafíos de los tiempos actuales, las comunidades eclesiales de base cuidarán de no alterar el tesoro precioso de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia.

196. Junto a las CEBs, hay otras variadas formas de pequeñas comunidades eclesiales, grupos de vida, de oración y de reflexión de la Palabra de Dios, e incluso redes de comunidades. El Espíritu las va haciendo florecer como respuesta a los nuevos desafíos de la evangelización. La experiencia positiva de estas comunidades hace necesaria una especial atención para que tengan a la Eucaristía como centro de su vida y crezcan en solidaridad e integración eclesial y social.

 

180. Como respuesta a las exigencias de la evangelización, junto con las comunidades eclesiales de base hay otras válidas formas de pequeñas comunidades, e incluso redes de comunidades, de movimientos, grupos de vida, de oración y de reflexión de la Palabra de Dios. Todas las comunidades y grupos eclesiales darán fruto en la medida en que la Eucaristía sea el centro de su vida y la Palabra de Dios sea faro de su camino y su actuación en la única Iglesia de Cristo.

 

B. COMENTARIOS SOBRE LO ELIMINADO, Pedro Pierre.

TEXTOS ELIMINADOS: Color rojo.

(Añadidos en amarillo)

COMENTARIOS

1. Las Comunidades Eclesiales de Base han sido con frecuencia verdaderas escuelas que han ayudado a formar cristianos comprometidos con su fe

1.       Se quita importancia a las CEBs.

2. Medellín reconoció en ellas una célula inicial de estructuración eclesial y foco de fe y evangelización[1] arraigadas en el corazón del mundo, son espacios privilegiados para la vivencia comunitaria de la fe, manantiales de fraternidad y de solidaridad, alternativa a la sociedad actual fundada en el egoísmo y en la competencia despiadada.

2.       Al quitar “de fe”, se ‘corrige’ el Documento de Medellín aprobado por los obispos y el papa.

3.       Se quita características que amenoran la identidad de las CEBs.

3. Queremos decididamente reafirmar y dar nuevo impulso a la vida y misión profética y santificadora de las CEBs, en el seguimiento misionero de Jesús. ellas han sido una de las grandes manifestaciones del espíritu en la iglesia de América Latina y El Caribe después del Vaticano II.

4.       Aquí no se retoma el compromiso ‘decidido’ por las CEBs, de los obispos en Puebla.

5.       También se quita la expresión significativa de Vaticano 2: 0signos de los tiempos’.

4. Las CEBs se convierten en un signo de vitalidad en la iglesia particular y un punto de partida válido para la misión continental permanente actuando así, juntamente con los grupos parroquiales, asociaciones y movimientos eclesiales, pueden contribuir a revitalizar las parroquias desde su interior haciendo de las mismas una comunidad de comunidades. Después del camino recorrido hasta ahora, con logros y dificultades, es el momento de una profunda renovación de esta rica experiencia eclesial en nuestro continente, para que no pierdan su eficacia misionera, sino que la perfeccionen y la acrecienten de acuerdo a las siempre nuevas exigencias de los tiempos.

 

6.       Se busca limitar el impacto de las CEBs a la Iglesia particular y eliminar la dimensión continental.

7.       Se quita la dimensión misionera… que es el gran compromiso propuesto por Aparecida.

 

5. El espíritu las va haciendo florecer como respuesta a los nuevos desafíos de la evangelización. La experiencia positiva de estas comunidades hace necesaria una especial atención para que tengan a la Eucaristía como centro de su vida y crezcan en solidaridad e integración eclesial y social.

8.       No se quiere reconocer que las CEBs son frutos del Espíritu para nuestro tiempo tanto en la Iglesia como en la sociedad. Las opciones de Juan Pablo 2° y Benedicto 16 eran los movimientos carismáticos.

 

CONCLUSIÓN: Estas eliminaciones manifiestan:

-          Una grave falta de respeto a los obispos, a una Asamblea del Magisterio latinoamericano, al mismo papa Pablo 6° (en caso de Medellín) y, por supuesto, a los pobres.

-          Se busca invisibilizar la capacidad de los pobres de cambiar la Iglesia y la sociedad a la luz del ejemplo de Jesús.

-          El Vaticano no quiere un desarrollo específico de la Iglesia Latinoamericana.

-          La opción por los pobres está totalmente atropellada.

 

C. COMENTARIOS SOBRE LO AÑADIDO, Pedro Pierre.

TEXTOS AÑADIDOS: Color amarillo

(Eliminados en rojo)

COMENTARIOS

En la experiencia eclesial (a) de algunas iglesias de América Latina y de El Caribe, las Comunidades Eclesiales de Base han sido (1) con frecuencia verdaderas] escuelas que han ayudado a formar (b) cristianos comprometidos con su fe, discípulos y misioneros del Señor…

Medellín reconoció en ellas una célula inicial de estructuración eclesial y foco de fe y evangelización

a)      Se limita la presencia de las CEBs a ‘algunos’ países. No se quiere reconocer que son un fenómeno latinoamericano.

b)      Tampoco se quiere aceptar que las CEBs son el resultado de un compromiso de fe (2 veces en el mismo párrafo).

 

(c) Puebla constató que las pequeñas comunidades, sobre todo las comunidades eclesiales de base, permitieron al pueblo acceder a un conocimiento mayor de la palabra de dios, al compromiso social en nombre del evangelio, al surgimiento de nuevos servicios laicales y a la educación de la fe de los adultos[2], sin embargo también constató “que no han faltado miembros de comunidad o comunidades enteras que, atraídas por instituciones puramente laicas o radicalizadas ideológicamente, fueron perdiendo el sentido eclesial.

c)       Además de los buenos frutos, se hace notar las falencias… que les hacen perder ‘el sentido eclesial’.

 

(d) Las CEBs se convierten en un signo de vitalidad en la iglesia particular. y un punto de partida válido para la misión continental permanente.] actuando así, juntamente con los grupos parroquiales, asociaciones y movimientos eclesiales, pueden contribuir a revitalizar las parroquias

d)      No se quiere reconocer que las CEBs son un signo para la Iglesia universal como lo reconoció el papa Juan Pablo 2°.

Se las asimila a los demás ‘grupos parroquiales’, quitándoles su identidad eclesial… que no tienen los ‘movimientos’.

(e) en su esfuerzo de corresponder a los desafíos de los tiempos actuales, las comunidades eclesiales de base cuidarán de no alterar el tesoro precioso de la tradición y del magisterio de la iglesia como respuesta a las exigencias de la evangelización,

 

e)      Se hace a las CEBs 2 recomendaciones No ‘alterar el precioso tesoro:

-          de la tradición’…

-          como si las CEBs no retomaran la tradición de las primeras Comunidades cristianas.

-          Ni la del ‘magisterio de la Iglesia’…

-          como si las CEBs fuéramos una Iglesia paralela y no una ‘Iglesia completa’.

(f) Junto con las comunidades eclesiales de base, hay otras variadas válidas formas de pequeñas comunidades, eclesiales e incluso redes de comunidades, de movimientos, grupos de vida, de oración y de reflexión de la Palabra de Dios

f)        Se sustituye ‘variadas’ a ‘válidas’ formas de pequeñas comunidades y se añade los ‘movimientos’, como si los ‘movimientos fueran comunidades…

(f) Todas las comunidades y grupos eclesiales darán fruto en la medida en que la Eucaristía sea el centro de su vida y la Palabra de Dios sea faro de su camino y su actuación en la única Iglesia de Cristo.

g)      Las orientaciones dan a entender que las CEBs

-          No dan mayor importancia a la Eucaristía,

-          Ni a la Palabra de Dios

-          Y que no actúan dentro de la Iglesia.

 

CONCLUSIONES: Estos textos eliminados y añadidos manifiestan un gran atropellado a las CEBs.

-          Dan una imagen muy tergiversada de las CEBs dando a entender una serie de realidades que no son exactas.

-          Es un atropello vergonzoso a los obispos latinoamericanos, a los pobres y a las CEBs.

-          Hacen ver el propósito de marginar y eliminar las CEBs, fruto del Espíritu, e impedir todo cambio significativo en la Iglesia.

-          En definitiva, no se admite que las CEBs son una realidad significativa tanto en la Iglesia universal como en la sociedad.

-          Tampoco se las reconoce tales como las define Medellín: “El primer y fundamental nivel eclesial” (10,15), que es un acto del Magisterio Latinoamericano confirmado por el papa Pablo 6°.

Hacemos voto para que se rectifique esta situación en la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe.

 

II. LO QUE DICE APARECIDA DE LAS CEBs, José Marins, 2007.

 

  1. Las CEBs son escuelas de formación:
    1. de cristianos comprometidos con su fe;
    2. de discípulos misioneros
  2. Miembros de las CEBs han dado el testimonio de una entrega generosa hasta derramar su sangre (mártires)
  3. Ellas retoman la experiencia de las Primeras Comunidades Cristianas (Hechos 2,42-47).
  4. Son célula inicial de estructuración eclesial; focos de fe y de evangelización 
  5. Llevan el Pueblo a la Palabra de Dios;
  6. Llevan al compromiso social en nombre del Evangelio;
  7. Hacen surgir nuevos servicios laicales;
  8. Educan los adultos en la fe
  9. Las CEBs tienen espiritualidad y comunión eclesial, fundamentadas en la Palabra de Dios y en las orientaciones de sus pastores
  10. Son misioneras evangelizando los más sencillos y alejados
  11. Son expresión visible de la opción preferencial por los pobres.
  12. Son fuente y semilla de vida a través de múltiples servicios y ministerios en la sociedad y en la Iglesia
  13. Son signo de vitalidad en la Iglesia Particular
  14.  Pueden contribuir para revitalizar las parroquias (como comunidad de comunidades)
  15. Como los demás miembros e instituciones eclesiales cuidarán del tesoro de la Tradición y del Magisterio.
  16. Buscan que la Eucaristía sea el centro de su vida y la Palabra de Dios el faro de su camino y actuación.

 

EN SINTESIS

  1. Las CEBs perseveran (resisten a las crisis y no están decadentes), porque:

o   Florecen n. 99e

o   Manifiestan frutos del Espíritu y de comunión n. 307

o   Han sido fieles hasta el martirio n.178

  1. Las CEBs renacen porque:

§  Viven la Palabra de Dios n. 178

§  El compromiso social n. 178

§  Despiertan nuevos ministerios en la sociedad y en la Iglesia n. 178

§  Son misioneras n. 179

§  Eucarísticas n. 180

§  Espiritualidad y comunión eclesial n. 179

  1. Las CEBs sorprenden porque:

Ø  Retoman la experiencia de las primeras comunidades cristianas n. 178

Ø  Fieles a la Tradición y al Magisterio n. 179

Ø  Optan por los pobres n. 179

Ø  Son escuelas de formación (n. 178). Educan los adultos en la fe (n.178). Preparan discípulos y misioneros para la nueva evangelización (n. 307)

Ø  Revitalizan tanto las parroquias (n. 179) como la Iglesia Particular (n. 179)

Ø  Válido punto de partida para la Misión Continental (4ª redacción n. 195)

 

3.  CEBs :  CONTEXTO  ACTUAL  Y  PERSPECTIVAS,  Francisco  de  Aquino  Júnior [3]

 

Brasil, agosto de 2021.

Aunque se pueda discutir si la Constitución Dogmática Lumen Gentium deba ser considerada la “piedra angular” de todos los documentos conciliares[4], no se puede negar que, desde el final de la primera sesión, bajo la fuerte influencia de los cardenales Suenens y Montini, se fue imponiendo cada vez más la tesis de que la discusión sobre la Iglesia era el gran objetivo del Concilio. Y en esa discusión, un punto fundamental se refiere a la estructura social de la Iglesia que es inseparable de su misión de ser “signo e instrumento” de salvación o del reinado de Dios en este mundo.

                Es verdad que el Vaticano II no superó completamente la comprensión clerical clásica de la Iglesia, formulada en términos de “jerarquía y laicado”. Pero, al comenzar hablando del “pueblo de Dios” y, sólo después, distinguir en ese pueblo los distintos carismas y ministerios, el Concilio puso las bases para una comprensión de la Iglesia como “comunión” que después se va a explicitar y formular en términos de “comunidad, carismas y ministerios”[5].

                Esa nueva comprensión de la Iglesia encontró en las comunidades eclesiales de base (CEBs) en América Latina su expresión más básica, más creativa y más fecunda. La Iglesia como pueblo de Dios con sus carismas y ministerios se realiza primariamente en comunidades concretas que se constituyen como lugar de oración, de vida fraterna y de compromiso con los pobres y marginados y como lugar donde se ejercitan y se desarrollan carismas y ministerios importantes y necesarios para la vida de la comunidad y el ejercicio de su misión en el mundo. Esas comunidades de base son en sí mismas y simultáneamente “signo” (expresión) e “instrumento” (mediación) de salvación o del reinado de Dios en este mundo.

                Aquí está una de las intuiciones y una de las características más importantes y más originales del proceso de recepción del Concilio en América Latina: la traducción/concreción del “pueblo de Dios” en términos de “comunidad eclesial de base”. Ciertamente la Iglesia como pueblo de Dios no se agota en la comunidad de base, pero tiene ahí su expresión más elemental y más fundamental. Y ciertamente la Iglesia latino-americana desarrolló muchos otros procesos creativos y fecundos de comunión eclesial (colegialidad episcopal, comprensión y ejercicio del ministerio episcopal y presbiteral, vida religiosa inserta, carismas y ministerios, estructuras de coordinación pastoral etc.), pero todos esos procesos, de alguna forma, están vinculados a esa expresión básica y fundamental del pueblo de Dios que es la comunidad eclesial de base.

En el Documento (15,10) sobre “Pastoral de Conjunto”, Medellín habla de las “comunidades de base” como:

1.       Pequeñas comunidades que permiten la “convivencia personal fraterna”;

2.      “Comunidades de fe, esperanza y caridad”;

3.      “Primer y fundamental núcleo eclesial” o “célula inicial de la estructura eclesial” y

4.      Renovación de la parroquia;

5.      “Foco de evangelización” y “factor primordial de promoción humana”;

6.      Comunidades que tienen sus “lideres o dirigentes” y en las que todos los miembros asumen la misión “sacerdotal, profética y real”;

7.      Finalmente, como “un signo de la presencia de Dios en el mundo”[6].

Las CEBs marcaron decisivamente el proceso de recepción del Concilio en América Latina y por décadas se impusieron como el hecho eclesial y social más importante de nuestra Iglesia. Mucho se ha escrito sobre ellas, tanto desde el punto de vista teológico-eclesial, cuanto desde el punto de vista sociocultural[7]. Un aspecto decisivo, aunque tenso y ambiguo, para esa importancia de las CEBs y el carácter institucional que ellas adquieren en las conferencias de Medellín y Puebla. Aparecen en los documentos finales de esas conferencias no sólo como una experiencia identificada y hasta valorizada en América Latina, sino como proyecto pastoral o, en todo caso, como parte integrante y fundamental del proyecto pastoral que se diseña y se propone para el conjunto de la Iglesia latinoamericana. Es verdad que esto nunca fue tan tranquilo y consensuado como puede parecer a primera vista y que fue, inclusive, uno de los puntos tensos y controvertidos en Puebla. Pero no se puede minimizar el hecho de que, en medio de tensiones y conflictos, fueron asumidas oficialmente como orientación/ propuesta pastoral para todo el continente y que eso fue asumido por una parte significativa de la Iglesia y en un contexto de creciente movilización y organización social en América Latina.

                Pero esa situación cambió radicalmente en el contexto eclesial que se va diseñando e imponiendo en América Latina a partir de los años 80. Y es de fundamental importancia analizar la actual situación eclesial (diagnóstico) para comprender bien el lugar y las perspectivas de las CEBs en ese nuevo escenario eclesial (pronóstico).

 

I – CONTEXTO ECLESIAL ACTUAL

                Las CEBs aparecen en Medellín y Puebla en el contexto y en el horizonte más amplios de recepción del Concilio y renovación de la Iglesia en América Latina: el “pueblo de Dios” tiene su concreción más básica y elemental en la “comunidad eclesial de base” y la misión de ser “signo e instrumento” de salvación o del reinado de Dios en el mundo se realiza en la vida fraterna y en el compromiso con los pobres y marginados. Aparecen, por lo tanto, como elemento fundamental de la estructura de la Iglesia (“primer y fundamental núcleo eclesial”, “célula inicial de la estructura eclesial”) y como lugar y forma privilegiados de ejercicio de su misión en el mundo (vida fraterna, opción por los pobres y compromiso con la justicia) y son presentadas oficialmente como proyecto pastoral o, en todo caso, como elemento fundamental del proyecto pastoral que se diseña y se propone para el conjunto de la Iglesia.

                Este aspecto institucional de las CEBs fue fundamental para su desarrollo cuantitativo y cualitativo y para su importancia en la Iglesia y en la sociedad. No obstante sus ambigüedades y contradicciones, sin él no se pueden entender adecuadamente las CEBs ni mucho menos el florecimiento y el impacto socio-eclesial que tuvieron en las décadas de los 70 y 80. Tanto que, en la medida en que la Iglesia latinoamericana, sobre todo a partir de la segunda mitad de los años 80, va tomando otros rumbos pastorales, las CEBs van perdiendo progresivamente fuerza, relevancia y espacio en el conjunto de la Iglesia.

                Es verdad que se continuará hablando de CEBs en la Iglesia, inclusive en los documentos del CELAM y de las conferencias episcopales. Pero, además de las sospechas, advertencias y correcciones que normalmente acompañan o están detrás de esas expresiones, la perspectiva eclesial es muy otra: por un lado, las CEBs ya no aparecen como el “núcleo fundamental” o la “célula inicial” de la estructura eclesial, sino como una organización o hasta como un movimiento entre otros. Por otro lado, y esto es aun más determinante y decisivo, se va imponiendo una comprensión de la misión o evangelización (la llamada “nueva evangelización”) de carácter marcadamente religioso y doctrinal que, aunque no lo niegue explícita y teóricamente, en la práctica, poco a poco, va relativizando y hasta prescindiendo del compromiso con los problemas sociales y del compromiso con los pobres y la justicia social. Se trata de un proceso progresivo (más práctico que teórico) de la cerrazón al mundo y del auto-centrismo eclesial.

                Si las CEBs nacieron y se desarrollaron en un contexto de renovación eclesial y como parte o elemento esencial de ese contexto, a partir de la segunda mitad de los años 80 se encontraron en un contexto eclesial extremadamente adverso, tanto desde el punto de vista de la estructura eclesial, cuanto, sobre todo, desde el punto de vista de la acción pastoral-evangelizadora. Si antes eran asumidas y propuestas oficialmente como parte o aspecto esencial del proyecto pastoral para toda la Iglesia latinoamericana, perdieron esa centralidad institucional y, en la mejor de las hipótesis, son aceptadas y/o toleradas como una posibilidad entre otras, pero ya no como elemento esencial para toda Iglesia.

                Esa pérdida de centralidad institucional repercutió mucho en la importancia y en el lugar de las CEBs en el conjunto de la Iglesia. Por un lado, es cada vez menor el número de comunidades que se reconocen como CEBs, y menor aún el número de comunidades que se identifican y asumen con convicción esa forma de ser Iglesia. Buena parte de las comunidades que existen hoy y de sus líderes nunca oyó hablar de CEBs. Por otro lado, ese modo de ser Iglesia, comprometido con los pobres y marginados y sus luchas y organizaciones, y cada vez más marginal y extraño en la Iglesia. La inmensa mayoría de las comunidades está reducida al culto y a la doctrina y tiene un carácter marcadamente devocional-pentecostal. Y todo eso desafía a las CEBs a repensar su lugar (cada vez más marginal) y su actuación (cada vez más profética) en el conjunto de la Iglesia.

 

II – PERSPECTIVAS PARA LAS CEBS

                Ante todo es preciso reconocer que la Iglesia cambió mucho y cambió en dirección contraria al Concilio Vaticano II y su recepción en América Latina a partir de la Conferencia de Medellín. Y eso tuvo muchas implicancias en la vida de las comunidades eclesiales de base, en cuanto expresión privilegiada del modo de ser Iglesia que se gestó a partir del Vaticano II y de Medellín.

Ese modo de ser Iglesia se hizo cada vez más marginal en el conjunto de la Iglesia. Y no sólo desde el punto de vista de la orientación y conducción pastoral por parte de los ministros ordenados, sino también, y lo que es peor, desde el punto de vista de las bases de la Iglesia y de sus líderes. Sin olvidar ni desconsiderar el peso decisivo que los medios religiosos de cuño pentecostal-devocional-conservador (católicos y protestantes) tiene en el imaginario religioso y en la vivencia religiosa actuales. Tenemos una Iglesia profundamente auto-centrada y clerical. Eso ayuda a comprender, inclusive, las resistencias que el Papa Francisco ha encontrado en su proyecto de renovación eclesial - un verdadero “cisma blanco” en que, aun cuando no se hacen críticas abiertas y hasta se le tejen elogios (“el santo padre”) y se lo cita (¡muy selectivamente!), no se toman en serio o hasta se boicotean sus orientaciones pastorales[8].

                En ese “nuevo” contexto eclesial, las CEBs ocupan un lugar marginal en el conjunto de la Iglesia. En general, en la mejor de las hipótesis, son aceptadas o toleradas como una entre las muchas expresiones eclesiales y una expresión poco relevante y poco atrayente. Y eso ha generado muchas desilusiones y ha desafiado a sus líderes a encontrar formas creativas y eficaces de “conservar la fe” en un mundo y en una Iglesia que, en muchos aspectos, va a contramano del Evangelio de Jesucristo.

Parte de sus líderes históricos más convencidos y creativos fue siendo marginada y excluida de las instancias de articulación y coordinación pastoral de las parroquias y diócesis y/o desilusionándose y apartándose de esas instancias y, poco a poco, perdiendo espacio en las comunidades y pastorales. Aun conservando la fe y reconociéndose como Iglesia, no encuentra más espacio o no se encuentra más en los actuales espacios eclesiales (excesivamente devocionales y reducidos a culto y doctrina y con mentalidades y relaciones de poder profundamente clericales). Esa situación, dolorosa y comprensible, acaba produciendo en la vida de algunas personas un proceso de des-eclesialización de la fe que es trágico para la propia vivencia de la fe. Una nueva versión del “Jesucristo, sí; Iglesia, no”. Ese proceso de des-eclesialización de la fe se da tanto en la medida en que se prescinde explícitamente de la comunidad (no es necesaria) cuanto, y de modo más sutil, en la medida en que, aun afirmando su importancia, no se vincula a ninguna comunidad real/concreta (idealización de la comunidad). Y eso es trágico para la propia vivencia de la fe porque compromete un aspecto fundamental de la fe que es constituirnos real/visiblemente como comunidad (“pueblo de Dios”, “cuerpo de Cristo”, “templo del Espíritu”) y porque, al prescindir de la comunidad real/concreta, acaba reduciendo la fe a una cuestión individual y disolviendo su carácter de cuerpo y/o de fuerza social y, así, comprometiendo su eficacia en el mundo.

Otros líderes, a su vez, han resistido profética y creativamente en comunidades de base, en áreas pastorales, organismos y servicios sociales, en estructuras parroquiales y diocesanas y en articulaciones de sectores populares de la Iglesia. Saben que la Iglesia, en las últimas décadas, tomó un rumbo muy diferente y en muchos aspectos hasta contrarios a los rumbos dados por el Concilio Vaticano II y su recepción en América Latina a partir de la Conferencia de Medellín. En el lenguaje del Papa Francisco, se fue volviendo cada vez más una Iglesia “auto-referencial y auto-centrada” (en vez de una “Iglesia en salida hacia las periferias”) y una Iglesia clerical (en vez de una Iglesia pueblo de Dios con sus carismas y ministerios). Pero saben también que la fe nos hace Iglesia y se vive en Iglesia (comunidad concreta/real y no sólo ideal) y que la misión se realiza como Iglesia y no sólo como individuos (cuerpo o fuerza social) y no se desentienden de ese aspecto fundamental de la fe y de la misión. Por eso resisten profética y creativamente en la vivencia eclesial de la fe y en el ejercicio eclesial de la misión. Y de muchas formas: participando de comunidades y áreas pastorales; asumiendo servicios o ministerios en la comunidad; articulando comunidades y sectores populares de la Iglesia; sensibilizando comunidades y áreas pastorales con los problemas y las luchas del pueblo; vinculando esos problemas y esas luchas a la catequesis, a la lectura de la Biblia y a la liturgia; estando atentos a las diversas situaciones de sufrimiento que marcan la vida de tanta gente; haciendo trabajo de base con adultos, niños/as, adolescentes y jóvenes; despertando, cultivando y acompañando nuevos liderazgos; participando y/o fortaleciendo las áreas pastorales, organismos y servicios sociales en la Iglesia; movilizando actividades eclesiales que abren la Iglesia hacia los grandes problemas del mundo (Campaña de la Fraternidad, Grito de los excluidos, marchas por los derechos, defensa de comunidades y grupos marginados e injusticiados etc.); apoyando y participando de luchas y organizaciones populares etc. Hacen eso en un ambiente eclesial extremadamente adverso, no sin dificultades y hasta sufrimiento, pero como aspecto fundamental e irrenunciable de la forma cristiana de vivir la fe y asumir la misión que nos fue confiada.

El hecho es que las CEBs, como modo de vivir la fe, tienen cada vez más un lugar marginal y una actuación profética en el conjunto de la Iglesia. Más que nunca deben asumir características de “fermento”, de “sal”, de “luz”, de “semilla”. Y eso en un contexto social y eclesial adverso. No se puede hacer de cuenta que nada cambió y seguir organizando grandes encuentros intereclesiales como si las CEBs fuesen la base de toda la Iglesia. No se puede ignorar la sensibilidad actual para cuestiones subjetivas y cotidianas, tan bien captada por los movimientos pentecostales. No sirve criticar y lamentar los “nuevos” rumbos de la Iglesia sin disponerse a vivir y construir en la base el modo de ser Iglesia de las CEBs. No se puede coordinar y articular las CEBs sin formar parte de ninguna comunidad concreta. No sirve idealizar y celebrar el pasado con sus luchas, sus profetas y mártires sin asumir con seriedad el tiempo que nos toca vivir: sus desafíos, sus luchas, sus profecías... Tampoco sirve admirar y aplaudir al Papa Francisco en su empeño profético por una “Iglesia pobre y para los pobres” o una “Iglesia en salida hacia las periferias” sin disponerse a vivir y animar en el día a día ese modo de ser Iglesia -aunque marginal y a contramano del modelo clerical y auto-referencial que se impuso en las últimas décadas- como hace el Papa Francisco y como hicieron todos los profetas y movimientos proféticos a lo largo de la historia...

                No basta lamentar el pasado y criticar el presente. Importa actualizar crítica y creativamente ese modo de ser Iglesia en el contexto eclesial y social en que estamos insertos. Siempre sobre los pasos de Jesús de Nazaret, en la fidelidad al Evangelio del reinado de Dios, en la fuerza del Espíritu, en el servicio a los pobres y marginados.

 

4.   IMPORTANCIA  DE  LAS  CEBs,  Pedro  Pierre.

 

CEBs Abel Tacuri, Guayaquil, agosto 2021.

A. LA COMUNIDAD NOS CAMBIÓ LA VIDA

-          Aprendimos a escucharnos, a hablar y a pensar.

-          Reconocimos a Dios presente en la realidad y en nuestra vida.

-          Comprendimos que Dios nos habla primero en la realidad.

-          La fe nos centra en Jesús de Nazaret y en el Reino, y tiene una dimensión política.

 

B. CARACTERÍTICAS DE LAS CEBs

1.       Vivimos la fraternidad entre todos los miembros de la Comunidad.

2.       Somos solidarios con quienes nos necesitan.

3.       Utilizamos el método ‘Ver, Juzgar, Actuar y Celebrar’ para entender la realidad eclesial y social.

4.       La Opción por los empobrecidos y su liberación es nuestra prioridad, haciendo nuestras sus causas.

5.       Somos una nueva manera de ser Iglesia completa en la base de la sociedad: la ‘Iglesia de los Pobres’.

6.       Somos ‘sal, luz, fermento y semilla’ tanto en la sociedad como en la Iglesia para su renovación y mejoría.

 

C. RETOS

1.       Nos hace falta profundizar

-          La oración… partir del Padrenuestro.

-          El sacerdocio de los bautizados… prescinde del sacerdocio ministerial.

-          La Iglesia de los Pobres como Iglesia en manos de los seglares.

2.       Las nuevas generaciones tienen buscan nuevas maneras de creer y expresar su fe.

-          Viven muchos valores del Reino.

-          No encuentran su espacio en la Iglesia tradicional.

-          No llegan a una vivencia comunitaria de la fe.

-          No logran celebrar cristianamente sus logros.

-          Necesitan ayudar para profundizar la espiritualidad:

1.       ‘Lo que nos sobrepasa -vida, amor, belleza…- es presencia y llamado de Dios a la comunión con él’.

2.       Dios tiene una misión para cada uno de nosotros. Es la de nuestro bautismo: Ser “profetas, sacerdotes y reyes-pastores”.

 

 parte :  C E B s   y   S I N O D A L I D A D

 

CONTENIDO

-          CEBs y Sinodalidad, Juan A. D.

-          La gran novedad de sinodalidad vivida por las CEBs desde más de 55 años, Pedro Pierre.

-          La Iglesia de los Pobres con las CEBs: Rupturas y novedades en América Latina, Pedro Pierre.

 

1.   CEBs Y SINODALIDAD, Juan Angel D. Argentina, agosto de 2021.

 

A. LAS CEBs VUELVEN A LAS FUENTES DE LA IGLESIA

En muchos lugares de América Latina y El Caribe, a partir de las grandes líneas doctrinales y pastorales del Concilio Vaticano II y las Conferencias Generales de Medellín y Puebla, se vive, desde hace más de medio siglo, una probada y valiosa experiencia de Sinodalidad que permite una “vuelta a las fuentes”, una renovada eclesiogénesis y una restructuración desde las bases del Pueblo de Dios: las Comunidades Eclesiales de Base. San Pablo VI les dio una perspectiva universal en “Evangelii Nuntiandi” y San Juan Pablo II, en “Redemptoris Missio”, las propuso como eficaz instrumento de evangelización desde los pobres a todos.

 

B. IDENTIDAD DE LAS CEBs

Estas comunidades a medida humana integran familias, adultos y jóvenes, son comunidades de Fe, Esperanza y Caridad, celebran la Palabra de Dios y se nutren con la Eucaristía, realizan la Palabra de Dios en la vida a través de un compromiso solidario, hacen presente la misión eclesial y la comunión con los Pastores, a través del servicio de “animadores” aprobados.

Están constituidas por pocos miembros, en forma permanente, que procuran una vida más evangélica en el seno del pueblo, colaborando para interpelar las raíces egoístas y consumistas de la sociedad y explicitando la vocación de comunión con Dios y con sus hermanos/as. (Cf. DP 641-642).

No pocos de sus miembros han dado sus vidas en defensa de los pobres, de los Derechos Humanos, de preservación y cuidado de la casa común, a causa del Evangelio: son los verdaderos mártires de hoy.

 

C. LAS COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE, IGLESIA DOMÉSTICA, RECORREN EL CAMINO DE:

-          Ver desde la Fe la realidad (personal, familiar, social, política, eclesial).

-          Juzgar esa realidad a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia .

-          Actuar en consecuencia, para testimoniar y realizar el Reino de Dios.

-          Evaluar constantemente su propia vida y acción individual y colectiva.

-          y Celebrar permanentemente la presencia de Dios en la historia, en todos y en cada uno/a. 

Integradas en una Pastoral de conjunto, las CEBs transforman la Parroquia en una Red de Comunidades que participan en la planificación y en las decisiones (DP 808), superando así la estructura clerical y llevando a la realidad el tan deseado y pregonado protagonismo laical.

Son semillas de uma nueva sociedade más equitativa, participativa y creativa, como constructores de una nueva sociedade.

    

2.   LA  GRAN  NOVEDAD  ECLESIAL  DE  LA  SINODALIDAD …

Vivida por las CEBs desde más de 55 años.

 

Pedro Pierre, Guayaquil, junio de 2021.

La insistencia del papa Francisco sobre la sinodalidad es una opción valiente en tiempos de una institución eclesial anclada en el pasado. La mayoría del clero -cardenal, obispos y sacerdotes- se aferran a esa tradición obsoleta y no muestran mucho interés en cambiar hacia responsabilidades y poderes compartidos con los seglares. Definitivamente la “sinodalidad” no es su opción. La palabra “sinodalidad” significa ‘caminar juntos’, o sea, en igualdad e iguales responsabilidades entre todos los bautizados sin distinción entre clero y laicos. ‘Sinodalidad’ se puede asemejar a ‘colegialidad y democracia’, en el sentido de hacer las cosas juntos.

Ese cambio radical de la organización eclesial hacia una lógica de colegialidad y sinodalidad va a lograrse lentamente. Una nueva forma de ser Iglesia sinodal irá caminando con la tradicional. Pero ya las CEBs vivimos la sinodalidad desde nuestro inicio de hace 55 años.

  1. En Ecuador, el silencio de la jerarquía, obispos y sacerdotes, sobre lo que dice y hace Francisco es… ¡“ensordecedor”! Ni una palabra que se destaque. Felizmente, el CELAM (“Consejo Episcopal Latinoamericano”: una secretaría latinoamericana de los diversos episcopados, por lo tanto nombrada por ellos), está al servicio de las opciones del papa Francisco, lo cual es muy positivo.
  2. La pandemia está dando un golpe fatal a las parroquias: se han vaciado casi por completo… y no volverán a llenarse como antes. El catecismo y otras reuniones por Facebook o zoom deben seguir la misma caída... Los movimientos apostólicos pasan por la misma situación.
  3. Las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base) también acusan el golpe. Son más débiles por varias razones:

-          La pandemia ha reducido su dinamismo... aunque la solidaridad, las reuniones y la comunicación por medios virtuales, han sido bastante numerosas.

-          La transición a una nueva generación... es de actualidad: los miembros de las CEB son en su mayoría adultos mayores.

-          La mayoría del clero sigue marginando a las CEB y a los cristianos que participan en ellas ...

-          Los asesores que acompañan las CEBs van por una línea más carismática y clerical.

  1. Los cambios que busca el papa Francisco no se pueden hacer sin rupturas fuertes.

Decía el padre José Comblin, de Brasil, fallecido hace 10 años, que puede pasar lo que ocurrió con la antigua URSS de los años ‘80 del siglo pasado: “El sistema de gobierno ruso se parecía a ‘la cáscara de un huevo vacío', la cual en un momento dado se rompió: la institución ha sido reemplazada por una nueva institución muy diferente”. Esto es lo que podría suceder en la Iglesia Católica y necesitamos preparar lo que va a surgir. Arrasamos 16 siglos de historia imperial, es decir, de una cristiandad omnipotente nacida con el emperador Constantino. Desde el Concilio Vaticano 2° (1962-65) los signos de renovación han sido sistemáticamente combatido. Lo hemos visto con la Teología de la Liberación nacida de las CEBs y con las mismas CEBs.

Pero el cambio está en marcha y el papa Francisco va por este camino, inspirándose de las grandes intuiciones del Concilio Vaticano 2°. No hay más salida posible, si quiere seguir representando, como Iglesia, una esperanza cristiana para el mundo contemporáneo. Esta transformación será la obra de los seglares, es decir a la nueva generación de jóvenes cristianos que quieren tomar en serio la fe en Jesús y la construcción del Reino... Serán seglares formados y comprometidos en movimientos similares a las CEBs. Esta era también la opinión del teólogo Joseph Comblin.

  1. La nueva realidad de las CEBs

-          Con el XI Encuentro Continental de CEBs en Guayaquil el año pasado, se llevó a cabo el 1er Encuentro Continental de CEBs Juveniles: 42 jóvenes de 13 países diferentes. Es motivo de frágil, pero gran esperanza. Estas actúan y se conciben a sí mismos de una forma completamente nueva de Iglesia, tanto en su organización como en los contenidos y expresiones de sus actividades. Su opción con la institución eclesial es de ‘autonomía con comunión’.

-          Las CEBs adultas irán desapareciendo poco a poco y los adultos más jóvenes seguirán en la misma línea, porque su identidad no va hacia el carismatismo... La alternativa es: creatividad a todos los niveles, organización independiente, nuevas expresiones de ministerios y liturgias-sacramentos, lectura actualizada de la Biblia…

-          De ninguna manera esto no es "el fin de las CEB", sino su metamorfosis.

Las CEBs nacieron hace más de 55 años, en Brasil hacia 1955, unos 6 años antes del Concilio Vaticano II… para quedarse porque son la nueva forma de Iglesia que necesitan los tiempos actuales. Son testimonio vivo, diría incluso 'luminoso', de que la Iglesia puede renovarse y retomar el ánimo y la identidad de las primeras Comunidades cristianas, no para copiarlas, sino para reinventarlas de acuerdo con las necesidades y características de los tiempos actuales.

Las CEB son los signos providenciales de este nuevo futuro eclesial. Desafortunadamente, la mayoría de los obispos nombrados por Juan Pablo y Benedicto fueron elegidos para marginar, demonizar y perseguir a las CEBs. Por otro lado, aunque las nombra muy de repente, Francisco que se inspira en lo que las CEBs han traído y aportan a América Latina.

  1. Entonces, la sinodalidad propuesta por Francisco ira por delante.

-          En 2019 el Sínodo sobre la Amazonía (presente en 9 países) fue bien recibido por los obispos latinoamericanos de la línea de Francisco, por los sacerdotes-religiosos-religiosas de una línea progresista de liberación y por los seglares comprometidos en un ministerio pastoral basado en sus compromisos de bautizados.

-          Esto representa una minoría significativa y activa en beneficio de toda América Latina, frente a la institución mayoritariamente clerical y jerárquica que la ignora y desprecia. Felizmente ahora, esta minoría cuenta con el apoyo del CELAM (Consejo Episcopal Latino Americano) y de la REPAM (Red Eclesial Pan-Amazónica). REPAM es la unión de las diferentes organizaciones misioneras de cada país que trabajan en la Amazonía en la línea progresista apoyada por Francisco.

-          Allí también el futuro está en los seglares formados y comprometidos por el Reino inaugurado por Jesús. Son los verdaderos artífices del cambio eclesial necesario, que es una ruptura con la institución eclesiástica actual. Este es el gran desafío de François en este momento. Pero, como lo vemos, está decidido a avanzar en la sinodalidad, es decir, una Iglesia en manos de los laicos.

-          En esta línea sinodal, Francisco anunció, a fines del año pasado (2020), una “Asamblea Eclesial para América Latina y el Caribe”, para noviembre de 2021, mediante el apoyo del CELAM. En Ecuador, es el boicot de parte de la Conferencia Episcopal y el clero en general. Las CEBs, al nivel de todo el continente, están preparando esta ‘Asamblea’ mediante la serie de preguntas redactadas por el CELAM... El resultado será la redacción del “Documento de Trabajo" de los participantes en dicha ‘Asamblea’.

-          La originalidad de este Encuentro es que no se trata de un "Reunión Episcopal" (como los 5 anteriores), es decir, exclusivamente "de obispos". Será "eclesial", es decir, conformado por representantes de todos los bautizados: hazaña de sinodalidad que subvierte la actual institución eclesial. Esta sinodalidad se ha vivido en las CEBs desde sus orígenes y en algunas diócesis que han optado por organizar la pastoral desde las CEBs. Como esta "Asamblea Eclesial" cuenta con el apoyo del Papa, el CELAM y la REPAM, ha de avanzar y realizarse.

-          Hay allí una doble coincidencia interesante:

1.       El tema de esta Asamblea es: "Seamos todos discípulos misionarios en salida". Recuerda el contenido del V Encuentro de Obispos Latinoamericanos en Aparecida, Brasil en 2007, que se resume en estas 2 palabras: “Discípulos (de Jesús) y Misioneros (del Reino)”. En este Encuentro, tal Jorge Bergoglio… ¡era su secretario!

2.       Por otra parte, el contenido de esta Asamblea Eclesial retoma los pasos que seguimos en nuestro XI Encuentro Continental de CEBs el año pasado en Guayaquil: “Escuchar el grito de los pobres y de la naturaleza. Releer esta realidad a la luz de los "signos de los tiempos", es decir, de las actuales llamadas de Dios. Emprender un proceso de conversión personal, comunitaria, eclesial y social" mediante (el “Ver-Juzgar-Actuar-Celebrar", específico de las CEBs),

-          El siguiente paso será en 2022 la preparación del “Sínodo sobre… la sinodalidad” que tendrá lugar en 2023 y que deberá tener en cuenta la sinodalidad expresada en la “Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe” de este año 2021…

  1. También podríamos hablar de la reorganización de la Curia romana en la que Francisco trabaja desde hace… 7 años: ¡Ha pasado mucho tiempo! Se piensa que esta reforma confirmará los cambios que está haciendo el papa desde su llegada al Vaticano. La reciente reforma al Derecho Canónico es un paso en este sentido.

 

CONCLUSIÓN

-          Francisco quiere una Iglesia sinodal a toda costa, “pobre y para los pobres”... que es sin duda la mejor solución para el futuro del “Movimiento por el Reino” que vino a inaugurar Jesús y que, lamentablemente, se ha convertido en Iglesias y religión de una época terminada... No se hará sin fuertes rupturas.

-          La actual "Institución eclesial" se dará cuenta de su desfase creciente. Las resistencias ya se están organizando con cardenales y obispos muy tradicionalistas. El silencio y la pasividad de la gran mayoría del clero son un boicot efectivo. Los movimientos carismáticos naturalmente conservadores están en la encrucijada. ¿Van a reconocer su misión bautismal de seglares para ser los profetas, sacerdotes y reyes-pastores que los tiempos actuales les exigen? Los 'institutos seculares' creados bajo los reinados de Juan Pablo y Benedicto se encuentran en la misma disyuntiva si no quieren clericalizarse más...

Necesitamos la gran ayuda del Espíritu Santo en este nuevo caminar eclesial abierto por las CEBs.

 

 3.  LA  IGLESIA  DE  LOS  POBRES  CON  LAS  CEBs,  Pedro  Pierre.

Rupturas  y  novedades  en  América  Latina

 

Guayaquil, julio de 2021.

La sinodalidad, ese camino eclesial donde vivimos como iguales y con iguales responsabilidad, ha pasado a ser el gran tema de reflexión y resistencia en la Iglesia católica… Y no es para menos. Quienes tenemos una larga experiencia de las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base) nos sentimos felices porque es una confirmación de nuestra manera de vivir, como nuevo de Iglesia, el seguimiento de Jesucristo.

COMENZARÉ CONTANDO MIS VIVENCIAS EN ESTE CAMINO DE LAS CEBs…

Siempre estuve en un trabajo parroquial en sectores populares en la línea de las CEBs tanto en la ciudad como en el campo. Primero estuve en una parroquia suburbana de Guayaquil (1976-1987). Luego de unos estudios en Roma estuve durante 8 años (1989-1997) en Nicaragua en una parroquia del campo en la zona tropical del este del país, de 120,000 habitantes en unas 130 comunidades bien organizadas. El centro urbano contaba con unos 15,000 habitantes. Visitaba en carro unas 30 comunidades cada 3 meses y las demás 100, una vez al año, en mula o macho, por grupos de 10 a 20 durante un día cada uno. Estas Comunidades eran distantes de 3 a 5 horas de camino. Había en la parroquia unos 3,000 ministr@s de 27 ministerios diferentes: eclesiales, sociales y cívicos. El resto del tiempo lo dedicaba a la formación: tod@s est@s ministr@s tenían seguían un curso anual de formación de 3 a 6 días… Para los candidatos al diaconado (en mi época eran 4) el curso anual era de un mes.

Allí en Nicaragua hice la experiencia de una Iglesia en manos de los seglares. Había una Asamblea anual de delegados de cada Comunidad, unas 150 personas. Esta Asamblea era conducida por los seglares: se evaluaba la realidad de la parroquia en lo social y lo eclesial (¿respondemos a las necesidades sociales y religiosas?), buscando luces en la Palabra de Dios y los documentos eclesiales, en particular latinoamericanos y se decidía la programación del trabajo de todo el año siguiente. Había en Semana santa las celebraciones del Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección, incluida ‘la Cena del Señor’, con chicha o café y tortilla de maíz. Los laicos celebraban los sacramentos de los enfermos y la confesión comunitaria con absolución (la del final del ‘Yo confieso’) de los moribundos o enfermos graves… En definitiva, los laicos eran ‘sacerdotes’ a la manera de las y los de las primeras comunidades cristianas. Era la Iglesia de los Pobres viva y muy activa deseada por el papa Juan 23… con la gran suerte que el obispo apoyaba esto, un poco asustado a veces de ver todo lo que se podía hacer cuando los laicos “toman en serio el Evangelio”… Por supuesto esa línea de Iglesia había comenzada antes de que yo llegara. Todas las parroquias iban también por ese camino y nos ayudábamos compartiendo experiencias y formación.

Me confirma estas opciones el mismo padre José Comblin (gran amigo de monseñor Leonidas Proaño - fallecido en 2011) que encontré muchas veces desde que llegué a Ecuador en 1976. Él decía más o menos lo siguiente:

1.       La Institución eclesial es como Rusia en tiempos de Gorbachov: un cascarón vacío que va a romperse no se sabe cuándo… ¿Qué habrá para sustituirlo?

2.       Va a haber una ruptura en la Iglesia. No puede ser de otra manera: la institución es incapaz de renovarse. Construyamos en autonomía y comunión la Iglesia de los Pobres, desde los laicos y comunidades nuevas.

3.       El camino es la misión bautismal de los laicos: ser profeta, sacerdote y rey-pastor. El sacerdocio bautismal es primero, según el Concilio, sobre el sacerdocio ordenado y terminará sustituyéndolo.

4.       Nos quedaremos con 2 sacramentos: el bautismo y la fracción del pan, como en las primeras Comunidades.

5.       El cristianismo como religión está desapareciendo (ritos, sacerdocio ordenado, dogmas, moral, templos…). Volvemos al movimiento de Jesús por el Reino, es decir, la promoción de los valores humanos y los derechos de la naturaleza en nombre del Dios de la Vida y del Amor, esa Energía vital que todo lo habita.

6.       Vamos hacia un humanismo integral abierto a esta trascendencia.

7.       Las otras religiones tienen mucho que enseñarnos…

Personalmente creo que la puesta en marcha de una Iglesia sinodal es una ‘ruptura’. Con ella comienza otro modelo de Iglesia iniciado, desde las bases, a la manera de las CEBs en “autonomía y comunión” con la actual jerarquía eclesial. De hecho las CEBs caminamos en ruptura con los obispos y sacerdotes que nos persiguen y tratan de destruirnos a lo largo y ancho del continente.

POR OTRA PARTE, PIENSO QUE LAS CEBS ESTÁN EN VÍA DE DESAPARICIÓN.

Haré aquí la diferencia entre las CEBs adultas que nacimos en Brasil por los años 1955 y las CEBs juveniles.

Las CEBs juveniles que tuvieron su primera reunión continental el año pasado en el 11° Encuentro Continental que se realizó en Guayaquil. Ellas van por un camino nuevo tanto en lo teológico y eclesial, como en la interpretación bíblica… Sus opciones muestran un decidido compromiso social. Estas CEBs juveniles vienen de las CEBs adultas, pero tienen su propia identidad y su propio camino.

Las CEBs adultos quedamos como un testimonio irremplazable. Decimos que:

-          otra forma de Iglesia es posible: la Iglesia de los pobres

-          otra forma de vivir y celebrar los sacramentos es posible

-          otra forma de religiosidad popular liberadora es posible,

-          otra forma de interpretar la Biblia mucho menos fundamentalista es posible,

-          otra forma de espiritualidad ‘laica’ es posible…

 

CONCLUSIÓN: Claro que eso desestabiliza…

… Sobre todo si añoramos el pasado y no nos actualizamos tanto en la realidad social como en las transformaciones eclesiales impulsados por el papa Francisco. Además, ‘no hay camino abierto, el camino se está haciendo caminando’. El desafío es:

1.       Compartir todo esto con los laicos más abiertos y comprometidos y entre sacerdotes y obispos que vamos por este camino, como también con tod@s quieren emprenderlo.

2.       No quedarnos sólo en lo eclesial y espiritual, sino en lo social y lo político.

3.       Animarnos por una fuerte espiritualidad liberadora centrada en Jesús histórico, la oración contemplativa, la lectura de los signos de los tiempos y la sabiduría de todas las religiones.

4.       Estar convencido que el Reino es el horizonte absoluto y comienza a acontecer hoy en nosotros y en medio de nosotros.

Confirmémonos en este camino esperanzador siendo los testigos de un Iglesia renovada que responda a los actuales desafíos en fidelidad creativa a Jesús de Nazaret y a las primeras Comunidades cristianas.

 

 

CONCLUSIÓN: LA ‘SINODALIDAD’ ES SOCIAL Y RELIGIOSA, Pedro Pierre

 

El papa Francisco está reformando la Iglesia utilizando una palabra ‘nueva’ que es tan ‘vieja’ como la historia de la Biblia y el sueño de la humanidad: la ‘sinodalidad’. Esta palabra significa ‘caminar juntos y a la par, en la igualdad y el compartir de las responsabilidades. En definitiva, es otro nombre de la democracia…

 1. Desde Abraham y Sara

La ‘sinodalidad’ es el sueño de Abraham y Sara, su mujer. La novedad es que este sueño es primero social. Es la utopía de una vida fraterna entre todos, una sociedad sin dominadores, un compartir de tareas y de responsabilidades. Abraham y Sara dejaron su tierra, sus dioses y a los de su raza. Se trata de una ruptura social y cultural; solamente después toma una dimensión religiosa. Nuestra lectura fundamentalista de la Biblia nos la hace mirar como una historia religiosa cuando fue primero una experiencia social y cultural. Es en su nueva experiencia social y cultural que Abraham, Sara y su parentela hicieron la experiencia de una Dios único y amigo. Al no entender nosotros este proceso hemos dejado de leer la Biblia como la historia social, política, económica e ideológica de un pueblo del Medio Oriente. Por eso tenemos tanta dificultad para asumir la dimensión política de la fe cristiana.

Abraham y Sara vivieron en una época en que la esclavitud era la ley. Un rey controlaba un pequeño territorio, vivía en la ciudad y defendía a los campesinos de los invasores de tierras y los ladrones de rebaños. Como contrapartida los campesinos facilitaban al rey y su corte los alimentos y servicios que precisaban. La religión era la religión del rey: Proyectaba en el cielo la organización piramidal de la tierra con sus distintos niveles de poderes y privilegios.

Es contra esta organización esclavista e idólatra que Abraham, Sara y su parentela se rebelan En esta experiencia social intuyen a un Dios único y amigo de los humanos. Por estos motivos Abraham y Sara son una ‘bendición de Dios’: Su ruptura social, cultural y religiosa pasa a ser una alternativa tanto a la esclavitud social como a la falsedad religiosa de la época.

2. Con Moisés y Miriam

Sabemos que, después de varios siglos, el proyecto de Abraham y Sara fue interrumpido. Por una gran hambruna sus descendientes, para no desaparecer, tuvieron que migrar a Egipto y aceptar la esclavitud del rey llamado ‘faraón’ y su religión piramidal. Pero ya estaba sembrada la posibilidad de alternativas tanto al nivel social como religioso. El sueño de Abraham y Sara volvió a florecer en Moisés y Miriam que lograron sacar a sus hermanos de raza de la esclavitud de Egipto. Dieron al sueño de Abraham y Sara un triple objetivo: la libertad, o sea, la decisión de no ser más esclavos, la ‘equidad’, es decir la satisfacción de tener lo que cada uno necesita, y la democracia o participación en las decisiones colectivas: Es toda una organización social novedosa. La dimensión religiosa se manifiesta cuando deciden celebrar en el desierto el reconocimiento de la presencia amiga y liberadora del Dios de Abraham y Sara en medio de ellos. De allí nacen los ’10 mandamientos’ que son la institucionalización resumida del proyecto social, cultural y religioso del pueblo de Moisés. Esta celebración pasará a ser el comienzo ‘oficial’ del pueblo de Jesús, su fundación. La llamaron “la Pascua”, es decir, ‘el paso, el éxodo’ de la esclavitud a la libertad y a una organización en fraternidad, equidad, democracia y fe.

3. Con Jesús y los primeros cristianos

Con su llegada hace 2,000 años, Jesús confirmó esta opción social, cultural y religiosa de Abraham y Sara, continuada por Moisés y Miriam, las y los profetas y las y los sabios. Asumiendo este proyecto de sus antepasados, perfeccionándolo, Jesús lo llamó el Reino de Dios. Al llevarlo a un grado superior de humanidad y comunión con Dios, Jesús pasó a ser la máxima revelación y manifestación de Dios en los hechos, las personas y los pueblos. Lo vemos en presentación que Jesús hace de su misión cuando dice en Nazaret que “el Espíritu lo ha ungido para llevar buenas nuevas a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de la gracia del Señor”. “El año de la gracia del Señor es el cumplimiento de la hermandad universal hecha fraternidad, justicia, equidad y democracia, o sea, el Reino en su cumplimiento.

Los primeros cristianos retomaron este proyecto de vida plena para todos, de fraternidad manifestada en el compartir equitativo de bienes, de decisiones democráticas tomadas en Asamblea sinodal donde todos participaban.  En este actuar colectivo hicieron la experiencia de Jesús resucitado, imagen de un Dios amigo, liberador y trascendente en medio de ellos. Por eso decimos que “¡La vida es Palabra de Dios!” y a Jesús: “¡La vida es tu Palabra!” La historia del pueblo de Jesús contada en la Biblia pasa a ser el criterio de continuidad de este proyecto social, cultural y religioso comenzado por Abraham y Sara hace 4,000 años.

En estos tiempos de grandes cambios sociales y religiosos al nivel planetario es bueno reencontrar en la fe liberada de fundamentalismo un aliento para nuestras luchas sociales y religiosas hacia más democracia o sinodalidad. Es lo que se han propuesto el papa Francisco y muchedumbres que protestan por todo el orbe, hasta el don de la vida, contra un sistema de esclavitud, engaños, desigualdades, hambre y muerte. ¡La esperanza está más viva que nunca!

 



[1] Cf. Medellín 15

[2] Cf. Puebla 629

[3] Doctor en teología por la WestfälischeWilhelms-Universität Münster – Alemania; profesor de teología en la Faculdad Católica de Fortaleza (FCF) y en la Universidad Católica de Pernambuco (UNICAP); presbítero de la Diócesis de Limoeiro do Norte – CE.

[4] Cf. PHILIPS, Mons. La Iglesia y su misterio em el II Concilio del Vaticano. Historia, texto y comentario de la Constitución Lumen Gentium. Tomo I. São Paulo: Herder, 1968, p. 1.

[5] Cf. CNBB. Misión y ministerio de los cristianos laicos y laicas. São Paulo: Paulinas, 2012, Nº 104-105.

[6] Cf. CELAM. “Conclusões de Medellín”. In: Conclusões da Conferência de Medellín – 1968. Trinta anos depois, Medellín ainda é atual: São Paulo: Paulinas: 2010, p. 207ss.

[7] Cf. MATOS, Henrique Cristiano José de. CEBs: Uma interpelação para ser cristão hoje. São Paulo: Paulinas, 1985; MUÑOZ, Ronaldo. A Igreja no povo: Para uma eclesiologia latino-americana. Petrópolis: Vozes, 1985; TEIXEIRA, Faustino Luiz Couto. A gênese das CEBs no Brasil: Elementos explicativos. São Paulo: Paulinas, 1988; BOFF, Leonardo. E a Igreja se fez povo. Eclesiogênese: A Igreja que nasce da fé do povo. Petrópolis: Vozes, 1991; BOFF, Clodovis [et al.] As Comunidades de Base em questão. São Paulo: Paulinas, 1997.

[8] Cf. AQUINO JÚNIOR, Francisco de. “50 anos de Medellín – 5 anos de Francisco: Perspectivas teológico-pastorais”. Perspectiva Teológica 50 (2018) p. 41-58, aqui 45s.