EL FUTURO ESTÁ EN MARCHA EN AMÉRICA LATINA
Pedro Pierre, sacerdote ‘sin frontera’.
Guayaquil, Ecuador. Enero de 2023.
Pienso que en este momento América Latina es el
"laboratorio" de una nueva forma de vivir tanto en la Iglesia como en
la sociedad. A nivel social, el “Bien vivir de los Indígenas” es un modelo
social alternativo global… cercano a la “sinodalidad” eclesial. Pero este es
otro tema.
Gracias por ser el eco de nuestra voz
latinoamericana.
¿QUIÉN SOY?
Soy Pierre Riouffrait, hijo de pequeños
agricultores de un pueblo de Haute Loire, en Auvernia. Después de estudiar en
el Seminario Mayor de Puy en Velay, fui ordenado sacerdote en 1969. Actualmente
en Guayaquil, Ecuador, estoy feliz de vivir 80 primaveras, desde junio de 2022.
1. 1976: SALIDA PARA AMÉRICA LATINA, para Ecuador
Fue por el llamado de un sacerdote ecuatoriano,
Homero Poveda, conocido en el Seminario Mayor que decidí irme a trabajar a
Ecuador. Me había marcado una experiencia de 2 años (1964-66) en Argelia como
profesora en una escuela primaria en un barrio pobre de Argel. Mi preocupación
por el Tercer Mundo también fue alimentada durante varios años por mi
participación en actividades con el CCFD (Comité Católico contra el Hambre y el
Desarrollo) en París. Hijo de campesinos, sentí un llamado a ser solidario con
los pobres de América Latina.
2. ECUADOR, GUAYAQUIL: ENCUENTRO CON LOS POBRES
Planeaba quedarme diez años en Ecuador. El futuro
iba a ser más largo de lo que pensaba. Habiendo permanecido 11 años en Ecuador,
noto diferentes opciones que han marcado mi vida y mi trabajo pastoral.
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La opción por CEBs en la línea Medellín
Desde el inicio de mi llegada a Guayaquil,
tuve la oportunidad de integrarme a un equipo de 6 sacerdotes que trabajaban en
la línea de Comunidades Eclesiales de Base (CEB) y Teología de la Liberación
con Monseñor Leonidas Proaño, "Obispo de los Indios" en la diócesis
de Chimborazo, en los Andes. Se sigue bien a Jesucristo sólo en comunidades
vivas. Esta línea de acción proviene del Concilio Vaticano II y del Documento
de la II Conferencia Episcopal Latinoamericana reunida en Medellín, Colombia,
en 1968.
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La opción por los pobres
De hecho, esta opción consiste en hacer
propias primero las causas de los pobres. No se trata sólo de estar con los
pobres, sino también de actuar con ellos, pensar según ellos y creer como ellos… por la razón de que sin los pobres la Iglesia no es fiel
a Jesucristo ni la sociedad puede encontrar un caminos satisfactorio. Esta
fue la opción de vida de Jesús.
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La opción por el Reino como “único absoluto”
Esta fue la elección de las CEB cuando
comenzaron a existir en Brasil en 1955. Esta elección fue confirmada por el
Papa Pablo VI en 1975: “De hecho, el Reino es el único absoluto; todo lo demás
es relativo” (El Anuncio del Evangelio).
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La opción por los laicos
Esta fue también la intuición del
Concilio: Que los laicos sean protagonistas en la Iglesia. Esta es la opción y
práctica de las CEB. Se trata de volver a la misión de todos los bautizados
como “profetas, sacerdotes y pastores-reyes”.
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La opción por el método 'vital' de las CEB
Es un proceso de 3 pasos: “Ver, Juzgar,
Actuar y Celebrar”. Primero, fue el método de trabajo que había comenzado a
utilizar la JOC (Juventud Obrera Católica), luego el Concilio (Alegrías y
Esperanzas), finalmente los grandes Documentos de la Iglesia latinoamericana.
Si no partimos de la realidad actual, no vamos a ninguna parte, si no a la
confusión y al fracaso o a la superficialidad.
1987-89: Paréntesis en Roma por estudios
Durante 2 años estudié 'Teología Dogmática' en la
Universidad Gregoriana con una 'tesis' final sobre la opción por los pobres de
las 'Conclusiones de Puebla' (México), sede de la 3ª Conferencia Episcopal
Latinoamericana (1975). Esta opción es válida tanto en la Iglesia como en la
sociedad.
3. 1989-97: NICARAGUA: EXPERIENCIA DE UNA IGLESIA DE LOS POBRES (Papa Juan
XXIII, en 1961)
Esta es la experiencia de la línea pastoral de la
diócesis o Vicariato de Bluefields, capital del departamento, en la Costa
Caribe: Trabajar con y desde los laicos para hacer realidad el “sueño del Papa
Juan XXIII”.
Se me encargó de una parroquia muy grande en una
región tropical muy lluviosa: 2.700 km 2 y unos 120.000 habitantes. (A modo de
comparación, el departamento de Haute Loire cubre 5.000 km2).
El centro de la ciudad tenía 15.000 habitantes y
allí celebraba la Eucaristía 2 domingos al mes. Son una treintena de pueblos
unidos por caminos de tierra donde la Eucaristía es trimestral. El resto está
formado por 90 caseríos a los que se puede llegar a lomo de mula o en lancha:
tienen una eucaristía al año.
De hecho es una parroquia en manos de los laicos.
Todas las comunidades se reunían cada domingo y preparaban los sacramentos.
Había más de 3.000 ministros divididos en 27 ministerios diferentes, 4 diáconos
casados, 4 monjas y un sacerdote. La pastoral se organizaba en servicios
religiosos, sociales y cívicos. Todos los ministros siguieron un entrenamiento
anual de 3 días completos. Todo se decidió en la asamblea parroquial anual de 3
días con 2 representantes de cada una de las 130 comunidades.
El papel del sacerdote era acompañar a las
Comunidades, visitarlas, organizar la formación de los ministros, celebrar los
sacramentos. Pasé tanto tiempo visitando las comunidades como presente en la
casa parroquial.
4. 1997: REGRESO A ECUADOR PARA ATENDER CEBS NACIONALES Y LATINOAMERICANOS
De vuelta en Ecuador, me hice cargo sucesivamente
de 2 parroquias en zonas pobres de la capital Quito, en los Andes y Sucumbíos
en la Amazonía. Al retomar mi participación en las CEB locales y nacionales, me
encargan la formación de asesores y facilitadores de las CEB. También trabajo
en un “Centro de Formación en Fe y Política”, en Quito, con cristianos
involucrados en organizaciones sociales y políticas del país.
Luego participé, a pedido de la Articulación
Continental de CEBs, como tutor a cargo de los alumnos de la Escuela Virtual
Latinoamericana de Formación Bíblico-Pastoral, en vinculación con una
Universidad Católica de México.
Desde hace 15 años, soy redactor editorial, una
vez por semana, en un periódico nacional (desde hace 10 años) y en varios sitios
nacionales e internacionales.
Desde los 12 años estoy jubilado en Guayaquil, es
decir, sin cargo parroquial. Sigo acompañando, por un lado, a las CEB para la
formación a nivel nacional y latinoamericano y, por otro lado, a las
organizaciones sociales y políticas.
CONCLUSIONES
En mi opinión, la misión de los “sacerdotes
sin fronteras” (Fidei donum) consiste en colaborar en la construcción de la
Iglesia de los pobres en América Latina, en línea con el Concilio y las
Conferencias Episcopales Latinoamericanas.
Creo que el impacto de mi trabajo, diría
también de nuestro trabajo, en Francia me parece mínimo. Lo lamento, porque
nuestro envío a América Latina fue para un intercambio de experiencias entre
las Iglesias. Creo que los obispos de Francia, con raras excepciones, no se han
abierto lo suficiente a nuestra doble misión.
En cuanto a la Sinodalidad, es la puesta en
marcha de la Iglesia de los pobres como Iglesia en manos de los laicos de la
que los pobres son los protagonistas. Este es el nuevo modelo eclesial
representado por las CEB, calificado por la Asamblea Eclesial de América Latina
y el Caribe (México, 2021) como “modelo de Iglesia sinodal”. El Documento del
CELAM, sobre este tema, ha sido reconocido por el Papa como un
"laboratorio de Sinodalidad en la Iglesia".
La inculturación en la Iglesia católica, propugnada en 1992 en
Santo Domingo (República Dominicana) por la Conferencia Episcopal
Latinoamericana, y la interculturalidad entre las diferentes religiones
han avanzado muy poco. “No Ecuador sin indios, no Iglesia sin indios”, decían
en Quito, en 1992, durante su levantamiento. Actualmente, la secularización
avanza muy rápidamente entre las generaciones más jóvenes.
En cuanto a la Teología de la Liberación,
diría que continúa viva y diversa a pesar de las persecuciones eclesiales y
gubernamentales que la descalifican e invisibilizan para muchas personas.
El gran reto que me preocupa
Se trata, en nuestra Iglesia, de reconocer los
valores de las diversas espiritualidades actuales, de promoverlas entre
las jóvenes generaciones, de valorar sus expresiones humanas y religiosas... y
de ayudar a los cristianos y a las personas de buena voluntad, a entrar en
esta dinámica.
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