lunes, 22 de febrero de 2016

Guías para SEGUIR A JESÚS 1a etapa Reunidos en nombre de Jesús



  etapa :  REUNIDOS  EN  EL  NOMBRE  DE  JESÚS.



 A L G U N A S   I N D I C A C I O N E S.


PUESTA EN MARCHA DEL GRUPO
  1. Se trata de un proceso abierto
-        Es ante todo la iniciativa en manos de las y los laicos: reunirse entre varios, en la amistad, el respeto y el compartir para una mejor servicio al Reino de Dios.
-        Nadie es más que los demás, porque todos tenemos algunos talentos que poner al servicio de los demás.
  1. Con un encuentro previo
Bien se puede hacer un encuentro previo a este primer tema entre los interesados:
-        Para conocerse, fraternizar, compartir anhelos,
-        Para confirmar los objetivos y la organización,
-        Para fijar la frecuencia de las reuniones (semanalmente puede ser lo mejor), las casas donde se acoge por turno, el día y la hora.
Si no se hace un encuentro previo, estas dinámicas se realizan al comienzo de la reunión sobre el 1° tema… que puede quedar inconcluso.

RECODEMOS LOS 2 MOMENTOS DE ESTE PROCESO
1° momento: Cada uno prepara el tema personalmente o/y en familia, reflexionando sobre la 1ª y 2ª parte.
2° momento: La reunión propiamente dicha, según el esquema de la 3ª parte.
-        Se ha indicado la casa, el día y la hora. Se busca ser puntuales.
-        La duración de la reunión no debería ser más de 2 horas máximo.

ANTES DE COMENZAR LA REFLEXIÓN DEL TEMA 1
-        La familia que recibe para la reunión acomoda el lugar para que formemos un círculo.
-        En la mesa está algún signo o símbolo bonito relacionado con el tema. Sería una costumbre para todas las reuniones.
-        Nos acogemos calurosamente los unos a los otros.
-        Se elige un animador y un secretario, sea para cada reunión, sea como servicio constante. El animador busca que cada uno se exprese y el secretario anota lo más importante y recuerda los compromisos.

ÍNDICE DE LA 1ª ETAPA: Reunidos en el nombre de Jesús.
1.      “¡Ánimo! Soy yo no teman”. (Marcos 14,24-33).
2.      “¡Ánimo! Levántate. Te está llamando”. (Marcos 10,46-52).
3.      “Vengan a mí los que están cansados y agobiados”. (Mateo 11,25-30).
4.      “Pidan, busquen, llamen”. (Lucas 11,9-13).
5.      “¿Qué buscan?”. (Juan 1,3-39),
6.      “Vayan a Galilea. Allí lo verán”. (Marcos 16,1-7).
7.      “Este es mi hijo amado. Escúchenlo”. (Mateo 17,1-8).
8.      “¡Ábrete!”. (Marcos 7,31-37).



 Tema  1 :  “ ¡ ÁNIMO !  SOY  YO.  NO  TEMAN ”.


Motivación inicial
               Al decidir entrar en este proceso de reuniones sobre Jesús, nos sentimos llamados vivir mejor personal y colectivamente, material y espiritualmente. Se trata de una búsqueda y de un cuestionamiento por la orientación de nuestra vida en la sociedad y en la Iglesia.
               En esta reunión vamos a replantearnos el sentido de nuestra fe más allá de las dificultades. Vamos a comenzar a sentir la cercanía de Jesús y la fraternidad del grupo. Entender su llamada y su apoyo.


1ª parte: PREPARACIÓN PERSONAL

  1. Motivación: ¿Quién es Jesús para mí? ¿Me estará llamando?

  1. Lectura de la Palabra de Dios: Mateo 14,24-33: Pedro es rescatado por Jesús caminando sobre aguas turbulentas.

  1. Profundización de la lectura bíblica: “¡Ánimo! Soy yo: no teman”.
-        Situemos la barca: ¿Con qué rasgos la sitúa Jesús? ¿De qué manera te recuerda esta barca de los discípulos a la Iglesia actual?
-        El miedo de los discípulos: ¿Por qué se turban y, al no reconocer a Jesús, gritan “es un fantasma”? ¿He pensado alguna vez que la fe puede ser un engaño?
-        Las 3 palabras de Jesús: ¿Cuáles son? ¿Podemos profundizar cada una de ellas? ¿He experimentado alguna vez a Jesús infundiéndome ánimo o librándome de algún miedo o angustia?
-        La fe vacilante de Pedro: ¿Por qué empieza hundirse Pedro? ¿Qué grita Pedro? ¿He hablado o gritado alguna vez a Jesús sin saber si me estaba escuchando? ¿Será la fe caminar en medio de la tempestad apoyándose sólo en la palabra de Jesús?
-        La reacción de Jesús: ¿Qué hace y dice Jesús al llamado de Pedro? ¿Es Jesús para mí una “mano tendida” que desea agarrarme en momentos de crisis?
Puedo hacer un momento de oración.


2ª parte. Comentario: “CRECER EN MEDIO DE LA CRISIS.

               Eran tiempos difíciles para la joven comunidad en la que Mateo escribía su evangelio. Se había enfriado el entusiasmo de los primeros tiempos. Los conflictos y tensiones con los judíos eran fuertes. ¿Se hundirá la fe de aquellos creyentes? Lo primero que necesitaban era descubrir la presencia de Jesús en medio de la crisis.
Recogiendo un relato que encontró en Marcos y algunos recuerdos que se conservaban entre los cristianos sobre una tempestad a la que tuvieron que enfrentarse en alguna ocasión los discípulos de Jesús en el mar de Galilea, Mateo escribió una bella catequesis de Jesús sobre un objetivo muy concreto: ayudar a los seguidores de Jesús a reafirmarse en su fe sin dejarse hundir por las dificultades. Lo hizo con tal fuerza que todavía hoy nos puede reavivar por dentro.
Los discípulos están solos. Esta vez no los acompaña Jesús. Se ha quedado a solas en un monte cercano, hablando con su Padre en el silencio de la noche. Mateo describe con rasgos certeros la situación: los discípulos se encuentran solos, “muy lejos de la orilla”, en medio de la inseguridad del mar; la barca está “sacudida por las olas”, desbordada por fuerzas adversas; “el viento es contrario; todo se vuelve en contra. Además se ha hecho de noche y la oscuridad lo envuelve todo.
Los cristianos que escuchan este relato lo entienden en seguida. Conocen el lenguaje de los salmos y saben y saben que “las aguas profundas”, “la tempestad”, “las tinieblas de la noche”… son símbolos de inseguridad, angustia e incertidumbre. ¿No es la situación de aquellas comunidades, amenazadas desde fuera por el rechazo y la hostilidad,, y tentadas desde dentro por el miedo y la poca fe? ¿No es esta nuestra situación?
Entre las 3 y las  de la mañana se les acerca Jesús, andando sobre las aguas. Nunca ha dejado de pensar en ellos. Pero los discípulos no son capaces de reconocerlo en medio de la tempestad y las tinieblas. Jesús les parece “un fantasma”, algo no real, una ilusión falsa… Los miedos en la comunidad cristiana son uno de los mayores obstáculos para reconocer a Jesús y seguirlo con fe como “Hijo de Dios” que nos acompaña y nos salva en las crisis.
Jesús les dice las 3 palabras que necesitan escuchar: “Ánimo. Soy yo. No tengan miedo”. Estas 3 palabras las iremos escuchando más de una vez a lo largo de nuestro recorrido.
-        “’Animo”: Jesús viene a infundirnos ánimo y sembrar esperanza en el mundo.
-        “Soy yo”: No es un fantasma, sino alguien vivo, lleno de fuerza salvadora.
-        “No tengan miedo”: Hemos de confiar y aprender a reconocerlo junto a nosotros en medio de las crisis, peligros y dificultades.
¿No es esto lo que necesitamos escuchar hoy los cristianos?
Animado por las palabras de Jesús, Pedro hace una petición sorprendente: “Señor si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua”. No sabe si Jesús es un fantasma o alguien vivo y real, peo quiere vivir la experiencia de caminar hacia él, andando, no sobre tierra firme, sino sobre el agua; no apoyado en la seguridad, sino en la debilidad de la fe. Jesús le dice: “Ven”.
               ¿No es esta la llamada que nos está haciendo Jesús en estos momentos de crisis y desconcierto? En nuestro recorrido nos encontraremos más de una vez con su invitación: “Ven y sígueme”. Así llamaba por los caminos de Galilea y así llama hoy a quien lo quiera escuchar. Pero la llamada a Pedro en medio de la tempestad encierra algo más: “Ven a mi encuentro caminando sobre las aguas, aunque no acierte reconocerme en medio de la tempestad, aunque estés lleno de dudas en medio de la noche”.
               Pedro dejó la barca y “se puso a caminar sobre las aguas yendo hacia Jesús”. Esto es esencialmente la fe cristiana. “Caminar hacia Jesús”, dar pasos día a día orientando nuestra vida hacia él. “Sobre las aguas”, sino otro apoyo firme que no sea su Palabra. Sostenidos por su presencia misteriosa en nuestra vida. ¿Estamos dispuestos a hacer esta experiencia?
               No es fácil vivir esta fe desnuda. Pedro en concreto “sintió la fuerza del viento, le entró miedo y empezó a hundirse”. Es lo que nos puede pasar en estos momentos: Nos fijamos sólo en la fuerza que tiene el mal, nos entran el miedo y las dudas, y empezamos a hundirnos en la desesperanza, la indiferencia o la increencia. ¿Qué podemos hacer?
               Lo primero, “gritar” a Jesús. Es lo que hace Pedro al empezar a hundirse: “Señor, sálvame”. Invoca a Jesús como “Señor” (Mateo pone intencionalmente esta palabra en sus labios, pues así invocaban a Jesús resucitado las primeras comunidades cristianas). Y sólo pide una cosa: “Sálvame”. Con esto está dicho todo. Este grito salido de lo más íntimo de nuestro corazón puede ser una forma humilde, pero muy real de vivir nuestra fe.
               Jesús, que está atento y pendiente de Pedro, no permanece indiferente a este grito. Según el relato, “le tiende su mano”, “lo agarra” y “le dice: Hombre de poca fe, ¿porque has dudado?” Sin saber cómo ni por qué, Pedro vive algo difícil de explicar a quien no lo ha vivido. Experimenta a Jesús como una “mano tendida”; se deja “agarrar” por él y siente que Jesús lo salva de hundirse. En el fondo de su corazón escucha esta pregunta que puede cambiar su vida: “Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?” Tal vez es en medio de la crisis y de la noche cuando aprendemos a creer con más verdad en la fuerza salvadora que se encierra en Jesús.
               Pedro y Jesús caminan agarrados en medio de las olas y el viento. Al subir a la barca, la tormenta se calma. Cuando Jesús está en medio del grupo, los discípulos recuperan la paz. Lo han vivido todo de cerca, llenos de miedo y angustia, pero han experimentado su fuerza salvadora. Los mismos que decían antes “es un fantasma” se postran ahora ante Jesús y le dicen muy desde adentro: “Verdaderamente eres Hijo de Dios”.
               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.


3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

SALUDO: El animador:
-        Saluda e invita a que nos presentemos brevemente.
-        Presenta el tema con su motivación inicial.
-        Invita a dialogar con sencillez y espontaneidad.

‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
  1. Digámonos quién es Jesús para cada uno de nosotros y si nos está llamando.

‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura de Mateo 14,24-33: Pedro es rescatado por Jesús caminando sobre aguas turbulentas.
  1. ¿Cómo es el diálogo entre Jesús y Pedro?

‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
  1. Conversión personal: ¿Cómo aplicamos a nuestra situación la invitación de Jesús a Pedro: “Soy yo, ¡Ánimo! No temas.”?
  2. Compromiso: Después de toda esta reflexión ¿a qué nos sentimos llamados, entre otras cosas, para el buen desarrollo de estas reuniones?

ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
  1. Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-        Se explica los símbolos presentes en la mesa.
-        Momento de silencio donde nos disponemos a rezar.
-        Alguien del grupo dice estas palabras: “Soy yo: ¡Ánimo! No teman”.
-        Otro lee la siguiente oración:
Jesús, nuestra paz, tú nos dices a cada uno: “¿Por qué inquietarte”?
Una sola cosa es necesaria: Un corazón a la escucha para comprender que
Dios siempre nos ama y perdona.
-        Repetimos frase por frase:
Señor, tú sabes que siempre te quise y que te sigo queriendo;/
Tú sabes que te quiero./
A pesar del cansancio y del abandono de tantos días,/
A pesar de mi cabeza vacía dura y de mi corazón de piedra,/
Tú sabes que te quiero./
A pesar de mis dudas de fe, de mi vacilante esperanza/
Y de mi amor posesivo, tú sabes que te quiero./
-        Cada una/o puede invocar diciendo a la manera de Pedro: “Si eres tú, Señor, ayúdame a…”.

  1. Bendición y abrazo de paz.

DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde tendrá lugar la próxima reunión.



 Tema  2 :  “ ¡ ÁNIMO !  LEVÁNTATE.  TE  ESTÁ  LLAMANDO ”.


Motivación inicial
Bienvenidas/os a esta 2ª reunión. Hemos escuchado la semana pasada la llamada a no tener miedo frente al llamado de Jesús. Tal vez no sean los problemas del momento que nos dificultan el caminar con Jesús, sino la indiferencia y la pasividad. Nunca nos hemos decidido a seguir a Jesús de verdad. Con el grupo actual tenemos una nueva oportunidad: entrar a formar con otros amigos parte de su ‘movimiento’ por el Reino. Jesús pasa nuevamente por nuestra vida: no perdamos esta posibilidad de una vida más plena.


1ª parte: PREPARACIÓN PERSONAL

1.      Motivación: ¿He sentido en mi vida llamadas de Jesús?

2.      Lectura de la Palabra de Dios: Marcos 10,46-52: La curación del ciego de Jericó.

3.      Profundización de la lectura bíblica: “!Ánimo! Levántate: te está llamando”.
-        Situación de Bartimeo: Mientras los discípulos y la gente caminaban con Jesús, el ciego Bartimeo se quedaba inmóvil y al margen. ¿Qué me dice la figura de esta ciego, mendigando y sentado junto al camino?
-        Actuación del ciego: Se dio cuenta Bartimeo de la cercanía de Jesús y se puso a gritar para que tengan compasión de él. ¿He sentido alguna vez en mi vida la necesidad de gritar para llamar la atención?
-        Reacción de Jesús: Se detiene porque el ciego es importante para él. Los que lo marginaban pasan a ser los portadores del llamado de Jesús al ciego. ¿Necesito escuchar también yo las mismas palabras de Jesús dirigidas al ciego? ¿Por qué motivos?
-        El diálogo de Jesús con el ciego: Jesús quiere saber la mayor necesidad del ciego y el ciego se la dice. Es la misma fe del ciego que lo va curando de su ceguera. ¿He comunicado mis necesidades a Jesús? ¿He tomado el tiempo de sentir la cercanía de Jesús conmigo?
-        La curación: ¿Qué me parece lo más importante:
. La curación del ciego Bartimeo ocurrida hace 2000 años en Jericó?
. La transformación de Bartimeo en un seguidor de Jesús?
. La llamada que me hace Jesús a convertirme?
Puedo hacer un momento de oración.


2ª parte. Comentario: “REACCIONAR ANTE EL PASO DE JESÚS.


               Marcos narra la curación de un ciego Bartimeo en las afuera de Jericó. Lo que más le interesa no es describir con detalle lo sucedido. Con este arte tan propio de los evangelistas, Marcos hace del relato una catequesis extraordinaria para animar a quienes viven “ciegos” a abrir sus ojos, a salir de la indiferencia y a tomar la decisión de seguir a Jesús.
               Por eso el relato nos va a ayudar a conocer un poco cómo era Jesús con los enfermos y necesitados que encontraba en su camino, pero sobre todo nos puede llamar a reaccionar ante su paso por nuestra vida. Sin una decisión personal de seguir a Jesús no nos servirá mucho hacer un recorrido en grupo.
               Jesús sale de Jericó acompañado por sus discípulos y bastante gente. En Jericó comenzaba el último tramo de la subida a Jerusalén. Como es normal, no faltan mendigos, enfermos y gentes desgraciadas pidiendo ayuda a los grupos de peregrinos que pasan por el camino.
Marcos se fija en uno. Se llama Bartimeo. Lo describe intencionalmente con 3 rasgos:
-        Es un mendigo “ciego”: vive en tinieblas; no puede ver el rostro de Jesús; nunca podrá peregrinar a Jerusalén.
-        Está “sentado”: a oscuras no se puede caminar; se pasa el día esperando, inmóvil, la ayuda de los demás; no puede seguir a Jesús.
-        Está “junto al camino”, fuera de la ruta que lleva Jesús; al margen de su camino.     
¿No nos reconocemos de alguna manera en este mendigo? Cristianos “ciegos”, de fe apagada, sin ojos para mirar la vida como la mira Jesús. Cristianos “sentados”, instalados en una vida más o menos cómoda, acostumbrados a vivir de manera rutinaria nuestra religión, cansados de nosotros mismos, sin fuerza para seguir a Jesús. Cristianos situados “fuera del camino” de Jesús, sin ponerle a él como meta, horizonte y guía de nuestra vida.
A pesar de su ceguera el ciego “se entera” de que está pasando Jesús. No ve nada pero percibe su paso. Intuye que Jesús le puede curar. No puede dejar pasar la oportunidad y se pone a gritar: “Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí”. Algunos lo reprenden para que se calle y deje de molestar. Pero él grita todavía más fuerte: “Ten compasión de mí”. Él no puede darse a sí mismo la vista. Necesita a Jesús.
Esta oración humilde, incansable, repetida una y otra vez con fuerza, desde lo más hondo del corazón, va a ser el comienzo de su transformación. Jesús no pasará de largo. ¿Podemos crear en este grupo la misma actitud de Bartimeo ante el paso de Jesús por nuestras vidas?
Al escuchar su grito, Jesús se detiene. Un ciego lo necesita: todo lo demás ya no tiene importancia para él, ni siquiera la peregrinación a la ciudad santa. El ciego no debe estar tan cerca, pues Jesús pide a los que lo acompañan que le llamen. Si caminan con Jesús tendrán que aprender a no sentirse molestos por los gritos de los que sufren, sino a colaborar con él para aliviar su sufrimiento.
Los enviados de Jesús le comunican al ciego la mejor noticia que puede escuchar en estos momentos: “¡Ánimo! Levántate, que te llama”.
-        En primer lugar les infunden “ánimo”, poniendo una esperanza nueva en su vida.
-        Luego le invitan a “levantarse” y acercarse a Jesús.
-        Por último le recuerdan que no está sólo: Jesús lo está llamando.
¿No es esto lo que estamos necesitando escuchar de Jesús? ¿No es esto también lo que muchos hombres y de hoy están necesitan escuchar de los seguidores de Jesús?
               El ciego actúa con prontitud. “Arroja el manto”, que le servía para recoger la limosna, pero que ahora lo estorba para encontrarse con Jesús. Aunque siempre se ha movido a tientas, ahora “da un salto” decidido y “se acerca a Jesús”. Su actuación es ejemplar. ¿No necesitamos también nosotros liberarnos de estorbos y esclavitudes, dejar de un lado cobardías y vacilaciones, y tomar la decisión de acercarnos a Jesús y ponernos delante de él?
               El relato termina con estas palabras: “Al momento recobró la vista y lo seguía por el camino”. En ellas nos ofrece la clave para leer el relato como una catequesis. Al comienzo del relato, Bartimeo era un mendigo “ciego”; ahora, al contacto con Jesús, “recobra la vista”. Estaba “sentado” y ahora le “sigue” a Jesús. Estaba “junto al camino”, pero ahora le sigue “por el camino”.
               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.


3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO


ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.      ¿Qué llamadas de Jesús hemos tenido en nuestra vida personal?

‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura de Marcos 10,46-52: La curación del ciego de Jericó.
2.      ¿Qué es lo que más me llama la atención en esta curación del ciego Bartimeo?

‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.      Conversión personal: ¿Qué llamados de Jesús sentimos después de esta reflexión?
4.      Compromiso: ¿A qué me comprometo para responder generosamente a Jesús mediante un cambio en mi vida?

ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
5.      Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-         Se explica los símbolos presentes en la mesa.
-         Momento de silencio donde nos disponemos a rezar.
-         Alguien nombra a cada una/o del grupo por su nombre y le dice personalmente: “Pablo, Elizabeth… ¡Ánimo! Levántate: Jesús te está llamando”.
-         Alguien lee la siguiente oración:
Jesús, tú tienes una llamada para cada uno de nosotros
Para que podamos descubrir lo que espera de cada uno de nosotros.
Danos un corazón atento a tu voz.
-         Repetimos frase por frase:
Aquí estoy, Señor, como el ciego al borde del camino./
Cansado, sudoroso, polvoriento; mendigo por necesidad y oficio./
Pasas a mi lado y no te veo./
Tengo los ojos cerrados a la luz; costumbre, dolor, desaliento…/
Sobre ellos han crecido duras escamas que me impiden verte…/
¡Ah, qué pregunta la tuya! ¿Qué desea un ciego sino ver?/
¡Que vea, Señor! Que vea, Señor, tus sendas./
Que vea, Señor, los caminos de la vida./
Que vea, Señor, ante todo, tu rostro, tus ojos, tu corazón./

6.      Bendición y abrazo de paz.

DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde tendrá lugar la próxima reunión.



Tema  3 :  “ VENGAN  A   
LOS  QUE  ESTÁN  CANSADOS  Y  AGOBIADOS ”.


Motivación inicial
               Estamos comenzando un proceso esperanzador, pero esto no quiere decir que no habrá dificultades y cansancio. El mismo Jesús lo decía a sus discípulos. Tal vez queremos cambiar, pero no mucho… A veces sentimos nuestro entorno muy indiferente y hasta hostil. Nuestra debilidad es un desafío a superar juntos.


1ª parte: PREPARACIÓN PERSONAL

1.      Motivación: ¿Cómo me siento después de 2 reuniones del ‘grupo de Jesús’?

2.      Lectura de la Palabra de Dios: Mateo 11,25-30: “Mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.

3.      Profundización de la lectura bíblica: “Vengan a mí los que están cansados y agobiados”.
-        La acción de gracias de Jesús. Jesús tenía costumbre de orar a solas, de noche. Esta vez lo hace delante de sus discípulos. Prestemos atención al motivo de la acción de gracias de Jesús. ¿Sé rezar con otros, en pareja, con los hijos…?
-        Los ‘entendidos’ y los ‘sencillos’. La realidad del Reino quedan oculta a los ‘sabios y entendidos’, pero es acogida por los ‘sencillos’. ¿Qué me parece esta afirmación? ¿Suele ocurrir así conmigo y mi entorno?
-        El Padre y sus Hijo Jesús. Jesús ha recibido de su Padre su amor, su sueño, su pasión por los sencillos y atropellados… ¿Creo que Jesús revelado por los sencillos es la clave para que pueda yo entender a Dios? A mí, ¿qué me quiere Dios dar a sentir y conocer?
-        Vengan a mí los cansados y agobiados. Jesús aclara para quiénes ha venido y a quiénes llama a acercarse a él. ¿Me incluyo en esta categoría de personas necesitadas? ¿De qué me puede aliviar Jesús?
-        Carguen con mi yugo. Seguir a Jesús es exigente. Pero, ¿serán menos exigentes las cargas que me pongo yo mismo? ¿Por qué dice Jesús que su ‘yugo es llevadero’?
-        Aprendan de mí que soy sencillo y humilde de corazón. ¿Qué entiendo por esta afirmación de Jesús? ¿Cuándo soy ‘sencillo y humilde de corazón’? Busco a personas que así puedo calificar.
Puedo hacer un momento de oración.


2ª parte. Comentario: “ENCONTRAR DESCANSO EN JESÚS. Mateo 11,25-30.

               Jesús no tuvo problemas con la gente sencilla del pueblo. Sentía que lo entendían. Lo que le preocupaba era si algún día llegarían a captar su mensaje los líderes religiosos, los especialistas de la ley, los grandes maestros de Israel.
               El pueblo ‘sencillo’ que vivía defendiéndose del hambre y de los grandes terratenientes, lo entendían muy bien: Dios los quería ver dichosos, sin hambre y sin agobios. Los más enfermos y desvalidos se fiaban de él y, animados por su fe, volvían a confiar en el Dios de la vida. Las mujeres que se atrevían a salir de su casa, dejando su trabajo para escucharlo, intuían que Dios tenía que amar cómo decía Jesús, con entrañas de madre. La gente ‘sencilla’ sintonizaba con él. El Dios que Jesús anunciaba era el que necesitaban y anhelaban.
               La actitud de los ‘entendidos’ era diferente. Caifás y los sacerdotes de Jerusalén lo veían como un peligro. Los maestros de la ley no entendían que se preocupara tanto del sufrimiento de la gente  y pareciera olvidar las exigencias de la religión. Por eso entre los seguidores más cercanos de Jesús no hubo nunca sacerdotes, escribas o maestros de la ley.
               Un día, Jesús desnudó su corazón y descubrió lo que sentía en su interior al ver lo que estaba ocurriendo. Lleno de alegría alabó a Dios así delante de todos: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has dado a conocer a los sencillos”. A Jesús se le ve contento, pues añade: “Sí, Padre, así te pareció mejor”. Esa es la forma que Dios tiene para revelar sus ‘cosas’.
               Los ‘sabios y entendidos’ creen saberlo todo, pero no entienden nada. Tienen su propia visión docta de Dios y de la religión. No necesitan aprender nada nuevo de Jesús. Su corazón endurecido les impide abrirse con sencillez y confianza a la revelación del Padre a través de su Hijo. Con esta actitud nos será difícil hacer un recorrido de conversión. Si ya lo sabemos todos, ¿qué vamos a aprender de Jesús, de su Padre o de su proyecto del Reino de Dios?
               La actitud de la gente sencilla es diferente. No tienen acceso a grandes conocimientos religiosos, no asisten a las escuelas de los grandes maestros de la ley, tampoco cuentan mucho en la religión del templo. Su manera de entender y de vivir la vida es más sencilla. Ellos van a lo esencial. Saben lo que es sufrir, sentirse mal y vivir sin seguridad. Por eso se abren con más facilidad al Dios que les anuncia Jesús. Están dispuestos a dejarse enseñar por él. El Padre les está revelando su amor a través de sus palabras y de su vida entera. Entienden a Jesús como nadie. ¿No es ésta la actitud que hemos de despertar en nosotros?
               Ciertamente podemos confiar en Jesús. Sus palabras dan seguridad: “Todo me lo ha entregado mi Padre”. To lo que hay en el Padre, todo lo que vive y siente por nosotros, lo podemos encontrar en Jesús: su amor, su ternura, su humildad, su cariño hacia todas las criaturas, su pasión por los últimos, su predilección por los sencillos. Poco a poco lo iremos descubriendo en nuestro recorrido.
               El Padre y su Hijo Jesús viven en comunión íntima, en contacto vital. Se conocen mutuamente con un conocimiento pleno, ardiente y total. Nadie comprende al Hijo como lo comprende su Padre y nadie comprende al Padre como lo comprende su Hijo Jesús y “aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
               Estamos aquí atraídos por el Padre y buscados por Jesús. El Padre quiere revela sus ‘cosas’ a los sencillos, y su Hijo Jesús se alegra en sintonía total con su Padre. También él quiere revelar a los sencillos su experiencia de Dios, lo que contempla en su corazón de Padre, el proyecto que le apasiona, lo que busca para sus hijos e hijas. ¿No nos lo revelará a nosotros?
               Jesús ha terminado su alabanza al Padre, pero sigue pensando en la ‘gente sencilla’. Muchos de ellos viven oprimidos por los poderosos de Séforis y Tiberíades, y no encuentran alivio en la religión del templo. Su vida es dura y la doctrina que les ofrecen los ‘sabios y entendidos’ la hacen todavía más dura. Jesús les hace tres llamadas.
  1. “Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados”. Es la primera llamada. Está dirigida a todos los que viven la religión como un peso, los que se sienten agobiados por las doctrinas complicadas que les impiden la alegría de un Dios Amigo y Salvador. Si se encuentran vitalmente con la persona de Jesús, experimentarán un respiro: “Yo los aliviaré”.
  2. “Carguen con mi yugo… porque es llevadero y mi carga, ligera”. Es la 2ª llamada. Hay que cambiar de yugo. Hemos de abandonar el yugo de los ‘sabios y entendidos’, pues es abrumador y lleva a un moral sin alegría, y cargar con el de Jesús que hace la vida más llevadera. No porque Jesús exige menos, sino porque propone lo esencial: el amor que libera a las personas y despierta en el corazón humano el deseo de hacer el bien y el gozo de la alegría fraterna.
  3. “Aprendan de mí que soy sencillo y humilde de corazón”. Es la 3ª llamada. Hemos de aprender a cumplir la ley y vivir la religión como lo hacía Jesús, con su mismo espíritu. Jesús no complica la vida, la hace más clara, más sencilla y más humilde. No agobia a nadie. Al contrario libera lo que hay de mejor en nosotros y nos enseña a vivir de manera más digna y humana.
Esta es la promesa de Jesús: si vienen a mí… carguen con mi yugo… si aprenden de mí a vivir de manera diferente, “encontrarán descanso para sus vidas”. Jesús libera de agobios, no los introduce; hace crecer las libertades, no las servidumbres; atrae hacia el amor, no hacia las leyes; despierta la alegría, nunca la tristeza. ¿Sabremos encontrar en Jesús nuestro descanso?
               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.


3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.      ¿Cómo nos sentimos después de 2 reuniones de nuestro ‘Grupo de Jesús’?

‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura de Mateo 11,25-30: “Mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.
2.      En esta lectura, ¿a quiénes se dirige Jesús y qué les quiere dar a entender?

‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.      Conversión personal: ¿Cómo nos aplicamos a nosotros mismos las palabras de Jesús?
4.      Compromiso: ¿Qué vamos a cambiar en nuestras vidas para acoger las palabras de Jesús?

ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
5.      Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-         Se explica los símbolos presentes en la mesa.
-         Momento de silencio donde nos disponemos a rezar.
-         Alguien retoma por parte la oración de Jesús y repetimos todos paso a paso:
“Te damos gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, /
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos /
y las has dado a conocer a los sencillos./
Sí, Padre, así te ha parecido mejor”./
-         Añadimos nuestra propia oración, tanto de acción de gracias como de petición por las y los que están ‘cansados y agobiados’ y porque a veces nos sentimos también cansados y agobiados.
-         Al final alguien lee sólo la siguiente oración:
Jesús, paz de nuestros corazones:
Por tu Evangelio nos llama a ser muy sencillos y muy humildes.
Tú haces crecer en nosotros un agradecimiento grande
Por tu continua presencia en nuestros corazones.
Jesús, hoy queremos expresarte nuestra ilusión y nuestra alegría,
Porque tu aliento nos anima y nos guía,
Tus manos nos alzan y sostienen
Y en tu regazo encontramos ternura y descanso.
Con el corazón encogido por tanto don recibido
Y por tanto horizonte abierto,
Nos brota con facilidad la alabanza.
Desbordados por tu amor y llenos de gozo,
Ensalzamos a tu Padre.
Lleva, Jesús a buen término lo que has comenzado.

6.      Bendición y abrazo de paz.

DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde tendrá lugar la próxima reunión.



 Tema  4 :  “ PIDAN,  BUSQUEN,  LLAMEN ”.


Motivación inicial
Podríamos calificar nuestro grupo como un grupo de ‘buscadores’: buscadores de sentido, de vida, de fraternidad, de Dios. En su tiempo Jesús respondía a la espera de estos mismos buscadores. ¿Cuáles son nuestras disposiciones internas? ¿Corresponden a la ‘oferta’ de Jesús? Esto vamos a profundizar en esta reflexión.


1ª parte: PREPARACIÓN PERSONAL

1.      Motivación: ¿Puedo decirme qué es lo que estoy buscando en este grupo de amigos y amigos de Jesús? ¿Cómo estoy rezando?

2.      Lectura de la Palabra de Dios: Lucas 11,9-13: “Pidan y recibirán…”

3.      Profundización de la lectura bíblica: “Pidan, busquen, llamen”.
-        La triple invitación de Jesús. Vuelvo a leer las 3 invitaciones de Jesús a sus discípulos. Cuando me dirijo a Dios, ¿cuál de estas palabras utilizo más? ¿De cuáles me olvido?
-        La confianza total en Jesús. ¿Por qué Jesús es tan afirmativo: “Todo el que pide recibe; el que busca encuentra; al que llaman le abren”? ¿Cómo entiendo estas expresiones?
-        Las imágenes de Jesús. Jesús se dirigía a gentes del campo que vivían cierta solidaridad para enfrentar mejor las graves carencias que sufrían. Al ser padre o madre de familia, ¿cómo reacciono cuando los hijos ‘piden, buscan, llaman’?
-        Pedir el Espíritu santo. A notar que Jesús habla de las “cosas buenas” que hay que pedir. ¿Cómo defino la oración de petición: despertar a Dios, sintonizar con él, cambiar yo, escuchar el Espíritu de Jesús, discernir ‘los signos de los tiempos’…?
Puedo hacer un momento de oración.


2ª parte. Comentario: “DISCÍPULOS QUE PIDEN, BUSCAN Y LLAMAN”.

               Mateo y Lucas recogen en sus respectivos evangelios unas palabras que habían quedado muy grabadas en sus seguidores más cercanos. Es fácil que Jesús las haya pronunciado en más de una ocasión en los alrededor del lago o, tal vez, cuando se movía por las aldeas de Galilea pidiendo algo de comer, buscando acogida o llamando a las puertas de los vecinos. Jesús sabía aprovechar cualquier experiencia para despertar la confianza de sus discípulos y discípulas en el Padre bueno del cielo.
               Probablemente no siempre encontraban respuestas, pero Jesús no se desalentaba. Él vive confiando en el Padre. Esta es su reacción: “Pues les digo a ustedes: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá”. Así hay que vivir ante el Padre, como pobres que necesitan “pedir” lo que no tienen, como perdidos que necesitan “buscar” el camino que no conocen, como huérfanos sin hogar que llaman a la puerta de Dios.
               La confianza de Jesús es absoluta. La quiere contagiar a sus discípulos con  fuerza. No sabemos exactamente cómo se expresó, pero los evangelistas han recogido sus palabras de forma lapidaria: “El que pide está recibiendo. El que busca está hallando. Y al que llama, se le abre”. Esta es la experiencia que vamos a vivir junto a Jesús. Los giros que usa al hablar están sugiriendo que está hablando de Dios, aunque evita nombrarlo. Por eso se puede traducir así: “Pidan y Dios se les dará. Busquen y Dios se dejará encontrar. Llamen y Dios se les abrirá”.
               Curiosamente, en ningún momento se dice qué es lo que hemos de pedir, qué es lo que hemos de buscar ni a qué puerta hemos de llamar. Lo importante para Jesús es la actitud: cómo vivimos ante Dio. Si hacemos nuestro recorrido suplicando, buscando y llamando, conscientes de nuestra insuficiencia, pero poniendo toda nuestra confianza en Dios, nos veremos atraídos hacía la conversión: Dios se nos abrirá.
Aunque les 3 invitaciones de Jesús apuntan a la misma actitud de fondo, parecen sugerir matices diferentes.
-        “Pedir” es suplicar algo que hemos de recibir de otro como regalo, pues no podemos dárnoslo a nosotros mismos; es la actitud ante Dios: “Todo lo que pidan al Padre en mi nombre se lo concederá”.
-        “Buscar’ es rastrear, indagar algo que se nos oculta, pues está encubierto o escondido; es la actitud ante el Reino: “Busquen ante todo el reino de Dios y su justicia”.
-        “Llamar” es gritar, atraer la atención de alguien que no parece escucharnos; es la actitud de los salmistas cuando sienten a Dios lejano: “A ti grito, Señor, inclina tu oído hacia mí, no te quedes lejos, respóndeme, ven en mi ayuda”.
Pero Jesús no solamente quiere despertar estas actitudes en sus discípulos. Quiere sobre todo avivar su confianza en Dios. No les da explicaciones complicadas. Jesús es “sencillo y de corazón humilde”. Les pone 3 comparaciones que pueden entender muy bien los padres y madres que hay entre sus seguidores. También en este grupo lo podemos entender.
               ‘¿Qué padre o qué madre, cuando el hijo le pide una hogaza de pan, le da un piedra de forma redondeada, como las que a veces se ven por aquellos caminos? ¿O si le pide un pez le dará una de esas culebras de agua que, en alguna ocasión, aparecen en las redes de pesca? ¿O si le pide un huevo le dará un escorpión apelotonado de los que se ven por la orilla del lago?’
               Un padre o una madre no se burla así de su hijo pequeño, no lo engaña, no abusa de él, precisamente porque es pequeño y no sabe distinguir todavía lo que es bueno de lo que es malo. Es inconcebible que, cuando su hijo le pide algo bueno para alimentarse, le da otra cosa parecida que le puede hacer daño. Al contrario le dará siempre lo mejor que tenga.
               Jesús saca rápidamente una conclusión: ‘Si ustedes, aun siendo malos, saber dar a sus hijos cosas buenas, ¡cuánto más el Padre del cielo, en el que no hay sombra de maldad, dará cosas buenas a sus hijos! ¡Cómo no va a ser Dios mejor que ustedes!’
               Así recoge Mateo el pensamiento de Jesús. Pero Lucas introduce una novedad muy importante. Según su versión, Jesús dice: “Cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan”. A Dios le podemos pedir muchas cosas buenas, pero ninguna mejor que ‘el Espíritu Santo’. Con esta palabra, los judíos designaban el aliento de Dios, que crea y da vida, que cura y purifica, que lo renueva, reforma y reaviva todo.
               Lucas recuerda que este fue el recuerdo que quedó de Jesús en los que lo conocieron de cerca: “Ungido por Dios en Espíritu Santo y poder, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos de los Apóstoles 10,38). Lo más grande que podemos pedir en este grupo es ‘el Espíritu Santo’ que Jesús recibe de su Padre y le hace vivir “haciendo el bien” y “curando a los oprimidos”. Este Espíritu nos va a ir transformando y convirtiendo. Dios nos lo va a regalar, porque es con nosotros el mejor de los padres y de las madres. Además, el mismo Jesús lo prometió a sus seguidores: “Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes y serán mis testigos…” (Hechos de los Apóstoles 1,8).


               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.


3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.      Digámonos lo que estamos buscando como grupo de amigos y amigos de Jesús.

‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura de Lucas 11,9-13: “Pidan y recibirán…”
2.      ¿Cuáles son las orientaciones de Jesús cuando rezamos?

‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.      Conversión personal: Según Jesús, ¿Cómo tenemos que rezar para conectarnos con Dios, entrar en comunión con él, con su proyecto del Reino?
4.      Compromiso:
-        Si no rezamos como pareja ni en familia, ¿qué pasos vamos a dar para intentarlo?
-        Si rezamos en pareja y en familia, ¿cómo voy a orientar mejor esta oración, según lo descubierto ahora?

ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
5.      Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-         Se explica los símbolos presentes en la mesa.
-         Momento de silencio donde nos disponemos a rezar.
-        Alguien repite las palabras de Jesús, haciendo una pausa entre cada una: “Piden y recibirán… - Busquen y encontrarán… - Llamen y se les abrirá…”.
-        Alguien lee la siguiente afirmación del profeta Isaías:
“Así dice el Señor: ‘Yo me he dejado encontrar por quienes no preguntaban por mí; me he dejado hallar por quienes no me buscaban’. Dije: ‘¡Aquí estoy, aquí estoy!’ a gente que no invocaba mi nombre” (65,1).
-        Escuchamos la siguiente oración:
Jesús, misterio de Dios encarnado,
Aunque somos frágiles, queremos seguirte
Por el camino que nos conduce a amar como tú nos amas.
Ven, Espíritu de Dios, luz que penetras el alma,
Fuente del mayor consuelo, descanso en nuestro esfuerzo,
Gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro.
-        Repetimos frase por frase:
Día tras día, Señor, voy a pedirte lo que tú sabes:/
Verte más claramente,/
Amarte más tiernamente,/
Gozarte más alegremente,/
Esperarte más vivamente/
Y seguirte más fielmente./
-        Hagamos alguna oración espontánea.
Alguien concluye diciendo: “Gracias, Padre del cielo, porque eres mejor que nosotros con nuestros hijos”.

6.      Bendición y abrazo de paz.

DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde tendrá lugar la próxima reunión.



 Tema  5 :  “ ¿ QUÉ  BUSCAN ”.


Motivación inicial
               En nuestra reunión de hoy, vamos a precisar lo que buscamos si queremos seguir a Jesús con más fe y más verdad, si queremos ser un grupo creyente de seguidores convencidos de Jesús. Esta fue la experiencia de los primeros discípulos de Jesús. A ver cómo nos iluminan y orientan.


1ª parte: PREPARACIÓN PERSONAL

1.      Motivación: ¿Qué cosas nuevas e importantes he descubierto hasta ahora gracias a la reuniones anteriores?

2.      Lectura de la Palabra de Dios: Juan 1,3-39: “¿Qué buscan?”

3.      Profundización de la lectura bíblica: “¿Qué buscan?”.
-        El paso de Jesús. Se trata de 2 discípulos de Juan Bautista que él mismo les invita a seguir a Jesús. Como indicación Juan les dice: “Este es el Cordero de Dios”. ¿A qué acontecimiento importante hace alusión Juan Bautista? Para los discípulos. ¿qué evocaría lo de “Cordero” y “de Dios” aplicado a Jesús por Juan Bautista?
-        La pregunta de Jesús. Jesús comienza por una pregunta a los 2 discípulos: “¿Qué buscan”? ¿Se puede seguir a Jesús sin saber lo que se busca? En definitivo, ¿qué busco yo en este ‘grupo de Jesús’?
-        La respuesta de los discípulos. Curiosamente los discípulos responden a la pregunta de Jesús con otra pregunta: “Maestro, ¿dónde vives?”. ¿Qué conclusiones sobre los discípulos puedo sacar de las 2 partes de su pregunta: ‘Maestro’ y ‘¿dónde vives?’? ¿Soy como los 2 discípulos: quiero saber algo de Jesús como mi ‘Maestro’?
-        “Vengan y verán” o ‘Vengan a ver’. Para estar con Jesús y seguirlo, hay que vislumbrar en él a un ‘maestro’ y cambiar de lugar para estar adónde él vive. ¿Estoy dispuesto a dejarme enseñar y a dejar mis seguridades para estar dónde vive Jesús?
Puedo hacer un momento de oración.


2ª parte. Comentario: “VER DÓNDE VIVE JESÚS”.

               El evangelista Juan no nos dice nada de la infancia de Jesús. Después de un prólogo extraordinario, donde presenta a Jesús como “la Palabra de Dios que se ha hecho carne para entre nosotros”, nos describe los primeros pasos de Jesús ya adulto en el entorno de Juan Bautista. ¿Qué sucede precisamente el día tercero?
               El Bautista está acompañado de 2 de sus discípulos. Sin duda ha escuchado su predicación y han recibido su bautismo en las aguas del Jordán, en aquel mismo lugar. Viven a la expectativa de alguien que está pronto en llegar y es “más grande que Juan”. El mismo les ha dicho: “En medio de ustedes hay uno a quien no conocen”. Hay que estar atentos y abrir bien los ojos del corazón.
               De pronto el Bautista ve a Jesús que “está pasando por allí”, e inmediatamente les comunica a los 2 discípulos: “Este es el Cordero de Dios”. Seguramente los discípulos no pueden entender gran cosa. Tal vez piensan en el ‘cordero pascual’ cuya sangre ha liberado al pueblo de la muerte al escapar de Egipto. Pero lo que ellos están esperando ahora es un liberador definitivo que pueda “quitar el pecado del mundo”, limpiar la vida e introducir en los corazones un Espíritu nuevo.
               Jesús sigue siendo para ellos un desconocido, pero, al oír al Bautista, algo se despierta en su interior. Abandonan al que hasta ahora ha sido su profeta y maestro, y “siguen a Jesús”. Se apartan del Bautista y comienzan un camino nuevo. Todavía no saben adónde les puede llevar este desconocido, pero ya están tras sus pasos. Así comienza casi siempre el seguimiento de Jesús. De alguna manera así estamos empezando también nosotros este camino. ¿Adónde nos llevará Jesús?
               Durante un cierto tiempo caminan en silencio. No ha habido un verdadero contacto con Jesús. Jesús rompe el silencio y les hace una pregunta no muy fácil de contestar: “¿Qué buscan?”. ¿Qué esperan de mí? ¿Por qué me siguen precisamente a mí? Hay cosas que conviene aclarar desde el comienzo: ¿qué buscamos al orientar nuestra vida en dirección de Jesús?
               Los 2 discípulos de responden con otra pregunta: “Maestro, ¿dónde vives?”, cuál es el secreto de tu vida?, qué es vivir para ti? Jesús no se queda en el desierto junto al Bautista. Los está encaminando hacia un lugar nuevo: ¿dónde vive? Al parecer no andan buscando a Jesús en nuevas doctrinas. Quieren aprender un nuevo modo de vivir. Aprende a vivir como él.
               Jesús les responde directamente: “Vengan y lo verán”. Hagan ustedes mismos la experiencia. No busquen informaciones extrañas de otros. Vengan a vivir conmigo y descubrirán cómo vivo, desde dónde oriento mi vida, a qué me dedico y qué es lo que me hace vivir así. Sólo conviviendo con Jesús aprenderemos a vivir como él. Esto es el paso decisivo que hemos de dar. Esto es entrar en el camino de Jesús.
               Los discípulos escuchan a Jesús y toman la decisión que cambiará para siempre sus vidas: “Se fueron con él, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día”. Se olvidan del Bautista, dejan otros caminos y se van con Jesús. Entran en contacto con el lugar dónde vive él. Se introducen en su mundo. Están pasando a la zona de la luz, de la vida de la libertad que irradia Jesús. Esta experiencia directa les hace “quedarse” con él.
El evangelista Juan da mucha importancia a lo que está sucediendo. Señala incluso la hora: “Eran como las 4 de la tarde”. Está naciendo el pequeño grupo de Jesús. Estamos escuchando las primeras palabras que pronuncia Jesús en este evangelio: el primer diálogo que tiene con los que empiezan a seguirlo. En pocas palabras se nos dice lo esencial mejor que con muchas palabras complicadas. ¿Qué es lo decisivo al tomar la decisión de seguir a Jesús?
-        Lo primero es buscar. Cuando una persona no busca nada y se conforma con “ir tirando”, repitiendo siempre lo mismo, es difícil que encuentre algo grande en la vida. En una postura de indiferencia, apatía, escepticismo no es posible segur a Jesús.
-        Lo importante no es buscar algo, sino buscar a alguien. Lo decisivo no es conocer más cosas sobre Jesús, tener más datos, penetrar con más clarividencia en la doctrina cristiana, sino encontrarnos con una persona viva. Es el contacto personal con él lo que nos atrae a seguirlo y lo que transformará nuestra vida.
-        Dicho de la manera más concreta, necesitamos experimentar que Jesús nos hace bien, que nos infunde una fuerza desconocida para vivir con responsabilidad y esperanza. Si vamos haciendo esta experiencia, empezaremos a darnos cuenta de lo poco que creíamos en él y de lo mal que habíamos entendido hasta ahora muchas cosas.
-        Pero lo decisivo para seguir a Jesús es aprender a vivir como vive él, aunque sea de manera pobre y sencilla. Creer en lo que él creyó, dar importancia a lo que se la deba él, interesarnos por lo que él se interesó. Mirar la vida como la mira Jesús, tratar a las personas como él las trata, acoger, escuchar y acompañar como lo hace él. Confiar en Dios como él confía, rezar como reza él, contagiar esperanzo como él la contagia.
Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.


3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.      Digámonos las cosas nuevas e importantes hemos descubierto hasta ahora gracias a la reuniones anteriores.

‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura de Juan 1,3-39: “¿Qué buscan?”
2.      ¿Qué es lo que más nos llama la atención en este diálogo de los discípulos con Jesús?

‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.      Conversión personal: Para encontrar verdaderamente a Jesús, ¿qué tenemos que cambiar en nuestras vidas a la luz de las palabras de Jesús?
4.      Compromiso: Después de estas reflexiones, ¿a qué vamos a prestar más atención para estar más en comunión con Jesús?

ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
5.      Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-         Se explica los símbolos presentes en la mesa.
-         Momento de silencio donde nos disponemos a rezar.
-         Alguien dice: Jesús está en medio de nosotros y nos pregunta: “¿Qué buscan?”
-         Alguien lee la siguiente oración (Cf. Salmos 62 y 142), luego, al final, repetimos la frase que nos llamó la atención.
Jesús, tú eres mi Dios: por ti madrugo.
Mi alma tiene sed de ti.
Mi carne tiene ansia de ti.
Soy como tierra reseca, agostada, sin agua.
Tu gracia vale más que la vida…
No me escondas tu rostro.
Indícame el camino que he de seguir.
-         Repetimos frase por frase:
Despierta, Señor, nuestros corazones/
Que se han dormido en cosas segundarias/
Y no tienen fuerza para amarte con pasión./
Despierta, Señor, nuestra ilusión/
Que se ha apagado con pobres ilusiones/
Y ya no tiene razones para soñar en grande./
Despierta, Señor, nuestra sed de ti,/
Porque bebemos agua sin sabor/
Que no sacia nuestros anhelos diarios./
Despierta, Señor, nuestro silencio vacío,/
Porque necesitamos palabras de vida para vivir/
Y sólo escuchamos reclamos de la moda y el consumo./
-         Hagamos una oración cada uno, pidiendo lo que más buscamos.

6.      Bendición y abrazo de paz.

DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde tendrá lugar la próxima reunión.



 Tema  6 :  “ VAYAN  A  GALILEA.  ALLÍ  LO  VERÁN ”.


Motivación inicial
               Hoy vamos a conocer un poco más la región donde Jesús vivía. Era de Galilea al norte de Palestina: allí fue donde pasó la mayor parte de su vida y de su ministerio. Galilea era una provincia marginal, rebelde y marginada por los de la capital, centro de la religión, las leyes, las autoridades. Conocer a Jesús y a su movimiento es recorrer los caminos de Galilea… con Jesús. Veamos.


1ª parte: PREPARACIÓN PERSONAL

1.      Motivación: ¿Qué es lo que sé del lugar donde vivió Jesús? ¿Por qué motivos se insiste en Galilea?

2.      Lectura de la Palabra de Dios: Marcos 16,1-7: “Él va delante de ustedes a Galilea”.

3.      Profundización de la lectura bíblica: “Vayan a Galilea: allí lo verán”.
-        El proyecto de las mujeres. Es de notar que son las mujeres quienes toman la iniciativa de ir a ver cómo han quedado las cosas después de la muerte de Jesús. Su propósito era embalsamar el cuerpo de Jesús, o sea, que tenga sepultura digna… En nuestro grupo, en cuanto a la fe, ¿qué matices aportamos/an las mujeres? O ¿no he prestado atención…?
-        La piedra del sepulcro. La piedra, que es ‘muy grande, quiere indicar que, para las mujeres, ya lo de Jesús había terminado. Y los discípulos varones habían regresado a sus quehaceres. ¿Estoy dispuesta/o a novedades que no me imagino? O ¿tengo la impresión que ‘muchas puertas’ están cerradas y bien selladas?
-        El mensaje del joven. Marcos no habla de ángeles sino de “un joven, sentado y con túnica blanca”. ¿Qué pienso que me quiere sugerir Marcos con estas 3 señales? ¿Me paso la vida ‘corriendo’ o siendo atentos a los signos de los tiempos?
-        “Lo verán en Galilea”. Galilea era el lugar donde vivió Jesús. Según mi parecer, ¿por qué esa invitación a las mujeres de ‘volver a Galilea’? ¿Estoy dispuesto a volver a las fuentes de la fe?
-        “Él va delante de ustedes”. Siempre Jesús va delante o llega primero. ¿Estoy seguro que en este caminar juntos voy a toparme con Jesús? ¿Estoy dispuesto a ir a lo esencial?
Puedo hacer un momento de oración.


2ª parte. Comentario: “VOLVER A GALILEA PARA SEGUIR A JESÚS”.

               Este relato es de una importancia excepcional. No sólo anuncia la Buena Noticia de que el Crucificado ha sido resucitado por Dios. Además Marcos explica a los lectores que quieren encontrarse con él el camino que han de recorrer para verlo y seguirlo.
               Las protagonistas son 3 mujeres admirables: María Magdalena, María la de Santiago y Salomé. Han seguido los caminos de Galilea, junto con otros discípulos y discípulas. Al llegar el momento de la ejecución de Jesús no han huido cobardemente, como los varones. Han contemplado angustiadas cómo los soldados romanos crucificaban a su querido Jesús. Han observado también dónde lo han sepultado, y vienen ahora hasta el sepulcro para tener con él un último gesto de cariño y de piedad.
               No pueden olvidar a Jesús. Lo aman como a nadie. La primera, como siempre, María Magdalena. En sus corazones se ha despertado un proyecto absurdo que sólo puede nacer de su amor apasionado a Jesús. ‘Compran perfumes para embalsamar’ su cadáver y ahuyentar el mal olor de la muerte. No pueden hacer nada más por él. No se dan cuenta que es absurdo embalsamar un cuerpo que lleva ya muerto bastantes horas; no reparan que es un horror acercarse al cadáver torturado de un crucificado. No importa. Ellas no olvidarán nunca a Jesús. Su muerte ha echado por tierra todas las esperanzas que habían puesto en él, pero no ha logrado apagar su amor.
               Por el camino las mujeres se acuerdan que una “piedra” cierra la entrada del sepulcro. Ellas se sienten impotentes para removerla. ¿Quién la podrá correr? La insistencia del evangelista, señalando que la piedra “era muy grande” sugiere el poder de la muerte. Ante ella hay que perder toda esperanza. Las mujeres no podrán nunca liberar a Jesús del poder de la muerte.
               Lo sorprendente es que, al llegar al sepulcro, observan que “la piedra ha sido corrida”. No se dice quién ha sido, pero el sepulcro está abierto. ¿Será que la muerte puede ser vencida? ¿Será que el sepulcro no es nuestro final definitivo? Ciertamente, no puede ser cosa de hombres; ningún ser humano tiene poder sobre la muerte; “la piedra es muy grande”. ¿Será que Dios ha intervenido para resucitar a Jesús de entre los muertos?
               La sorpresa y el sobresalto crecen todavía más cuando, al entrar en el sepulcro, “ven a un joven sentado a la derecha, vestido de una túnica blanca”. Sin duda es un mensajero enviado por Dios, pero está descrito con rasgos que hablan de vida y resurrección. Es “joven”, en la flor de la vida. Está “sentado”, irradiando seguridad y autoridad. Está en la parte “derecha”, lugar que promete dicha. Viste “una túnica blanca”, color que simboliza la gloria de Dios. Las mujeres se asustan, pues donde esperaban encontrar el cadáver de Jesús sólo ven signos de vida, juventud, luz blanca… ¿Estará Jesús vivo, resucitado a la vida de Dios, sentado a la derecha del Padre?
               El joven las tranquiliza: “No se asusten”. No hay más saludos ni palabras que puedan distraer a las mujeres. El enviado de Dios les anuncia directamente su mensaje: “¿Buscan a Jesús de Nazaret, el crucificado? Es un error buscarlo en el mundo de la muerte. Jesús no es un difunto más. No es el momento de rendirle homenaje ni de llorar recordando piadosamente su vida admirable. “No está aquí”. No pertenece al reino de la muerte. Nunca podrá ser encontrado en el mundo de lo muerto, lo inerte, lo extinguido… “Miren el lugar dónde lo pusieron”. Graben en su corazón esta ‘ausencia’. No está dónde sus adversarios lo depositaron. “Ha resucitado”. El Crucificado está vivo. El Padre lo ha resucitado.
               El joven desea confiar un encargo a las 3 mujeres tan fieles a Jesús. Han de salir de aquel lugar de muerte para comunicar “a los discípulos y a Pedro” algo sumamente importante. El mensaje es para todos los discípulos, también para Pedro, el discípulo que ha renegado directamente a Jesús. El mensaje es este: “Él va delante de ustedes en Galilea; allí lo verán, tal como les dijo”. Sin dudo el mensaje encierra algo más profundo que el meramente geográfico. ¿Por qué hay que volver a Galilea?
               En Galilea se escuchó por primera vez y en toda su pureza la Buena Noticia de Dios y el proyecto humanizador del Padre. Si no volvemos a escucharlo hoy con corazón sencillo y abierto, nos alimentaremos de tradiciones y doctrinas venerables, pero no conoceremos la alegría del Evangelio, capaz de resucitar nuestra vida. En este grupo volveremos a Galilea a escuchar de labios de Jesús la Buena Noticia de Dios. Viviremos la misma experiencia que vivieron los primeros discípulos.
               A orillas del lago de Galilea Jesús empezó a llamar a sus primeros seguidores y seguidoras para enséñales a vivir con su estilo de vida y a colaborar con él en la gran tarea de hacer la vida más humana. Hoy Jesús sigue llamado. En este grupo escucharemos la llamada a seguirlo. Él irá también hoy ‘delante de nosotros’, como iba en otros tiempos por los caminos de Galilea.
               Por los caminos de Galilea se fue gestando la primera comunidad seguidora de Jesús. Junto con él vivieron una experiencia única. Con él fueron aprendiendo a vivir acogiendo, perdonando, aliviando el sufrimiento, curando la vida y despertando la confianza de todos en el amor insondable de Dios. En nuestro recorrido también nosotros viviremos la misma experiencia. Aprenderemos a vivir al estilo de Jesús.
               Los textos evangélicos que escucharemos durante nuestro recorrido nos ayudarán a caminar por Galilea “viendo” que Jesús resucitado va delante de nosotros. Su presencia invisible adquirirá para nosotros rasgos humanos a leer los relatos. Su presencia silenciosa se convertirá en voz concreta al escuchar sus llamadas y sus palabras de aliento.
               Ir a Galilea tras el Resucitado es vivir siempre caminando. No nos podemos detener, no podemos vivir mirando al pasado, pues el Resucitado “va por delante”. Los discípulos de Jesús no somos sólo miembros de una gran institución religiosa; somos seguidores del Resucitado. Él va también hoy “delante de nosotros”.
               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.


3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.      ¿Por qué motivos Jesús se crió y vivió en Galilea?

‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura de Marcos 16,1-7: “Él va delante de ustedes a Galilea”.
2.      ¿Qué es lo que nos llama la atención de este acontecimiento de las mujeres en el sepulcro de Jesús?

‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.      Conversión personal: ¿Qué mensaje captamos con relación a las mujeres de nuestro grupo?
4.      Compromiso relacionando la lectura con nuestra realidad:
-        ¿Qué compromisos tenemos los varones con relación a los aportes de las mujeres en nuestro grupo y en la casa?
-        ¿Qué actitudes tenemos que fortalecer a las mujeres en cuanto a lo que sentimos e intuimos tanto en el grupo que con la familia?

ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
5.      Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-         Se explica los símbolos presentes en la mesa.
-         Momento de silencio donde nos disponemos a rezar.
-         Alguien repite el mensaje del joven sentado en el sepulcro con túnica blanca: “Jesús va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán”.
-         Alguien lee la siguiente oración:
Jesús, paz de nuestros corazones,
Aunque no sintiéramos nada de tu presencia, tú estás allí.
Tu presencio es invisible, pero tu Espíritu está con nosotros.
Jesús, somos débiles, cobardes, torpes…
Sin embargo queremos caminar y comenzar de nuevo.
Tú vas delante de nosotros; tu Espíritu vive en nosotros y nos guía.
Tú nos sigues hablando y perdonando.
Enséñanos a trabajar por el Reino.
Danos tu fuerza para seguirte fielmente.
-         Repetimos frase por frase
Vivir amando y amar esperando/
Esperar acogiendo y acoger cantando/
Cantar sembrando y sembrar soñando/
Soñar construyendo y construir compartiendo/
Compartir bendiciendo y bendecir acompañando/
Acompañar caminando y caminar viviendo/
Y vivir amando, siempre amando./
Todos los días todo esto nos lo susurras,/
Para que no lo olvidemos./
Hacemos una breve oración comunitaria.

6.      Bendición y abrazo de paz.

DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde tendrá lugar la próxima reunión.



 Tema  7 :  “ ESTE  ES  MI  HIJO  AMADO.  ESCÚCHENLO  A  ÉL ”.


Motivación inicial
               Nos quedamos en Galilea: pues es el lugar donde se desarrolló el ministerio de Jesús, donde hizo acontecer el Reino de Dios. Nosotras/os, para aprender a pensar, sentir, actuar y amar como Jesús, tenemos primero que ‘escucharlo’, estar pendiente de él, de lo que dice y hace, de cómo vive, actúa, reacciona. Vamos a descubrir cómo Dios se encarnó en él para revelarse. También quiere Dios encarnarse en nosotras/os. Estemos atentos.


1ª parte: PREPARACIÓN PERSONAL

1.      Motivación
Con estas nuestras reuniones, ¿ha despertado en mí un mayor interés por Jesús? ¿De qué maneras?

2.      Lectura de la Palabra de Dios: Mateo 17,1-8: “Escúchenlo sólo a él”.

3.      Profundización de la lectura bíblica: “¡Ábrete!”.
-        Subida “a un monte alto”. Jesús deja la llanura, lugar de trabajo, llama a sus discípulos más cercanos y sube con ellos ‘a un monte alto’. ¿Sé dejar mis tareas cotidiano para hacer un alto? ¿Sé reunirme con mis amistades más cercanas para hablar de cosas esenciales?
-        Transfiguración de Jesús. No sabremos cuál fue la experiencia concreta de esta revelación de la intimidad de Jesús; pero sí ocurrió. ¿Qué pueden representar las presencias de Moisés y Elías? ¿Permito que se me exprese a mí mismo mi ser más profundo, como también el de otros?
-        Intervención de Pedro. Pedro siente felicidad y quiere prolongarla y conservarla: pero no sabe cómo asegurársela. Y yo, ¿qué experiencia personal fuerte estoy recordando siempre? ¿Esta experiencia me abre a nuevas experiencias o me quedo con ella sin más?
-        La voz de Dios. Los 3 discípulos se dan cuento que hicieron una experiencia particular de Dios -es el significado de la ‘nube’- y de su presencia en Jesús. ¿Algún acontecimiento recién me reveló la presencia de Dios, algún llamado de él?
-        Miedo de los discípulos y actuación de Jesús. Jesús termina estando sólo, es decir, más grande que Moisés y Elías. ¿Cuál sería el sentido del miedo de los discípulos? ¿No me da algo de miedo volver a encontrarme radicalmente con Jesús?
-        “Levántense. No tengan miedo”. ¿Qué hace y dice Jesús para que sus discípulos pierdan el miedo? Algún día, ¿alguien me dijo estas mismas palabras? ¿Necesito ahora escuchar estas palabras nuevamente
Puedo hacer un momento de oración.


2ª parte. Comentario: “ESCUCHAR SÓLO A JESÚS”.

               La escena es conocida tradicionalmente como la “transfiguración” de Jesús. No es posible reconstruir la experiencia que dio origen a este relato sorprendente. Sólo sabemos que los evangelistas le dan una importancia central. No es extraño. No se nos narra aquí un episodio más de la vida ordinaria de Jesús con sus discípulos, sino una experiencia muy especial en la que estos pueden entrever algo de la verdadera identidad de Jesús.
               También para nosotros es un relato de gran importancia, pues nos invita a despertar nuestra fe y nos recuerda que este Jesús que va por delante es el Hijo de Dios encarnado.
               Todo se debe a la iniciativa de Jesús. Es él que “toma consigo” a Pedro, Santiago y Juan, seguramente sus discípulos más queridos. Es él quien “los lleva a un monte alto”. Este pequeño grupo, reunido y conducido por Jesús a un monte alto, va a vivir, “a solas” con él, una experiencia muy especial. Así lo sugiere el evangelista, pues, para los hebreos, un “monte alto” es un lugar de encuentro con Dios. Las cumbres silenciosas de las montañas son el espacio sagrado en el que se puede captar mejor el misterio de Dios y escuchar su voz con más claridad.
               En ningún momento olvida Jesús a las gentes que quedan abajo, sufriendo en aquellas aldeas. Enseguida bajarán y seguirán curando y anunciando la Buena Noticia de Dios. Ahora se apartan por unas horas. Los discípulos van a vivir una experiencia que va a iluminar con luz nueva su adhesión a Jesús. Al bajar del monte lo seguirán con una fuerza y un amor más profundos. ¿No necesitamos nosotros vivir experiencias semejantes?
               De pronto, Jesús “se transfiguró ante ellos”. El evangelista dice que ocurrió “mientras oraba”. El rostro de Jesús cambió y “empezó a brillar como el sol”; “sus vestidos se volvieron blancos como la luz”, que, según la tradición bíblica, es el vestido de Dios. El narrador no sabe qué recursos emplear para expresar lo que están viviendo los discípulos. Aquel Jesús humilde, sencillo, cercano que se agacha para abrazar a los niños y se adelanta a tocar a los leprosos, se les descubre ahora transfigurado, lleno de luz y gloria divina. ¿Con quién están caminando por aquellas aldeas de Galilea?
               En esto ven a Moisés y Elías conversando con Jesús. Según las Escrituras, los 2 habían tenido el privilegio de subir la montaña (Sinaí = Horeb) para hablar con Dios y entrevé algo de su gloria. Tal vez Moisés representa a la ley y Elías a los profetas. Si es así, su conversación con Jesús sugieren que la ley y los profetas alcanzan su cumplimiento y plenitud en Jesús.
               Seducido por lo que está viviendo, Pedro interviene espontáneamente: “Señor, ¡qué bien estamos aquí”! Llama a Jesús “Señor”, con el mismo nombre con que los primeros cristianos designaban al Resucitado. Y luego expresa su alegría: es bueno vivir con Jesús experiencias que nos confirman en el seguimiento fiel a su persona.
               Pero, Pedro no ha entendido bien las cosas: quiere hacer 3 tiendas, “una para Jesús, otra para Moisés y otra para Elías”. Su primer error consiste en que quiere instalarse en la experiencia del monte; se olvida de la gente que los necesita; no desea volver a la vida cotidiana; no quiere bajar para seguir el camino que conduce hasta la cruz. Su segundo error es que coloca a Jesús en el mismo plano y el mismo nivel que Moisés y Elías: a cada uno su tienda. Jesús no ocupa todavía un lugar único y absoluto en su corazón.
               La voz de Dios lo va a corregir revelando la verdadera identidad de Jesús. Todavía está hablando Pedro cuando los cubre “una nube luminosa”. Así es Dios: un misterio que se nos revela y, al mismo tiempo, se nos oculta. Una presencia que envuelve nuestra vida con luces y sombras. Un misterio desde el que nos habla una voz que orienta nuestra vida hacia Jesús.
               Las palabras del Padre son claras: “Este es mi Hijo amado”, el que tiene su rostro transfigurado. No hemos de confundir este rostro con los de Moisés o Elías, que están apagados. “Escúchenlo sólo a él”. A nadie más. Él es el Hijo amado de Dios. Es nuestro Maestro, Profeta y Señor. Su voz es la única que hemos de escuchar. Los demás sólo nos han de llevar a Jesús.
               Los discípulos intuyen que Dios está allí y se dirige a ellos. Ante su Misterio sienten como nunca su pequeñez. “Caen de bruces”, aterrados de miedo”. Los invade el terror a lo sagrado, pero también el miedo a vivir en adelante escuchando sólo a Jesús. ¿Podrán vivir así algún día? La escena que describe el evangelista es insólita: los discípulos más íntimos de Jesús caídos por los suelos, llenos de miedo, sin atreverse a reaccionar ante la voz de Dios.
               El relato describe con todo detalle cómo cuida Jesús a sus discípulos. “Se acerca”, porque sabe que lo necesitan. “Les toca”, como toca a los enfermos y a los caídos para infundirles fuerza y confianza. Y les dice palabras llenas de comprensión y cariño: “Levántense. No tengan miedo”. Pónganse de pie y síganme sin temor. No tengan miedo a vivir escuchándome a mí.
               La conclusión encierra un mensaje iluminador. Animados por la cercanía de Jesús, los discípulos “levantan la vista” y ya “no ven a nadie más que a Jesús solo”. Han desaparecido Moisés y Elías. La ley, las instituciones, los oráculos proféticos ya no tienen otro objeto que dejarnos ver “a Jesús solo”. Él es el Hijo amado de Dios en el que llega a su plenitud la manifestación del amor del Padre. ¿Qué mayor regalo para un grupo de discípulos que abrir un día los ojos del corazón y ver “a Jesús solo” llenando toda nuestra vida con su palabra y su presencia?
               Sólo el rostro de Jesús irradia luz. Todos los demás profetas, maestros, teólogos y doctores tienen el rostro apagado. Sólo Jesús tiene la última Palabra. Escucharle a él hasta el fondo es un experiencia a veces dolorosa, pero siempre curadora y gratificante. Jesús no es el que habíamos imaginado desde nuestros esquemas, prejuicios o tópicos. Su misterio nos desborda. Su rostro adquiere cada vez más luz. Su vida, su muerte y su resurrección nos atraen cada vez más.
               Casi son darnos cuenta Jesús está transformando nuestras vidas. Nos arranca de seguridades muy queridas para atraernos hacia una vida más auténtica y gozosa. En él descubrimos a alguien que conoce la última verdad. Alguien que sabe por qué y para qué vivir. Alguien que nos enseña las claves para construir un mundo más justo y humano, y una Iglesia más fiel a su misión y más feliz. Él ha de ser siempre el centro de nuestro grupo.
               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.


3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.      Con nuestras reuniones, ¿hemos despertado a un mayor interés por Jesús y su seguimiento?

‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura de Mateo 17,1-8: “Escúchenlo sólo a él”.
2.      ¿Qué parte del episodio de la transfiguración de Jesús nos ha llamado más la atención?

‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.      Conversión personal: ¿En qué aspecto de mi vida nos sentimos llamados a cambiar?
4.      Compromiso: ¿Cómo nos podemos ayudar unos a otros para estar en mayor comunión con Jesús y su seguimiento?

ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
5.      Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-         Se explica los símbolos presentes en la mesa.
-         Momento de silencio donde nos disponemos a rezar.
-        Alguien vuelve a leer: “Tomó Jesús consigo a Pedro, a Juan y a su hermano Santiago, y los llevó a un monte alto a solas. Y se transfiguró delante de ellos”. Nos quedamos un rato en silencio.
-        Alguien lee sólo la siguiente oración:
Mirarte lentamente desde el corazón, Jesús.
Mirarte lentamente y así algo se mueve en mis adentros.
Mirarte lentamente, Jesús. No hay más; todo está allí.
Pues ¿yo de mí, qué tengo? si tú no me concedes tu fuego, Jesús,
tu amor, tu aire, tu viento, tu espíritu.
-        Alguien continúa leyendo:
“Una nube luminosa los cubrió y una voz desde la nube decía: ‘Este es mi Hijo amado en quien me compadezco: ¡Escúchenlo!’.”
-        Alguien lee la siguiente oración que repetimos frase por frase
Jesús, misterio de Dios encarnado,/
A veces nos quedamos sorprendidos/
Al descubrir lo cerca que tú te mantienes de nosotros./
Y nos dices a cada uno:/
“Abandónate en Dios con toda tu sencillez: tu poca fe te basta”./
Jesús, tú me conoces; conoces mi vida y mis entrañas./
Tú eres, a pesar de mis fallas,/
El Señor de mis alegrías y de ms penas./
Sosiégame y serena mi espíritu./
Llévame a las fuentes de aguas frescas./
-        Después de un poco de silencio, rezamos espontáneamente:
. Dando gracias por lo ‘bien que estamos aquí’…
. Pidiendo fuerza contra nuestras debilidades y miedos…
.

6.      Bendición y abrazo de paz.

DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde tendrá lugar la próxima reunión.



 Tema  8 :   “ ¡ Á B R E T E ! ”.


Motivación inicial
               Ya vamos avanzando… Tomemos en cuenta que nos escuchamos unos a otros de 2 maneras: con el oído y con el corazón. Así debe ocurrir también con Jesús. Escucharlo no es solamente oír su palabra y conocer su vida, es sobre todo abrir nuestra mente y nuestro corazón para lograr una comunión más profunda y una entrega de todo nuestro ser.
Pues, consciente e inconscientemente, somos “sordos” de sordera física y mental. Con esta reunión vamos a tratar de tocar nuestro corazón para que se abra también a una nueva intimidad con Jesús.


1ª parte: PREPARACIÓN PERSONAL

1.      Motivación
¿Cuál sería la mayor necesidad que necesitamos en este caminar con Jesús?

2.      Lectura de la Palabra de Dios: Marcos 7 31-37: La curación del sordomudo”.

3.      Profundización de la lectura bíblica:
-        Situación de sordomudo. Antes de ser curado, el sordomudo no dice ni hace nada; son otros que toman la iniciativa de llevarlo hacia Jesús. ¿Sé escuchar y hablar espontáneamente o más bien soy tímido y reservado?
-        La desgracia de la persona sordomuda. Las personas sordomudas caen en el aislamiento y la soledad; están cortadas de la comunicación y comunión normales con los demás. ¿Cómo voy a tomar conciencia de que he sido ‘sorda/o’ a las comunicaciones de Jesús conmigo y por lo mismo ‘muda/o’ con él?
-        El trabajo curador de Jesús en 2 tiempos:
1. Miro las varias actitudes de Jesús con el sordomudo: ¿Qué gestos tiene con él?
2. Luego vuelvo a escuchar como un grito, una orden fuerte al sordomudo: ¿Cuál es este grito de Jesús?
¿Qué hizo Jesús conmigo para que decida integrar este grupo de amistad con él?
-        El cambio en el sordomudo. ¿Qué cambios en el sordomudo produce la curación de Jesús? ¿Qué cambios está produciendo en mí la participación en este grupo amigo de Jesús?
-        La admiración de la gente. ¿Cuál es la reacción de la gente por lo que ve hacer y decir por Jesús? ¿Me han hecho notar algunas personas los cambios que se están produciendo en mí?
Puedo hacer un momento de oración.


2ª parte. Comentario: “DEJARNOS TRABAJAR POR JESÚS”.

               El evangelista Marcos sitúa el episodio a la orilla del lago de Galilea, en una región habitada mayoritariamente por paganos. Su objetivo no es sólo recoger los recuerdos que se conservan entre los seguidores de Jesús sobre la curación de un sordomudo. El relato sugiere algo más.
               Los profetas de Israel usaban con frecuencia la “ceguera” y la “sordera” como metáforas para hablar de la cerrazón del pueblo de Dios. A pesar de vivir su religión como una “alianza” estrecha con Dios, Israel es un pueblo que “tiene ojos, pero no ve” lo que Dios quiere hacer con él; “tiene oídos, pero no oye” lo que Dios le está diciendo. Por eso un profeta invita en nombre de Dios al pueblo con estas palabras: “Sordos, escuchen y oigan. Ciegos, miren y ven” (Isaías 42,18).
               En este marco, la curación del sordomudo narrado por Marcos sugiere que Jesús es capaz de “abrir los oídos” para que los sordos puedan escuchar y entender la Buena Nueva de Dios. Por eso mismo el relato se convierte en una llamada a abrirnos a Jesús para dejarnos trabajar por él. ¿No es eso lo que precisamente necesitamos?
               Según el relato, la situación del sordomudo es lamentable. Vive como ajeno a todo. No parece ser consciente de su estado. No hace nada para acercase a Jesús. nunca saldría por su propias fuerzas de su aislamiento. Por suerte para el enfermo, unos desconocidos se interesan por él y lo “llevan” a Jesús. Sólo les mueve un deseo: suplican a Jesús que “imponga las manos sobre él” para transmitirle su fuerza curadora.
               La desgracia del sordo consiste en que sólo se oye a sí mismo. No puede escuchar a sus familiares y vecinos. No puede conversar con sus amigos y amigas. Tampoco escucha las parábolas de Jesús ni entiende su mensaje. Vive aislado en su propia soledad. Su situación se agrava todavía más cuando, al no poder oír, se atrofia su capacidad de hablar. El sordo de nuestro relato apenas puede hablar de manera inteligible y clara. Así transcurre su vida: sin escucha el mensaje de los demás y sin poderles comunicar el suyo propio.
               Hay todavía algo más doloroso en la mentalidad de aquel pueblo tan religioso. La persona sorda no puede escuchar la Palabra de Dios que se proclama los sábados en las sinagogas ni el canto de los salmos en los atrios del templo. Y, en consecuencia, no puede transmitir a sus hijos el mensaje de la Alianza no bendecir y alabar a Dios con himnos y cánticos. Su vida dentro del pueblo de Dios es marginal. En los escritos de la comunidad de Qumrán se dice que “el no ve ni oye no sabe practicar la ley”.
               En cuanto Jesús oye la súplica que se le hace para curar a aquel hombre, actúa sin tardar. ¿Cómo no va a aliviar el sufrimiento de aquel enfermo? Lo toma consigo, lo aparta de la gente y se concentra sobre el sordomudo. No busca el sensacionalismo. Vive aquella curación como un recogido ante el Padre del cielo, que quiere lo mejor para sus hijos e hijas.
               El evangelista se detiene en describir con detalle a Jesús trabajando cuidadosamente al enfermo. Primeramente le introduce los dedos en los oídos para vencer las resistencias y eliminar los obstáculos que le impiden “escuchar”. Luego humedece con saliva aquella lengua paralizada para dar fluidez a su palabra.
               No es una curación fácil. Los dedos de Jesús están actuando. Su saliva que según la creencia popular es como “aliento condensado” y tiene virtud curadora, está estimulando la lengua enferma. Pero, al parecer, el sordomudo no colabora y sigue encerrado en sí mismo. Jesús hace un último esfuerzo. “Levanta los ojos al cielo”, buscando que su Padre se asocie a su trabajo y luego, respirando profundamente, le grita al enfermo la primera palabra que ha de escuchar en su mundo cerrado de “sordo”: “¡Ábrete!”.
               El sordo sale de su aislamiento. Se deja trabajar por Jesús. Y en el momento en que el enfermo y Jesús se funden en una misma fe y se abren a la acción de Dios, amigo de la vida, la curación se hace realidad. Por primera vez, aquel pobre enfermo empieza a conocer lo que es vivir escuchando a los demás y conversando abiertamente con todos. Ha escuchado la orden de Jesús, se ha abierto y ahora es capaz de vivir escuchando su Buena Noticia y comunicándola a otros. ¿No es esta la experiencia que necesitamos vivir nosotros?
               La gente queda sorprendida y admirada. Y aunque Jesús insiste en que no lo pregonen, ellos proclamaban: “Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”. Jesús les recuerda a Dios que, según el libro del Génesis, después de crear la vida, vio todo lo que había hecho y todo era bueno” (1,31). Así es Jesús. Va haciendo el bien.
               Hemos de dejarnos trabajar por él para ser sus discípulos y seguidores. Si vivimos sordos a su mensaje, si no entendemos bien su proyecto ni captamos su amor a los que sufren, no escucharemos la vida como la escucha él ni llegará a nosotros el clamor de los que sufren como llegaba hasta el fondo de su corazón. Pero entonces no seremos capaces de anunciar su Buena Noticia, pues deformaremos su mensaje. No hemos de olvidarlo en nuestro recorrido. Si nos mantenemos “sordos” a las palabras de Jesús, seremos como “tartamudos” al anunciar su Buena Noticia. A muchos se les hará difícil entender nuestro “evangelio”.
               Al parecer, en algunas comunidades cristianas se leía e interpretaba la vida y actuación de Jesús a la luz de las promesas recogidas en el libro de Isaías. En una de sus páginas podemos leer estas palabras: “Ánimo, no teman; miren a su Dios… viene en persona a salvarlos… los oídos de los sordos se abrirán… la lengua del mudo cantará” (35,4-6). Esta salvación nos ha llegado en Jesús. ¿La podremos experimentar en este grupo? ¿La podremos conocer en la Iglesia de Jesús? ¿La anunciaremos en la sociedad actual?
               Bien puedo hacer un momento de silencio meditativo.


3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO

ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA

SALUDO: El animador saluda y presenta el tema con su motivación inicial.

‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.      ¿Cuál sería la mayor necesidad que necesitamos en este caminar con Jesús?

‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura de Marcos 7 31-37: La curación del sordomudo”.
2.      ¿Qué novedades produce la curación por Jesús del sordomudo?

‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.      Conversión personal: ¿Cómo relacionamos esta curación del sordomudo con nuestra situación personal?
4.      Compromiso: Después de estas reflexiones, ¿cómo vamos a dejar nuestra ‘sordera’ y nuestra ‘tartamudez’?

ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
5.      Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-         Se explica los símbolos presentes en la mesa.
-         Momento de silencio donde nos disponemos a rezar.
-         Alguien vuelve a leer las palabras de la lectura bíblica: “Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”. Jesús nos dice fuertemente también a nosotros: “¡Ábrete!”. Apliquemos estas palabras a nosotros mismos.
Demos gracias por “lo bueno” que Jesús está haciendo en nosotros o hagamos alguna oración de petición para que nos abramos a Jesús, al Espíritu, a los demás.
-        Repetimos frase por frase
Estás cerca, Señor, está siempre conmigo./
Me estás esperando para que poco a poco me entere./
Respetas mi libertad y caminas junto a mí./
Sostienes mi vida para que no me detengas./
Me ayudas a conocerme,/
Me hablas como a un hijo,/
Me animas a ser yo mismo/
Y no te hago caso./
Me amas con ternura y quieres lo mejor para mí./
Me ofreces todo lo tuyo y ahora te lo agradezco./

6.      Bendición y abrazo de paz.

DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde tendrá lugar la próxima reunión.

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