2ª etapa :
EL CAMINO DE
JESÚS.
I N T R O D U C C I Ó N.
HEMOS TERMINADO LA 1ª ETAPA
Inquietos por conocer y seguir a
Jesús, hemos “venido a ver” cómo era una
primera aproximación. Hemos escuchado una llamada de este Jesús que va por delante de nosotros ayer como hoy.
Vamos a dar unos pasos más en el camino de Jesús. Para esto la
provincia norteña de Galilea es y
será siempre la referencia absoluta: allí vivió Jesús la mayor parte de su
ministerio como profeta del Reino. Iremos recorriendo con él estos caminos
polvorientos y encontrarnos con las gentes más sencillas, más pobres y más
explotadas. Es con ellos y desde ellos que quiso poner en marcha y hacer
realidad el Reino de Dios.
LAS 3 CARACTERÍSTICAS DEL CAMINO DE JESÚS
La
cercanía con Jesús nos va a desvelar con más profundidad la verdad sobre su persona, su mensaje y su proyecto. Las 3
características del camino de Jesús son las siguientes.
- Impulsado por el Espíritu
Tenemos que captar claramente
cómo y por quién se deja guiar Jesús. Descubriremos que trata de ser atento
y dócil al espíritu que lo habita: el Espíritu Santo. Jesús se conecta
casi naturalmente con esta fuerza interna que lo orienta: es un impulso que lo
lanza en la aventura del Reino de Dios.
Con este mejor conocimiento
de la vitalidad del Espíritu en Jesús, podremos nosotros ponernos también en
contacto con este Espíritu Santo que nos habita y quiere ser nuestro guía
y nuestra fuerza segura. Así vamos a entender mejor las opciones de Jesús
y poder hacerlas nuestras también.
- Fiel al Padre
El Espíritu Santo es el
portavoz del Padre. Este Espíritu va a ayudar a Jesús a responder más fielmente
a la voluntad del Padre, a la misión que él le ha confiado. Jesús tuvo que discernir
cuál era el mejor camino para hacer realidad el Reino. No se equivocó,
pero no estuvo libre de tentaciones: se le presentaron varios caminos que no
construían el Reino, a pesar de las fáciles y apetitosas apariencias.
Así tomaremos conciencia que
las tentaciones de Jesús son también las nuestras… las que muchas veces cierran
el camino del Reino y de la felicidad: son falsos caminos que se disfrazan de
paraísos encantadores. Estas pruebas y tentaciones nunca terminan.
- Enviado a los pobres
El Dios de la Biblia es el Dios
de los pobres: pobres porque son víctimas de la injusticia y de la
maldad; por eso Dios se pone del lado de ellos. Esta ha de ser también la
opción de Jesús: construir el Reino con y a partir de los pobres.
Esta radicalidad de Jesús nos
confirmará por dónde tenemos que caminar también nosotros. Optar por los pobres
quiere decir no sólo ponernos a su lado de vez en cuando, sino elegir una
cierta austeridad de vida, hacer nuestras sus causas y sus opciones, pensar,
actuar y creer a la manera de ellos… al ejemplo de Jesús.
¡ Qué felicidad es caminar
con Jesús: esa es la buena apuesta !
Tema 9
: IMPULSADOS POR
EL ESPÍRITU DE
DIOS.
Motivación inicial
Con ocasión de su bautismo, Jesús
sintió una fuerte comunión con Dios,
un llamado apremiante a actuar y una
fuerza que lo empujaba a decidirse
ya. Esta triple experiencia marca el cambio de vida de Jesús: de carpintero de
pueblo, Jesús pasa a ser profeta
itinerante a servicio del Reino. Mantendrá con su Dios una relación íntima
de Padre-Madre: los llamará cariñosamente ‘Abba’ que significa ‘Papito’. Sentirá
este impulso del Espíritu para continuar siempre adelante sin mirar hacia
atrás. Lo entregará todo al servicio del Reino. Este ejemplo de Jesús nos va a seducir también a nosotros.
1ª parte: PREPARACIÓN
PERSONAL
- Motivación
¿Siento a veces en mí una fuerza que me empuja hacia adelante,
hacia los demás, hacía Dios?
- Lectura de la Palabra de Dios: Marcos 1,9-11: El Espíritu desciende sobre Jesús.
- Profundización de la lectura bíblica:
-
El bautismo de Jesús. Junto con otros de sus compatriotas que buscaban
una renovación personal, social y religiosa, Jesús viene al Jordán para hacerse
bautizar por Juan. ¿Qué me sugiere esta decisión de Jesús de ser bautizado?
¿Cómo me siento animado a seguir caminando con el grupo?
-
“Los cielos se rasgan”. Los compatriotas de Jesús sentían ‘los cielos
cerrados’: desde tiempos no había profetas… Con Jesús, ‘los cielos’ se abren.
¿Cómo entiendo esta imagen? ¿He sentido alguna vez que Dios me abrió camino
hacia su misterio?
-
El Espíritu desciende sobre Jesús. Para los judíos, el Espíritu
era el “aliento de Dios”, su “fuerza creadora”, su “amor vivificador”. ¿Qué
cambios se produjeron en Jesús con ocasión de su bautismo? ¿Cuándo
personalmente he sentido en mí la fuerza del Espíritu?
-
“Tú eres mi Hijo amado”. Con ocasión de su bautismo, Jesús siente una
especial comunión con Dios. ¿Cómo tradujo en su vida Jesús esta particular
comunión con Dios? ¿He sentido alguna vez esta fuerte cercanía de Dios conmigo?
-
Actuación filial de Jesús. La relación filial de Jesús con Dios marcó su
manera de hablar y actuar. Por ejemplo, cuando rezaba Jesús, ¿cómo llegó a
llamar a Dios? ¿Cómo se tradujo para Jesús en compasión por los demás esta
relación filial con Dios? Y yo, ¿cómo llamo a Dios cuando rezo? ¿Mi relación
con Dios me lleva a una preocupación por los demás?
Puedo hacer un momento de oración.
2ª parte. Comentario: “LA
EXPERIENCIA DECISIVA DE JESÚS”.
Los evangelistas coinciden en
afirmar que la actividad profética de Jesús por las aldeas de Galilea comenzó a
partir de una experiencia intensa de Dios que Jesús vivió después de ser
bautizado por Juan en el río Jordán. Esta experiencia cambió radicalmente su
vida. Ya no se quedó mucho tiempo junto al Bautista. Tampoco volvió a su
trabajo de artesano en la aldea de Nazaret. Movido por un impulso incontenible,
comienza a recorrer Galilea anunciando a todos el proyecto de Dios y
despertando en los más pobres y desgraciados una esperanza nueva.
Es sorprendente observar cómo
describe Marcos la primera aparición de Jesús en su relato. No dice nada de su
nacimiento ni de su infancia: no habla tampoco de genealogía alguna. Jesús
aparece como uno más en medio de las gentes que vienen al Jordán a recibir el
bautismo de Juan. Nada se nos dice que podamos destacar de él. Sólo que “llegó
desde Nazaret de Galilea”, una aldea pequeña e insignificante, de algo más de
200 habitantes, perdida en una región montañosa y cuyo nombre nunca es
mencionado en los libros sagrados de Israel.
Jesús llega “para ser bautizado
por Juan”. Esto significa que comparte su visión sobre la situación crítica que
vive Israel: el pueblo necesita una conversión radical para acoger a su Dios
que está ya próximo a llegar. Comparte también la esperanza del Bautista:
pronto conocerán todos la irrupción salvadora de Dios; Israel será restaurado,
la Alianza quedará renovada, las gentes podrán vivir una vida digna, propia del
pueblo de Dios. A Jesús le atrae colaborar con esa acogida de todo el pueblo de
Dios que está ya próximo en llegar.
Al salir del agua, Jesús va a
vivir una experiencia difícil de expresar y que Marcos trata de evocar para sus
lectores empleando diversos recursos literarios. Según el relato, Jesús ve que
“los cielos se rasgan”. El pueblo llevaba mucho tiempo con la impresión de que
los cielos estaban cerrados. Una especie de muro impedía a Dios comunicarse con
su pueblo. Ya no había profetas. Nadie era capaz de escuchar la Palabra de
Dios. Israel sufría la más dura de las sequías. Yo no llovía sobre el pueblo la
Palabra consoladora de Dios. Algunos recordaban, tal vez, la súplica del
profeta Isaías: “Ojalá rasgaras el cielo y bajases” (63,19).
Ahora los cielos se rasgan. Dios
no se puede contener por más tiempo. Se va a comunicar de manera directa con
Jesús. En el relato se habla de una doble experiencia. En primer lugar Jesús
“ve al Espíritu descender sobre él mismo como una paloma”. Luego oye una voz
del cielo que le dice: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”. Si queremos
comprender en toda su hondura la actuación de Jesús, hemos de profundizar un
poco en esta doble experiencia.
- El “Espíritu” que desciende sobre Jesús es el “aliento” de Dios que crea y sostiene la vida, la “fuerza vivificadora” que cura y anima a todo viviente, el “amor” de Dios que lo renueva y transforma todo. Por eso Jesús, lleno de este Espíritu de Dios, no se va dedicar a condenar y destruir, sino a curar, liberar de “espíritus malignos” y dar vida. El evangelio de Juan pone en sus labios palabras que resumen de manera admirable su actuación: “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (10,10).
A lo largo de nuestro
recorrido iremos viendo cómo el Espíritu de Dios conduce siempre a Jesús a
introducir vida y salud, a luchar contra el sufrimiento, el mal y la desgracia,
a liberar a las personas del miedo y de la desconfianza, a acoger a los
leprosos y excluidos de la convivencia, a ofrecer el perdón a los pecadores, a
bendecir a los niños, a defender a las mujeres…
En el relato se dice que este
Espíritu “desciende como una paloma”. No sabemos lo que se quiere evocar con
esta expresión. Tal vez quiere destacar la fuerza creadora del Espíritu de Dios
que, ya al comienzo de la creación, “aleteaba sobre las aguas” (Génesis 1,2).
Quizá quiere decirnos que el Espíritu desciende suavemente sobre Jesús, como lo
hacen las palomas, pues movido por ese Espíritu Jesús acogerá a todos con
sencillez y gran respeto, “sin quebrar la caña quebrada ni apagar la mecha que
se está extinguiendo” (Mateo 12,18-21).
- Enseguida, lleno del Espíritu de Dios, Jesús oye una voz. Lo mismo que el Espíritu, también la voz viene de esos cielos que han quedado abierto para siempre. Se dirige directamente a Jesús y le dice: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me compadezco”.
Todo es diferente lo vivido
por Moisés en la montaña del Horeb, cuando el joven pastor se acerca tembloroso
a la zarza ardiendo. Dios no le dice a Jesús: “Yo soy el que soy”, sino “Tú
eres mi Hijo amado”: tu ser entero está brotando de mí; eres mío; yo soy tu
padre. El relato subraya el carácter gozoso y entrañable con que habla Dios:
“Tú eres mi Hijo querido, en ti me complazco”: Te quiero entrañablemente; me
llena de gozo que seas mi Hijo.
Jesús responderá a lo largo
de su vida con una sola palabra: “Abbá, padre querido”. En adelante no lo
llamará con otro nombre cuando se comunique con él. Es lo que le nace dese
dentro: Abbá. Una expresión que en la familia de Galilea evocaba habitualmente
el cariño, la intimidad y la confianza del niño en su padre.
Al
seguir los pasos de Jesús iremos descubriendo en él 2 actitudes fundamentales ante Dios, su Padre: una confianza total
y una docilidad incondicional.
-
Jesús
actúa siempre confiando espontáneamente en Dios. Busca su voluntad sin
recelos, cálculos ni estrategias. Esa confianza le hace vivir de manera
creativa, innovadora y audaz. Libre de cualquier tradición, costumbre o noema
que le impida abrir caminos al Reino de Dios.
-
Por otra
parte lo veremos actuar con una docilidad incondicional. Para él lo
primero es el proyecto del Padre: una vida digna y dichosa para todos,
empezando por los últimos. Nadie ni nada le apartará de ese camino. Lo veremos
siempre identificado con su Padre, encarnando su compasión hacia todos.
Viendo
actuar a Jesús iremos aprendiendo quién es Dios, cómo es, cómo nos siente, cómo
nos busca, qué quiere para todos nosotros. Al ahondar en sus gentos concretos
podremos decir: así se preocupa Dios de las personas, así se acerca a los que
sufren, así busca a los perdidos, así bendice a los pequeños, así acoge, así
comprende, así perdona, así nos ama. ”
Bien puedo hacer un momento de
silencio meditativo.
3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO
ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA
SALUDO: El animador saluda y presenta el tema
con su motivación inicial.
‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
- ¿Cómo sentimos a veces en nosotros una fuerza que me empuja hacia adelante, hacia los demás, hacía Dios?
‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura
de Marcos 1,9-11: El Espíritu desciende sobre Jesús.
- ¿Qué pasó en el bautismo de Jesús?
‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
- Conversión personal: Mirando a Jesús en su bautismo, ¿cómo entendemos mejor nuestro propio bautismo?
- Compromiso: Siguiendo el ejemplo de Jesús, ¿a qué nos empuja el Espíritu Santo?
ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
- Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-
Se
explica los símbolos presentes en la mesa.
-
Momento
de silencio
donde nos disponemos a rezar.
-
Alguien dice:
Estamos haciendo nuevas
experiencias: Jesús está en medio de nosotros; reconocemos a Dios como nuestro
Padre; el Espíritu nos habita. ¿De qué podemos dar gracias?
Pronunciemos alguna oración
espontánea de acción de gracias.
-
Alguien lee la siguiente oración. Repetiremos las expresiones que
más nos gustan.
Estamos aquí, Padre, en
familia porque nos has convocado en torno a tu Hijo.
Tu Espíritu nos ayuda a vivir
en ti con confianza y docilidad.
Danos el gozo de la amistad y
la alegría desbordante,
Porque, como hijos tuyos, nos
sabemos hermanos.
Si no nos quedamos contigo,
todo quedará en palabras, ideas bonitas,
proyectos vacíos.
-
Repetimos frase por frase
Señor, danos tu Espíritu
porque/
Donde no hay Espíritu surge
el miedo,/
Donde no hay Espíritu la
rutina lo invade todo,/
Donde no hay Espíritu la
esperanza se va,/
Donde no hay Espíritu no
podemos reunirnos en tu nombre,/
Donde no hay Espíritu se
olvida lo esencial,/
Donde no hay Espíritu se introduce
normas/,
Donde no hay Espíritu el
futuro se oscurece,/
Donde no hay Espíritu no
puede brotar la vida./
Señor, danos tu Espíritu./
Podemos hacer unas breves
oraciones de petición.
- Bendición y abrazo de paz.
DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde
tendrá lugar la próxima reunión.
Tema 10
: FIEL
AL PADRE.
Motivación inicial
A cada una/o nos cuesta ser
coherente entre lo que decimos o creemos y lo que vivimos. La fidelidad al
Padre no es fácil para nadie: ni para nosotros, ni para Jesús. Si pensamos que
Jesús siempre tuvo todo claro, nos equivocamos. El relato de sus tentaciones
está aquí para recordárnoslo. Jesús tuvo que preguntarse cuáles son los caminos
adecuados para que acontezca el Reino… porque se le presentaron caminos equivocados.
A nosotros Jesús nos indica cuáles son las mayores tentaciones y cómo
superarlas.
1ª parte: PREPARACIÓN
PERSONAL
1.
Motivación
¿Dónde me es más difícil ser coherente entre mis palabras o mis
ideales y la realidad de mis actuaciones?
2.
Lectura de la Palabra de
Dios: Mateo
4,1-11: Las tentaciones de Jesús.
3.
Profundización de la lectura
bíblica:
-
Las tentaciones de Jesús. Jesús fue descubriendo su misión poco a poco,
como también los pasos a dar para cumplirla correctamente. Además tuvo que
enfrentar la posibilidad de seguir caminos equivocados. ¿Cómo me siento frente
tanto a Jesús tentado como a las tentaciones que se le presentaron? ¿Qué está
claro? ¿Qué no entiendo bien?
-
La escena. Se entiende que se trata de una construcción literaria… pero que
refleja la realidad por la que tuvo que pasar Jesús. ¿Pienso que Jesús ha sido
verdaderamente hombre como nosotros? ¿Estas tentaciones de Jesús son también
las mías?
-
Las respuestas de Jesús. Las tentaciones presentan los caminos
inadecuados para conseguir el Reino de Dios. Son 3:
1. La búsqueda del interés personal,
2. La utilización de la religión para nuestro beneficio y
3. La búsqueda del poder, de la fama y del dinero.
En sus respuestas para
superar las tentaciones, ¿qué herramienta utiliza Jesús? En momentos de
decisión importante o dificultades grandes, ¿es para mí la Palabra de Dios un
criterio decisivo?
-
“No sólo vive de pan el hombre”. El Reino no consiste sólo en
resolver problemas materiales. ¿Qué espacio tiene en mi vida la preocupación
por las cosas materiales, la posesión de bienes, el dinero?
-
“No tentarás al Señor tu Dios”. El Reino no se consigue
mediante grandes logros ‘negociados’ con Dios. ¿Sé ser sencillo en mis
actividades? ¿Pido milagros a Dios?
-
“Adorarás al Señor tu Dios” en exclusividad. Según el relato de la 3ª
tentación, ¿en dónde está escondiéndose el diablo? El Reino nos prohíbe pactar
con la injusticia, la explotación, la corrupción, la dominación… o sea los
grandes males de nuestra sociedad. Mi cuota de poder y mis talentos son para
servir… A la luz de esta 3ª tentación, ¿en qué complicidades puedo caer sin
darme cuenta?
Puedo hacer un momento de oración.
2ª parte. Comentario: “LAS
TENTACIONES DE JESÚS”.
Los cristianos de la primera
generación se interesaron muy pronto por las “tentaciones de Jesús”. No querían
olvidar el tipo de pruebas, seducciones y luchas que tuvo que superar para
mantenerse fiel a Dios. El recuerdo de las tentaciones de Jesús les aportaba
luz y fuerza para resistir a las tentaciones de su tiempo, sin desviarse de su
única tarea: construir un mundo más humano siguiendo sus pasos.
La escena está concebida como una
discusión exegética entre Jesús y el diablo. Los 2 emplean la Palabra de Dios y
citan textos de la Biblia, incluso el “diablo” (¡!). No es difícil ver que esta
especie de “juego de letrados” no está describiendo un episodio aislado,
ocurrido en un lugar y en un momento concreto. Aquí se concentran las grandes
tentaciones que ha experimentado Jesús durante toda su vida profética.
Las tentaciones nos son
propiamente de orden moral. Su verdadero trasfondo es más profundo. El tentador
pone a prueba la actitud última de Jesús ante el Padre:
-
¿Cómo ha
de vivir su tarea? ¿Buscando su propio interés o escuchando fielmente su
Palabra?
-
¿Cómo ha
de actuar? ¿Dominando a los demás o poniéndose a su servicio?
-
¿Cómo ha
de orientar su vida? ¿Buscando su propia gloria o la voluntad de Dios?
Las
respuestas de Jesús son breves y concisas. Jesús responde destacando lo única
necesario y esencial: la fidelidad a Dios.
- La primera tentación
Acontece en el “desierto”, a
ras del suelo. Después de un largo ayuno dedicado a la búsqueda de Dios, Jesús siente
hambre. Es entonces cuando se acerca el tentador para sugerirle algo bien
inocente y bueno. Si eres Hijo de Dios has de confiar en el Padre, pues, sin
duda, se preocupará de satisfacer las necesidades más básicas de su “Hijo
amado”, incluso de forma prodigiosa: “Si eres Hijo de Dios, manda que estas
piedras se transformen en pan”.
Jesús, desfallecido pero
lleno del Espíritu, reacciona con rapidez: “No sólo vive de pan el hombre, sino
de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Se da cuenta que el tentador le
está sugiriendo actuar pensando en sí mismo y no en el proyecto de Dios. No
seguirá ese camino. No vivirá buscando su propio interés. No utilizará a su
Padre de manera egoísta. Se alimentará de la Palabra viva de Dios. Sólo
multiplicará panes cuando vea a la gente pasando hambre.
Ciertamente lo primero que
necesita una persona es comer. Pero las necesidades del ser humano no se
satisfacen sólo alimentando el cuerpo. Precisamente para liberar del hambre, la
miseria y la indignidad a quienes no tienen pan, hemos de escuchar a Dios para
despertar en el mundo hambre de justicia, compasión y solidaridad con los
últimos.
Siempre que los seguidores de
Jesús buscamos nuestro propio interés, olvidamos en proyecto del Reino de Dios,
nos desviamos de Jesús. Siempre que sus seguidores anteponemos nuestro
bienestar a las necesidades de los últimos, olvidamos la Palabra de Dios que
nos llama a vivir como hermanos.
- La segunda tentación
Tiene lugar en “el alero del
templo”, probablemente una especie de mirador en el muro exterior del templo,
que daba hacia la hondonada del torrente del Cedrón. El tentador le pone hacer
su entrada triunfal en la ciudad santa, descendiendo de lo alto como Mesías
glorioso. ¿Puede haber un comienzo más digno y solemne para iniciar su actividad
de Hijo de Dios? No ha de tener miedo de lanzarse al vacío. Dios es su Padre.
Ha de confiar en él. El tentador le recuerda el salmo 91: Los ángeles “cuidarán
de él” y “lo llevarán en brazos”. No correrá ningún riesgo.
La respuesta de Jesús es contundente:
“No tentarás al Señor tu Dios”. No será un Mesías triunfador. Nunca pondrá a
Dios al servicio de su gloria. No buscará “señales en el cielo” para
impresionar a las gentes. Pondrá su poder curador al servicio de los enfermos y
desgraciados. Precisamente porque confía en su Padre, asumirá todos los riesgos
y peligros que sean necesarios. Cuando está próxima su ejecución, no pedirá a
su Padre un ejército de ángeles que lo libere de la muerte. Seguirá su camino
hasta la cruz (Mateo 26,53-54).
Es tentador utilizar a Dios
viviendo la religión como un sistema de creencias y prácticas que proporcionan
seguridad en medio de las dificultades de la vida. Sin embargo no es ese el
camino que para seguir Jesús. Para colaborar en su proyecto del Reino de Dios
es necesario superar la tentación de refugiarse en la religión para salir a la
vida y asumir compromisos arriesgados, confiando en el Padre como él.
Siempre que los seguidores de
Jesús ponemos a Dios al servicio de nuestra propia gloria, buscando nuestro
éxito y superioridad sobre los demás, nos estamos desviando de Jesús. Cuando
pretendemos seguirlo pensando que la práctica de nuestros deberes religiosos
nos despensa del esfuerzo y el compromiso para un mundo más humano y justo, nos
alejamos de él.
- La tercera tentación
El diablo lleva a Jesús a “un
monte muy alto”. Desde allí le muestra “todos los reinos del mundo con su
gloria”. Jesús puede intuir las guerras, injusticias, abusos y sufrimientos
sobre los que se asienta esa gloria; por eso desea tanto instaurar el reino de
la paz y la justicia de Dios. Sin embargo el diablo le dice que todo está
controlado por él. Por eso le hace una oferta asombrosa: le dará todo el poder
y la gloria de este mundo sólo con una condición: “si te postras y me adoras”
Jesús tendrá que seguir los caminos de abusos e injusticias que llevan a tener
poder mundano.
Jesús reacciona
violentamente: “Vete, Satanás, porque está escrito: ‘Adorarás al Señor, tu
Dios, y sólo a él les dará culto’”. El Padre no lo llama a dominar los reinos
de la tierra al estilo del emperador de Roma, sino a servir a quienes viven
oprimidos por los que tienen poder. El Reino de Dios no se imponer con poder,
se ofrece con amor.
Es muy tentador andar tras el
poder y la gloria al estilo de los poderosos de la tierra. Pero si pretendemos
seguir a Jesús por esos caminos, viviremos prostrados ante el diablo, no
adoraremos al verdadero Dios, al que sirve Jesús. Buscar el poder y la gloria
olvidando el sufrimiento de los débiles, los humillados y los vencidos, lleva a
las idolatrías más ridículas.
Los seguidores de Jesús hemos
de ahuyentar a cualquier tentación de poder, vanagloria y dominación, gritando
como Jesús: “Vete, Satanás. El poder mundano es siempre una tentación
diabólica. Cuando caemos en ella, nos estamos desviando gravemente de él. ”
Bien puedo hacer un momento de
silencio meditativo.
3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO
ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA
SALUDO: El animador saluda y presenta el tema
con su motivación inicial.
‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
- ¿Dónde nos es más difícil ser coherentes entre nuestras palabras o nuestros ideales y la realidad de nuestras actuaciones?
‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura
de Mateo 4,1-11: Las tentaciones de Jesús.
- Resumamos entre todos las 3 tentaciones que tuvo que enfrentar Jesús?
‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
- Conversión personal: ¿Cuál de estas tentaciones está más presente en nuestras vidas?
- Compromiso: ¿Qué medios vamos a utilizar para no caer en las tentaciones que se presentaron a Jesús?
ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
- Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-
Se
explica los símbolos presentes en la mesa.
-
Momento
de silencio
donde nos disponemos a rezar.
-
Retomemos las 3 respuestas de Jesús:
1. “No sólo de pan vive el hombre”. Por una parte, todos buscamos
nuestro bienestar y, por otra, muchos pasan hambre, desempleo, humillación…
2. “No tentarás al Señor, tu Dios”. A veces buscamos poner a Dios a
nuestro servicio; no nos arriesgamos por el Reino; es débil nuestro compromiso
para una sociedad solidaria.
3. “Adorarás al Señor, tu Dios, y sólo a él le darás culto”. Recordemos,
según monseñor Oscar Romero, que adorar a Dios y darle gloria a él es “hacer
que el pobre viva con dignidad”.
Hagamos algunas peticiones
para una mayor fidelidad al proyecto de Dios, a su sueño con nosotros.
-
Alguien lee la siguiente oración y repetimos la parte que nos ha
llamado la atención
Señor Jesús, llenas nuestras
deficiencias e ilumina nuestro camino.
Danos luz para descubrir los
obstáculos y fuerza para superarlos.
Danos audacia para encontrar
nuevos caminos y audacia para seguirlos.
Danos capacidad para aceptar
que otros sigan otras sendas,
Capacidad para esperar a los
que caminan lentamente,
Capacidad para apoyar a los
que se cansan,
Capacidad para comprender a
los que se marchan.
Así, Señor Jesús, seremos tus
compañeros de camino
Y sentiremos que tú caminas a
nuestro lado.
-
Repetimos frase por frase la siguiente oración
Jesús, Hijo querido del
Padre/
Queremos permanecer atentos a
tu Espíritu/
Con tanta confianza que
podamos abandonarnos a ti/
En cualquier situación que se
presente./
- Bendición y abrazo de paz.
DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde
tendrá lugar la próxima reunión.
Tema 11
: ENVIADO A
LOS POBRES.
Motivación inicial
Vamos a
ver a Jesús después de su bautismo. Enseguida comienza su ministerio de profeta
del Reino. Para Juan Bautista el centro de su mensaje era la conversión
religiosa: invitaba a la gente a volver a la práctica de la ley de Moisés. Para
Jesús, lo importante es construir la fraternidad desde la dignidad y la fe de
los pobres. Para esto Jesús les ayuda a liberarse de todo lo que más les limita
y destruye: la enfermedad, la explotación, la maldad y el desconocimiento de
Dios. Esa es la misión a la que lo impulsa el Espíritu. Veamos.
1ª parte: PREPARACIÓN
PERSONAL
1.
Motivación
¿Qué lugar tienen los pobres y las personas necesitadas en mi vida?
2.
Lectura de la Palabra de
Dios: Lucas
4,14-21: Enviado a los empobrecidos.
3.
Profundización de la lectura
bíblica:
Reunidos en la sinagoga del pueblo. Jesús iba todos los sábados
a la sinagoga de Nazaret para reunirse con sus vecinos, conocer la Palabra de
Dios, juntos dar gracias a Dios e invocar su. ¿Me reúno con el grupo con estos
propósitos?
Jesús en la sinagoga. Un día en la sinagoga, Jesús toma la
iniciativa de dar su propia interpretación de la Escritura que le toca leer y
se la aplica a él. ¿Cuándo comencé a ser activo con la interpretación de la
Palabra de Dios, aplicándola a mi persona, a la manera de Jesús?
Ungido por el Espíritu. Jesús se siente “ungido” por el Espíritu, es
decir, consagrado y enviado para una misión. ¿A quiénes envía el Espíritu a
Jesús? ¿Recuerdo las palabras que pronunció sobre mí el sacerdote? ¿Para qué he
sido ungida/o el día de mi bautismo?
Los destinatarios. “¡Más claro no canta el gallo”! La misión de
Jesús va a 4 grupos de personas: ¿cuáles son estos 4 grupos? Personalmente,
hoy, ¿a quiénes me envía el Espíritu?
Aportación de Jesús. Jesús une siempre lo espiritual con la
material, lo individual con lo social. ¿Qué Buena noticia aporta Jesús a los
pobres? ¿Qué tipo de liberación aporta Jesús a los cautivos y a los oprimidos?
¿Qué aporta Jesús a los ciegos? ¿A qué me siento llamado para seguir a Jesús?
Puedo hacer un momento de oración.
2ª parte. Comentario: “EL
PROGRAMA DE JESÚS”.
Antes de comenzar el relato de la
actividad de Jesús por las aldeas de Galilea, Lucas presenta de manera clara
cuál es su programa de actuación. Le interesa mucho, pues es precisamente el
programa que han de tener ante sus ojos los que siguen a Jesús. No está
orientado a adquirir poder, lograr prestigio o ganar dinero. Es un programa
suscitado por el Espíritu de Dios, que empuja a Jesús hacia los pobres y desgraciados.
¿Será un día nuestro programa?
Según el relato, Jesús, “lleno de
la fuerza del Espíritu”, comienza a recorrer las aldeas de Galilea donde vive
la gente más pobre e indefensa: los que necesitan escuchar la Buena Noticia de
Dios que lleva Jesús en su corazón. Muy pronto se hace presente en Nazaret, el
pequeño pueblo “donde se ha criado”. Allí se encuentra con su madre querida y
sus familiares más cercanos. También saluda a sus amigos y amigas de la
infancia. En este pueblo desconocido y sin relieve alguno Jesús va a proclamar
solemnemente su programa.
Jesús se mueve en Nazaret como
uno más que comparte la fe sencilla de su pueblo. Por eso, al llegar el sábado,
entre en la sinagoga “según su costumbre”, para reunirse con todos a pronunciar
las plegarias del día sagrado de descanso y escuchar la Palabra de Dios que
alimenta la fe de aquel pueblo.
No sabemos con precisión como
discurría esta reunión del sábado en un pueblo pequeño como Nazaret en los años
30. Seguramente todo no estaba tan reglamentado como años más tarde, pero
probablemente se seguía ya el mismo ritmo: al comienzo un tiempo dedicado a la
oración con plegarias como el ‘Shemá’ y la ‘Dieciocho bendiciones’; a
continuación una lectura tomada de algún libro de la Ley; después lectura y
comentario de algún texto tomado de los profetas; por último la explicación del
texto leído y, tal vez, el planteamiento de cuestiones que afectaban a la vida
de todo el pueblo (ayuda a los pobres, preparación de la peregrinación a
Jerusalén, arreglo de caminos…).
Lucas describe con todo detalle
la actuación de Jesús según el ritual acostumbrado. Llegado el momento se
levanta para hacer la lectura, recibe el libro del profeta Isaías, lo
desarrolla, selecciona el pasaje y hace la lectura. Al terminar enrolla el
libro, lo devuelve al ayudante y se sienta. Lo sorprendente es que, después de
leer un pasaje largo del libro de Isaías, no se nos dice nada de la explicación
ofrecida por Jesús. La verdadera explicación la irá dando con sus gestos de
bondad y solidaridad con los últimos.
Hasta aquí todo ha discurrido de
forma ordinaria, como todos los sábados, pero para terminar la lectura, Lucas
crea un clima de tensión y expectativa: Jesús se sienta sin decir una sola
palabra; todos los que están en la sinagoga clavan los ojos en él. Su persona
es más importante que el texto. Por eso sólo dice: “Hoy se cumple esta
Escritura que acabamos de escuchar”. Comienza un nuevo tiempo. Quienes sigan de
cerca la actuación de Jesús descubrirán que en él se cumple lo anunciado por
Isaías.
¿Cuál es el pasaje que Jesús lee
a sus vecinos para que pueda entender mejor el Espíritu que lo anima, las
preocupaciones que lleva en su corazón y la tarea a la que se quiere dedicar
cuerpo y alma? Se trata de un texto que, seguramente, todos han escuchado más
de una vez y que recoge unas palabras pronunciadas para consolar a los
exiliados al volver del destierro de Babilonia (Isaías 61,1-2).
“El Espíritu del Señor está sobre
mí. Él me ha ungido”. Jesús se siente lleno del Espíritu de Dios. “Ungido”, es
decir, empapado, impregnado por su fuerza y su amor. Por eso, sus seguidores
llamamos a Jesús “el Cristo”, es decir, “el Ungido” y por eso nos llamamos
“cristianos”, o sea, “ungidos”. Aunque con frecuencia lo olvidamos, es una
contradicción llamarnos “cristianos” y vivir sin el Espíritu que anima a Jesús.
El
Espíritu no deja a Jesús encerrado en sus propios intereses. Lo empuja hacia 4
grupos de personas que sufren: los “pobres”, los “cautivos”, los “ciegos” y los
“oprimidos”. No hemos de olvidarlo. El Espíritu de Dios está en Jesús, pero no
de cualquier manera. Está enviándolo en dirección a los más necesitados.
-
El Espíritu me ha enviado
“para anunciar a los pobres la Buena Nueva”. Esta es la primera tarea de Jesús: comunicar a
los pobres la Buena Noticia que Dios quiere introducir en el mundo su justicia
y su compasión. Los pobres, los más indefensos y abandonados, son los
predilectos de Dios y serán también los predilectos de Jesús. A ellos se
dedicará por los caminos de Galilea. No tenemos escapatoria. Los discípulos de
Jesús, o somos de los pobres o dejamos de ser sus discípulos.
-
Me ha enviado “a proclamar la
liberación de los cautivos”. El profeta hablaba de la liberación de los
cautivos que habían vivido como esclavos en el destierro, pero el término
“liberación” tiene un sentido más amplio y sugiere una liberación integral,
incluso una liberación de la esclavitud del pecado. De hecho Jesús se dedicará
en Galilea a liberar a la gente del pecado y de todo lo que le impide vivir con
dignidad. Así hemos de ser sus discípulos: liberadores y creadores de una vida
más digna.
-
Me ha enviado “a devolver la
vista a los ciegos”. La
expresión sugiere metafóricamente la tarea de ayudar a las personas a recuperar
la visión para volver a ver la luz de la salvación, después de haber vivido
encerrados en toda clase de oscuridades. Es lo que Jesús hacía al liberar a la
gente de miedos y desconfianza que no les dejaban ver la salvación de Dios.
También sus discípulos hemos de vivir aportando esa luz salvadora de Dios.
-
Me ha enviado “a liberar a
los oprimidos”.
Curiosamente Lucas introduce aquí esta frase trayéndola de otro pasaje (Isaías 58,6),
donde se explica que el ayuno que de verdad agrada a Dios no consiste en hacer
mortificaciones, sino en introducir la justicia
en la sociedad liberando a los “oprimidos” de los abusos e injusticias
que padecen. De esta manera, el texto que está leyendo Jesús adquiere un tono
de búsqueda de justicia social. No podemos seguir a Jesús sin trabajar por una
sociedad más justa.
La
lectura termina por una frase que tiene un carácter más englobante. Me ha
enviado “a proclamar el año de la gracia del Señor”. Se llamaba “año de gracia”
al “año jubilar” que se celebraba cada 49 años en Israel. Este año de gracia se
perdonaban las deudas a quienes se había arruinado, se devolvía las tierras a
los que se habían visto obligados a venderlas y se liberaba a quienes se había
vendido como esclavos para pagar sus deudas. No sabemos si en realidad se llevó
alguna vez este deseo de un año jubilar, pero se convirtió en símbolo de ese
gran ideal de mantener a la sociedad libre de injusticias y desigualdades
insoportables.
A Jesús le sirve para explicar que su
venida a Galilea quiere inaugurar un tiempo de gracia, de perdón, de
liberación, de llamada a la justicia y a la solidaridad fraterna. Es importante
señalar que el texto que está leyendo Jesús continuaba así: “A proclamar un año
de gracia del Señor y un día de venganza para nuestro Dios”. Pero
intencionalmente Lucas omite esta última frase que habla de “un día de
venganza”. El tiempo de Jesús es un tiempo de gracia, no de venganza, un tiempo
de perdón no de condenación. En Jesús se encarna Dios para ofrecer su perdón,
no para poner en marcha su venganza. ”
Bien puedo hacer un momento de
silencio meditativo.
3ª parte: REUNIÓN DE GRUPO
ACOGIDA MUTUA Y FRATERNA
SALUDO: El animador saluda y presenta el tema
con su motivación inicial.
‘VER’ DESDE NUESTRA VIDA PESONAL
1.
¿Qué lugar tienen los pobres
y las personas necesitadas en nuestra vida?
‘ILUMINACIÓN’ EVANGÉLICA
Lectura
de Lucas 4,14-21: Enviado a los empobrecidos.
2.
Según esta lectura, ¿cuál es
la misión específica a la que fue enviado Jesús por Dios?
‘ACTUAR’ POR EL PROYECTO DE JESÚS
3.
Conversión personal: Después de estas
reflexiones, ¿a qué nos sentimos llamados personalmente?
4.
Compromiso: ¿Qué vamos a tener que
cambiar en nuestras vidas para cumplir con nuestra misión bautismal de ser
profetas, sacerdotes y reyes-pastores?
ORACIÓN-‘CELEBRACIÓN’ COMUNITARIA.
- Sugerencias para la oración: Nos repartimos las diferentes partes.
-
Se
explica los símbolos presentes en la mesa.
Momento
de silencio
donde nos disponemos a rezar.
-
Alguien comienza diciendo: Recordemos los grupos a quienes fue enviado
Jesús por voluntad del Padre: los pobres, los cautivos, los ciegos y los
oprimidos.
-
Alguien lee sólo la siguiente oración:
Te bendecimos, Padre, por el
don del Espíritu en el mundo entero.
Te bendecimos por Jesús, tu
Ungido, lo mejor que hemos recibido de ti.
Fue el hombre ‘espiritual’
por excelencia: Vivió evangelizando a los pobres,
Devolviendo la vista a los
ciegos, liberando a los cautivos y a los oprimidos.
Que nos llenes, Padre, de tu
Espíritu: Espíritu de fuerza para luchar por la verdad, la justicia y el amor,
Espíritu de luz para
comprender y perdonar a todos, Espíritu de valentía para servir y amar,
Espíritu de paciencia y de fe
para perseverar.
-
Después de cada petición de perdón repetimos: ‘Perdón, Señor,
perdón’.
Perdón, Señor, porque somos
pesimistas y nos fijamos demasiado en lo negativo. Perdón, Señor, perdón.
Perdón, Señor, porque nos
creemos autosuficientes y confiamos demasiado en nuestras fuerzas. Perdón,…
Perdón, Señor, porque somos
escépticos y nos cuesta creer y confiar en ti. …
Perdón, Señor, porque no
miramos al futuro con esperanza, demasiados ocupados y preocupados del
presente. …
Perdón, Señor, porque nos
quejamos mucho y no sabemos maravillarnos. …
Perdón, Señor, porque huimos
del esfuerzo y nos cansamos pronto. …
Perdón, Señor, porque lo
queremos todo enseguida y no sabemos trabajar en silencio. …
-
Repetimos frase por frase:
Espíritu de Dios, Espíritu de
la sinagoga de Nazaret:/
Tú eres el Espíritu de Jesús/
Y de los que hemos sido
ungidos para luchar con ellos./
Ven, Espíritu de los pobres,
ven sin tardar,/
Úngenos con tu aceite
perfumado,/
Empapa nuestros corazones de
tu amor,/
Envíanos a los pobres desde
ya/
Para llevarles la alegría de
Jesús,/
Para que logren lo que se
merecen en justicia/
Y para hacer con ellos un
mundo nuevo a tu medida./
- Bendición y abrazo de paz.
DESPEDIDA. Se señala la fecha y la casa donde
tendrá lugar la próxima reunión.
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