jueves, 24 de marzo de 2022

Unos 4 artículos contra la guerra en Ucrania y en todas partes

 

GUERRA EN UCRANIA, FRACASO HUMANITARIO.

Marzo de 2022, Pedro Pierre.

He aquí mis artículos de marzo contra la guerra en Ucrania y en todas partes.

1.      Ucrania: Desafío por la paz… porque ninguna guerra es buena.

2.      La hora de los Pueblos… para presionar a nuestros gobiernos.

“Manifiesto sobre Ucrania”, Adolfo Pérez Esquivel y otros.

3.      Ucrania: El naufragio de la democracia… porque otros deciden sin que tengamos voz.

4.      Resistir y apoyar a quienes resisten guerras… allá y en nuestro país.

1. UCRANIA: DESAFÍO POR LA PAZ

La guerra es siempre condenable porque es una espiral que crece en destrucciones y muertes. Hay que condenarla siempre, actuar para detenerla y construir entre nosotros una cultura de paz y una organización social promotora de paz. Construir la paz se logra desterrando las raíces de la violencia y fomentar la justicia entre nosotros y en nuestros gobiernos.

Para comprender la invasión de Ucrania por parte de Rusia, hay que analizar los hechos y dejar de clasificar a las personas y los países, los unos en buenos y los otros en malos. Remontemos al final de la segunda guerra mundial (1939-1945). Por su compromiso militar en armas y soldados a favor de Francia, Inglaterra y Rusia, Estados Unidos entró de lleno en la escena mundial. Recordemos que quien provocó la caída de Hitler fue la URSS, hoy Rusia. Al terminar la guerra en 1945, EE.UU. aprovechó la destrucción y sumisión de Alemania para pasar a ser el país hegemónico mundial en ventas de armas, en crecimiento económico y en dominación financiera. Esto provocó el auge del capitalismo tanto en EE.UU. como en Europa. Por fortalecer la extensión mundial del capitalismo se creó la OTAN, Organización del Tratado del Atlántico Norte, entre EE.UU. y Europa, cuyo comandante en jefe es siempre un norteamericano. Cuando el sistema capitalista no lograba imponerse, estallaban nuevos conflictos. Entre los años 1945 y 2001 en 153 regiones del mundo, de los 248 conflictos armados que se produjeron201 fueron iniciados por EE.UU., lo que supone el 81 % del número total.

Mientras tanto la URSS, golpeada por la guerra y un socialismo impuesto por el gobierno comunista no lograba consolidarse ni edificar la unión sólida de sus repúblicas, se desintegraba en 1989, posibilitando la independencia de varias de sus repúblicas, en particular los llamados país de la Europa del Este. Poco a poco la URSS volvió a recomponerse, llamándose “Federación Rusa” con una docena de repúblicas, y adoptó un estilo mixto de gobierno socialo-capitalista. Desde esa época, Vladimir Putin creció como el hombre fuerte, llegando a presidente de Rusia desde 2012.

En 1997, por la llamada “guerra fría” entre Rusia y EE.UU.-Europa, se firma un acuerdo militar en Minsk, capital de Bielorrusia (república de la Federación Rusa). Este preveía que la OTAN no podía integrar países fronterizos con Rusia, por el motivo de que, por ejemplo, un misil nuclear implantado en Donbás, al este de Ucrania, necesitara 5 minutos para alcanzar Moscú.

Veamos ahora el conflicto que pasa a ser la destrucción de Ucrania. Su capital es Kiev que en siglos pasados fue capital de Rusia. La mayoría de su población es de ascendencia rusa y ésta es mayoritaria en la provincia fronteriza con Rusia: Donbás. Al independizarse de la URSS en 1989, Ucrania tuvo gobiernos amistosos con Rusia y la región de Donbás reclama su independencia. En 2014, EE.UU. y Europa fomenta un golpe de Estado. Se posesiona un gobierno de extrema derecha enemigo de Rusia y fomenta grupos neonazis dedicados a hostigar a la población de origen rusa, en particular en la región de Donbás, para que se vaya a Rusia.

El conflicto con Rusia comienza hace unos meses cuando el gobierno de Ucrania habla de unirse pronto a la OTAN y crece el hostigamiento militar con bombardeos a las 2 provincias de Donbás. Los habitantes de estas 2 provincias piden ayuda a Rusia para ser acogidos como refugiados, principalmente mujeres y niños. Rusia les otorga pasaportes rusos. Los varones se quedan para defender su territorio ancestral. Europa y EE.UU. envían a Ucrania millones de dólares y armamento militar; EE.UU. aumenta el número de sus tropas acampadas en Europa. Anuncian sanciones económicas a Rusia en caso de intervención militar. De paso notemos que China se queda al margen del conflicto, pero afirma que cada país tiene derecho a precautelar su seguridad.

Al continuar Ucrania los bombardeos al Donbás y la llegada de armas a Ucrania, Rusia decide intervenir para proteger la población de Donbás e impedir que Ucrania entre en la OTAN. Comienza la invasión rusa con bombardeos masivos los objetivos militares, control de las mayores ciudades para derrocar al gobierno ucraniano y el comienzo de negociaciones. Mientras los gobiernos tanto EE.UU. y Europa se reúnen para condenar la invasión rusa y tomar medidas económicas con Rusia… con el apoyo discordante de varios países europeos que temen perder su comercio con Rusia y el aprovisionamiento en gas que viene mayoritariamente de Rusia. El gobierno ucraniano denuncia que se sienten utilizados y traicionados por EE.UU. y Europa.

Saquemos unas conclusiones. Quiénes provocaron el conflicto son EE.UU. y Europa al no respetar los acuerdos de Minsk con Rusia e presionar al gobierno de Ucrania a entrar en la OTAN. Quién persigue y mata a la población rusa de Donbás es el gobierno de Ucrania. Quién decide los bombardeos a Ucrania y la toma de su capital, Kiev, es Rusia. Los grandes medios internacionales de comunicación, controlados por la industria militar norteamericana, dan noticias que favorecen a EE.UU. y Europa, las unas exactas pero muchas incompletas o falsas. Por otra parte, la mayoría de nuestros medios de comunicación nacionales repiten sin investigar las noticias que reciben de los grandes medios internacionales.

Entre los motivos escondidos del conflicto, vemos cómo EE.UU. está perdiendo la hegemonía mundial y busca un salida mediante un conflicto con Rusia, por el intermediario de Ucrania. Rusia tiene el armamento más sofisticado y eficaz del planeta y China domina el comercio mundial. Además EE.UU. no logra resolver sus problemas sociales internos: el racismo contra los negros y los migrantes latinos, la multiplicación de armas pesadas en manos de sus ciudadanos por ser de venta libre, la presión cada vez mayor del ex presidente Donald Trump de los grupos más derechista y fascistas (la “minoría blanca”), el desempleo creciente, la inflación en aumento constante la impresión sin control de dólares sin de respaldo suficiente… Una guerra le viene bien al gobierno para unir en torno a el a la población norteamericana.

De esta manera también, los grandes medios de comunicación internacionales se olvidan de la guerra genocida en Yemen, el hambre generalizada en Etiopía, del genocidio de los Palestinos por Israel, de los bombardeos de EE.UU. en Siria, de los conflictos guerreros y el saqueo de las riquezas en África por parte de los antiguos gobiernos coloniales de Europa con la consecuente migración por el hambre, la inseguridad y la explotación… Además, mucha gente está cansada del coronavirus y de su manipulación financiera …

Hemos de preguntarnos cuándo y dónde el próximo foco de tensión que beneficie al neoliberalismo occidental y sus países secuaces, en particular en América Latina… Hemos de preguntarnos también, por una parte, que hacemos para entender la verdadera situación de nuestro mundo y de nuestro país y, por otra, como construimos una cultura de paz y el establecimiento de más justicia en nuestra familia, vecindad, profesión y país. Por nuestro individualismo, desorganización y quemeimportismo fomentamos la violencia al nivel local y nos hacemos cómplices de las guerras al nivel internacional. Que la no violencia activa y colectiva de Gandhi sea un faro que oriente nuestra manera de vivir y convivir.

2. LA HORA DE LOS PUEBLOS

El conflicto en Ucrania es ya un conflicto de alcance mundial. Se trata de una guerra provocada por la decadencia hegemónica de los Estados Unidos frente a Rusia y China. EE.UU. desde unos 15 años quiere detener el crecimiento económico y militar de Rusia y así perjudicar a China que ha pasado a ser la primera potencia económica mundial. La gota que ha hecho derramarse el agua del vaso, es la intención de Ucrania de entrar a formar parte de la OTAN, Organización del Tratado del Atlántico Norte, o sea, la Unión Militar de EE.UU. y Europa.

Además, el gobierno pro occidental de Ucrania viene librando desde 2014 una guerra contra la población mayoritariamente rusa del Donbáss, donde en estos últimos años han muerto 14 mil personas y donde destacan por su crueldad los grupos paramilitares neonazis armados y estimulados por la OTAN y EE.UU. Esta situación vulnera los acuerdos de Minsk, Bielorrusia, de 2015. Desde 10 años Rusia reclama que la OTAN no incluya a Ucrania en su organización, porque sería abrir la puerta a la instalación de armas de largo alcance que amenacen la integridad de Rusia. Recordemos que Rusia retiró los misiles que había instalado en Cuba en 1962. El gobierno de Ucrania no ha tomado en cuenta estos avisos, siguiendo las orientaciones del EE.UU. y la OTAN. “¡Quien juega con el fuego termina quemándose!”

Asistimos a la destrucción de Ucrania, porque “¡guerra es guerra!”. Aunque Rusia afirme que busca principalmente la neutralización del poderío militar de Ucrania, los bombardeos matan a civiles y destruyen su infraestructura nacional. Por eso un millón de ucranianos han salido a otros países. Rusia quiere un cambio de gobierno y un nuevo acuerdo que confirme los acuerdos de Minsk y la independencia de la región del Donbás. Los grandes medios de desinformación internacionales han tomado partido a favor de EE.UU. presentando a Putin como el único culpable de todo lo que sucede.

Mientras tanto el petróleo duplica su precio, las materias primeras aumentan, los productos alimenticios no salen de Rusia ni de Ucrania: soya, trigo…, ni entran allá los productos ecuatorianos: banano, camarón, frutas… ni se pagan las deudas mutuas por el embargo financiero a Rusia, los turistas rusos en el extranjero y los ecuatorianos estudiando o trabajando allá tienen dificultad para regresar a sus respectivos países porque el espacio aéreo europeo está prohibido a las compañías rusas, etc. La crisis se hace mundial y los enfrentamientos armados pueden multiplicarse y ser catastróficos, porque EE.UU. y la OTAN desplazan barcos, armas y tropas alrededor de Rusia…

Es la hora de los pueblos porque la mayoría de los pueblos presionan a sus gobiernos, incluso en Europa, para no involucrarse en una guerra que podría ser nuclear. Por eso asistimos a un griterío mundial disonante porque cada uno defiende sus intereses; los más pronorteamericanos mandan dinero y armas a Ucrania. Pero en todo el mundo los movimientos sociales, desde el principio del conflicto, han analizado las causas del conflicto y han denunciado la decadencia y la perversidad de EE.UU., de la OTAN y de su socio europeo.

En América Latina, EE.UU. tiene dificultad para controlar los gobiernos. Logró con artimaña desbancar los gobiernos progresistas de las dos décadas pasadas, comenzando por Honduras hasta Ecuador… Pero los pueblos que han experimentado grandes cambios favorables, vuelven a poner gobiernos progresistas que confirmen y amplíen los cambios iniciados: Honduras, Argentina, Bolivia, Chile, Perú… Las organizaciones populares de Colombia y Brasil apoyan candidatos progresistas para las próximas elecciones… Los Pueblos han empezado a hacerse respetar… Ecuador todavía no ha despertado de 5 años de desgracias.

Unas palabras de Rosa Luxemburgo, polaca de origen y militante política en Alemania, fallecida hace un poco más de 100 años, soñaba utópicamente, es decir, marcaba el camino a seguir, al afirmar que necesitamos “un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.

“Humanamente diferentes”. Es la tarea a la que somos llamados los seres humanos. Tenemos que descubrir nuestro valor, nuestros talentos y nuestras capacidades para “ser humanos”, es decir dignos, conscientes, fraternos, respetados, organizados, valientes… Pero preferimos comodidades de tercera o cuarta categoría que nos hacen esclavos de los medios de comunicación que aprovechan para manipularnos descaradamente. Nos vuelven individualistas y consumistas, y así van sembrando en nosotros el miedo que nos paraliza y el odio que nos divide. Así reinan sobre nosotros y nos llevan a aceptarlo todo porque los creemos como “Palabra de Dios” y portadores de valores eternas y salvadoras. Al aprender a ‘ser humanos’, descubriremos que unidos, organizados y solidarios logramos lo que necesitamos. Aprenderemos también que somos únicos y por lo mismo diferentes, y que nuestras diferencias se complementen para enriquecernos mutuamente al servicio de un futuro mejor, posible y necesario.

“Socialmente iguales”. ¡Cuántas definiciones hemos asumido sobre la igualdad! Pero bien poco nos hemos organizado para concretar esta igualdad mediante la justicia, la honestidad y la equidad. Esperamos que los que nos dominan nos la regalan por proclamarla indefinidamente. Y los creemos como nuestros salvadores natos. La igualdad nace de la experiencia comunitaria: si no pertenecemos a ningún grupo, asociación, comunidad… no sabemos lo que es la igualdad, porque somos individualistas y esclavos de los que nos dominan y manipulan. Sólo en comunidades podemos salir de este círculo vicioso y empezar a construirnos mediante relaciones de igualdad, justicia, honestidad y equidad.

“Totalmente libres”. La libertad es un camino hacia las fuentes de la identidad humana. La libertad es la tarea de todo ser humano. Al nacer, comenzamos a recibir de nuestra familia, de nuestro entorno social y religioso, de la cultura que nos envuelve un sinnúmero de condicionamientos que, a la vez, nos ayudan a crecer, pero limitan nuestras capacidades y nuestros sueños. Ser libres es despojarnos de todo lo que destruye o limita nuestra dignidad, nuestra capacidad de fraternizar, de armonizarnos con la naturaleza y de comulgar con Dios. Nadie llega a ser libre solito: nos hacemos libres juntos. La libertad es dignidad personal, la libertad es igualdad, la libertad es empoderarnos de nuestros derechos a dirigirnos y gobernarnos según las utopías que nos habitan. Eso es una tarea colectiva.

Por eso, esa hora actual es la de los Pueblos, es la nuestra porque estamos despertando lo suficiente para emprender a volar juntos y construir la tierra y la sociedad que exige nuestra naturaleza colectiva. ¡Hemos comenzado, no nos detengamos, más bien multipliquémonos!

Para su información, marzo 8 de 2022. MANIFIESTO SOBRE UCRANIA

Texto elaborado por Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz y otras personalidades internacionales:

La guerra en Ucrania es una expresión (por cierto, no la única) del proceso de descomposición del capitalismo en su etapa neoliberal, pues mientras los medios dominantes ponen el foco en el Este europeo, los israelíes han atacado Siria y Cisjordania, donde se han cobrado nuevas vidas y cientos de heridos palestinos, y el Pentágono acaba de bombardear Somalia. Sin embargo, parece que solo Ucrania ha visto vulnerado su derecho a la autodeterminación.

Pero al mismo tiempo, resulta evidente que con contradicciones, avances y retrocesos la humanidad enfila hacia un nuevo orden multipolar, no sin la resistencia de la que ha sido durante más de un siglo la mayor potencia del planeta, lo cual explica las convulsiones económicas, políticas y militares y hoy se ve jaqueada por la competencia de China.

La acción militar de Rusia sobre Ucrania no puede entenderse sin contextualizarla en la guerra que el gobierno pro occidental de Ucrania viene librando desde 2014 contra la población pro rusa del Donbáss, donde ya han muerto 14 mil personas y destacan por su crueldad los grupos paramilitares neonazis armados y azuzados por la OTAN y Estados Unidos. Esos ataques vulneran los acuerdos de Minsk de 2015.

El empeño de Estados Unidos de expandir la OTAN hacia las fronteras de la Federación Rusa acompañado de la entrega de moderno armamento a Ucrania, constituye de hecho la consumación de un cerco militar progresivo que ningún Estado puede aceptar de brazos cruzados.

Una verdadera campaña de desinformación y la tentación de censurar y acallar toda voz disidente de la versión hegemónica pro OTAN y pro EE.UU. desnudan la vocación antidemocrática de los portavoces del gran capital.

La conquista de una paz duradera, que, con moderado optimismo, entendemos viable, no puede lograrse a expensas de la seguridad de ningún Estado miembro de la comunidad internacional. Retomar los acuerdos de Minsk puede ser el camino más apto para restablecer el diálogo entre las partes en conflicto.

La pelea de fondo, que la clase trabajadora y los pueblos debemos sostener es la lucha por un orden alternativo al capitalismo, sin explotación y de cooperación entre los pueblos, des-mercantilizado y solidario, respetando a la Naturaleza y a la vida.

Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la paz. Argentina. - Piedad Córdoba, defensora de los derechos humanos. Colombia. - Atilio Borón, analista internacional. Argentina…

Siguen firmas…

3. UCRANIA: EL NAUFRAGIO DE LA DEMOCRACIA

“In God we trust”. Estas cuatro palabras son las que aparecen en letras mayúsculas sobre las monedas y los billetes norteamericanos. Significan “En Dios confiamos”. Recordamos también que los presidentes norteamericanos se posesionan con una mano sobre la Biblia prometiendo respetar y hacer respetar la Constitución del país. La frase “En Dios confiamos” apareció sobre los dólares en 1864, sabiendo que Estados Unidos proclamó su independencia apenas un siglo antes, en 1776. En Estados Unidos, la mayoría de su población es protestante y evangelista.

El sentido de esta frase la dio el presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower en 1954. "De esta manera estamos reafirmando la transcendencia de la fe religiosa en la herencia y el futuro de Estados Unidos. Con esto fortaleceremos que esas armas espirituales serán para siempre el recurso más poderoso de nuestro país en la paz y guerra”. Así se resume la identidad y el proyecto de EE.UU. Es como decir: Nuestro proyecto de sociedad se inspira en Dios que nos confía la misión de extenderlo mediante el capitalismo por todo el planeta, por las buenas y por las malas. El gobierno de EE.UU. se siente investido por Dios de una misión universal, queriendo imponiendo el sistema capitalista a todos los países.

Esto nos permite entender el origen de la intervención rusa en Ucrania. Desde el comienzo de este siglo, ya EE.UU. no es el país hegemónico que logró ser después de la segunda guerra mundial. Ahora China es primera para el comercio mundial y el armamento ruso es más sofisticado y eficaz que el de los EE.UU. Además, los problemas internos norteamericanos aparecen más agudos, en particular el racismo contra los negros y los migrantes latinos. Está también el protagonismo violento y armado de la “minoría blanca” que quiere volver al poder con el ex presidente Donald Trump. El desempleo y el aumento del costo de la vida abren grandes espacios de pobreza y descontento.

Para superar estas dificultades, el gobierno de EE.UU. ha abierto dos frentes que le permiten unificar su población y contener su decadencia. En el extremo oriente, mediante alianzas, Japón es su principal aliado contra China y en occidente es Europa mediante su brazo armado, la OTAN (Organización militar del Atlántico Norte). Se busca así debilitar las economías china y rusa. Europa se presta a este propósito desde la caída del muro de Berlín en 1989, ampliando su zona de influencia incluyendo en la OTAN con nuevos países cercanos a la frontera rusa, a pesar de la molestia, los acuerdos y los avisos del gobierno de Rusia.

Para Rusia, el disgusto mayor fue cuando el gobierno de Ucrania solicitó entrar en la Unión Europea y en la OTAN con el beneplácito de EE.UU. y Europa. El gobierno ruso no quería que se implantaran en Ucrania misiles norteamericanos que estarían a unos 5 minutos de llegar a Moscú en caso de conflicto bélico. Por eso decidió previamente intervenir militarmente en Ucrania para que se respete los acuerdos firmados entre Rusia, EE.UU. y Europa-OTAN, que el gobierno ucraniano tome una posición neutral y reconozca la independencia de 2 regiones (Donbás) de Ucrania con mayoría de población rusa.

Una vez comenzada la intervención rusa en Ucrania, EE.UU. y Europa-OTAN decidieron no intervenir militarmente porque saben que su armamento es inferior al de Rusia y que Rusia activó su poderío nuclear. Pero sí, además de aumentar su presupuesto militar, envían millones de dólares al gobierno de Ucrania, armamentos en grandes cantidades, y soldados mercenarios para combatir con el ejército ucraniano. Para frenar la intervención rusa en Ucrania, han decidido sanciones económicas muy drásticas contra Rusia que congelan la mitad de sus reservas monetarias, ¡nada más que 300’000 millones de dólares! Cierran el espacio europeo a los aviones rusos. Disminuyen sus intercambios comerciales con Rusia. Todo esto tiene grandes repercusiones en el comercio mundial en particular con América Latina. Ecuador tiene grandes limitaciones para la venta, por una parte, del banano a Rusia y Ucrania, que representa una cuarta parte de sus exportaciones y, por otra, de las flores con más o menos la misma proporción. Además, no llega a Ecuador la harina que importa de Rusia y Ucrania…

¿Qué podemos hacer para detener la guerra en Ucrania y fortalecer la paz entre las 3 grandes potencias mundiales? Tenemos, de un lado, tomar conciencia de las relaciones mundiales entre países que EE.UU. busca principalmente controlar en su único beneficio. De otro lado, tenemos que presionar a nuestros gobiernos para que no se sometan sin parpadear a los proyectos norteamericanos, tales como son los TLC (Tratado de Libre Comercio). Eso representa nuestro aporte a una verdadera democracia que comienza con nosotros. Se llama conciencia ciudadana, defensa de nuestra soberanía, respeto a nuestra dignidad y originalidad, promoción de los derechos humanos, lucha con la pobreza, mayor repartición de la riqueza, empeño por el bien común. Eso es el establecimiento de la “fraternidad sin frontera, la amistad social y el amor político”, tal como lo escribió el papa Francisco en su carta encíclica “Todos somos hermanos y hermanas”, afín de lograr la ansiada “hermandad universal”.

Si no aportamos nuestra parte, colaboramos al naufragio de la democracia y preparamos nuevas guerras. Todos somos responsables de la paz por la manera activa y pacífica de nuestro vivir y convivir cotidianos. Somos un ladrillo indispensable en la gran construcción de la convivencia armoniosa de nuestro país y de nuestro planeta. Eso es el precio de nuestra felicidad y la seguridad de una vida plenamente humana.

4. RESISTIR Y APOYAR A QUIENES RESISTEN LAS GUERRAS

No es suficiente condenar la guerra en Ucrania. No es suficiente denunciar a EE.UU.-Europa-OTAN que “lanzan la piedra y retiran la mano”. No es suficiente denunciar la invasión rusa por la megalomanía de su presidente. No es suficiente denunciar nuestra complicidad con un sistema capitalista que busca reorganizarse contra la dignidad y la soberanía de los pueblos. Se trata, por una parte, de resistir de manera organizada y alternativa al sistema capitalista que nos está destruyendo en Ecuador mediante el gobierno actual -esa es nuestra guerra- y, por otra, frente a la guerra en Ucrania, actuar individual y colectivamente apoyando a quienes, principalmente en Ucrania y Rusia, denuncian y resisten la guerra.

Ninguna guerra es justa ni se justifica. Hay guerras porque somos incapaz de construir, promover y defender la paz. Dejamos que otros actúen y deciden por nosotros. No actuamos por la paz cuando vivimos en el individualismo, dejando que otros decidan en nuestro nombre. No actuamos por la paz cuando vivimos sin organizaciones de vecindad, de profesión, de cultura, de fe, de opción política… porque, así, dejamos de trabajar por el bien común, por la construcción de una patria justa y fraterna, y de un mundo más humano.

Los actuales conquistadores norteamericanos y europeos han perdido la hegemonía mundial en la economía, el armamento y la finanza, y la quieren recuperar militarmente. Por eso armaron la guerra en Ucrania, par debilitar Rusia y China, fortalecer los gobiernos capitalistas de Europa y rearmar los países de la OTAN que abarca a mayoría de los países de la Unión Europea. De esta manera las terribles destrucciones en Ucrania, las fuertes sanciones a Rusia y sus consecuencias negativas tanto en Europa como en los demás continentes, favorecerán las grandes multinacionales del armamento, la industria, el comercio y las finanzas, que son mayoritariamente norteamericanas… El circulo se ha cerrado positivamente para EE.UU…: Quien actualmente gana la guerra es EE.UU. La cuestión es de saber hasta cuándo.

El presidente ruso tiene, lastimosamente, la misma ideología que Joe Biden de EE.UU.: Ser primero mediante el uso de las armas. Ese fue el gran error de Putín: No emprender otra alternativa que la guerra, creyendo que su primer puesto mundial en armamento sofisticado le abriera fácilmente el camino de la victoria sobre Ucrania: Tres semanas de guerra demuestran su fracaso… Cayó en la trampa de EE.UU.-Europa-OTAN. No fue capaz de crear un camino de desarrollo y de humanismo que no pase por la fuerza de las armas y del capitalismo. ¿Por qué no apoyó el camino de la unión de los pueblos tanto de Rusia como de Europa y su capacidad de crear una alternativa política que salvaguarde el bien vivir y convivir como también el cuidado de la casa común? Definitivamente, Rusia con esta clase de presidente no es un faro para los países colonizados por el sistema capitalista.

China es más diplomática en su búsqueda de hegemonía mundial: Busca convencer más que vencer. Por eso no emprende guerras ni “operaciones militares humanitarias”. Al entrar en el tercer milenio ha logrado ser la primera potencia económica del planeta. El viernes pasado 11 de marzo, en Malasia (Oceanía) entró en vigor el mayor pacto de libre comercio del mundo: la “Asociación Económica Integral Regional”. Está formada por 15 países de Asia-Pacífico que abarcan el 30 % de la economía global y el 30 % de la población mundial, llegando a alrededor de 2.200 millones de consumidores. Además, está la “Unión de los BRICS” conformada por los siguientes países: Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica. Difícilmente EE.UU., y peor Europa por su dependencia con EE.UU., podrán liderar el comercio mundial. Las sanciones de EE.UU.-Europa a Rusia van a desplazar todavía más el dólar como moneda internacional. La Asociación Económica Asia-Pacífico va a utilizar el dólar ni los países del BRICS, a corto plazo.

¿Qué pasa con América Latina? Como pueblos comenzamos a salir del dominio norteamericano, pero la lucha no ha terminado: el ‘león’ está herido, tal vez agoniza lentamente, pero no está muerto. ¿Cómo salir de las garras o de “las llamas” norteamericanas sin caer en “las brasas” chinas o rusas? Es el desafío actual. Las resistencias ucranianas y rusas del interior de Rusia nos abren un camino alternativo. Dicen no a la guerra, no a la sumisión de EE.UU.-Europa, no a una patria rusa imperialista. Definitivamente, si la guerra no es el camino, la solidaridad de los pueblos, sí lo es.

De un lado hay que fortalecer la solidaridad con estas resistencias ucranianas y rusas, conociéndolas -internet es el gran facilitador para esto- y apoyándolas, porque “quien quiere, lo logra” y “quién busca, encuentra”. De otro lado, tenemos que construir la solidaridad organizada entre nosotros para crear una consciencia clara y un compromiso decidido. “Primero, lo primero”, dicen los Alcohólicos anónimos: ¿Estamos conscientes y seguros que no es posible reformar el sistema capitalista, educarlo, atenuarlo, limarlo, domesticarlo, humanizarlo? Luego, ¿estamos decididos a tomar poco a poco los medios necesarios para trabajar a su sustitución? Resistiendo y combatiéndolo hacemos crecer entre nosotros los valores y las estructuras del Bien Vivir y Convivir. Nuestra supervivencia como la de la humanidad dependen de la destrucción del capitalismo. Estas luchas han comenzado por todo el planeta: En su diversidad está su semejanza, su unidad y su fuerza invencible. Las luchas son diferentes, pero nos une la misma vocación por la libertad y la justicia. Aquel que no lucha no es más que un muerto en vida. Dicen los zapatistas de México: “¡No nos rendimos, no estamos a la venta y no claudicamos!” ¿Su claridad y su compromiso no nos dan gana de seguirlos? Es la hora de las resistencias: “¡Indígnense! ¡Despertemos! ¡Adelante, todas y todos los que tenemos ‘hambre y sed de justicia!” ¡Si nos damos la mano entre todas y todos, nadie podrá agarrar armas!

 

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