LA DIMENSIÓN POLÍTICA DE LA FE CRISTIANA
Seguir a Jesús es construir un Reino
de fraternidad y justicia
Pedro Pierre, septiembre de 2025.
He
aquí el proceso que me ayudó a descubrir la dimensión política de la fe y la
necesidad del compromiso social y político.
Nací en
Francia y vine a Ecuador gracias a un amigo ecuatoriano que me invitó hace 50
años.
Con varios sacerdotes de Guayaquil entré
a trabajar en parroquias a partir de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs).
Son grupos de cristianos de los sectores populares del campo y de la ciudad que
han encontrado en la fe en Jesús de Nazaret una motivación para luchar por una
sociedad más justa y equitativa.
Conocí
también a monseñor Leonidas Proaño que me ayudó a formarme en la línea de la
teología de la liberación. Decía: “Las CEBs caminan con los 2 pies: él de la
Comunidad cristiana y él de la Organización popular”. Monseñor Proaño ayudó
ECUARUNARI.
CON LAS COMUNIDADES ECLESIALES DE
BASE (CEBs)
Con las CEBs
aprendí a conocer a un Jesús que opta por los pobres y su liberación. Descubrí
que la Iglesia está al servicio del Reino, es decir de un proyecto de sociedad
fraterna, justa y solidaria.
Nuestro
método de reunión y de trabajo partía de un análisis de la realidad
desentrañando las causas del empobrecimiento que son principalmente la
consecuencia del sistema capitalista que se nos impone.
Con las CEBs analizamos las elecciones
presidenciales de 1979 cuando ganó Jaime Roldós Aguilera. Luego participamos en
las marchas del primero de mayo y luego nos unimos a distintos grupos sociales
para participar en sus manifestaciones. Escribimos manifiestos que daban
criterios para votar por candidatos que se oponen al sistema capitalistas.
POR UN PROYECTO DE SOCIEDAD FRATERNA
Y EQUITATIVA
En las CEBs
aprendimos a conocer que el Pueblo de la Biblia tenía, desde Moisés, un
proyecto de sociedad basado en la libertad, la equidad y la fe. Abraham y Sara
habían dejado su tierra por negarse a aceptar la explotación de los reyes y su
justificación por la religión. Así comenzó no solamente un nuevo proyecto
religioso, sino también un nuevo proyecto social, político y económico. Cada
familia tenía su parcela de tierra que no se poder ni vender ni comprar; la
economía se basaba en la equidad, es decir que cada uno tenga acceso a lo que
necesita; había asambleas generales donde se tomaba decisiones entre todos; los
sacerdotes no tenían propiedades, eran los guardianes de las orientaciones de
Moisés y predicaban a un Dios amigo, compañero y liberador.
En su tiempo
Jesús retomó el proyecto religioso y social de sus antepasados, que llamó ‘el
Reino de Dios’, es decir un proyecto de fraternidad universal desde los pobres
organizados y protagonistas de su organización, en nombre de un Dios padre y
madre que busco una vida plena para todos.
APORTAMOS UNA MÍSTICA DE AUTOESTIMA,
FRATERNIDAD Y COMPROMISO SOCIO-POLÍTICO
En eso
estamos, por eso nos unimos a todos los grupos y organizaciones que luchan por
la fraternidad y la justicia y un proyecto social abierto a la trascendencia.
Todo eso es
la línea de la Iglesia de los Pobres de América Latina. Eso quiso el papa Juan
23 cuando convocó a unos 1,400 obispos para un Concilio en los años 1960: “La
Iglesia es de todos y más particularmente de los pobres”.
Recientemente el papa Francisco continuó
en esta misma línea: “Quiero una Iglesia pobre para los pobres” – “Estamos en
un sistema que mata”. Se reunió en 4 ocasiones con los Movimientos Sociales de
los 5 continentes y declaró que ellos eran los principales artesanos de un
cambio social.
El mismo papa
Francisco declaró que “la política es la forma mayor de la caridad” y diseño 4
caminos para el compromiso de los cristianos a favor de un cambio social: “la
fraternidad sin frontera, la amistad social, el amor político y una
espiritualidad liberadora”. La fe cristiana tiene necesariamente una dimensión
política.
Por esto,
como cristianos buscamos una cuádruple conversión, un cuádruple cambio:
-
Un cambio personal para pasar
del individualismo a la solidaridad, y de la indiferencia a la unión y
participación social,
-
Un cambio colectivo para
integrar organizaciones sociales, culturales, económicas y políticas,
-
Un cambio estructural para
vivir de una manera más humana en nuestra manera de comer, de curarnos, de
producir, de tomar decisiones, de participar a todos los niveles de
organización, para llegar a un sistema político que sustituye el
neoliberalismo,
-
Un cambio espiritual porque
todos somos habitados por una mística que nos proyecta hacia lo mejor y lo
-
infinito, más allá de las
ideologías y las religiones.
Todos somos
movidos por la fuerza indomable de la vida, de la fraternidad y de la justicia.
Participamos de la energía del universo que es dignidad, progreso y unidad,
unidad entre nosotros, unidad con la naturaleza y unidad con el cosmos.
Los pobres y
los que nos identificamos con los pobres somos portadores de esta herencia, y
nuestra felicidad es lograr que sea cada vez más realidad en el lugar donde nos
ha tocado vivir.