S E M A N A S
A N T A E N F A M I L I A
Desde las CEBs.
Pedro Pierre.
“ DIOS SACA
VIDA HASTA DE LA MUERTE ”
2.
MIÉRCOLES DE RECONCILIACIÓN
“Reconozcan su pecados unos
ante otros y recen unos por otros para que queden sanos” (Santiago 5,16).
PREPARACIÓN de la celebración
Materiales
-
Mesa con mantel,
flores, vela…
-
Hojas de papeles y
bolígrafos.
-
Fósforos y ‘plato’
para quemar hojas de papeles
Símbolos
-
Pequeña rama muerta
(o sin hojas).
-
Hojas verdes de
plantas o árbol.
Cantos
MOTIVACIÓN
Esta pandemia del coronavirus
nos da la oportunidad de estar en familia como nunca lo hemos estado.
Aprovechemos esta situación para fortalecer nuestra unión y nuestro amor mutuo
y purificar nuestras debilidades y errores.
He aquí una propuesta de
celebración penitencial en familia. Así nos encontraremos con nosotros mismos,
con los demás miembros de la familia, con los que nos rodean, con la naturaleza
y con Dios. Eso es la reconciliación que buscamos y vamos a lograr entre todos
los de la familia.
1ª parte : LEAMOS
UNAS REFLEXIONES SOBRE
LA REVIÓN DE VIDA
“No hay más que un modo de ser feliz: vivir por los
demás”.
OBJETIVO DE LA
CELEBRACIÓN PENITENCIAL
-
Reconocernos pecadores e incapaces de llevar solos una vida según Dios,
-
Aceptar o pedir la ayuda de otros para conocernos tales como somos,
-
Perdonarnos unos a otros de corazón,
-
Saber que podemos contar unos con otros para llevar una vida
nueva tanto en lo personal como en lo familiar y comunitario.
La felicidad que todos buscamos es el resultado de 4 armonías: armonía consigo
mismo, armonía con los demás,
armonía con la naturaleza y armonía con Dios. A esta conjunto de maneras de vivir, Jesús la llamó el
Reino. Detallemos cada una de
estas armonías, para ver cómo logramos construirlas.
1. ARMONÍA CONSIGO MISMO: ‘Dios
vio que todo cuanto había hecho era muy bello’ (Génesis 1,31).
a)
La armonía consigo mismo se consigue amándose, o sea, valorarse,
sentirse bien y ser positivo consigo mismo.
b)
Detallemos lo que significa ‘amarse a sí mismo’:
-
Amar mi cuerpo: ¿Sé
valorarlo, respetarlo, cuidarlo, desarrollarlo, dominarlo, dirigirlo...?
-
Amar mi inteligencia: ¿Sé
apreciarla, cultivarla, hacerla trabajar, desarrollarla...?
-
Amar mi voluntad: ¿Sé
conocerla, orientarla, hacerla obedecer, mantenerla fiel a lo propuesto...?
-
Amar mi corazón: ¿Sé
sentirlo, gozar sus emociones, controlarlo, orientarlo...?. o.
2. ARMONÍA CON LOS DEMÁS: ‘Si no vivo para servir no sirvo para vivir’ (Marcos 10,43-45).
a)
La armonía con los demás consiste en vivir en fraternidad, verdad y
justicia con los de casa, colegio, calle, trabajo, recreo...
b)
Detallemos lo que significa la ‘armonía con los demás’:
-
En casa: ¿Sé dialogar,
colaborar en las tareas materiales, ser amables, participativos, pacientes,
respetuosos, perdonarse...?
-
En la escuela y el colegio: ¿Estudiar, interesarme,
investigar? ¿Sé ser buen/a compañero/a, hacer las paces, organizarse, tener
iniciativas, practicar actividades deportivas y culturales...?
-
En la calle: ¿Ser buen
vecino, tener aseada la casa y su alrededor, colaborar en actividades, reunirse
en organizaciones...?
-
En el trabajo: ¿Ser
responsables, cumplidos, honestos, solidarios, organizados, no malgastar el
dinero....?
3. ARMONÍA CON LA NATURALEZA: ‘Yahvé puso a Adán y Eva en el
jardín del Edén para que lo cuidaran y lo cultivaran’ (Génesis 2,15).
a)
La armonía con la naturaleza consiste en apreciarla, admirarla, cuidarla,
promoverla, porque gracias a ella vivimos, comemos, nos curamos…
b)
Detallemos lo que significa la ‘armonía con la naturaleza’:
-
¿Tengo flores, plantas,
arbustos en mi casa?, ¿Tengo un trato cariñoso con los animales?, ¿Sé guardar la basura?,
¿Es ordenada nuestra casa...?
-
¿Sé cuidar los árboles?, ¿Sé no destruir plantas ni desperdiciar las
cosas? ¿Sé ir a pasear en la naturaleza?....
4. ARMONÍA CON DIOS: ‘Mira cómo te tengo grabado/a en la palma de
mis manos’ (Isaías 49,16).
a)
La armonía con Dios consiste en mantenerme en comunión con él, que es fuente de vida y de amor, sentirlo cerca, amigo, compañero de camino.
b)
Detallemos lo que significa ‘amar a Dios’ sobre todas las cosas:
-
¿Es Dios importante para mí, lo
más importante?
-
¿Tengo signos y símbolos
religiosos en la casa?
-
¿En que actos de devoción
individual y colectica participo?
-
¿Sé rezar, leer la Biblia, participar de los sacramentos, cultivar mi fe?
-
¿Participo de alguna pequeña comunidad
cristiana, para conversar entre vecinos afín de conocernos, conocer la
Biblia, colaborar en las necesidades, ser solidarios con otras organizaciones
humanitarias?...
Pregunta: ¿Qué
es lo que más nos llama la atención de estas reflexiones?
2ª
parte : DESARROLLO DE
LA CELEBRACIÓN PENITENCIAL
1. DIÁLOGUEMOS
ENTRE TODOS
1. En
estos días de cuarentena, ¿qué cosas bonitas estamos viviendo en nuestra
familia?
2. ¿Tenemos
dificultades para sentirnos bien en cada uno de nosotros mismos? Expliquémonos.
3. ¿Qué
dificultades estamos teniendo para relacionarnos bien como pareja, entre padres
e hijos, entre hijos?
4. ¿Qué
dificultades tendríamos que superar para llevarnos mejor entre pareja, entre
padres e hijos, entre hijos?
2. PALABRA DE
DIOS. Mateo 18,15-22: Perdonar siempre.
1. ¿Qué
palabras de Jesús nos llaman más la atención?
2. ¿Cómo
nos aplicamos a nosotros estas palabras de Jesús?
3. PASOS DE LA
RECONCILIACIÓN
1º paso: Pedir perdón y perdonar: Seamos creativos con las
siguientes orientaciones.
-
Quién siente la necesidad de pedir perdón, lo
puede hacer en este momento en 4 etapas.
-
Las 4 etapas: 1. Señalar a quién se
quiere pedir perdón. 2. Se explica los motivos de la petición de perdón y se
termina diciendo: ‘Te pido que me perdones’. 3. Se contesta: “¡Sí, te perdono y
te quiero!”. 4. Se dan un signo (¿abrazo?) de reconciliación.
-
Esperamos que terminen quienes quieren ser
perdonados.
2º paso: Quema de hojas con nuestros ‘pecados’.
-
Cada uno escribe en una media hoja de papel
las debilidades, fallas, maldades que ha cometido en estos días.
-
Se dobla las hojas y se las pone en un
plato para quemarlas.
-
Allí se puede rezar la primera parte del ‘Yo
confieso’, dejando el final de dicha oración para más después.
-
Se queman las hojas de papel.
-
Rezamos el final del ‘Yo confieso’: de 2 en
2 ponemos las manos sobre nuestras cabezas, diciendo: “Dios todo
misericordioso, ten piedad de nosotros, perdona nuestros pecados y mantennos en
la vida eterna. Amen.
3º paso: Compromisos para una vida nueva
-
Con la rama sin hojas y con las hojas verdes, en
el centro de la mesa.
-
Tomamos cada uno una o varias hojas verdes
y nos preguntamos en silencio: ¿Qué compromisos hago para mejorar nuestra vida
y nuestras relaciones de familia?
-
Cada uno colocamos nuestra/s hoja/s verde/s en la
rama seca diciendo nuestro/s compromiso/s.
4º paso: Abrazo de paz y bendición
-
Podemos rezar lentamente el Padrenuestro, prestando
más atención a la petición: “Perdona nuestras ofensas como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden”.
-
Terminamos por un fuerte abrazo y bendiciéndonos
unos a otros.
-
Podemos decirnos cómo nos sentimos ahora
unos con otros.
-
Canto
Anexo: ENTENDER EL SIGNIFICADO DE LA CELEBRACIÓN PENITENCIAL
PRESENTACIÓN
La práctica del sacramento de
la confesión individual ha disminuido bastante… Si tratamos de entender su
importancia, lo iremos valorando más.
Conclusión
Las
prácticas de celebración colectiva de este sacramento le han dado una nueva
vida y vitalidad. No podemos pedir perdón a Dios sin reconciliarse con nuestros
hermanos. La dimensión comunitaria de esta práctica nos ayuda a revisar nuestra
vida, reencontrarnos con Dios, reconciliarnos como hermanos y fortalecernos en
nuestros compromisos cristianos.
Anexo : SENTIDO
DE LA CELEBRACIÓN
PENITENCIAL
Al estar confinados en nuestra
casa, encontramos una nueva manera de confesarnos y perdonarnos. Recordemos que
como bautizados somos ‘profetas,
sacerdotes y reyes-pastores’. Hemos de saber que hay muchas maneras de
confesarnos: En la misa varias veces pedimos perdón a Dios… que ha de
escucharnos y perdonarnos. La confesión individual y secreta con un sacerdote comenzó
a realizarse a partir del segundo milenio de la era cristiana.
El Concilio Vaticano 2 (Roma,
1962-65) hizo entrar aires nuevos y olvidados en nuestra Iglesia. Promovió las celebraciones comunitarias de la
confesión, como también la absolución colectiva. Se descubrió también que podíamos
confesarnos y perdonarnos entre nosotros
mismos. Y también que el sacerdote podía confesar varias personas a la vez, si así lo deseaban.
Con esta celebración penitencial
en familia, actualizamos la práctica de
la confesión para nuestros tiempos y nuestras necesidades. Pues todos somos
necesitados del perdón y reconciliación. Ninguna forma de confesarse puede
considerarse exclusiva. En este sentido volvamos a Jesús y a las primeras
comunidades cristianas.
A. VOLVAMOS A LOS
ORÍGENES DEL CRISTIANISMO
-
En las primeras comunidades cristianas había
sólo 2
ritos cristianos que llamamos ‘sacramentos’: el bautismo y la fracción
del pan o eucaristía.
-
Había celebraciones del perdón, reconciliación,
reintegración a la comunidad con ocasión de la celebración de la Semana
santa. De allí la ‘obligación’ que se puso de confesarse a lo menos una
vez al año.
-
La práctica de la confesión se fue iniciando y
generalizando en el segundo milenio, o sea, después del año 1.000, a partir de
iniciativas de los monjes.
B. LOS DISTINTOS
NOMBRES DE ESTE SACRAMENTE
Este sacramento tiene 4 nombres diferentes según se insiste en una o
otra de sus particularidades.
1.
Sacramento
de la confesión: Se refiere a la comunicación con el sacerdote.
2.
Sacramento
de la penitencia: La palabra ‘penitencia’ se refiere a cambio y conversión.
Uno reconoce sus pecados para evitar de caer nuevamente en ellos.
3.
Sacramento
del perdón: ‘Perdonar’ significa volver a dar amor por encima de las
ofensas.
4.
Sacramento
de la reconciliación: Reconciliar es ‘hacer las paces’ con uno mismo, con
los demás y con Dios.
C. PALABRAS DE
DIOS relacionadas con este sacramento
-
“Ocultar
sus faltas no conduce a nada; el que las reconoce y renuncia a ellas, se
hace perdonar” (Proverbios 28,13).
-
Parábola
del que no perdonó a su compañero: Mateo 18,23-32.
-
Padrenuestro…
¡donde cambiamos las palabras de Jesús!
Mateo 6,12: “Perdona nuestras
deudas como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”.
Lucas 11,4: “Perdona nuestros
pecados porque también nosotros personamos a todo aquel que nos debe”.
-
“Si
decimos que no tenemos pecado, nos estamos engañando a nosotros mismos, y
la verdad no está en nosotros. Pero si confesamos nuestros pecados, él, que es
fiel y justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad” (1
Juan 1,8-9).
D. NECESIDAD DE LA CONFESIÓN
Para no dejarnos arrastrar por la
maldad Y el pecado, tenemos que encontrarnos
con nosotros mismos, sentirnos en comunión con Dios y poder confiar en los demás. La Confesión es signo de este
proceso que nos lleva a un arrepentimiento, la seguridad del perdón de Dios y la
decisión de tener una vida nueva.
1. Encontrarse consigo mismo
Toda vida tiene sus debilidades
y sus caídas: Somos débiles, limitados, pecadores. Para vivir bien, hay que,
primero, mirarse como en un espejo y reconocer
nuestra situación, nuestras fallas, nuestras culpas. No podemos vivir bien si
escondemos nuestra maldad. Esta experiencia de la verdad con nosotros mismos es
el comienzo de nuestra liberación, de nuestra reconciliación con nosotros
mismos y de nuestra comunión con Dios.
2. Encontrarnos con los demás y con la naturaleza
Dios ha puesto en nuestro
camino comunitario: Nadie puede vivir sólo; estamos ligados los unos con los
otros y nos necesitamos mutuamente. En este sentido, vivir es convivir. El encuentro con otros y la unión con ellos
nos aseguran una vida mejor. Cuando fallamos, sepamos reconciliarnos unos con
otros y aprendamos a perdonar: nos salvamos juntos.
En cuanto a la naturaleza, ella es ‘nuestra
madre’: Además de belleza y sabiduría, nos regala la vida, la comida, la
curación. Sepamos valorarla, respetarla y cuidarla: Así nos respetaremos y
cuidaremos a nosotros mismos.
3. Reconciliarnos con Dios
La comunión con Dios es el
secreto de la felicidad: Si venimos de él, con él tenemos que caminar. Esta
comunión con él es el resultado de las distintas armonías con uno mismo, con
los demás y con la naturaleza, porque somos una sola unidad. Si nos
reconciliamos con nosotros mismos y con los demás, estamos reconciliados con
Dios. Esa es nuestra lucha
permanente: haciendo la verdad consigo mismo y con los demás, estaremos
reconciliados con Dios.
Que esta felicidad sea la gracia de este día.
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