S Í N
O D O S O B R E L A
A M A Z O N Í A
Vaticano, Roma,
octubre de 2019
Recopilación: Pedro Pierre, Guayaquil, nov. de
2019.
Í N D I C E
Introducción: Primavera eclesial, Pedro Pierre.
1.
Sínodo sobre la Amazonía: Desafío para la
Iglesia, Pedro Pierre.
2.
Claves de lecturas del Documento de Trabajo.
-
Tres claves de lectura, Oscar Elizalde.
-
Las 15 propuestas más valientes del Documento de
Trabajo, José Beltrán.
3.
Discursos del papa Francisco en el Sínodo:
Inauguración y Clausura.
4. Dos artículos de Frei Betto sobre el
Sínodo.
-
La Amazonia, el rostro ecológico de Dios.
-
El Sínodo de la Amazonía: un balance.
5.
La civilización de los Bárbaros, Francisco
Bosch.
6.
Inculturación e interculturalidad en el
Sínodo, Juan M. Hurtado.
7.
¿Profecía o herejía? Los ecos del Sínodo de
la Amazonía, Jesús Bastante.
8.
Mensaje final de la REPAM sobre el Sínodo
amazónico.
9.
Pactos de las Catacumbas en 2019 y 1965
-
Pacto de las Catacumbas por el Sínodo sobre la
Amazonía (2019).
-
Pacto de las Catacumbas al final del Concilio
Vaticano 2° (1965).
10.
Documento final del Sínodo sobre la Amazonía
para el papa Francisco.
Conclusión: ‘Aguas vivas”, Pedro Pierre.
Introducción
: PRIMAVERA ECLESIAL
La
preparación y la realización de este Sínodo suscitaron muchas expectativas,
mucha participación y muchas alegrías. Nació un nuevo modo de ser y hacer
Iglesia, a la manera latinoamericana, con la ilusión de darle un ‘rostro
amazónico’. De hecho se abren nuevos caminos misioneros, con cambios
estructurales. Un proceso de una Iglesia inculturada se puso en marcha… después
de 27 años cuando nuestros obispos pidieron en su reunión latinoamericana en
Santo Domingo, República Dominicana, una inculturación con 5 dimensiones: en la
liturgia, la Iglesia, la fe, la Biblia y los dogmas. Este Sínodo nos provoca a
todas y todos los cristianos a hacerlo vida personal y realidad colectiva. Ese
es el mayor desafío.
Que
estos textos nos animan en estas tareas: la Amazonía, nuestra Iglesia y la
Tierra toda nos lo exigen. El Espíritu santo será el gran artesano de esta renovación
ecológica y cristiana.
Pedro
Pierre.
1. SÍNODO PARA
LA AMAZONÍA
DESAFÍO PARA LA
IGLESIA.
Pedro Pierre. Febrero de 2019.
CONTENIDO
Introducción
1.
Datos
sobre el Sínodo de la Amazonía
2.
El tema
del Sínodo: “Nuevos caminos para la Iglesia y para la Ecología integral
3.
Los caminos
a confirmar.
Conclusión
INTRODUCCIÓN
El sínodo sobre la Amazonía
llega en un momento difícil para la
Iglesia.
-
Los escándalos de la pederastia no terminan de
aparecer en una dimensión sorprendente. La convocatoria de una reunión especial
en el Vaticano de los presidentes de todas las Conferencias Episcopales
nacionales demuestra la preocupación del papa Francisco sobre el tema.
-
Las divisiones en la misma Iglesia y los
ataques públicos al papa Francisco demuestran una fractura importante en la
jerarquía por las oposiciones a la línea más abierta, conciliar y evangélica
del papa Francisco.
-
Los resultados del Sínodo sobre los Jóvenes
fueron más bien pobres. Se está esperando el Documento del papa Francisco sobre
el mismo.
-
Con relación a la Amazonía y el medio ambiente
al nivel mundial, los informes son cada vez más preocupantes y los gobiernos,
comenzando por el de Estados Unidos, no toman decisiones para detener la
destrucción acelerada de la naturaleza en todos los continentes.
Esta coyuntura hace que las expectativas del Sínodo sobre la
Amazonía sean cada vez más grandes y la necesidad de cambios urgentes en la
organización eclesial más urgente.
A. DATOS SOBRE EL
SÍNODO DE LA AMAZONÍA
1.
El
sínodo
-
La fecha de realización está prevista
para octubre de 2019.
-
El lugar
de reunión estará en Brasil ya que tiene en su territorio la mayor extensión
amazónica.
-
La preparación del Sínodo ha comenzado
hace 3 años. El año pasado se unificó las respuestas a un cuestionario en un
documento que sirve de preparación inmediata al Sínodo.
-
Los países que participan en el Sínodo
son 9 porque tienen parte de la Amazonía en su territorio. Estos son Brasil,
Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, Paraguay, Guyana y Surinam.
-
Se ha constituido con estos 9 países una
coordinación eclesial llamado Red Pan-Amazónica (REPAM),
patrocinada por el Consejo Episcopal Latino Americano (CELAM), con sede en
Bogotá.
2.
La
Amazonía
-
La superficie de la Amazonía es de unos 7
millones de km2 en 9 países sudamericanos. Como punto de comparación
podemos tomar Europa que llega 10 millones de km2. Su población es de unos 33
millones de habitantes. Es el bosque más extenso de nuestro mundo y por esta
razón se lo llama el “pulmón del planeta” por la cantidad
de oxígeno que produce. Es también la región mundial donde la biodiversidad
tanto de la flora como de la fauna es la más importante y diversa. En 2011 fue
declarada una de las 7 maravillas del mundo.
-
La Amazonía abriga la cuenca del río
Amazonas, el más largo y caudaloso del planeta. Es de 7,062 km; nace en
la Cordillera de los Andes a unos 5,700 metros de altura, en el sur de Perú y
muy cerca de Bolivia. Cuando el río entra en el océano Atlántico tiene un inmenso
estuario de ¡240 km de ancho!
-
La destrucción ambiental es de la más
salvaje y aumenta cada año sin visión esperanzadora a pesar de las alarmas cada
vez más numerosas. Desde 1970, la superficie de la selva se ha reducido
de unos 20% por la deforestación, la agricultura a gran escala, la
minería sin control, la plantación de drogas, el turismo…
-
Es difícil evaluar cuál es la población indígena
de la Amazonía, por su escasez y su dispersión: ¿4 millones? Las 50 mayores ciudades
de los distintos países amazónicas suman más de 15 millones de habitantes. Al
interior de la selva existen unos 170
pueblos en aislamiento voluntario.
-
La gran y escandalosa realidad es la destrucción
progresiva de los pueblos indígenas por las invasiones que sufren de
partes de los colonizadores modernas que son incomparablemente más destructores
y mortíferos que las colonizaciones de los siglos pasados.
3.
La
Iglesia en la Amazonía
-
Cada país se esfuerza por organizar la
evangelización de la Amazonía mediante congregaciones misioneras de religiosos
y religiosas que hacen sacramentalización y obras sociales de educación y
salud.
-
Por ser regiones muy extensas, muy poco pobladas
y con etnias muy distintas, la atención pastoral permanente es muy
escaza.
-
Desde el Concilio Vaticano 2° hace 50 años, se
puso en marcha la formación de laicos para responsabilizarse de sus
comunidades. La reunión de los obispos latinoamericanos en 1992 en Santo Domingo,
República Dominicana, insistió en la inculturación de la fe, de la
Iglesia, de la liturgia, del evangelio y de los dogmas. Poco se ha avanzado por
la falta de ministros que se dedican más a la evangelización que a la
sacramentalización.
B. EL TEMA DEL
SÍNODO ES “NUEVOS CAMINOS PARA LA
IGLESIA Y PARA UNA ECOLOGÍA INTEGRAL”.
El Sínodo de la Amazonía,
según lo expresa su lema, va a tener 3 ejes principales.
1.
“Nuevos
caminos…”
Esa es la
finalidad del Sínodo abrir nuevos caminos por la situación particular de la
Amazonía con relación a su población indígena, la globalización mundial
ferozmente destructible y el desfase de la misma Iglesia frente a estos
desafíos.
2.
Nuevos caminos… “para la Iglesia”.
Desde 50 años estamos frente a
una nueva concepción de la misión.
a) Con
el paso de los años se ha descubierto el valor de cada religión, sin que
ninguna sea superiora a las demás. La misión se hace en un plano de igualdad
que supone respeto, diálogo, escucha, colaboración, enriquecimiento mutuo, para
defender y promover la vida.
b) Se
descubrió que la propuesta de inculturación era demasiado estrecha por
considerar a la religión católica superiora a las demás. Las recientes
orientaciones eclesiales insisten ahora en la interculturalidad. Las
religiones son las expresiones religiosas de las culturas. Estas culturas
tienen igual valor. La Amazonía tiene mucha diversidad de culturas, más ricas
las unas que las otras. La cultura occidental debe ceder el paso a las culturas
nativas para generar nuevas expresiones religiosas del cristianismo.
c) Estas
novedades exigen a la Iglesia católica cambiar sus estructuras, sus normas,
sus expresiones litúrgicas, sus ministerios, su centralismo y
patriarcalismo…Tenemos que replantearnos nuestro modo de presencia en la Amazonía y en el mundo.
3.
Nuevos caminos… “para una ecología integral”
Una ecología integral abarca
la naturaleza y los pueblos que viven en ella.
a) Frente
a la destrucción generalizada tanto de la naturaleza como de los pueblos
nativos, la Iglesia no puede despreocuparse de estos 2 desafíos: “El
grito de la naturaleza y el grito de sus pueblos son las 2 voces de un mismo
grito: el de la destrucción de la vida en estas 2 dimensiones”.
b) Hace
50 años el Concilio proclamaba que ‘las alegrías y las esperanzas de la
humanidad, sus dolores y sus sufrimientos son sus alegrías y esperanzas, sus
dolores y sufrimientos”. Ahora hay que añadir: “Los derechos de la naturaleza y de
los pueblos nativos son las banderas de solidaridad y de lucha de la
Iglesia católica”.
C. DESAFÍOS Y
TAREAS
En
América Latina, el Concilio, las Conferencias Episcopales Latinoamericanas, las
Comunidades Eclesiales de Base y la Teología de la Liberación han abierto
nuevos caminos tanto para el continente como para la Iglesia universal. El papa
Francisco es consciente de esta riqueza como la de los Pueblos nativos. El
Sínodo de la Amazonía es una oportunidad
única para nuestro mundo actual en la que estamos desafiado todas y todos,
comunidades, países, Iglesias y religiones.
1.
Los
grandes desafíos
Con el papa
muchos obispos, teólogos, sacerdotes y sobre todo laicos esperan que el del Sínodo sea un nuevo comienzo para los
pueblos amazónicos, un gran ‘Pentecostés’ para la Iglesia
toda y una nueva relación amorosa de las naciones todas con la naturaleza en
general.
a) Un
nuevo comienzo para los Pueblos amazónicos
-
Actualmente están en juego su sobrevivencia, su
desarrollo armonioso y su integración respetuosa en la Comunidad internacional.
-
Necesitan también un reconocimiento de sus culturas,
sus sabidurías y sus religiones.
b) Un
gran Pentecostés para la Iglesia católica
-
Frente a la gran crisis actual de la Iglesia
católica, una nueva forma de misión exige grandes cambios en las personas y las
estructuras eclesiales.
-
Las Iglesias de la Amazonía serán un laboratorio
para la transformación eclesial si sabemos abrirnos a la novedad de los ‘signos
de los tiempos’ y del Espíritu santo.
c) Una
relación amorosa con la naturaleza
-
La gran novedad de los Pueblos amazónicos es su
relación amistosa, amorosa con la naturaleza. Al haber perdido esta calidad de
relación, estamos yendo a la deriva y a la autodestrucción.
-
Estamos urgidos a aprovechar las relaciones
amistosas de estos Pueblos con la naturaleza. Ellos pueden aportar mucho a la
renovación del resto del mundo.
2.
Tres
grandes tareas
Sabemos que
la institución eclesial avanza mucho más despacio que nuestras ideas, sueños y
propuestas. No por eso hay que dejar de pensar y vivir lo que queremos. En el
Sínodo sobre la Amazonía los obispos, porque sólo ellos redactan el documento
final, decidirán lo que les parece. Por eso no esperemos demasiado. En
definitiva lo importante es lo que hacemos y hacemos avanzar: “Pensemos
globalmente, pero actuemos localmente”.
Nuestra
Iglesia necesita grandes cambios para salir de un pasado obsoleto que no
enfrenta los actuales desafíos. He aquí unos 3 caminos para orientar nuestras
reflexiones y sobre todo nuestras prácticas. Se inspiran de las palabras y
actitudes del papa Francisco: Volver al primer amor – Sustituir el actual
sistema de muerte – Ser una Iglesia ‘en salida’.
a) El
ejemplo de Jesús y las prácticas de las primeras Comunidades cristianas
El Concilio
Vaticano 2° y los distintos Sínodos continentales del final del siglo pasado
nos orientan todos para regresar a la novedad de Jesús y de su Buena nueva del
Reino. La misión de Jesús fue hacer acontecer el Reino de Dios. Jesús nos trajo
una nueva visión de Dios y la importancia de relaciones fraternas y justas
entre hermanos. Las primeras Comunidades cristianas continuaron por ese camino,
por eso nos dejaron los Evangelios donde la palabra ‘Reino’ es la más utilizada
por Jesús: ¡unas 110 veces en su boca! ¿Es también la más utilizada y la mejor
vivida por nosotros y nosotras?
b) Enfrentar
y sustituir el sistema de muerte neoliberal
Sobre esta
doble necesidad, el papa Francisco es particularmente claro y contundente, en
particular en su Encuentros con las Organizaciones Populares en Roma y Bolivia.
-
“Hablamos de la necesidad de un cambio, un
cambio de estructuras, para que la vida sea digna…
-
La política… está fundamentalmente en manos de
los pueblos…
-
Las «3-T»: Tierra, Techo y Trabajo para todos…
(son) un proyecto-puente de los pueblos.
-
¡Rebélense contra la tiranía del dinero! ¡Sean
solidarios! ¡Revitalicen la democracia! ¡Sean austeros! ¡Huyan de la
corrupción!”.
Califica al
sistema capitalista de “terrorista”… y debe ser “cambiado”.
c) “Un
Iglesia en salida”
Es la
expresión del mismo papa Francisco que más ha encontrado eco por todas partes.
Veamos lo que puede significar concretamente. Ya en su Exhortación sobre La
Alegría del Evangelio escribía: “Sueño con una opción misionera capaz de
transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el
lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en cauce adecuado para la
evangelización del mundo actual más que para auto-preservación” (EG 27). Eso
significa que tenemos que:
-
Salir de una cultura clerical hacia
una cultura
del diálogo, de la equidad, de la corresponsabilidad, del respeto.
-
Salir de una Iglesia fortaleza hacia
una iglesia “hospital de campaña”.
-
Salir de una Iglesia encerrada sobre sí
hacia una iglesia del cuidado y de la misericordia.
-
Salir de una institución absolutista
hacia una iglesia comunión y pueblo de Dios.
-
Salir de una iglesia que enseña doctrinas y
normas para encontrar a los pobres y atropellados.
-
Pasar de la opción por los pobres a una Iglesia
pobre y que se compromete con ellos pobres.
-
Salir del estatus quo y la complicidad hacia
una iglesia profética, defensora de todas las víctimas.
-
Salir de una Iglesia ahistórica hacia
una Iglesia
encarnada.
-
Salir de una pastoral de sucesos
multitudinarios hacia la Iglesia de las casas’…
Estos cambios son posibles ya
que han comenzado a hacerse realidad; son necesarios
porque el pueblo de los pobres lo está pasando mal en la misma Iglesia; son urgentes porque las crisis eclesiales
serán siempre más fuertes y devastadoras.
2.
CLAVES DE LECTURA
DEL DOCUMENTO DE
TRABAJO DEL SÍNODO.
CONTENIDO
1. Tres claves de lectura, Oscar Elizalde
2. Las 15 propuestas más valientes del Documento de Trabajo, José Beltrán
1ª parte :
TRES CLAVES DE
LECTURA del ‘ Instrumentum Laboris ’
del
Sínodo Panamazónico, Óscar Elizalde Prada
Amerindia -
VidaNuevaDigital.com. 19 de Junio de 2019.
Con la presentación del ‘Instrumentum
laboris’ de la Asamblea Especial para la Región Panamazónica del Sínodo de los
obispos, que se celebrará del 6 al 27 de octubre en Roma, comienza la
‘recta final’ de la etapa de preparación que se inauguró en Puerto Maldonado,
con la visita de Francisco a la Amazonía peruana.
Entre las múltiples
aproximaciones al documento
que ha sido dado a conocer el 17 de junio, las siguientes claves de lectura
sobresalen por sus matices latinoamericanos.
PRIMERA CLAVE: EL MÉTODO VER, JUZGAR, ACTUAR
El método ver-juzgar-actuar
que ha inspirado los caminos transitados por la Iglesia latinoamericana en sus
Conferencias Generales -lideradas por el CELAM-, lo mismo que buena parte de
sus procesos pastorales y de reflexión teológica, constituye también la
‘médula’ estructural del Instrumentum Laboris del Sínodo Panamazónico.
De ello dan cuenta las tres grandes partes del documento.
-
La primera, titulada ‘La voz de la Amazonía’,
corresponde al ‘ver’ (escuchar), desde los gritos de la vida, del territorio, y
las oportunidades que representan este tiempo de gracia (kairós), lo mismo que
el diálogo.
-
La segunda parte del Instrumentum Laboris, en
torno a la ‘Ecología integral’, ofrece criterios para discernir la
realidad (‘Ecología integral’) desde los clamores de los pobres y de la Tierra:
la destrucción extractivista, la situación de los pueblos indígenas en
aislamiento voluntario, la migración, la urbanización, la vulnerabilidad de las
familias, la corrupción, la salud y la educación.
-
Finalmente, la última parte del documento,
enmarcada en los desafíos y las esperanzas de la ‘Iglesia profética en la
Amazonía’, plantea caminos para ‘actuar’ reconociendo una Iglesia con
rostro amazónico y misionero, y de cara a los retos de la inculturación y la
interculturalidad, el diálogo interreligioso y la promoción humana integral,
así como la cosmovisión indígena, las celebraciones litúrgicas, la
evangelización en las ciudades y los medios de comunicación.
SEGUNDA CLAVE: LAS TRES CONVERSIONES
El Instrumentum Laboris
también puede ser leído en clave de conversión, como se advierte en su
introducción: “siguiendo la propuesta de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM),
el documento se estructura en base a las tres conversiones a las que nos
invita el papa Francisco:
-
la conversión pastoral a la que nos
llama a través de la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium (ver-escuchar);
-
la conversión ecológica a través de la
Encíclica Laudato sì que orienta el rumbo (juzgar-actuar); y
-
la conversión a la sinodalidad eclesial
mediante la Constitución Apostólica Episcopalis Communio que estructura el
caminar juntos (juzgar-actuar)”.
Esta triple perspectiva de
conversión pastoral, ecológica y sinodal atraviesa los 147 números del
Instrumentum Laboris, siempre en una dinámica “de escucha y discernimiento
de los nuevos caminos por los que la Iglesia en la Amazonía anunciará el
Evangelio de Jesucristo en los próximos años”.
TERCERA CLAVE: LA AUDACIA PROFÉTICA
Un tercer abordaje o clave de
lectura del Instrumentum Laboris del Sínodo Panamazónico deviene de las sugerentes
aplicaciones que se plantean al final de cada uno de los capítulos, en
la segunda y tercera parte del documento.
Ciertamente, la audacia
profética que caracteriza a la Iglesia latinoamericana está presente en la
forma como se articulan, a lo largo del texto, la escucha atenta a las voces de
la Amazonía -sobre todo, las de los pobres y la Tierra-, con algunas sugestivas
propuestas que no solo dan cuenta de los aportes de los actores territoriales
sistematizados por la REPAM, sino que detallan, concretamente, cuáles podrían
ser los nuevos caminos que podría transitar la Iglesia en el Sínodo.
2ª parte :
LAS 15
PROPUESTAS MÁS VALIENTES
del ‘ Instrumentum laboris ’
Del Sínodo de
la Amazonía, José
Beltrán
Amerindia - VidaNuevaDigital.com - 17 de Junio de 2019.
A diferencia de los documentos preparatorios para otros
foros vaticanos, el ‘Instrumentum laboris’ de la Asamblea Especial para la Región
Panamazónica del Sínodo de los obispos, que se celebrará del 6 al 27 de octubre
en Roma,
huye de cualquier generalidad y aterriza en medidas concretas y directas para que sean debatidas por los padres
sinodales.
Distribuido en tres
partes, en todos y cada uno de los capítulos de la segunda y tercera parte
del textos se señalan de forma pormenorizada una batería de sugerencias para
que la Iglesia adopte con el fin de hacer realidad la llamada a una ecología integral que acoja “el clamor
de la tierra y de los pobres” tal y como reivindica la encíclica ‘Laudato
si’’ del papa Francisco.
Junto a la mediática propuesta de la ordenación sacerdotal de ancianos con una familia estable, se suman
otras iniciativas no menos comprometedoras para la Iglesia no solo en clave
interna, sino también
-
hacia una “nueva conciencia ecológica” y
-
un activismo en materia social, política y económica para
“desenmascarar las nuevas formas de colonialismo presentes en la Amazonía”.
El documento sentencia que la Iglesia está llamada a
“escuchar el grito de la ‘Madre Tierra’ agredida y gravemente herida por el modelo económico de desarrollo depredador y
ecocida, que mata y saquea, destruye y despeja, expulsa y descarta, pensado
e impuesto desde fuera y al servicio de
poderosos intereses externos”.
Para ello, insta a los padres sinodales a “asumir sin miedo
la implementación de la opción
preferencial por los pobres en la lucha de los pueblos indígenas,
comunidades tradicionales, migrantes y jóvenes para configurar la fisionomía de
la Iglesia amazónica”.
1.
DENUNCIAR LA VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS Y LA DESTRUCCIÓN EXTRACTIVISTA
De forma reitera, el Instrumentum laboris enumera todas y
cada una de las amenazas que sufre la Amazonía frente a la actual “degradación
neocolonista” que atenta contra la naturaleza como a quien habita en
ellas. Frente a esto, reclama a la Iglesia un compromiso permanente
-
para denunciar “la violación de los
derechos humanos y la destrucción extractivista”,
-
además de promover “líneas de acción
institucionales que promuevan el respeto del medio ambiente” y
-
programas de formación.
2.
CREAR UNA AGENDA DE JUSTICIA CON OTROS MOVIMIENTOS SOCIALES
Así, se recoge como urgencia, asumir la denuncia “contra
modelos extractivistas” y proyectos que dañan el territorio, violan
los derechos de las comunidades “y promueven la muerte”. Para
ello, se hace un llamamiento a trabajar en red
-
para “aliarse a los movimientos sociales
de base
-
para anunciar proféticamente una agenda
de justicia”.
3.
EXIGIR A LOS GOBIERNOS QUE PROTEJAN A LOS PUEBLOS INDÍGENAS AISLADOS
El texto sale en defensa de todas las comunidades
nativas, pero dedica un capítulo especial a aquellas que han decidido vivir al
margen de la sociedad. La Iglesia está llamada a velar por ellos, exigiendo
a los gobiernos que faciliten “los recursos necesarios para la
protección efectiva” como la creación de un censo y de reservas naturales.
Además, reclama la Iglesia una pastoral específica para estos
pueblos que incida en la formación para que conozcan y hagan reconocer sus
derechos. Así, llama a “rechazar la alianza con la cultura dominante” para
promover las culturas y los derechos de los indígenas, de los pobres y del
territorio.
4. PROMOVER HÁBITOS DE CONSUMO “LAUDATO SI’”
El texto destaca en varios momentos cómo la Iglesia debe ser
abanderada a la hora de promover “hábitos de comportamiento,
de producción y de consumo, de reciclaje y de reutilización de desechos”. En
este sentido, proponer crear, no solo itinerarios pastorales sobre ecología
integral, sino el “reconocimiento formal por parte de la Iglesia particular
como ministerio
especial al agente pastoral promotor del cuidado de la Casa Común”
5.
CREAR SERVICIOS DE ACOGIDA A MIGRANTES INDÍGENAS
Conscientes del éxodo migratorio en todo el continente que
afecta también a los pueblos indígenas, el Instrumentum laboris pide una mayor
coordinación para la acogida en las Iglesias de
fronteras, en las ciudades, así como promover la integración respetando su
identidad cultural. Una vez más se insta a “presionar como comunidad eclesial a
los poderes públicos” para defender, en este caso, los derechos de los
migrantes. En las ciudades se propone una pastoral específica para los
indígenas, con nuevas estructuras eclesiales que favorezcan la integración.
6.
UNA IGLESIA INCULTURADA FRENTE AL COLONIALISMO
El texto vaticano plantea una Iglesia que valore
y respete las entidades culturales, el modo propio de organización
comunitaria, a través de una pastoral familiar que, desde las coordenadas de
Amoris laetitia, “acompañe, integre y no excluya a nadie”, donde la
familia sea “sujeto y protagonista”. De esta manera, se promueve una
Iglesia inculturada y más participativa, de tal manera que se supere “cualquier
clericalismo
para vivir la fraternidad y el servicio como valores evangélicos que animan la
relación entre la autoridad y los miembros de la comunidad”. “Dado que todavía
persiste una mentalidad colonial y patriarcal, es necesario profundizar un
proceso de conversión y reconciliación”, subraya.
7.
RECONOCER LA ESPIRITUALIDAD INDÍGENA COMO FUENTE DE RIQUEZA CRISTIANA
Se pone en valor “la espiritualidad indígena como fuente de
riqueza para la experiencia cristiana” para, a partir de ahí, reclamar una
catequesis que suma el lenguaje y sentido de las narraciones de las culturas locales
en sintonía con las narraciones bíblicas, una predicación homilética vinculada
a su realidad.
8.
CELEBRACIONES LITÚRGICAS CON DANZAS INDÍGENEAS Y TRADUCIR LA BIBLIA
En esta línea, se sugiere que las celebraciones litúrgicas
acojan “la propia música y danza, en lenguas y con vestimentas autóctonas, en
comunión con la naturaleza y con la comunidad”. Además, “se pide superar la
rigidez de una disciplina que excluye y aleja, por una sensibilidad pastoral
que acompaña e integra”. Por eso se reclama a las Conferencias Episcopales que
adapten el ritual eucarístico a las culturas, así como la traducción
de la Biblia a las lenguas originales de la Amazonía.
9.
ORDENACIÓN SACERDOTAL DE ANCIANOS CON UNA FAMILIA ESTABLE
El Instrumentum laboris sugiere que estudien “la posibilidad
de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas,
respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia
constituida y estable”. Es propuesta se une a la de una mayor responsabilidad y
formación de los laicos como dinamizadores de la comunidad.
10.
¿EL DIACONADO FEMENINO NACERÁ EN AMÉRICA?
Justo después de plantear la ordenación de los “viri
probati”, el documento deja abierta la posibilidad también de “identificar el
tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en
cuenta el papel central que hoy desempeñan en la Iglesia panamazónica”. La
Iglesia entona un “mea culpa” en tanto que “en el campo eclesial la presencia
femenina en las comunidades no es siempre valorada”.
11.
POR UN ORGANISMO Y UNA “HUCHA” PARA HACER REALIDAD EL SÍNODO
Aunque ya hay organismos regionales efectivos como la REPAM,
el documento sinodal establece “considerar la necesidad de una estructura
episcopal Amazónica que lleve a cabo la aplicación del Sínodo”. Así,
también se pide crear “un fondo económico de apoyo a la
evangelización, promoción humana y ecología integral”.
12.
CREACIÓN DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN CATÓLICOS INDÍGENAS
El Instrumentum laboris plantea que la Iglesia sea altavoz
de los derechos y de la cultura indígena a través de la creación de nuevos
medios de comunicación, como emisoras radiofónicas y televisivas,
aumentar la presencia en internet y otros medios de comunicación masiva.
13.
FORMACIÓN Y PROTOCOLOS PARA EVITAR CAER EN LA CORRUPCIÓN
El Instrumentum laboris recoge las dificultades económicas
de la Iglesias de la Amazonía, por lo que advierte de que “debe prestar una
especial atención a la procedencia de donaciones” así como
el objeto
de sus inversiones. Por eso, reclama a las Conferencia Episcopales formación y
asesoramiento para evitar “una corrupción generalizada”, especialmente frente
al narcotráfico. El documento es especialmente incisivo al reclamar “una cultura
de la honestidad”, la formación de laicos para el liderazgo económico y
político, así como acompañar codo con codo a los pueblos para evitar que sean
engañados. En esta línea, también llama a la Iglesia a buscar aliados
“para exigir a las empresas que asuman responsabilidades sobre los impactos socio-ecológicos
de sus acciones”.
14.
SEMINARISTAS INTEGRADOS EN LAS COMUNIDADES
El documento reclama reformar “las estructuras de los
seminarios para favorecer la integración de los candidatos al
sacerdocio en las comunidades”, así como planes de formación que respondan “a
una cultura
filosófica-teológica adaptada a culturas amazónicas”.
15.
LA NECESIDAD DE UNA TEOLOGÍA INDÍGENA PANAMAZÓNICA
El Instrumentum laboris pide profundizar en una teología
indígena panamazónica. “Se pide, por ejemplo, tener en cuenta los mitos,
tradiciones, símbolos, saberes, ritos y celebraciones originarios que
incluyen las dimensiones trascendentes, comunitarias y ecológicas”, apunta del
documento.
CONCLUSIÓN
Monseñor Pedro Barreto, de Perú, vicepresidente del
Sínodo: Las
tres 'C' del Sínodo, según Barreto: "Conversión, convicción y
compromiso"
3. DISCURSOS
DEL PAPA FRANCISCO
EN EL SÍNODO.
Dos discursos llamativos del papa
Francisco:
1.
Discurso
inaugural
2.
Discurso
de clausura
3.
Comentario:
‘En la conciencia ecológica se nos juega el futuro’, Griselda Mutual.
1. DISCURSO
INAUGURAL DEL PAPA
FRANCISCO EN EL
SÍNODO PANAMAZÓNICO
Vaticano,
07.10.2019.
¡Hermanos y
hermanas, buenos días!
Bienvenidos a todos y gracias
por vuestro trabajo preparatorio: todos han trabajado duro, desde aquel momento
en Puerto Maldonado hasta hoy.
El Sínodo para la Amazonia
podemos decir que tiene cuatro
dimensiones: la dimensión pastoral, la dimensión cultural,
la dimensión social y la dimensión ecológica.
La primera, la dimensión pastoral es la esencial, la que abarca
todo. Nos acercamos con corazón cristiano y vemos la realidad de la Amazonia
con ojos de discípulo para comprenderla e interpretarla con ojos de discípulo,
porque no existen hermenéuticas neutras, hermenéuticas asépticas, siempre están
condicionadas por una opción previa, nuestra opción previa es la de discípulos.
Y también con ojos de misioneros, porque el amor que el
Espíritu Santo puso en nosotros nos impulsa al anuncio de Jesucristo; un
anuncio -todos sabemos- que no se tiene
que confundir con proselitismo, pero nos acercamos a considerar la realidad
amazónica, con este corazón pastoral, con ojos de discípulos y misioneros
porque nos apura el anuncio del Señor. Y también nos acercamos a los pueblos
amazónicos en punta de pie, respetando su historia, sus culturas, su
estilo del buen vivir, en el sentido etimológico de la palabra, no en el
sentido social que tantas veces le damos, porque los pueblos poseen entidad
propia, todos los pueblos, poseen una sabiduría propia, conciencia de sí, los
pueblos tienen un sentir, una manera de ver la realidad, una historia, una
hermenéutica y tienden a ser protagonistas de su propia historia con estas
cosas, con estas cualidades. Y nos acercamos ajenos a colonizaciones
ideológicas que destruyen o reducen la idiosincrasia de los pueblos. Hoy es
tan común esto de las colonizaciones ideológicas. Y nos acercamos sin el afán
empresarial de hacerles programas preconfeccionados, de “disciplinar” a los
pueblos amazónicos, disciplinar su historia, su cultura; eso no, ese afán de domesticar
los pueblos originarios. Cuando la Iglesia se olvidó de esto, de cómo tiene que
acercarse a un pueblo, no se inculturizó; incluso llego a menospreciar a
ciertos pueblos. Y cuántos fracasos de los cuales hoy nos lamentamos. Pensemos
en De Nobile en India, Ricci en China y tantos otros. El centralismo
“homogeneizante” y “homogeneizador” no dejó surgir la autenticidad de la
cultura de los pueblos.
Las ideologías son un arma
peligrosa, siempre tendemos a agarrar una ideología para interpretar un pueblo.
Las ideologías son reductivas, y nos llevan a la exageración en nuestra pretensión
de comprender intelectualmente, pero sin aceptar, comprender sin admirar, comprender sin asumir, y entonces se
recibe la realidad en categorías, las más comunes son las categorías de
“ismos”. Entonces cuando tenemos que acercarnos a la realidad del algún pueblo
originario hablamos de indigenismos, y cuando queremos darle alguna pista de
salida a su vivir mejor, no le preguntamos, hablamos de desarrollismo. Estos
“ismos” reformulan la vida desde el laboratorio ilustrado e iluminista. Son
lemas que van echando raíces y programan el acercamiento a los pueblos
originarios. En nuestro país, un lema: “civilización y barbarie” sirvió para
dividir, para aniquilar y llegó al culmen, hacia fines de los años 80, a
aniquilar la mayoría de los pueblos originarios, porque eran “barbarie” y la
“civilización” venía de otro lado. Es el desprecio de los pueblos y -voy a la
experiencia de mi tierra- eso, “civilización y barbarie”, que sirvió para
aniquilar pueblos, todavía sigue en mi patria, con palabras ofensivas, y
entonces se habla de civilización de segundo grado, los que vienen de la
barbarie; y hoy son los “bolitas, los paraguayos, los paraguas, los cabecitas
negras”, siempre ese alejarnos de la realidad de un pueblo calificándolo y
poniendo distancias. Esa es la experiencia de mi país. Y después el
desprecio. Ayer me dio mucha pena escuchar aquí dentro un comentario
burlón, sobre ese señor piadoso que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza,
decime: ¿Qué diferencia hay entre llevar
plumas en la cabeza y el “tricornio” que usan algunos oficiales de nuestros
dicasterios? Entonces corremos el riesgo de proponer medidas simplemente
pragmáticas, cuando por el contrario se nos pide una contemplación de los
pueblos, una capacidad de admiración, que hagan hacer un
pensamiento paradigmático. Si alguno viene con intenciones pragmáticas rece el
“yo pecador”, se convierta y abra el corazón hacia una perspectiva
paradigmática que nace de la realidad de los pueblos.
No hemos venido aquí a
inventar programas de desarrollo social o de custodia de culturas, de tipo
museo, o de acciones pastorales con el mismo estilo no contemplativo con el que
se están llevando adelante las acciones de signo contrario: deforestación,
uniformización, explotación. Ellos también hacen programas que no
respetan la poesía -me permito la palabra-, la realidad de los pueblos que
es soberana. También tenemos que cuidarnos de la mundanidad en el modo de
exigir puntos de vista, cambios en la organización. La mundanidad se infiltra
siempre y nos hace alejar de la poesía de los pueblos. Venimos a contemplar, a
comprender, a servir a los pueblos; y lo hacemos recorriendo un camino
sinodal, lo hacemos en sínodo, no en mesas redondas, no en conferencias o en
discusiones ulteriores; lo hacemos en sínodo, porque un sínodo no es un
parlamento, no es un locutorio, no es demostrar quién tiene más poder sobre los
medios y quién tiene más poder entre las redes para imponer cualquier idea o
cualquier plan. Esto configuraría una Iglesia congregacionalista, si
pretendemos buscar por medio de las encuestas quién tiene mayoría. O una
Iglesia sensacionalista tan lejana, tan distante de nuestra Santa Madre la
Iglesia católica, o como gustaba decir a san Ignacio: “nuestra Santa Madre la
Iglesia jerárquica”. Sínodo es caminar juntos bajo la inspiración
y la guía del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el actor principal
del sínodo. Por favor, no lo echemos de la sala. Se hicieron consultas, se
discutieron en las Conferencias Episcopales, en el Consejo Presinodal, se
elaboró el Instrumentum laboris que, como saben, es un texto mártir,
destinado a ser destruido, porque es punto de partida para lo que el Espíritu
va a hacer en nosotros y, ahora, caminar nosotros bajo la guía del Espíritu
Santo. Ahora hay que dejar que el Espíritu Santo se exprese en esta Asamblea,
se exprese entre nosotros, se exprese con nosotros, a través de nosotros y se
exprese “pese” a nosotros, pese a nuestras resistencias, que es normal que las
haya, porque la vida del cristiano es así.
Y entonces, ¿cuál será nuestro
trabajo aquí para asegurar que esta presencia del Espíritu Santo sea fecunda? Primero de todo, orar.
Hermanas y hermanos: Yo les pido que recemos mucho. Reflexionar, dialogar, escuchar
con humildad, sabiendo que yo no sé todo. Y hablar con coraje, con
parresia, aunque tenga que pasar vergüenza, decir lo que siento, discernir y,
todo esto dentro, custodiando la fraternidad que debe existir aquí dentro. Y
para favorecer esta actitud de reflexión, oración, discernimiento, de escuchar
con humildad y hablar con coraje. Después de cuatro intervenciones tendremos un
espacio de cuatro minutos de silencio. Alguno decía: “Es
peligroso, Padre, porque se van a dormir”. La experiencia del Sínodo sobre los
jóvenes, que hicimos lo mismo era más bien la contraria, que tendían a dormirse
durante las intervenciones, al menos sobre algunas, y se despertaban en el
silencio.
Finalmente, estar en el sínodo
es animarse a entrar en un proceso.
No es ocupar un espacio en la sala. Entrar en un proceso. Y los procesos
eclesiales tienen una necesidad. Necesitan ser custodiados, cuidados, como el
bebé, acompañados al inicio. Cuidados con delicadeza. Necesitan calor de
comunidad, necesitan calor de Madre Iglesia. Un proceso eclesial crece así. Por
eso, la actitud de respeto, de cuidar la atmósfera fraternal, el aire de intimidad
es importante. Y se trata de no ventilar todo, como viene, afuera. Pero no se
trata respecto a quienes debemos informar de un secreto más propio de las
logias que de la comunidad eclesial, pero sí de delicadeza y de prudencia en la
comunicación que haremos fuera. Y esta necesidad de comunicar fuera a tanta
gente que quiere saber, a tantos hermanos nuestros, periodistas, que tienen la
vocación de servir a que se sepa, y para ayudar a esto, están previstos los
servicios de prensa, los briefings, etc.
Pero, un proceso como el de un
sínodo se puede arruinar un poco si yo al salir de la sala digo lo que pienso,
digo la mía, y entonces se da esa característica que se vio en algunos sínodos:
del sínodo de adentro y del sínodo de afuera. El sínodo de adentro que sigue un
camino de Madre Iglesia, de cuidado de los procesos y el sínodo de afuera que,
por una información dada con ligereza, dada con imprudencia, mueve a los
informadores de oficio a equivocaciones.
Gracias por esto que ustedes
están haciendo, gracias por rezar unos por otros, y ánimo. Y, por favor, no
perdamos el sentido del humor.
2. DISCURSO
DE CLAUSURA DEL
PAPA FRANCISCO
EN EL
SÍNODO DE LA
AMAZONÍA
26 de octubre de
2019 - Redacción ACI Prensa.
El Papa Francisco pronunció, este sábado 26 de octubre, en el Aula
Sinodal del Vaticano, el discurso conclusivo del Sínodo de la Amazonía en el
que destacó las cuatro dimensiones desarrolladas por los padres sinodales:
la cultural, la ecológica, la social y la pastoral.
A continuación, el texto completo
del discurso del Papa Francisco:
Primero de todo quiero
agradecer a todos ustedes que han dado este testimonio de trabajo, de escucha,
de búsqueda, de buscar poner en práctica este espíritu sinodal que estamos
aprendiendo todavía a fijar y que todavía no atinamos a completarlo, pero
estamos en el buen camino, estamos en un buen camino, y estamos entendiendo
cada vez más qué es esto de caminar juntos, y estamos entendiendo qué significa
discernir, qué significa escuchar, qué significa incorporar la rica tradición
de la Iglesia a los momentos coyunturales.
Alguno piensa que la tradición
es un museo de cosas viejas. A mí me gusta repetir aquello que Gustav Mahler
decía: ‘La tradición es la salvaguarda del futuro y no la custodia de las
cenizas’. Es como la raíz de la cual viene la savia que hace crecer el árbol
para que dé frutos. Tomar eso y hacerlo andar adelante como concebían los
primeros padres lo que era la tradición. Recibir y caminar en un mismo sentido.
Con esa triple dimensión tan linda de Vicente de (…) ya en el siglo IX. Gracias
por todo esto.
Uno de los temas que se han
votado, que tuvieron mayoría, tres temas tuvieron mayoría para el próximo
sínodo, es el de la sinodalidad. Yo no sé si será elegido ese o no, todavía no
me he decidido, estoy reflexionando y pensando. Pero ciertamente puedo decir
que hemos caminado mucho y tenemos que caminar más en este camino de la
sinodalidad. Muchas gracias a ustedes por esta compañía.
En la Exhortación Postsinodal
que, no es obligatorio que el Papa lo haga, lo más probable…, no, perdón, lo
más fácil sería: ‘Bueno, acá está el documento, vean ustedes’. De todas
maneras, una palabra del Papa de lo que ha vivido en el Sínodo puede hacer
bien. Yo quisiera hacerla antes de fin de año de tal manera que no pase mucho
tiempo. Todo depende del tiempo que tenga para pensar.
Hablamos de cuatro dimensiones.
1.
La
dimensión cultural, la hemos trabajado.
Hablamos de
inculturación, de valoración de la cultura, eso con una fuerza muy grande, y yo
quedo contento con lo que se ha dicho al respecto, que está dentro de la
tradición de la Iglesia. La inculturación…, ya Puebla había abierto esa puerta,
por nombrar lo más cercano.
2.
Segundo, la dimensión ecológica,
… que
quiero acá rendir homenaje a uno de los pioneros de esta conciencia dentro de
la Iglesia, que es el Patriarca Bartolomeo de Constantinopla. Fue de los
primeros que abrieron camino para crear esta conciencia, y después de él tantos
lo han seguido y con esa inquietud y cada vez con aceleración de progresión
geométrica del equipo de París y siguiendo los demás encuentros, ahí nació la
Laudato si’ como una inspiración en la que trabajó tanta gente, trabajó tanta
gente: trabajaron teólogos, científicos, pastoralistas… Bueno, esta conciencia
ecológica que va adelante y que hoy nos denuncia un camino de explotación
compulsiva, de destrucción en la cual la Amazonia es uno de los puntos más
importantes de esto. Es un símbolo, yo diría, de dimensión ecológica en la que
se nos juega el futuro, ¿no es cierto?
En las
manifestaciones hechas por los jóvenes, ya sea en el movimiento de Greta o de
otros, los chicos salían con el cartel: ‘El futuro es nuestro’. Es decir, no
decía ‘ustedes por nuestro futuro’. Es nuestro. Ya la conciencia del peligro
ecológico que hay con eso, evidentemente no sólo en la Amazonía, el Congo es
otro punto, otros sectores… En mi patria está en el Chaco, en la zona del
Impenetrable, que es pequeña, pero también conocemos esto de alguna manera.
3.
Junto con la dimensión ecológica está la dimensión social de la cual hablamos,
… que ya no
es sólo que se explota salvajemente lo creado, la creación, sino las personas.
Y en la Amazonia aparecen todo tipo de injusticias, destrucciones de personas,
explotación de personas, a todo nivel, y destrucción de identidad cultural.
Me acuerdo
que llegando a Puerto Maldonado…, creo que lo dije esto, no me acuerdo…, en el
aeropuerto no más, un cartel donde la imagen de una chica muy linda, muy
bonita: ‘Defendete o cuidate de la trata’. Era la advertencia al turista que
llega. La trata escucha, la trata al más alto nivel de corrupción, de personas,
a todo nivel. Y esto junto con la destrucción de la identidad cultural, que es
otro de los fenómenos que ustedes han señalado muy bien en el documento. La
identidad cultural cómo se destruye.
4.
Y la cuarta dimensión, que es la que incluye
todas y yo diría que es la principal, es la pastoral, la dimensión pastoral.
El anuncio
del Evangelio urge, urge. Pero que sea entendido, que sea asimilado, que sea
comprendido por esas culturas. Y se habló de laicos, de sacerdotes, de diáconos
permanentes, de religiosos y religiosas tienen que apuntar a ese punto, y se
habló de lo que hacen y fortalecer eso.
Se habló de
nuevos ministerios inspirados en el ministerio (…) de Pablo VI, de creatividad
en esto. Creatividad en los nuevos ministerios y ver hasta dónde se puede
llegar. Se habló de seminarios indígenas y con mucha fuerza. Yo agradezco la
valentía que tuvo el Cardenal O’Malley para esto porque nos puso el dedo en la
llaga en algo que es una verdadera injusticia social que no se les permite, de
hecho, a los aborígenes el camino seminarístico y el camino del sacerdocio,
¿no? Creatividad en todo esto de los nuevos ministerios.
Asumo el
pedido de rellamar a la comisión, o quizás abrirla con nuevos miembros para
seguir estudiando cómo existía en la Iglesia primitiva el diaconado permanente.
Ustedes saben que llegaron a un acuerdo entre todos que no era claro. Yo
entregué eso a las religiosas, a la Unión General de Religiosas, que fue la que
me pidió hacer la investigación, se lo entregué y ahora cada uno de los teólogos
está con su línea buscando, investigando en eso. Yo voy a procurar rehacer esto
con la Congregación para la Doctrina de la Fe y asumir nuevas personas en esta
comisión y recojo el guante del ‘que seamos escuchadas’, recojo el guante.
Me
parecieron algunas cosas que hay que reformar. La iglesia siempre tiene que ir
reformándose. La formación sacerdotal en el país. Algunos países…, oír, decir…,
en un grupo se dijo, acá se dijo una vez, que yo haya escuchado, que se notaba
cierta falta de celo apostólico en el clero de la zona no amazónica respecto a
la amazónica.
Con el
Cardenal Filoni hemos tenido dificultades cuando una congregación religiosa
dijo de encontrar sacerdotes de ese país que tomen el Vicariato. ‘Claro, yo no
soy para eso’. Bueno, eso hay que reformarlo. La formación sacerdotal en el
país que es universal y que hay una responsabilidad de hacerse cargo de todos
los problemas de ese país geográfico, de esa Conferencia Episcopal. Pero
reformar eso que no existe la falta de celo.
Lo mismo
algunos, recuerdo dos, señalaron el tema que quizás no se vea la falta de celo
tan fuerte, perdón, haya falta de celo…, fuerte o no, en jóvenes religiosos,
como una cosa que hay que tener en cuenta. Los jóvenes religiosos tienen una
vocación muy grande y hay que formarlos en el celo apostólico para ir a las
fronteras.
Sería bueno
que en el plan de formación de los religiosos existiera una experiencia de un
año o más en regiones limítrofes. Lo mismo, y esto es una sugerencia que he
recibido por escrito, pero la digo, que en el servicio diplomático de la Santa
Sede, en el currículum del Servicio Diplomático, los jóvenes sacerdotes al
menos pasen un año en tierra de misión, pero no haciendo el tirocinio en
la nunciatura como se hace, y es muy útil, sino simplemente al servicio de un
Obispo en un lugar de misión.
Eso será
estudiado, pero también es una reforma… Y la redistribución del clero en el
mismo país. Se dijo, refiriéndose a una situación, que hay una cantidad grande
de sacerdotes de ese país en el primer mundo, léase Estados Unidos, Europa,
etcétera, y no hay para mandar a la zona amazónica de ese país. Eso habrá que
evaluarlo para estar de acuerdo los fidei donum interesados.
Es verdad
que, a veces, eso me pasó a mí siendo Obispo en otra diócesis, ‘te viene uno que
vos mandaste a estudiar y se enamoró del lugar, y quedó en el lugar con todo lo
que ofrece el primer mundo y no te quiere volver a la diócesis’. Y claro, uno
por salvar la vocación cede, pero en ese punto…, tener mucho cuidado y no
favorecer…
Agradezco
los verdaderos sacerdotes fidei donum que vienen a Europa de África, de Asia y
de América, pero los que son fidei donum, que devuelven aquel fidei donum que
hizo Europa para con ellos. Pero es un peligro los que vienen y se quedan. Voy
a decir una cosa muy triste, un Obispo de Italia que tiene tres de estos que se
quedaron y que no le van a celebrar una Misa a los pueblitos de la montaña si
antes no les llega la oferta. Esto es histórico de acá, de ahora. Entonces,
estemos alerta con eso y seamos valientes en hacer esas reformas de
redistribución del clero en el mismo país.
Un punto aparte
pastoral fue el de la mujer.
Evidentemente la mujer, lo que
se dice en el documento queda corto en lo que es la mujer…, en la transmisión
de la fe, en conservar la cultura… Quisiera solamente subrayar esto: que
todavía no nos hemos caído en la cuenta de lo que significa la mujer en la
Iglesia. Y por ahí nos quedamos solamente en la parte funcional, que es
importante, que tienen que estar en los consejos, todo lo que se dijo, eso sí.
Pero el papel de la mujer en la Iglesia va mucho más allá de la funcionalidad,
y eso es lo que hay que seguir trabajando.
Después se habló
de reorganizaciones.
Se hace al final del
documento, y vi que, a algunos, por los votos, no les parecía, organismos de
servicio siguiendo la REPAM. Hacer una especie…, no sé, que la REPAM tenga más
consistencia, una especia de cara amazónica…, no sé, de progresar en la organización,
progresar en las semi conferencias episcopales. O sea, hay Conferencia
Episcopal del país, pero también hay una semi Conferencia Episcopal parcial de
una zona. Eso se hace en todos lados. Acá en Italia está la Conferencia
Episcopal Lombarda. Hay países que tiene Conferencias Episcopales sectoriales.
Por qué no los países que tienen Amazonia, hacer pequeñas Conferencias
Episcopales Amazónicas que pertenecen a la general, pero trabajan su trabajo.
Ir organizando esa estructura tipo REPAM, tipo CELAM Amazónico. Ir abriendo.
Se habló de una
reforma ritual, abrirse a los ritos,
… eso está dentro de las
competencias de la Congregación para el Culto Divino y puede hacerlo siguiendo
los criterios y eso sé que lo pueden hacer muy bien y hacer las propuestas necesarias
que la inculturación pide, pero siempre jueguen al desborde, siempre más allá,
¿no es cierto? No sólo organización ritual, organización de otro tipo, no sé,
lo que vaya inspirando el Señor.
De las 23 Iglesias con rito
propio, que se mencionaron en el documento, que fueron saliendo al menos en el
pre documento, creo que al menos 18 sino 19 son además Iglesias sui iuris, que
empezaron de chiquito, ir armando tradiciones hasta donde el Señor nos lleve,
no tenerles miedo a las organizaciones que custodian una vida especial, siempre
con ayuda de la Santa Madre Iglesia, madre de todos, que nos va guiando en este
camino para no separarnos. No les tengan miedo.
Respecto a la
organización de la Curia Romana,
… una contribución, me parece
que hay que hacerlo, y yo hablaré ya cómo hacerlo con el Cardenal Turkson,
habría una sección amazónica dentro del Dicasterio de la Promoción del
Desarrollo Humano Integral, de tal manera que, como no tienen trabajo, les voy
a…
Quiero, además de agradecerles
a ustedes, que ya lo hice, agradecer a todos los que trabajaron fuera, sobre
todo de esta sala. Bueno, a los secretarios que han ayudado a que…, a la
secretaría escondida, a los medios, a los equipos de difusión, a los que
prepararon los encuentros y las comunicaciones… A los grandes escondidos que
hacen posible que una cosa vaya adelante.
La famosa reggia que
nos ha ayudado tanto. A ellos un agradecimiento también. Incluyo a la
presidencia de la Secretaría General en agradecimiento con todo.
Y un agradecimiento a los medios
de comunicación, que yo pensé que iban a estar acá para escuchar la votación,
como es pública la votación…, por lo que han hecho. Gracias por este asunto,
por este favor que nos hacen al difundir al Sínodo.
Yo les pediría un favor, que en la difusión que hagan del
documento final se detengan sobre todo en los diagnósticos, que es la parte
pesada, que es la parte realmente donde el Sínodo se expresó mejor. El
diagnóstico cultural, el diagnóstico social, el diagnóstico pastoral y el
diagnóstico ecológico. Porque la
sociedad tiene que hacerse cargo de esto.
El peligro puede ser que se
entretengan, quizás, es un peligro, no digo que lo hagan, pero la sociedad lo
pide a veces en…, a ver qué decidieron en esta cuestión disciplinar, qué
decidieron en otra, ganó este partido, perdió este. En pequeñas cosas
disciplinares, que tienen su trascendencia pero que no harían el bien que tiene
que hacer este Sínodo: que la sociedad se haga cargo del diagnóstico que nosotros hemos realizado en las 4
dimensiones.
Yo les pediría a los medios
que lo hagan. Siempre hay un grupo de cristianos
elite que le gusta meterse como si fuera universal en este tipo de
diagnóstico, pero pequeñitos, o en este tipo de resoluciones más disciplinares
intereclesiásticas, no digo intereclesiales, intereclesiásticas, y hacer que el
mundo ganó tal sección, ganó tal otra. No, ganamos todos con los diagnósticos
que hicimos y hasta donde llegamos en las cuestiones pastorales e
interclesiásticas, pero que no se encierren en eso.
Pensando hoy en estas élites
católicas y cristianas a veces, pero sobre todo católicos que quieren ir a la cosita y se olvidan de lo grande,
me acordé de una frase de Péguy y la fui a buscar, trato de traducirla bien,
creo que nos puede ayudar cuando describe estos grupos que quieren la cosita y
se olvidan de la cosa: ‘Porque no tienen
el coraje de estar con el mundo, ellos se creen de estar con Dios. Porque no
tienen el coraje de comprometerse en las opciones del hombre, en las opciones
de vida del hombre, se creen de luchar por Dios. Porque no aman con ninguno, se
creen de amar a Dios’.
A mí me iluminó mucho. No caer
prisioneros de estos grupos selectivos que del Sínodo van a querer ver qué se
decidió sobre este punto intereclesiástico y sobre este otro y van a negar el
cuerpo del Sínodo que son los diagnósticos que hemos hecho en las cuatro
dimensiones.
Gracias de corazón, perdónenme la petulancia y recen por
mí.
3.
EL PAPA : “ EN
LA CONCIENCIA ECOLÓGICA
SE NOS JUEGA
EL FUTURO ”
Comentario : Griselda
Mutual. Ciudad del
Vaticano.
El
Papa Francisco cerró los trabajos en el Aula del Sínodo en la tarde de este 26
de octubre. Y anunció que quisiera publicar la exhortación postsinodal “antes
de fin de año”. Un repaso por los puntos
abordados en el documento conclusivo del Sínodo realizó el Papa Francisco
en la conclusión de los trabajos durante la 16ª Congregación General, la última
antes de que oyera el rezo del Te Deum sellando las semanas de reflexión y
discernimiento de los padres sinodales y de los auditores en el Aula: el Sumo
Pontífice agradeció ante todo a los participantes en el Sínodo, que “han dado
testimonio de trabajo, de escucha, de búsqueda” en un espíritu sinodal que aún
se está aprendiendo, dijo, a “fijar”.
“El
Sínodo para la Amazonía podemos decir que tiene cuatro dimensiones: la dimensión pastoral, la dimensión cultural,
la dimensión social y la dimensión ecológica”, había dicho Francisco
dando inicio a los trabajos en el Aula del Sínodo el pasado 7 de octubre. Hoy,
en la conclusión, sobre las mismas cuatro dimensiones posó su reflexión sobre
el documento sinodal, presentado y votado en Aula.
1.
LA
INCULTURACIÓN ESTÁ DENTRO DE LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA
En la dimensión cultural, se habló de la inculturación
“de valoración de la cultura” dijo el Papa, “con una fuerza muy grande”: “quedo
contento con lo que se ha dicho al respecto, que está dentro de la tradición de
la Iglesia”.
2.
EN LA
CONCIENCIA DE LA DIMENSIÓN ECOLÓGICA SE NOS JUEGA EL FUTURO
Recordando que el Patriarca Bartolomé fue uno de los
pioneros en generar conciencia de la dimensión ecológica, y recordando la
trayectoria de la misma, el Pontífice subrayó que “esta conciencia ecológica,
hoy nos denuncia un camino de explotación compulsiva, de destrucción”
del cual la Amazonía “es un símbolo”. En esta dimensión, afirmó, “se nos juega
el futuro”.
3.
LA TRATA
“ESCUCHA”
Junto a la dimensión ecológica está la dimensión
social, prosiguió, “que ya no es sólo lo que se explota salvajemente,
lo creado, la creación”, sino “las personas”: “En Amazonia aparece
todo tipo de injusticias, destrucciones de personas, explotación de personas a
todo nivel, y destrucción de la identidad cultural”, constató, y recordó un
cartel visto durante su visita a Puerto Maldonado, que advertía sobre la trata
de personas: “La trata escucha, ¿no? La trata al más alto nivel de corrupción,
pero de personas a todo nivel”.
4.
EL
EVANGELIO DEBE SER ASIMILADO Y COMPRENDIDO
Es urgente que sea anunciado y asimilado el anuncio
del Evangelio, exhortó Francisco, subrayando sin embargo que el mismo debe ser
“asimilado y comprendido por esas culturas”. De ahí la
necesidad de “fortalecer” el trabajo que realizan los laicos, sacerdotes y
diáconos permanentes, religiosos y religiosas.
5.
INJUSTICIA
SOCIAL QUE NO SE PERMITA A ABORÍGENES EL CAMINO SEMINARÍSTICO
“Se habló de nuevos ministerios, inspirados en la Ministeria
quaedam de Pablo VI, de creatividad en esto" expresó el Papa pidiendo
"creatividad en los nuevos ministerios", y ver "hasta dónde se
puede llegar”. Francisco agradeció también “la valentía del cardenal O’Malley”
al hablar de los seminarios indígenas: “Es una verdadera injusticia social, que
no se le permite de hecho a los aborígenes el camino seminarístico y el camino
del sacerdocio”.
6.
LA COMISIÓN
DE ESTUDIO SOBRE EL DIACONADO FEMENINO: TAL VEZ NUEVOS MIEMBROS
Desglosando algunos de los puntos de documento, el
Papa Francisco también asumió el pedido de volver a convocar a la comisión para
estudiar el diaconado femenino en la Iglesia, indicando la posibilidad de
volver a abrirlo “quizá con nuevos miembros”, y señaló su empeño en rehacer
esto “con la Congregación para la Doctrina de la Fe”.
7.
LA IGLESIA
SIEMPRE DEBE IR REFORMÁNDOSE
Porque “la tradición es la salvaguarda del futuro y
no la custodia de las cenizas”, el Pontífice aseguró que la Iglesia
“siempre tiene que ir reformándose”, y abordó algunas cuestiones al respecto,
como el tema de la formación sacerdotal,
sobre el cual recordó haber oído que se nota en algunos países “cierta falta de
celo apostólico en el clero de la zona no amazónica respecto a la zona
amazónica”. “Los jóvenes religiosos tienen una vocación muy grande -corroboró-
y hay que formarlos en el celo apostólico para ir a las fronteras”.
8.
CANDIDATOS
AL SACERDOCIO Y NUNCIOS, AL MENOS UN AÑO EN TIERRA DE FRONTERAS
De ahí que sugiriera que en el plan de formación de
los religiosos existiera “una experiencia de un año o más en regiones
limítrofes” “al servicio de un obispo en un lugar de misión”. Misma sugerencia
para el servicio diplomático de la Santa Sede, presentada por escrito al Papa y
sugerida por él mismo en su discurso de clausura. Además, entre las reformas,
se refirió a la “redistribución del clero en el mismo país”: sucede que hay
muchos sacerdotes en los países del primer mundo, y “no hay para mandar a la zona
amazónica”: “Los fidei donum interesados”, lamentó. “Te viene uno que
vos lo mandaste a estudiar y se enamoró del lugar y quedó en el lugar y con
todo lo que ofrece el primer mundo y no te quiere volver a la diócesis. Y
claro, uno por salvar la vocación, cede”. Pero en ese punto -advirtió
Francisco- : "tener mucho cuidado y no favorecer”. “Seamos valientes en
hacer esas reformas de redifusión del clero en el mismo
país”.
9.
EL PAPEL
DE LA MUJER EN LA IGLESIA “VA MUCHO MÁS ALLÁ”
Según Francisco lo que se dice en el documento sobre
la pastoral de la mujer “queda corto”, pues, “todavía” no se
ha “caído en la cuenta” de lo que significa la mujer en la Iglesia: “Nos
quedamos solamente en la parte funcional”, observó, “pero el papel de la mujer
en la Iglesia va mucho más allá de la funcionalidad. Y eso es lo que hay que
seguir trabajando. Mucho más allá”.
10.
ORGANISMOS
ECLESIALES REGIONALES: ABRIR ESPACIOS
Sobre el tema de la creación de un organismo eclesial
de servicio en la región amazónica, el Papa alentó a “progresar”: una de sus
sugerencias fue “que la REPAM tenga más consistencia” o “hacer conferencias
episcopales sectoriales”, como de hecho ya hay en otros lugares. En
definitiva, alentó a ir “abriendo” a otras realidades.
11.
OTROS
RITOS: LA SANTA MADRE IGLESIA NOS GUÍA, NO TENER MIEDO
Acerca del propuesto “rito amazónico” el Pontífice
señaló que es competencia de la Congregación para el Culto Divino, a quienes
animó a ir “siempre más allá”. Recordó además que de las 23 iglesias con rito propio
que se mencionaron en el documento, “al menos 18 sino 19 son iglesias sui
iuris y empezaron de chiquito”, “armando tradiciones”: no tenerle miedo
–animó- a las organizaciones que custodian una vida especial”. Siempre con la
ayuda de la Santa Madre Iglesia, madre de todos, que nos va guiando en este
camino para no separarnos. No le tengan miedo".
Y siguiendo con la organización de la curia romana
afirmó que según él -de acuerdo con el documento - "hay que abrir una
sección amazónica" dentro del Dicasterio para la Promoción Humana
Integral.
12.
A LOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN: NADIE HA PERDIDO, TODOS HEMOS GANADO
Manifestando su gratitud a todos los que trabajaron
fuera del sínodo, se dirigió en particular a los medios de comunicación, a
quienes les pidió el favor de que en la difusión del documento final, se
detengan en “los diagnósticos”: Diagnóstico cultural, diagnóstico
social, el diagnóstico pastoral y el diagnóstico ecológico.
13.
NO SE
ENCIERREN EN CUESTIONES INTRAECLESIÁSTICAS: DIFUNDAN LOS DIAGNÓSTICOS
Esto porque, dijo el Papa “la sociedad tiene que
hacerse cargo de esto”. No quedarse en las pequeñas “cuestiones disciplinares”,
pidió, sino transmitir el documento de modo que “la sociedad se haga cargo del
diagnóstico que nosotros hemos realizado”. “No se encierren”, insistió, “en
cuestiones intraeclesiásticas”, yendo “a la cosita” y olvidándose de la “cosa”.
A propósito de esto, el Romano Pontífice tradujo para los presentes una frase
del filósofo Charles Péguy: “’Porque no tienen el coraje de estar con el
mundo, ellos se creen de estar con Dios. Porque no tienen el coraje de
comprometerse en las opciones de vida del hombre, se creen de luchar por Dios.
Porque no aman a ninguno, se creen de amar a Dios’. A mí me iluminó mucho, no caer prisioneros de estos grupos selectivos que
del sínodo van a querer ver qué se decidió sobre este punto intraeclesiástico o
sobre este otro, y van a negar el cuerpo del sínodo que son los diagnósticos
que hemos hecho en las cuatro dimensiones.”
“Gracias
de corazón, perdónenme la petulancia y recen por mí, por favor. Gracias”,
concluyó.
Nota Pedro
Pierre. En el discurso del papa, el último párrafo (= punto
13) se refiere a los “cristianos de
élite” a quienes dedica la frase de Charles Péguy.
4. DOS
ARTÍCULOS DE FREI
BETTO SOBRE EL SÍNODO.
1. La Amazonia, el rostro
ecológico de Dios
2.
El Sínodo de la Amazonía: un balance
Artículo 1 :
LA AMAZONIA, EL
ROSTRO ECOLÓGICO DE
DIOS, Frei Betto
El Sínodo de
la Amazonia, convocado por el papa Francisco para octubre, tendrá lugar en
Roma, una decisión equivocada del Vaticano, porque fue convocado inicialmente
para celebrarse en el corazón de la selva. Allí se debatirá de más asuntos que
de la presencia de la Iglesia Católica en esa región interconectada y cada vez más violenta y desigual.
El bioma amazónico abarca nueve países y
ocupa más de 7 mil millones de kilómetros cuadrados habitados por 34 millones
de personas, de las cuales 3 millones son indígenas que hablan 340 idiomas
diferentes. Allí, cada metro cuadrado tiene más diversidad que cualquier otro lugar
del planeta. El bioma posee tres tipos de ríos: los de
superficie; el subterráneo, conocido como “alter do chao”; y los “ríos
voladores”, así llamados porque acumulan vapor en la atmósfera y lo distribuyen
en forma de lluvia por toda la América del Sur.
La Amazonia
tiene una gran relevancia en el ciclo del carbono, ya que lo absorben sus miles
de millones de árboles e impiden su liberación en la atmósfera en forma de gas.
Reduce así el calentamiento de la Tierra.
Las cuatro dádivas de la región son: pueblos
que saben vivir de la selva y en la selva sin amenazarla, el ciclo de las aguas
y del carbono, la biodiversidad y la regulación del clima.
Según el
papa Francisco, “los pueblos amazónicos originarios nunca han estado tan amenazados en sus territorios como
en la actualidad”. Con su sabiduría ancestral, ellos nos enseñan a
relacionarnos con la naturaleza, los demás seres humanos y Dios. No obstante,
ahora son víctimas de asesinatos, expulsiones de sus tierras, la actividad de
los acaparadores de tierra y las mineras, la deforestación y la prohibición de
reunirse y organizarse.
La Iglesia
está consciente de que si ahora defiende
la causa indígena, que tiene tantos mártires, por otro lado aún no se ha
liberado de la influencia del proyecto colonizador que imperó en el pasado. El
Sínodo busca justamente implantar una Iglesia poscolonial y solidaria, con
rostro amazónico e indígena. Para la Iglesia, la región es mucho más que un
lugar geográfico; es también un lugar teológico, en el que se transparenta la
faz del Dios creador.
No hay modo
de mantener la floresta en pie sin la
sabiduría de los pueblos que la habitan. El “capitalismo verde” no sirve,
porque se rige por las leyes del mercado y busca patentar principios y
esencias, privatizar el agua y promover la piratería de los saberes populares.
Los pueblos
indígenas conservan una sintonía
holística con el Cosmos. Sus sentidos aguzados mantienen un diálogo
permanente con la naturaleza. Conocen cada ruido, predicen la llegada de la
lluvia o la seca, identifican los recursos medicinales de las plantas. El indio
no es un individuo en la naturaleza. Su cuerpo, el territorio que habita y la
naturaleza forman una unidad.
Los
indígenas respiran una cultura que se
traduce, de hecho, en una espiritualidad de la reciprocidad. Con ritos y
fiestas, celebran la exuberancia de la naturaleza y exorcizan los espíritus
malignos. Sin recurrir a la escritura, transmiten de generación en generación
la cultura del cuidado de la floresta y del respeto a todos los seres vivos. Para
ellos, la tierra no es un bien económico, sino un don gratuito de Dios en
el que descansan sus antepasados, y un espacio sagrado con el que interactúan
para preservar su identidad y sus valores.
Pero se ven
sometidos a serias amenazas debido a una concepción equivocada del desarrollo y
la riqueza, que les codicia las tierras para implantar proyectos extractivos y
agropecuarios, indiferente a la degradación de la naturaleza y a la destrucción
de sus culturas. En la Amazonia se manifiestan cinco grandes síntomas de la crisis planetaria:
1. el cambio climático; 2. el envenenamiento del agua; 3. la pérdida de la
biodiversidad; 4. la degradación de la calidad de la vida humana y de la
naturaleza; 5. los conflictos sociales marcados por la violencia y los
asesinatos.
La
convocatoria del Sínodo Panamazónico por el papa Francisco es una buena nueva para toda la humanidad.
Frei Betto es autor, entre otros libros, de “A obra do artista - Uma
visão holística do Universo” (José Olympio).
Traducción de Esther Perez
Artículo : EL SÍNODO
DE LA AMAZONIA :
UN BALANCE, Frei
Betto.
Mañana termina el sínodo
convocado por el papa Francisco para debatir sobre la presencia de la Iglesia
Católica en la Amazonia. Además de los obispos, se convocó a teólogos, líderes
indígenas y asesores de movimientos pastorales y sociales.
En el discurso de apertura del
evento (6 de octubre), el papa señaló su rumbo: “Dios nos guarde de la ambición
de los nuevos colonialismos. El
fuego atizado por intereses que destruyen, como el que devastó recientemente la
Amazonia, no es el del Evangelio. El fuego de Dios se alimenta con el
compartir, no con el lucro”.
El Documento de trabajo
preparatorio despertó polémicas dentro y fuera de la Iglesia por su avanzado contenido. Como los pueblos
indígenas no aceptan la soltería en los adultos, se pensó en la posibilidad de
ordenar sacerdotes indígenas casados, lo que provocó una fuerte reacción de los
sectores conservadores. La propuesta no logró la aprobación del Sínodo, aunque
se reforzó el protagonismo indígena en la actividad evangelizadora.
Bolsonaro temía que el Sínodo desacreditara mundialmente su
gobierno, al denunciar las políticas antindigenistas y antiambientalistas
adoptadas por el Planalto. Llegó a movilizar a la Agencia Brasileña de
Inteligencia para intentar neutralizar la línea vaticana. Pero no fue necesario
que el Sínodo denunciara cómo trata el Planalto los temas amazónicos. Los
recientes incendios y los múltiples discursos de nuestras autoridades sobre la
cuestión indígena, incluidas las ofensas al cacique Raoni, fueron suficientes
para que la opinión pública mundial se percatara de la desatención del
gobierno.
El papa Francisco no
sorprendió a ninguno de los nueve gobiernos amazónicos. Su única encíclica,
Laudato Si(Loado Sea - Sobre el cuidado de la casa común), divulgada en mayo de
2015, que trata sobre la cuestión socioambiental, es de tal contundencia que llevó
a Edgar Morin a admitir que no hay, en la historia de la ecología, un documento más osado que ese, porque
todos se enfocan en los efectos de la devastación socioambiental, pero
Francisco va más allá, a la denuncia de sus causas.
Las semillas plantadas por el
Sínodo demorarán en dar frutos, como ocurrió con el Concilio Vaticano II. Pero
lo harán. Al dar voz en el Vaticano a indígenas, pescadores, extractores de
caucho y otros representantes del pueblo amazónico, Francisco estableció un precedente que, sin dudas, incomodó
a los conservadores, pero que acercó aún más a la Iglesia a sus raíces
evangélicas.
El documento final del Sínodo
fue revisado por la Curia Romana,
cuya tendencia era ignorar el contenido formulado por los participantes
reunidos en 12 grupos sinodales e imponer sus propias ideas. Presentado a la
asamblea sinodal el martes 22 de octubre, esta reaccionó con descontento ante
un texto que le pareció abstracto, lo que condujo a la suspensión de las
sesiones del miércoles y el jueves para incorporarle las contribuciones de los
participantes. La primera versión ignoraba el carácter holístico de la realidad amazónica, en la que todo y todos
están interconectados, como expresa Francisco en su encíclica, así como el
ministerio pastoral de las mujeres y la presencia de la Iglesia en la defensa
de los pueblos y el bioma amazónicos.
Pero los 185 delegados
oficiales del Sínodo, casi todos obispos, fueron unánimes en cuanto a la devastación ecológica de la Amazonia
causada por las empresas extractivistas (petróleo, minería y madera), los
ganaderos, el monocultivo y las hidroeléctricas.
Los participantes les
propusieron a todas las naciones un
estilo de vida sustentable, de respeto a la Madre Tierra, siguiendo el
ejemplo de los pueblos indígenas. “Es indispensable la conversión ecológica a
una vida
sobria. Eso implica cambios de mentalidad, estilo de vida, modos de
producción, prácticas de acumulación, de consumo y de desperdicio”, propuso el
grupo sinodal integrado por los hablantes de portugués. Los hispanoparlantes
añadieron que esa conversión debe conducir a la Iglesia a “asumir su papel profético y denunciar la
violación de los derechos humanos de las comunidades indígenas y la destrucción
del territorio amazónico”.
Ahora, las deliberaciones del
Sínodo pautan la acción de la Iglesia Católica, no solo en la Amazonia, sino en
todo el mundo.
5. LA CIVILIZACIÓN
DE LOS BÁRBAROS, Francisco
José Bosch.
Amerindia, 24 de
Octubre de 2019.
Nuevos caminos desde la Amazonia para todo
el kosmos.
Un lema: “civilización y barbarie” sirvió para
dividir, para aniquilar y llegó al culmen, hacia fines de los años 80, a
aniquilar la mayoría de los pueblos originarios, porque eran “barbarie” y la
“civilización” venía de otro lado (Francisco a la 1ª Congregación General de la
Asamblea del Sínodo Panamazónico).
El sistema mundo necesita
dar un giro drástico, necesita una conversión en su modo de vida: una vuelta
radical, un volver a la raíz, a los ritmos de la vida y la sabiduría de los
pueblos. La Iglesia, conducida por el Papa Francisco, quiere ser una enorme
caja de resonancia para que estos ‘nuevos caminos’ que se deben andar, sean
desde la voz de ‘los condenados de la
tierra’.
Para hacer este cambio de
paradigma, que no sea un remiendo pragmático (ni dentro de la Iglesia, ni fuera
de ella), me parece intuir que estamos frente a un nuevo movimiento de época: unir
grito de las mujeres, los pobres y la tierra desde una conversión a la cultura
popular, al cultus que cría cada comunidad en su territorio para
cuidar las religaciones fundamentales que sostienen la vida.
PARTIR DE LA RISA A LOS ‘EMPLUMADOS’
‘Se acordó de los
emplumados y aquí estamos como pueblos indígenas’, desde el Sinodo, Gregorio
Díaz Mirabal, coordinador de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca
Amazónica (COICA).
Los emplumados encaminan las carabelas en sentido opuesto. Cargan
allí sus redes, sus colores, sus sabores, sus relatos, sus fiestas. Llevan en
su piel los gritos de sus hermanxs y de su tierra bendita. Al otro lado del
charco los espera uno de los responsables de orquestar la invasión hace cinco
siglos.
Son recibidos entre sonrisas,
como hermanos, como protagonistas de un camino compartido. Pero, como era de
esperarse, algunos miran escondidos detrás de las grandes columnas del templo y
murmuran. Osan reírse de los emplumados, burlarse de su vuelta al viejo
mundo.
El agua se parte en dos, de un lado quedan los reglamentos, los
ritos, la disciplina de los que no dudan hace siglos. Ellos también tienen sus
risas socarronas, ese humor que genera víctimas. Al otro lado del agua, una
canoa cargada en hombros que viaja por la plaza San Pedro, un Obispo de Roma
compañero, unas cuantas mujeres que no bajan la mirada nunca más, unos cuantos
indios que no se callan nunca más.
LA CONVERSIÓN DESDE LOS ‘DESALMADOS’
Los países desarrollados se han enriquecido en gran medida gracias
al colonialismo. Ignoran esto, y esperan continuar con su vida
cómoda. La pregunta es: ¿cómo llevar la
conversión a los antiguos colonizadores?
(Circulo menor Inglés-francés, 18 de octubre de 2019, Sínodo
Panamazónico).
El Siglo XVI tuvo un sínodo
parecido al actual, pero en Valladolid. Allí juristas y teólogos
discutieron sobre ‘La nueva España’ y ‘los naturales’. Los indios de América
eran objeto de debate, de mentes ilustradas y europeas, que querían definir con
mayor o menor humanismo, su destino. La controversia central entre las posturas
de Gines de Sepulveda y Bartolome de las Casas enfrentaba una superioridad
natural de los almados, sobre la inferioridad de los desalmados.
Paradójicamente los racionales almados eran lo que estaban en un proceso de exterminio de los
desalmados.
Quinientos años después,
los desalmados son sujetos de la nueva controversia de época: ¿Cuáles son
los vínculos fundamentales para sostener la vida en el planeta? Los maestros de
esta nueva disputa son los pueblos indios de Nuestra América, que nombran ‘Buen vivir’ al Proyecto de Reino
de Dios de nuestro hermano de Jesús.
El dios del mercado, del
extractivismo y las fronteras tiene un rostro concreto en el norte del mundo.
Los civilizados le han puesto nombre a su liderazgo, quieren salvar su modo de vida, sus privilegios,
y un tal Donald es su conducción. El Dios de la vida, de los pueblos
originarios y del encuentro también tiene un liderazgo en este tiempo de crisis
sistémica: el papa Francisco.
NUEVOS CAMINOS SON NUEVOS MÉTODOS
‘La escucha no es nada
fácil’ (Instumentum Laboris 3).
América Latina tiene una
intuición fundamental para compartir al mundo. El Papa Francisco parece
decidido a gastar las fuerzas de su vejez en ese despertar: la voz de lxs de abajo va a salvar el
mundo. Hay que volver a escuchar por vocación creyente, por necesidad de
supervivencia, por exigencia histórica.
Una enorme escuela de
escuchadores nos precede: un carpintero frente a una mujer Cananea
desesperada, un loco del espíritu que desde Asís dijo que "Debemos
evangelizar en todo momento, y si es necesario, con palabras", un
brasilero que redescubrió la dinámica reciproca del universo en los procesos
educativos, un salvadoreño que escuchó para ser abogado de los pobres, y tantos
escuchadores de comunidad que hoy viven en NuestrAmérica.
Una estampa del sínodo en Roma,
quizás nos ayude a pensar este método dialógico: una canoa y una red, en
medio de un pueblo, diverso en pieles y saberes.
-
Contemplar la poesía de los pueblos:
admirar la voz soberana y creadora de cada comunidad, ser escuchadores de la fe
que se experimenta abajo (mandato del Dt 6,4 y confirmación del apóstol Rom
10,17).
-
Pesca hermenéutica en la fuente:
encontrar dentro de las dinámicas logomíticas de los pueblos las herramientas
de interpretación que ellos mismos tienen. La red es esa herramienta compleja y
artesanal que nos recuerda que todo está vinculado. Allí tensionar
esa mirada con las palabras que dan vida desde la fuente, de la Tradición
(mayúscula).
-
Cultivar pescadores: realizar un
compromiso comunitario desde los gritos, buscar caminos colectivos para
religarse con la vida. Cuidar la tierra, cultivar el tejido social, en cada
territorio.
Se trata, en definitiva, de la conversión del centro a la periferia,
de los de arriba a los de abajo
desde una nueva síntesis de las narraciones profético-sapienciales de nuestros
pueblos, en dialogo con la Tradición.
-
Quizás, de esta forma, la iglesia sea compañera
del Espíritu para cambiar el mundo desde abajo.
-
Quizás así, las asambleas eclesiales en cada
territorio, ayuden a que ‘el consuelo liberador del evangelio’ sea una realidad
en medio nuestro: rostro asambleario de un Dios-comunidad.
-
Quizás ya no tengamos un Arca de Noé para salvar
a algunos, pero sí nos quede una canoa donde caben todos los saberes y
vínculos primordiales.
-
Quizás el papa del fin del mundo, sea también el
papa del fin de este mundo.
Francisco
Bosch, Sistematizador de teologías narrativas en NuestrAmérica
(Amerindia y Cebs)
Foto: Gilherme Carvalli
6. INCULTURACIÓN E
INTERCULTURALIDAD en el
Sínodo Panamazónico,
Juan Manuel Hurtado
López
Amerindia - 27 de Junio de 2019.
Al leer el Instrumentum
Laboris (Documento de trabajo) para el Sínodo Panamazónico, son muchas las
cuestiones que merecen nuestra reflexión teológica y eclesiológica. De esto se
trata, de encontrar nuevos caminos
para una ecología integral, para una evangelización inculturada, para un nuevo
rostro de Iglesia, sobre todo en los pueblos originarios de la Amazonía, pero
con repercusiones para todos los pueblos y para la Iglesia universal.
La propuesta es tal, que se
espera con audacia salga algo nuevo. Se espera un auténtico kairós que
despierte muchas sinergias que puedan traer mucho fruto para toda la Iglesia y
la creación. Por lo pronto, el Espíritu ya está actuando.
El Instrumentum laboris
del Sínodo panamazónico habla de
inculturación y de interculturalidad. Esto lo hace en su Tercera Parte:
“Desafíos y esperanzas”, capítulos 1 y 2, Nos. 107, 108, 120 a 122. Sólo estas
dos tareas plantean un panorama amplísimo de reflexión y profundización
teológica y eclesiológica. Por don de Dios esta tarea ya se inició desde el s.
I con los mismos apóstoles al tratar de llevar el mensaje a los pueblos de
cultura griega y luego mediterránea, más de lengua latina.
Bellamente lo expresa el
Documento al decir: “En los distintos pueblos, que experimentan el don de
Dios según su propia cultura, la Iglesia expresa su genuina catolicidad y
muestra «la belleza de este rostro pluriforme”. Esta tarea ha continuado y
se ha encontrado con la pluralidad del don de Dios, según que cada pueblo lo
puede expresar. En el No. 120 afirma el Documento: “El Espíritu creador que llena el universo (cf. Sab 1,7)
es el que durante siglos ha alimentado
la espiritualidad de estos pueblos aún antes del anuncio del Evangelio y el
que les mueve a aceptarlo desde sus propias culturas y tradiciones. Dicho
anuncio ha de tener en cuenta las “semillas del Verbo” [56] presentes en ellas.
También reconoce que en muchos de ellos la semilla ya ha crecido y dado
frutos”.
Esta misión de la Iglesia de
inculturar el Evangelio y de relación intercultural con todos los pueblos,
exige dos condiciones previas e
ineludibles:
-
que se respete la totalidad de las culturas
de los pueblos originarios: sus mitos, sus ritos, sus lugares sagrados, su
lenguaje, sus valores ancestrales, sus tradiciones, su espiritualidad; y
-
que se respete la totalidad del Evangelio de
Jesús: no recortarlo, no ampliarlo, no suavizarlo, no callarlo.
Respetarlo en su forma íntegra según lo consignan las cuatro narraciones
evangélicas que nos presentan la vida de Jesús, su predicación, pasión, muerte
y Resurrección y el Envío del Espíritu Santo.
Sólo entonces puede empezar un
fructífero y profundo diálogo de discernimiento entre el Evangelio y las
culturas de los pueblos, sólo entonces puede inculturarse el Evangelio y
vestirse del rico ropaje del genio cultural de cada pueblo. Ahí y sólo entonces
irán brotando ministerios eclesiales autóctonos acordes con la cultura
milenaria de los pueblos que logren expresar el corazón de los distintos
pueblos y el contenido del Evangelio. El encuentro es lo que crea los nuevos
ministerios. Esta profunda misión irá
dando otro rostro a la Iglesia, como esperamos que acontezca en la Amazonía y
en otras partes.
A su vez, el Evangelio saldrá enriquecido, profundizado. Las culturas de los
pueblos nos ayudan a entender con más profundidad lo que ya está dicho en el
Evangelio, pero que el Verbo de Dios ya había sembrado desde el inicio como
“Semillas de la Palabra”. Así, el Espíritu nos irá conduciendo hacia la verdad
plena (Jn 16, 13). Cuando este diálogo, entre culturas de los pueblos y
Evangelio, acontezca, veremos cosas nuevas, fruto de la acción del Espíritu
y de la misión de la Iglesia.
Tenemos mucha esperanza en que
el Sínodo Panamazónico sea un verdadero kairós para toda la Iglesia.
7. ¿ PROFECÍA
O HEREJÍA ?
LOS ECOS
DEL SÍNODO DE
LA AMAZONÍA.
… Y la Madre Tierra se hizo Evangelio. Y habitó
entre nosotros.
"Más que ser
ordenadas, queremos participar en el proceso, y no ser excluidas en la
toma de decisiones. Y eso no debe ser así. Tenemos que participar de todo.
Porque el día en que nosotras nos pongamos en huelga, vamos a ver cómo será la
Iglesia sin las mujeres"
Las
imágenes robadas y tiradas al río, recuperadas, presidieron el encuentro,
organizado en los jesuitas de Serrano y convocado por PPC, Entreculturas y el
Banco Sabadell
-
Berzosa: “Yo mujer, en esta estructura de Iglesia, no me gustaría
ser ordenada. En otra estructura, puede ser que sí"
-
María Luisa Berzosa, el cardenal Porras, Arizete Miranda y Fernando
López, sj., protagonistas del debate
-
Arizete: "Celebramos, presidimos, y a Dios no le hacemos ningún
mal. El día en que nos pongamos en huelga, vamos a ver cómo será la Iglesia sin
las mujeres"
-
Porras: "Hay que avanzar para que las mujeres no sólo hablen, sino
que tengan voto"
-
Fernando López: Este es un tiempo de profecía, de anuncio y de denuncia.
Es necesario un proyecto común que defienda la vida de los pobres"
Unas
figuras. La Madre Tierra. La vida. Las mismas que fueron robadas y arrojadas al
Tíber por los enemigos del Espíritu. Las mismas que fueron recuperadas, y asistieron al fin del histórico Sínodo de la
Amazonía. Esas imágenes de la Pachamama presidían esta tarde el magnífico
coloquio que, bajo el título '¿Profecía o herejía?', congregó a más de
doscientas personas en el auditorio de los jesuitas de Serrano. El auditorio
del Banco Sabadell, escenario previsto, se quedó tan pequeño que hubo que
cambiar a última hora.
No
tuvieron desde el Sabadell, PPC y Entreculturas miedo a cambiar con tan poco tiempo. Tampoco
tienen miedo los padres, y madres, sinodales que participaron en la mesa
redonda, acompañados por una veintena de indígenas y los cardenales Osoro y
Amigo, que asistían, maravillados, en primera fila, como uno más. Y si el miedo
existe, sirve para seguir avanzando, como apuntó la brasileña Arizete Miranda,
auditora del Sínodo, haciendo vibrar al auditorio. "Tengamos miedo, pero
avancemos. Todos los puntos nuevos tenían menos votos, pero ¡pasamos!". La
pura verdad.
Moderados
por el director de Vida Nueva, José Beltrán, y presentados por Santiago Portas,
del Banco Sabadell, participaron cuatro tertulianos de lujo: Arizete y Fernando
López (jesuita, cuatro décadas en la Amazonía; y María Luisa Berzosa, jesuitina
y miembro de la secretaría general del Sínodo, y el cardenal Porras,
presidente del Sínodo.
Porras votó sí a todos los
puntos.
Un Porras
que, desde el principio, confesó haber votado 'Sí' a los 120 puntos del
documento final. "Hay que ampliar la ministerialidad. Como bautizados
tenemos la misma responsabilidad", apuntó el cardenal venezolano.
Para Berzosa, ha sido “un
Sínodo profético, pero la profecía tiene algo de herético, porque supone abrir
caminos nuevos, y muchos cambios y conversiones. No es ortodoxo, no es muy
formal, no es muy legislativo... ¡pero el espíritu es así!”
Para
Fernando López, este tiempo “es un tiempo de kairós, de profecía, de
anuncio y de denuncia”. “Vivimos en un tiempo en que el sistema económico y
político está fatal, y dentro de la Iglesia también tenemos problemas muy
serios”, proclamó. Por eso, “es necesario un proyecto común que defienda la
vida de los pobres”.
“Esta
Iglesia nos invita a darnos las manos para que el cambio suceda”, añadió
Arizete, quien pidió “ayudar al Papa Francisco, que nos invita a crear cosas
nuevas. Juntos podemos hacer la diferencia del nuevo camino”.
Todos somos un poco
fariseos, un poco publicanos
Por su
parte, Porras planteó las palabras del Papa sobre el desborde. “El desborde no
es cumplir con la ley, es ir más allá. Vale la pena reescuchar la homilía del
domingo, porque lo del fariseo y el publicano fue una pedrada para todos. Todos
tenemos un poquito de fariseos y de publicanos”. ¿Qué quiere decir esto? “Que
hay que apostar por una sinodalidad horizontal: aquí somos todos bautizados,
tenemos la misma exigencia”.
Fue el
primer sínodo en el que hablaron tantas mujeres, y laicos, y expertos, y que,
añadió tiene que ver “cómo avanzar para que no solamente hablen, sino que
tengan voto”. “Se abren dinámicas para encontrar nuevos caminos. A todos nos
cuesta cambiar. Tenemos que estar en permanente cambio. Creatividad y coraje,
ésa es la herejía”.
“Ninguno
soñamos hace cinco años un Sínodo de la Amazonía”, apuntó Fernando. “Hay algo
que está naciendo, todos estamos sorprendidos, un poco asustados... Seguir
dialogando sin miedo. Tenemos que avanzar por aguas más profundas”.
Curas casados, mujeres
ministras
Respecto
a los dos grandes temas, el sacerdocio para casados y el papel de la mujer,
Porras lamenó que las trabas “vienen por el poder y el miedo”. “La ordenación
de los 'viri probati' no es destruir el celibato ni el sacerdocio, ni plantear
que hay necesidad de las cosas porque hay escasez. Debemos tener esperanza, y
saber ver lo que nos dejaron, ser nosotros los que recibamos el testigo, y no
lo enterremos con cara de velorio”.
“Los nuevos ministerios
sirven para ver cómo ampliar la atención a las personas”, explicó Berzosa.
“Es
verdad que nos preocupamos de las necesidades básicas (salud, educación,
alimento...), ¿y cuándo llegan las necesidades espirituales? ¿No se puede
atender a las personas si no hay un sacerdote varón? ¿No será que el Espíritu
va a suscitar nuevas formas?”.
“Yo
mujer, en esta estructura de Iglesia, no me gustaría ser ordenada. En otra
estructura, puede ser que sí. Cuando tiene que venir una persona de fuera del
grupo (en ejercicios) a confesar o celebrar, suena raro”, confesó.
"Celebramos,
presidimos, y a Dios no le hacemos ningún mal", reveló Arizete. "Nos
han contado que Jesús de Nazaret, con su presencia sencilla y humilde, curaba,
sanaba a las personas. Y nosotros y nosotras, sanados por dentro, también
podemos hacerlo". "Más que ser ordenadas, queremos participar en el
proceso, y no ser excluidas en la toma de decisiones. Y eso no debe ser así.
Tenemos que participar de todo. Porque el día en que nosotras nos pongamos en
huelga, vamos a ver cómo será la Iglesia sin las mujeres".
CUATRO PALABRAS:
- Para María Luisa Berzosa, esperanza;
- para Fernando, profecía;
- para Arizete, pacto;
- para Porras, alegría.
Cuatro palabras para un
camino que construir.
Y una oración-danza en la que todos
participaron, unidos de la mano, bailando y cantando. Desde los cardenales a
los indígenas, todos unidos de la mano. En una misma iglesia de Jesús.
8. MENSAJE
FINAL DE LA
‘REPAM’ SOBRE EL
SÍNODO AMAZÓNICO.
26 octubre, 2019.
REPAM: Red Eclesial Pan-Amazónica.
LA ESPERANZA EN ESTA NAVEGACIÓN POR
LAS AGUAS DEL RÍO SINODAL AMAZÓNICO:
-
FUENTE DE VIDA,
-
CONVERSIÓN Y
-
ORIENTACIÓN HACIA
NUEVOS CAMINOS PARA LA IGLESIA Y ANTE UN MUNDO EN CRISIS SOCIOAMBIENTAL.
Sínodo Especial para la Región Amazónica.
Roma, Octubre de 2019.
I. NUESTRA ESPERANZA EN EL CRISTO ENCARNADO EN LA AMAZONÍA Y SUS
NUEVOS CAMINOS
La
experiencia de conversión eclesial traída por la “periferia” de la Amazonía y
de sus pueblos, ha producido el camino de novedad Sinodal que SIGUE y que está
todavía en proceso, ayudando al centro a ser reformado. Por tanto, debemos
trabajar intensamente, y juntos-as, para seguir navegando estas aguas vivas de
la diversidad cultural y del compromiso de cuidar nuestra casa común para crear
un mejor mañana (el Reino por el que Cristo nos llama a trabajar) en medio de
una Amazonía y un mundo que siguen en llamas materiales y existenciales por la
injusticia y el deseo de acumulación. Es tiempo de cambiar, el tiempo es ahora
y será por la vía de la sinodalidad.
II. EL CAMINO DE NUESTRA NAVEGACIÓN
1. La
experiencia de conversión
Es decir, el ser transformados por y hacia la Amazonía como territorio
vivo y diverso, y por y hacia sus pueblos y comunidades, es al mismo tiempo la
manera en que Dios mismo nos va mostrando el camino por el cual debemos ir como
Iglesia al servicio de la vida. Confiar en que Dios camina con nosotros, que
está y ha estado presente en este proceso, y nos invita a ser verdaderos
co-creadores de nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral.
2.
El camino es algo permanente y es un proceso
continuo (no termina).
Este Sínodo es ya una experiencia inédita de caminar juntos y ha
transformado a la Iglesia desde los dones de la periferia, antes considerada
indeseable, que llegan al centro ayudándole en su propio proceso permanente de
reforma en marcha. Una conversión real liderada por el Papa Francisco y que hoy
es irrenunciable, para ser más una Iglesia que está en salida misionera, que
dialoga con los otros diversos en plano de respeto e igualdad, una que se
afirma como una voz ética, mártir y profética ante la crisis socioambiental sin
precedentes, y una que toma posición como el propio Jesús del lado de los que
han sido considerados descartables y que hoy ilustran los Nuevo caminos.
3.
El Sínodo ha tenido diversas fases
… que son como los diversos afluentes, o ríos tributarios, que se van
integrando poco a poco al majestuoso, tumultuoso e imparable Amazonas que es
fuente de vida en el corazón de la Iglesia y del mundo, reconociendo:
-
El origen
histórico del Sínodo que se descubre
evidente en el camino desde el Concilio Vaticano II en el que somos una Iglesia
que en su seguimiento de Cristo se abre, progresiva pero irrenunciablemente, al
mundo y a sus gritos y esperanzas, haciendo una opción firme para ser signo de
vida y hermana de camino para la realidad del mundo de hoy. Un Iglesia siempre
en reforma.
-
El camino
del Magisterio de la Iglesia en América Latina (Medellín 1968; Puebla 1979; Santo Domingo 1992; Aparecida 2007), que ha
hecho una opción preferencial por los pobres, por el diálogo con las culturas,
por el reconocimiento de su llamado a evangelizar en el respeto de las
identidades e iluminando la presencia de Dios ya viva y vigente en los pueblos,
y en su definición de caminos de discipulado misionero con una opción y
preferencia por la Amazonía como territorio socio-cultural y sus pueblos y
comunidades. Una Iglesia que descubre su vocación y misión desde la vida de los
pueblos y en su propio camino.
-
Los
testimonios de innumerables mujeres y hombres mártires de la Amazonía que muestran la fuerza viva del camino de entrega para
ser semillas que se siembran en el corazón de los pueblos, en la opción por la
justicia, y siendo vida y vida en abundancia para ellos. En este mismo sentido,
tantos profetas, los conocidos y los anónimos-as, que han entregado su vida y
que la entregan desde sus opciones particulares, institucionales, en red, y
desde su ser laicos-laicas, misioneros-as, religiosos-as, sacerdotes, obispos,
y tantos más que han abierto el corazón para dar vida a este acontecimiento
sinodal. Estos testimonios seguirán siendo los que lleven adelante este proceso
más allá de este momento coyuntural, y muy importante, de Asamblea.
-
La Red
Eclesial Panamazónica -REPAM-, que ha
nacido como confluencia de tantas aguas vivas y ha servido como el punto de
encuentro y que ha servido incansablemente para que las fuerzas esenciales,
pero frágiles y dispersas de la Amazonía, puedan encontrarse para responder a
este sistema que descarta, mata, y que no da más. Como REPAM hemos ido
aprendiendo y tejiendo progresivamente una sinodalidad que ha servido para
llegar a este Sínodo, sobre todo en la escucha atenta a las voces del
territorio
Hemos
aprendido a servir como puente para que muchas personas se sepan parte esencial
de este Sínodo dentro del Aula y fuera de ella, todos en un mismo espíritu que
busca crear nuevas posibilidades de responder juntos para que en este mundo
roto, en profunda crisis ambiental, inestabilidad democrática, donde se vive el
rechazo a lo diferente, sintamos el llamado a ser verdadera presencia que opta
por la vida. Incluso con las consecuencias que ello trae, de confrontar e
incomodar a los poderes que en este mundo quieren servir a intereses malignos
de destrucción y muerte.
-
La vida de
los pueblos indígenas en general, y de las mujeres en particular, que han dado un tono totalmente diferente, más vivo, renovado, y
valiente a este Sínodo. Su claridad, el testimonio de sus vidas, su conexión
espiritual con la Amazonía, y el grito valiente hacia un cambio ya, a ser
aliados, a responder a la urgencia, y a un caminar con el Papa, han dejado una
huella imborrable en este Sínodo. Estoy seguro que esta marca quedará en el
corazón del Papa, de toda la Iglesia, y de quienes hemos participado en este
Sínodo como la presencia de la fuerza viva de Dios entre nosotros. Una voz de
mujer, intercultural, y de entrega valiente por la vida hasta las últimas
consecuencias, aunque nos falte mucho por caminar como Iglesia para dar el
espacio merecido a estas voces
-
Y, sobre
todo, saber que el SÍNODO es un PROCESO en marcha, que es una navegación de largo aliento y que tiene mucho más para seguir
recorriendo en estas aguas vivas de la Amazonía, aprendiendo de los pueblos y
comunidades, haciendo su opción inculturada e inter-cultural con ellos, pero
que el MEJOR VINO aún está por venir. La Fase Post-Asamblearia del Sínodo es la
más importante. En ella como Iglesia en el territorio, como REPAM, y con los
pueblos y comunidades que somos juntos los principales responsables, DEBEMOS
volver a quienes viven y esperan en el territorio. Llevar de regreso lo que
ellos nos han confiado con sus vidas, esperanzas, gritos y alegrías, para
seguir tejiendo juntos ahora que comienza lo más importante. La fase final, y
la más importante del Sínodo, apenas comienza ahora, y nos corresponde a
todos-as juntos llevar las conversiones profundas adelante.
Es el vino nuevo que requiere de odres nuevos para poder madurar poco a
poco y saber que el reino y la posibilidad de otro mundo está ahí, que debemos
luchar por ello, y que la muerte no tiene, ni tendrá nunca la última palabra.
Es una verdadera experiencia de camino hacia la pascua, hacia la resurrección.
Se trata de asumir los fuegos vivos y de esperanza de nuestros pueblos y
comunidades, los cuales puedan apagar y asfixiar a los otros fuegos
destructivos del deseo de acumular, del deseo de destruir, del rechazo de los
otros modos de vida. Debemos descubrir en los pueblos amazónicos, con sus
propias fragilidades, las enseñanzas para un posible camino hacia el buen vivir
y a una relación más armónica con el todo, con el cosmos.
III. LOS HORIZONTES DEL CAMINO SINODAL
El Sínodo
expresa 4 conversiones esenciales que serán los NUEVOS CAMINOS para la
reforma y la nueva etapa para la Iglesia en la Amazonía y, quizás, también para
toda ella.
1. Nuevos
caminos de Conversión Pastoral.
-
Iglesia en Salida
Misionera
-
Discípulos
Misioneros en la Amazonía
2. Nuevos
caminos de Conversión Cultural – inculturada e intercultural.
-
El rostro de la
Iglesia en los pueblos amazónicos e indígenas
-
Caminos para una
Iglesia Inculturada e Intercultural
3. Nuevos
caminos de Conversión Ecológica–Socio-ambiental.
-
Hacia una ecología
integral desde la Encíclica Laudato Si´
-
Iglesia que cuida la
casa común en la Amazonía
4. Nuevos
caminos de Conversión Sinodal.
-
La sinodalidad
misionera en la Iglesia Amazónica
-
Nuevos caminos para
la ministerialidad eclesial
-
Nuevos caminos para
la sinodalidad eclesial
IV. EN COMUNIÓN Y EN CAMINO CON NUESTRO HERMANO EL PAPA FRANCISCO,
LA IGLESIA Y LA AMAZONIA
Dado que el
CAMINO es en realidad la propia EXPERIENCIA, y que Jesús y su llamado a ser
co-creadores del Reino nos indican el rumbo, es importante saber que este
proceso Sinodal es un medio privilegiado de acompañar al Papa Francisco. En
este camino los pueblos indígenas amazónicos han llamado al Papa: su hermano y
uno de ellos, el que los entiende mejor, el que está haciendo una opción
valiente para defender la vida y sus territorios, su aliado, y aquel que
perciben que necesita ser acompañado porque parece estar solo por momentos. La
mejor manera de navegar estas aguas con él es asumiendo los compromisos de este
Sínodo, independientemente de lo que está en el papel, es decir mirando lo que
está en nuestra experiencia vivida y en lo que dentro de nosotros se ha
transformado y ha traído renovación. Son semillas disponibles, con la certeza
de que hay mucho por hacer para sembrar en la tierra que hemos preparado, y
otros en el futuro habrán de recibirlo como don.
Reconociendo
esos compromisos nuevos, nos sentimos llamados-as a llevarlos a nuestros
territorios, convocados a participar y transformar nuestras realidades
eclesiales particulares disponiendo la vida -echando el hombro-, y esperando a
que el Papa pueda discernir todo lo que ha escuchado de nosotras-os en estos
dos años (y en estas 3 semanas de Asamblea) para que nos devuelva su palabra y
sus orientaciones en la posible Exhortación Apostólica, o algún otro tipo de
documento, que podría venir en Marzo del próximo año. Seamos pacientes, para
esperar que nuestro hermano Francisco nos dé sus aprendizajes luego de
escucharnos.
El documento
final de este Sínodo será un instrumento muy importante, pero no es el
documento que determinará los nuevos caminos. Nos sentimos invitados a no ser
atrapados por quienes no quieren cambiar nada y que desean que las cosas
terminen aquí, y también a tener cuidado con profetas de calamidades que
expresan que nada de esto ha tenido sentido por mirarlo a la luz de sus propias
categorías autorreferenciales. En ambos casos se niegan a ver, e impiden la
mirada a otros, que este es el momento preciso, un kairós esperado que
sigue fluyendo como río de agua viva y que no se puede parar por lo que ya ha
sido y alcanzado, lo que ya es y está determinando como novedad, y lo nuevo que
inevitablemente será para abrir nuevos horizontes del Reino.
“Con los
pueblos diversos de esta Amazonía, Oh Señor de la encarnación,
Jesús de la
entrega hasta la muerte trágica por las injusticias de ayer y hoy,
y Cristo de
la certeza de la nueva vida en la incontenible resurrección,
que sepamos
reconocer Tu verdad en la diversidad de cada cultura en aquellas tierras.
Que sepamos
discernir la verdad de tu llamado en la voz y en la vida de los pueblos y
comunidades
que viven en
relación armónica con la tierra, con los otros, y con la fuerza divina”.
Fragmento de la oración de consagración del Sínodo
Amazónico a San Francisco de Asís.
Card. Claudio Hummes, OFM, Presidente
Card. Pedro Barreto Jimeno, SJ, Vice presidente
Mauricio López O., Secretario Ejecutivo
9. PACTOS DE
LAS CATACUMBAS EN
2019 y 1965
Catacumba santa Domitila,
Roma, Italia.
CONTENIDO
1.
Sínodo,
2019: Pacto de las Catacumbas para una Iglesia profética y samaritana.
2.
Concilio
Vaticano 2°, 1965: Pacto de las Catacumbas para una Iglesia pobre y
servidora de los pobres.
1ª parte : SÍNODO, PACTO DE LAS CATACUMBAS, Roma, octubre de 2019.
Pacto de las Catacumbas por la casa común
para una Iglesia con rostro amazónico, pobre y servidora,
profética y samaritana
Nosotros, los participantes del Sínodo Pan-Amazónico,
compartimos la alegría de vivir
entre numerosos pueblos indígenas, quilombolas, ribereños, migrantes,
comunidades en la periferia de las ciudades de este inmenso territori e sus
gritos y lágrimas, acogemos de corazón las palabras del Papa Francisco: “Muchos
hermanos y hermanas en la Amazonía cargan cruces pesadas y esperan el consuelo
liberador del Evangelio, la caricia amorosa de la Iglesia. Por ellos, con
ellos, caminemos juntos”.
Recordamos con gratitud a los obispos que, en las Catacumbas
de Santa Domitila, al final del Concilio Vaticano II, firmaron el Pacto por una Iglesia servidora y
pobre. Recordamos con reverencia a todos los mártires miembros de las comunidades eclesiales de base, de las
pastorales y movimientos populares; líderes indígenas, misioneras y misioneros,
laicos, sacerdotes y obispos, que derramaron su sangre debido a esta opción por
los pobres, por defender la vida y luchar por la salvaguardia de nuestra Casa
Común. Al agradecimiento por su heroísmo, unimos nuestra decisión de continuar
su lucha con firmeza y valentía. Es un sentimiento de urgencia que se impone
ante las agresiones que hoy devastan
el territorio amazónico, amenazado por la violencia de un sistema económico
depredador y consumista.
Ante la Santísima Trinidad, nuestras Iglesias particulares,
las Iglesias de América Latina y el Caribe y de aquellas que son solidarias en
África, Asia, Oceanía, Europa y el norte del continente americano, a los pies
de los apóstoles Pedro y Pablo y de la multitud de mártires de Roma, América
Latina y especialmente de nuestra Amazonía, en profunda comunión con el sucesor
de Pedro, invocamos al Espíritu Santo y nos comprometemos personal y
comunitariamente a lo siguiente:
- Asumir,
ante la extrema amenaza del calentamiento global y el agotamiento de los
recursos naturales, un compromiso de defender
en nuestros territorios y con nuestras actitudes la selva amazónica en pie.
De ella provienen las dádivas del agua para gran parte del territorio
sudamericano, la contribución al ciclo del carbono y la regulación del
clima global, una incalculable biodiversidad y una rica socio diversidad
para la humanidad y la Tierra entera.
- Reconocer
que no somos dueños de la madre tierra, sino sus hijos e hijas, formados del polvo de la tierra (Gen 2,
7-8), huéspedes y peregrinos
(1 Ped 1, 17b y 1 Ped 2, 11), llamados a ser sus celosos cuidadores y cuidadores (Gen 1, 26). Por tanto,
nos comprometemos a una ecología integral, en la cual todo está
interconectado, el género humano y toda la creación porque todos los seres
son hijas e hijos de la tierra y sobre ellos flota el Espíritu de Dios
(Génesis 1: 2).
- Acoger
y renovar cada día la alianza de
Dios con todo lo creado: "Por mi parte, estableceré mi alianza
contigo y tu descendencia, con todos los seres vivos que están contigo,
aves, animales domésticos y salvajes, en resumen, con todas las bestias de
la tierra que salieron del arca contigo” (Gen 9: 9-10; Gen 9: 12-17).
- Renovar
en nuestras iglesias la opción
preferencial por los pobres, especialmente por los pueblos originarios, y junto con
ellos garantizar el derecho a ser protagonistas en la sociedad y
en la Iglesia. Ayudarlos a preservar sus tierras, culturas, lenguas,
historias, identidades y espiritualidades. Crecer en la conciencia de que
deben ser respetados local y globalmente y, en consecuencia, alentar, por
todos los medios a nuestro alcance, a ser acogidos en pie de igualdad
en el concierto mundial de otros pueblos y culturas.
- Abandonar,
como resultado, en nuestras parroquias, diócesis y grupos toda clase de
mentalidad y postura colonialistas, acogiendo y valorando la diversidad cultural, étnica y
lingüística en un diálogo respetuoso con todas las tradiciones
espirituales.
- Denunciar
todas las formas de violencia y agresión contra la autonomía y los
derechos de los pueblos indígenas, su identidad, sus territorios y sus
formas de vida.
- Anunciar
la novedad liberadora del
evangelio de Jesucristo, en la acogida al otro demás y al diferente, como
sucedió con Pedro en la casa de Cornelio: “Usted bien sabe que está
prohibido que un judío se relacione con un extranjero o que entre en su
casa. Ahora, Dios me ha mostrado que no se debe decir que ningún hombre es
profano o impuro” (Hechos 10, 28).
- Caminar
ecuménicamente con otras comunidades cristianas en el anuncio inculturado y liberador del evangelio, y con otras
religiones y personas de buena voluntad, en solidaridad con los pueblos
originarios, los pobres y los pequeños, en defensa de sus derechos y en la
preservación de la Casa. Común
- Establecer
en nuestras iglesias particulares una forma de vida sinodal, donde los representantes de los pueblos
ariginários, misioneros, laicos, en razón de su bautismo y en comunión con
sus pastores, tengan voz y voto en
las asambleas diocesanas, en los consejos pastorales y parroquiales,
en resumen, en todo lo que les cabe en el gobierno de las comunidades.
- Comprometernos
en el reconocimiento urgente de los ministerios
eclesiales ya existentes en las comunidades, llevados a cabo por agentes
pastorales, catequistas indígenas, ministras y ministros de la Palabra,
valorando especialmente su atención a los más vulnerables y excluidos.
- Hacer
efectivo en las comunidades que nos han confiado el paso de una pastoral
de visita a una pastoral de presencia, asegurando que el derecho a la Mesa de la Palabra y la Mesa de la
Eucaristía se haga efectivo en todas las comunidades.
- Reconocer
los servicios y la real diaconía de la gran cantidad de mujeres que dirigen comunidades en
la Amazonía hoy y buscar consolidarlas con un ministerio apropiado de
mujeres líderes de comunidad.
- Buscar
nuevos caminos de acción pastoral en las ciudades donde actuamos, con el protagonismo de laicos y jóvenes, con atención a sus
periferias y migrantes, trabajadores y desempleados, los estudiantes,
educadores, investigadores y al mundo de la cultura y de la comunicación.
- Asumir
frente a la avalancha del consumismo con un estilo de vida alegremente sobrio, sencillo y solidario con
aquellos que tienen poco o nada; reducir la producción de residuos y el
uso de plásticos, favorecer la producción y comercialización de productos
agroecológicos y utilizar el transporte público siempre que sea posible.
- Ponernos al lado de los que
son perseguidos por el servicio profético de denuncia y reparación de
injusticias, de defensa de la tierra y de los derechos de los pequeños, de
acogida y apoyo a los migrantes y refugiados. Cultivar amistades
verdaderas con los pobres, visitar a los más simples y enfermos,
ejerciendo el ministerio de la escucha, del consuelo y del apoyo que traen
aliento y renuevan la esperanza.
Conscientes de nuestras debilidades, nuestra pobreza y
pequeñez frente a desafíos tan grandes y graves, nos encomendamos a la oración
de la Iglesia. Que nuestras comunidades eclesiales, sobre todo, nos ayuden con
su intercesión, afecto en el Señor y, cuando sea necesario, con la caridad de
la corrección fraterna.
Acogemos de corazón abierto la invitación del cardenal
Hummes a ser guiados por el Espíritu Santo en estos días del Sínodo y en
nuestro regreso a nuestras iglesias: “Déjense envolver en el manto de la
Madre de Dios y Reina de la Amazonía. No dejemos que nos venza la
auto-referencialidad, sino la misericordia ante el grito de los pobres y de la
tierra. Se requerirá mucha oración, meditación y discernimiento, así como una
práctica concreta de comunión eclesial y espíritu sinodal. Este sínodo es como
una mesa que Dios ha preparado para sus pobres y nos pide nosotros que seamos los que sirven la
mesa".
Celebramos esta Eucaristía del Pacto como "un acto de amor cósmico".
“¡Sí, cósmico! Porque incluso cuando se lleva a cabo en el pequeño altar de una
iglesia de aldea, la Eucaristía siempre se celebra, en cierto modo, en el altar
del mundo". La Eucaristía une el cielo y la tierra, abraza y penetra toda
la creación. El mundo salido de las manos de Dios regresa a Él en feliz y plena
adoración: en el Pan Eucarístico "la creación tiende a la divinización, a
las santas nupcias, a la unificación con el mismo Creador". "Por esta
razón, la Eucaristía es también fuente de luz y motivación para nuestras
preocupaciones por el medio ambiente, y nos lleva a ser guardianes de toda la
creación".
Catacumbas
de Santa Domitila, Roma, 20 de octubre de 2019.
2ª parte: CONCILIO VATICANO 2°: PACTO DE LAS CATACUMBAS
PARA UNA
IGLESIA POBRE Y SERVIDORA
DE LOS POBRES.
Concilio Vaticano
2°: Texto del Pacto de las Catacumbas, 1965.
Nosotros, obispos, reunidos en el
Concilio Vaticano II, conscientes de las deficiencias de nuestra vida de
pobreza según el evangelio; motivados los unos por los otros, en una iniciativa
en que cada uno de nosotros quisiera evitar la excepcionalidad y la presunción;
unidos a todos nuestros hermanos de episcopado; contando sobre todo con la
gracia y la fuerza de Nuestro Señor Jesucristo, con la oración de los fieles y
de los sacerdotes de nuestras respectivas diócesis; poniéndonos con el
pensamiento y la oración ante la Trinidad, ante la Iglesia de Cristo y ante los
sacerdotes y los fieles de nuestras diócesis, con humildad y con conciencia de
nuestra flaqueza, pero también con toda la determinación y toda la fuerza que
Dios nos quiere dar como gracia suya, nos comprometemos a lo siguiente:
1)
Procuraremos
vivir según el modo ordinario de nuestra población, en lo que concierne a casa,
alimentación, medios de locomoción y a todo lo que de ahí se sigue.
2)
Renunciamos
para siempre a la apariencia y a la realidad de la riqueza, especialmente en el
vestir (tejidos ricos, colores llamativos, insignias de material precioso).
Esos signos deben ser ciertamente evangélicos: ni oro ni plata.
3)
No poseeremos
inmuebles ni muebles, ni cuenta bancaria, etc. a nuestro nombre; y si fuera
necesario tenerlos, pondremos todo a nombre de la diócesis, o de las obras
sociales caritativas.
4)
Siempre que sea
posible confiaremos la gestión financiera y material de nuestra diócesis a una
comisión de laicos competentes y conscientes de su papel apostólico, en la
perspectiva de ser menos administradores que pastores y apóstoles.
5)
Rechazamos ser
llamados, oralmente o por escrito, con nombres y títulos que signifiquen
grandeza y poder (Eminencia, Excelencia, Monseñor...). Preferimos ser llamados
con el nombre evangélico de Padre.
6)
En nuestro
comportamiento y en nuestras relaciones sociales evitaremos todo aquello que
pueda parecer concesión de privilegios, prioridades o cualquier preferencia a
los ricos y a los poderosos (ej: banquetes ofrecidos o aceptados, clases en los
servicios religiosos).
7)
Del mismo modo,
evitaremos incentivar o lisonjear la vanidad de quien sea, con vistas a
recompensar o a solicitar dádivas, o por cualquier otra razón. Invitaremos a
nuestros fieles a considerar sus dádivas como una participación normal en el
culto, en el apostolado y en la acción social.
8)
Daremos todo lo
que sea necesario de nuestro tiempo, reflexión, corazón, medios, etc. al
servicio apostólico y pastoral de las personas y grupos trabajadores y
económicamente débiles y subdesarrollados, sin que eso perjudique a otras personas
y grupos de la diócesis. Apoyaremos a los laicos, religiosos, diáconos o
sacerdotes que el Señor llama a evangelizar a los pobres y los trabajadores
compartiendo la vida y el trabajo.
9)
Conscientes de
las exigencias de la justicia y de la caridad, y de sus relaciones mutuas,
procuraremos transformar las obras de “beneficencia” en obras sociales basadas
en la caridad y en la justicia, que tengan en cuenta a todos y a todas, como un
humilde servicio a los organismos públicos competentes.
10)
Haremos todo lo
posible para que los responsables de nuestro gobierno y de nuestros servicios
públicos decidan y pongan en práctica las leyes, las estructuras y las
instituciones sociales necesarias a la justicia, a la igualdad y al desarrollo
armónico y total de todo el hombre en todos los hombres, y, así, al
advenimiento de otro orden social, nuevo, digno de los hijos del hombre y de
los hijos de Dios.
11)
Porque la
colegialidad de los obispos encuentra su más plena realización evangélica en el
servicio en común a las mayorías en estado de miseria física cultural y moral
-dos tercios de la humanidad- nos comprometemos a:
-
participar,
conforme a nuestros medios, en las inversiones urgentes de los episcopados de
las naciones pobres;
-
pedir juntos a
nivel de los organismos internacionales, dando siempre testimonio del evangelio
como lo hizo el Papa Pablo VI en las Naciones Unidas, la adopción de
estructuras económicas y culturales que no fabriquen más naciones pobres en un
mundo cada vez más rico, sino que permitan a las mayorías pobres salir de su
miseria.
12)
Nos
comprometemos a compartir nuestra vida, en caridad pastoral, con nuestros
hermanos en Cristo, sacerdotes, religiosos y laicos, para que nuestro
ministerio constituya un verdadero servicio; así:
-
nos
esforzaremos para “revisar nuestra vida” con ellos;
-
-buscaremos
colaboradores que sean más animadores según el Espíritu que jefes según el
mundo;
-
procuraremos
hacernos lo más humanamente presentes y ser acogedores;
-
-nos
mostraremos abiertos a todos, sea cual sea su religión.
13)
Cuando volvamos
a nuestras diócesis, daremos a conocer a nuestros diocesanos nuestra
resolución, rogándoles nos ayuden con su comprensión, su colaboración y sus
oraciones.
Que Dios nos ayude a ser fieles
10. UNOS 20
TEXTOS INSPIRADORES DE
LAUDATO SI’
para el Sínodo
Panamazónico, Pablo Richard.
Amerindia. Octubre
de 2019.
Selección
de 20 textos claves de la Carta
Encíclica Laudato Si’
que
inspiran todo el Sínodo Panamazónico.
2. Entre los
pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra,
que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros
mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido
por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua
nos vivifica y restaura.
13. Merecen
una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias
dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del
mundo.
16. Algunos
ejes que atraviesan toda la encíclica: la íntima relación entre los pobres y la
fragilidad del planeta, la invitación a buscar otros modos de entender
la economía y el progreso, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo
estilo de vida.
21. La tierra,
nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de
inmundicias.
24. Si la
actual tendencia continúa, este siglo podría ser testigo de cambios climáticos
inauditos y de una destrucción sin precedentes de los ecosistemas, con graves
consecuencias para todos nosotros.
29. Un
problema particularmente serio es el de la calidad del agua disponible para los
pobres, que provoca muchas muertes todos los días.
30. Mientras
se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares
avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía
que se regula por las leyes del mercado.
31. Algunos
estudios han alertado sobre la posibilidad de sufrir una escasez aguda de agua
dentro de pocas décadas si no se actúa con urgencia. Los impactos ambientales
podrían afectar a miles de millones de personas, pero es previsible que el
control del agua por parte de grandes empresas mundiales se convierta en una de
las principales fuentes de conflictos de este siglo.
49. Hoy no
podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte
siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones
sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de
los pobres.
56. La
degradación ambiental y la degradación humana y ética están íntimamente unidas.
109. En
algunos círculos se sostiene que la economía actual y la tecnología resolverán
todos los problemas ambientales, del mismo modo que se afirma, con lenguajes no
académicos, que los problemas del hambre y la miseria en el mundo simplemente
se resolverán con el crecimiento del mercado.
139. No hay
dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja
crisis socio-ambiental.
141. La
protección del medioambiente deberá constituir parte integrante del
proceso de desarrollo y no podrá considerarse en forma aislada.
142. Cualquier
menoscabo de la solidaridad y del civismo produce daños ambientales.
146. En este
sentido, es indispensable prestar especial atención a las comunidades
aborígenes con sus tradiciones culturales. No son una simple minoría entre
otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo
a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios. Para
ellos, la tierra no es un bien económico, sino don de Dios y de los antepasados
que descansan en ella, un espacio sagrado con el cual necesitan interactuar
para sostener su identidad y sus valores. Cuando permanecen en sus territorios,
son precisamente ellos quienes mejor los cuidan. Sin embargo, en diversas
partes del mundo, son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin
de dejarlas libres para proyectos extractivos y agropecuarios que no prestan
atención a la degradación de la naturaleza y de la cultura.
161. Las
predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía. A
las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y
suciedad. El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio
ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo
de vida actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes, como
de hecho está ocurriendo periódicamente en diversas regiones. La atenuación de
los efectos del actual desequilibrio depende de lo que hagamos ahora mismo,
sobre todo si pensamos en la responsabilidad que nos atribuirán los que deberán
soportar las peores consecuencias.
175. La misma
lógica que dificulta tomar decisiones drásticas para invertir la tendencia al
calentamiento global es la que no permite cumplir con el objetivo de erradicar
la pobreza.
193. Sabemos
que es insostenible el comportamiento de aquellos que consumen y destruyen más
y más, mientras otros todavía no pueden vivir de acuerdo de su dignidad humana.
198. La
política y la economía tienden a culparse mutuamente por lo que se refiera a la
pobreza y a la degradación de del ambiente. Mientras unos se desesperan por el
rédito económico otros se obsesionan por acrecentar el poder.
207. La carta
de la tierra nos invitaba a todos a dejar atrás una etapa de autodestrucción y
a comenzar de nuevo, pero todavía no hemos desarrollado una conciencia
universal que la haga posible.
10. DOCUMENTO
FINAL DEL SÍNODO
DE OBISPOS
AL SANTO
PADRE FRANCISCO
El Vaticano, 26 octubre de 2019.
Sínodo de
Obispos para la región Panamazónica sobre el tema:
“AMAZONÍA: NUEVOS
CAMINOS PARA LA IGLESIA Y PARA UNA ECOLOGÍA INTEGRAL”.
ÍNDICE
Introducción
-
Capítulo
1: Amazonía: de la escucha a la conversión integral
-
Capítulo
2: Nuevos caminos de conversión pastoral
-
Capítulo
3: Nuevos caminos de conversión cultural
-
Capítulo
4: Nuevos caminos de conversión ecológica
-
Capítulo
5: Nuevos caminos de conversión sinodal
Conclusión
I N T R O
D U C C I Ó N
1.
“Y
dijo el que está sentado en el trono: ‘Mira, hago nuevas todas las cosas’
Y dijo: ‘Escribe: ¡estas palabras son
fieles y verdaderas!’.” (Ap. 21,5).
Después de un largo camino
sinodal de escucha del Pueblo de Dios en la Iglesia de la Amazonía, que
inauguró el Papa Francisco en su visita a la Amazonía, 19 de enero de 2018, el
Sínodo se celebró en Roma en un encuentro fraternal de 21 días en octubre 2019.
El clima fue de intercambio abierto, libre y respetuoso de los obispos pastores
en la Amazonía, misioneros y misioneras, laicos, laicas, y representantes de
los pueblos indígenas de la Amazonía. Fuimos testigos participantes en un
evento eclesial marcado por la urgencia del tema que reclama abrir nuevos
caminos para la Iglesia en el territorio. Se compartió un trabajo serio en un
ambiente marcado por la convicción de escuchar la voz del Espíritu presente. El
Sínodo se celebró en un ambiente fraternal y orante. Varias veces las
intervenciones fueron acompañadas por aplausos, cantos y todas con hondos
silencios contemplativos. Fuera del aula sinodal, hubo una presencia notable de
personas venidas del mundo amazónico que organizaron actos de apoyo en diferentes
actividades, procesiones, como la de apertura con cantos y danzas acompañando
al Santo Padre, desde la tumba de Pedro al aula sinodal. Impactó el vía crucis
de los mártires de la Amazonía, además de una masiva presencia de los medios de
comunicación internacional.
2. Todos los participantes han expresado una conciencia
aguda sobre la dramática situación de destrucción que afecta a la Amazonía.
Esto significa la desaparición del territorio y de sus habitantes,
especialmente los pueblos indígenas. La selva amazónica es un “corazón
biológico” para la tierra cada vez más amenazada. Se encuentra en una carrera
desenfrenada a la muerte. Requiere cambios radicales con suma urgencia, nueva
dirección que permita salvarla. ¡Está comprobado científicamente que la desaparición
del bioma Amazónico tendrá un impacto catastrófico para el conjunto del
planeta!
3. El caminar sinodal del Pueblo de Dios en la etapa
preparatoria involucró a toda la Iglesia en el territorio, los Obispos,
misioneros y misioneras, miembros de las Iglesias de otras confesiones
cristianas, laicos y laicas, y muchos representantes de los pueblos indígenas,
en torno del documento de consulta que inspiró al Instrumentum Laboris.
Destaca la importancia de la escucha de la voz de la Amazonía, movida por el
soplo mayor del Espíritu Santo en el grito de la tierra herida y sus
habitantes. Se registró la participación activa de más de 87.000 personas, de
las ciudades y culturas distintas, además de numerosos grupos de otros sectores
eclesiales y los aportes de académicos, y organizaciones de la sociedad civil
en los temas específicos centrales.
4. La celebración del Sínodo, logró destacar la
integración de la voz de la Amazonía con la voz y el sentir de los pastores
participantes. Fue una nueva experiencia de escucha para discernir la voz del
Espíritu que conduce a la Iglesia a nuevos caminos de presencia, evangelización
y diálogo intercultural en la Amazonía. El reclamo, surgido en el proceso
preparatorio, de que la Iglesia fuera aliada del mundo amazónico, fue afirmado
con fuerza. La celebración finaliza con gran alegría y la esperanza de abrazar
y practicar el nuevo paradigma de la ecología integral, el cuidado de la “casa
común” y la defensa de la Amazonía.
CAPÍTULO I: AMAZONÍA: DE LA ESCUCHA A LA
CONVERSIÓN INTEGRAL
“Me mostró luego un río de agua de vida, resplandeciente como
cristal,
que sale del trono de Dios y del Cordero” (Ap. 22,1).
5. “Cristo apunta a la Amazonía” (Pablo VI, atrib.). Él
libera a todos del pecado y otorga la dignidad de los Hijos de Dios. La escucha
de la Amazonía, en el espíritu propio del discípulo y a la luz de la Palabra de
Dios y de la Tradición, nos empuja a una conversión profunda de nuestros
esquemas y estructuras a Cristo y a su Evangelio.
1. LA
VOZ Y EL CANTO DE LA AMAZONÍA COMO MENSAJE DE VIDA
6. En la Amazonía, la vida está inserta, ligada e
integrada al territorio, que como espacio físico vital y nutricio, es
posibilidad, sustento y límite de la vida. La Amazonía, también llamada
Panamazonía, es un extenso territorio con una población estimada en 33.600.000
habitantes, de los cuales entre 2 y 2,5 millones son indígenas. Este espacio,
conformado por la cuenca del río Amazonas y todos sus tributarios, se extiende
por 9 países: Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil, Guyana,
Surinam y Guayana Francesa. La región amazónica es esencial para la
distribución de las lluvias en las regiones de América del Sur y contribuye a
los grandes movimientos de aire alrededor del planeta; en la actualidad es la
segunda área más vulnerable del mundo con relación al cambio climático por la
acción directa del hombre.
7. El agua y la tierra de esta región nutren y sustentan
la naturaleza, la vida y las culturas de cientos de comunidades indígenas,
campesinos, afro-descendientes, mestizos, colonos, ribereños y habitantes de
los centros urbanos. El agua, fuente de vida, posee un rico significado
simbólico. En la región Amazónica, el ciclo del agua es el eje conector.
Conecta ecosistemas, culturas y el desarrollo del territorio.
8. En la región Amazónica existe una realidad pluriétnica
y multicultural. Los diferentes pueblos supieron adaptarse al territorio. En el
interior de cada cultura, construyeron y reconstruyeron su cosmovisión, sus
signos y sus significados, y la visión de su futuro. En las culturas y pueblos
indígenas conviven las prácticas antiguas y explicaciones míticas, con las
tecnologías y retos modernos. Los rostros que habitan en la Amazonía son muy
variados. Además de los pueblos originarios, existe un gran mestizaje nacido
con el encuentro y desencuentro de los diferentes pueblos.
9. La búsqueda de los pueblos indígenas amazónicos de la
vida en abundancia, se concreta en lo que ellos llaman el ‘buen vivir’, y que
se realiza plenamente en las Bienaventuranzas. Se trata de vivir en armonía
consigo mismo, con la naturaleza, con los seres humanos y con el ser supremo,
ya que hay una intercomunicación entre todo el cosmos, donde no hay excluyentes
ni excluidos, y donde podamos forjar un proyecto de vida plena para todos. Tal
comprensión de la vida se caracteriza por la conectividad y armonía de
relaciones entre el agua, el territorio y la naturaleza, la vida comunitaria y
la cultura, Dios y las diversas fuerzas espirituales. Para ellos, ‘buen vivir’
es comprender la centralidad del carácter relacional trascendente de los seres
humanos y de la creación, y supone un ‘buen hacer’. Este modo integral se
expresa en su propia manera de organizarse que parte de la familia y de la
comunidad, y que abraza un uso responsable de todos los bienes de la creación.
Los pueblos indígenas aspiran a lograr mejores condiciones de vida, sobre todo
en salud y educación, a disfrutar del desarrollo sostenible protagonizado y
discernido por ellos mismos y que mantenga la armonía con sus formas tradicionales
de vida, dialogando entre la sabiduría y tecnología de sus antepasados y las
nuevas adquiridas.
2. EL
CLAMOR DE LA TIERRA Y EL GRITO DE LOS POBRES
10. Pero, la Amazonía hoy es una hermosura herida y
deformada, un lugar de dolor y violencia. Los atentados contra la naturaleza
tienen consecuencias contra la vida de los pueblos. Esta única crisis
socio-ambiental se reflejó en las escuchas pre-sinodales que señalaron las
siguientes amenazas contra la vida: apropiación y privatización de bienes de la
naturaleza, como la misma agua; las concesiones madereras legales y el ingreso
de madereras ilegales; la caza y la pesca predatorias; los mega-proyectos no
sostenibles (hidroeléctricas, concesiones forestales, talas masivas,
monocultivos, carreteras, hidrovías, ferrocarriles y proyectos mineros y
petroleros); la contaminación ocasionada por la industria extractiva y los
basureros de las ciudades y, sobre todo, el cambio climático. Son amenazas
reales que traen asociadas graves consecuencias sociales: enfermedades
derivadas de la contaminación, el narcotráfico, los grupos armados ilegales, el
alcoholismo, la violencia contra la mujer, la explotación sexual, el tráfico y
trata de personas, la venta de órganos, el turismo sexual, la pérdida de la
cultura originaria y de la identidad (idioma, prácticas espirituales y
costumbres), la criminalización y asesinato de líderes y defensores del
territorio. Detrás de todo ello están los intereses económicos y políticos de
los sectores dominantes, con la complicidad de algunos gobernantes y de algunas
autoridades indígenas. Las víctimas son los sectores más vulnerables, los
niños, jóvenes, mujeres y la hermana madre tierra.
11. La comunidad científica, por su parte, advierte de
los riesgos de la deforestación, que hasta la fecha se acerca a casi el 17% del
bosque amazónico total, y que amenaza la supervivencia de todo el ecosistema,
poniendo en peligro la biodiversidad y cambiando el ciclo vital del agua para
la supervivencia del bosque tropical. Además, la Amazonía desempeña también un
papel crítico como amortiguador contra el cambio climático y proporciona
invalorables y fundamentales sistemas de soporte vital relacionados con el
aire, el agua, los suelos, los bosques y la biomasa. Al mismo tiempo, los
expertos recuerdan que utilizando ciencia y tecnologías avanzadas para una
bioeconomía innovadora de bosques en pie y de ríos que fluyen, es posible
ayudar a salvar al bosque tropical, proteger los ecosistemas de la Amazonía y a
los pueblos indígenas y tradicionales, y al mismo tiempo, brindar actividades
económicas sostenibles.
12. Un fenómeno para abordar son las migraciones. En la
Región Amazónica, ocurren tres procesos migratorios simultáneos. En primer
lugar, los casos de movilidad de grupos indígenas en territorios de circulación
tradicional, separados por fronteras nacionales e internacionales. En segundo
lugar, el desplazamiento forzado de pueblos indígenas, campesinos y ribereños
expulsados de sus territorios, y cuyo destino final suele ser las zonas más
pobres y peor urbanizadas de las ciudades. En tercer lugar, las migraciones
forzadas interregionales y el fenómeno de los refugiados, que obligados a salir
de sus países (entre otros, Venezuela, Haití, Cuba) deben cruzar la Amazonía
como corredor migratorio.
13. El desplazamiento de grupos indígenas expulsados de
sus territorios o atraídos por el falso brillo de la cultura urbana, representa
una especificidad única de los movimientos migratorios en la Amazonía. Los
casos en que la movilidad de estos grupos se produce en territorios de
circulación indígena tradicional, separados por fronteras nacionales e
internacionales, exige atención pastoral transfronteriza capaz de comprender el
derecho a la libre circulación de estos pueblos. La movilidad humana en la
Amazonía revela el rostro de Jesús Cristo empobrecido y hambriento (cf. Mt 25,35),
expulsado y sin hogar (cf. Lc 3,1-3), y también en la feminización de la
migración que hace que miles de mujeres sean vulnerables a la trata de
personas, una de las peores formas de violencia contra las mujeres y una de las
violaciones más perversas de los derechos humanos. El tráfico de personas
vinculado, a la migración, requiere un permanente trabajo pastoral en red.
14. La vida de las comunidades amazónicas aún no
afectadas por el influjo de la civilización occidental se refleja en la
creencia y los ritos sobre el actuar de los espíritus de la divinidad, llamados
de innumerables maneras, con y en el territorio, con y en relación con la
naturaleza (LS 16, 91, 117, 138, 240). Reconozcamos que desde hace miles
de años han cuidado su tierra, sus aguas y sus bosques, y han logrado
preservarlos hasta hoy para que la humanidad pueda beneficiarse del goce de los
dones gratuitos de la creación de Dios. Los nuevos caminos de la evangelización
deben construirse en diálogo con estos conocimientos fundamentales en los que
se manifiestan como semillas de la Palabra.
3. LA
IGLESIA EN LA REGIÓN AMAZÓNICA
15. La Iglesia en su proceso de escucha al clamor del
territorio y del grito de los pueblos ha de hacer memoria de sus pasos. La
evangelización en América Latina fue un don de la Providencia que llama a todos
a la salvación en Cristo. A pesar de la colonización militar, política y
cultural, y más allá de la avaricia y la ambición de los colonizadores, hubo
muchos misioneros que entregaron su vida para transmitir el Evangelio. El
sentido misional no sólo inspiró la formación de comunidades cristianas, sino
también una legislación como las Leyes de Indias, que protegían la dignidad de
los indígenas contra los atropellos de sus pueblos y territorios. Tales abusos
produjeron heridas en las comunidades y opacaron el mensaje de la Buena Nueva.
Frecuentemente el anuncio de Cristo se realizó en connivencia con los poderes
que explotaban los recursos y oprimían a las poblaciones. En el momento
presente, la Iglesia tiene la oportunidad histórica de diferenciarse de las
nuevas potencias colonizadoras escuchando a los pueblos amazónicos para poder
ejercer con transparencia su actividad profética. Además, la crisis socioambiental
abre nuevas oportunidades para presentar a Cristo en toda su potencialidad
liberadora y humanizadora.
16. Una de las páginas más gloriosas de la Amazonía la
han escrito los mártires. La participación de los seguidores de Jesús en su
pasión, muerte y resurrección gloriosa, ha acompañado hasta el día de hoy la
vida de la Iglesia, especialmente en los momentos y lugares en que ella, por
causa del Evangelio de Jesús, vive en medio de una acentuada contradicción,
como sucede hoy con quienes luchan valerosamente en favor de una ecología
integral en la Amazonía. Este Sínodo reconoce con admiración a quienes luchan,
con gran riesgo de sus propias vidas, para defender la existencia de este
territorio.
4. LLAMADOS
A UNA CONVERSIÓN INTEGRAL
17. La escucha del clamor de la tierra y el grito de los
pobres y de los pueblos de la Amazonía con los que caminamos nos llama a una
verdadera conversión integral, con una vida simple y sobria, todo ello
alimentado por una espiritualidad mística al estilo de San Francisco de Asís,
ejemplo de conversión integral vivida con alegría y gozo cristiano (cf. LS
20-12). Una lectura orante de la Palabra de Dios nos ayudará a profundizar y
descubrir los gemidos del Espíritu y nos animará en el compromiso por el
cuidado de la “casa común”.
18. Como Iglesia de discípulos misioneros suplicamos la
gracia de esa conversión que “implica dejar brotar todas las consecuencias del
encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea” (LS 217);
una conversión personal y comunitaria que nos compromete a relacionarnos
armónicamente con la obra creadora de Dios, que es la “casa común”; una
conversión que promueva la creación de estructuras en armonía con el cuidado de
la creación; una conversión pastoral basada en la sinodalidad, que reconozca la
interacción de todo lo creado. Conversión que nos lleve a ser una Iglesia en
salida que entre en el corazón de todos los pueblos amazónicos.
19. Así, la única conversión al Evangelio vivo, que es
Jesucristo, se podrá desplegar en dimensiones interconectadas para motivar la
salida a las periferias existenciales, sociales y geográficas de la Amazonía.
Estas dimensiones son: la pastoral, la cultural, la ecológica y la sinodal, las
cuales están desarrolladas en los próximos cuatro capítulos.
CAPITULO II: NUEVOS CAMINOS DE CONVERSIÓN
PASTORAL
“Quien no nace de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de
Dios” (Jn. 3,5).
20. Una Iglesia misionera en salida nos exige una
conversión pastoral. Para la Amazonía este caminar supone también “navegar”,
por nuestros ríos, nuestros lagos, entre nuestra gente. En la Amazonía el agua
nos une, no nos separa. Nuestra conversión pastoral será samaritana, en
diálogo, acompañando personas con rostros concretos de indígenas, de
campesinos, de afrodescendientes y migrantes, de jóvenes, de habitantes de las
ciudades. Todo ello supondrá una espiritualidad de la escucha y el anuncio. Es
así como caminaremos y navegaremos en este capítulo.
A. LA IGLESIA EN SALIDA MISIONERA
21. La Iglesia por naturaleza es misionera y tiene su
origen en el “amor fontal de Dios” (AG 2). El dinamismo misionero que
brota del amor de Dios se irradia, expande, desborda y se difunde en todo el
universo. “Somos insertados por el bautismo en la dinámica de amor por el
encuentro con Jesús que da un nuevo horizonte a la vida” (DAp 12). Este
desbordamiento impulsa a la Iglesia a una conversión pastoral y nos transforma
en comunidades vivas que trabajen en equipo y en red al servicio de la
evangelización. La misión así comprendida no es algo optativo, una actividad de
la Iglesia entre otras, sino su propia naturaleza. ¡La Iglesia es misión! «La
acción misionera es el paradigma de toda la obra de la Iglesia» (EG 15).
Ser discípulo misionero es algo más que cumplir tareas o que hacer cosas. Se
sitúa en el orden del ser. «Jesús nos indica a nosotros, sus discípulos, que
nuestra misión en el mundo no puede ser estática, sino que es itinerante. El
cristiano es un itinerante» (Francisco, Angelus, 30/06/2019).
1. Iglesia
samaritana, misericordiosa, solidaria
22. Queremos ser una Iglesia Amazónica, samaritana,
encarnada al modo en que el Hijo de Dios se encarnó: “asumió nuestras
enfermedades y cargó con nuestras dolencias” (Mt 8,17b). El que se hizo
pobre para enriquecernos con su pobreza (2 Co 8,9), por medio de su
Espíritu, exhorta a los discípulos misioneros de hoy a salir al encuentro de
todos, especialmente de los pueblos originarios, los pobres, excluidos de la
sociedad y los otros. Deseamos también una Iglesia magdalena, que se siente
amada y reconciliada, que anuncia con gozo y convicción a Cristo crucificado y
resucitado. Una Iglesia mariana que genera hijos a la fe y los educa con cariño
y paciencia aprendiendo también de las riquezas de los pueblos. Queremos ser
una iglesia servidora, kerigmática, educadora, inculturada en medio de los
pueblos que servimos.
2. Iglesia
en diálogo ecuménico, interreligioso y cultural
23. La realidad pluriétnica, pluricultural y plurireligiosa
de la Amazonía demanda una actitud de abierto diálogo, reconociendo igualmente
la multiplicidad de interlocutores: los pueblos indígenas, ribereños,
campesinos y afrodescendientes, las otras Iglesias cristianas y denominaciones
religiosas, organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales
populares, el Estado, en fin todas las personas de buena voluntad que buscan la
defensa de la vida, la integridad de la creación, la paz, el bien común.
24. En la Amazonía, “las relaciones entre católicos y
pentecostales, carismáticos y evangélicos no son fáciles. La aparición
repentina de nuevas comunidades, vinculada a la personalidad de algunos
predicadores, contrasta fuertemente con los principios y la experiencia
eclesiológica de las Iglesias históricas y puede ocultar el peligro de ser
arrastrados por las ondas emocionales del momento o de encerrar la experiencia
de la fe en ambientes protegidos y tranquilizadores. El hecho de que no pocos
fieles católicos se sientan atraídos por estas comunidades es motivo de
fricción, pero puede convertirse, por nuestra parte, en un motivo de examen
personal y renovación pastoral” (Papa Francisco, 28.9.2018). El diálogo
ecuménico, interreligioso e intercultural debe ser asumido como camino
irrenunciable de la evangelización en la Amazonía (cf. DAp 227). La
Amazonía es una amalgama de credos, la mayoría cristianos. Ante dicha realidad,
se nos abren caminos reales de comunión: “No bastan las manifestaciones de
buenos sentimientos. Hacen falta gestos concretos que penetren en los espíritus
y sacudan las conciencias, impulsando a cada uno a la conversión interior, que
es el fundamento de todo progreso en el camino del ecumenismo” (Benedicto XVI,
Mensaje a los Cardenales en la Capilla Sixtina, 20/04/2005). La centralidad de
la Palabra de Dios en la vida de nuestras comunidades es factor de unión y
diálogo. En torno a la Palabra se pueden dar tantas acciones comunes:
traducciones de la Biblia a las lenguas locales, ediciones en conjunto,
difusión y distribución de la Biblia y encuentros entre teólogos y de teólogos
y teólogas católicos y de diversas confesiones.
25. En la Amazonía, el diálogo interreligioso se lleva a
cabo especialmente con las religiones indígenas y los cultos afrodescendientes.
Estas tradiciones merecen ser conocidas, entendidas en sus propias expresiones
y en su relación con el bosque y la madre tierra. Junto con ellos, los
cristianos, basados en su fe en la Palabra de Dios, se ponen en diálogo,
compartiendo sus vidas, sus preocupaciones, sus luchas, sus experiencias de
Dios, para profundizar mutuamente su fe y actuar juntos en defensa de la “casa
común”. Para ello es necesario que las iglesias de la Amazonía desarrollen
iniciativas de encuentro, estudio y diálogo con los seguidores de estas
religiones. El diálogo sincero y respetuoso es el puente hacia la construcción
del ‘buen vivir’. En el intercambio de dones, el Espíritu conduce cada vez más
hacia la verdad y el bien (cf. EG 250).
B. IGLESIA MISIONERA QUE SIRVE Y ACOMPAÑA A LOS
PUEBLOS AMAZÓNICOS
26. Este Sínodo quiere ser un fuerte llamado a todos los
bautizados de la Amazonía a ser discípulos misioneros. El envío a la misión es
inherente al bautismo y es para todos los bautizados. Por él todos recibimos la
misma dignidad de ser hijos e hijas de Dios, y ninguno puede ser excluido de la
misión de Jesús a sus discípulos. “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena
Nueva a toda la creación” (Mc 16,15). De allí que creemos necesario
generar un mayor impulso misionero entre las vocaciones nativas; la Amazonía
debe ser evangelizada también por los amazónicos.
1. Iglesia
con rostro indígena, campesino y afrodescendiente
27. Es urgente dar a la pastoral indígena su lugar
específico en la Iglesia. Partimos de realidades plurales y culturas diversas
para definir, elaborar y adoptar acciones pastorales, que nos permitan
desarrollar una propuesta evangelizadora en medio de las comunidades indígenas,
ubicándonos dentro del marco de una pastoral indígena y de la tierra. La
pastoral de los pueblos indígenas tiene una especificidad propia. Las
colonizaciones motivadas por el extractivismo a través de la historia, con las
diferentes corrientes migratorias, las pusieron en una situación de alta
vulnerabilidad. En este contexto, como Iglesia, sigue siendo necesario crear o
mantener una opción preferencial por los pueblos indígenas, en virtud de la
cual tienen que establecerse y consolidarse los organismos diocesanos de
pastoral indígena con una acción misionera renovada, que escuche, dialogue,
esté encarnada y con una presencia permanente. La opción preferencial por los
pueblos indígenas, con sus culturas, identidades e historias, nos exige aspirar
a una Iglesia indígena con sacerdotes y ministros propios siempre unidos y en
total comunión con la Iglesia Católica.
28. Reconociendo la importancia de la atención que la
Iglesia está llamada a prestar en la Amazonía al fenómeno de la urbanización y
a los problemas y perspectivas relacionados con ella, es necesaria una
referencia al mundo rural en su conjunto y a la pastoral rural en particular.
Desde el punto de vista pastoral, la Iglesia debe dar respuestas al fenómeno de
la despoblación del campo, con todas las consecuencias que de ello se derivan
(pérdida de identidad, laicismo imperante, explotación del trabajo rural, desintegración
familiar, etc.).
2. Iglesia
con rostro migrante
29. Dado su incremento y volumen, actualmente el fenómeno
de las migraciones se ha convertido en un inédito reto político, social y
eclesial (cf. DA, 517, a). Ante eso, muchas comunidades eclesiales, han
recibido a los migrantes con mucha generosidad, recordando que: “fui forastero
y me hospedaste” (Mt 25,35). El desplazamiento forzado de familias
indígenas, campesinas, afrodescendientes y ribereñas, expulsadas de sus
territorios por la presión sobre los mismos o por la asfixia ante la falta de
oportunidades, exige una pastoral de conjunto en la periferia de los centros
urbanos. Para ello será preciso crear equipos misioneros para su
acompañamiento, coordinando con las parroquias y demás instituciones eclesiales
y extraeclesiales las condiciones de acogida, ofreciendo liturgias inculturadas
y en las lenguas de los migrantes; promoviendo espacios de intercambios
culturales, favoreciendo la integración en la comunidad y en la ciudad y
motivándoles en esta labor al protagonismo.
3. Iglesia
con rostro joven
30. Entre los diversos rostros de las realidades
panamazónicas, destaca el de los jóvenes presentes en todo el territorio. Son
jóvenes con rostros e identidades indígenas, afrodescendientes, ribereños, extractivistas,
migrantes, refugiados, entre otros. Jóvenes residentes de zonas rurales y
urbanas, que diariamente sueñan y buscan mejores condiciones de vida, con el
profundo deseo de tener una vida plena. Jóvenes estudiantes, trabajadores y con
fuerte presencia y participación en diversos espacios sociales y eclesiales.
Entre la juventud amazónica, se presentan realidades tristes como pobreza,
violencia, enfermedades, prostitución infantil, explotación sexual, uso y
tráfico de drogas, embarazo precoz, desempleo, depresión, trata de personas,
nuevas formas de esclavitud, tráfico de órganos, dificultades para acceder a la
educación, salud y asistencia social. Lamentablemente, en los últimos años, ha
habido un aumento significativo en el suicidio entre los jóvenes, así como el
crecimiento de la población juvenil encarcelada y crímenes entre y contra los
jóvenes, especialmente afrodescendientes y periféricos. Ellos viviendo en el
gran territorio del Amazonas, tienen los mismos sueños y anhelos como otros
jóvenes en este mundo: ser considerados, respetados, tener oportunidades de
estudio, trabajo, de un futuro de esperanza. Pero viven una intensa crisis de
valores, o una transición hacia otros modos de concepción de la realidad, en
donde los elementos éticos están cambiando, incluso para los jóvenes indígenas.
La labor de la Iglesia es la de acompañarlos para hacer frente a toda situación
que destruya su identidad o dañe su autoestima.
31. Los jóvenes también están intensamente presentes en
los contextos migratorios del territorio. Una atención especial merece la
realidad de los jóvenes en los centros urbanos. Cada vez más las ciudades son
receptoras de todos los grupos étnicos, pueblos y problemas de la Amazonía. La
Amazonía rural se está despoblando; las ciudades se enfrentan a enormes
problemas de delincuencia juvenil, falta de trabajo, luchas étnicas e
injusticias sociales. Aquí, en particular, la Iglesia está llamada a ser una
presencia profética entre los jóvenes, ofreciéndoles un acompañamiento adecuado
y una educación apropiada.
32. En comunión con la realidad juvenil amazónica, la
Iglesia proclama la Buena Nueva de Jesús a los jóvenes, el discernimiento y
acompañamiento vocacional, el lugar de apreciación de la cultura e identidad
local, el liderazgo juvenil, la promoción de los derechos de la juventud, el
fortalecimiento de espacios creativos, innovadores y diferenciados de
evangelización a través de un ministerio juvenil renovado y audaz. Una pastoral
siempre en proceso, centrada en Jesucristo y su proyecto, dialógica e integral,
comprometida con todas las realidades juveniles existentes en el territorio.
Los jóvenes indígenas tienen un enorme potencial y participan activamente en
sus comunidades y organizaciones contribuyendo como líderes y animadores, en
defensa de los derechos, especialmente en el territorio, la salud y la
educación. Por otro lado, son las principales víctimas de la inseguridad sobre
las tierras indígenas y la ausencia de políticas públicas específicas y de
calidad. La difusión del alcohol y las drogas a menudo llega a las comunidades
indígenas, dañando gravemente a los jóvenes e impidiéndoles vivir en libertad
para construir sus sueños y participar activamente en la comunidad.
33. El protagonismo de los jóvenes aparece claramente en
los documentos del Sínodo de los Jóvenes (160, 46) en la exhortación papal Christus
Vivit (170) y en la Encíclica Laudato Sí (209). Los jóvenes quieren ser
protagonistas y la Iglesia Amazónica quiere reconocerles su espacio. Quiere ser
compañera a la escucha reconociendo a los jóvenes como un lugar teológico, como
"profetas de esperanza", comprometidos con el diálogo, ecológicamente
sensibles y atentos a la “casa común”. Una Iglesia que acoge y camina con los
jóvenes, especialmente en las periferias. Frente a esto, surgen tres urgencias:
promover nuevas formas de evangelización a través de los medios sociales
(Francisco, Christus Vivit 86);ayudar al joven indígena a lograr una
sana interculturalidad; ayudarlos para hacer frente a la crisis de antivalores
que destruye su autoestima y les hace perder su identidad.
4. Iglesia
que recorre nuevos caminos en la pastoral urbana
34. La fuerte tendencia de la humanidad a concentrarse en
ciudades, se migra de las pequeñas a las más grandes, se da también en la
Amazonía. Al crecimiento acelerado de las metrópolis amazónicas le acompañan la
generación de periferias urbanas. A la par, se transmiten estilos de vida,
formas de convivencia, lenguas y valores configurados por las metrópolis y que
cada vez más se implantan tanto en las comunidades indígenas como en el resto
del mundo rural. La familia en la ciudad es un lugar de síntesis entre la
cultura tradicional y la moderna. Sin embargo, las familias a menudo sufren de
pobreza, vivienda precaria, falta de trabajo, aumento del consumo de drogas y
alcohol, discriminación y suicidio infantil. Además, en la vida familiar hay
falta de diálogo entre las generaciones y las tradiciones y la lengua se
pierden. Las familias también se enfrentan a nuevos problemas de salud, que
requieren una educación adecuada en materia de maternidad. Los rápidos cambios
actuales afectan a la familia amazónica. Así, encontramos nuevos formatos
familiares: familias monoparentales bajo la responsabilidad de las mujeres,
aumento de las familias separadas, uniones consensuadas y familias reunidas,
disminución de los matrimonios institucionales. La ciudad es una explosión de
vida, porque “Dios vive en la ciudad” (DAp 514). En ella hay ansiedades y búsquedas
del sentido de la vida, conflictos, pero también solidaridad, fraternidad,
deseo de bondad, verdad y justicia" (cfr. EG 71-75). Evangelizar la ciudad
o la cultura urbana significa "lograr y, por así decirlo, modificar por la
fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores que cuentan, los
centros de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes de inspiración y los
modelos de vida de la humanidad, que se presentan en contraste con la Palabra
de Dios y el designio de salvación" (EN 19).
35. Es necesario defender el derecho de todas las
personas a la ciudad. El reivindicado derecho a la ciudad se define como el
disfrute equitativo de las ciudades dentro de los principios de sostenibilidad,
democracia y justicia social. No obstante, también será preciso incidir en las
políticas públicas y promover iniciativas que mejoren la calidad de vida en el
mundo rural evitando así su desplazamiento descontrolado.
36. Las comunidades eclesiales de base han sido y son un
don de Dios a las Iglesias locales de la Amazonía. Sin embargo, es necesario
reconocer que, con el tiempo, algunas comunidades eclesiales se han asentado,
debilitado o incluso desaparecido. Pero la gran mayoría sigue siendo
perseverante y es el fundamento pastoral de muchas parroquias. Hoy los grandes
peligros de las comunidades eclesiales provienen principalmente del
secularismo, del individualismo, de la falta de dimensión social y de la
ausencia de actividad misionera. Por eso, es necesario que los pastores animen
en todos y cada uno de los fieles al discipulado misionero. La comunidad
eclesial deberá estar presente en los espacios de participación de políticas
públicas donde se articulan acciones para revitalizar la cultura, la
convivencia, el ocio y la celebración. Debemos luchar para que las “favelas” y
“villas miseria”, tengan asegurados los derechos básicos fundamentales; agua,
energía, vivienda y promover la ciudadanía ecológica integral. Instituir el
ministerio de acogida en las comunidades urbanas de la Amazonía para la
solidaridad fraterna con los migrantes, refugiados, personas sin hogar y
personas que han abandonado las zonas rurales.
37. Una atención especial merece la realidad de los
indígenas en los centros urbanos, pues son los más expuestos a los enormes
problemas de delincuencia juvenil, falta de trabajo, luchas étnicas e
injusticias sociales. Es uno de los mayores desafíos hoy en día: cada vez más
ciudades son los lugares de destino de todos los grupos étnicos y pueblos de la
Amazonía. Se deberá articular una pastoral indígena de la ciudad que atienda
esta realidad específica.
5. Una
espiritualidad de la escucha y el anuncio
38. La acción pastoral se sustenta en una espiritualidad
que se basa en la escucha de la palabra de Dios y el grito de su pueblo, para
después poder anunciar con espíritu profético la buena nueva. Reconocemos que
la Iglesia que escucha el clamor del Espíritu en el grito de la Amazonía puede
hacer suyos los gozos y las esperanzas, las tristezas y angustias de todos,
pero especialmente de los más pobres (cf. GS 1), que son hijas e hijos
predilectos de Dios. Descubrimos que las aguas caudalosas del Espíritu,
semejantes a las del río Amazonas, que periódicamente se desbordan, nos
conducen a esa vida sobreabundante que Dios nos ofrece para compartirla en el
anuncio.
C. NUEVOS CAMINOS PARA LA CONVERSIÓN PASTORAL
39. Los equipos misioneros itinerantes en la Amazonía,
van tejiendo y haciendo comunidad en el camino, ayudan a fortalecer la
sinodalidad eclesial. Pueden sumar varios carismas, instituciones y congregaciones,
laicos y laicas, religiosos y religiosas, sacerdotes. Sumar para llegar juntos
donde solos no se puede. Las giras de los misioneros que salen de su sede y
pasan un tiempo visitando comunidad por comunidad y celebrando sacramentos dan
pie a lo que se llama la “pastoral de visita”. Se trata de un tipo de método de
pastoral que responde a las condiciones y posibilidades actuales de nuestras
iglesias. Gracias a esos métodos, y por la acción del Espíritu Santo, esas
comunidades han desarrollado también una rica ministerialidad que es motivo de
acción de gracias.
40. Proponemos una red itinerante que reúna los distintos
esfuerzos de los equipos que acompañan y dinamizan la vida y la fe de las
comunidades en la Amazonía. Los caminos de incidencia política para la
transformación de la realidad deben ser discernidos con los pastores y laicos.
Con miras a pasar de visitas pastorales a una presencia más permanente, las
congregaciones y/o provincias de religiosos/as del mundo, que aún no están
involucrados en misiones, son invitados a establecer al menos un frente
misionero en cualquiera de los países amazónicos.
CAPITULO III: NUEVOS CAMINOS DE CONVERSIÓN
CULTURAL
“Y la Palabra se hizo carne y puso su tienda entre nosotros” (Jn.
1,14).
41. América Latina posee una inmensa biodiversidad y una
gran diversidad cultural. En ella, la Amazonía es una tierra de bosques y de
agua, de páramos y humedales, de sabanas y cordilleras, pero sobre todo tierra
de innumerables pueblos, muchos de ellos milenarios, habitantes ancestrales del
territorio, pueblos de perfume antiguo que continúan aromando el continente
contra toda desesperanza. Nuestra conversión debe ser también cultural,
hacernos al otro, aprender del otro. Estar presentes, respetar y reconocer sus
valores, vivir y practicar la inculturación y la interculturalidad en nuestro
anuncio de la Buena Noticia. Expresar y vivir la fe en la Amazonía es un
desafío siempre haciéndose. Ella se encarna no sólo en la pastoral sino en las
acciones concretas para con el otro, en la atención de la salud, en la
educación, en la solidaridad y apoyo para con los más vulnerables. Quisiéramos
compartir en esta sección todo ello.
A. EL ROSTRO DE IGLESIA EN LOS PUEBLOS AMAZÓNICOS
42. En los territorios de la Amazonía hay una realidad
pluricultural que exige tener una mirada que incluya a todos y a usar
expresiones que permitan identificar y vincular a todos los grupos y reflejen
identidades que sean reconocidas, respetadas y promovidas tanto en la Iglesia
como en la sociedad, que debe encontrar en los pueblos amazónicos un
interlocutor válido para el diálogo y el encuentro. Puebla habla de los rostros
que habitan en Latinoamérica y constata que, en los pueblos originarios, hay un
mestizaje que ha crecido y sigue creciendo con el encuentro y desencuentros
entre las diferentes culturas que hacen parte del continente. Este rostro,
también de la Iglesia en la Amazonía es un rostro que se encarna en su
territorio, que evangeliza y abre caminos para que los pueblos se sientan
acompañados en diferentes procesos de vida evangélica. También, está presente
un renovado sentido misionero por parte de los habitantes de los mismos
pueblos, realizando la misión profética y samaritana de la Iglesia que debe
fortalecerse con la apertura al diálogo de otras culturas. Sólo una Iglesia
misionera inserta e inculturada hará surgir las iglesias particulares
autóctonas, con rostro y corazón amazónicos, enraizadas en las culturas y
tradiciones propias de los pueblos, unidas en la misma fe en Cristo y diversas
en su manera de vivirla, expresarla y celebrarla.
1. Los
valores culturales de los pueblos amazónicos
43. En la gente de la Amazonía encontramos enseñanzas
para la vida. Los pueblos originarios y los que llegaron posteriormente y
forjaron su identidad en la convivencia, aportan valores culturales en los que
descubrimos las semillas del Verbo. En la selva no solo la vegetación está
entrelazada sosteniendo una especie a la otra, también los pueblos se
interrelacionan entre sí en una red de alianzas que a todos aporta ganancia. La
selva vive de las interrelaciones e interdependencias y esto ocurre en todos
los ámbitos de la vida. Gracias a ello, el frágil equilibrio de la Amazonía, se
mantuvo por siglos.
44. El pensamiento de los pueblos indígenas ofrece una
visión integradora de la realidad, que es capaz de comprender las múltiples
conexiones existentes entre todo lo creado. Esto contrasta con la corriente
dominante del pensamiento occidental que tiende a fragmentar para entender la
realidad, pero no logra volver a articular el conjunto de las relaciones entre
los diversos campos de conocimiento. El manejo tradicional de lo que la
naturaleza les ofrece ha sido hecho del modo que hoy denominamos manejo
sostenible. Encontramos además otros valores en los pueblos originarios como
son la reciprocidad, solidaridad, el sentido comunitario, la igualdad, la
familia, su organización social y el sentido de servicio.
2. Iglesia
presente y aliada de los pueblos en sus territorios
45. La codicia por la tierra está en la raíz de los conflictos
que conducen al etnocidio, así como al asesinato y la criminalización de los
movimientos sociales y de sus dirigentes. La demarcación y protección de la
tierra es una obligación de los Estados nacionales y de sus respectivos
gobiernos. Sin embargo, buena parte de los territorios indígenas están
desprovistos de protección y los ya demarcados están siendo invadidos por
frentes extractivos como la minería y la extracción forestal, por los grandes
proyectos de infraestructura, por los cultivos ilícitos y por los latifundios
que promueven el monocultivo y la ganadería extensiva.
46. De esta manera, la Iglesia se compromete a ser aliada
de los pueblos amazónicos para denunciar los atentados contra la vida de las
comunidades indígenas, los proyectos que afectan al medio ambiente, la falta de
demarcación de sus territorios, así como el modelo económico de desarrollo
depredador y ecocida. La presencia de la Iglesia entre las comunidades
indígenas y tradicionales necesita esta conciencia de que la defensa de la
tierra no tiene otra finalidad que la defensa de la vida.
47. La vida de los pueblos indígenas, mestizos,
riberiños, campesinos, quilombolas y/o afrodescendientes y las comunidades
tradicionales se ve amenazada por la destrucción, la explotación ambiental y la
violación sistemática de sus derechos territoriales. Es preciso defender los
derechos a la libre determinación, la demarcación de territorios y la consulta
previa, libre e informada. Estos pueblos tienen “condiciones sociales,
culturales y económicas que los distinguen de otros sectores de la comunidad
nacional, y que se rigen total o parcialmente por sus propias costumbres o
tradiciones o por una legislación especial” (Conv. 169 OIT, art. 1º, 1a). Para
la Iglesia, la defensa de la vida, la comunidad, la tierra y los derechos de
los pueblos indígenas es un principio evangélico, en defensa de la dignidad
humana: «He venido para que los hombres tengan vida y la tengan en abundancia»
(Jn 10, 10b).
48. La Iglesia promueve la salvación integral de la persona
humana, valorando la cultura de los pueblos indígenas, hablando de sus
necesidades vitales, acompañando a los movimientos en sus luchas por sus
derechos. Nuestro servicio pastoral constituye un servicio para la vida plena
de los pueblos indígenas, que nos mueve a anunciar la Buena Nueva del Reino de
Dios y a denunciar las situaciones de pecado, estructuras de muerte, violencia
e injusticias, promoviendo el diálogo intercultural, interreligioso y ecuménico
(cf. DAp 95). 49. Un capítulo específico precisan los Pueblos Indígenas en
Aislamiento Voluntario (PIAV) o Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto
Inicial (PIACI). En la Amazonía existen cerca de 130 pueblos o segmentos de
pueblos, que no mantienen contactos sistemáticos o permanentes con la sociedad
envolvente. Abusos y violaciones sistemáticas del pasado provocaron su
migración a lugares más inaccesibles, buscando protección, procurando preservar
su autonomía y optando por limitar o evitar sus relaciones con terceros. Hoy
continúan teniendo su vida amenazada por la invasión de sus territorios desde
diversos frentes y por su baja demografía, quedando expuestos a la limpieza
étnica y a la desaparición. En su encuentro con los Pueblos Indígenas de enero
de 2018 en Puerto Maldonado, el Papa Francisco nos recuerda: “Son los más
vulnerables de entre los vulnerables (...) Sigan defendiendo a estos hermanos
más vulnerables. Su presencia nos recuerda que no podemos disponer de los
bienes comunes al ritmo de la avidez de consumo.” (Fr. PM). Una opción por la
defensa de los PIAV/PIACI, no exime de la responsabilidad pastoral a las
Iglesias locales sobre ellos.
50. Esta responsabilidad debe manifestarse en acciones
específicas por la defensa de sus derechos, concretarse en acciones de
incidencia para que los Estados asuman la defensa de sus derechos mediante la
garantía legal e inviolable de los territorios que ocupan de forma tradicional,
inclusive adoptando medidas de precaución en las regiones donde habiendo sólo
indicios de su presencia, ésta no es confirmada oficialmente y estableciendo
mecanismos de cooperación bilateral entre estados, cuando estos grupos ocupen
espacios transfronterizos. En todo momento se debe garantizar el respeto a su
autodeterminación y a su libre decisión sobre el tipo de relaciones que quieren
establecer con otros grupos. Para ello será preciso que todo el pueblo de Dios,
y en especial las poblaciones vecinas a los territorios de los PIAV/PIACI, sean
sensibilizados sobre el respeto a estos pueblos y la importancia de la
inviolabilidad de sus territorios. Como San Juan Pablo II dijo en Cuiabá, en
1991 “La Iglesia, queridos hermanos y hermanas indios, ha estado y seguirá
estando siempre a vuestro lado para defender la dignidad de los seres humanos,
su derecho a tener una vida propia y pacífica, respetando los valores de sus
tradiciones, costumbres y culturas”.
B. CAMINOS PARA UNA IGLESIA INCULTURADA
51. Cristo con la encarnación dejó su prerrogativa de
Dios y se hizo hombre en una cultura concreta para identificarse con toda la humanidad.
La inculturación es la encarnación del Evangelio en las culturas autóctonas
(“lo que no se asume no se redime”, San Ireneo, cf. Puebla 400) y al mismo
tiempo la introducción de estas culturas en la vida de la Iglesia. En este
proceso los pueblos son protagonistas y acompañados por sus agentes y pastores.
1. La
vivencia de la fe expresada en la piedad popular y la catequesis inculturada
52. La piedad popular constituye un importante medio que
vincula a muchos pueblos de la Amazonía con sus vivencias espirituales, sus
raíces culturales y su integración comunitaria. Son manifestaciones con las que
el pueblo expresa su fe, a través de imágenes, símbolos, tradiciones, ritos y
otros sacramentales. Las peregrinaciones, procesiones y fiestas patronales deben
ser apreciadas, acompañadas, promovidas y algunas veces purificadas, ya que son
momentos privilegiados de evangelización que deben llevar al encuentro con
Cristo. Las devociones marianas están muy arraigadas en la Amazonía y en toda
América Latina.
53. Es característica la no clericalización de las
hermandades, cofradías y grupos vinculados a la piedad popular. Los laicos
asumen un protagonismo que difícilmente alcanzan en otros ámbitos eclesiales,
con la participación de hermanos y hermanas que ejercen servicios y dirigen
oraciones, bendiciones, cantos sagrados tradicionales, animan novenas,
organizan procesiones, promueven las fiestas patronales, etc. Es preciso “dar
una catequesis apropiada y acompañar la fe ya presente en la religiosidad
popular. Una manera concreta puede ser ofrecer un proceso de iniciación
cristiana.... que nos lleva a asemejarnos cada vez más a Jesucristo, provocando
la progresiva apropiación de sus actitudes” (DAp 300).
2. El
misterio de la fe reflexionado en una teología inculturada
54. La teología india, la teología de rostro amazónico y
la piedad popular ya son riqueza del mundo indígena, de su cultura y
espiritualidad. El misionero y agente de pastoral cuando lleva la palabra del
Evangelio de Jesús se identifica con la cultura y se produce el encuentro del
que nace el testimonio, el servicio, el anuncio y aprendizaje de las lenguas.
El mundo indígena con sus mitos, narrativa, ritos, canciones, danza y
expresiones espirituales enriquece el encuentro intercultural. Ya Puebla reconoce
que «las culturas no son terreno vacío, carente de auténticos valores. La
evangelización de la Iglesia no es un proceso de destrucción, sino de
consolidación y fortalecimiento de dichos valores; una contribución al
crecimiento de los “gérmenes del verbo”» (DP 401, cf. GS 57)
presentes en las culturas.
CAMINOS PARA UNA IGLESIA INTERCULTURAL
1. El
respeto a las culturas y a los derechos de los pueblos
55. Todos estamos invitados a acercarnos a los pueblos
amazónicos de igual a igual, respetando su historia, sus culturas, su estilo
del ‘buen vivir’ (PF 06.10.19). El colonialismo es la imposición de
determinados modos de vivir de unos pueblos sobre otros, tanto económica,
cultural o religiosamente. Rechazamos una evangelización de estilo
colonialista. Anunciar la Buena Nueva de Jesús implica reconocer los gérmenes
del Verbo ya presentes en las culturas. La evangelización que hoy proponemos
para la Amazonía, es el anuncio inculturado que genera procesos de
interculturalidad, procesos que promueven la vida de la Iglesia con una
identidad y un rostro amazónico.
2. La
promoción del diálogo intercultural en un mundo global
56. En la tarea evangelizadora de la Iglesia, que no debe
confundirse con proselitismo, habremos de incluir, procesos claros de
inculturación de nuestros métodos y esquemas misioneros. En concreto se propone
a los centros de investigación y pastoral de la iglesia que, en alianza con los
pueblos indígenas, estudien, recopilen y sistematicen las tradiciones de los
grupos étnicos amazónicos para favorecer un trabajo educativo que parta de su
identidad y cultura, ayude en la promoción y defensa de sus derechos, conserve
y difunda su valor en el escenario cultural latinoamericano.
57. Las acciones educativas se ven hoy interpeladas por
la necesidad de inculturación. Es un desafío buscar metodologías y contenidos
adecuados a los pueblos en los cuales se quiere ejercer el ministerio de la
enseñanza. Para ello, es importante el conocimiento de sus lenguas, sus
creencias y aspiraciones, sus necesidades y esperanzas; así como la
construcción colectiva de procesos educativos que tengan tanto en la forma como
en los contenidos, la identidad cultural de las comunidades amazónicas,
insistiendo en la formación de la ecología integral como eje transversal.
3. Los
desafíos para la salud, la educación y la comunicación
58. La Iglesia asume como tarea importante promover la
educación en salud preventiva y ofrecer asistencia sanitaria en lugares donde
la asistencia del Estado no llega. Se requiere favorecer iniciativas de integración
que beneficien la salud de los amazónicos. También es importante promover la
socialización de conocimientos ancestrales en el campo de la medicina
tradicional propia de cada cultura.
59. Entre las complejidades del territorio amazónico,
destacamos la fragilidad de la educación sobre todo en los pueblos indígenas.
Aunque la educación es un derecho humano, la calidad educativa es deficiente y
la deserción escolar muy frecuente, sobre todo en las niñas. La educación
evangeliza, promueve la transformación social, empoderando a las personas con
un sano sentido crítico. “Una buena educación escolar a una temprana edad pone
semillas que pueden producir efectos a lo largo de una vida” (LS 213).
Es nuestra tarea promover una educación para la solidaridad, que brote de la
conciencia de un origen común y de un futuro compartido por todos (cf. LS 202).
Es preciso exigir a los gobiernos la implementación de una educación pública,
intercultural y bilingüe.
60. El mundo, cada vez más globalizado y complejo, ha
desarrollado una red informativa sin precedentes. Sin embargo, tal flujo de
información instantánea no conlleva a una mejor comunicación o conexión entre
los pueblos. En la Amazonía, queremos promover una cultura comunicativa que
favorezca el diálogo, la cultura del encuentro, y el cuidado de la “casa
común”. Motivados por una ecología integral, deseamos potenciar los espacios de
comunicación ya existentes en la región, para así promover de modo urgente una
conversión ecológica integral. Para ello, es preciso colaborar con la formación
de agentes de comunicación autóctonos, especialmente indígenas. Ellos no sólo
son interlocutores privilegiados para la evangelización y la promoción humana
en el territorio, sino que además nos ayudan a difundir la cultura del ‘buen
vivir’ y del cuidado por la creación.
61. Con el fin de desarrollar las diversas conexiones con
toda la Amazonía y mejorar su comunicación, la Iglesia quiere crear una red de
comunicación eclesial panamazónica, que comprende los diversos medios utilizados
por las iglesias particulares y otros organismos eclesiales. Su contribución
puede tener resonancia y ayuda en la conversión ecológica de la Iglesia y el
planeta. La REPAM puede colaborar en el asesoramiento y apoyo a los procesos
formativos, seguimiento y fortalecimiento de la comunicación en la región
panamazónica.
C. NUEVOS CAMINOS PARA LA CONVERSIÓN CULTURAL
62. En este sentido proponemos la creación de una red
escolar de educación bilingüe para la Amazonía (similar a Fe y Alegría) que
articule propuestas educativas que respondan a las necesidades de las
comunidades, respetando, valorando e integrando en ellas la identidad cultural
y la lingüística.
63. Queremos sostener, apoyar y favorecer las
experiencias educativas de educación intercultural bilingüe que ya existen en
las jurisdicciones eclesiásticas de la Amazonía e implicar a universidades
católicas para que trabajen y se comprometan en red.
64. Buscaremos nuevas formas de educación convencional y
no convencional, como la educación a distancia, de acuerdo con las necesidades
de los lugares, tiempos y personas.
CAPITULO IV: NUEVOS CAMINOS DE CONVERSIÓN
ECOLÓGICA
“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Jn.
10.10).
65. Nuestro planeta es un regalo de Dios, pero sabemos
también que vivimos la urgencia de actuar frente a una crisis socioambiental
sin precedentes. Necesitamos una conversión ecológica para responder
adecuadamente. Por ello como Iglesia Amazónica, frente a la agresión cada vez
mayor a nuestro bioma amenazado por su desaparición con consecuencias tremendas
para nuestro planeta, nos ponemos en camino inspirados por la propuesta de la
ecología integral. Reconocemos las heridas causadas por el ser humano en nuestro
territorio, queremos aprender de nuestros hermanos y hermanas de los pueblos
originarios, en un diálogo de saberes, el desafío de dar nuevas respuestas
buscando modelos de desarrollo justo y solidario. Queremos cuidar nuestra “casa
común” en la Amazonía y proponemos nuevos caminos para ello.
A. HACIA UNA ECOLOGÍA INTEGRAL DESDE LA ENCÍCLICA
LAUDATO SI’
1. Amenazas
contra el bioma amazónico y sus pueblos
66. Dios nos ha dado la tierra como don y como tarea,
para cuidarla y para responder por ella; nosotros no somos sus dueños. La ecología
integral tiene su fundamento en el hecho de que “todo está íntimamente
relacionado” (LS 16). Por ello ecología y justicia social están
intrínsecamente unidos (cf. LS 137). Con la ecología integral emerge un
nuevo paradigma de justicia, ya que “un verdadero planteo ecológico se
convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las
discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra
como el clamor de los pobres” (LS 49). La ecología integral, así,
conecta el ejercicio del cuidado de la naturaleza con aquél de la justicia por
los más empobrecidos y desfavorecidos de la tierra, que son la opción preferida
de Dios en la historia revelada.
67. Es urgente enfrentarnos a la explotación ilimitada de
la “casa común” y de sus habitantes. Una de las causas principales de la
destrucción en la Amazonía es el Extractivismo predatorio que responde a la
lógica de la avaricia, propia del paradigma tecnocrático dominante (LS 101).
Ante la situación apremiante del planeta y de la Amazonía, la ecología integral
no es un camino más que la Iglesia puede elegir de cara al futuro en este
territorio, es el único camino posible, pues no hay otra senda viable para
salvar la región. La depredación del territorio viene acompañada del
derramamiento de sangre inocente y de la criminalización de los defensores de
la Amazonía.
68. La Iglesia es parte de una solidaridad internacional
que debe favorecer y reconocer el rol central del bioma amazónico para el
equilibrio del clima del planeta; anima a la comunidad internacional a disponer
nuevos recursos económicos para su protección y la promoción de un modelo de desarrollo
justo y solidario, con el protagonismo y la participación directa de las
comunidades locales y de los pueblos originarios en todas las fases desde el
planteamiento hasta la implementación, fortaleciendo también las herramientas
ya desarrolladas por la convención marco sobre el cambio climático.
69. Resulta escandaloso que se criminalice a los líderes
e incluso a las comunidades, por el sólo hecho de reclamar sus mismos derechos.
En todos los países amazónicos hay leyes que reconocen los derechos humanos, en
especial los de los pueblos indígenas. En los últimos años, la región
(amazónica) ha vivido complejas transformaciones, donde los derechos humanos de
las comunidades han sido impactados por normas, políticas públicas y prácticas
enfocadas principalmente en la ampliación de las fronteras extractivas de
recursos naturales y en el desarrollo de megaproyectos de infraestructura, los
cuales ejercen presiones sobre los territorios ancestrales indígenas. Esto va
acompañado, según el mismo informe, de una grave situación de impunidad en la
región con relación a violaciones de derechos humanos y de barreras para
obtener justicia (Informe CIDH /OEA, Pueblos Indígenas y tribales de la
Panamazonía. 5 y 188. Sept. 2019).
70. Para los cristianos, el interés y preocupación por la
promoción y respeto de los derechos humanos, tanto individuales como
colectivos, no es opcional. El ser humano es creado a imagen y semejanza del
Dios Creador, y su dignidad es inviolable. Por eso la defensa y promoción de
los derechos humanos no es meramente un deber político o una tarea social, sino
también y sobre todo una exigencia de fe. Tal vez no podamos modificar
inmediatamente el modelo de un desarrollo destructivo y extractivista
imperante, pero, sí tenemos la necesidad de saber y dejar en claro ¿dónde nos
ubicamos?, ¿al lado de quién estamos?, ¿qué perspectiva asumimos?, ¿cómo
trasmitimos la dimensión política y ética de nuestra palabra de fe y vida? Por
esta razón: a) denunciamos la violación de los derechos humanos y la destrucción
extractiva; b) asumimos y apoyamos las campañas de desinversión de compañías
extractivas relacionadas al daño socio-ecológico de la Amazonía, comenzando por
las propias instituciones eclesiales y también en alianza con otras iglesias;
c) llamamos a una transición energética radical y a la búsqueda de
alternativas: «La civilización requiere energía, ¡pero el uso de la energía no
debe destruir la civilización!» (Papa Francisco, Discurso a los
participantes en la conferencia “Transición energética y cuidado de la casa
común”, 9 junio 2018). Proponemos desarrollar programas de capacitación,
sobre el cuidado de la “casa común”, que deben ser diseñados para agentes
pastorales y demás fieles, abiertos a toda la comunidad, en “un esfuerzo de
concientización de la población” (LS 214).
2. El
desafío de nuevos modelos de desarrollo justo, solidario y sostenible
71. Constatamos que la intervención del ser humano ha
perdido su carácter “amigable”, para asumir una actitud voraz y predatoria que
tiende a exprimir la realidad hasta la extenuación de todos los recursos
naturales disponibles. “El paradigma tecnocrático tiende a ejercer su dominio
sobre la economía y la política” (LS 109). Para contrarrestar esto, que
daña gravemente la vida, es preciso buscar modelos económicos alternativos, más
sostenibles, amigables con la naturaleza, con un sólido “sustento espiritual.
Por eso, junto con los pueblos amazónicos, solicitamos que los Estados dejen de
considerar a la Amazonía como una despensa inagotable (cf. Fr PM). Quisiéramos
que desarrollen políticas de inversión que tengan como condición para toda
intervención, el cumplimiento de elevados estándares sociales y medio
ambientales y el principio fundamental de la preservación de la Amazonía. Para
ello, es necesario que cuenten con la participación de los Pueblos Indígenas
organizados, de otras comunidades amazónicas y de las diferentes instituciones
científicas que ya vienen proponiendo modelos de aprovechamiento del bosque en
pie. El nuevo paradigma del desarrollo sostenible debe ser socialmente
inclusivo, combinando conocimientos científicos y tradicionales para empoderar
a las comunidades tradicionales e indígenas, en su mayoría mujeres, y hacer que
esas tecnologías sirvan al bienestar y la protección de los bosques.
72. Se trata entonces de discutir el valor real que
cualquier actividad económica o extractiva posee, es decir, el valor que aporta
y devuelve a la tierra y a la sociedad considerando la riqueza que extrae de
ellas y sus consecuencias socio-ecológicas. Muchas actividades extractivas,
como la minería a gran escala, particularmente la ilegal, disminuyen
sustancialmente el valor de la vida amazónica. En efecto, arrancan la vida de
los pueblos y los bienes comunes de la tierra, concentrando poder económico y
político en manos de pocos. Peor aún, muchos de estos proyectos destructivos se
realizan en nombre del progreso, y son apoyados – o permitidos – por los
gobiernos locales, nacionales y extranjeros.
73. Junto a los pueblos amazónicos (cf. LS 183) y
a su horizonte del ‘buen vivir’, llamarnos a una conversión ecológica
individual y comunitaria que salvaguarde una ecología integral y un modelo de
desarrollo en donde los criterios comerciales no estén por encima de los
medioambientales y de los derechos humanos. Deseamos sostener una cultura de
paz y respeto – no de violencia y atropello – y una economía centrada en la
persona que además cuide de la naturaleza. Por lo tanto, proponemos generar
alternativas de desarrollo ecológico integral desde las cosmovisiones que sean
construidas con las comunidades, rescatando la sabiduría ancestral. Apoyamos
proyectos que proponen una economía solidaria y sostenible, circular y
ecológica, tanto a nivel local e internacional, a nivel de investigación y en
el campo de acción, en los sectores formales e informales. En esta línea,
convendría sostener y promover experiencias de cooperativas de bio-producción,
de reservas forestales y de consumo sostenibles. El futuro de la Amazonía está
en manos de todos nosotros, pero depende principalmente de que abandonemos de
inmediato el modelo actual que destruye el bosque, no trae bienestar y pone en
peligro a este inmenso tesoro natural y a sus guardianes.
B. IGLESIA QUE CUIDA LA “CASA COMÚN” EN LA AMAZONÍA
1. La
dimensión socio-ambiental de la evangelización
74. A todos nos corresponde ser guardianes de la obra de
Dios. Los protagonistas del cuidado, la protección y la defensa de los derechos
de los pueblos y de los derechos de la naturaleza en esta región son las mismas
comunidades amazónicas. Son ellos los agentes de su propio destino, de su
propia misión. En este escenario, el papel de la Iglesia es el de aliada. Ellos
han expresado claramente que quieren que la Iglesia los acompañe, que camine
junto a ellos, no que les imponga un modo de ser particular, un modo de
desarrollo específico que poco tiene que ver con sus culturas, tradiciones y
espiritualidades. Ellos saben cómo cuidar la Amazonía, cómo amarla y
protegerla; lo que necesitan es que la Iglesia los apoye.
75. La función de la Iglesia es fortalecer esa capacidad
de apoyo y participación. Así promovemos una formación que tenga en cuenta la
calidad de vida ética y espiritual de las personas desde una visión integral.
La Iglesia debe atender de forma primordial a las comunidades afectadas por
daños socio-ambientales. Continuando con la tradición eclesial Latinoamericana,
en donde figuras como San José de Anchieta, Bartolomé de las Casas, los
mártires paraguayos, muertos en Rio Grande do Sul (Brasil) Roque González, San
Alfonso Rodríguez y San Juan del Castillo, entre otros, nos enseñaron que la
defensa de los pueblos originarios de este continente está intrínsecamente
ligada con la fe en Jesucristo y su buena nueva. Hoy en día debemos formar
agentes pastorales y ministros ordenados con sensibilidad socioambiental.
Queremos una Iglesia que navega río adentro y hace su andadura por la Amazonía,
promoviendo un estilo de vida en armonía con el territorio, y a la vez con el
‘buen vivir’ de los que allí habitan.
76. La Iglesia reconoce la sabiduría de los pueblos
amazónicos sobre la biodiversidad, una sabiduría tradicional que es un proceso
vivo y siempre en marcha. El robo de esos conocimientos es la biopiratería, una
forma de violencia contra esas poblaciones. La Iglesia debe ayudar a preservar y
mantener esos conocimientos y las innovaciones y prácticas de las poblaciones,
respetando la soberanía de los países y sus leyes que reglamentan el acceso a
los recursos genéticos y el conocimiento tradicional asociado. En la medida de
lo posible ella debe ayudar a esas poblaciones a garantizar la repartición de
los beneficios provenientes de la utilización de ese conocimiento, de las
innovaciones y prácticas en un modelo de desarrollo sostenible e inclusivo.
77. Se necesita de manera urgente el desarrollo de
políticas energéticas que logren reducir drásticamente la emisión de dióxido de
carbono (CO2) y de otros gases relacionados con el cambio climático. Las nuevas
energías limpias ayudarán a promover la salud. Todas las empresas deben
establecer sistemas de monitoreo de la cadena de suministro para garantizar que
la producción que compran, crean o venden, sea producida de una manera social y
ambientalmente sostenible. Además, “el acceso al agua potable y segura es un
derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la
sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de
los demás derechos humanos”. (LS 30). Tal derecho está reconocido por
las Naciones Unidas (2010). Necesitamos trabajar conjuntamente para que el derecho
fundamental, de acceso al agua limpia se respete en el territorio.
78. La Iglesia opta por la defensa de la vida, de la
tierra y de las culturas originarias amazónicas. Esto implicaría, el acompañar
a los pueblos amazónicos en el registro, la sistematización y difusión de datos
e informaciones sobre sus territorios y la situación jurídica de los mismos.
Queremos priorizar la incidencia y el acompañamiento para lograr la demarcación
de tierras, especialmente la de los PIACI (América hispanófona) o PIAV (América
lusófona). Incentivamos a los Estados a que cumplan con sus obligaciones
constitucionales sobre estos asuntos, incluyendo el derecho de acceso al agua.
79. La Doctrina Social de la Iglesia, que desde hace
tiempo ha tratado el tema ecológico, se ve hoy enriquecida con una mirada más
de conjunto que abarca la relación entre los pueblos amazónicos y sus
territorios, siempre en diálogo con sus conocimientos y sabidurías ancestrales.
Por ejemplo, reconociendo la forma en que los pueblos indígenas se relacionan y
protegen sus territorios, como una referencia indispensable para nuestra
conversión hacia una ecología integral. En esta luz queremos crear ministerios
para el cuidado de la “casa común” en la Amazonía, que tengan como función
cuidar el territorio y las aguas junto con las comunidades indígenas, y un
ministerio de acogida para aquellos que son desplazados de sus territorios
hacia las urbes.
2. Iglesia
pobre, con y para los pobres desde las periferias vulnerables
80. Reafirmamos nuestro compromiso por defender la vida
en su integralidad desde su concepción hasta su ocaso y la dignidad de todas
las personas. La Iglesia ha estado y está al lado de las comunidades indígenas
para salvaguardar el derecho a tener una vida propia y tranquila, respetando los
valores de sus tradiciones, costumbres y culturas, la preservación de los ríos
y bosques, que son espacios sagrados, fuente de vida y sabiduría. Apoyamos los
esfuerzos de tantos que, de modo valiente, defienden la vida en todas sus
formas y etapas. Nuestro servicio pastoral constituye un servicio a la plena
vida de los pueblos indígenas que nos obliga a proclamar a Jesucristo y a la
Buena Nueva del Reino de Dios, para frenar las situaciones de pecado, las
estructuras de la muerte, la violencia y las injusticias internas y externas y
promover el diálogo intercultural, interreligioso y ecuménico.
C. NUEVOS CAMINOS PARA LA PROMOCIÓN ECOLÓGICA INTEGRAL
1. Interpelación
profética y mensaje de esperanza a toda la Iglesia y todo el mundo
81. La defensa de la vida de la Amazonía y de sus pueblos
requiere de una profunda conversión personal, social y estructural. La Iglesia
está incluida en esta llamada a desaprender, aprender y reaprender, para
superar así cualquier tendencia hacia modelos colonizadores que han causado
daño en el pasado. En ese sentido es importante que seamos conscientes de la
fuerza del neo-colonialismo que está presente en nuestras decisiones cotidianas
y el modelo de desarrollo predominante que se expresa en el modelo creciente de
agricultura de monocultivo, nuestros modos de transporte y el imaginario de
bienestar desde el consumo que vivimos en la sociedad y que tiene implicaciones
directas e indirectas en la Amazonía. Ante ello, un horizonte global, aún
escuchando las voces de iglesias hermanas, queremos abrazar una espiritualidad
de la ecología integral, a fin de promover el cuidado de la creación. Para
alcanzarlo debemos ser una comunidad de discípulos misioneros mucho más
participativa e incluyente.
82. Proponemos definir el pecado ecológico como una
acción u omisión contra Dios, contra el prójimo, la comunidad y el ambiente. Es
un pecado contra las futuras generaciones y se manifiesta en actos y hábitos de
contaminación y destrucción de la armonía del ambiente, transgresiones contra
los principios de interdependencia y la ruptura de las redes de solidaridad
entre las criaturas (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 340-344) y
contra la virtud de la justicia. También proponemos crear ministerios
especiales para el cuidado de la “casa común” y la promoción de la ecología
integral a nivel parroquial y en cada jurisdicción eclesiástica, que tengan
como funciones, entre otras, el cuidado del territorio y de las aguas, así como
la promoción de la encíclica Laudato si’. Asumir el programa pastoral,
educativo y de incidencia de la Encíclica Laudato si’ en sus capítulos V
y VI en todos los niveles y estructuras de la Iglesia.
83. Como manera de reparar la deuda ecológica que tienen
los países con la Amazonía, proponemos la creación de un fondo mundial para
cubrir parte de los presupuestos de las comunidades presentes en la Amazonía
que promueven su desarollo integral y autosostenible y así también protegerlas
del ansia depredadora de querer extraer sus recursos naturales por parte de las
empresas nacionales y multinacionales.
84. Adoptar hábitos responsables que respeten y valoren a
los pueblos del Amazonas, sus tradiciones y sabiduría, protegiendo la tierra y
cambiando nuestra cultura de consumo excesivo, la producción de residuos
sólidos, estimulando el reuso y el reciclaje. Debemos reducir nuestra
dependencia de los combustibles fósiles y el uso de plásticos, cambiando
nuestros hábitos alimenticios (exceso de consumo de carne y peces/mariscos) con
estilos de vida más sobrios. Comprometerse activamente en la siembra de árboles
buscando alternativas sostenibles en agricultura, energía y movilidad que
respeten los derechos de la naturaleza y el pueblo. Promover la educación en
ecología integral en todos los niveles, promover nuevos modelos económicos e
iniciativas que promuevan una calidad de vida sostenible.
2. Observatorio
Socio Pastoral Amazónico
85. Crear un observatorio socioambiental pastoral,
fortaleciendo la lucha en la defensa de la vida. Realizar un diagnóstico del
territorio y de sus conflictos socioambientales en cada Iglesia local y
regional, para poder asumir una posición, tomar decisiones y defender los
derechos de los más vulnerables. El Observatorio trabajaría en alianza con el
CELAM, la CLAR, Caritas, la REPAM, los Episcopados nacionales, las Iglesias
locales, las Universidades Católicas, la CIDH, otros actores no eclesiales en
el continente y los representantes de los pueblos indígenas. Igualmente pedimos
que en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, se cree
una oficina amazónica que este en relación con este Observatorio y las demás
instituciones locales amazónicas.
CAPITULO V: NUEVOS CAMINOS DE CONVERSIÓN
SINODAL
“Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfeccionados en unidad”
(Jn. 17,23).
86. Para caminar juntos la Iglesia necesita una
conversión Sinodal, sinodalidad del Pueblo de Dios bajo la guía del Espíritu en
la Amazonía. Con este horizonte de comunión y participación buscamos los nuevos
caminos eclesiales, sobre todo, en la ministerialidad y la sacramentalidad de
la Iglesia con rostro amazónico. La vida consagrada, los laicos y entre ellos
las mujeres, son los protagonistas antiguos y siempre nuevos que nos llaman a
esta conversión.
A. LA SINODALIDAD MISIONERA EN LA IGLESIA AMAZÓNICA
1. La
sinodalidad misionera de todo el Pueblo de Dios bajo la guía del Espíritu
87. “Sínodo” es una palabra antigua venerada por la
Tradición; indica el camino que recorren juntos los miembros del pueblo de
Dios; remite al Señor Jesús, quien se presenta como “el camino, la verdad y la
vida” (Jn 14,6), y al hecho de que los cristianos, sus seguidores,
fueron llamados “los discípulos del camino” (Hech 9,2); ser sinodales es
seguir juntos “el camino del Señor” (Hch 18,25). La sinodalidad es el
modo de ser de la Iglesia primitiva (cf. Hech 15) y debe ser el nuestro.
“Las partes del cuerpo son muchas, pero el cuerpo es uno; por muchas que sean
las partes, todas forman un solo cuerpo. Así también Cristo” (1 Co 12,12).
La sinodalidad caracteriza también la Iglesia del Vaticano II, entendida como
Pueblo de Dios, en igualdad y común dignidad frente a la diversidad de
ministerios, carismas y servicios. Ella “indica la forma específica de vivir y
actuar (modus vivendi et operandi) de la Iglesia del Pueblo de Dios, que
manifiesta y realiza de manera concreta su ser “comunión”, en el caminar
juntos, en el reunirse en asamblea y en la participación activa de todos sus
miembros en su acción evangelizadora" (...), es decir, en la
“corresponsabilidad y participación de todo el pueblo de Dios en la vida y en
la misión de la Iglesia” (CTI, La sinodalidad…, n. 6-7).
88. Para caminar juntos, la Iglesia de hoy necesita una
conversión a la experiencia sinodal. Es necesario fortalecer una cultura de
diálogo, de escucha recíproca, de discernimiento espiritual, de consenso y
comunión para encontrar espacios y modos de decisión conjunta y responder a los
desafíos pastorales. Así se fomentará la corresponsabilidad en la vida de la
Iglesia con espíritu de servicio. Urge caminar, proponer y asumir las
responsabilidades para superar el clericalismo y las imposiciones arbitrarias.
La sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia. No se puede ser
Iglesia sin reconocer un efectivo ejercicio del sensus fidei de todo el
Pueblo de Dios.
2. Espiritualidad
de comunión sinodal bajo la guía del Espíritu
89. La Iglesia vive de la comunión con el Cuerpo de
Cristo por el don del Espíritu Santo. El llamado “Concilio apostólico de
Jerusalén” (cf. Hech 15; Gal 2,1-10) es un acontecimiento sinodal
en el que la Iglesia Apostólica, en un momento decisivo de su camino, vive su
vocación a la luz de la presencia del Señor resucitado en vista de la misión.
Este acontecimiento se constituyó en la figura paradigmática de los Sínodos de
la Iglesia y de su vocación sinodal. La decisión tomada por los Apóstoles, con
la compañía de toda la comunidad de Jerusalén, fue obra de la acción del
Espíritu Santo que guía el camino de la Iglesia asegurándole la fidelidad al
Evangelio de Jesús: “Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros” (Hch 15,28).
Toda la asamblea recibió la decisión y la hizo propia (Hch 15,22); luego hizo
lo mismo la comunidad de Antioquía (Hch 15, 30-31). Ser verdaderamente
“sinodal” es avanzar en armonía bajo el impulso del Espíritu vivificador.
90. La Iglesia en la Amazonía está llamada a caminar en
el ejercicio del discernimiento, que es el centro de los procesos y
acontecimientos sinodales. Se trata de determinar y de recorrer como Iglesia,
mediante la interpretación teologal de los signos de los tiempos, bajo la guía
del Espíritu Santo, el camino a seguir en el servicio del designio de Dios. El
discernimiento comunitario permite descubrir una llamada que Dios hace oír en
cada situación histórica determinada. Esta Asamblea es un momento de gracia para
ejercitar la escucha recíproca, el diálogo sincero y el discernimiento
comunitario para el bien común del Pueblo de Dios en la Región Amazónica, y
luego, en la etapa de actuación de las decisiones, para seguir caminando bajo
el impulso del Espíritu Santo en las pequeñas comunidades, las parroquias, las
diócesis, los vicariatos, las “prelacías”, y en toda la región.
3. Hacia
un estilo sinodal de vivir y de obrar en la región amazónica
91. Con audacia evangélica, queremos implementar nuevos
caminos para la vida de la Iglesia y su servicio a una ecología integral en la
Amazonía. La sinodalidad marca un estilo de vivir la comunión y la
participación en las iglesias locales que se caracteriza por el respeto a la
dignidad y la igualdad de todos los bautizados y bautizadas, el complemento de
los carismas y los ministerios, el gusto de reunirse en asambleas para
discernir juntos la voz del Espíritu. Este Sínodo nos brinda la ocasión de
reflexionar sobre la forma de estructurar las iglesias locales en cada región y
país, y de avanzar en una conversión sinodal que señale rutas comunes en la
evangelización. La lógica de la encarnación enseña que Dios, en Cristo, se
vincula a los seres humanos que viven en las “culturas propias de los pueblos”
(AG 9) y que la Iglesia, Pueblo de Dios inserto entre los pueblos, tiene
la belleza de un rostro pluriforme porque arraiga en muchas culturas diversas (EG
116). Esto se realiza en la vida y la misión de las iglesias locales
radicadas en cada “gran territorio socio-cultural” (AG 22).
92. Una Iglesia con rostro amazónico necesita que sus
comunidades estén impregnadas de un espíritu sinodal, respaldadas por
estructuras organizativas acordes a esta dinámica, como auténticos organismos
de “comunión”. Las formas del ejercicio de la sinodalidad son variadas, deberán
ser descentralizadas en sus diversos niveles (diocesano, regional, nacional,
universal), respetuosas y atentas a los procesos locales, sin debilitar el
vínculo con las demás Iglesias hermanas y con la Iglesia universal. Las formas
organizativas para el ejercicio de la sinodalidad pueden ser variadas, ellas
establecen una sincronía entre la comunión y la participación, entre la
corresponsabilidad y la ministerialidad de todos, prestando especial atención a
la participación efectiva de los laicos en el discernimiento y en la toma de
decisiones, potenciando la participación de las mujeres.
B. NUEVOS CAMINOS PARA LA MINISTERIALIDAD ECLESIAL
1. Iglesia
ministerial y nuevos ministerios
93. La renovación del Concilio Vaticano II sitúa los
laicos en el seno del Pueblo de Dios, en una Iglesia toda ella ministerial, que
tiene en el sacramento del bautismo la base de la identidad y de la misión de
todo cristiano. “Los laicos son fieles que por el bautismo fueron incorporados
a Cristo, constituidos en el Pueblo de Dios y, a su modo, hechos partícipes del
munus sacerdotal, profético y regio de Cristo, por lo que ejercen su rol en la
misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo” (LG 31). De
esta triple relación, con Cristo, la Iglesia y el mundo, nace la vocación y la
misión del laicado. La Iglesia en la Amazonía, en vista de una sociedad justa y
solidaria en el cuidado de la “casa común”, quiere hacer de los laicos actores
privilegiados. Su actuación, ha sido y es vital, sea en la coordinación de
comunidades eclesiales, en el ejercicio de ministerios, así como en su
compromiso profético en un mundo inclusivo para todos, que tiene en sus
mártires un testimonio que nos interpela.
94. Como expresión de la corresponsabilidad de todos los
bautizados en la Iglesia y del ejercicio del sensus fidei de todo el
Pueblo de Dios, surgieron las asambleas y consejos de pastoral en todos los
ámbitos eclesiales, así como los equipos de coordinación de los diferentes
servicios pastorales y los ministerios confiados a los laicos. Reconocemos la
necesidad de fortalecer y ampliar los espacios para la participación del
laicado, ya sea en la consulta como en la toma de decisiones, en la vida y en
la misión de la Iglesia.
95. Aunque la misión en el mundo sea tarea de todo
bautizado, el Concilio Vaticano II puso de relieve la misión del laicado: “la
esperanza de una Nueva Tierra, lejos de atenuar, antes debe impulsar la
solicitud por el perfeccionamiento de esta tierra” (GS 39). Para la
Iglesia amazónica es urgente que se promuevan y se confieran ministerios para
hombres y mujeres de forma equitativa. El tejido de la iglesia local, también
en la Amazonía, está garantizado por las pequeñas comunidades eclesiales
misioneras que cultivan la fe, escuchan la Palabra y celebran juntos cerca de
la vida de la gente. Es la Iglesia de hombres y mujeres bautizados que debemos
consolidar promoviendo la ministerialidad y, sobre todo, la conciencia de la
dignidad bautismal.
96. Además, el Obispo pueda confiar, por un mandato de
tiempo determinado, ante la ausencia de sacerdotes en las comunidades, el
ejercicio de la cura pastoral de la misma a una persona no investida del
carácter sacerdotal, que sea miembro de la comunidad. Deben evitarse
personalismos y por ello será un cargo rotativo. El Obispo podrá constituir
este ministerio en representación de la comunidad cristiana con un mandato
oficial mediante un acto ritual para que la persona responsable de la comunidad
sea reconocida también a nivel civil y local. Queda siempre el sacerdote, con
la potestad y facultad del párroco, como responsable de la comunidad.
2. La
vida consagrada
97. El texto evangélico -“El espíritu del Señor está
sobre mí porque me ha ungido, para anunciar a los pobres la Buena Nueva” (Lc
4,18)- expresa una convicción que anima la misión de la vida consagrada en
la Amazonía, enviada a proclamar la Buena Nueva en el acompañamiento cercano a
los pueblos indígenas, a los más vulnerables y a los más alejados, desde un
diálogo y anuncio que posibiliten un conocimiento profundo de la
espiritualidad. Una vida consagrada con experiencias intercongregacionales e
interinstitucionales puede permanecer en comunidades, donde nadie quiere estar
y con quien nadie quiere estar, aprendiendo y respetando la cultura y las
lenguas indígenas para llegar al corazón de los pueblos.
98. La misión, al mismo tiempo que contribuye a edificar
y consolidar la Iglesia, fortalece y renueva la vida consagrada y la llama con
más fuerza a retomar lo más puro de su inspiración original. De esta suerte su
testimonio será profético y fuente de nuevas vocaciones religiosas. Proponemos
apostar por una vida consagrada con identidad amazónica, fortaleciendo las
vocaciones autóctonas. Apoyamos la inserción y la itinerancia de los consagrados,
junto a los más empobrecidos y excluidos. Los procesos formativos deben incluir
el enfoque desde la interculturalidad, la inculturación y los diálogos entre
espiritualidades y cosmovisiones amazónicas.
3. La
presencia y la hora de la mujer
99. La Iglesia en la Amazonía quiere “ampliar los
espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia” (EG 103).
“No reduzcamos el compromiso de las mujeres en la Iglesia, sino que promovamos
su participación activa en la comunidad eclesial. Si la Iglesia pierde a las
mujeres en su total y real dimensión, la Iglesia se expone a la esterilidad”
(Papa Francisco, Encuentro con el Episcopado brasileño, Rio de Janeiro,
27 de julio de 2013). 100. El Magisterio de la Iglesia desde el Concilio
Vaticano II ha resaltado el lugar protagónico que la mujer ocupa dentro de
ella: “Llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se
cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una
influencia, un peso, un poder jamás alcanzados hasta ahora. Por eso, en este
momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres
llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no
decaiga” (Pablo VI, 1965; AAS 58, 1966, 13-14).
101. La sabiduría de los pueblos ancestrales afirma que
la madre tierra tiene rostro femenino. En el mundo indígena y occidental la
mujer es la que trabaja en múltiples facetas, en la instrucción de los hijos,
en la transmisión de la fe y del Evangelio, son presencia testimonial y
responsable en la promoción humana, por lo que se pide que la voz de las
mujeres sea oída, que ellas sean consultadas y participen en las tomas de
decisiones y, de este modo, puedan contribuir con su sensibilidad para la
sinodalidad eclesial. Valoramos “la función de la mujer, reconociendo su papel
fundamental en la formación y continuidad de las culturas, en la
espiritualidad, en las comunidades y familias. Es necesario que ella asuma con
mayor fuerza su liderazgo en el seno de la Iglesia, y que ésta lo reconozca y
promueva reforzando su participación en los consejos pastorales de parroquias y
diócesis, o incluso en instancias de gobierno.
102. Ante la realidad que sufren las mujeres víctimas de
violencia física, moral y religiosa, incluso el feminicidio, la Iglesia se
posiciona en defensa de sus derechos y las reconoce como protagonistas y
guardianes de la creación y de la “casa común”. Reconocemos la ministerialidad
que Jesús reservó para las mujeres. Es necesario fomentar la formación de
mujeres en estudios de teología bíblica, teología sistemática, derecho
canónico, valorando su presencia en organizaciones y liderazgo dentro y fuera
del entorno eclesial. Queremos fortalecer los lazos familiares, especialmente a
las mujeres migrantes. Aseguramos su lugar en los espacios de liderazgo y
capacitación. Pedimos revisar el Motu Propio de San Pablo VI, Ministeria
quedam, para que también mujeres adecuadamente formadas y preparadas puedan
recibir los ministerios del Lectorado y el Acolitado, entre otros a ser
desarrollados. En los nuevos contextos de evangelización y pastoral en la
Amazonía, donde la mayoría de las comunidades católicas son lideradas por
mujeres, pedimos sea creado el ministerio instituido de “la mujer dirigente de
la comunidad” y reconocer esto, dentro del servicio de las cambiantes
exigencias de la evangelización y de la atención a las comunidades.
103. En las múltiples consultas realizadas en el espacio
amazónico, se reconoció y se recalcó el papel fundamental de las mujeres
religiosas y laicas en la Iglesia de la Amazonía y sus comunidades, dados los
múltiples servicios que ellas brindan. En un alto número de dichas consultas, se
solicitó el diaconado permanente para la mujer. Por esta razón el tema estuvo
también muy presente en el Sínodo. Ya en 2016, el Papa Francisco había creado
una “Comisión de Estudio sobre el Diaconado de las Mujeres” que, como Comisión,
llegó a un resultado parcial sobre cómo era la realidad del diaconado de las
mujeres en los primeros siglos de la Iglesia y sus implicaciones hoy. Por lo
tanto, nos gustaría compartir nuestras experiencias y reflexiones con la
Comisión y esperamos sus resultados.
4. Diaconado
permanente
104. Para la Iglesia Amazónica es urgente la promoción,
formación y apoyo a los diáconos permanentes, por la importancia de este
ministerio en la comunidad. De un modo particular, por el servicio eclesial que
requieren muchas comunidades, especialmente los pueblos indígenas. Las
necesidades pastorales específicas de las comunidades cristianas amazónicas nos
llevan a una comprensión más amplia del diaconado, servicio que existe ya desde
el inicio de la Iglesia, y restaurado como un grado autónomo y permanente por
el Concilio Vaticano II (LG 29, AG 16, OE 17). El
diaconado hoy debe también promover la ecología integral, el desarrollo humano,
el trabajo pastoral social, el servicio de los que se encuentran en situación
de vulnerabilidad y pobreza, configurándolo al Cristo Servidor, haciéndose
Iglesia misericordiosa, samaritana, solidaria y diaconal.
105. Los presbíteros han de tener en cuenta que el
diácono está al servicio de la comunidad por designación y bajo la autoridad
del obispo, y que tienen la obligación de apoyar a los diáconos permanentes y
de actuar en comunión con ellos. Hay que tener presente la manutención de los
diáconos permanentes. Esto incluye el proceso de vocación según los criterios
de admisión. Las motivaciones del candidato deben apuntar al servicio y a la
misión del diaconado permanente en la Iglesia y en el mundo de hoy. El proyecto
formativo se intercala entre el estudio académico y la práctica pastoral,
acompañado por un equipo formativo y la comunidad parroquial, con contenidos e
itinerarios adaptados a cada realidad local. Es deseable que la esposa e hijos
participen en el proceso de formación.
106. El programa de estudios (currículum) para la
formación del diaconado permanente, además de las asignaturas obligatorias, debe
incluir temas que favorezcan el diálogo ecuménico, interreligioso e
intercultural, la historia de la Iglesia en la Amazonía, el afecto y la
sexualidad, la cosmovisión indígena, la ecología integral y otros temas
transversales que son típicos del ministerio diaconal. El equipo de formadores
estará conformado por ministros ordenados y laicos competentes que estén en
línea con el directorio de diaconado permanente aprobado en cada país. Queremos
alentar, apoyar y acompañar personalmente, el proceso vocacional y la formación
de futuros diáconos permanentes en las comunidades ribereñas e indígenas, con
la participación de párrocos, religiosos y religiosas. Finalmente, que haya un
programa de seguimiento para la formación continua (espiritualidad, formación
teológica, asuntos pastorales, actualizaciones de documentos de la iglesia,
etc.), bajo la guía del obispo.
5. Itinerarios
de formación inculturada
107. “Yo les daré pastores según mi corazón” (Jer 3,15).
Esta promesa, siendo divina, es válida para todos los tiempos y contextos; por
lo tanto, también es válida para la Amazonía. Destinada a configurar al
presbítero a Cristo, la formación para el ministerio ordenado debe ser una
escuela comunitaria de fraternidad, experiencial, espiritual, pastoral y
doctrinal, en contacto con la realidad de las personas, en armonía con la
cultura local y la religiosidad, cerca de los pobres. Necesitamos preparar
buenos pastores que vivan la Buena Noticia del Reino, conozcan las leyes
canónicas, sean compasivos, tan parecidos a Jesús como sea posible, cuya
práctica sea hacer la voluntad del Padre, alimentados por la Eucaristía y la
Sagrada Escritura. Es decir, una formación más bíblica en el sentido de una
asimilación a Jesús como se muestra en los Evangelios: cerca de las personas,
capaz de escuchar, sanar, consolar, pacientemente, no buscando solicitar sino
manifestar la ternura del corazón de su Padre.
108. En vista a ofrecer a los futuros presbíteros de las
iglesias en la Amazonía una formación con rostro amazónico, inserta y adaptada
en la realidad, contextualizada y capaz de responder a los numerosos desafíos
pastorales y misioneros, proponemos un plan de formación en línea con los
desafíos de las iglesias locales y la realidad de la Amazonía. Ha de incluir en
los contenidos académicos disciplinas que aborden la ecología integral, la eco
teología, la teología de la creación, las teologías indias, la espiritualidad
ecológica, la histórica de la Iglesia en la Amazonía, la antropología cultural
amazónica, etc. Los centros de formación a la vida presbiteral y consagrada
deben insertarse, preferencialmente, en la realidad amazónica, en vista a
favorecer el contacto del joven amazónico en formación con su realidad,
mientras se prepara para su futura misión, garantizando así que el proceso de
formación no se distancie del contenido vital de las personas y su cultura,
como también ofreciendo a otros jóvenes no amazónicos la oportunidad de hacer
parte de su formación en la Amazonía, fomentando así las vocaciones misioneras.
6. La
Eucaristía fuente y culmen de comunión sinodal
109. Según el Concilio Vaticano II, la participación en
la Eucaristía es la fuente y el culmen de toda vida cristiana; es símbolo de
esa unidad del Cuerpo Místico; es el centro y la culminación de toda la vida de
la comunidad cristiana. La Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la
Iglesia; es la fuente y la culminación de toda evangelización. Hagamos eco de
la frase de San Juan Pablo II: «La Iglesia vive de la Eucaristía» (Ecclesia
de Eucharistia, 1). La Instrucción de la Congregación para el Culto Divino
Redemptoris sacramentum (2004) insiste en que los fieles disfruten del derecho
a tener la celebración eucarística tal como se establece en los libros y normas
litúrgicas. Pero parece extraño hablar del derecho a celebrar una Eucaristía
según lo prescrito, por no hablar del derecho más fundamental de acceso a la
Eucaristía para todos: «En la Eucaristía la plenitud ya se ha realizado, y es
el centro vital del universo, el centro lleno de amor y vida inagotable. Unido
al Hijo encarnado, presente en la Eucaristía, todo el cosmos da gracias a Dios.
En efecto, la Eucaristía es en sí misma un acto de amor cósmico» (LS 236).
110. Existe un derecho de la comunidad a la celebración,
que deriva de la esencia de la Eucaristía y de su lugar en la economía de la
salvación. La vida sacramental es la integración de las diversas dimensiones de
la vida humana en el Misterio Pascual, que nos fortalece. Por eso las
comunidades vivas claman verdaderamente por la celebración de la Eucaristía.
Ella es, sin duda, punto de llegada (culmen y consumación) de la comunidad;
pero es, a la vez, punto de partida: de encuentro, de reconciliación, de
aprendizaje y catequesis, de crecimiento comunitario.
111. Muchas de las comunidades eclesiales del territorio
amazónico tienen enormes dificultades para acceder a la Eucaristía. En
ocasiones pasan no sólo meses sino, incluso, varios años antes de que un
sacerdote pueda regresar a una comunidad para celebrar la Eucaristía, ofrecer
el sacramento de la reconciliación o ungir a los enfermos de la comunidad.
Apreciamos el celibato como un don de Dios (Sacerdotalis Caelibatus, 1)
en la medida que este don permite al discípulo misionero, ordenado al
presbiterado, dedicarse plenamente al servicio del Pueblo Santo de Dios.
Estimula la caridad pastoral y rezamos para que haya muchas vocaciones que
vivan el sacerdocio célibe. Sabemos que esta disciplina “no es exigida por la
naturaleza misma del sacerdocio… aunque tiene muchas razones de conveniencia
con el mismo” (PO 16). En su encíclica sobre el celibato sacerdotal san
Pablo VI mantuvo esta ley y expuso motivaciones teológicas, espirituales y
pastorales que la sustentan. En 1992, la exhortación postsinodal de san Juan
Pablo II sobre la formación sacerdotal confirmó esta tradición en la Iglesia
latina (PDV 29). Considerando que la legítima diversidad no daña la
comunión y la unidad de la Iglesia, sino que la manifiesta y sirve (LG 13;
OE 6) lo que da testimonio de la pluralidad de ritos y disciplinas existentes,
proponemos establecer criterios y disposiciones de parte de la autoridad
competente, en el marco de la Lumen Gentium 26, de ordenar sacerdotes a hombres
idóneos y reconocidos de la comunidad, que tengan un diaconado permanente
fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener
familia legítimamente constituída y estable, para sostener la vida de la
comunidad cristiana mediante la predicación de la Palabra y la celebración de
los Sacramentos en las zonas más remotas de la región amazónica. A este
respecto, algunos se pronunciaron por un abordaje universal del tema.
C. NUEVOS CAMINOS PARA LA SINODALIDAD ECLESIAL
1. Estructuras
sinodales regionales en la Iglesia amazónica
112. La mayoría de las Diócesis, Prelaturas y Vicariatos
de la Amazonía tienen extensos territorios, pocos ministros ordenados y escasez
de recursos financieros, pasando por dificultades para sostener la misión. El
“costo amazónico” repercute seriamente sobre la evangelización. Ante esta
realidad es necesario replantearse la forma de organizar las iglesias locales,
repensar las estructuras de comunión en los niveles provinciales, regionales,
nacionales y, también, desde la Panamazonía. Por ello, es necesario articular
espacios sinodales y generar redes de apoyo solidario. Urge superar las
fronteras que la geografía impone y trazar puentes que unan. El documento de
Aparecida ya insistía que las Iglesias locales generen formas de asociación
interdiocesana en cada nación o entre países de una región y que alimente una
mayor cooperación entre las iglesias hermanas (cf. DAp 182). En miras a
una Iglesia presente, solidaria y samaritana proponemos: redimensionar las
extensas áreas geográficas de las diócesis, vicariatos y “prelazias”; crear un
fondo Amazónico para elsostenimiento de la evangelización; sensibilizar y
estimular a las agencias internacionales de cooperación católica para que
apoyen más allá de los proyectos sociales a las actividades de evangelización.
113. En el 2015, al conmemorar el 50º aniversario de la
Institución del Sínodo de los Obispos por parte de san Pablo VI, el Papa
Francisco invitó a renovar la comunión sinodal en los distintos niveles de la
vida de la Iglesia: local, regional y universal. La Iglesia está desarrollando
una renovada comprensión de la sinodalidad a escala regional. Apoyada en la
tradición, la Comisión Teológica Internacional expresa: “El nivel regional en
el ejercicio de la sinodalidad es el que se da en reagrupaciones de Iglesias
particulares presentes en una misma región: una provincia -como sucedía sobre
todo en los primeros siglos de la Iglesia- o un país, un continente o parte de
él” (Documento “La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia”,
Vaticano, 2018, 85). El ejercicio de la sinodalidad en este nivel refuerza los
vínculos espirituales e institucionales, favorece el intercambio de dones y
ayuda a proyectar criterios pastorales comunes. La labor conjunta en la
pastoral social de las diócesis situadas en las fronteras de los países debe
ser fortalecida para afrontar problemas comunes que superan lo local, como la
explotación de las personas y del territorio, el narcotráfico, la corrupción,
el tráfico de personas, etc. El problema migratorio necesita ser afrontado de
forma coordinada por las iglesias de las fronteras.
2. Universidades
y nuevas estructuras sinodales amazónicas
114. Proponemos que sea establecida una Universidad
Católica Amazónica basada en la investigación interdisciplinaria (incluyendo
estudios de campo), en la inculturación y en el diálogo intercultural; que la
teología inculturada incluya la formación conjunta para ministerios laicales y
formación de sacerdotes, basada principalmente en la Sagrada Escritura. Las
actividades de investigación, educación y extensión deben incluir programas de
estudio ambientales (conocimiento teórico ambientado con la sabiduría de los
pueblos que viven en la región amazónica) y estudios étnicos (descripción de
los diferentes idiomas, etc.). La formación de docentes, la enseñanza y la
producción de material didáctico debe respetar las costumbres y tradiciones de
los pueblos indígenas, elaborando material didáctico inculturado y realizando
actividades de extensión en diferentes países y regiones. Pedimos a las universidades
católicas de América Latina que ayuden a la creación de la Universidad Católica
Amazónica y acompañen su desarrollo.
3. Organismo
Eclesial Regional Postsinodal para la región amazónica
115. Proponemos crear un organismo episcopal que promueva
la sinodalidad entre las iglesias de la región, que ayude a delinear el rostro
amazónico de esta Iglesia y que continúe la tarea de encontrar nuevos caminos
para la misión evangelizadora, en especial incorporando la propuesta de la
ecología integral, afianzando así la fisonomía de la Iglesia amazónica. Se
trataría de un organismo episcopal permanente y representativo que promueva la
sinodalidad en la región amazónica, articulado con el CELAM, con su estructura
propia, en una organización simple y también articulado con la REPAM. De esta
manera puede ser el cauce eficaz para asumir, desde el territorio de la Iglesia
latinoamericana y caribeña, muchos de las propuestas surgidas en este Sínodo.
Sería el nexo que articule redes e iniciativas eclesiales y socio - ambientales
a nivel continental e internacional.
4. Rito
para los pueblos originarios
116. El Concilio Vaticano II abrió espacios para el
pluralismo litúrgico “para variaciones y adaptaciones legítimas para los
diversos grupos y pueblos” (SC 38). En este sentido, la liturgia debe
responder a la cultura para que sea fuente y culmen de la vida cristiana (cf. SC
10) y para que se sienta ligada a los sufrimientos y a las alegrías del
pueblo. Debemos dar una respuesta auténticamente católica a la petición de las
comunidades amazónicas de adaptar la liturgia valorando la cosmovisión, las
tradiciones, los símbolos y los ritos originarios que incluyan dimensiones
trascendentes, comunitarias y ecológicas.
117. En la Iglesia Católica hay 23 Ritos diferentes,
signo claro de una tradición que desde los primeros siglos ha intentado
inculturar los contenidos de la fe y su celebración a través de un lenguaje lo
más coherente posible con el misterio que se quiere expresar. Todas estas
tradiciones tienen su origen en función de la misión de la Iglesia: "Las
Iglesias de un mismo ámbito geográfico y cultural han venido a celebrar el
misterio de Cristo con expresiones particulares, caracterizadas culturalmente:
en la tradición del "depósito de la fe", en el simbolismo litúrgico,
en la organización de la comunión fraterna, en la comprensión teológica de los
misterios y en las diversas formas de santidad" (CIC 1202; cf.
también CIC 1200-1206).
118. Es necesario que la Iglesia, en su incansable labor
evangelizadora, trabaje para que el proceso de inculturación de la fe, se
exprese en las formas más coherentes, a fin de que también pueda celebrarse y
vivirse según las lenguas propias de los pueblos amazónicos. Urge formar
comités de traducciones y redacción de textos bíblicos y litúrgicos en las
lenguas propias de los diferentes lugares, con los recursos necesarios,
preservando la materia de los sacramentos y adaptándolos a la forma, sin perder
de vista lo que sea esencial. En este sentido es preciso fomentar la música y
el canto, todo lo cual es aceptado y fomentado por la liturgia.
119. El nuevo organismo de la Iglesia en la Amazonía debe
constituir una comisión competente para estudiar y dialogar, según usos y
costumbres de los pueblos ancestrales, la elaboración de un rito amazónico, que
exprese el patrimonio litúrgico, teológico, disciplinario y espiritual
amazónico, con especial referencia a lo que la Lumen Gentium afirma para
las Iglesias orientales (cf. LG 23). Esto se sumaría a los ritos ya
presentes en la Iglesia, enriqueciendo la obra de evangelización, la capacidad
de expresar la fe en una cultura propia y el sentido de descentralización y de
colegialidad que puede expresar la catolicidad de la Iglesia. También podría
estudiar y proponer cómo enriquecer ritos eclesiales con el modo en que estos
pueblos cuidan su territorio y se relacionan con sus aguas.
C O N C L U S I Ó N
120. Concluimos bajo el amparo de María, Madre de la
Amazonía, venerada con diversas advocaciones en toda la región. Con su
intercesión, pedimos que este Sínodo sea una expresión concreta de la sinodalidad, para que la vida plena que
Jesús vino a traer al mundo (cf. Jn 10, 10) llegue a todos,
especialmente a los pobres, y contribuya al cuidado de la “casa común”. Que
María, Madre de la Amazonía, acompañe nuestro caminar; a San José, custodio
fiel de María y de su hijo Jesús, le consagramos nuestra presencia eclesial en
la Amazonía, Iglesia con rostro
amazónico y en salida misionera.
[Texto
original: Español].
Votazioni del Documento
finale
Votos : Placet y Non Placet
1. 159
2 2. 165 2 3. 165 4 4. 165 5 5. 164 3 6. 168
1 7. 166 2 8. 168 1 9. 157 9 10. 163 3 11. 161 7 12.
165 2 13. 167 2 14. 159 9 15. 162 7 16. 167 3 17.
169 2 18. 167 3 19. 167 3 20. 169 1 21. 167 0 22.
168 3 23. 166 5 24. 166 7 25. 160 9 26. 170 1 27.
159 8 28. 167 3 29. 168 3 30. 168 2 31. 164 6 32.
167 3 33. 166 5 34. 169 3 35. 163 5 36. 159 10 37.
165 5 38. 163 7 39. 159 12 40. 158 13 41. 167 4
42. 163 6 43. 166 5 44. 153 14 45. 166 4 46. 168
4 47. 165 5 48. 163 5 49. 164 7 50. 164 5 51. 164
6 52. 168 2 53. 166
4 54. 150 17 55. 157 11 56. 158 10 57. 163 7 58.
164 6 59. 168 2 60. 167 3 61. 158 10 62. 161 9 63.
166 4 64. 152 9 65. 166 1 66. 170 1 67. 167 2 68.
161 6 69. 161 7 70. 161 6 71. 166 4 72. 165 3 73.
164 4 74. 162 7 75. 165 4 76. 163 5 77. 162 7 78.
168 4 79. 164 4 80. 165 2 81. 160 9 82. 150 13 83.
152 16 84. 163 7 85. 157 11 86. 167 1 87. 169 1
88. 164 7 89. 171 1 90. 164 5 91. 165 5 92. 166
5 93. 167 6 94. 162 7 95. 158 9 96. 156 14 97. 162
6 98. 162 5 99. 161 2 100. 168 3 101. 165 5 102.
160 11 103. 137 30 104. 162 3 105. 164 8 106.
170 2 107. 169 3 108. 158 11 109. 154 13 110. 156
14 111. 128 41 112. 161 5 113. 160 5 114. 158
11 115. 145 22 116. 147 22 117. 140 27
118. 156 12 119. 140 29 120. 166 2
CONCLUSIÓN
: ‘ A G U A S V I V A S ‘.
El Sínodo ha terminado, la
caminata continúa, con ‘aguas vivas’, muchas aguas vivas, ¡Gracias a Dios! El
papa Francisco ha dicho que publicará una Carta Apostólica sobre el Sínodo
pan-amazónico en diciembre. Ha de confirmar muchas sugerencias del Documento
final, ya que él fue uno de los mayores impulsores desde su visita a Puerto
Maldonado, de la Amazonía peruana en enero de 2018. No se trata de esperar
soluciones mágicas a los grandes desafíos que enfrenta la Iglesia en esta parte
de América Latina y en otros continentes. Pero sí, ha de confirmar “nuevos
caminos para la Iglesia y para la ecología”, que inspirarán a la Iglesia toda.
La mayoría de estos caminos están
señalados y algunos ya abiertos. Nos toca andarlos ahí donde nos encontramos
con la ayuda de las mismas Comunidades cristianos y el impulso del Espíritu
santo. Nos toca continuar siendo “discípulos misioneros”: discípulos de
Jesucristo y misioneros del Reino, esperanzados, creativos y valientes. Así
sea.
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