7ª etapa :
ENVIADOS POR JESÚS
RESUCITADO.
INTRODUCCIÓN.
Estamos ya en la recta final de nuestro recorrido.
También nos sentimos más decididos a seguir a Jesús. Pero hemos de dar todavía
un paso decisivo: abrirnos al misterio que se encierra en Cristo, el profeta
del Reino, crucificado por sus adversarios, pero resucitado por el Padre. Sólo
cuando nos encontraremos con Cristo resucitado y enviados por el Padre, conoceremos
en su verdadera hondura la llamada de Jesús y el alcance de nuestro compromiso
por el reino de Dios.
Con estos últimos encuentros nos acercaremos, en primer
lugar, a las dos últimas experiencias que vivieron los discípulos: su huida
ante su ejecución ignominiosa de Jesús en una cruz y su reencuentro con él,
resucitado gloriosamente por el Padre. Luego conoceremos las dos experiencias
que, como seguidores, nos permiten caminar acompañados por su presencia viva.
Terminaremos escuchando su llamada concreta en ponernos en camino para
colaborar con él curando la vida y abriendo camino al reino de Dios.
A los
pies del Crucificado (tema 37).
Sólo podremos asumir nuestro compromiso de
seguir a Jesús hasta el final si nos abrimos al misterio de la crucifixión y
nos identificamos con Jesús, Mártir del reino de Dios y Salvador del mundo.
“Yo les
envío” (tema 38).
Sólo escuchando al Resucitado, que nos envía
como el Padre lo ha enviado a él, y escuchando el Espíritu, recibiremos el
impulso decisivo para colaborar en el proyecto salvador del Padre.
“Quédate
con nosotros” (tema 39).
Antes de ponernos en marcha a anunciar el
Evangelio, hemos de saber que, en nuestro caminar, podemos en dos experiencias
reconocer junto a nosotros la presencia del Resucitado: la escucha compartida
del Evangelio de Jesús y la celebración de la Eucaristía.
“Pónganse
en camino” (tema 40).
En este último encuentro de nuestro ‘Grupo de
Jesús’ hemos de abrirnos con fe, generosidad y agradecimiento a la llamada de
Jesucristo que nos envía a curar la vida y abrir caminos del reino de Dios.
Tema 37
: A
LOS PIES DEL
CRICIFICADO.
Motivación inicial
La pasión y la ejecución
inesperadas de Jesús, a las pocas horas de su cena de despedida, provocó una
crisis total en sus discípulos. Todos huyeron: ¿cómo acompañar a un crucificado
sin tener la misma suerte? El fracaso era patente. Además, ¿qué Buena Noticia
podían anunciar en su nombre? ¿En qué proyecto podían colaborar ahora para
abrir caminos al reino de Dios? Poco a poco fueron entendiendo el porqué del
arresto de Jesús y de su muerte violente y la continuidad de su presencia. A la
luz de la resurrección volvieron a reunirse y pudieron descubrir a Jesús como
mártir del reino de Dios. En cuanto a nosotros, podremos seguir a Jesús si,
primero, nos identificamos con el Crucificado. Veamos.
1ª parte: PREPARACIÓN
PERSONAL
1.
Motivación
¿He salido de esta falsa presentación de la pasión y muerte de
Jesús como un ‘sacrificio agradable a Dios’? ¿Cómo las entiendo?
2.
Lectura de la Palabra de Dios: Lucas 22,33-46: De pie junto
a la cruz.
3.
Profundización de la lectura
bíblica
-
Las burlas al Crucificado. ¿Quiénes son los que se burlan de Jesús? ¿Por
qué estás reacciones tan crueles contra Jesús en la cruz?
-
El silencio de Jesús. ¿Cómo interpreto el silencio de Jesús? ¿Qué me
está diciendo Dios en el silencio de su Hijo crucificado? ¿Por qué el Padre no
interviene para salvar a su Hijo?
-
El perdón a los verdugos. Medito un poco esta oración de Jesús al Padre.
¿Qué es lo que mueve a Jesús hasta el final? ¿Intuyo el perdón insondable del
Padre?
-
El diálogo con el malhechor. ¿Qué pienso del ruego del malhechor a Jesús?
¿Sé yo orar así? ¿Capto la grandeza de la respuesta de Jesús? ¿Confío en poder
morir y resucitar unido a Jesús?
-
Últimas palabras de Jesús. ¿Qué eco encuentra en mí su confianza total en
el Padre? ¿Qué palabras quisiera pronunciar al final de mi vida de seguidor de
Jesús?
Puedo hacer un momento de oración.
2ª parte. Comentario: “MÁRTIR
DEL REINO DE DIOS.
En nuestro recorrido hemos visto
a Jesús ofreciendo salud a quienes vivían sometidos en la enfermedad, liberando
del mal a los poseídos por espíritus malignos, acogiendo a los excluidos por la
sociedad, regalando perdón a pecadores y gentes perdidas, incapaces de volver a
la amistad con Dios por su propias fuerzas.
Jesús no sólo proclamó el amor
insondable de Dios a todos sus hijos e hijas. Al mismo tiempo ofrece en su
nombre vida sana, perdón y salvación. Fiel a la voluntad del Padre, pasa su
vida entera curando, acogiendo, bendiciendo, perdonando y salvando. Ahora
morirá como ha vivido. Su muerte en la cruz será su último servicio al proyecto
del reino de Dios y su contribución suprema a la salvación de todos. Eso es lo
que nos deja entrever Lucas.
Según el evangelista, mientras
agoniza, Jesús sólo escucha desde la cruz burlas e insultos. Su respuesta es un
silencio cargado de misterio. No está pensando en su salvación sino en la de
los demás. Precisamente porque es el Mesías, el Hijo querido de Dios, seguirá
en la cruz hasta su muerte.
¿Qué sería de nosotros si Jesús
buscará su propia salvación escapando de esta cruz que lo une para siempre a
todos los crucificados de la historia? ¿Cómo podríamos confiar en un Dios que
salvará a su Hijo y nos dejara hundidos en nuestro pecado y nuestra impotencia
ante la muerte?
Lucas nos revela algo de lo que
vive Jesús en la cruz. En el momento de la crucifixión, mientras los soldados
lo van clavando en el madero, Jesús ora así al Padre: “Padre, perdónalos,
porque no saben lo que están haciendo”.
Así es Jesús. Así ha vivido siempre: ofreciendo gratuitamente a los
pecadores el perdón del Padre. Ahora muere pidiendo perdón al Padre a los que
lo crucifican, que siga ofreciendo su amor, su perdón y su salvación a todos,
incluso a los que lo están ejecutando.
Más tarde, en medio de tantas
burlas y desprecios, se escucha de pronto un grito desgarrador: “Jesús,
acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. No es un seguidor de Jesús, sino
uno de los malhechores crucificado junto a él. Jesús le responde de inmediato:
“Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Jesús ha vivido abriendo caminos al reino
de Dios. Ahora que va a entrar en el reino definitivo del Padre acoge a este
pecador desconocido como compañero inseparable. Los dos están unidos en la
angustia y la impotencia. Los dos morirán crucificados y ambos entrarán juntos
en la plenitud del reino de Dios.
Lucas recoge también las últimas
palabras de Jesús. A pesar de su angustia mortal, mantiene hasta el final su
confianza en el Padre. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Nada ni
nadie ha podido separarlo de él. El Padre ha estado siempre sosteniendo y
alentando su vida entregada a abrir caminos a su reino. Terminada su misión,
Jesús lo deja todo en sus manos: su vida, el futuro de su proyecto humanizador
y la salvación del mundo. El Padre romperá su silencio, lo resucitará y lo
acogerá en su reino.
A la luz de la resurrección de
Jesús, los primeros cristianos fueron ahondando en el misterio encerrado en su
crucifixión. Vamos a recordar lo que nos puede reafirmar en nuestro seguimiento
de Jesús.
La crucifixión no ha sido un
fracaso, sino el sino el servicio supremo al proyecto salvador de Dios. Su
petición al Padre por el perdón de sus verdugos y su promesa al malhechor para
entrar juntos en el reino nos revela que el proyecto del Padre no consiste sólo
en humanizar la vida de este mundo, sino en conducirlo todo hasta la salvación
final. Así habla Pablo de Tarso: “En Cristo estaba Dios reconciliando el mundo
consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres” (2 Corintios
5,19). Por su parte el evangelio de Juan afirma: “Dios no ha enviado a su Hijo
al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él”
(3,17). Cuando colaboramos con Jesús en el proyecto del Reino de Dios, no
estamos llevando a cabo una mera acción social o política. Estamos humanizando
la vida hacia su plenitud eterna en el seno del Padre.
Jesús murió como mártir del reino
de Dios, pues su crucifixión fue la consecuencia de la reacción que provocó su
entrega libre e incondicional al proyecto humanizador del Padre. No se puede
trabajar por el reino de Dios que es fraternidad, libertad y justicia sin
provocar sin provocar el rechazo y la persecución de aquellos a los que no les
interesa cambio alguno. Es imposible luchar por una sociedad más justa y más
solidaria con los últimos sin sufrir la reacción de los poderosos.
Por eso seguir a Jesús conduce
siempre a la cruz. Significa estar dispuestos a sufrir conflictos, rechazos,
polémicas y hasta persecución. Colaborar con él en el proyecto del reino de
manera responsable y comprometida nos llevará tarde o temprano a compartir su
destino doloroso. Pero hemos de recordar que a una vida crucificada, vivida con
el espíritu de Jesús, le espera siempre la resurrección.
En el rostro desfigurado del
Crucificado, Dios se nos revela identificado para siempre con todos los
crucificados de la historia. Ya no podremos separar nunca al Padre del
sufrimiento que se inflige injustamente a sus hijos e hijas. Pero además, si
Jesús ha muerto identificado con las víctimas inocentes de todos los tiempos,
seguir sus pasos significa acercarnos servicialmente a los crucificados,
introducir justicia donde se abusa de los inocentes, reclamar compasión donde
sólo hay indiferencia a los que sufren. Esto nos traerá tarde o temprano
sufrimiento. Será nuestra manera humilde de cargar con la cruz de Cristo”.
Bien puedo hacer un momento de
silencio meditativo.
3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO
ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA
SALUDO: El animador saluda y presenta el tema
con su motivación inicial.
‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.
¿Por qué no se puede entender
la muerte de Jesús como un “sacrificio agradable a Dios”?
‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura
de Lucas 22,33-46: De pie junto a la cruz.
2.
¿Qué relaciones hacemos entre
la pasión y muerte de Jesús y el Reino?
‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.
Conversión personal: ¿Por qué la cruz es parte de
la construcción del Reino?
4.
Compromiso: ¿Cuál va a ser nuestra
actitud frente a los sufrimientos por el Reino?
ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
1.
Sugerencias para la oración,
junto a una cruz.: Nos
repartimos las diferentes partes.
Momento de silencio donde nos disponemos a
rezar.
-
Nos disponemos a rezar escuchando en silencio.
En esta tarde, Cristo del
calvario, vine a rogarte por mi cuerpo enfermo;
Pero al verte mis ojos van y
vienen de tu cuerpo al mío con cierta vergüenza.
¿Cómo quejarme de mis pies
cansados cuando veo los tuyos traspasados?
¿Cómo mostrarte mis manos
vacías cuando veo las tuyas desgarradas?
¿Cómo expresarte a ti mi
soledad cuando alzado en la cruz y solo estás?
¿Cómo explicarte que bien
poca amor tengo cuando tienes rasgado el corazón?
-
Alguien lee la siguiente oración que repetimos paso a paso.
Tu muerte, Jesús, fue el
último eslabón de una cadena de amor subversivo./
Amaste, simplemente amaste,
sin mezcla ni impureza./
Te hiciste el último para que
los últimos fueran los primeros./
Defendiste a los que no
tienen defensor y te colgaron como un infame./
Renunciaste al triunfo
personal porque creíste sin vacilar hasta el final./
Creíste en el reino y tu fe
se hizo amor, puro amor./
Así lo diste todo: todo lo
que tenías y eras./
Y develaste el misterio: hay
un amor y una casa para todos./
-
Añadimos nuestras peticiones a la siguiente oración.
Cristo Jesús, nos dices a
cada uno: “No temas, arriésgate a seguirme siempre una y otra vez”.
Como discípulos tuyos,
necesitamos fuerza para cargar con nuestra propia cruz.
…
2.
Padrenuestro. Abrazo de paz.
Bendición.
D. DESPEDIDA. Se recuerda la casa, el día y la
hora de la próxima reunión.
Tema 38 : “
Y O L E S E N V Í O ”.
Motivación inicial
Avanzamos en nuestro compromiso
con Jesús. El Padre ha resucitado a Jesús que está vivo entre nosotros. Pero si
nosotros no percibimos su presencia viva en nuestra vida y realidad, nuestras
comunidades cristianas vivirán apagadas y tristes. Por otra parte si no nos
sentimos enviados por el Resucitado, no podemos anunciar su Buena Noticia con
entusiasmo. En fin si no acogemos la fuerza de su Espíritu, no seremos capaces
de colaborar con él abriendo caminos del Reino. Veamos más detalladamente estos
distintos pasos.
1ª parte: PREPARACIÓN
PERSONAL
1.
Motivación
¿Qué dudas y debilidades siento para seguir a Jesús con más
entusiasmo?
2.
Lectura de la Palabra de
Dios: Juan
20,19-22: “Como el Padre me ha enviado, yo les envío”.
3.
Profundización de la lectura
bíblica
-
Situación del grupo de discípulos. ¿Puedo señalar los aspectos
oscuros que describen la situación de los discípulos sin Jesús resucitado? ¿Qué
consecuencias trae para los discípulos permanecer con las puertas cerradas,
paralizados por el miedo?
-
La presencia del Resucitado. ¿Cómo se describe la entrada de Jesús
resucitado en la Comunidad? ¿Qué lugar ocupa?
-
La transformación del grupo. ¿Qué es lo que Jesús infunde en sus
discípulos? ¿Capto la transformación que se va produciendo en la Comunidad,
mirando antes y después de la presencia de Jesús?
-
El envío de los discípulos. ¿Por qué no les concreta nada Jesús a los
discípulos? ¿En qué consiste su misión de los discípulos?
-
El don del Espíritu santo. ¿Cómo entiendo el gesto de Jesús que acompaña
sus palabras? ¿Era un gesto acostumbrado? ¿Conozco el sentido de este gesto en
el libro del Génesis 2,7? Después de estas reflexiones, ¿cómo entiendo mi
propia misión?
Puedo hacer un momento de oración.
2ª parte. Comentario: “ENVIADOS
POR EL RESUCITADO.
Aterrados por la ejecución de
Jesús, los discípulos se refugian en una casa conocida. De nuevo están
reunidos, pero no está Jesús con ellos. En el grupo hay un vacío que nadie
puede llenar. Les falta Jesús. ¿A quién seguirán ahora? ¿Qué podrán hacer sin
él? El evangelista describe con trazos oscuros la situación del grupo de los
discípulos sin Cristo resucitado.
-
“Está
anocheciendo” en Jerusalén y también en el corazón de los discípulos. Todavía
no se han disipado las tinieblas de la crucifixión. Es una comunidad sin
horizonte.
-
Con “las
puertas cerradas”. Es una comunidad sin misión, sin objetiva, encerrada en sí
misma, sin capacidad de acogida. Nadie piensa en salir por los caminos a
anunciar el reino de Dios y curar la vida. Con las puertas cerradas no es
posible acercarse a los heridos abandonados por los caminos.
-
Están
llenos de “miedo a los judíos”, en los que el evangelista ve todas las fuerzas
hostiles que han crucificado a Jesús. Es una comunidad paralizada por el miedo,
a la defensiva. Con miedo no es posible amar al mundo como Jesús ni anunciar a
nadie su Buena Noticia.
Es Jesús
quien toma la iniciativa. Estando las puertas cerradas “entra” en la casa. Nada
ni nadie puede impedir al Resucitado ponerse en contacto con los suyos para
reavivar a su comunidad. Según el relato, “entra y se poner en medio de ellos”
lleno de vida. Es él quien ha de estar siempre en el centro. Nadie ha de ocupar
su lugar. Con el Resucitado, todo es posible: disipar las tinieblas, liberarse
del miedo, abrir puertas y poner en marcha la evangelización del mundo.
Lo primero que infunde el
Resucitado a su comunidad es la paz perdida por su cobardía y su debilidad en
el momento de la cruz. Por dos veces les repite: “La paz esté con ustedes”.
Ningún reproche por haberlo abandonado, ninguna queja ni reprobación. Les
regala su paz inconfundible. Una paz que nunca les podrá dar el mundo.
Al mismo tiempo les enseña “las
manos y el costado”. En estas cicatrices pueden descubrir que Jesús los ha
amado hasta el extremo. Al ver al Señor con estas llagas, los discípulos “se
llenaron de alegría”. Una alegría que nadie ni nada les podrá quitar.
La comunidad se va transformando.
Estaban huérfanos y sin Maestro. Ahora tienen al Resucitado en medio de ellos.
Del miedo pasan a la paz que les regala el Señor. De la oscuridad pasan a la
alegría de verlo lleno de vida. De las puertas cerradas van a pasar enseguida a
ser enviados en la misión. La comunidad de Jesús no puede vivir encerrada en sí
misma, porque es una comunidad enviada.
El Resucitado les habla de una
manera solemne. “Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. No les
dice en concreto han de ir, qué han de anunciar o cómo han de actuar. Su misión
es la que Jesús ha recibido de su Padre. Serán en el mundo lo que ha sido él.
Aprenderán a evangelizar desde
Jesús. Ya han visto a quiénes se ha acercado, cómo ha ido anunciando la Buena
Noticia de Dios, cómo ha ido sembrando gestos de curación, liberación y perdón.
Jesús les envía ahora para que “reproduzcan” su presencia entre las gentes.
Jesús sabe que sus discípulos son
frágiles. Más de una vez ha criticado su fe débil y vacilante. Necesitan de la
fuerza de su Espíritu para cumplir su misión. Por eso hace con ellos un gesto
especial. No les impone las manos ni los bendice, como hacía con los enfermos y
los niños. Exhala su aliento sobre ellos y les dice: ‘Reciban el Espíritu Santo’”.
Su gesto tiene una gran fuerza
expresiva. Segú el libro del Génesis, Dios modeló a Adán con “barro”; luego
sopló sobre él su “aliento de vida” y aquel barro se convirtió en un “ser
viviente”. Según el relato evangélico, las comunidades cristianas son “barro”,
fragilidad, mediocridad, pero tras ellas está el Resucitado dándoles aliento,
espíritu y vida.
Este relato de Juan nos
ofrece una luz nueva para comprender y vivir nuestra misión evangelizadora.
-
El
impulso decisivo para seguir a Jesús anunciando su Buena Noticia y colaborando
en el proyecto del reino de Dios nace siempre del encuentro con el Resucitado.
Si queremos impulsar una nueva etapa evangelizadora, hemos de acoger de manera
más viva la presencia de Cristo resucitado en nuestros grupos y comunidades.
Siempre ha de estar él en medio de nosotros. Que nadie ocupe su lugar. Que
nadie se apropie de su mensaje. Que nadie nos imponga un estilo deferente del
suyo.
-
Los
discípulos tuvieron que aprender a vivir siguiendo al Resucitado. Ya no sería
como en Galilea, cuando Jesús vivía con ellos. Ahora lo seguirán acogiendo su
Espíritu, recordando su palabra y reproduciendo sus gestos creativamente. Pero
saben que el Señor está con ellos, lleno de vida para siempre.
-
En la
comunidad cristiana es decisivo vivir abiertos al Espíritu que el Resucitado
nos ha comunicado también hoy a sus seguidores. Ese Espíritu “nos va
recordando” lo que decía Jesús por los caminos de Galilea, nos defiende de lo
que nos pueda desviar de él, nos mantiene en la verdad del Evangelio y nos
inspira para actualizar hoy nuestro servicio al reino de Dios.
-
Según el
relato de Juan, nuestra misión es la misma que Jesús recibió del Padre, pero,
naturalmente, hemos de desarrollarla con creatividad, atentos a los signos de
nuestros tiempos y respondiendo a las necesidades del hombre y la mujer de hoy.
Por eso necesitamos el Espíritu del Resucitado. Privados de este aliento
espiritual corremos el riego de vivir sin creatividad, con las “puertas
cerradas” al mundo moderno y haciendo lo que se ha hecho siempre, pero sin
alegría ni convicción.
-
Por
último, el relato dice que el Resucitado despierta en los discípulos paz y
alegría. Es tan central esta experiencia que se puede decir que de ella nació
su entusiasmo por la tarea evangelizadora. Si nos falta esa alegría del
Resucitado, ¿a quién vamos a comunicar algo “nuevo” y “bueno”? ¿Cómo vamos a
despertar esperanza? ¿Cómo vamos a abrir caminos al reino de Dios?”
Bien puedo hacer un momento de
silencio meditativo.
3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO
ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA
SALUDO: El animador saluda y presenta el tema
con su motivación inicial.
‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.
¿Qué dudas y debilidades
sentimos para seguir a Jesús con más entusiasmo?
‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura
de Juan 20,19-22: “Como el Padre me ha enviado, yo les envío”.
2.
¿En qué consiste la misión
que Jesús confía a sus discípulos?
‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.
Conversión personal: ¿Cómo entendemos nuestra
propia misión?
4.
Compromiso: ¿De qué manera vamos a poner
en marcha nuestro testimonio cristiano? ¿Dónde? ¿Con quiénes?
ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
1.
Sugerencias para la oración: Nos repartimos las
diferentes partes.
-
Se
explica los símbolos presentes en la mesa.
Momento
de silencio
donde nos disponemos a rezar.
-
Repetimos frase por frase la siguiente profesión de fe.
Puesto que has resucitado,
Jesús, podemos empezar una vida nueva,/
Ser hombres nuevos y mujeres
dignas, hermanos de todos./
Puesto que has resucitado,
Jesús, tenemos tu Espíritu entusiasta/
Y queremos llevarlo bien
visible para contagiar a muchos./
Puesto que has resucitado,
Jesús, estamos en renovación permanente:/
Pues es preciso transformar
nuestro mundo desde los cimientos./
Puesto que has resucitado,
Jesús, hay que construir una ciudad solidaria/
Donde el hombre no sea lobo
sino compañero y hermano./
Puesto que has resucitado,
Jesús, creemos en la realidad de una tierra nueva/
Donde habrá amor, casa y vida
para todas y todos./
-
Escuchamos la siguiente oración repitiendo después de cada
invocación: “Señor Jesús, envíame nuevamente”.
Me pediste las manos, Señor,
pues tenías para mí una tarea:
Te las presté un momento,
pero las retiré porque era duro el trabajo. Señor Jesús…
Me pediste los ojos, Señor
Jesús, para ver penas y pobrezas:
Pero pronto los cerré para no
pasar angustias. Señor Jesús…
Me pediste la boca, Señor
Jesús, para clamar contra las injusticias:
Pero te di sólo un susurro
para que nadie me acusara de nada. Señor Jesús…
Me pediste la vida, Señor
Jesús, para trabajar para ti:
Pero te di sólo una parte para
no comprometerme demasiado. Señor Jesús…
Perdóname, Señor Jesús y
envíame de nuevo:
Ahora sí tomaré en serio la
cruz y tus pedidos. Señor Jesús…
-
Escuchemos la siguiente oración, luego iremos haciendo cada uno
nuestra oración de acción de gracias, de perdón, de petición, de compromiso…
Cristo Jesús, no se nos hace
fácil comprender tu presencia de Resucitado entre nosotros.
Pero, por tu Espíritu, tú nos
habitas y nos dices a cada uno:
“Ven y sígueme porque he
abierto para ti un camino de vida plena”.
2.
Bendición y abrazo de paz.
DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde
tendrá lugar la próxima reunión.
Tema 39 : “
QUÉDATE CON NOSOTROS ”.
Motivación inicial
Nosotros no hemos vivido un
encuentro con el Resucitado como el que vivieron los primeros discípulos; más
bien nos parecemos a la experiencia de Pablo o a la de los discípulos de Emaús.
A todos nos ha costado reconocer al Resucitado y escuchar su envío. Esta
experiencia nos permite reavivar nuestra fe, actualizar el mensaje del
Evangelio y confirmar nuestro seguimiento de Jesús. El episodio de los
discípulos de Emaús nos ofrece 5 espacios para reconocerlo vivo entre nosotros:
1. él sigue caminando con nosotros, 2. él nos revela el sentido profundo de la
Biblia cuando la compartimos juntos, 3. él nos parte el pan cuando lo
compartimos con otros, 4. él se hace presente cuando lo comunicamos y 5. cuando
lo celebramos. Confirmemos esta fe con nuestra fraternidad alegre.
1ª parte: PREPARACIÓN
PERSONAL
1.
Motivación
¿Me he acostumbrado a reconocer a Jesús presente conmigo a lo largo
de cada día?
2.
Lectura de la Palabra de
Dios: Lucas
24,13-35: “Quédate con nosotros ya que anochece”.
3.
Profundización de la lectura bíblica
-
Situación de los 2 discípulos. ¿Cuál es el estado de ánimos
de los discípulos? ¿Por qué han perdido la esperanza? ¿Qué les falta para
reconocer al Resucitado?
-
Recuerdo de Jesús. ¿Qué están haciendo los 2 discípulos cuando
Jesús se les acerca para caminar con ellos? ¿Me parece importante seguir
recordando a Jesús y hablando de su mensaje y de su vida profética?
-
Conversación con Jesús. ¿Qué les reprocha Jesús a los 2 discípulos?
¿Qué sienten los discípulos mientras Jesús les habla? ¿He sentido alguna vez lo
mismo al hablar con Jesús o al escuchar sus palabras junto a otros?
-
La cena con Jesús. ¿Qué me parece el ruego que le hacen a Jesús
los 2 discípulos al caer la tarde? ¿He hecho alguna vez el mismo pedido a
Jesús? ¿He sentido la presencia de Jesús en el compartir del pan, en la
solidaridad, en la eucaristía?
-
Testigos del Resucitado. ¿Entiendo por qué motivos los 2 discípulos
corren de regreso a Jerusalén? ¿He sentido algo parecido a la experiencia de
los 2 discípulos desde que pertenezco a este grupo? ¿A qué me siento llamado/a
al experimentar más fuertemente la presencia de Jesús resucitado?
Puedo hacer un momento de oración.
2ª parte. Comentario: “DOS
EXPERIENCIAS BÁSICAS.
Dos discípulos van caminando
hacia Emaús, una pequeña aldea a unos ocho kilómetros de Jerusalén. Todo sucede
en este camino, que sugiere, por una parte, el recorrido de nuestra vida, pero
también el camino interior que hemos de hacer para reconocer la presencia del
Resucitado que camina junto a nosotros.
Los dos caminantes marchan
envueltos en tristeza y desolación. Aparentemente poseen lo necesario para
creer. Conocen las Escrituras judías, pero nadie les ha explicado su contenido
más profundo. Han escuchado a Jesús y han visto su actuación de “profeta
poderoso en obras y palabras”, reconocido por Dios y por el pueblo, pero saben
que ha muerto crucificado, condenado como un malhechor por sus dirigentes
religiosos. Han oído el mensaje de la resurrección de las mujeres diciendo que
“Jesús está vivo”.
Todo es inútil. Esperaban que
Jesús “el futuro liberador de Israel”. Pero la esperanza puesta en él se les ha
venido abajo con el fracaso de su crucifixión. Todo ha sido una ilusión. Ya no
esperan nada. ¿Cómo creer que está vivo? A esto discípulos les falta lo único
que les puede arrancar a la incredulidad y la desesperación: el contacto
personal con el Resucitado. Pero, ¿dónde lo podrán encontrar?
Hay algo que el evangelista
quiere destacar. A pesar de su tristeza y confusión, estos dos discípulos siguen
pensando en Jesús. No se resignan a olvidarlo para siempre. Siguen recordando
sus palabras y su actividad de profeta. Quieren comprender mejor lo que ha
pasado. El relato nos dice que, “mientras conversaban y discutían, Jesús en
persona se les acercó y se puso a caminar con ellos”.
No hemos de olvidarlo. Allí donde
hay hombres y mujeres que, a pesar de su desesperanza, recuerdan a Jesús y se
preguntan por el significado de su mensaje y su persona, allí está Jesús
caminando con ellos. Sin embargo el evangelista nos advierte que “sus ojos no
eran capaces de reconocerlo”. Jesús les parece un caminante desconocido, “un
extranjero”. Para reconocerlo necesitaban vivir una doble experiencia.
Jesús toma la iniciativa y
entabla conversación con ellos. “¿Qué conversación es esa”. ¿Cuál es la causa
de una tristeza tan honda? Cuando ellos le dan a conocer su desengaño y
abatimiento, Jesús comienza a curar sus corazones. Mientras van caminando les
explica las Escrituras, para que descubran mejor la identidad del Mesías, el
contenido salvador de su muerte, la verdadera liberación que ofrece Cristo y la
novedad de su esperanza.
El evangelista no describe
inmediatamente la transformación que se va produciendo en los discípulos: la
incredulidad les ha impedido abrirse al misterio encerrado en Jesús, va
desapareciendo poco a poco. Sólo más tarde se nos habla del comentario de los
discípulos: “¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?”.
Esa es la primera experiencia.
Sí, al hacer el recorrido de la vida, nos reunimos a recordar a Jesús, a
escuchar su mensaje, a conocer su actuación profética, a meditar su entrega
hasta la crucifixión… experimentamos que Jesús nos conmueve, que sus palabras
nos llegan hasta dentro y que nuestro corazón comienza a arder, no pidamos más.
El Resucitado está caminando con nosotros. En nuestro propio grupo hemos podido
sentirlo.
Según Lucas, no basta. Aunque no
han reconocido a Jesús, los 2 caminantes sienten la necesidad de su compañía.
No quieren que los deje. Al ver que, cerca ya de Emaús, Jesús hace ademán de
seguir adelante, lo retienen: “Quédate con nosotros, porque anochece”. El
evangelista subraya con gozo: Jesús “entró a quedarse con ellos”. No les
abandonará.
La escena es sencilla, pero
entrañable. Unos caminantes, cansados de su largo caminar, se sienten como
amigos a compartir la misma mesa. Es entonces cuando Jesús repite exactamente
los mismos cuatro gestos que, según la tradición, había hecho en la escena de
despedida: “Tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio”. En los
dos discípulos se despierta la fe: “Se les abrieron los ojos y lo
reconocieron”. Descubren a Jesús como alguien que alimenta sus vidas, les
sostiene en el cansancio y les fortalece para el camino.
Es la segunda experiencia. Si al
celebrar la eucaristía nos sentimos alimentados por Jesús, reafirmados en la fe
y alentados a para seguirle con esperanza nueva, no pidamos más. El Resucitado
está caminando con nosotros.
Reconocer a Jesús es mucho más
que verlo. Durante el camino veían a Jesús, pero no eran capaces de
reconocerlo. Ahora lo han reconocido y, aunque Jesús se vuelva de nuevo
invisible, los discípulos saben que Jesús está vivo y les acompaña. Esta
experiencia los transforma. Recuperan la esperanza. Llenos de alegría se
levantan y marchan presurosos a contar lo que “les ha pasado por el camino”, No
pueden guardarse para sí mismos la buena noticia. Necesitan comunicar a todos
que Jesús está vivo. No hablan teóricamente de su resurrección, sino que
contagian la experiencia que ellos mismos han vivido”.
Bien puedo hacer un momento de
silencio meditativo.
3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO
ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA
SALUDO: El animador saluda y presenta el tema
con su motivación inicial.
‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.
¿Nos hemos acostumbrado a
reconocer a Jesús presente con nosotros a lo largo de cada día?
‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura
de Lucas 24,13-35: “Quédate con nosotros ya que anochece”.
2.
¿Qué etapas o pasos
necesitaban los 2 discípulos para reconocer a Jesús con ellos?
‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.
Conversión personal: ¿Sabemos reconocer a Jesús
en los 5 pasos o etapas de este episodio evangélico?
4.
Compromiso: ¿Sobre qué punto tenemos que
esforzarnos más para reconocer a Jesús?
ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
1.
Sugerencias para la oración: Nos repartimos las
diferentes partes.
-
Se
explica los símbolos presentes en la mesa.
Momento
de silencio
donde nos disponemos a rezar.
-
Repetimos después de cada invocación: ¡Señor Jesús, quédate con
nosotros, la tarde está cayendo!
Quédate, Señor Jesús, con
nosotros, que el camino se hace largo y el cansancio grande./ Señor
Jesús…
Quédate con nosotros para que
tus palabras vivas enciendan nuestros corazones./ Señor Jesús…
Quédate con nosotros al
declinar el día para que aquieten nuestra mente./…
Quédate con nosotros porque
la mesa está servida, caliente es el pan y envejecido el vino./
¿Cómo sabremos que está entre
los hombres si no compartimos nuestra mesa contigo?/
Quédate con nosotros para
repartirnos el pan y el gozo de tu presencia./
Quédate con nosotros para que
estallen nuestros sueños e ilusiones perdidos./
Quédate con nosotros para que
compartamos con otros la paz de tu reino./
Quédate a decirnos para que
nuestro camino sea tu camino./
-
Escuchemos la oración siguiente para hacer luego nuestras propias
peticiones.
Cristo Jesús, tu Evangelio
nos lo asegura: Nunca nos abandonas.
Nos das tu Espíritu que nos
consuela, nos ilumina y nos fortalece.
Concédenos estar en comunión
contigo día tras día.
…
2.
Compromiso para la próximo y última
reunión: celebrar una Eucaristía.
-
¿Quién
se encarga de encontrar un sacerdote amigo con quien podemos celebrar una
Eucaristía participativa?
-
¿Quiénes
preparan los cantos?
-
¿Quiénes
se encargan de las lecturas, por ejemplo un texto llamativo y un episodio evangélico?
-
¿Qué
símbolos que nos ayuden a emprender el futuro vamos a traer para presentarlos
en el ofertorio?
-
¿Quiénes
preparan la participación en la oraciones: de perdón, de petición, de acción de
gracias, de compromiso…?
-
¿Qué
oración de estos últimos temas podemos rezar al final de la Eucaristía?
3.
Bendición y abrazo de paz.
DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde
tendrá lugar la próxima reunión.
Tema 40 : “
PÓNGANSE EN CAMINO ”.
Motivación inicial
Recordemos la experiencia de los primeros
discípulos. El impulso decisivo que los lanzó a anunciar la Buena Noticia del
Reino fue su encuentro con Jesús resucitado y el reconocimiento de su presencia
viva con ellos. Sin embargo para concretar cómo continuar la misión, recordaron
las recomendaciones que les hacía Jesús en los caminos de Galilea. Vamos a
conocer también nosotros las principales directivas que dio Jesús a sus
discípulos: han de inspirarnos, iluminarnos y animarnos para la terea de seguir
colaborando con su proyecto humanizador. Ese es el gran desafío. Veamos
1ª parte: PREPARACIÓN
PERSONAL
1.
Motivación
¿Qué pasos he dado para la construcción del Reino en mi vida
cotidiana?
2.
Lectura de la Palabra de
Dios: Lucas
10,3-9: “Pónganse en camino”.
3.
Profundización de la lectura
bíblica
-
El envío de los setenta y dos discípulos. ¿Adónde envía Jesús a los 72
discípulos y con qué misión? ¿Sustituyen a Jesús en su misión? ¿Por qué se
habla de ‘72’? ¿Por qué los envía Jesús de 2 en 2?
-
“Pónganse en camino”. ¿Qué significa para mí que los discípulos ‘se
pongan en marcha’? ¿Por qué no tiene sentido una Iglesia encerrada en sí misma,
que no sale a anunciar la Buena Nueva de Jesús?
-
Como corderos en medio de lobos. ¿Cómo entiendo esta comparación
de Jesús? ¿Qué molestias, dificultades y riesgos hay hoy de anunciar el
Evangelio de Jesús?
-
“No lleven monedero, ni alforja, ni sandalias”. ¿Me sorprende la radicalidad
de las recomendaciones de Jesús? ¿Cómo aplicar estas recomendaciones a la
realidad actual? ¿Dónde está la fuerza de estos mensajeros tan indefensos?
-
“Digan primero: ‘Paz a esta casa’”. ¿Por qué es tan importante
para Jesús anunciar la paz? ¿Cuándo es la religión fuente de conflictos? ¿Qué
hago cuando mis deseos de paz son rechazados?
-
“Curen a los enfermos”. ¿Me atrae esta llamada a curar? ¿Entiendo esta
misión de ‘curar’, en sentido amplio: curar personas, sanar heridas, humanizar
la convivencia, liberar las conciencias, curar la vida…?
-
“Digan: ‘Está cerca el Reino de Dios’”. ¿Cómo hacer visible hoy el
reino de Dios: mediante palabras, hechos, la misma vida… individual y
colectivamente? ¿Dónde está presente hoy este reino en medio de nosotros y
nosotras? ¿Qué significa para mí abrir caminos al reino de Dios en la realidad
cotidiana?
Puedo hacer un momento de oración.
2ª parte. Comentario: “RECOMENDACIONES
DE JESÚS.
La misión de colaborar con él en
el proyecto del Reino de Dios no lo confía Jesús sólo al pequeño grupo de los
12 apóstoles, sino a un número más amplio de 72 discípulos. Este número es
significativo, pues, según la tradición judía, son 72 las naciones que hay en
el mundo. Podemos decir que las directrices que da Jesús a estos discípulos son
las que nos pueden inspirar también a los evangelizadores de todos los tiempos.
-
Jesús los envía a los lugares
donde piensa ir él.
Colaboran preparándole el camino. En ningún momento lo desplazan o sustituyen.
El gran Evangelizador, enviado por el Padre, es siempre Jesús. Los envía de 2
en 2, seguramente para defenderse de los animales peligrosos y de maleantes de
los caminos. También, tal vez, para dar más fuerza a su mensaje, al estar
atestiguado por 2 discípulos de Jesús.
-
“Ponerse en camino”. Nunca ha imaginado Jesús a
sus discípulos como un grupo cerrado: una comunidad preocupada sólo de cuidar y
desarrollar su propia religión. Los llama para poner en marcha un movimiento
profético que viva caminando según la lógica del envío: saliendo de sí mismos
para anunciar a todos los pueblos la Buena Noticia del Dios y para abrir
caminos a su reino. ¿Qué sería una Iglesia preocupada sólo de sus propias
instituciones, su futuro, sus adquisiciones doctrinales y sus prácticas
religiosas; una Iglesia sin profetas de Jesús ni portadores de su Buena
Noticia?
-
“Como corderos en medio de
lobos”. Es la
primera advertencia de Jesús. El mundo no necesita más lobos. Los discípulos de
Jesús introducirán paz en una sociedad atravesada por toda clase de conflictos
y enfrentamientos. No tiene por qué ser todo rivalidad, violencia y
enfrentamientos. Los portadores del Evangelio abrirán un camino nuevo: se
acercarán a los problemas de la gente en una actitud de respeto, servicio y
amistad. Jesús sabe que sólo se abren caminos al reino de Dios introduciendo en
el mundo bondad, amor y ternura.
-
“No lleven bolsa, ni alforja,
ni sandalias”. Los
seguidores de Jesús anunciarán su buena noticia viviendo como los indigentes
que encuentran en su camino. No llevarán dinero ni provisiones. Caminarán
descalzos, como tantos pobres que no tienen un par de sandalias de cuero. Todos
podrán ver en su estilo de vivir su libertad para entregarse totalmente a su
misión y su confianza total en el Padre.
Lo sorprendente es que Jesús
está pensando en lo que han de llevar consigo, sino precisamente en lo
contrario: lo que no deben llevar, no sea que se distancien demasiado de los
más pobres Para anunciar la Buena Nueva de Dios y abrir caminos al proyecto
humanizador del Padre, lo medios más adecuados ni son el dinero o el poder,
sino los medios pobres de que se sirvió Jesús: la acogida a cada persona, el
amor servicial a los más necesitados, la defensa de los últimos, el
ofrecimiento del perdón de Dios, la creación de una sociedad más fraterna.
-
“Digan primero: “Paz a esta
casa’”. Lo
primero que anuncian siempre los seguidores de Jesús es la paz que reciben del
Resucitado: una paz que el mundo no puede dar. Esta paz es la primera señal del
reino de Dios: proviene del amor perdonador de Dios y crece en una sociedad
justa, fraterna y solidaria. Es un grave error pretender imponer el reino de
Dios desde la prepotencia, la amenaza o el resentimiento.
-
“Descansará su paz sobre
ellos”. Según
la promesa de Jesús, la paz que llevan en el corazón sus seguidores se contagiará
a su paso por las casas. Esa paz cura la vida de los que la acogen, pues, es
una fuerza para trabajar contra la agresividad, los odios y las discordias. Por
otra parte, abre camino al proyecto humanizador del Padre, pues introduce
reconciliación, concordia, amistad y fraternidad.
Si no la acogen, “la paz
volverá a ustedes”. La paz es un don precioso que no ha de perderse en el
corazón de los seguidores de Jesús. El rechazo, la indiferencia, el fracaso, no
han de desalentarlos. Seguirán su camino hacia otras casas. Privados de paz, no
podrían anunciar la Buena Nueva de Jesús.
Todas
estas recomendaciones no son consignas arbitrarias. Están orientadas a
capacitar a los discípulos a llevar a cabo una tarea que Jesús formula con 2
mandatos muy concretos: “Curen a los enfermos” y “digan: ‘El reino de Dios está
cerca de ustedes’”. Estas 2 actividades son inseparables y necesarias para
proclamar la Buena Noticia de Dios. Y las 2 constituyen una síntesis de la
actuación profética de Jesús. No olvidemos que los discípulos reciben la misma
misión que Jesús recibe del Padre.
No es accidental que se hable en primer
lugar de la curación de los enfermos antes que de la predicación del reino de
Dios. Lo mismo que Jesús, también su evangelizadores actúan no en nombre de un
Dios juez que busca juzgar y condenar al mundo, sino en nombre de un Padre
misericordioso que quiere una vida más sana y digna para todos. Por eso su
primera tarea es curar enfermedades, sanar heridas, aliviar sufrimientos. No
atemorizan a la gente con amenaza o condena, sino que contagian paz con gestos
de curación y liberación en los más enfermos, abatidos y rotos.
Pero los evangelizadores de Jesús no
curan de manera arbitraria o por puro sensacionalismo. Sus curaciones no son
tampoco un receta fácil para eliminar el mal que hay en el mundo. Su actividad
curador es signo que muestra en qué dirección hemos de trabajar para abrir
caminos al proyecto humanizador del reino en las personas y la sociedad.
Anunciar la cercanía del reino de Dios y
abrirle caminos es curar la convivencia y hacerla más justa y solidaria; luchar
por una sociedad más liberada del poder de los ricos y poderosos; defender a
los más débiles y olvidados; curar las relaciones haciéndolas más fraternas;
curar patologías religiosas poniendo la religión al servicio del ser humano;
curar la culpabilidad ofreciendo el perdón gratuito de Dios; curar el miedo a
la muerte alentando la confianza en Dios e infundiendo la esperanza en su
salvación eterna.
Los cristianos eran conscientes de que
las consignas de Jesús a sus discípulos no se podían aplicar en todas partes y
en todas las situaciones de la misma manera. Lucas las recoge porque son una
invitación permanente a vivir con radicalidad las exigencias básicas de la
tarea evangelizadora. Siempre hemos de revisar nuestros comportamientos para
ver cómo traducir en nuestros días el espíritu que alienta las palabras de
Jesús.
No caminaremos descalzos y sin dinero,
pero nuestro estilo de vida deberá dejar claro que nos identificamos con los pobres
e indefensos y no por los ricos y poderosos. No iremos de casa en casa
saludando con la paz, pero no tendrán que ver como hombres y mujeres de paz por
nuestra actitud fraterna y amistosa con todos, incluso con los adversarios. No
utilizaremos el poder del dinero, la prepotencia ni las presiones para
evangelizar, sino los medios pobres que Jesús empleaba.”
Bien puedo hacer un momento de
silencio meditativo.
3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO
ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA
SALUDO: El animador saluda y presenta el tema
con su motivación inicial.
‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.
¿Qué pasos estamos dando para
la construcción del Reino en nuestra vida cotidiana?
‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura
de Lucas 10,3-9: “Pónganse en camino”.
2.
¿Cuáles son los consejos de Jesús
al enviar a los 72 discípulos en misión?
‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.
Conversión personal: ¿Cómo relacionamos esta
lectura con nuestra propia misión de continuar el camino abierto por Jesús?
4.
Compromiso: ¿Qué aspecto de nuestro
testimonio vamos a fortalecer más?
ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
1.
Si hay celebración
eucarística, n os ponemos de acuerdo para el desarrollo de la Eucaristía.
-
Se
prepara una mesa de fiesta para la celebración de la Eucaristía.
-
Momento
de silencio
donde nos disponemos a rezar.
-
Se
explica los símbolos presentes en la mesa.
2.
Sugerencias para la oración
de acción de gracias, a las que podemos añadir algunas más personales.
A las siguientes gracias, contestamos: Gracias, Padre.
Por haber estado hablando de
Jesús en nuestras vidas, (todos): Gracias,
Padre.
Por haber descubierto el
proyecto del reino,…
Por la profunda amistad que
ha nacido entre nosotros y nosotras,…
Por nuestra conversión al
Resucitado vivo en nosotras y entre nosotros,…
Por las nuevas personas que
hemos logrado ser gracias a la ayuda de todas y todos,…
Por la nueva vida que ha
crecido en cada uno de nosotros,…
Por la fuerza y la luz del
Espíritu que nos habita,…
Por este hermoso momento que
estamos viviendo juntos,...
Por la esperanza y el
compromiso que están en nosotros y nosotras,…
Por el llamado que sentimos a
continuar el proyecto humanizador del Padre…
Por haber descubierto la voz
de Dios en los pobres de hoy,…
Por todas las personas que
luchan por hacer un mundo más justo y fraternal,...
Por saber que continuaremos
la tarea de abrir caminos al reino de Dios,…
Por el amor del Padre, la
compañía de Jesucristo y la sabiduría del Espíritu,…
…
Antes de emprender una nueva etapa, se
hace una doble sugerencia para una próxima reunión:
-
Hacer
una evaluación y
-
Programar
el futuro.
Fuera bueno que unas 3 personas prepararan más detalladamente esta próxima
reunión.
DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde
tendrá lugar la próxima reunión.
C O N C L U S I Ó N :
C O N M I R A S A L
F U T U R O.
Fuera
bueno que unas 3 personas preparen más detalladamente esta reunión.
YA
HEMOS TERMINADO NUESTRO RECORRIDO
Durante estos meses hemos
descubierto muchas cosas personal y colectivamente.
-
Nos
hemos hecho más amigos.
-
Hemos
cambiado
personalmente, en la familia, el trabajo, la vecindad…
-
Hemos
llevado adelante compromisos colectivos.
-
Hemos
aportado nuestro grano de arena a una Iglesia más evangélica y a una
sociedad más humana.
-
Hemos
descubierto a Jesús y su presencia de profeta del reino y Resucitado en
nosotros y entre nosotros.
-
Gracias
a Jesús nos hemos convertido al proyecto humanizador de su Padre.
-
Hemos
decidido
continuar: continuar con la amistad, continuar en grupo, continuar con
Jesús, continuar con el reino…
Ya
hemos escuchado la misión: “Ahora yo los envío… Pónganse en camino”.
Antes de emprender una nueva
etapa, se hace una doble sugerencia:
-
Hacer
una evaluación y
-
Programar
el futuro.
A.
EVALUACIÓN DE TODA ESTA ETAPA
1. En
general
-
¿Cuál
es el mayor provecho que hemos sacado de estas reuniones?
-
¿Cuál
es el gran cambio que se ha dado en nuestra vida?
-
¿Qué
rostro tiene ahora nuestra fe?
2.
Sobre la forma exterior de
nuestras reuniones
-
¿Qué
es lo que ha funcionado bien en la organización de las reuniones?
-
¿Qué
fallas ha habido en nuestra organización?
3.
Sobre el contenido de las
temáticas
-
¿Qué
hemos descubierto de más novedoso sobre Jesús, el Reino, la misión, la fe, la
Iglesia…?
-
¿Qué
es lo que nos ha costado entender o asimilar?
-
¿Qué
aspectos no se han profundizado lo suficiente o han faltado?
-
¿De
qué nos agradecemos los unos a los otros?
B.
DIFERENTES ALTERNATIVAS
Le
toca a cada persona tomar las decisiones apropiadas, personalmente y con
relación al grupo, para continuar con la misión que nos confió Jesús.
Conversemos los caminos que se va
a emprender, para que nuestras decisiones sean más acertadas. Hay diferentes
alternativas por emprender.
-
Se
puede continuar en el mismo grupo con nuevos temas.
-
Unas
personas pueden integrarse a otros grupos de la misma línea: Existen muchos
“Grupos de Jesús”: www.gruposdejesus.com (la experiencia esta comenzó en
España con el acompañamiento de José A. Pagola).
-
Otras
pueden decidir conformar un nuevo grupo con familiares, amigos y personas que
pueden estar interesadas en la experiencia vivida.
-
Si
las condiciones se prestan, fuera bueno poder integrar la organización
parroquial y participar de sus decisiones pastorales.
-
Es
necesario que unas personas se integran o continúen participando en asociaciones
e instituciones sociales, culturales, políticas… para compartir su
experiencia en el “grupo de Jesús” donde participan.
-
Algún
grupo puede tomar la decisión de realizar “celebraciones de la Palabra”,
sean dominicales, sean en días ordinarios, a la manera de los primeros
cristianos (Hechos 2,42 y 4,32), ya que el número de sacerdotes disminuye poco
a poco o drásticamente según los lugares….
Si les parece que “¡no hay camino!”, sepan
que “¡el camino se hace caminando!”
Pues, el Resucitado sigue vivo y su
Espíritu no descansa…
“El Reino es lo único absoluto; el resto es
relativo” (papa Pablo 6° y Mateo 6,33).
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