LOS MINISTERIOS
EN
LA IGLESIA AYER
Y HOY
1 ª p a r t
e
Varios autores y Pedro Pierre.
Octubre de 2019.
Pensando
en el próximo Encuentro Latinoamericano de CEBs en marzo de 2020, he aquí unos
documentos sobre los Ministerios. Que nos ayuden a conocer mejor esta realidad,
a profundizar sobre ella y a actuar más eficazmente al servicio del Reino.
Pedro
Pierre les desea una fructífera lectura.
Í N D I C E
Introducción
-
Punto de partida: Sacerdocio: Un nuevo culto centrado en el Reino, Pedro Pierre, 2019.
-
Punto de llegada: Volver al sacerdocio bautismal, Pedro Pierre, 2019.
1ª parte: Ministerios eclesiales
1. Los
Ministerios en la Iglesia, José M. Castillo, Resumen de Pedro Pierre, 2003.
2. Los
Ministerios en los Hechos de los Apóstoles, José M. Castillo, Resumen de Pedro
Pierre, 2003.
3. El
Ministerio de los Diáconos (LG 29): Liturgia, Palabra y Caridad, Pedro Pierre,
2009.
4. Historia
del presbiterato, Henri Denis, resumen por Pedro Pierre, 2003.
--------------------------------------------------------------
2ª parte: Profundización
1. Modelos
eclesiales en la historia de la Iglesia, Roberto Oliveiros, 2006.
2. Ministerios
y servicios en la Iglesia, Proconcil, Jorge Álvarez, 2017.
3. Mensaje
final sobre CEBs: 10° Encuentro Continental de CEBs, Paraguay, 2016.
3ª parte: Experiencias ministeriales
1.
Los Ministerios en los Hechos de los Apóstoles, Claretianos, 2001.
2. Ministerios
una en Parroquia de Nicaragua, Nueva Guinea, años ’90. Pedro Pierre.
3. Los
ministerios que necesitamos en la pastoral Indígena, México, Proconcil, 2011.
4. Evangelización
estéril en Amazonía si… Martín Lasarte, sdb. 2019.
Conclusión: Ser
la Iglesia Pueblo de Dios en manos de los seglares, Pedro Pierre, 2019.
I N T R O D U C C I Ó N.
1.
S A C E R D O C I O : UN
NUEVO CULTO CENTRADO
EN EL REINO.
Guayaquil,
Pedro Pierre. Junio de 2017.
En nuestra Iglesia católica la mayor crisis es la del sacerdocio.
Hace 50 años el Concilio Vaticano 2º destacó la importancia de volver a conocer
al Jesús histórico y su opción por los pobres. Además esbozó una nueva manera
de entender y vivir el sacerdocio: reconoció la prioridad al sacerdocio común
de los bautizados sobre el sacerdocio ministerial ordenado, y puso éste al
servicio del primero. Pero no avanzó más. Entonces muchos sacerdotes se
retiraron; otros fueron expulsados por pedofilia; los seminarios se fueron
vaciando y las vocaciones sacerdotales declinaron sin que se vea un repunte.
Por todas partes las comunidades
cristianas se quedan sin sacerdotes y sin eucaristía…
Al mismo tiempo los teólogos de
todos los continentes se pusieron a reflexionar: ¿qué sacerdotes queremos para qué Iglesia? En América Latina, la
Conferencia Episcopal Latinoamericana que se reunió en Aparecida, Brasil, 2017,
insistió en que la Iglesia necesitaba de un “fuerte remesón”, debía emprender la reforma de las parroquias y fomentar por todas parte una gran misión continental, confirmaba la validez de las Comunidades Eclesiales de
Base e invitaba a los obispos a promoverlas en sus diócesis. No se puede
decir que estas orientaciones encontraron un gran eco, lastimosamente… En
cuanto a los teólogos, ¿qué nos dicen?
A. LA GRAN TAREA DE JESÚS FUE HACER
ACONTECER EL REINO
Ya no se discute que la misión
de Jesús fue el Reino y que el mayor empeño de la Iglesia, siguiendo a su
Maestro, es también el Reino. Pero las estructuras todavía no han cambiado
mucho: las parroquias siguen iguales que anteayer y los seminarios donde se
forman los sacerdotes también.
- El
Antiguo Testamento se centró en el culto y el cumplimiento de la ley
- Al principio, en tiempos de los Patriarcas y las
Matriarcas, quienes ejercían la función sacerdotal era los
jefes de familias. Lo vemos con Abraham y Sara, Isaac y Rebeca,
Jacob y Raquel… Esa tradición no se perderá.
- Luego al organizar Moisés el pueblo que había rescatado
de Egipto, el ejercicio del sacerdocio fue confiado a la tribu de Leví, de
la que Moisés y Aarón eran parte. Ellos se encargaron de cuidar las tablas
de la Ley del Sinaí, celebrar las maravillas de Dios, quemar sacrificios
de animales y ayudar a seguir los pasos de la Alianza con Dios.
- El exilio en Babilonia durante más de 50 años trajo una
nueva esclavitud sin la posibilidad de continuar como pueblo, sin templo,
sin sacerdotes… Al regresar en Palestina, fueron los sacerdotes que
reorganizaron el país y reconstruyeron la capital Jerusalén y el templo. A
pesar de las muchas resistencias, se creó una clase sacerdotal y
un culto centrado en la pureza de sangre y el
cumplimiento estricto de la ley de Moisés. La mayoría de la
gente del campo, muy pobres, no podían cumplir con todos estos requisitos
y fueron marginados y despreciados por la clase sacerdotal dirigente.
- Con
Jesús el proyecto de Dios se centra en la fraternidad universal
- Jesús era un campesino pobre de una región marginal. Se
sintió llamado a ser profeta itinerante a cargo de la
construcción del Reino de Dios. Y de hecho comenzó a establecerlo
entre los pobres de su región y de su país: ellos iban a ser los mejores
obreros del Reino, con el apoyo de sus apóstoles y discípulos, varones y
mujeres indistintamente.
- Jesús no vino para reformar la religión judía ni su
culto, sino darles un giro totalmente nuevo. Para él, el amor era el
centro de todo, a vivir y promover en Comunidades. “Busquen primero el Reino de
Dios; lo demás vendrá por añadidura” (Mateo 6,33). El culto que
quiere Dios es ser un pueblo fraternal que contagie todos los demás
pueblo: “Ofrézcanse como un culto agradable a Dios” dice Pablo a
los Romanos (12,1): toda la vida tiene que ser ese pasión por la
fraternidad.
- De alguna manera desaparecieron el sacerdocio y el culto
de los sacrificios. En el Nuevo Testamento ni Jesús ni los
apóstoles son llamados sacerdotes. Si la carta a los Hebreos reconoce a
Jesús el título de “sumo sacerdote” fue porque su vida y su muerte fueron
una ofrenda agradable a Dios: el Reino se había inaugurado en Jesús. Los
apóstoles y demás seguidores de Jesús iban a ser los nuevos encargados de
continuar su obra.
- En las primeras comunidades, la fracción del pan era, por una parte, el recuerdo de la última
Cena, símbolo del compartir que crea la fraternidad y la comunión con
Dios, y, por otra, el compromiso de continuar la tarea de Jesús hasta las
últimas consecuencias. Quienes eran los encargados de presidir dicha
celebración, eran, como en tiempos pasados, los jefes de familias, varones
y mujeres indistintamente.
- Con las últimas cartas atribuidas a Pablo, se percibe
la presencia de dirigentes sacerdotales de comunidades:
diáconos, presbíteros y obispos. Con la asimilación al imperio romano en
el siglo 4, pasaron a formar una nueva clase sacerdotal que se inspiró del
Antiguo Testamento y de los cultos de la religión romana. Se rompía la
tradición de Jesús contrario al ejercicio de un poder dominador, a
la aceptación de privilegios personales, a la
celebración de un culto centrado en su ‘sacrificio’ en la cruz y a la
necesidad de intermediarios obligados para relacionarse con Dios…
B. LA CENTRALIDAD DEL REINO EXIGE UN
NUEVO SACERDOCIO
Para volver a la tradición de
Jesús y de las primeras Comunidades cristianas, hay que retomar y profundizar
las orientaciones del Concilio Vaticano 2º: lo absoluto del Reino, la primacía
del sacerdocio colectivo de los bautizados, la construcción de la fraternidad,
las Comunidades que se ofrecen como nuevo culto agradable a Dios.
- “Eres
profeta, sacerdote y rey-pastor”
-
Al ser ungido como ‘profetas, sacerdotes y reyes pastores’
en el día de nuestro bautismo, se nos trazó el camino
correcto.
·
Somos ‘profetas’ cuando proclamamos palabras de vida y de
verdad que denuncian lo que destruye el Reino y anuncian todo lo que lo
construye.
·
Somos ‘sacerdote’ cuando participamos de todas las ofrendas
que hacen grupos y pueblos de su fraternidad alegre.
·
Somos ‘reyes-pastores’ cuando nos constituimos en
asociaciones, comunidades y sociedades vivas, equitativas, participativas,
creativas y solidarias de una humanidad reconciliada entre sí, con los demás,
la naturaleza y Dios.
-
Podemos ser sacerdotes y sacerdotisas de nuestro pueblo sin
más poder ni privilegio que los de cumplir con el mandato que nos da de
encaminarlo en su tarea irrenunciable de construir y ofrecer el Reino.
- Todos
somos sacerdotes como Jesús
-
Como Iglesia somos el ‘Cuerpo sacerdotal’ de Jesús.
-
Puede ser que unos y unas sean encargados de
esta dimensión sacerdotal, pero no pueden ser detentores de poderes exclusivos
ni de privilegios de clase ni ser intermediarios obligados para relacionarnos
con Dios. Eso era la Antigua Alianza que terminó con Jesús.
-
Si las Comunidades nombran personas para ejercer un servicio
sacerdotal, se encargarán de lo que nos dejaron las primeras comunidades al
realizar la fracción del pan:
·
Anunciar que la muerte de Jesús fue su máxima solidaridad
con el Reino comenzado a partir de los pobres.
·
Recordar la vida de Jesús como una ofrenda agradable a Dios,
un acto sacerdotal único e irrepetible.
·
Continuar la obra del Reino como compromiso absoluto de los
seguidores de Jesús.
·
Celebrar la resurrección de Jesús y la presencia del Padre
en nuestros pequeños y grandes logros de nuestra existencia cotidiana.
·
Agradecer a Dios por habernos elegido para tal noble tarea…
-
Como en la oración eucarística de nuestros templos, todos
varones y mujeres estamos llamados a
·
‘Anunciar la muerte de Jesús’ en todas las muertes injustas
de los que trabajan por un mundo de fraternidad, de justicia y de fe;
·
Proclamar la resurrección de Jesús tanto en las personas,
los grupos y los pueblos que nacen a una vida nueva como en la naturaleza
respetada, defendida y promovida como se lo merece;
·
Invocar al Espíritu para que siga animando desde dentro la
entrega generosa de la vida hasta la muerte, el crecimiento en dignidad,
valentía y alegría de los creadores de una nueva humanidad, o sea, el Reino que
avanza hacia su plenitud.
CONCLUSIÓN
Ese es la clase de sacerdotes, de seguidores, de pueblo y de
Humanidad que quiere Dios. Eso fue el ejemplo y el camino de Jesús: ser un
Reino de fraternidad universal. Nos toca continuarlo individual y
colectivamente… con la fuerza del Espíritu. Como Jesús somos sacerdotes de Dios
y de nuestro Pueblo. Ese es el culto inaugurado con Jesús en la Nueva Alianza y
ofrecido en la cruz. Somos los herederos dichosos de tal proyecto humano y
divino a la vez. No se detendrá porque tiene la fuerza de Dios.
2. VOLVER
AL SACERDOCIO BAUTISMAL
Pedro
Pierre. Agosto del 2019
Hace unos días el papa
Francisco ha recibido una delegación de la Asociación Internacional de
sacerdotes casados. Por otra parte está el Sínodo sobre la Amazonía de octubre
próximo: el Documento de Trabajo hace varias propuestas frente a la escasez de
sacerdotes: ordenar sacerdotes a varones casados y también diaconizas. Tal vez
hay que mirar más a fondo porque ya se van dando otras alternativas: ¿Por qué sacerdotes ordenados si se puede
resolver el asunto con el sacerdocio bautismal…? Dijo el papa Francisco
que, sobre estos asuntos, estaba abierto a las propuestas de las Conferencias
Episcopales de los distintos continentes.
Quiero hacer unas breves
reflexiones para aportar mi granito de arena afín de confirmar nuevos caminos
de expresión del sacerdocio.
1.
La
crisis de nuestra Iglesia, principalmente del clero, es muy grave. Los
tiempos cambian rápidamente y si nos quedamos en el pasado, vamos a terminar
con comunidades cristianas marginadas y marginales.
2.
Sobre
el sacerdocio, pregunto: ¿Es necesario el sacerdocio ordenado tal como lo
conocemos? Personalmente contesto que no. Me parece que para eliminar "el
cáncer del clericalismo" (papa Francisco) hay que eliminar el sacerdocio
ordenado: ese es una de las mayores consecuencias de la asimilación de la
jerarquía al imperio romano en tiempos de Constantino hace 17 siglos.
3.
Basta
con el sacerdocio bautismal que ha sido marginado y casi eliminado por el
clero desde ese entonces. Ahora el clericalismo es más evidente y atropellador
que nunca.
-
La experiencia latinoamericana de las Comunidades
Eclesiales de Base nos hace ver que los sacerdotes ordenados somos
'unos más' entre los bautizados y que ellos bien pueden asumir su sacerdocio
que incluye el nuestro.
-
El Concilio Vaticano 2° nos dijo que el
sacerdocio bautismal era primero (LG 9) y que el sacerdocio ordenado estaba a
su servicio: un paso grande para la época, que según mi parecer no ha sido
puesto en práctica. También escuché que el sacerdote ordenado, por ser
sacramento, es garante y confirmación del sacerdocio bautismal.
-
El sacerdocio bautismal no necesita ni garantía ni
confirmación, sólo hace falta que se lo deje expresarse como lo que es:
sacerdocio completo, tal como se lo practicaba en las primeras comunidades
cristianas y tal como se lo practica en grupos cristianos donde, entre
bautizados, se celebra 'la cena del Señor' sin presencia de sacerdote ordenado.
4.
Lo de
ordenar -según unas propuestas del Sínodo sobre la Amazonía- varones casados es un paliativo que
posterga el problema sin resolverlo, porque se vuelve a caer en las actuales
limitaciones. ¿Por qué de una vez no se reconoce a simples bautizados, varones
y mujeres, con su sacerdocio original que les capacita a presidir la ‘fracción
del pan’ o eucaristía tal como lo hacían los primeros cristianos?
5.
Lo
mismo pasa con ordenar a mujeres sacerdotes...
-
Primero digamos que es una gran injusticia el
hecho de que las mujeres hayan sido eliminadas como sacerdotes, ya que
presidían la ‘cena del Señor’ en la Iglesia primitiva. Es otro atropello del
clericalismo.
-
La dicha justificación de que Jesús fue varón es
una falacia,
porque ser varón no es un carácter esencial para el sacerdocio. Jesús fue
judío: según la misma lógica, ¡sólo los judíos podrían ser reconocidos
sacerdotes católicos!
-
En la primeras comunidades, mujeres celebraban la 'fracción
del pan - Eucaristía' en las casas, y hasta se nos dice en libro recién
que asumían la carga obispal, según varios mosaicos de los primeros siglos.
-
El actual sacerdocio ordenado detiene
el avance de la Iglesia y de su misión liberadora por su
clericalismo... y otros males. Incluir a mujeres con las mismas características
del actual sacerdocio ordenado sería empeorar la situación tanto de las mujeres
como de las comunidades cristianas.
-
Hay que decir lo mismo para la ordenación de mujeres
como diaconizas. El actual diaconado no es bautismal, sino clerical y
casi siempre sustituto de sacerdocio ordenado. No valora a la mujer sino que la
sigue reconociendo como inferior al varón.
Conclusión
La propuesta alternativa es el
verdadero
tradicionalismo: volver a valorar y expresar la dimensión sacerdotal de
todos los bautizados. Tenemos que hacer conciencia de su identidad profunda y
trabajar a que las y los bautizad@s lo puedan ejercer en su totalidad, es
decir, presidiendo la eucaristía.
Eso es, para mí, el camino
hacia un futuro en fidelidad al Movimiento de Jesús por el Reino. Cada vez más
se admite que Jesús no ordenó sacerdotes no fundó ninguna Iglesia. Jesús vino
para el Reino. Si, en los tiempos idos, los cristianos pensaron que el
sacerdocio ordenado y las Iglesias tal como están organizadas hasta ahora,
podían ser las formas de construir el Reino, hoy vemos que esta realidad existe
cada vez menos.
Es tiempo de volver a las
prácticas tanto de Jesús como de las primeras Comunidades cristianas. El Sínodo
para la Amazonía es una buena oportunidad para superar el clericalismo y el
encierro eclesial actual. Estamos en nuevos tiempos: “¡Vino nuevo en odres
nuevos!” (Mateo 9,17).
1ª
parte : MINISTERIOS ECLESIALES.
CONTENIDO
1. Los
Ministerios en la Iglesia, José M. Castillo, Resumen de Pedro Pierre.
-
Los Ministerios en el Nuevo Testamento
-
Evolución de los Ministerios en la Historia de
la Iglesia
2. Los
Ministerios en los Hechos de los Apóstoles, José M. Castillo, Resumen de Pedro
Pierre.
3. El
Ministerio de los Diáconos (LG 29): Liturgia, palabra y caridad, Pedro Pierre.
4. Historia
del presbiterato, en 8 etapas, Henri Denis.
1. LOS
MINISTERIOS EN LA
IGLESIA
José
M. Castillo. Resumen, julio de 2003. Pedro Pierre.
CONTENIDO
1ª parte: Los Ministerios en el Nuevo Testamento
-
Introducción
-
Las
Comunidades de Pablo
-
La Carta a
los Efesios
-
El libro
de los Hechos
-
La Carta a
los Hebreos y la 1ª de Pedro
-
Los
Evangelios
-
La vida de
los Ministerios
-
Comunidad
y Ministerios
-
Anexo:
Involución de los Ministerios
2ª parte: Evolución de los Ministerios en la Historia de la Iglesia
En el Nuevo Testamento, resumen.
1.
Estructuras y organización de las Iglesias
2.
Del servicio a la sacralización
3.
Evolución histórica posterior
4.
La cuestión ecuménica
Primera
parte: LOS MINISTERIO EN EL NUEVO TESTAMENTO.
CONTENIDO
Introducción
1. Las Comunidades de Pablo
2. La Carta a los Efesios
3. El libro de los Hechos
4. La Carta a los Hebreos y la 1ª de Pedro
5. Los Evangelios sinópticos
6. La vida de los Ministerios
7. Comunidad y Ministerios
Anexo: Involución de los Ministerios
INTRODUCCIÓN
- En
nuestra Iglesia hay crisis del sacerdocio:
-
En los
últimos 25 años, más de 95,000 sacerdotes dejaron el ministerio ordenado.
-
En la
mayoría de las diócesis, por la falta de seminaristas, los sacerdotes tienen
una edad promedia superiora a los 50 años.
-
Se han
multiplicado los casos de homosexualidad por parte de sacerdotes. Muchos tienen
también hijos.
- ¿Pueden
las Comunidades Cristianas quedarse sin sacerdotes?
Tenemos que discernir en nuestra Iglesia, al nivel de
los ministerios, lo que no puede cambiar como estructura fundamental por ser de
origen divino y lo que sí puede modificarse como organización histórica por ser
de origen humano.
-
Nuevos
estudios nos ayudan a entender mejor los orígenes del cristianismo y los
cambios que se han dado, por ejemplo en el siglo 3º.
-
El Concilio
Vaticano 2º ha planteado el sacramento del Orden de una manera nueva que
corresponde mejor al sacerdocio de Jesús. Dejó de un lado la noción de
sacerdocio tradicional y de sacrificio cultual, para insistir sobre la misión,
arrancando de la misión de Cristo que se prolonga en los apóstoles y, luego, en
los obispos y presbíteros.
-
El diálogo
ecuménico ha ayudado a revisar los excesos del clericalismo y juridicismo e
insistir sobre la unión entre ministerios ordenados y Comunidad.
Siempre
ha habido en la Iglesia personas encargadas de funciones directivas. Así lo
manifiesta el escrito más antiguo del NT: 1 Tesalonicenses 5,12. Poco tiempo
después de la muerte de Jesús, ya existía una determinada organización
eclesiástica con líderes al frente de las Comunidades.
A. LAS COMUNIDADES DE PABLO
Pablo enumera las diversas funciones en la Iglesia en Romanos 12,6-8;1 y Corintios 12,4-11; 28-31;
14,6).
- Pablo destaca 3 grupos que se diferencian sobre los demás: ‘Apóstoles,
profetas y doctores’ (1 Cor. 12,28)
-
Los
Apóstoles son ‘Los
Doce’: Eran los misioneros enviados oficialmente por su Comunidad, lo que
destaca el aspecto misionero de la Iglesia.
-
Los Profetas eran los animadores litúrgicos de las Comunidades (1
Cor. 14,3-4, 22), encargados de la predicación y, según la ‘Didajé’ (X, 7)
podían celebrar la eucaristía.
-
Los Doctores se encargaban de la enseñanza metódica a partir de
las Escrituras (Hechos 13,11. Didajé XII y XV).
- Los Colaboradores de Pablo: Formaban su equipo misionero.
-
Eran principalmente Bernabé, Silas y Apolo.
-
También
Timoteo, Tito, Epafras (Colosenses 4,12), Epafrodito (Filipenses 2,25), Tíquico
((Colosenses 4,7) y Onésimo (Colosenses 4,5).
- Los Ministros locales
-
Dirigentes
de la Comunidad (1 Tes. 5,12).
-
Grupo de
Profetas (1 Cor. 14).
-
Los ‘Santos’
(1 Cor. 16,15-18).
- El Ministerio de una Mujer
Se trata de Febe (Romanos 16,1-2). La llama
‘ministra’, o sea, encargada de un servicio o ‘diaconía’. No se puede equiparar
el sentido de ese entonces con el término moderna de ‘diaconiza’.
- Un catequista
Pablo señala este ministro en Gálatas 6,6.
Conclusión:
Los
nombre de los ministros son muy diversos. Su tarea, ejercida con diversidad, es
ser servidores fieles (1 Cor. 3,5 y 4,2) de las Comunidades en las que anuncian
y recuerdan el Evangelio.
B. LA CARTA A LOS EFESIOS
- Apóstoles y Profetas.
En Efesios 2,20, Pablo escribe que ‘la Iglesia tiene
por fundamento a los apóstoles y a los profetas, y a Jesucristo mismo como
piedra angular’. Los apóstoles y los profetas entran en la definición de la
Iglesia: la constituyen como tal.
-
Los
apóstoles forman un
grupo más amplio que los 12: son los testigos de la Resurrección, enviados a
misionar y fundar iglesias.
-
Los profetas son los
líderes de las Comunidades (Hechos 13,1).
2. Evangelista y pastores.
En Efesios 4,11, como en 1 Corintios 12,28, Pablo
habla de ‘apóstoles, profetas y doctores’, y añade a 2 ministerios más:
‘Evangelistas y pastores’.
-
Los
Evangelistas son
misioneros ambulantes (Hechos 21,8), como Felipe (Hecho 8,5, 40).
-
Los
pastores: Este título
se aplica por definición a Cristo, pero se lo atribuye también a Pedro (Juan
21,6) y a los ‘presbíteros’, o sea, a los dirigentes de Iglesias locales (1
Pedro 5,2 y Hechos 20,28).
C. EL LIBRO DE LOS HECHOS
- Los Apóstoles. Lucas los identifica como ‘Los Doce’. Ejercen su
función colegialmente y en diálogo con la Comunidad. Hay que notar también
que su función no es transferible; Judas es reemplazado porque abandonó el
‘ministerio del apostolado’ (Hechos 1,23), pero Santiago no tiene
sustituto (Hechos 12,2). Las funciones de los Apóstoles son 3:
-
Son testigos
de la resurrección.
-
Ejercen su
papel directivo en directivo con la Comunidad.
-
Son garantes
de la unidad de la Iglesia (en Samaria, Hechos 8,14.17 y en el Concilio, Hechos
15,22-29).
2. Otros ministerios.
-
‘Los Siete’ (Hechos 6,1-6). Fueron encargados de atender al servicio de los
cristianos judíos de habla griega. Notemos el procedimiento: la Asamblea escogió
a los candidatos y los Apóstoles les impusieron las manos. Existe diálogo entre
la Comunidad y los Apóstoles.
-
Los Profetas
(Hechos
11,27-28). Son
servidores carismáticos con talentos para servir a la Comunidad suscitados por
el Espíritu Santo. En ninguna parte se dice que han sido instituidos por la
autoridad.
-
Los
Presbíteros (Hechos
11,30: la colecta; 15,2: el Concilio y 21,18: en Jerusalén). Ayudan a los apóstoles y es probable que les
sucedieron.
D. LAS CARTAS PASTORALES
Son escritos
tardíos un discípulo de Pablo que
buscan asegurar la organización y la disciplina de la Iglesia.
1. El Ministerio de Timoteo y Tito: El fin de su ‘mandato es la caridad’ (1 Timoteo 1,5).
-
Su primer
ministerio es la enseñanza, la doctrina ‘sana’.
-
Tienen
varios servicios: la organización de la plegaria litúrgica, de la ayuda a las
viudas, el establecimiento de presbíteros en cada comunidad, la justicia por
acusación a un presbítero.
2. Los Ministros de la Iglesia local: ‘Obispos, Presbíteros y Diáconos’.
-
El Obispo tiene la función de ‘vigilar’ como presidente de la
Comunidad.
-
Los
Presbíteros
corresponderían al ‘Consejo de Ancianos’ de la sinagoga judía. Tienen una doble
función en la comunidad local: una pastoral y la otra doctrina.
-
Los Diáconos son ayudantes para servicios específicos según las
necesidades, sobre todos misiones de enlace entre las Iglesias.
E. LA CARTA A LOS HEBREOS Y LA PRIMERO CARTA DE PEDRO
1.
La Carta a
los Hebreos: El tema
central es el sacerdocio de Cristo.
-
Curiosamente
apenas habla de los ministros en la Iglesia, y nunca los llama
sacerdotes.
-
Habla de los
‘testigos, garantes de la Palabra’ (2,3): Son los primeros
discípulos.
-
Hace
referencia a los guías de otros tiempos que ‘les anunciaron la
Palabra’ (13,7) y los guías actuales (13,17) que hay que ‘obedecer’. No se los
llama no obispos, ni pastores, ni sacerdotes.
2. La Primera Carta de Pedro hace referencia a los presbíteros (5,1-4).
-
No define su
puesto en la Comunidad, sino con qué espíritu deben desempeñar su
ministerio ‘siguiendo el ejemplo de aquel que llegó a la gloria por el camino
de la cruz’ (2,21). Deben ‘apacentar el rebaño no por necesidad, sino
voluntariamente, según Dios’.
-
El desinterés
es una virtud fundamental para todo aquel que desempeña un ministerio en la
Iglesia.
-
Los presbíteros
no pueden tener una mentalidad de ‘señores’ en su relación con la
Comunidad, haciendo relación a Mateo 20,25): Son siervos de todos los hermanos
y no abusan de su autoridad.
F. EN LOS EVANGELIOS
1. El Evangelio de Marcos habla de ‘Los Doce’ y de los Discípulos.
-
Marcos
muestra una preocupación por el problema de las preeminencias y
de la autoridad entre hermanos (9,33: el mayor y 10,35: las ambiciones). Jesús
censura la preocupación por el rango, la dominación y la mala autoridad. Dice
que los Doce son como ‘cualquier otro’ en la Comunidad. Según él la ‘jerarquía’
se transforma: Es primero aquel que mejor sirve a los demás; es como el esclavo
que no excluye a nadie de su servicio.
-
En cuanto a
la autoridad, Jesús define a la Comunidad como un espacio de
dependencia mutua y de servicio a todos. Ser grande o primero tiene que
manifestar por un mayor servicio.
2. El Evangelio de Mateo habla 8 veces de ‘Los Doce’ y los designa una sola vez
como ‘apóstoles’ (10,2).
-
La autoridad que les da Jesús se refiere a la ‘expulsión de los
espíritus inmundos y a la curación de enfermedades’ (10,1). Se trata del
ministerio de ‘curar y restaurar a las personas, para devolverles su dignidad y
libertad frente a las fuerzas del mal.
-
El despojo
total: Jesús
impone a los Doce unas obligaciones muy exigentes. No pueden llevar para el
desempeño de su misión ‘ni oro, ni plata, ni calderilla … ni tampoco alforja,
ni 2 túnicas, ni sandalias, ni bastón’ (10,9). Se trata de la libertad absoluta
en orden a una rápida y eficaz proclamación del Reino.
-
Las
persecuciones: Jesús les
advierte de las persecuciones y del miedo que van a tener que soportar (10,16).
-
Una adhesión
absoluta: Jesús exige
una adhesión a él por encima de cualquiera otra atadura humana, incluso de su
propia subsistencia (10,34).
-
Los Profetas (7,22; 10,41; 23,24): Jesús invita a discernirlos
cuidadosamente para comprobar su autoridad (7,15; 24,11,24).
3. El Evangelio de Lucas nombre 7 veces a los Doce y 2 a los Once.
-
Mientras que
Mateo y marcos llama a los Doce cada uno una sola vez ‘apóstoles’, Lucas les da
6 veces este título: eso da a pensar que Jesús no los llamó
‘Apóstoles’, sino la primera Comunidad cristiana.
-
Lucas
destaca la actividad de Jesús para preparar a los Doce a su misión
(5,1-11). Los asoció a su predicación (8,1) y los envió para predicar y
‘evangelizar’ (9,6. Referencia a Hechos 5,42 y 8,25). La pesca milagrosa es un
símbolo de esta misión (5,1).
-
Lucas
reconoce el ministerio de los 72 (10,1 y 20): Representan los
otros Pueblos no judíos (Génesis 10). En esta misión a los paganos, los
Apóstoles no serán los únicos enviados.
Conclusión sobre los Sinópticos:
-
Todo el NT
destaca el ministerio de Pedro: más de 200 veces se hace mención de él.
-
La escena de
Cesárea (Mateo 16,16-19) reconoce el papel irreductible de Pedro como
fundamento de la Iglesia.
-
La escena
siguiente nos muestra su debilidad, y Jesús lo llama ‘Satanás’ (16,22-23). En
los ministros de la Iglesia se dan, junto a funciones específicas de ellos,
debilidades, fallos e incoherencias. Esto pertenece al ser mismo de la Iglesia.
3. Los Escritos de Juan: Un Evangelio, 3 cartas y
Apocalipsis.
-
En el
Evangelio, Juan reconoce la existencia de los Doce que Jesús
escogió (6,70). Menciona una sola vez una conversación de Jesús con ellos
(6,67). A Judas (6,71) y a Tomás (20,24) los llama Juan ‘uno de los Doce’.
Siendo dudoso si es de Juan el texto de 20,21 (¿se dirige a los apóstoles o a
los discípulos en general?), no se puede asegurar el significado de los Doce
para el futuro de la Iglesia.
-
En las
Cartas, la Comunidad cristiana no aparece como cementada sobre unos ministros,
sino que se basa en el amor mutuo y en la docilidad a las mociones del Espíritu
Santo.
-
En el
Apocalipsis, al proclamar profetas a todos los cristianos, puede
ser una manera de protestar contra la organización de la Iglesia del final del
siglo primero. Se reconoce la existencia de los Doce apóstoles (21,12 y 14).
Los 7 Ángeles no parecen ser los dirigentes de la Comunidad, ya que las 7
cartas están dirigidas a cada cristiano y lo enfrentan a sus responsabilidades
en el seno de la vida comunitaria.
G. LA VIDA DE
LOS MINISTROS
- La designación de los Ministros parece ser el resultado de un acuerdo entre el
candidato, la Comunidad y los otros Ministros, como en el caso de Timoteo
y Tito. Epafrodito es designado por la Comunidad y aceptado por Pablo
(Filipenses 2,25). De todo modo, el papel de la Comunidad es decisivo como
lo confirma Hechos (6,3)
- El Ministerio de la Mujeres:
-
Pablo les
ordena cubrirse la cabeza cuando ‘oran o profetizan’ (1 Corintios 11,2-16): Eso
confirma que eran ‘profetizas. Los textos de 1 Cor. 14,34-35 y Timoteo 2,11-14,
son textos añadidos más tarde.
-
En la carta
a los Romanos, Pablo recomienda a una mujer, Febe, como ‘ministra’ de la
iglesia de Cencreas.
-
En Romanos
16, Colosenses 4,15 y Filemón 1,2, las mujeres desempeñan un papel importante
en las Iglesias paulinas.
3. La vida familiar de los Ministros.
-
El caso de
Pablo y Bernabé, solteros, era una excepción. Eso les daba una mayor
disponibilidad para la misión (1 Cor. 7,32 y 9,23).
-
Pablo afirma
que los demás apóstoles eran casados (1 Cor. 9,5) y que su esposa los
acompañaba, como un derecho.
-
Pablo señala
que los ‘presbíteros-obispos’ tienen que ser esposos de ‘una sola mujer’ (1
Timoteo 3,2 y Tito 1,6). Las cartas del NT prescinden del celibato; el estado
normal de los Ministros es ser casados y con hijos.
4. El
trabajo profesional de los Ministros.
-
El NT
reconoce el derecho de los Ministros de las Comunidades a vivir de su
ministerio.
-
Por otra
parte, varios textos de Pablo afirman que él renunció a ese derecho para ‘no
crear dificultades a la difusión del Evangelio’. Priscila y Áquila siguieron
también de ‘fabricantes de tiendas de campañas’ (Hechos 18,3).
H. COMUNIDAD Y MINISTERIOS
- Lo primero y fundamental en la Iglesia no es el Ministro, sino la
Comunidad.
-
Fuera de
Tito y Timoteo, las Cartas del NT están dirigidas a ‘Comunidades o Iglesias’.
-
En casos de
problemas o conflictos, es la Comunidad que se reúne y decide de la solución.
Nunca se hace la recomendación de recurrir a una autoridad ni de someterse a un
dirigente.
2. La Comunidad
de Jesús no se limitaba a los Doce
-
El número 12
ha de entenderse simbólicamente: Representa el nuevo Pueblo de Dios reunido por
el Mesías.
-
Había mucho
más personas: La Iglesia es ‘Comunidad de salvación’, como lo reconoce Vaticano
II (LG 9), ‘Comunidad sacerdotal (LG 10-11) donde el Espíritu suscita carismas
y ministerios (LG 12). La jerarquía y los ministerios se entienden dentro de la
Comunidad (LG 18)
CONCLUSIONES
-
La Comunidad
es siempre primera.
-
Una
Comunidad no puede prescindir de ministros que la animan.
-
Los
Ministros existente para el servicio de todos y para el crecimiento de la
Comunidad.
-
Es notable
la gran diversidad de ministerios, aunque las Cartas Pastorales los resumen a
3: ‘Obispos, presbíteros y diáconos’: lo que traduce una inversión de
criterios, el poder carismático dejando su lugar a la doctrina.
-
Se advierte
también una gran creatividad. Las Comunidades se sintieron libres de producir
ministerios según sus necesidades y bajo el impulso del Espíritu Santo:
Eligieron a Matías para sustituir a Judas; no se habla de sucesores a los 72;
se crearon a ‘Los Siete’ (Hechos 6,1-3).
-
Los
Ministerios son un don de Dios mismo a la Iglesia
‘Los obispos, en su servicio, han protegido
continuamente a los indigentes y a las viudas y han llevado siempre una vida
santa’ (‘Pastor’ de Hermás, siglo 2º).
A N E X O
EL CLERO ES
EL RESULTADO DE LA
INVOLUCIÓN DE LOS
MINISTERIOS
Es una práctica contraria a la práctica del Nuevo Testamento y de la
primera Iglesia.
Todo esto puede y debe cambiar.
-
El primer
paso fue de aplicar a los que recibían la imposición de la mano el título
de ‘orden’. El ‘orden era una institución del imperio romano que servía para
distinguir a ciertas personas y colocarlas en un rango superior a los demás.
Así los Ministros cristianos empezaron a ubicarse por encima de la Comunidad.
Esto contradice todo el NT.
-
El segundo
paso fue de sacralizar a los Ministros. Se utilizó el vocabulario
del Antiguo Testamento y se designó a ciertos Ministros como ‘sacerdotes’, lo
que no hace nunca el NT. Solo aplica la palabra ‘sacerdote’ a Cristo y al
Pueblo sacerdotal. Desde ese tiempo, los sacerdotes se consideraron como
‘personas sagradas’, o sea, separadas de resto de los fieles.
-
El tercer
paso fue imponer a los Ministros el celibato. Esto comenzó con la
ordenación de los diáconos, al exigirle la continencia conyugal. La razón fue
pensar la sexualidad impurificaba la oración el acercamiento al altar. La ley
de continencia se transformó en ley del celibato en el siglo 12. Para los
obispos se les prohibió el matrimonio por razones económicas: evitar que los
bienes de la iglesia pasaran a sus hijos.
-
El cuarto
paso fue anular a la Comunidad en la elección y aceptación de los
Ministros. Durante todo el primer milenio, el principio era el de San León
Magno: ‘El que ha de presidir a todos debe ser elegido por todos’. A partir del
siglo 11, el Papa Gregorio 7º se reservó el derecho de nombrar a los obispos y,
luego, los obispos se atribuyeron el derecho de nombrar a los presbíteros. La
Comunidad quedó marginada.
-
El quinto
pasó fue de asegurar a cada clérigo el sustento económico, en el
Concilio de Letrán del siglo 12º. Los clérigos dejaron de ganarse la vida como
todo el mundo: dependían del obispo y eran unos privilegiados. Fue una de las
críticas que motivaron a los Protestantes para su Reforma de la Iglesia.
-
El último
paso fue de restringir a los Ministros ordenados el poder de perdonar los pecados y él de consagrar el
pan y el vino, en el Concilio de Trento, para enfrentar a los Protestantes.
Conclusión: El clero es una invención tardía de la Iglesia en la
Edad Media, posterior y contradictorio al NT y a los primeros siglos del
cristianismo. La Iglesia muy bien puede vivir sin clero, tal como acabamos de
describirlo, pero no sin ministros. Los ministros que necesita la Iglesia:
-
se sitúan en
el interior de la Comunidad,
-
comparten
los ministerios y carismas,
-
respetan las
iniciativas del Espíritu en la Comunidad,
-
aceptan
humildemente su posición en la Iglesia y
-
cumplen con
su servicio para el crecimiento de la Iglesia, al servicio del Reino.
Así se vivió en los primeros siglos. En fidelidad a
esta Iglesia primitiva se está abriendo nuevos caminos a la crisis sacerdotal
en nuestra Iglesia.
Segunda
parte: EVOLUCIÓN DE LOS MINISTERIOS EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA.
CONTENIDO
En el Nuevo Testamento, resumen.
1. Estructuras y organización de las Iglesias
2. Del servicio a la sacralización
3. Evolución histórica posterior
4. La cuestión ecuménica
EN EL NUEVO TESTAMENTO: Resumen de la parte anterior
-
La Comunidad
es siempre primera.
-
Una
Comunidad no puede prescindir de ministros que la animan.
-
Los
Ministros existen para el servicio de todos y para el crecimiento
de la Comunidad.
-
Es notable
la gran
diversidad de ministerios, aunque las Cartas Pastorales los resumen a
3: ‘Obispos, presbíteros y diáconos’, lo que traduce una inversión de criterios:
el poder carismático deja su lugar a la doctrina.
-
Se advierte
también una gran creatividad. Las Comunidades se sintieron libres de
producir ministerios según sus necesidades y bajo el impulso del Espíritu
Santo: Eligieron a Matías para sustituir a Judas; no se habla de sucesores a
los 72; se crearon a ‘Los Siete’ (Hechos 6,1-3).
-
Los
Ministerios son un don de Dios mismo a la Iglesia.
‘Los
obispos, en su servicio, han protegido continuamente a los indigentes y a las
viudas y han llevado siempre una vida santa’ (‘Pastor’ de Hermás, siglo 2º).
A. ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN DE LAS
IGLESIAS
1. Definición de términos
-
Por
‘estructura’, entendemos
lo que es divino, y por lo mismo que no puede cambiar, en la Iglesia.
-
Por
‘organización’, entendemos
lo que hay de humano, y por lo mismo puede cambiar en la Iglesia.
En la Iglesia primitiva había una mayor diversidad de ministerios
que ahora.
2. Diversidad y creatividad en los Ministerios
-
Lo más
normal era que los Ministros eran casados y vivían de su trabajo.
-
Los
‘Profetas’ no sólo predicaban, sino que presidían la Eucaristía.
-
Mujeres
ejercían los ministerios de profetizas y diaconizas.
-
En las
Comunidades de Juan, parece que no presidía ningún ministro.
Conclusión: La estructura divina de la Iglesia y por lo mismo
indispensable es su apostolicidad, mientras la organización varía según las
épocas, acorde a las necesidades.
3. La apostolicidad
Es la identidad de sus principios de unidad tal como
los recibió de Cristo en la personas de los apóstoles. Constan en Mateo 28,19 y
Hechos 2,42. Esta apostolicidad consta de 2 componentes:
-
La
apostolicidad de ministerio, o sea la sucesión ininterrumpida de ministros al
frente de las Iglesias, y
-
La
apostolicidad de vida y doctrina, o sea la forma de vida y doctrina transmitida
desde los apóstoles.
Las 2 tienen que ser unidas: no puede haber
apostolicidad de ministerio si no hay apostolicidad de doctrina.
La consecuencia es que la falla en la doctrina anula la apostolicidad del ministerio. ‘Los
obispos pierden su autoridad en cuanto está en desacuerdo con Cristo’ (San
Anselmo, San Gregorio). ¿Qué significa esto?
1. El ministerio no proviene de la Comunidad, sino que es un don de Dios: Los obispos son los
sucesores de los apóstoles, y
2. El ministerio es aceptado y recibido por la Comunidad, es decir que un ministerio es válido si es aceptado y
confirmado por la Comunidad. Si una Comunidad rechaza a un obispo, su
ministerio no es válido.
B. DEL
SERVICIO A LA SACRALIZACIÓN
1. ‘Sirvientes y esclavos’
En el nuevo Testamento, los Ministros apostólicos son
designados por los términos de ‘sirvientes’ y ‘esclavos’. Esos son los que
‘sirven en la mesa’, o sea tienen una dependencia personal, algo humillante:
‘El primero se hará el servidor de todos’ (Marcos 10,45), ‘el esclavo de todos’
(Mateo 20,28). En la Comunidad cristiana, la autoridad es una ‘servidumbre’,
una tarea de ‘esclavos’, al servicio de la Palabra y de los demás. Los
ministros se definen no con relación a una función, sino a una forma de vivir y
servir, a favor de los demás. De ahí, no caben los títulos de ‘padre’,
‘maestro’, ‘doctor’ (Mateo 23,8-10), peor ‘monseñor, excelencia, eminencia’, porque
‘ustedes son hermanos’ (Mateo 23,9). Ni Jesús se comporta como ‘Señor’ (Juan
13,13) y llama a sus discípulos ‘amigos’ (Lucas 12,4 y Juan 15,15) y ‘hermanos’
(Mateo 28,10 y Juan 20,17).
2. Una Iglesia sin sacerdotes
Tal como se
describe en el Nuevo Testamento, la Iglesia primitiva aparece como una Iglesia
sin sacerdotes. Sí, había dirección y liderazgo, además de la diversidad de
ministerios. Pero, jamás se habla de ‘sacerdotes’ en las Comunidades del Nuevo
Testamento; jamás se habla de ‘templos o santuarios’, jamás se menciona ‘leyes
rituales’, nunca se hace referencia a una sacralidad. El Nuevo Testamento
desconoce la existencia de sacerdotes como cuerpo especializado o consagrado en
el interior de la Iglesia: No se aplica a los ‘dirigentes’ la terminología
sacerdotal.
La palabra
sacerdocio se usa sólo para hablar de los sacerdotes del Antiguo Testamento, de
Jesús el Mesías (carta a los Hebreos) y de todos los fieles sin distinción (1
Pedro 2,5; Apocalipsis 1,6; 5,10;20,6). Para encontrar el término ‘sacerdote’
aplicado a los ministros de la Iglesia, hay que esperar hasta Tertuliano, a
principios del siglo 3º.
3. El sacerdocio de Cristo, en la carta a los Hebreos
Los
cristianos tenemos un sacerdote, es más: ‘un sumo sacerdote’ (8,1; 4,15), un
‘gran sacerdote’ (4,14), un ‘sumo sacerdote grande’ (4,14) que es Jesús, el
sumo sacerdote de los bienes futuros (9,11). Además afirma que el sacerdote de
Cristo ‘no es ritual’, sino ‘existencial’, es decir:
a) La asimilación. Para Cristo, la condición para llegar a ser sacerdote no fue la separación
o segregación de lo profano como camino a lo ‘sagrado’, sino lo contrario:
Cristo tuvo que acercarse a los demás, hacerse semejante a los que sufren,
igualarse a todos. Mientras en el Antiguo Testamento la condición para acceder
al sacerdocio era la ‘separación’, a partir de Cristo, la condición es la
‘asimilación’, o sea el hacerse en todo semejante a los que sufren y lo pasan
en esta vida, afín de poder ayudar de verdad a los demás.
b) La oblación. El acceso de Cristo al sacerdocio se realizó no mediante unos determinados
ritos o ceremonias sagradas, sino en virtud de sus propios sufrimientos y a
través de su existencia destrozada. Lo que Cristo ofreció con su vida y
sobretodo su muerte, no fue algo externo a su persona, sino que fue su propia
persona y su propia vida.
c) La sangre. La realización de su sacerdocio no consistió en la puesta en práctica de
una serie de ritos sagrados, sino por su existencia entera entregada a los
demás y, sobre todo, en su muerte por fidelidad a Dios y para el bien del
hombre. La sangre que ofrece Cristo no es la de animales, sino la suya propia
(9,12), lo que significa que:
-
Por
ofrecerse a sí mismo, Cristo suprime la distinción entre sacerdote y víctima,
-
El
sacerdocio de Cristo suprime también la distinción entre culto y existencia.
Con Cristo, el sistema de relación con Dios queda
radicalmente modificado. Este sistema consiste no en la ejecución de
determinados ritos, sino en la entrega de la persona misma. El culto cristiana
auténtico no es otra cosa que la ofrenda de la propia vida, hasta el don de la
sangre en la solidaridad y la práctica del bien (13,16). Por esta razón, los
sacramentos pasan a ser la actualización simbólica de la muerte de Cristo y la
expresión celebrativa de nuestra entrega existencial a Dios (Romanos 12,1). En
esto, todos los cristianos son sacerdotes.
Tertuliano que generalizó el término de ‘sacerdote’,
dice que, cuando no hay sacerdote ordenado, los laicos pueden bautizar y celebrar
la eucaristía, porque ‘donde hay 3, ahí está la Iglesia’. Luego con San
Cipriano de Cartago se habla ya no de servicio, sino de ‘honor, dignidad y
potestad’. Esto indica la tendencia de los ministros eclesiales a distanciarse
del Pueblo y acomodarse a los notables y grandes de la sociedad. Y así
sucesivamente en los siglos siguientes, de tal manera que ‘lo sagrado’ vino a
superponerse a ‘lo evangélico’.
4. Causas de esta evolución
a) La teología del Antiguo Testamento. La Tradición apostólica de San Hipólito hace mención,
para la ordenación del obispo, de Abraham y de los sacerdotes del Antiguo
Testamento, y, para la ordenación de los presbíteros, se recuerda a los
presbíteros ordenados por Moisés. En los siglos siguientes, los ministros de la
Iglesia fueron perdiendo paulatinamente su dimensión apostólica y evangélica, y
se convirtieron en funcionarios del culto y del altar.
b) La exaltación y sacralización de los ministros de la
Iglesia. En la 2ª
mitad del siglo 3º, San Cipriano lamenta de los escándalos que se multiplican
en las Comunidades cristianas. Al pasar por una etapa de relativa libertad, la
Iglesia fue creciendo y desarrollando un progreso intelectual. Pero, la
contrapartida fue que, en una época de degradación de las instituciones
imperiales, la Iglesia ofrecía una seguridad y un espacio de valoración
personal y de sentido a la vida. Las Comunidades dejaron el compartir de
bienes, lo que hizo retroceder la fraternidad real y concreta. Al mismo tiempo
se acentuó la autoridad y el poder de los dirigentes de cada Iglesia local. Por
estas razones, los obispos y sacerdotes fueron exaltados por su dignidad
sagrada y no por sus vivencias solidarias y evangélicas, utilizando el sacerdocio
del Antiguo Testamento para justificar la nueva situación.
C.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA POSTERIOR
1. El proceso de sacralización.
A partir del siglo 4º, el proceso de sacralización se
consolida definitivamente. Esto es notable sobretodo en la liturgia.
-
A partir del
siglo 8º, la misa es rezado
por el sacerdote sólo, y en voz baja. Deja de ser progresivamente una acción
comunitaria.
-
Se sustituye
las vestimentas cotidianas
para usar vestiduras reservadas para la liturgia, copiando la ropa de los
romanos, marginado la de los demás Pueblos. El ministro es considerado
‘segregado’, separado de la Comunidad.
-
El altar, en vez de estar al centro de la Comunidad, es confinado
al fondo de la iglesia, al que no tienen acceso los fieles y empieza a
difundirse que ‘la Iglesia consiste principalmente en los sacerdotes’.
2. La designación de los ministros
a) En los Hechos de los Apóstoles, Matías fue elegido por votación popular (1,26), los 7
líderes de la Comunidad también fueron elegidos por votación de la Comunidad
(6,3-6), Bernabé y Saúl fueron enviados en misión por la Comunidad de Antioquia
(13,2-3).
b) En el siglo 3º, Hipólito escribe: ‘Que se ordene como obispo al que el Pueblo ha elegido,
y que los demás obispos le impongan las manos’. En España, donde 3 obispos
dieron malos ejemplos y negaron la fe, las Comunidades afectadas depusieron a
los mencionados obispos. En un concilio reunido por Cipriano, consta un decreto
que afirma
-
El Pueblo
tiene poder, por derecho divino, para elegir a sus ministros.
-
El mismo
Pueblo tiene también poder para quitar a los ministros cuando son considerados
indignos.
-
El recurso a
Roma no debe cambiar tal situación.
San León Magno tiene la fórmula siguiente: ‘El que
debe ser puesto a la cabeza de todos, debe ser elegido por todos’, lo cual está
confirmado por el 6º Concilio Ecuménico de Calcedonia.
Se puede concluir que se consideraba ministros válido
y verdadero de la Iglesia, aquel que era llamado y aceptado por la Comunidad:
Lo primero era la Comunidad y sólo en su seno se podía dar la realidad de los
ministerios. Los ejemplos de las ordenaciones de San Ambrosio y San Agustín
apoyan esta realidad.
c) En los siglos 12º y 13º, el ministerio es una realidad en sí y no una función
de servicio a una Comunidad concreta, por 3 razones:
-
La Iglesia
no es representada por Comunidades, sino por territorios feudales donde los
reyes y señores disponían quienes eran sacerdotes y obispos.
-
Al
revalorare el derecho romano, la autoridad pasó a ser un valor en sí mismo,
desvinculada de la Comunidad.
-
En este
contexto se desarrolla la doctrina sobre la Iglesia o Eclesiología, donde los
ministerios no están referidos a la Comunidad de los fieles.
El 3º Concilio de Letrán (1179) llegó a afirmar que
nadie podía ser ordenado ‘sin que le sea asignado una sustentación digna’,
pasando en primer lugar el mantenimiento financiero del sacerdote.
3. La teología del sacramento del orden
En 1215, el
4º Concilio de Letrán declaró que ‘solamente puede celebrar la eucaristía un
sacerdote válidamente ordenado’. Al relacionar sacerdocio y la eucaristía, se
centraba y reducía la función del sacerdote al altar, y se lo distinguía
esencialmente del resto de los fieles. Lo que era una afirmación legal, para
evitar ciertos errores, pasó a ser una definición teológica proclamada por los
teólofos. Santo Tomás retomará esta afirmación en su primer artículo sobre el
sacramento del orden, refiriéndolo a la eucaristía. Así pasó a definirse el
sacerdote como el hombre del altar y del culto.
Las
consecuencias
son importantes:
-
La dimensión
pastoral y la relación a la Comunidad, esenciales en el sacerdocio cristiano,
pasaron al segundo lugar.
-
Quedó
también fuera de la definición del ministerio la vida personal y la santidad
del sacerdote.
-
El obispo
quedó fuera del sacramento del orden: se lo equiparó al simple presbítero. Para
diferenciarlo, pasó a ser un rango jurídico, una potestad y dignidad al margen
del sacramento.
4. El Concilia de Trento
a) Antecedentes. Las declaraciones del Concilio de Trento sobre el sacerdocio están
condicionadas por 3 datos históricos:
-
El
sacerdocio pertenece a una clase privilegiada.
-
La
ordenación sacerdotal está ligada a la obtención de beneficios según se es del
‘bajo’ o ‘alto’ clero, lo que permitía vivir sin trabajar.
-
Los
Protestantes criticaban el sacerdocio ministerial instituido por vía de
ordenación que ponía la Iglesia antes que Cristo. Redujeron el sacerdocio al
ministerio de la Palabra sin poder de consagrar ni de absolver. Al dejar este
ministerio de la Palabra se terminaba el ministerio sacerdotal.
b) Definiciones. Frente a estas situaciones, el Concilio confirmó lo que decían los
teólogos:
-
En el Nuevo
Testamento existe un sacerdocio visible que es el ordenado, que se diferencia
del de los bautizados por ser orientado a la consagración y al perdón
sacramental.
-
El orden fue
instituido por Cristo.
-
La
ordenación confiere un carácter indeleble.
-
El orden
vincula a la estructura jerárquica de la Iglesia, independientemente de la
aceptación del Pueblo.
La mayor consecuencia fue de definir la eucaristía
como función propia del sacerdote en perjuicio de la Comunidad. El sacerdote se
santificaría no en la tarea pastoral sino en mediante la devoción personal. De
ahí nació la piedad eucarística, empobreciendo la función profética en la
Iglesia y marginado la lectura de la Biblia. El papel del seglar se redujo a
escuchar y obedecer al clero, fortaleciendo la jerarquía piramidal alrededor de
Roma. Hay que decir que no fue el objetivo del Concilio de proclamar una
teología del sacerdocio sino contestar errores protestantes.
5. El Concilio Vaticano 2º
El Concilio
Vaticano 2º buscó una renovación eclesial en profundidad. No ha pronunciado definiciones
dogmáticas como tal, pero sí sus documentos son vinculantes para la fe. Por ser
Concilio ecuménico, se trata del Magisterio solemne de la Iglesia.
Para darnos
a entender el ministerio eclesial, el punto clave que nos presenta el Concilio
es ‘la misión’: primero la misión de Cristo y luego la misión de la Iglesia.
Dentro de la misión de la Iglesia define la de los apóstoles, después la de los
obispos y en fin la de los obispos. Esta misión va unida a una ‘consagración’
(LG 6,21,28;PO 2,7;SC 5; AA 3), pero el ministerio no arranca de la
consagración, sino de la misión de Cristo y de los Apóstoles (LG 18-20). Se
habla de ‘consagración cuando se llega a la ‘sacramentalidad del episcopado’
(LG 21). El ministerio de los obispos se justifica sólo en función de la misión
(LG 24) y implica una consagración (LG 28). De ahí se desprende que el
ministerio eclesial arranca no de lo sacerdotal, sino de lo misional. Según el
Concilio, todo sale de la misión bautismal que engloba la triple función
‘sacerdotal, profética y pastoral-real’. Se trata de una renovación fundamental
en la manera de comprender el ministerio eclesiástico, que nos va a llevar a
vivirlo de una manera también renovada. Hay 2 novedades:
-
La relación
entre el presbítero y la Iglesia. El Concilio
resitúa el ministerio eclesiástico dentro del conjunto de la Iglesia, entendida
bíblicamente como ‘Pueblo de Dios’ y ‘Cuerpo de Cristo’. Deja el binomio
clásico ‘sacerdocio-laicado’ por el de ‘Comunidad-Ministerios’. Cristo
instituyó a la Iglesia como una Comunidad estructurada donde existan siempre
los 3 ministerios como servicio profético de la Palabra, como servicio
sacerdotal de la santificación y del culto y como servicio pastoral de la
unidad. El centro de gravedad no es el clero sino el Pueblo de Dios, la
Comunidad.
-
La relación
entre el presbítero y el mundo. El Concilio
presenta esta relación no como una ‘separación sagrada’, sino en términos de
‘presencia y testimonio’: La misión nos relaciona con el mundo. Por eso, una
teología del ministerio se tiene que referir a la vida familiar (el celibato),
laboral (trabajo, profesión), política (compromiso). Se trata de hacer presente
el Reino de Dios en todos los ámbitos de la vida humana y de la sociedad.
Los aportes del Concilio no son un paso más, sino un
paso decisivo. Pero, no vamos a afirmar que el Concilio lo ha dicho todo. Más
bien ha abierto caminos para plantear el ministerio desde el Nuevo Testamento,
sin menospreciar el aporte positivo de los siglos. ‘No nos extrañemos de que la
transición sea difícil. El retorno a las fuentes del Evangelio, la revisión de
las formas heredadas de la Edad Media y de la Contra-Reforma llegan en el
momento de una mutación que trastorna nuestras bases culturales. Se trata de un
cambio de polo que orienta las opciones y los esfuerzos cristianos’ (R.
Laurentin).
Textos
conciliares en
‘Ministerio y vida de los presbíteros’
-
3: ‘Los presbíteros del Nuevo Testamento, por su vocación
y su ordenación, son segregados en cierta manera en el seno del Pueblo de Dios,
no de forma que se separen de él, sino al fin de que se consagren totalmente a
la obra para la que el Señor los llamó’.
-
4,1 ‘Pues como nadie puede salvarse si antes ni cree, los
presbíteros, como colaboradores de los obispos, tienen como obligación
principal el anunciar a todos el evangelio de Cristo, para constituir e
incrementar el Pueblo de Dios, cumpliendo el mandato del Señor: ´Id por todo el
mundo y predicad el evangelio a toda criatura´ (Mateo 16,15)’.
-
9,2: ‘Los presbíteros deben presidir de forma que, buscando
no sus intereses sino los de Jesucristo, trabajen juntamente con los fieles
seglares, y se porten entre ellos a imitación del Maestro que, entre los
hombres, `no vino a ser servido sino a servir´ (Marcos 16,15)’.
‘Hay que superar el dilema: palabra o eucaristía. Se
puede hacerlo definiendo, como nosotros lo hemos hecho, el ministerio
sacerdotal como el servicio de potencia activa, propiamente escatológica, de
la Palabra de Dios -Jesucristo- muerto y resucitado, cuyos signos sensibles
son, bajo títulos diferentes, el anuncio del mensaje y los gestos
sacramentales’ (Comisión Teológica Internacional, 1971, 89).
6. Orígenes del celibato eclesiástico
Aquí se
trata no de una cuestión dogmática, sino disciplinar. La iglesia latina exige
el celibato para la ordenación de presbítero y obispo. Se ha llegado a esta
norma a través de un lento proceso histórico.
a) Las Cartas a Tito y Timoteo. Los textos más antiguos relacionados con el celibato
están en 1 Timoteo 3,2-5 y 12, por una parte, y, por otra, en Tito 1,6, donde
se dan varias orientaciones para nombrar a los presbíteros:
-
Ser hombres
de una sola mujer, lo que siguen todavía unas Iglesias romanas de Oriente.
-
Para poder
gobernar la Comunidad es necesario saber gobernar la propia familia.
-
Tener
educados los hijos en una misma fe, formales y obedientes.
Esto lo confirmaron los Concilio de los primeros
siglos, al mismo tiempo que se enunciaba nueva exigencias.
b) El aumento progresivo del rigorismo sexual sobre los
sacerdotes
-
Para los
sacerdotes, se comenzó insistiendo en aplicar la prescripción del Levítico: ‘El
sumo sacerdote tomarás a una mujer virgen, no viuda, no despedida, no deshonrada,
no prostituta’ (21,13-14).
-
Mientras se
respetaba la orientación de ordenar diáconos, sacerdotes y obispos ya casados,
se añadió la prescripción para el sacerdote ordenado de soltero de no casarse,
como en el Concilio de Nicea en 325,
-
Al principio
del siglo 4º, el Concilio español de Elvira obliga a los casados que se ordenan
sacerdotes de ‘no usar del matrimonio’, cuya falta de observancia provocó
reclamos del Papa y nuevos Concilios en los siglos siguientes.
-
A principio
del siglo 5º, se comenzó a exigir para los obispos el celibato o ‘que no tengan
hijos o nietos’, insistiendo en ‘proteger los bienes de la Iglesia’. Esto fue
confirmado por (el Papa) Justiniano en 528. La justificación de tal ordenanza
se basa en la ‘pureza legal’ sacada del Antiguo Testamento y la tendencia a
tildar de pecado a las relaciones conyugales: ‘la sexualidad mancha el culto
divino’. Es el caso hasta del Concilio de Letrán en 1139.
-
El Concilio
Vaticano 2º confirmó la validez del celibato para diáconos, sacerdotes y
obispos, pero eliminado las justificaciones de pureza legal, penalización a la
relación conyugal e inferioridad del estado matrimonial.
D. LA
CUESTIÓN ECUMÉNICA
1. La doctrina de Lutero sobre el sacerdocio ministerial
a) Los cuestionamientos de Lutero al sacerdocio ministerial comienzan en el año 1519
-
Lutero
afirma que el Nuevo Testamento no utiliza la palabra ‘sacerdote’ para los
ministros de la Iglesia. Sólo se atribuye este término a Cristo y al conjunto
de los bautizados. En la Nueva Alianza hay un único sacerdote, Cristo, y un
‘sacerdocio invisible’ en todos los bautizados, por ser miembros del cuerpo de
Cristo. Por esto, no hay porque diferenciar a los sacerdotes de los demás
cristianos.
-
En cuanto a
la Eucaristía, Lutero niega que pueda ser la ofrenda de un sacrificio lo
suficientemente distinto del sacrificio de Cristo como para justificar la
institución de una clase sacerdotal. La miso no es más que la ‘proclamación del
testamento de Cristo’.
b) Consecuencias de las afirmaciones de Lutero
-
No hay 2
clases de personas en la Iglesias, la una - los sacerdotes - superiora a la
otra - los laicos.
-
La
participación al sacerdocio de Cristo se confiere en el bautismo, y basta.
-
El
ministerio es ‘de la Palabra de Dios’, para mantener y alimentar la fe con la
predicación y el sacramento de la palabra.
-
Lutero
ignora el poder de consagrar y perdonar. Todo bautizado puede dispensar la
absolución y consagrar en ausencia del ministro porque ‘son las palabras de
Cristo las que tienen poder y no la persona que las pronuncia’.
-
Le compete a
la Comunidad nombrar a sus ministros. Si hay ‘ordenación’, se trata de un
simple rito de regocijarse por el nombramiento hecho por la Comunidad.
-
Para seguir
de ministro, hay que ejercer el ministerio del evangelio; no basta limitarse al
breviario y a la misa.
La reflexión de Lutero sobre el sacerdocio ministerial
acarreó su supresión, sustituyéndolo al de ‘Pastor’ como ministros de la
Palabra de Dios. La diferencia entre ‘sacerdote católico’ y ‘pastor
protestante’ es enorme.
2. El Documento de Lima de 1982
Fue en Lima
donde se dio la reunión del Consejo Ecuménico de Iglesias en 1982 y se firmó un
documento sobre ‘Bautismo, Eucaristía y Ministerio’. Fue el fruto de varios
encuentros anteriores: Lausana (1927), Acra (1974) y Bengalore (1978).
a) El Documento reconoce primero la vocación de
todo el Pueblo de Dios, como en el Concilio Vaticano 2º. Cada miembro
está llamado a actuar en bien de los demás según el don o carisma que ha
recibido para edificación de la Iglesia y al servicio del mundo al que ha sido
enviada la iglesia.
b) Luego se trata sobre la cuestión del ‘ministerio
ordenado en la Iglesia’. Este se refiere a las personas que han
recibido un carisma reconocido por la Iglesia mediante la ordenación, la
invocación al Espíritu Santo y la imposición de las manos. Se relaciona este
ministerio con el de los apóstoles enviados por Jesús y es la continuación de
la obra de los mismos. La función específica del ministerio ordenado es de
reunir y construir el cuerpo de Cristo por la proclamación y enseñanza de la
palabra, por la celebración de los sacramentos y por la dirección de la vida de
la Comunidad en la liturgia, su misión y su diaconía. Sin especificar los
poderes del ministro ordenado, se reconoce que la presidencia de Jesucristo
tiene por signo la de un ministro que la representa, el cual tiene la tarea de
presidir la eucaristía. La autoridad del ministro ordenado es concebida como un
servicio a la Comunidad, según el modelo de Jesucristo.
c) En cuanto a la palabra ‘sacerdotes’, el
Documento reconoce que el sacerdocio se aplica ante todo a Jesucristo y a los
miembros de la Comunidad cristiana. En cuanto a los ministros ordenados, ellos
participan, como todos los cristianos, tanto del sacerdocio de Cristo con del
de la Iglesia. ‘Pueden ser llamados sacerdotes propiamente porque ejercen un
ministerio sacerdotal particular, fortaleciendo y construyendo el sacerdocio
real y profético de los fieles. Aquí hay que notar que los protestantes más
ortodoxos no aceptaron el acuerdo de Lima. El Documento nota que los
ministerios ordenados se redujeron a 3: Obispos, presbíteros y diáconos.
d) La ordenación de mujeres al sacerdocio
es particularmente espinosa. El Documento reconoce la radical igualdad entre
varones y mujeres. En sus conclusiones se muestra prudente, reconociendo que no
existe razones bíblicas o teológicas en contra de la ordenación de mujeres y
aceptando que ‘en muchas Iglesia la tradición a este respecto no ha de ser
modificada’.
e) La sucesión en la tradición apostólica.
El Documento dice que ‘la tradición apostólica en la Iglesia implica la
continuidad en la permanencia de las características de la Iglesia de los
apóstoles’ y anota que ‘la primera manifestación de la tradición apostólica se
encuentra en la tradición apostólica de la Iglesia entera’. Termina
cuestionando tanto a las Iglesias protestantes – importancia de la tradición
apostólica – como a las Iglesias católicas – proclamación fallosa de la fe
apostólica. En cuanto a la sucesión apostólica por medio de los obispos, se
dijo que ‘es uno de los modos de transmisión de la tradición apostólica, junto
a la transmisión del evangelio y a la vida de la Comunidad’. La dificultad
proviene de las Iglesias que no han conservado la sucesión episcopal cuya
consecuencia es ‘la unidad perdida y a recuperar’.
2. MINISTERIOS EN LOS HECHOS
DE LOS APÓSTOLES
José M.
Castillo, Resumen de Pedro Pierre.
Recordemos
que ‘lo único absoluto es el Reino’
(Pío 6º. Mateo 6,33). La Iglesia y todas sus personas e instituciones, estamos
al servicio del Reino. Por lo mismo, los Ministerios en la Iglesia responden a
necesidades de la Comunidad, cuya meta final es la presencia y el
fortalecimiento del Reino. Veamos cómo estaban organizados los Ministerios en
los Hechos de los Apóstoles y luego en nuestra época.
- Los Ministerios responden a necesidades de la
Comunidad.
a) El ministerio de los Doce: Ellos son las bases de la Iglesia, el Nuevo Pueblo de
Dios.
-
Testifican
de la Resurrección y del Reino. Organizan y coordinan la Comunidad.
-
Confirman a
los Diáconos presentados por la Comunidad, para el servicio material de la
misma.
-
Pedro es la
cabeza; se dedica a los Hebreos (o Judíos).
b) Los 7 Diáconos:
-
Ellos se
dedican a los Helenistas (o Griegos) y a las viudas.
-
Son también
ministros de la Palabra y del Bautismo.
c) Los Animadores de Comunidades: Judas y Silas.
d) El Concilio de Jerusalén: Fue un servicio a la Comunidad en un momento de
crisis y de confusión.
- Los Ministerios Proféticos.
-
Jesús fue un
profeta poderoso en obras y palabras.
-
El profeta
es portavoz de Dios para anunciar y denunciar proyectos que sea construyen el
Reino de Dios, sea lo destruyen.
-
El
Ministerio de la profecía, con los servidores de la verdad, siempre molesta y
crea conflictos al interior y fuera de la Comunidad.
- Los Ministerios Pastorales.
-
Jesús fue el
Buen Pastor (Juan 10).
-
Los obispos
son los guardianes del mensaje de Jesús, los defensores de los oprimidos, los
Ministros de la Reconciliación, los animadores de la Comunidad mediante la
participación de todos, los centinelas de la igualdad mediante el compartir.
- Los Ministerios sacerdotales.
-
Pueden ser
sacerdotes y seglares: Están al servicio del culto y la liturgia: Celebran la
vida de fe y de amor, y las promesas realizadas.
-
Presiden las
oraciones: alabanza, perdón, socorro, ofrendas. Celebran los sacramentos.
-
Los
sacerdotes hacen el ‘memorial’ de la Cena: El pasado continúa en el presente y
nos compromete para el crecimiento del Reino.
- Los Ministerios del sufrimiento o de la curación.
-
El sufrimiento es un misterio: Jesús no lo explicó, sino que lo combatió y
lo asumió. Fue el Servio Sufriente que nos liberó y nos hizo Pueblo de Dios.
-
La Iglesia
sigue el camino de Jesús: perseguida, mártir y liberadora. Asume el sufrimiento
liberador.
Podríamos
resumir estos ministerios a partir de la misión que se nos da en el bautismo: Ministerios
Proféticos (del anuncio y de la denuncia), Sacerdotales
(de la oración, las celebraciones y la religiosidad popular) y Reales o
Pastorales (de la organización de la Comunidad.
3. EL
MINISTERIO DE LOS
DIÁCONOS (Concilio LG 29)
Un triple
servicio: “liturgia, palabra y caridad”
Nueva Loja,
2009. Pedro Pierre.
CONTENIDO
-
Texto del
Concilio (LG 29)
-
Comentarios
-
Aportes de
los grupos
-
El
ministerio de la caridad
-
Conclusiones
Anexo: Motivación bíblica para el compartir
A. TEXTO del
Concilio LG 29
“En el grado
inferior de la Jerarquía están los diáconos, que reciben la imposición de las
manos ‘no en orden al sacerdocio, sino en orden al ministerio’. Así,
confortados con la gracia sacramental, en comunión con el Obispo y su
presbiterio, sirven al Pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la
palabra y de la caridad. Es oficio propio del diácono, según le fuere asignado
por la autoridad competente, administrar solemnemente el bautismo, reservar y
distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la
Iglesia, llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los
fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de los
fieles, administrar los sacramentales, presidir el rito de los funerales y sepultura.
Dedicados a los oficios de la caridad y de la administración, recuerden los
diáconos los avisos del bienaventurado Policarpo: ‘Misericordiosos, diligentes,
procediendo conforme a la verdad del Señor, que se hizo servidor de todos’.
Ahora bien,
como estos oficios, necesarios en gran manera a la vida de la Iglesia, según la
disciplina actualmente vigente en la Iglesia latina, difícilmente pueden ser
desempeñados en muchas regiones, se podrá restablecer en adelante el diacono
como grado propio y permanente de la Jerarquía. Corresponde a las distintas
Conferencias territoriales de obispos, de acuerdo con el mismo Pontífice,
decidir si se cree oportuno y en dónde el establecer estos diáconos para la
atención de los fieles. Con el consentimiento del Romano Pontífice, este
diaconado podrá ser conferido a varones de edad madura, y también a jóvenes
idóneos, para quienes debe mantenerse firme la ley del celibato”.
B. PRIMEROS
COMENTARIOS
Resultado de una reunión con los
diáconos del Vicariato de Sucumbíos, Amazonía ecuatoriana.
- Pedro Pierre
a) “… grado inferior de la Jerarquía”. En el texto la “J”
de Jerarquía está con mayúscula. Se debe a la influencia de la
visión piramidal de la Iglesia, abandonada luego por el Concilio. En una
Iglesia comunidad, todos somos iguales.
b) Se define el triple ministerio del diácono: “liturgia,
palabra y caridad”. Lugo se
precisa cada uno, con mayor explicación para el de la caridad.
-
Liturgia: bautismo, eucaristía (distribuir y viático),
matrimonio, celebraciones (devociones), sacramentales, funerales.
-
Palabra: “leer, instruir, exhortar”, incluye la Palabra de
Dios, pero no se limite a ella (en el texto del Concilio, la “palabra” está sin mayúscula.
-
Caridad: se añade “administración” y se explicita unas
cualidades en este ministerio de la caridad, que son: la misericordia, la
diligencia, la verdad que se verifica por el servicio.
c) “Grado propio y permanente de la Jerarquía”: los diáconos hacen parte del clero junto con los
sacerdotes y el obispo.
d) Triple autorización para la ordenación de diáconos:
-
De las
Conferencias Episcopales,
-
Estas piden
permiso al Papa,
-
Del obispo
local.
e) Limitaciones
-
“Conferido a
varones”: se excluye
y discrimina a las mujeres. Esto no retoma la práctica de la Iglesia primitiva,
ya que había mujeres diaconizas.
-
“Varones de
edad madura”: no se
precisa “casados” ni tampoco se los excluye. La práctica general confirma la
ordenación de varones casados.
-
“Jóvenes
idóneos… firmes con
la ley del celibato”: esto significaría que si se ordenan jóvenes célibes,
seguirán de célibes. Esta opción no ha progresado.
- Diáconos presentes
-
Fue una
costumbre que se perdió. Los sacerdotes acapararon todos los “poderes”.
-
“Conocí un
diácono que no ejercía su ministerio”, yo me sentí mal.
C. REUNIÓN
POR GRUPOS
- Aportes de los grupos
-
Unas de las
funciones del diaconado es el viático, o sea la visita a los enfermos con
oraciones y comuniones. Este sacramento, por perdonar los pecados es reservado
a los presbíteros. Y ¿nosotros los diáconos?
-
Para la
Primeras Comuniones, el sacerdote confiesa. ¿Puede el diácono hacer la
celebración de la 1a comunión?
-
¿Es cierto
que el diácono que tiene hijos no casados, no puede comulgar?
-
El diácono
no debe absorber a los ministerios, sino empujarlos.
-
¿Podemos
hacer bendiciones?
-
¿Podemos
cantar prefacio y santo?
-
El documento
dice que se ejerce el diaconado “según le fuere asignado por la autoridad
competente”. Además de la ordenación, debe haber una carta de misión del
obispo.
-
Preocupaciones:
Estamos prestando muchos servicios, pero si viene otro obispo, ¿cómo vamos a
continuar?… Por ejemplo, en El Oro, para el bautismo, el diácono sólo pone el
agua.
-
“No tenemos
esta carta de misión”. Sería de ver, en caso de cambio de obispos, si no fuera
bueno tener esta carta de misión.
- Comentarios
a) Cómo discernir
-
Estamos
llamados a servir: esa es la
1ª exigencia, hacer las cosas como verdadero servicio de la gente. “El sábado
es para el hombre y no el hombre para el sábado”. No pueden negar un servicio
que le pide la gente, en particular en caso de extrema urgencia. Lo que hay que
cuidar es cómo realizar este servicio.
-
Ir con pasos
tranquilos. Abrir
caminos… Su responsabilidad es actuar con creatividad, primero, y fidelidad,
discerniendo lo que “sirve”.
-
Si el
Concilio con el Papa es, al nivel de la Iglesia universal, la máxima autoridad,
en una diócesis, la máxima autoridad es la Asamblea diocesana que
incluye el obispo y, al nivel parroquial, la Asamblea parroquial y la Asamblea
zonal. Eso se llama el “buen sentido de los fieles”: una comunidad cristiana no
se equivoca, porque tiene la ayuda del Espíritu.
-
El primer
sacerdocio es el de los bautizados. El
sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio común. Ahora el
sacerdocio ministerio garantiza que el acto sacerdotal de los bautizados es
aceptado por Dios; el sacerdote ordenado es el garante de sacerdocio de los
bautizados. El acto sacerdotal por excelencia es la ofrenda a Dios (en la misa,
por ejemplo) de una comunidad fraterna (Romanos 12,1): el sacrificio
“espiritual” es la vida misma, la vida plena.
-
La liturgia asume la riqueza de la cultura y de la religiosidad popular.
-
Para los
comentarios de la Palabra de Dios, hagámoslo
de una manera dialogada, imitando el método de Jesús con los discípulos de
Emaús (Lucas 24,13): partir de la realidad, iluminarla con la Palabra de Dios,
(saber compartir en las casas), y sacar conclusiones y compromisos.
b) Propuestas
-
El viático
es llevar la comunión a los enfermos. La unción
está reservada al sacerdote. Pero sí, hay obispos que permiten a los diáconos
realizar la unción.
-
La confesión de los enfermos también es reservada al sacerdote.
Pero Santiago dice: “Confiésense unos a otros y sus pecados serán perdonados”
(5,16). Bien se puede escuchar la “confesión” de un agonizante que así lo desea
y junto con los demás presentes rezar el “Yo confieso” completo, imponiéndole
las manos todos al momento de decir: “Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos conduzca a la vida eterna”. Hay obispos que
aceptan esta solución.
-
Lo mismo
para la eucaristía: Ministros
de la celebración dominical realizan la cena en memoria del Señor, el jueves
santo (en Navidad, en fiesta patronal…) con tortilla y chicha, o roquillas y
café, pan y jugo… según las costumbres festivas del lugar.
-
Las
bendiciones no están reservadas a los sacerdotes. Ejemplos: Religiosa que bendijo ceniza, Manuel que
bendice las tumbas, los padres de familias que bendicen a sus hijos y la mesa,
cuando se nos dice: “Dios lo bendiga”… No dejarse arrebatar este derecho por
los sacerdotes. La imposición de las manos: en nuestras manos se concentran
nuestras energías positivas, y mediante la imposición la comunicamos a otros.
-
Si las niñas
y los niños se han confesado, bien pueden los diáconos pueden hacer la
celebración de la primera comunión, el día siguiente por ejemplo.
-
Bien puede comulgar
el diácono cuyos hijos no tiene todos la bendición de su matrimonio. El
único que cargó con los pecados del mundo entero fue Jesús.
-
El diácono
está al servicio del crecimiento de los ministerios, tal como decía Juan
Bautista: “Que el crezca y yo disminuya”; que los ministerios crezcan, que la
comunidad crezca y yo desaparezca; eso es nuestro servicio a todo el clero.
-
¿Cantar el
prefacio y el santo…? Es mejor
dejar al sacerdote la fórmula oficial: los diáconos no son la sombra o el
espejo del sacerdote. Pero sí, es muy importante que se integre en las
celebraciones unas oraciones de acción de gracias, con la respuesta de la
asamblea: “Te damos gracias al Señor” y un canto final que, de vez en cuando,
puede ser el “Santo”.
-
Para la
carta de misión, hay que ver con monseñor Gonzalo. Pienso que su misión de
diáconos se debe manifestar por escrito, como por ejemplo “que cumplan todo lo
que afirme el número 29 del Documento del Concilio ‘Luz de las Naciones’.”
D. EL
MINISTERIO DE LA CARIDAD
Además
de los ministerios de la liturgia y de la palabra, está el ministerio de la
caridad. El Concilio dedica a este ministerio una frase entera, señalando las
cualidades oportunas.
“Dedicados a
los oficios de la caridad y de la administración, recuerden los diáconos los
avisos del bienaventurado Policarpo: “Misericordiosos, diligentes, procediendo
conforme a la verdad del Señor, que se hizo servidor de todos”.
- Comentarios. Se insiste en 3 cualidades:
-
Ser “misericordiosos”, es decir tener el “corazón” sensible a la “miseria”, en palabras y en hechos.
-
Ser “diligentes”, es decir empeñosos,
dedicados, y no sólo de paso. Es un ministerio específico, no opcional, sino
constante.
-
“Conforme a la verdad del Señor, que se hizo servidor
de todos”. La verdad
de la práctica de este ministerio de la caridad se verifica con el servicio
efectivo. La verdad, en este caso, no es una definición, sino una práctica, a
imagen de Jesús.
- Diálogo
a) Este ministerio de la caridad es parte indispensable
del servicio diaconal. No se lo puede pasar por alto.
b) Hay que evaluar la situación de cada comunidad: ¿en qué
aspecto está más débil: la liturgia, la palabra o la caridad? Entonces,
remediar y ayudar a completar las partes fallidas.
c) En eso, las opciones de ISAMIS son claras: caminar con
los 2 pies, el eclesial y el social; no podemos andar rencos.
d) Podemos dar relevancia a los días internacionales: de
la mujer (8 de marzo próximo), de la madre (en mayo), del padre (en junio), del
niño (1º de junio)…
e) Recordemos también las líneas de la Pastoral
social
-
Confirmemos
lo que existe, comenzando por ejemplo con el compartir (ver anexo).
-
¿Cómo está
lo de pobres y enfermos?
-
¿Existe
preocupaciones por los Derechos Humanos y los derechos de la
naturaleza?
-
En la salud:
la salud es del cuerpo, de la mente, con los demás y la naturaleza. ¿Se tiene
una alimentación sana? ¿Se cuida el aseo de la casa y de sus alrededores? ¿Se
tiene 2 tachos para la basura, uno sirviendo para los desechos naturales que
hacen un muy buen abono? ¿Se fomenta la medicina natural?
-
En la educación
y cultura: ¿Todos los/as niños/as van a la escuela? ¿Qué se hace con los/as
niños/as especiales? ¿Cómo es la participación de los padres en la escuela:
reuniones, actividades, control? ¿Valoramos las fiestas tradicionales? Los
adultos, ¿saben todos/as leer y escribir?
-
Organización
popular: ¿Cómo
participamos en las reuniones de la directiva, en las actividades comunes, en
el cuidado de los bienes comunes, en la solución de las necesidades básicas?
¿Cómo nos vamos a formar e informar con miras a las próximas elecciones? ¿Hay
organización de las mujeres?
-
Migrantes
ecuatorianos y colombianos: ¿Cómo nos
preocupamos y nos solidarizamos con ellos?
f)
Seamos
pacientes y constantes. Los
diáconos y sacerdotes tenemos clavos muy grandes que hundir, y un martillo bien
pequeño para logarlo: hay que dar muchos golpes de martillo… Estamos para
sembrar; otros cosecharán lo que hemos sembrado, porque es Dios que hace crecer
con la colaboración de la persona. Tenemos que ser ejemplo para que nos sigan los demás.
g)
Ser diligentes
es saber relacionarnos: cuando llegamos, hay que saludar, a todos si posible, y
no pasar corriendo al altar, y al final despedirnos cariñosamente. Hay que
conocer los nombres de los ministerios.
h)
El “buen
vivir” debe ser un
tema permanente:
-
Buen vivir con
uno mismo: cuidar nuestro cuerpo, no pedirle más de lo que puede dar, pero
exigirle siempre el esfuerzo que puede aportar…
-
Buen vivir con
los demás: cercanía, diálogo, respeto, colaboración…
-
Buen vivir con
la naturaleza: “cultivar y cuidar” la naturaleza, dice Génesis 2,15). No
quemar, no destruir plantas y árboles, no matar a los animales (bien podemos
sin comer carne) ni tenerlos enjaulados peor negociar con ellos, sembrar
árboles, plantas, flores… La tierra es nuestro hogar: cuidémosla para que nos
cuide a nosotros.
-
Buen vivir con
Dios. Tenemos 3 deberes con él además del cultivo de la fe y la formación:
cumplir con los sacramentos, profundizar la Palabra de Dios y practicar la
oración igualmente personalmente, en familia, en grupos…
E.
CONCLUSIONES
-
Averiguar
con monseñor Gonzalo, la conveniencia de una “carta de misión”.
-
Darnos
importancia porque nuestro ministerio viene de un mandato supremo del Concilio.
-
Se nos
clarifica muchos puntos para realizar mejor nuestro ministerio.
-
El Concilio
está muy claro sobre los 3 servicios que debemos dar: liturgia, palabra y
caridad.
-
Hay que
impulsar el crecimiento de las comunidades y de los ministerios.
-
Debemos
aprender y enseñar siempre.
-
Es
importante el conjunto de elementos que nos ayudan para el “buen vivir”.
E. MOTIVACIONES
BÍBLICAS PARA LA ORGANIZACIÓN DEL COMPARTIR FINANCIERO
Impuestos, diezmos, primicias en el pueblo de Jesús
El
Pueblo de Dios tenía una organización
social y religiosa definida por la ley. Jesús participó de toda la vida
religiosa y social de su país. Esto nos exige a nosotros vivir nuestra fe en lo
espiritual y lo social. Además esto tiene que ser organizado, evaluado,
contabilizado… para ser serios, responsables y coherentes.
I. ORGANIZACIÓN SOCIAL Y FINANCIERA DEL PUEBLO DE
JESÚS
La norma
era: “No ha de haber pobres en medio de ti” (Deuteronomio 15,4). Eran reconocidos como pobres varios grupos de
personas: el necesitado, la viuda, el anciano, el huérfano y el extranjero.
- Cada
familia, al llegar a la Tierra Prometida, recibió una parcela de tierra
para vivir
-
Durante la
travesía del desierto, el pueblo de Moisés se organizó por clanes de varias
familias y los clanes se unieron en 12 tribus.
-
Al llegar a
Palestina, Josué ubicó a cada tribu en su región. Luego los clanes repartieron
una parcela de tierra a cada familia.
-
Si una
familia tenía que empeñar su parcela, a los 50 años se la devolvía.
- No se
trabajaba el sábado para
-
Recordar que
Dios había descansado un día cuando la creación.
-
Recordar la
salida de la esclavitud de Egipto donde se trabajaba todos los días.
-
Dar gracias
a Dios por su presencia fiel y su ayuda liberadora.
-
Profundizar
en la Palabra de Dios y seguir fieles a la alianza.
- El
salario justo
-
En tiempos
de Jesús, se pagaba 1 denario al día, o sea lo que una familia necesitaba para
vivir ese día (Mateo 20,1. Judas recibe 30 denarios).
-
Quitar el
salario es como quitar la vida (Eclesiástico 34,
-
Se debía
pagar el salario cada día. Santiago es muy duro contra los que explotan a sus
trabajadores (5,1-6).
-
“No pondrás
un bozal al buey que trabaja”.
-
Dejarás las
espigas que caen al suelo cuando la mies, para el pobre, el huérfano la viuda y
el extranjero.
- Los
préstamos sin interés
-
Se debía
prestar a quién, por necesidad, se lo pedía.
-
Se prestaba
dinero o víveres sin interés.
-
No se podía
tomar en prenda lo que el prestamista necesita para trabajar: piedra de molino,
buey… “porque sería como quitarle la vida”. Se la prenda es el manto, se lo
debía devolver “al ponerse el sol, para que pueda dormir en él”
-
Si, por
pobreza o enfermedad, uno no puede devolver el préstamo, a los 7 años se lo
perdona o condona. Ahí está la petición del Padrenuestro: “Perdona nuestras
deudas como también perdonamos a nuestros deudores”.
II. LOS IMPUESTOS EN TIEMPOS DE JESÚS
- Los
impuestos tenían una triple destinación
-
El
mantenimiento del templo.
-
El salario
de los sacerdotes y su familia: “Los únicos que no tienen propiedades”.
-
Las ayuda a
los pobres y enfermos. Por eso Pablo hace una colecta para la Iglesia de
Jerusalén cuando una hambruna: “Sean generosos. Cristo se ha hecho pobre para
enriquecernos de su riqueza”.
-
Hay 5 clases
de impuestos.
- Unos
son religiosos (entre Judíos)
-
El diezmo, o sea la décima parte de que uno gana, vende o gasta:
“Esto pertenece a Dios que te regala la vida, la salud y el pan de cada día”.
-
Las
primicias, o sea los
primeros frutos de la tierra o de los animales: “No puedes dar un animal
enfermo”.
-
El impuesto
al templo, como por
ejemplo el óbolo de la viuda que dio de lo que necesita para vivir. Pedro:
“Claro que Jesús paga el impuesto al templo”.
-
El impuesto
sobre la riqueza, o sea de
los que había hecho buenos negocios.
- Otros
impuestos van a los Romanos
-
Cada familia
debía pagar un impuesto a los Romanos que habían invadido el país de Jesús, la
Palestina. Por eso el censo, en el Jesús en Belén.
-
Estos
impuestos eran muy elevados: “¿Se debe pagar el impuesto al Cesar?”.
-
Los
cobradores de impuestos eran mal visto (ladrones y colaboradores de los
Romanos), como por ejemplo Mateo y Zaqueo.
III. CONCLUSIONES (caso del sector norte de la ciudad
de Nueva Loja)
- Todo el
dinero que recibimos el equipo misionero va a la tesorería central
-
Se hace un
fondo común y se reparte según las necesidades de cada sector.
-
Los
sacerdotes recibimos un doble aporte: de ISAMIS y de la pastoral urbana.
-
En el
papelógrafo están los datos del sector: los ingresos, la repartición y los
egresos.
- En
cuanto a la colaboración dominicales y otras
-
No se puede
decir que sean muy elevadas. Pónganse la mano en el pecho y evalúen cada uno
sus aportaciones… ¿Se acercan al ejemplo que nos da el pueblo de Jesús?
-
En 2 años,
en nuestro templo, no se ha hecho ningún arreglo… Parece un poco abandonado…
-
Si aumentamos
nuestra colaboración, se verán los frutos.
- ¿En qué
vamos a colaborar más?
a) Para responder al llamado de Dios en su Palabra:
-
El diezmo es una base: o sea el 10% de lo que ganamos o gastamos.
-
Las primicias son un complemente: sepamos compartir por acontecimientos especiales.
b) Para responder al llamado de Dios en las necesidades
de nuestros hermanos
-
La ficha del
‘compartista’, o sea un
aporte mensual voluntario, para acercarnos a la meta.
-
El canasto
dominical de víveres. Aportan los
miembros de la comunidad encargada de la animación de la misa. Todos podemos
aportar algo, cuando sentimos la necesidad de compartir.
c) En organizar las líneas de la pastoral social y lograr
ministerios nuevos
-
¿En qué
estamos más débiles? Salud y solidaridad. Cárcel y migrantes. Organización
popular, Mujeres… Derechos humanos… Tesoreros y Ministros del compartir.
-
Este año,
las prioridades con la Pastoral Social y la Pastoral Juvenil: ¿qué hemos
programado en este sentido?
4 . ‘ HISTORIA
DEL PRESBITERATO ’, Henri Denis.
Resumen por
Pedro Pierre, 2003.
Henri Denis, teólogo especialista del tema
y experto en el Concilio Vaticano 2°, describe en 8 etapas la situación y el
significado del sacerdote con relación a su ministerio pastoral.
1ª etapa: LA
NEBULOSA DEL SIGLO 1º, TAN RICA COMO DIVERSA
-
Es el tiempo
de Jesús, de los Apóstoles y de la herencia de ellos.
-
Se organiza
el testimonio escrito del Nuevo
Testamento.
-
Los
ministros más importantes son los 12,
en particular Santiago de Jerusalén, y Pablo.
-
Su
responsabilidad es la de la Palabra evangélica (Efesios 4,11),
-
Los
ministerios son muy variados:
apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y doctores, juntos con los
‘pilotos’, los presidentes, los higúmenes, y la trilogía de los epíscopos, presbíteros
y diáconos.
-
Su tarea es
cuidar –espícopos- del rebaño (Hechos 20,28), sin muchas diferencias ni
jerarquía. Son los ‘animadores’ que se ‘fatigan’ por las Comunidades (Romanos
16,6-12).
-
Ningún ministros tiene una función sacerdotal, porque Jesús es el sacerdote definitivo (Hebreos 3 a
10), el Pueblo de los bautizados constituye un sacerdocio real (1 Pedro
2,9-10).
-
Cuando Pablo
se reconoce el ‘representante de Cristo para los paganos’ y el ‘sacerdote del
Evangelio de Dios’, se trata de ministerio
del anuncio del Evangelio y no una función del culto o de los sacramentos.
-
Hay que
notar que en el siglo 2º, no quedará
nada de estos ministerios, menos el del diácono. Los presbíteros pasaron a ser
sacerdotes y los espíscopos obispos. La continuidad proviene de la misma misión
evangélica.
2ª etapa:
UNA TRILOGÍA NO SACERDOTALIZADA, del siglo 2º
Es
la época de unos personajes relevantes que van estructurando la autoridad.
1. Los ministerios no son muy distintos
-
La ‘Didaqué’ nos transmite una plegaria eucarística donde aparece
el tema del sacrificio (Malaquías 1,10). El presbítero comienza ser el
sacerdote. Se habla de los ‘epícopos’ y de los diáconos elegidos por el Pueblo,
como también de ministros (varones y mujeres han de ser) llamados ‘profetas’
que presidían la eucaristía.
-
La epístola
de Clemente, ‘obispo’ de
Roma no diversifica los ministerios: son llamados ‘epíscopos’ y diáconos o
presbíteros. Pero sí se establece la diferencia entre los ministros y
los demás o sea los laicos.
-
El filósofo
Justino nos habla
de la liturgia eucarística. El que preside la asamblea eucarística improvisa;
se insiste en las ofrendas hechas por el pueblo; los diáconos reparten la
comunión, sin olvidar los enfermos y los ausentes.
-
San Ireneo
de Lyon insiste en
la comunión con el obispo de Roma y en la sucesión apostólica, no hace
diferencia entre ‘espíscopos’ y presbíteros (no hay jerarquía).
2. Con
Ignacio de Antioquia aparecen 3 ministerios pero no calificados de sacerdotales
- El obispo es ‘imagen de Dios Padre’. De ahí
la consecuencia: ‘Nada sin el obispo’.
- Los presbíteros son los ‘auxiliares’ del
obispo.
- Los diáconos están encargados del servicio
caritativo en nombre de Cristo.
3ª etapa:
LOS PRESBÍTEROS PASAN A SER SACERDOTES, de los siglo 3º al 10º
De
Constantino (siglo 3º) al Concilio de Trento (siglo 16º), la Historia ha
olvidado a los sacerdotes…
- Hipólito
de Roma (siglo 3º): la
noción de sacerdocio se aplica exclusivamente
al obispo (y no al Pueblo de Dios).
-
La
ordenación episcopal. El obispo
es elegido
por el pueblo. Los demás obispos le imponen las manos. El obispo es ‘el
sacerdote mayor’ tal como es llamado Jesús en la carta a los Hebreos,
relacionado a Dios sin que se hable del pueblo. Nace la palabra jerarquía
según el Antiguo Testamento (palabra ausente del Nuevo Testamento).
-
La
ordenación sacerdotal. El
sacerdote depende del obispo. Entra en el Consejo del obispo.
-
La
ordenación del diácono. Sólo el
obispo le impone las manos. Su ministerio es el servicio del obispo, sin
participar del Consejo del obispo.
2.
Confirmación de tal sacerdocio en los siglos posteriores
Cipriano de Cártago (+ 258), Atanasio, Juan
Crisóstomo, Jerónimo. El obispo
es ‘santo’ tal como los sacerdotes del Antiguo Testamento. La relación es muy
fuerte entre obispo, altar y sacrificio. El presbítero participa
secundariamente del sacerdocio del obispo, por eso tiene la estola cruzada en
el pecho (hasta Vaticano 2º!).
3. Creación de las parroquias rurales en Galia con Martín de Tours (+ 397)
Este obispo funda las parroquias rurales para
convertir a los campesinos. El sacerdote pasa a ser ‘cura’, el que cuida del
pueblo como su ‘pastor’.
4. Breve
mirada hasta el final del 1º milenio
-
Agustín de
Cártago: ‘Para
ustedes soy obispo; con ustedes soy cristiano’. Organiza la vida comunitaria de
sus sacerdotes.
-
César de
Arles (+ 543)
escribe homilías para sus sacerdotes.
-
Benito (+ 547) funda los monjes que suplantan a los
sacerdotes en el trabajo parroquial.
-
El Papa
Gregorio el grande (+ 604)
insiste, para los sacerdotes (débiles cristiana e humanamente), en la tarea de
‘pastor’ que anuncian la fe y en su formación doctrinal y moral.
Conclusión. Los obispos son muy dependientes de los príncipes que
los nombran, y los sacerdotes han perdido el dinamismo del Evangelio.
4ª etapa: EL
SACERDOTE LIGADO AL CULTO, de los siglos 11º al 16º
- La
aplicación de la reforma del Papa Gregorio, obra de su sucesor el monje Hildebrando.
-
Suprime a
los príncipes el derecho de nombrar a los obispos. Fortalece la autoridad
del Papa ‘porque esta le viene de Dios’. Insiste en la piedad auténtica
y la caridad personal.
-
Los obispos
son nombrado
por Roma, lo que los aleja de los sacerdotes. Está prohibido que
seglares nombren a sacerdotes. El concilio de Letrán (1139) declara inválidos
los matrimonios de los sacerdotes.
2. El
despegue de la vida religiosa
- De los monjes, con Bruno y Bernardo nacen
los Chartreux y los Benedictinos.
- Francisco de Asís renueva la
práctica de la pobreza y de la fraternidad al ejemplo de Jesús.
- Domingo de Guzman lanza el orden de
los predicadores, por la palabra y el testimonio.
3. Durante estos 5 siglos no hay una profundización de
la teología del sacerdocio
-
Pedro
Abelardo fue un gran teólogo humanista con gran
influencia.
-
Tomás de
Aquino no se
preocupó mucho por el sacerdocio. Afirma que el obispo es diferente del
sacerdote por ser sucesor de los apóstoles, pero, como ellos, es parte del
mismo orden sacerdotal (eucaristía): el sacerdote santifica y el obispo
gobierna. No insiste mayormente en el anuncio del evangelio ni en la tarea
pastoral ni en la misión universal.
5ª etapa: EL
CHOQUE DE LA REFORMA PROTESTANTE, en el siglo 16º
Los
sacerdotes seculares se dedicaban a celebrar misas y llevaban una vida bastante corrupta y disoluta. La Reforma protestante se preocupa más por ir
al corazón de la fe, o sea la salvación. Será la obra de Lucero y Calvino. Esto
tendrá sus consecuencias para la vida sacerdotal.
- ‘Cristianos,
todos somos sacerdotes’.
No se habla del orden sacerdotal en el NT. El sacrificio
de Cristo no se puede repetir. Se ha desvalorizado la misión de los laicos
sumisos al clero, destruyendo la fraternidad cristiana. El sacerdocio no es más
que un servicio y no un sacramento.
- El
‘error’ de los Protestantes contiene grandes intuiciones.
-
Se valoriza
el sacerdocio
de los bautizados: Vaticano 2º pondrá el centro de la Iglesia en el
Pueblo de Dios y no en la jerarquía.
-
El corazón
del Evangelio es la predicación del Reino: esto fue la insistencia del concilio de
Trento.
-
El
sacerdocio pertenece al Pueblo de Dios según el Nuevo
Testamento. El concilio de Florencia (1445) afirma que el ministerio sacerdotal
es solicitado por la Comunidad, transmitido por la imposición de las manos,
para el servicio del Pueblo de Dios.
- La
doctrina de Trento sobre el sacerdocio ordenado.
- El
concilio confirma la noción de sacrificio, tal como lo tienen todas
las religiones, descuidando el carácter excepcional del sacrificio de Cristo
(carta a los Hebreos).
- Jesús
ha comunicado a los apóstoles el poder de realizar la eucaristía y perdonar los
pecados. Sorprende al afirmar que los sacerdotes son considerados ‘sucesores de
los apóstoles’, cuando tradicionalmente se reserva este carácter a los obispos.
- Se
centra el sacerdocio en la eucaristía, estableciendo los
pasos para llegar al sacerdocio mediante las ‘ordenes menores’. Se olvida el
ministerio de la predicación evangélica y del ‘gobierno episcopal’.
- Se
confirme el ‘orden sacerdotal’ como uno de los 7 sacramentos (1 Timoteo
4,14 y 2 Timoteo 1,6-7) y su ‘carácter jerárquico’ (las ‘ordenes mayores’, sin
base en el Nuevo Testamento).
4. Consecuencias
- El
fortalecimiento del autoritarismo: ‘esto se debe creer; esto está condenado’, con
el consiguiente olvido de las bases bíblicas y de los Padres de la Iglesia.
- No
se habla del sacerdocio de los bautizados, fortaleciendo el poder
de los sacerdotes sobres los laicos y la elaboración doctrinal (por los
jesuitas).
6ª etapa:
‘EL SACERDOTE ES EL RELIGIOSO DE DIOS’, en los 16º al 20º
Esto
va a ser el lema de la ‘Escuela Francesa de Espiritualidad’ con los sacerdotes
diocesanos ‘sulpicianos’: La fe no se impone por obediencia, sino ‘está
seducida por la grandeza del misterio’. Van a lograr la rehabilitación del
sacerdote, pero olvidando el sacerdocio de los laicos.
1. Principales características de esta espiritualidad
-
El sacerdote
es el religioso de Dios, icono de Cristo, mediador entre Dios y su Pueblo. El sacerdote participa del sacerdocio de Cristo.
Cristo es sacerdote no sólo en la cruz, sino en toda su vida. La vida
sacerdotal ha de ser una ofrenda de toda la vida, con la tarea de anunciar el
Evangelio, mediante la identificación con Cristo sacerdote. La mística tiene 3
direcciones: ‘mirar a Dios para glorificarlo, mirarse a sí mismo para
sacrificarse y mirar las almas para santificarlas’.
-
El sello
imborrable del ‘carácter’. Igual que
el bautismo y la confirmación, el sacerdote es para siempre. ‘Tú eres sacerdote
para siempre’ sólo se aplica a Cristo. Al transferir esta afirmación al
sacerdote, éste pasa a ser el ‘mejor cristiano’: ser sacerdote era estar ‘más
cerca de Jesús’. Por esto, la incomprensión y condenación (y luego
rehabilitación) con los sacerdotes obreros cuyo ministerio en el mundo obrero
no era considerado sacerdotal.
-
La formación
en los Seminarios. Se
multiplicaron los Seminarios Mayores y Menores, con régimen casi monacal.
Lograron una triple promoción: social preparando un futuro
‘notable’, intelectual por los largos estudios, y espiritual haciendo un
sacerdote generoso y sacrificado (con el celibato). El sacerdote era un ‘santo
en la tierra’ por su seguimiento exclusivo de Cristo.
- El
olvido durante 4 siglos del sacerdocio de los bautizados.
Para corregir este olvido, se comenzó a hablar de la
‘promoción de los laicos’: no se trataba de promoción sino de reconocimiento de
la dignidad de todo bautizado que había sido concentrada en el sacerdote. La Acción
Católica permitirá valorar la misión de los laicos y su sacerdocio.
7ª etapa: EL
SACERDOCIO DEL PUEBLO DE DIOS, en el siglo 20º hasta el final del Concilio
Vaticano 2º (1965)
Nuevos y
relevantes testigos van a aparecer que van a completar y reorientar la
comprensión del sacerdocio. El patrón y modelo de los sacerdotes va a ser el
santo Cura de Ars, párroco diocesano. También hay que nombrar al
padre Chevrier, apóstol del mundo obrero con los sacerdotes del
Prado, al hermano Carlos de Foucauld, ermitaño del desierto, al padre José
Cardjin, fundador de la Acción Católica… Aparece la responsabilidad de
pastor como la más evangélica.
1. El
sacerdocio de los bautizados, con la
triple expresión:
-
‘Uno solo es
sacerdote,… para indicar la fuente única, Jesucristo.
-
… Todos
somos sacerdotes,… por nuestro bautismo (1 Pedro 2).
-
… Algunos
son presbíteros’, o sea ‘puestos a parte’, no para ser separados, sino más bien
para el servicio pastoral.
La ‘separación eucarística y jerárquica’ son exigencia
de mayor solidaridad con los sufrimientos y los desafíos del mundo actual.
- La
misión de los seglares,
Gracias a la Acción Católica y por sus
responsabilidades parroquiales, la misión de los seglares se fundamentó en la
realidad que ‘todo cristiano es apóstol por su bautismo’. Se redescubrió la
dignidad, el derecho y el deber de servir la evangelización tanto en la Iglesia
como en la sociedad. Ya en 1940, se escribió el libro sobre ¡‘Francia, país de
misión’!… En esta nueva tarea común a los bautizados, seglares y sacerdotes, la
imagen del sacerdote ‘para la eucaristía’ o ‘sólo en la sacristía’ exigía mayor
fraternidad y solidaridad con la vida real.
3. La valoración de la sexualidad
- La
sexualidad en general y la sexualidad conyugal fueron vistas más
positivamente al comentar la palabra de Dios en el Génesis: ‘Vio Dios que todo
esto era muy bello’. Y se logró afirmar que la meta del matrimonio era la
comunión de los esposos al servicio de los hijos y la sociedad.
-
El
ministerio sacerdotal de varones y mujeres. La no recepción de la carta encíclica ‘La Vida
humana’ (1968: Sólo 1% de católicos la aceptarían) demuestra la madurez
cristiana que relativiza ciertas decisiones autoritarias y asume las decisiones
de su conciencia personal madura. Esta misma madurez contesta la obligatoriedad
del celibato para acceder al sacerdocio. El celibato no es la garantía de una
mayor generosidad como tampoco es un estado superior al matrimonio. El
documento conciliar (1965) sobre ‘Los Sacerdotes’ reconoce que no hay
obligación de relacionar celibato y ministerio presbiteral. Ya han pasado 40
años y siguen el machismo, la discriminación y una visión anti-evangélica
contra la mujer al seguir prohibiéndole el acceso al sacerdocio ordenado.
-
El documento
(año 1971) de la Comisión Teológica Internacional sobre ‘El ministerio
sacerdotal’, afirma (numero 106) que serían convenientes… ¡las 2 posibilidades
del ministerio sacerdotal con célibes y casados!
8ª etapa:
REDESCUBRIMIENTO DEL PRESBITERATO, después del Concilio Vaticano 2º (1962-65)
El
presbiterato se inscribe en una doble comunión: la de los sacerdotes y la del
Pueblo de Dios. En cuanto a la baja de las vocaciones sacerdotales, las
estadísticas muestran que comenzó al principio del siglo, con 2 cortos aumentos
después de las 2 guerras mundiales.
- Se
terminó la visión del sacerdote como personaje sagrado.
El signo fue dejar de llevar la sotana (1962,
unos meses antes del Concilio). Jesús no era ni sacerdote ni levita
y sin ningún vestido particular. El significado de dejar la sotana era una
exigencia de revestir el Cristo de nuestro bautismo, o sea volver a lo esencial
de la consagración cristiana. El sacerdote no es ningún mago, sino ‘hombres
como los demás’ (Hechos 19,15).
- Servir
junto a todo el Pueblo de Dios.
Nadie es superior a nadie: ‘Todos ustedes son
hermanos’ y ‘El más grande es aquel que mejor sirve’ (Marcos 10,40), y el Reino
no sido ‘revelado a los sabios e inteligentes, sino a los pobres’ (Lucas 10,).
El sacerdote pasa a ser signo de una Iglesia comunión y no piramidal. Además no
es aquel que da respuestas hechas sino aquel que camina en una dinámica
colectiva de servicio y liberación en nombre de la fe.
- Ser
juntos ministros al servicio del Reino.
-
La errónea
soledad del sacerdote. El
sacerdote, como tampoco el obispo ni el Papa, no es ‘otro Cristo’ ni el
‘delegado de Dios’ como Moisés en el Sinaí. Ser presencia de Cristo y palabra
de Dios, eso es la misión de todos los bautizados. El sacerdote lo es ‘a la
manera de los apóstoles’, como el obispo y el Papa (que representa a Pedro para
el servicio de la comunión y la unidad).
-
La necesaria
dimensión comunitaria. El
sacerdote es ordenado a entrar en el presbiterado, con la misión diocesana de
anunciar el Evangelio y hacer crecer el Reino. Los Consejos Parroquiales son el
signo local de este misión: ahí se toman les decisiones ‘pastorales’ que
constituyen la comunidad cristiana.
-
Los nuevos
ministerios. La escasez
de sacerdotes ha provocado la multiplicación de los ministerios laicales. El
sacerdote promueve los distintos servicios que necesita la Comunidad y que se
proyectan como servicios del mundo. ‘El Reino es lo único absoluto’ (Pablo 6º
en ‘la evangelización del mundo contemporáneo’): eso es la tares de todos, cada
uno a su manera.
CONCLUSIÓN:
Misión y comunión
Las 2 tareas
presbiterales son la misión de anunciar el Evangelio y la comunión entre
Comunidades.
- El
anuncio profético del Evangelio
-
‘¡Pobre de
mí si no anunciara el Evangelio!’, escribe Pablo por responder a la palabra de Jesús:
‘Hagan que todos los Pueblos sean mis discípulos’. Sabemos que este anuncio es
una responsabilidad no sólo personal sino también colectiva.
-
‘Una
profecía para nuestro tiempo’. No hay anuncio del Evangelio sin el análisis de
la realidad social. ¿De qué pecados tenemos que liberarnos? Del sexo sin amor,
de las desigualdades entre los Pueblos, de la destrucción del medio ambiente,
de las guerras fratricidas…
- La
pasión por la comunión. Todo
ministro ha recibido la imposición de las manos en nombre de la Iglesia.
De esto proviene la misión de la comunión eclesial: ser y hacer comunión,
a la manera de san Pablo quien ‘se fatigaba por todas las Iglesias’.
Nuestras diferencias nos enriquecen, tal un arco iris encendido e
enraizado en 2 polos distintos. He aquí varios caminos para mantener sin
rotura la túnica multicolor de la Iglesia:
-
Provocar
encuentros entre todos los grupos y movimientos para comunicarnos objetivos y
criterios.
-
Relacionar
grupos distintos para el servicio de la unidad mediante la construcción del
Reino.
-
Mantener
cada grupo abierto a lo universal yendo de la apertura y a la solidaridad.
-
Reconocernos
la Iglesia de Cristo celebrando la presencia viva del Resucitado.
-
Abrirnos a
todas las Iglesias y Religiones.
De
servidores los unos de los otros pasaremos a ser los verdaderos amigos de
Jesús, como cristianos y presbíteros.
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Sigue…
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