lunes, 22 de febrero de 2016

Guías para SEGUIR A JESÚS 7a etapa Enviados por Jesús resucitado



  etapa :  ENVIADOS  POR  JESÚS  RESUCITADO.


 INTRODUCCIÓN.


            Estamos ya en la recta final de nuestro recorrido. También nos sentimos más decididos a seguir a Jesús. Pero hemos de dar todavía un paso decisivo: abrirnos al misterio que se encierra en Cristo, el profeta del Reino, crucificado por sus adversarios, pero resucitado por el Padre. Sólo cuando nos encontraremos con Cristo resucitado y enviados por el Padre, conoceremos en su verdadera hondura la llamada de Jesús y el alcance de nuestro compromiso por el reino de Dios.
            Con estos últimos encuentros nos acercaremos, en primer lugar, a las dos últimas experiencias que vivieron los discípulos: su huida ante su ejecución ignominiosa de Jesús en una cruz y su reencuentro con él, resucitado gloriosamente por el Padre. Luego conoceremos las dos experiencias que, como seguidores, nos permiten caminar acompañados por su presencia viva. Terminaremos escuchando su llamada concreta en ponernos en camino para colaborar con él curando la vida y abriendo camino al reino de Dios.

A los pies del Crucificado (tema 37).
Sólo podremos asumir nuestro compromiso de seguir a Jesús hasta el final si nos abrimos al misterio de la crucifixión y nos identificamos con Jesús, Mártir del reino de Dios y Salvador del mundo.
“Yo les envío” (tema 38).
Sólo escuchando al Resucitado, que nos envía como el Padre lo ha enviado a él, y escuchando el Espíritu, recibiremos el impulso decisivo para colaborar en el proyecto salvador del Padre.
“Quédate con nosotros” (tema 39).
Antes de ponernos en marcha a anunciar el Evangelio, hemos de saber que, en nuestro caminar, podemos en dos experiencias reconocer junto a nosotros la presencia del Resucitado: la escucha compartida del Evangelio de Jesús y la celebración de la Eucaristía.
“Pónganse en camino” (tema 40).
En este último encuentro de nuestro ‘Grupo de Jesús’ hemos de abrirnos con fe, generosidad y agradecimiento a la llamada de Jesucristo que nos envía a curar la vida y abrir caminos del reino de Dios.



 Tema  37 :  A  LOS  PIES  DEL  CRICIFICADO.


Motivación inicial
               La pasión y la ejecución inesperadas de Jesús, a las pocas horas de su cena de despedida, provocó una crisis total en sus discípulos. Todos huyeron: ¿cómo acompañar a un crucificado sin tener la misma suerte? El fracaso era patente. Además, ¿qué Buena Noticia podían anunciar en su nombre? ¿En qué proyecto podían colaborar ahora para abrir caminos al reino de Dios? Poco a poco fueron entendiendo el porqué del arresto de Jesús y de su muerte violente y la continuidad de su presencia. A la luz de la resurrección volvieron a reunirse y pudieron descubrir a Jesús como mártir del reino de Dios. En cuanto a nosotros, podremos seguir a Jesús si, primero, nos identificamos con el Crucificado. Veamos.


1ª parte: PREPARACIÓN PERSONAL

1.      Motivación
¿He salido de esta falsa presentación de la pasión y muerte de Jesús como un ‘sacrificio agradable a Dios’? ¿Cómo las entiendo?

2.      Lectura de la Palabra de Dios: Lucas 22,33-46: De pie junto a la cruz.

3.      Profundización de la lectura bíblica
-        Las burlas al Crucificado. ¿Quiénes son los que se burlan de Jesús? ¿Por qué estás reacciones tan crueles contra Jesús en la cruz?
-        El silencio de Jesús. ¿Cómo interpreto el silencio de Jesús? ¿Qué me está diciendo Dios en el silencio de su Hijo crucificado? ¿Por qué el Padre no interviene para salvar a su Hijo?
-        El perdón a los verdugos. Medito un poco esta oración de Jesús al Padre. ¿Qué es lo que mueve a Jesús hasta el final? ¿Intuyo el perdón insondable del Padre?
-        El diálogo con el malhechor. ¿Qué pienso del ruego del malhechor a Jesús? ¿Sé yo orar así? ¿Capto la grandeza de la respuesta de Jesús? ¿Confío en poder morir y resucitar unido a Jesús?
-        Últimas palabras de Jesús. ¿Qué eco encuentra en mí su confianza total en el Padre? ¿Qué palabras quisiera pronunciar al final de mi vida de seguidor de Jesús?
Puedo hacer un momento de oración.


2ª parte. Comentario: “MÁRTIR DEL REINO DE DIOS.

               En nuestro recorrido hemos visto a Jesús ofreciendo salud a quienes vivían sometidos en la enfermedad, liberando del mal a los poseídos por espíritus malignos, acogiendo a los excluidos por la sociedad, regalando perdón a pecadores y gentes perdidas, incapaces de volver a la amistad con Dios por su propias fuerzas.
               Jesús no sólo proclamó el amor insondable de Dios a todos sus hijos e hijas. Al mismo tiempo ofrece en su nombre vida sana, perdón y salvación. Fiel a la voluntad del Padre, pasa su vida entera curando, acogiendo, bendiciendo, perdonando y salvando. Ahora morirá como ha vivido. Su muerte en la cruz será su último servicio al proyecto del reino de Dios y su contribución suprema a la salvación de todos. Eso es lo que nos deja entrever Lucas.
               Según el evangelista, mientras agoniza, Jesús sólo escucha desde la cruz burlas e insultos. Su respuesta es un silencio cargado de misterio. No está pensando en su salvación sino en la de los demás. Precisamente porque es el Mesías, el Hijo querido de Dios, seguirá en la cruz hasta su muerte.
               ¿Qué sería de nosotros si Jesús buscará su propia salvación escapando de esta cruz que lo une para siempre a todos los crucificados de la historia? ¿Cómo podríamos confiar en un Dios que salvará a su Hijo y nos dejara hundidos en nuestro pecado y nuestra impotencia ante la muerte?
               Lucas nos revela algo de lo que vive Jesús en la cruz. En el momento de la crucifixión, mientras los soldados lo van clavando en el madero, Jesús ora así al Padre: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que están haciendo”.  Así es Jesús. Así ha vivido siempre: ofreciendo gratuitamente a los pecadores el perdón del Padre. Ahora muere pidiendo perdón al Padre a los que lo crucifican, que siga ofreciendo su amor, su perdón y su salvación a todos, incluso a los que lo están ejecutando.
               Más tarde, en medio de tantas burlas y desprecios, se escucha de pronto un grito desgarrador: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. No es un seguidor de Jesús, sino uno de los malhechores crucificado junto a él. Jesús le responde de inmediato: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Jesús ha vivido abriendo caminos al reino de Dios. Ahora que va a entrar en el reino definitivo del Padre acoge a este pecador desconocido como compañero inseparable. Los dos están unidos en la angustia y la impotencia. Los dos morirán crucificados y ambos entrarán juntos en la plenitud del reino de Dios.
               Lucas recoge también las últimas palabras de Jesús. A pesar de su angustia mortal, mantiene hasta el final su confianza en el Padre. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Nada ni nadie ha podido separarlo de él. El Padre ha estado siempre sosteniendo y alentando su vida entregada a abrir caminos a su reino. Terminada su misión, Jesús lo deja todo en sus manos: su vida, el futuro de su proyecto humanizador y la salvación del mundo. El Padre romperá su silencio, lo resucitará y lo acogerá en su reino.
               A la luz de la resurrección de Jesús, los primeros cristianos fueron ahondando en el misterio encerrado en su crucifixión. Vamos a recordar lo que nos puede reafirmar en nuestro seguimiento de Jesús.
               La crucifixión no ha sido un fracaso, sino el sino el servicio supremo al proyecto salvador de Dios. Su petición al Padre por el perdón de sus verdugos y su promesa al malhechor para entrar juntos en el reino nos revela que el proyecto del Padre no consiste sólo en humanizar la vida de este mundo, sino en conducirlo todo hasta la salvación final. Así habla Pablo de Tarso: “En Cristo estaba Dios reconciliando el mundo consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres” (2 Corintios 5,19). Por su parte el evangelio de Juan afirma: “Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él” (3,17). Cuando colaboramos con Jesús en el proyecto del Reino de Dios, no estamos llevando a cabo una mera acción social o política. Estamos humanizando la vida hacia su plenitud eterna en el seno del Padre.
               Jesús murió como mártir del reino de Dios, pues su crucifixión fue la consecuencia de la reacción que provocó su entrega libre e incondicional al proyecto humanizador del Padre. No se puede trabajar por el reino de Dios que es fraternidad, libertad y justicia sin provocar sin provocar el rechazo y la persecución de aquellos a los que no les interesa cambio alguno. Es imposible luchar por una sociedad más justa y más solidaria con los últimos sin sufrir la reacción de los poderosos.
               Por eso seguir a Jesús conduce siempre a la cruz. Significa estar dispuestos a sufrir conflictos, rechazos, polémicas y hasta persecución. Colaborar con él en el proyecto del reino de manera responsable y comprometida nos llevará tarde o temprano a compartir su destino doloroso. Pero hemos de recordar que a una vida crucificada, vivida con el espíritu de Jesús, le espera siempre la resurrección.
               En el rostro desfigurado del Crucificado, Dios se nos revela identificado para siempre con todos los crucificados de la historia. Ya no podremos separar nunca al Padre del sufrimiento que se inflige injustamente a sus hijos e hijas. Pero además, si Jesús ha muerto identificado con las víctimas inocentes de todos los tiempos, seguir sus pasos significa acercarnos servicialmente a los crucificados, introducir justicia donde se abusa de los inocentes, reclamar compasión donde sólo hay indiferencia a los que sufren. Esto nos traerá tarde o temprano sufrimiento. Será nuestra manera humilde de cargar con la cruz de Cristo”.


               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.


3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.      ¿Por qué no se puede entender la muerte de Jesús como un “sacrificio agradable a Dios”?

‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura de Lucas 22,33-46: De pie junto a la cruz.
2.      ¿Qué relaciones hacemos entre la pasión y muerte de Jesús y el Reino?

‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.      Conversión personal: ¿Por qué la cruz es parte de la construcción del Reino?
4.      Compromiso: ¿Cuál va a ser nuestra actitud frente a los sufrimientos por el Reino?

ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
1.      Sugerencias para la oración, junto a una cruz.: Nos repartimos las diferentes partes.
Momento de silencio donde nos disponemos a rezar.
-        Nos disponemos a rezar escuchando en silencio.
En esta tarde, Cristo del calvario, vine a rogarte por mi cuerpo enfermo;
Pero al verte mis ojos van y vienen de tu cuerpo al mío con cierta vergüenza.
¿Cómo quejarme de mis pies cansados cuando veo los tuyos traspasados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías cuando veo las tuyas desgarradas?
¿Cómo expresarte a ti mi soledad cuando alzado en la cruz y solo estás?
¿Cómo explicarte que bien poca amor tengo cuando tienes rasgado el corazón?
-        Alguien lee la siguiente oración que repetimos paso a paso.
Tu muerte, Jesús, fue el último eslabón de una cadena de amor subversivo./
Amaste, simplemente amaste, sin mezcla ni impureza./
Te hiciste el último para que los últimos fueran los primeros./
Defendiste a los que no tienen defensor y te colgaron como un infame./
Renunciaste al triunfo personal porque creíste sin vacilar hasta el final./
Creíste en el reino y tu fe se hizo amor, puro amor./
Así lo diste todo: todo lo que tenías y eras./
Y develaste el misterio: hay un amor y una casa para todos./
-        Añadimos nuestras peticiones a la siguiente oración.
Cristo Jesús, nos dices a cada uno: “No temas, arriésgate a seguirme siempre una y otra vez”.
Como discípulos tuyos, necesitamos fuerza para cargar con nuestra propia cruz.
2.      Padrenuestro. Abrazo de paz. Bendición.

D. DESPEDIDA. Se recuerda la casa, el día y la hora de la próxima reunión.



Tema  38 :  “ Y O   L E S   E N V Í O ”.


Motivación inicial
               Avanzamos en nuestro compromiso con Jesús. El Padre ha resucitado a Jesús que está vivo entre nosotros. Pero si nosotros no percibimos su presencia viva en nuestra vida y realidad, nuestras comunidades cristianas vivirán apagadas y tristes. Por otra parte si no nos sentimos enviados por el Resucitado, no podemos anunciar su Buena Noticia con entusiasmo. En fin si no acogemos la fuerza de su Espíritu, no seremos capaces de colaborar con él abriendo caminos del Reino. Veamos más detalladamente estos distintos pasos.


1ª parte: PREPARACIÓN PERSONAL

1.      Motivación
¿Qué dudas y debilidades siento para seguir a Jesús con más entusiasmo?

2.      Lectura de la Palabra de Dios: Juan 20,19-22: “Como el Padre me ha enviado, yo les envío”.

3.      Profundización de la lectura bíblica
-        Situación del grupo de discípulos. ¿Puedo señalar los aspectos oscuros que describen la situación de los discípulos sin Jesús resucitado? ¿Qué consecuencias trae para los discípulos permanecer con las puertas cerradas, paralizados por el miedo?
-        La presencia del Resucitado. ¿Cómo se describe la entrada de Jesús resucitado en la Comunidad? ¿Qué lugar ocupa?
-        La transformación del grupo. ¿Qué es lo que Jesús infunde en sus discípulos? ¿Capto la transformación que se va produciendo en la Comunidad, mirando antes y después de la presencia de Jesús?
-        El envío de los discípulos. ¿Por qué no les concreta nada Jesús a los discípulos? ¿En qué consiste su misión de los discípulos?
-        El don del Espíritu santo. ¿Cómo entiendo el gesto de Jesús que acompaña sus palabras? ¿Era un gesto acostumbrado? ¿Conozco el sentido de este gesto en el libro del Génesis 2,7? Después de estas reflexiones, ¿cómo entiendo mi propia misión?
Puedo hacer un momento de oración.


2ª parte. Comentario: “ENVIADOS POR EL RESUCITADO.

               Aterrados por la ejecución de Jesús, los discípulos se refugian en una casa conocida. De nuevo están reunidos, pero no está Jesús con ellos. En el grupo hay un vacío que nadie puede llenar. Les falta Jesús. ¿A quién seguirán ahora? ¿Qué podrán hacer sin él? El evangelista describe con trazos oscuros la situación del grupo de los discípulos sin Cristo resucitado.
-        “Está anocheciendo” en Jerusalén y también en el corazón de los discípulos. Todavía no se han disipado las tinieblas de la crucifixión. Es una comunidad sin horizonte.
-        Con “las puertas cerradas”. Es una comunidad sin misión, sin objetiva, encerrada en sí misma, sin capacidad de acogida. Nadie piensa en salir por los caminos a anunciar el reino de Dios y curar la vida. Con las puertas cerradas no es posible acercarse a los heridos abandonados por los caminos.
-        Están llenos de “miedo a los judíos”, en los que el evangelista ve todas las fuerzas hostiles que han crucificado a Jesús. Es una comunidad paralizada por el miedo, a la defensiva. Con miedo no es posible amar al mundo como Jesús ni anunciar a nadie su Buena Noticia.
Es Jesús quien toma la iniciativa. Estando las puertas cerradas “entra” en la casa. Nada ni nadie puede impedir al Resucitado ponerse en contacto con los suyos para reavivar a su comunidad. Según el relato, “entra y se poner en medio de ellos” lleno de vida. Es él quien ha de estar siempre en el centro. Nadie ha de ocupar su lugar. Con el Resucitado, todo es posible: disipar las tinieblas, liberarse del miedo, abrir puertas y poner en marcha la evangelización del mundo.
               Lo primero que infunde el Resucitado a su comunidad es la paz perdida por su cobardía y su debilidad en el momento de la cruz. Por dos veces les repite: “La paz esté con ustedes”. Ningún reproche por haberlo abandonado, ninguna queja ni reprobación. Les regala su paz inconfundible. Una paz que nunca les podrá dar el mundo.
               Al mismo tiempo les enseña “las manos y el costado”. En estas cicatrices pueden descubrir que Jesús los ha amado hasta el extremo. Al ver al Señor con estas llagas, los discípulos “se llenaron de alegría”. Una alegría que nadie ni nada les podrá quitar.
               La comunidad se va transformando. Estaban huérfanos y sin Maestro. Ahora tienen al Resucitado en medio de ellos. Del miedo pasan a la paz que les regala el Señor. De la oscuridad pasan a la alegría de verlo lleno de vida. De las puertas cerradas van a pasar enseguida a ser enviados en la misión. La comunidad de Jesús no puede vivir encerrada en sí misma, porque es una comunidad enviada.
               El Resucitado les habla de una manera solemne. “Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. No les dice en concreto han de ir, qué han de anunciar o cómo han de actuar. Su misión es la que Jesús ha recibido de su Padre. Serán en el mundo lo que ha sido él.
               Aprenderán a evangelizar desde Jesús. Ya han visto a quiénes se ha acercado, cómo ha ido anunciando la Buena Noticia de Dios, cómo ha ido sembrando gestos de curación, liberación y perdón. Jesús les envía ahora para que “reproduzcan” su presencia entre las gentes.
               Jesús sabe que sus discípulos son frágiles. Más de una vez ha criticado su fe débil y vacilante. Necesitan de la fuerza de su Espíritu para cumplir su misión. Por eso hace con ellos un gesto especial. No les impone las manos ni los bendice, como hacía con los enfermos y los niños. Exhala su aliento sobre ellos y les dice: ‘Reciban el Espíritu Santo’”.
               Su gesto tiene una gran fuerza expresiva. Segú el libro del Génesis, Dios modeló a Adán con “barro”; luego sopló sobre él su “aliento de vida” y aquel barro se convirtió en un “ser viviente”. Según el relato evangélico, las comunidades cristianas son “barro”, fragilidad, mediocridad, pero tras ellas está el Resucitado dándoles aliento, espíritu y vida.
Este relato de Juan nos ofrece una luz nueva para comprender y vivir nuestra misión evangelizadora.
-        El impulso decisivo para seguir a Jesús anunciando su Buena Noticia y colaborando en el proyecto del reino de Dios nace siempre del encuentro con el Resucitado. Si queremos impulsar una nueva etapa evangelizadora, hemos de acoger de manera más viva la presencia de Cristo resucitado en nuestros grupos y comunidades. Siempre ha de estar él en medio de nosotros. Que nadie ocupe su lugar. Que nadie se apropie de su mensaje. Que nadie nos imponga un estilo deferente del suyo.
-        Los discípulos tuvieron que aprender a vivir siguiendo al Resucitado. Ya no sería como en Galilea, cuando Jesús vivía con ellos. Ahora lo seguirán acogiendo su Espíritu, recordando su palabra y reproduciendo sus gestos creativamente. Pero saben que el Señor está con ellos, lleno de vida para siempre.
-        En la comunidad cristiana es decisivo vivir abiertos al Espíritu que el Resucitado nos ha comunicado también hoy a sus seguidores. Ese Espíritu “nos va recordando” lo que decía Jesús por los caminos de Galilea, nos defiende de lo que nos pueda desviar de él, nos mantiene en la verdad del Evangelio y nos inspira para actualizar hoy nuestro servicio al reino de Dios.
-        Según el relato de Juan, nuestra misión es la misma que Jesús recibió del Padre, pero, naturalmente, hemos de desarrollarla con creatividad, atentos a los signos de nuestros tiempos y respondiendo a las necesidades del hombre y la mujer de hoy. Por eso necesitamos el Espíritu del Resucitado. Privados de este aliento espiritual corremos el riego de vivir sin creatividad, con las “puertas cerradas” al mundo moderno y haciendo lo que se ha hecho siempre, pero sin alegría ni convicción.
-        Por último, el relato dice que el Resucitado despierta en los discípulos paz y alegría. Es tan central esta experiencia que se puede decir que de ella nació su entusiasmo por la tarea evangelizadora. Si nos falta esa alegría del Resucitado, ¿a quién vamos a comunicar algo “nuevo” y “bueno”? ¿Cómo vamos a despertar esperanza? ¿Cómo vamos a abrir caminos al reino de Dios?
               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.


3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.      ¿Qué dudas y debilidades sentimos para seguir a Jesús con más entusiasmo?

‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura de Juan 20,19-22: “Como el Padre me ha enviado, yo les envío”.
2.      ¿En qué consiste la misión que Jesús confía a sus discípulos?

‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.      Conversión personal: ¿Cómo entendemos nuestra propia misión?
4.      Compromiso: ¿De qué manera vamos a poner en marcha nuestro testimonio cristiano? ¿Dónde? ¿Con quiénes?

ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
1.      Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-         Se explica los símbolos presentes en la mesa.
Momento de silencio donde nos disponemos a rezar.
-        Repetimos frase por frase la siguiente profesión de fe.
Puesto que has resucitado, Jesús, podemos empezar una vida nueva,/
Ser hombres nuevos y mujeres dignas, hermanos de todos./
Puesto que has resucitado, Jesús, tenemos tu Espíritu entusiasta/
Y queremos llevarlo bien visible para contagiar a muchos./
Puesto que has resucitado, Jesús, estamos en renovación permanente:/
Pues es preciso transformar nuestro mundo desde los cimientos./
Puesto que has resucitado, Jesús, hay que construir una ciudad solidaria/
Donde el hombre no sea lobo sino compañero y hermano./
Puesto que has resucitado, Jesús, creemos en la realidad de una tierra nueva/
Donde habrá amor, casa y vida para todas y todos./
-        Escuchamos la siguiente oración repitiendo después de cada invocación: “Señor Jesús, envíame nuevamente”.
Me pediste las manos, Señor, pues tenías para mí una tarea:
Te las presté un momento, pero las retiré porque era duro el trabajo. Señor Jesús…
Me pediste los ojos, Señor Jesús, para ver penas y pobrezas:
Pero pronto los cerré para no pasar angustias. Señor Jesús…
Me pediste la boca, Señor Jesús, para clamar contra las injusticias:
Pero te di sólo un susurro para que nadie me acusara de nada. Señor Jesús…
Me pediste la vida, Señor Jesús, para trabajar para ti:
Pero te di sólo una parte para no comprometerme demasiado. Señor Jesús…
Perdóname, Señor Jesús y envíame de nuevo:
Ahora sí tomaré en serio la cruz y tus pedidos. Señor Jesús…
-        Escuchemos la siguiente oración, luego iremos haciendo cada uno nuestra oración de acción de gracias, de perdón, de petición, de compromiso…
Cristo Jesús, no se nos hace fácil comprender tu presencia de Resucitado entre nosotros.
Pero, por tu Espíritu, tú nos habitas y nos dices a cada uno:
“Ven y sígueme porque he abierto para ti un camino de vida plena”.

2.      Bendición y abrazo de paz.

DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde tendrá lugar la próxima reunión.



Tema  39 :  “ QUÉDATE  CON  NOSOTROS ”.


Motivación inicial
               Nosotros no hemos vivido un encuentro con el Resucitado como el que vivieron los primeros discípulos; más bien nos parecemos a la experiencia de Pablo o a la de los discípulos de Emaús. A todos nos ha costado reconocer al Resucitado y escuchar su envío. Esta experiencia nos permite reavivar nuestra fe, actualizar el mensaje del Evangelio y confirmar nuestro seguimiento de Jesús. El episodio de los discípulos de Emaús nos ofrece 5 espacios para reconocerlo vivo entre nosotros: 1. él sigue caminando con nosotros, 2. él nos revela el sentido profundo de la Biblia cuando la compartimos juntos, 3. él nos parte el pan cuando lo compartimos con otros, 4. él se hace presente cuando lo comunicamos y 5. cuando lo celebramos. Confirmemos esta fe con nuestra fraternidad alegre.


1ª parte: PREPARACIÓN PERSONAL

1.      Motivación
¿Me he acostumbrado a reconocer a Jesús presente conmigo a lo largo de cada día?

2.      Lectura de la Palabra de Dios: Lucas 24,13-35: “Quédate con nosotros ya que anochece”.

3.      Profundización de la lectura bíblica
-        Situación de los 2 discípulos. ¿Cuál es el estado de ánimos de los discípulos? ¿Por qué han perdido la esperanza? ¿Qué les falta para reconocer al Resucitado?
-        Recuerdo de Jesús. ¿Qué están haciendo los 2 discípulos cuando Jesús se les acerca para caminar con ellos? ¿Me parece importante seguir recordando a Jesús y hablando de su mensaje y de su vida profética?
-        Conversación con Jesús. ¿Qué les reprocha Jesús a los 2 discípulos? ¿Qué sienten los discípulos mientras Jesús les habla? ¿He sentido alguna vez lo mismo al hablar con Jesús o al escuchar sus palabras junto a otros?
-        La cena con Jesús. ¿Qué me parece el ruego que le hacen a Jesús los 2 discípulos al caer la tarde? ¿He hecho alguna vez el mismo pedido a Jesús? ¿He sentido la presencia de Jesús en el compartir del pan, en la solidaridad, en la eucaristía?
-        Testigos del Resucitado. ¿Entiendo por qué motivos los 2 discípulos corren de regreso a Jerusalén? ¿He sentido algo parecido a la experiencia de los 2 discípulos desde que pertenezco a este grupo? ¿A qué me siento llamado/a al experimentar más fuertemente la presencia de Jesús resucitado?
Puedo hacer un momento de oración.


2ª parte. Comentario: “DOS EXPERIENCIAS BÁSICAS.

               Dos discípulos van caminando hacia Emaús, una pequeña aldea a unos ocho kilómetros de Jerusalén. Todo sucede en este camino, que sugiere, por una parte, el recorrido de nuestra vida, pero también el camino interior que hemos de hacer para reconocer la presencia del Resucitado que camina junto a nosotros.
               Los dos caminantes marchan envueltos en tristeza y desolación. Aparentemente poseen lo necesario para creer. Conocen las Escrituras judías, pero nadie les ha explicado su contenido más profundo. Han escuchado a Jesús y han visto su actuación de “profeta poderoso en obras y palabras”, reconocido por Dios y por el pueblo, pero saben que ha muerto crucificado, condenado como un malhechor por sus dirigentes religiosos. Han oído el mensaje de la resurrección de las mujeres diciendo que “Jesús está vivo”.
               Todo es inútil. Esperaban que Jesús “el futuro liberador de Israel”. Pero la esperanza puesta en él se les ha venido abajo con el fracaso de su crucifixión. Todo ha sido una ilusión. Ya no esperan nada. ¿Cómo creer que está vivo? A esto discípulos les falta lo único que les puede arrancar a la incredulidad y la desesperación: el contacto personal con el Resucitado. Pero, ¿dónde lo podrán encontrar?
               Hay algo que el evangelista quiere destacar. A pesar de su tristeza y confusión, estos dos discípulos siguen pensando en Jesús. No se resignan a olvidarlo para siempre. Siguen recordando sus palabras y su actividad de profeta. Quieren comprender mejor lo que ha pasado. El relato nos dice que, “mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos”.
               No hemos de olvidarlo. Allí donde hay hombres y mujeres que, a pesar de su desesperanza, recuerdan a Jesús y se preguntan por el significado de su mensaje y su persona, allí está Jesús caminando con ellos. Sin embargo el evangelista nos advierte que “sus ojos no eran capaces de reconocerlo”. Jesús les parece un caminante desconocido, “un extranjero”. Para reconocerlo necesitaban vivir una doble experiencia.
               Jesús toma la iniciativa y entabla conversación con ellos. “¿Qué conversación es esa”. ¿Cuál es la causa de una tristeza tan honda? Cuando ellos le dan a conocer su desengaño y abatimiento, Jesús comienza a curar sus corazones. Mientras van caminando les explica las Escrituras, para que descubran mejor la identidad del Mesías, el contenido salvador de su muerte, la verdadera liberación que ofrece Cristo y la novedad de su esperanza.
               El evangelista no describe inmediatamente la transformación que se va produciendo en los discípulos: la incredulidad les ha impedido abrirse al misterio encerrado en Jesús, va desapareciendo poco a poco. Sólo más tarde se nos habla del comentario de los discípulos: “¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?”.
               Esa es la primera experiencia. Sí, al hacer el recorrido de la vida, nos reunimos a recordar a Jesús, a escuchar su mensaje, a conocer su actuación profética, a meditar su entrega hasta la crucifixión… experimentamos que Jesús nos conmueve, que sus palabras nos llegan hasta dentro y que nuestro corazón comienza a arder, no pidamos más. El Resucitado está caminando con nosotros. En nuestro propio grupo hemos podido sentirlo.
               Según Lucas, no basta. Aunque no han reconocido a Jesús, los 2 caminantes sienten la necesidad de su compañía. No quieren que los deje. Al ver que, cerca ya de Emaús, Jesús hace ademán de seguir adelante, lo retienen: “Quédate con nosotros, porque anochece”. El evangelista subraya con gozo: Jesús “entró a quedarse con ellos”. No les abandonará.
               La escena es sencilla, pero entrañable. Unos caminantes, cansados de su largo caminar, se sienten como amigos a compartir la misma mesa. Es entonces cuando Jesús repite exactamente los mismos cuatro gestos que, según la tradición, había hecho en la escena de despedida: “Tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio”. En los dos discípulos se despierta la fe: “Se les abrieron los ojos y lo reconocieron”. Descubren a Jesús como alguien que alimenta sus vidas, les sostiene en el cansancio y les fortalece para el camino.
               Es la segunda experiencia. Si al celebrar la eucaristía nos sentimos alimentados por Jesús, reafirmados en la fe y alentados a para seguirle con esperanza nueva, no pidamos más. El Resucitado está caminando con nosotros.
               Reconocer a Jesús es mucho más que verlo. Durante el camino veían a Jesús, pero no eran capaces de reconocerlo. Ahora lo han reconocido y, aunque Jesús se vuelva de nuevo invisible, los discípulos saben que Jesús está vivo y les acompaña. Esta experiencia los transforma. Recuperan la esperanza. Llenos de alegría se levantan y marchan presurosos a contar lo que “les ha pasado por el camino”, No pueden guardarse para sí mismos la buena noticia. Necesitan comunicar a todos que Jesús está vivo. No hablan teóricamente de su resurrección, sino que contagian la experiencia que ellos mismos han vivido”.
               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.


3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.      ¿Nos hemos acostumbrado a reconocer a Jesús presente con nosotros a lo largo de cada día?

‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura de Lucas 24,13-35: “Quédate con nosotros ya que anochece”.
2.      ¿Qué etapas o pasos necesitaban los 2 discípulos para reconocer a Jesús con ellos?

‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.      Conversión personal: ¿Sabemos reconocer a Jesús en los 5 pasos o etapas de este episodio evangélico?
4.      Compromiso: ¿Sobre qué punto tenemos que esforzarnos más para reconocer a Jesús?

ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
1.      Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-         Se explica los símbolos presentes en la mesa.
Momento de silencio donde nos disponemos a rezar.
-        Repetimos después de cada invocación: ¡Señor Jesús, quédate con nosotros, la tarde está cayendo!
Quédate, Señor Jesús, con nosotros, que el camino se hace largo y el cansancio grande./ Señor Jesús…
Quédate con nosotros para que tus palabras vivas enciendan nuestros corazones./ Señor Jesús…
Quédate con nosotros al declinar el día para que aquieten nuestra mente./…
Quédate con nosotros porque la mesa está servida, caliente es el pan y envejecido el vino./
¿Cómo sabremos que está entre los hombres si no compartimos nuestra mesa contigo?/
Quédate con nosotros para repartirnos el pan y el gozo de tu presencia./
Quédate con nosotros para que estallen nuestros sueños e ilusiones perdidos./
Quédate con nosotros para que compartamos con otros la paz de tu reino./
Quédate a decirnos para que nuestro camino sea tu camino./
-        Escuchemos la oración siguiente para hacer luego nuestras propias peticiones.
Cristo Jesús, tu Evangelio nos lo asegura: Nunca nos abandonas.
Nos das tu Espíritu que nos consuela, nos ilumina y nos fortalece.
Concédenos estar en comunión contigo día tras día.

2.      Compromiso para la próximo y última reunión: celebrar una Eucaristía.
-        ¿Quién se encarga de encontrar un sacerdote amigo con quien podemos celebrar una Eucaristía participativa?
-        ¿Quiénes preparan los cantos?
-        ¿Quiénes se encargan de las lecturas, por ejemplo un texto llamativo y un episodio evangélico?
-        ¿Qué símbolos que nos ayuden a emprender el futuro vamos a traer para presentarlos en el ofertorio?
-        ¿Quiénes preparan la participación en la oraciones: de perdón, de petición, de acción de gracias, de compromiso…?
-        ¿Qué oración de estos últimos temas podemos rezar al final de la Eucaristía?

3.      Bendición y abrazo de paz.

DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde tendrá lugar la próxima reunión.



Tema  40 :  “ PÓNGANSE  EN  CAMINO ”.


Motivación inicial
               Recordemos la experiencia de los primeros discípulos. El impulso decisivo que los lanzó a anunciar la Buena Noticia del Reino fue su encuentro con Jesús resucitado y el reconocimiento de su presencia viva con ellos. Sin embargo para concretar cómo continuar la misión, recordaron las recomendaciones que les hacía Jesús en los caminos de Galilea. Vamos a conocer también nosotros las principales directivas que dio Jesús a sus discípulos: han de inspirarnos, iluminarnos y animarnos para la terea de seguir colaborando con su proyecto humanizador. Ese es el gran desafío. Veamos


1ª parte: PREPARACIÓN PERSONAL

1.      Motivación
¿Qué pasos he dado para la construcción del Reino en mi vida cotidiana?

2.      Lectura de la Palabra de Dios: Lucas 10,3-9: “Pónganse en camino”.

3.      Profundización de la lectura bíblica
-        El envío de los setenta y dos discípulos. ¿Adónde envía Jesús a los 72 discípulos y con qué misión? ¿Sustituyen a Jesús en su misión? ¿Por qué se habla de ‘72’? ¿Por qué los envía Jesús de 2 en 2?
-        “Pónganse en camino”. ¿Qué significa para mí que los discípulos ‘se pongan en marcha’? ¿Por qué no tiene sentido una Iglesia encerrada en sí misma, que no sale a anunciar la Buena Nueva de Jesús?
-        Como corderos en medio de lobos. ¿Cómo entiendo esta comparación de Jesús? ¿Qué molestias, dificultades y riesgos hay hoy de anunciar el Evangelio de Jesús?
-        “No lleven monedero, ni alforja, ni sandalias”. ¿Me sorprende la radicalidad de las recomendaciones de Jesús? ¿Cómo aplicar estas recomendaciones a la realidad actual? ¿Dónde está la fuerza de estos mensajeros tan indefensos?
-        “Digan primero: ‘Paz a esta casa’”. ¿Por qué es tan importante para Jesús anunciar la paz? ¿Cuándo es la religión fuente de conflictos? ¿Qué hago cuando mis deseos de paz son rechazados?
-        “Curen a los enfermos”. ¿Me atrae esta llamada a curar? ¿Entiendo esta misión de ‘curar’, en sentido amplio: curar personas, sanar heridas, humanizar la convivencia, liberar las conciencias, curar la vida…?
-        “Digan: ‘Está cerca el Reino de Dios’”. ¿Cómo hacer visible hoy el reino de Dios: mediante palabras, hechos, la misma vida… individual y colectivamente? ¿Dónde está presente hoy este reino en medio de nosotros y nosotras? ¿Qué significa para mí abrir caminos al reino de Dios en la realidad cotidiana?
Puedo hacer un momento de oración.


2ª parte. Comentario: “RECOMENDACIONES DE JESÚS.

               La misión de colaborar con él en el proyecto del Reino de Dios no lo confía Jesús sólo al pequeño grupo de los 12 apóstoles, sino a un número más amplio de 72 discípulos. Este número es significativo, pues, según la tradición judía, son 72 las naciones que hay en el mundo. Podemos decir que las directrices que da Jesús a estos discípulos son las que nos pueden inspirar también a los evangelizadores de todos los tiempos.
-        Jesús los envía a los lugares donde piensa ir él. Colaboran preparándole el camino. En ningún momento lo desplazan o sustituyen. El gran Evangelizador, enviado por el Padre, es siempre Jesús. Los envía de 2 en 2, seguramente para defenderse de los animales peligrosos y de maleantes de los caminos. También, tal vez, para dar más fuerza a su mensaje, al estar atestiguado por 2 discípulos de Jesús.
-        “Ponerse en camino”. Nunca ha imaginado Jesús a sus discípulos como un grupo cerrado: una comunidad preocupada sólo de cuidar y desarrollar su propia religión. Los llama para poner en marcha un movimiento profético que viva caminando según la lógica del envío: saliendo de sí mismos para anunciar a todos los pueblos la Buena Noticia del Dios y para abrir caminos a su reino. ¿Qué sería una Iglesia preocupada sólo de sus propias instituciones, su futuro, sus adquisiciones doctrinales y sus prácticas religiosas; una Iglesia sin profetas de Jesús ni portadores de su Buena Noticia?
-        “Como corderos en medio de lobos”. Es la primera advertencia de Jesús. El mundo no necesita más lobos. Los discípulos de Jesús introducirán paz en una sociedad atravesada por toda clase de conflictos y enfrentamientos. No tiene por qué ser todo rivalidad, violencia y enfrentamientos. Los portadores del Evangelio abrirán un camino nuevo: se acercarán a los problemas de la gente en una actitud de respeto, servicio y amistad. Jesús sabe que sólo se abren caminos al reino de Dios introduciendo en el mundo bondad, amor y ternura.
-        “No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias”. Los seguidores de Jesús anunciarán su buena noticia viviendo como los indigentes que encuentran en su camino. No llevarán dinero ni provisiones. Caminarán descalzos, como tantos pobres que no tienen un par de sandalias de cuero. Todos podrán ver en su estilo de vivir su libertad para entregarse totalmente a su misión y su confianza total en el Padre.
Lo sorprendente es que Jesús está pensando en lo que han de llevar consigo, sino precisamente en lo contrario: lo que no deben llevar, no sea que se distancien demasiado de los más pobres Para anunciar la Buena Nueva de Dios y abrir caminos al proyecto humanizador del Padre, lo medios más adecuados ni son el dinero o el poder, sino los medios pobres de que se sirvió Jesús: la acogida a cada persona, el amor servicial a los más necesitados, la defensa de los últimos, el ofrecimiento del perdón de Dios, la creación de una sociedad más fraterna.
-        “Digan primero: “Paz a esta casa’”. Lo primero que anuncian siempre los seguidores de Jesús es la paz que reciben del Resucitado: una paz que el mundo no puede dar. Esta paz es la primera señal del reino de Dios: proviene del amor perdonador de Dios y crece en una sociedad justa, fraterna y solidaria. Es un grave error pretender imponer el reino de Dios desde la prepotencia, la amenaza o el resentimiento.
-        “Descansará su paz sobre ellos”. Según la promesa de Jesús, la paz que llevan en el corazón sus seguidores se contagiará a su paso por las casas. Esa paz cura la vida de los que la acogen, pues, es una fuerza para trabajar contra la agresividad, los odios y las discordias. Por otra parte, abre camino al proyecto humanizador del Padre, pues introduce reconciliación, concordia, amistad y fraternidad.
Si no la acogen, “la paz volverá a ustedes”. La paz es un don precioso que no ha de perderse en el corazón de los seguidores de Jesús. El rechazo, la indiferencia, el fracaso, no han de desalentarlos. Seguirán su camino hacia otras casas. Privados de paz, no podrían anunciar la Buena Nueva de Jesús.
Todas estas recomendaciones no son consignas arbitrarias. Están orientadas a capacitar a los discípulos a llevar a cabo una tarea que Jesús formula con 2 mandatos muy concretos: “Curen a los enfermos” y “digan: ‘El reino de Dios está cerca de ustedes’”. Estas 2 actividades son inseparables y necesarias para proclamar la Buena Noticia de Dios. Y las 2 constituyen una síntesis de la actuación profética de Jesús. No olvidemos que los discípulos reciben la misma misión que Jesús recibe del Padre.
       No es accidental que se hable en primer lugar de la curación de los enfermos antes que de la predicación del reino de Dios. Lo mismo que Jesús, también su evangelizadores actúan no en nombre de un Dios juez que busca juzgar y condenar al mundo, sino en nombre de un Padre misericordioso que quiere una vida más sana y digna para todos. Por eso su primera tarea es curar enfermedades, sanar heridas, aliviar sufrimientos. No atemorizan a la gente con amenaza o condena, sino que contagian paz con gestos de curación y liberación en los más enfermos, abatidos y rotos.
       Pero los evangelizadores de Jesús no curan de manera arbitraria o por puro sensacionalismo. Sus curaciones no son tampoco un receta fácil para eliminar el mal que hay en el mundo. Su actividad curador es signo que muestra en qué dirección hemos de trabajar para abrir caminos al proyecto humanizador del reino en las personas y la sociedad.
       Anunciar la cercanía del reino de Dios y abrirle caminos es curar la convivencia y hacerla más justa y solidaria; luchar por una sociedad más liberada del poder de los ricos y poderosos; defender a los más débiles y olvidados; curar las relaciones haciéndolas más fraternas; curar patologías religiosas poniendo la religión al servicio del ser humano; curar la culpabilidad ofreciendo el perdón gratuito de Dios; curar el miedo a la muerte alentando la confianza en Dios e infundiendo la esperanza en su salvación eterna.
       Los cristianos eran conscientes de que las consignas de Jesús a sus discípulos no se podían aplicar en todas partes y en todas las situaciones de la misma manera. Lucas las recoge porque son una invitación permanente a vivir con radicalidad las exigencias básicas de la tarea evangelizadora. Siempre hemos de revisar nuestros comportamientos para ver cómo traducir en nuestros días el espíritu que alienta las palabras de Jesús.
       No caminaremos descalzos y sin dinero, pero nuestro estilo de vida deberá dejar claro que nos identificamos con los pobres e indefensos y no por los ricos y poderosos. No iremos de casa en casa saludando con la paz, pero no tendrán que ver como hombres y mujeres de paz por nuestra actitud fraterna y amistosa con todos, incluso con los adversarios. No utilizaremos el poder del dinero, la prepotencia ni las presiones para evangelizar, sino los medios pobres que Jesús empleaba.
               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.


3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.      ¿Qué pasos estamos dando para la construcción del Reino en nuestra vida cotidiana?

‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura de Lucas 10,3-9: “Pónganse en camino”.
2.      ¿Cuáles son los consejos de Jesús al enviar a los 72 discípulos en misión?

‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.      Conversión personal: ¿Cómo relacionamos esta lectura con nuestra propia misión de continuar el camino abierto por Jesús?
4.      Compromiso: ¿Qué aspecto de nuestro testimonio vamos a fortalecer más?

ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
1.      Si hay celebración eucarística, n os ponemos de acuerdo para el desarrollo de la Eucaristía.
-         Se prepara una mesa de fiesta para la celebración de la Eucaristía.
-         Momento de silencio donde nos disponemos a rezar.
-         Se explica los símbolos presentes en la mesa.
2.      Sugerencias para la oración de acción de gracias, a las que podemos añadir algunas más personales.
A las siguientes gracias, contestamos: Gracias, Padre.
Por haber estado hablando de Jesús en nuestras vidas, (todos): Gracias, Padre.
Por haber descubierto el proyecto del reino,…
Por la profunda amistad que ha nacido entre nosotros y nosotras,…
Por nuestra conversión al Resucitado vivo en nosotras y entre nosotros,…
Por las nuevas personas que hemos logrado ser gracias a la ayuda de todas y todos,…
Por la nueva vida que ha crecido en cada uno de nosotros,…
Por la fuerza y la luz del Espíritu que nos habita,…
Por este hermoso momento que estamos viviendo juntos,...
Por la esperanza y el compromiso que están en nosotros y nosotras,…
Por el llamado que sentimos a continuar el proyecto humanizador del Padre…
Por haber descubierto la voz de Dios en los pobres de hoy,…
Por todas las personas que luchan por hacer un mundo más justo y fraternal,...
Por saber que continuaremos la tarea de abrir caminos al reino de Dios,…
Por el amor del Padre, la compañía de Jesucristo y la sabiduría del Espíritu,…
              

Antes de emprender una nueva etapa, se hace una doble sugerencia para una próxima reunión:
-        Hacer una evaluación y
-        Programar el futuro.
Fuera bueno que unas 3 personas prepararan más detalladamente esta próxima reunión.

DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde tendrá lugar la próxima reunión.



C O N C L U S I Ó N :   C O N   M I R A S   A L   F U T U R O.

Fuera bueno que unas 3 personas preparen más detalladamente esta reunión.

YA HEMOS TERMINADO NUESTRO RECORRIDO
Durante estos meses hemos descubierto muchas cosas personal y colectivamente.
-        Nos hemos hecho más amigos.
-        Hemos cambiado personalmente, en la familia, el trabajo, la vecindad…
-        Hemos llevado adelante compromisos colectivos.
-        Hemos aportado nuestro grano de arena a una Iglesia más evangélica y a una sociedad más humana.
-        Hemos descubierto a Jesús y su presencia de profeta del reino y Resucitado en nosotros y entre nosotros.
-        Gracias a Jesús nos hemos convertido al proyecto humanizador de su Padre.
-        Hemos decidido continuar: continuar con la amistad, continuar en grupo, continuar con Jesús, continuar con el reino…
Ya hemos escuchado la misión: “Ahora yo los envío… Pónganse en camino”.

Antes de emprender una nueva etapa, se hace una doble sugerencia:
-        Hacer una evaluación y
-        Programar el futuro.

A. EVALUACIÓN DE TODA ESTA ETAPA
1.      En general
-        ¿Cuál es el mayor provecho que hemos sacado de estas reuniones?
-        ¿Cuál es el gran cambio que se ha dado en nuestra vida?
-        ¿Qué rostro tiene ahora nuestra fe?
2.      Sobre la forma exterior de nuestras reuniones
-        ¿Qué es lo que ha funcionado bien en la organización de las reuniones?
-        ¿Qué fallas ha habido en nuestra organización?
3.      Sobre el contenido de las temáticas
-        ¿Qué hemos descubierto de más novedoso sobre Jesús, el Reino, la misión, la fe, la Iglesia…?
-        ¿Qué es lo que nos ha costado entender o asimilar?
-        ¿Qué aspectos no se han profundizado lo suficiente o han faltado?
-        ¿De qué nos agradecemos los unos a los otros?

B. DIFERENTES ALTERNATIVAS
Le toca a cada persona tomar las decisiones apropiadas, personalmente y con relación al grupo, para continuar con la misión que nos confió Jesús.
Conversemos los caminos que se va a emprender, para que nuestras decisiones sean más acertadas. Hay diferentes alternativas por emprender.
-        Se puede continuar en el mismo grupo con nuevos temas.
-        Unas personas pueden integrarse a otros grupos de la misma línea: Existen muchos “Grupos de Jesús”: www.gruposdejesus.com (la experiencia esta comenzó en España con el acompañamiento de José A. Pagola).
-        Otras pueden decidir conformar un nuevo grupo con familiares, amigos y personas que pueden estar interesadas en la experiencia vivida.
-        Si las condiciones se prestan, fuera bueno poder integrar la organización parroquial y participar de sus decisiones pastorales.
-        Es necesario que unas personas se integran o continúen participando en asociaciones e instituciones sociales, culturales, políticas… para compartir su experiencia en el “grupo de Jesús” donde participan.
-        Algún grupo puede tomar la decisión de realizar “celebraciones de la Palabra”, sean dominicales, sean en días ordinarios, a la manera de los primeros cristianos (Hechos 2,42 y 4,32), ya que el número de sacerdotes disminuye poco a poco o drásticamente según los lugares….

Si les parece que “¡no hay camino!”, sepan que “¡el camino se hace caminando!”
Pues, el Resucitado sigue vivo y su Espíritu no descansa…
“El Reino es lo único absoluto; el resto es relativo” (papa Pablo 6° y Mateo 6,33).

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