miércoles, 6 de octubre de 2021

Novena a Nuestra Señora de Guadalupe: Fiesta el 12 de diciembre

 NOVENA  A  NUESTRA   SEÑORA   DE   GUADALUPE

Guayaquil. Pedro Pierre. Dic. de 2017.

ÍNDICE DE LOS TEMAS.

1.        Méjico, 9-12 de diciembre de 1531. Sirácides 44,1-15.

2.        Nuestra Señora de Guadalupe se apareció al indio Juan Diego. Éxodo 2,23-3,10.

3.        La resistencia del obispo de Méjico a creer a Juan Diego. Lucas 10,17-24.

4.        Segunda aparición de Nuestra Señora de Guadalupe a Juan Diego. Lucas 1,46-56.

5.        Tercera aparición de Nuestra Señora de Guadalupe a Juan Diego. Mateo 8,22-26.

6.        Unas flores preciosas como señal para el obispo. Mateo 12,28-32.

7.        Los servidores del obispo humillan a Juan Diego. Carta a Filemón.

8.        Curación y aparición a Juan Bernardino de Nuestra Señora de Guadalupe. Apocalipsis 12,3-10.

9.        La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe en la capa de Juan Diego. Apocalipsis 12,1-2.

Anexo: Documento original de la aparición de N. S. de Guadallupe

 

ORACIÓN PARA COMENZAR CADA ENCUENTRO.

         Nuestra Señora de Guadalupe, del Tepeyac en Méjico,

Quisiste aparecer al indio Juan Diego y lo saludaste como

‘Respetable Juan, el más pequeño de mis hijos’.

Y le confiaste la misión de convencer al obispo, mediante flores preciosas,

Para que te construyera una casa en el cerro del Tepeyac

Afín de que pudieras escuchar los lamentos y

Curar las desgracias de los Pueblos indígenas.

Te reconocemos como la Madre de Dios y de todos los Pueblos:

Graba en nuestro corazón tu imagen como en la capa de Juan Diego.

Patrona de América Latina, ayúdanos a construirnos en dignidad y

Como la Patria Grande que todos soñamos en fraternidad y fe,

Semilla grandiosa y preñada del Reino de tu Hijo Jesús.

Amén, así sea.

 

UNOS  MENSAJES  DE  LA  APARICIÓN  DE  NUESTRA  SEÑORA  DE  GUADALUPE.

  1. El eje de los acontecimientos es una mujer y no un varón, en un tiempo en que los invasores eran todos varones y violaban a las mujeres.
  2. El destinatario el mensaje no fue primero el obispo, sino un Indígena que María trató con sumo respeto, en un tiempo en que se negaba a los indígenas la calidad de persona humana.
  3. El rostro de María es mestizo y su manta está lleno de símbolos indígenas, en un momento en que se destruía toda seña indígena.
  4. María habló no en castellano, el idioma de los invasores, sino náhuatl, el idioma de los indígenas aztecas, en un momento en que se obligaba a todos a hablar castellano.
  5. El lugar de la aparición no fue la ciudad, una iglesia, un salón del obispado, sino el campo y el campo de los vencidos, un cerro donde se veneraba a una divinidad azteca
  6. Se presentó María como madre del verdadero Dios y de los dioses indígenas, en un tiempo en que se destruía todo signo religioso señalado como obra del demonio.
  7. Pidió María que en ese lugar se le construyera un templo donde pueda ‘escuchar sus ruegos y lamentos’ de los Indígenas. Esto se está cumpliendo ya que el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe es el más concurrido de las Américas.

Nota: El texto del ‘RECUERDO DE LOS HECHOS’ está tomado de la relación original de la aparición: son extractos. 

DÍA  1º :  MÉJICO,  9 - 12  DE  DICIEMBRE  DE  1531.

ACOGIDA. Bienvenida, canto, señal de la cruz y rezo del Rosario.

RECUERDO DE LOS HECHOS.

  1. María, la Reina del cielo, se apareció al indio Juan Diego.

‘Diez años después de conquistada la ciudad de Méjico, los habitantes de la Costa y los de la Sierra viven sojuzgados por doquier. Exactamente en el año 1531, transcurridos unos cuantos días del mes de diciembre, Santa María, siempre Virgen y Madre de Dios, se apareció en el cerro Tepeyac, al que llaman Guadalupe. En ese instante, la fe comenzó a producir flores y echar brotes en el conocimiento de aquel por quien vivimos: el Dios verdadero Téotl. Primero se mostró a un hombre pobre y respetable, un campesino llamado Juan Diego; y luego su excelsa imagen se apareció al obispo: se llamaba Don Juan de Zumárraga y era de la orden de San Francisco’.

  1. Unas fechas de aquella época.

o   1492: Comienzo de la invasión europea y de la resistencia indígena.

o   1501: Los primeros esclavos negros llegan a las Américas.

o   1519: Hernán Cortés conquista la ciudad de Méjico.

o   1531: Apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe al indio Juan Diego.

o   1533: Rumiñahui es descuartizado por los españoles.

o   1434: El conquistador Benalcázar invade y saquea Quito.

o   1553: Unos Negros llegan a Esmeraldas con Alonso de Illescas.

  1. Pregunta: ¿Qué es lo que nos llama la atención en esta época de la historia de Méjico y América Latina?

PALABRA DE DIOS. Eclesiástico 44,1-15: Elogio de los antepasados.

  1. ¿Qué es lo que nos llama la atención de esta lectura?
  2. ¿Qué parecidos encontramos entre esta lectura y los hechos de Méjico y América Latina?
  3. ¿Qué mensajes sacamos para nosotros y nostras?

ORACIONES COMUNITARIAS.

Oración de conclusión: Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de todos los Pueblos, tú que apareciste en nuestro continente al principio de la conquista, te damos gracias por la gracia que nos hiciste: Por tus apariciones al indio Juan Diego, nos sentimos valorados y quisiste enseñar a los conquistadores europeos a respetarnos. Ayúdanos a comprender tu mensaje y actualizarlo en nuestra realidad actual, gracias al Espíritu Santo que vive con nosotros por los siglos de los siglos. Amén. 

DÍA  2º :  NUESTRA  SEÑORA  DE  GUADALUPE  SE  APARECIÓ  AL  INDIO  JUAN  DIEGO.

ACOGIDA. Bienvenida, canto, señal de la cruz y rezo del Rosario.

RECUERDO DE LOS HECHOS.

‘Érase pues un sábado y alboreaba el día. Cuando Juan Diego llegó al pie del pequeño cerro llamado Tepeyac, oyó un canto como si diversas aves cantaran. Cuando enmudeció el canto, oyó que lo llamaban desde allí: ‘¡Apreciado Juan, respetable Juan Diego!’. Juan se decidió a acercarse. Vio a una Señora que estaba de pie. Sus vestidos eran como el sol y despedían rayos. Se inclinó ante la Señora y escuchó sus palabras: ‘Escucha, el más pequeño de mis hijos, respetable Juan. Sepas y ten seguro en tu corazón que yo soy la siempre Virgen María, la Madre del Dios de la única verdad, Téotl, de aquel por quien vivimos. Me agradaría mucho que en este lugar se me erigiera una capilla. Pues soy la Madre misericordiosa, la tuya y la de todos los Pueblos que moran en este mundo. Quiero escuchar aquí sus lamentos y aliviar y curar sus desgracias, sus dolores y sufrimientos. Ahora, vete al palacio del obispo de Méjico y cuéntale que te he hecho mi mensajero para que le diga lo mucho que deseo que él edifique aquí una casa, que aquí, en este campo, levante mi santuario. Cuéntale lo que has visto y escuchado. Ten por seguro que te lo agradeceré mucho. Por todo ello te haré feliz, te daré alegría’. Juan Diego contestó: ‘Dueña y Reina mía, yo que soy tu humilde siervo, voy a ponerme inmediatamente en camino para que tu mensaje y tus palabras lleguen a ser realidad’.

  1. Pregunta: ¿Qué es lo que nos llama la atención en este acontecimiento?

PALABRA DE DIOS. Éxodo 2,23-3,10: He escuchado el grito de mi Pueblo.

  1. ¿Qué es lo que más nos llama la atención en esta lectura?
  2. ¿Qué parecido hay entre esta lectura y la aparición a Juan Diego?
  3. ¿Qué mensaje sacamos para nosotros y nosotras?

ORACIONES COMUNITARIAS.

Oración de conclusión: Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de todos los Pueblos, para aparecerte al indio Juan Diego y dirigirle tu mensaje, quisiste que los bellos cantos de unos pájaros anunciarán tu presencia. Haz que seamos atentos a tu voz y a la voz de Dios tanto en la naturaleza como en los acontecimientos diarios. Ayúdanos a clamar siempre hacía ti y reconocer entre nosotros la presencia de Dios que escucha siempre el clamor de los pobres y baja para liberarnos mediante varones y mujeres valientes y decididos, gracias a tu Hijo Jesús que vive con nosotros por los siglos de los siglos. Amén. 

DÍA  3º :  LA  RESISTENCIA  DEL  OBISPO  DE  MÉJICO  A  CREER  A  JUAN  DIEGO.

ACOGIDA. Bienvenida, canto, señal de la cruz y rezo del Rosario.

RECUERDO DE LOS HECHOS.

‘En la primera aparición, Juan había contestado: ‘Dueña y Reina mía, yo que soy tu humilde siervo, voy a ponerme inmediatamente en camino para que tu mensaje y tus palabras lleguen a ser realidad’. Al llegar a la ciudad, Juan quiso ver sin demora al obispo. Después de esperar mucho tiempo, los criados y familiares lo llamaron para que entrase al despacho. Expuso al obispo todo y le contó las palabras de la Reina del cielo y cuál era su voluntad. Al escuchar este mensaje, el obispo no parecía sentirse muy seguro. Le dijo: ‘Hijo mío, vuelve en otra ocasión. Voy a pensar bien todo lo que me dices’. Juan se marchó y estaba muy triste.

‘Al día siguiente de la segunda aparición, que era domingo, cuando todavía estaba oscuro, Juan Diego salió de casa y se dirigió derechamente adonde el obispo. Eran las 10 cuando se reunieron. Cayó de rodillas y lloró y se entristeció al transmitir nuevamente el mensaje: ‘¡Ojalá le creyeran lo relativo al mensaje y la voluntad de la excelsa Virgen, que quería que le edificarán una capilla en un lugar que ella había escogido!’ El señor obispo le preguntó muchas cosas. Juan Diego se lo contó todo, desde el principio hasta el fin y cómo se veía que era realmente la amabilísima y siempre Virgen María, la maravillosa madre de nuestro Redentor y Señor Jesucristo. El señor obispo le dijo que sus palabras no eran suficientes para creerlo y que hacía falta una señal de la Señora. Cuando el obispo vio que Juan Diego insistía en la verdad del mensaje y de sus palabras, lo despidió’.

  1. Pregunta: ¿Qué es lo que nos llama la atención en estos acontecimientos?

PALABRA DE DIOS. Lucas 10,17-24: Las cosas ocultadas a los sabios.

2.   Según esta lectura, ¿por qué razones se estremeció Jesús de alegría?

  1. ¿Qué parecidos tiene esta lectura con la actitud del obispo de Méjico?
  2. ¿Qué mensajes sacamos para nosotros y nosotras?

ORACIONES COMUNITARIAS.

Oración de conclusión: Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de todos los Pueblos, diste valor a Juan Diego para que visitara varias veces al obispo de Méjico. Te pedimos por los que tienen responsabilidades en nuestra Iglesia, para que sepan escucharnos, a los pobres, cuando les visitamos. Ayúdanos también a nosotros a ser valientes y perseverantes. Así, nuestras devociones cobrarán más sentido, y la búsqueda de los llamados de Dios se nos harán más claros. Te agradecemos por hacer nuestra Iglesia más acogedora y creativa, gracias a ti y a tu Hijo Jesús que viven con nosotros por los siglos de los siglos. Amén. 

DÍA  4° :  SEGUNDA  APARICIÓN  DE  NUESTRA  SEÑORA  DE  GUADALUPE  A  JUAN  DIEGO.

ACOGIDA. Bienvenida, canto, señal de la cruz y rezo del Rosario.

RECUERDO DE LOS HECHOS.

‘Después de su entrevista con el obispo, Juan Diego se encaminó derechamente a la cumbre del cerro y encontró allí a la Reina del cielo. Ella lo estaba aguardando en el mismo lugar. Se arrojó al suelo y dijo: ‘Señora mía, Dueña mía, la más pequeña de mis hijas, me dulce doncella. Fui a transmitir tu mensaje. Vi al señor de los sacerdotes y, de pie ante él, le declaré tus palabras. Me recibió benévolamente. Pero me respondió como si en su corazón no estuviera dispuesto a creer. Por eso te suplico ardientemente que hagas que alguien apreciado por todos reciba el encargo de transmitir tu mensaje para que lo crean. Pues no soy más que un campesino de la región, un desecho del pueblo, una hoja agitada por el viento, una carga para todos.

La siempre Virgen María le respondió: ‘Escucha tú, el más pequeño de mis hijos, sepas que dispongo de no pocos mensajeros a los que puedo confiar mi propósito. Pero es absolutamente necesario que seas tú mismo quien vaya y que precisamente por medio de ti se haga realidad mi deseo. Dile otra vez que soy en persona la siempre Virgen María, la madre del Dios Téotl, y que yo mismo te envío’. Juan Diego le respondió: ‘Iré a cumplir tu voluntad. El camino no me resultará penoso. Pero es posible que no quiera oírme; y que, si me oye, no quiera creerme. Mañana por la tarde, a la puesta del sol, volveré a ti y te diré lo que se me haya respondido. Me voy ahora para descansar un poco.’

  1. Pregunta: ¿Qué es lo que nos llama la atención en este acontecimiento?

PALABRA DE DIOS. Lucas 1,46-56:’Se fijó en su humilde servidora’.

  1. ¿De qué se alegraba María en su canto donde su prima Elizabeth?
  2. ¿Qué parecidos encontramos entre esta lectura y lo acontecido con Juan Diego?
  3. ¿Qué mensajes sacamos para nosotros y nosotras?

ORACIONES COMUNITARIAS.

Oración de conclusión: Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de todos los Pueblos, quisiste que el mensajero tuyo fuera el indio Juan Diego, demostrando así tu opción por los más sufridos y despreciados. Te damos gracias por mirarnos con bondad y confianza: Nos invitas a creer en nosotros mismos y en los más pobres. Nos haces los portavoces de tu mensaje del Tepeyac. Haz que seamos los protagonistas de nuestra propia liberación, sabiendo que tú eres nuestro amparo y nuestra guía y que Dios mira la humildad de los siervos que somos, a ejemplo de tu Hijo Jesús que vive con nosotros por los siglos de los siglos. Amén. 

DÍA  5º :  TERCERA  APARICIÓN  DE  NUESTRA  SEÑORA  DE  GUADALUPE  A  JUAN  DIEGO.

ACOGIDA. Bienvenida, canto, señal de la cruz y rezo del Rosario.

RECUERDO DE LOS HECHOS.

‘El día siguiente era lunes. Al llegar a casa, Juan Diego vio que su tío, llamado Juan Bernardino estaba enfermo y se hallaba a punto de morir. Juan Diego fue a buscar a un médico. Pero ya no podía hacer nada por el enfermo, porque estaba muy grave. Siendo de noche, el tío le pidió que fuera a buscar inmediatamente a un sacerdote, porque él sentía en lo más hondo de su corazón que había llegado la hora de su muerte y que jamás se pondría bien.

Al pasar por del cerro Tepeyac, Juan vio cómo la Señora bajaba por la ladera de la colina y se presentó ante él. Juan se inclinó y le dijo: ‘Mi dulce doncella, tú eres la más pequeña de mis hijas. Espero que te encuentres bien. ¿Cómo has comenzado el día? Tengo que contristar tu rostro y tu corazón. Uno de tus pobres siervos, mi tío, se halla al punto de morir. Una grave enfermedad ha caído sobre su cuerpo. Voy a Méjico a llamar a uno de nuestros sacerdotes. Señora mía, discúlpame, por favor, y ten un poco de paciencia conmigo. Mañana vendré aquí con toda rapidez.

La Virgen le dijo: ‘Tú que eres el más pequeño de mis hijos, escucha y graba bien esto en tu corazón: No tienes por qué angustiarte de que pueda ocurrir algo malo por esta enfermedad ni por ninguna otra. ¿No estoy aquí yo que soy tu Madre? ¿No estás tú bajo mi sombra protectora, bajo mi amparo? ¿No soy yo tu fuente de vida? ¿No te hallas protegido bajo mi manto, bajo mis brazos? ¿Qué más necesitas? No te contristes por la enfermedad de tu tío, porque él no morirá. Ten seguridad en tu corazón que él se encuentra ya curado’.

  1. Pregunta: ¿Qué es lo que nos llama la atención en este diálogo de Nuestra Señora de Guadalupe con Juan Diego?

PALABRA DE DIOS. Mateo 8,22-26: La tempestad calmada.

  1. En esta lectura, ¿cómo reaccionaron los apóstoles y que hizo y dijo Jesús?
  2. ¿Qué parecidos encontramos entre esta lectura y la tercera aparición a Juan Diego?
  3. ¿Qué mensajes sacamos para nosotros y nosotras?

ORACIONES COMUNITARIAS.

Oración de conclusión: Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de todos los Pueblos, diste valor a Juan Diego para que contara siempre con tu protección y no se preocupara con demasiada desesperación. Ayúdanos a enfrentar las tormentas y los sufrimientos contra los Pueblos pobres. Haznos descubrir tu presencia protectora en medio de nosotros para que confiemos en ti y en los talentos sembrados en nosotros por medio de tu hijo Jesús que vive con nosotros por los siglos de los siglos. Amén. 

DÍA  6º :  UNAS  FLORES  PRECIOSAS  COMO  SEÑAL  PARA  EL  OBISPO.

ACOGIDA. Bienvenida, canto, señal de la cruz y rezo del Rosario.

RECUERDO DE LOS HECHOS.

‘El mismo 12 de diciembre de 1531, de madrugada, al ver la Virgen, Juan sintió profundo consuelo y su corazón se tranquilizó. Pidió encarecidamente a la Señora que volviese a enviarle inmediatamente al señor de los sacerdotes con la señal que lo había pedido. Entonces la Señora le dijo: ‘Sube a la cumbre del cerro, tú el más pequeño de mis hijos, allí encontrarás diversas flores: córtalas, recógelas y tráemelas.

Al llegar a la cumbre, Juan Diego se quedó atónito. Las flores más bonitas se hallaban esparcidas por todos lados. El aroma de las flores era maravilloso y el rocío de la noche parecía llenarlas de perlas. Aquel lugar no era de flores; y era tiempo de heladas. Allí no había más que rocas, cardos, matorrales de espinas, cactus y maleza. Juan comenzó enseguida a cortar flores y a recogerlas. Luego bajó corriendo por la ladera y llevó a la Reina del cielo esas flores tan variadas y bonitas. Ella, al verlas, las fue tomando en sus tiernas manos y depositando en la capa de Juan Diego. Y la Señora le dijo: ‘Tú, el más pequeño de mis hijos, todas esas flores son la prueba y la señal que has de llevar al obispo. Le dirás cómo te mandé a subir al cerro y recoger las flores. Con esto convencerás el corazón del señor de los sacerdotes, para que él después edifique y levante para mí el santuario que le he pedido por tu intermediario’.

  1. Pregunta: ¿Qué es lo que nos llama la atención en este milagro de las rosas?

PALABRA DE DIOS. Mateo 12,28-32: La señal de Jonás.

  1. ¿Por qué razones dio Jesús a sus compatriotas la señal de Jonás?
  2. ¿Qué parecidos tiene esta lectura con la señal de las flores para el obispo?
  3. ¿Qué mensajes sacamos nosotros y nosotras?

ORACIONES COMUNITARIAS.

Oración de conclusión: Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de todos los Pueblos, quisiste que unas bellísimas flores fueran el signo de tu presencia misericordiosa y de tu deseo de tener una capilla propia en el cerro del Tepeyac. Haz que sepamos reconocerte como nuestra Madre común en la belleza y sencillez de tu cariño para todos nosotros y nosotras. Danos la fe sencilla y firme de Juan Diego, el más pequeño de tus hijos, para que nos comuniquemos contigo sabiendo que seremos escuchados. Transforma nuestro corazón para que sepamos amarnos entre todos: Así serás la Madre de todas las razas que conforman nuestro continente, te lo pedimos a ti y a tu Hijo Jesús que viven con nosotros por los siglos de los siglos. Amén. 

DÍA  7º :  LOS  SERVIDORES  DEL  OBISPO  HUMILLARON  A  JUAN  DIEGO.

ACOGIDA. Bienvenida, canto, señal de la cruz y rezo del Rosario.

RECUERDO DE LOS HECHOS.

‘Al llegar por tercera vez a la casa del obispo, Juan Diego encontró a los guardianes de la puerta y a otros criados del señor de los sacerdotes. Se dirigió a ellos para pedirles que lo dejaran entrar donde el obispo, ya que tenía muchos deseos de verlo. Pero nadie quería dejarlo entrar. Nadie le hacía caso, tanto más que era de noche y lo conocían de sobra. No hacía más que causarle enojo y ellos se estaban cansando de tantas molestias. Juan Diego llevaba ya mucho tiempo con la cabeza hundida entre sus brazos, aguardando a que le dijeran que por fin podía entrar. Cuando observaron que llevaba algo envuelto en su capa, se acercaron a él para satisfacer así la curiosidad de sus corazones.

Juan Diego, al ver que no podía ocultar ante ellos lo que llevaba consigo, y que ellos le iban a hacer daño, a echarlo de allí y a maltratarlo, entonces abrió un poco su capa para que vieran que llevaba flores. Cuando vieron que eran flores de Castilla, que echaban un aroma maravilloso y que eran de colores bellísimos, quisieron echar mano de las flores y quitárselas. Tres veces lo intentaron pero no lo consiguieron. Pues Cada vez que extendían sus manos, veían que no eran flores de verdad, sino que parecían estar pintadas o bordadas o cosidas en su capa’.

  1. Pregunta: ¿Qué es lo que nos llama la atención en la actitud de los servidores del obispo con Juan Diego?

PALABRA DE DIOS. Carta a Filemón: ‘Trátalo con si fuera yo’.

  1. ¿Cómo justificaba Pablo su pedido a Filemón, el amo, para que este acogiera a Onésimo, su antiguo esclavo, como si fuera hermano igual a él, Pablo?
  2. ¿Qué parecidos hay entre la carta de Pablo y la actitud de los servidores del obispo con el indio Juan Diego?
  3. ¿Qué mensajes sacamos para nosotros y nosotras?

ORACIONES COMUNITARIAS.

Oración de conclusión: Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de todos los Pueblos, sabemos de los maltratos a los Indígenas y a los pobres en general: Se nos considera todavía como seres inferiores y esclavos. Haznos descubrir que, por ser todos y todas, hijos de Dios e hijos tuyos, debemos tratarnos como hermanos y hermanas iguales. Te pedimos por las personas discriminadas, como son los Indígenas, las mujeres y los niños, para que sean respetadas como se lo merecen: Así iremos haciendo mejor realidad el Reino de tu Hijo Jesús que vive con nosotros por los siglos de los siglos. Amén. 

DÍA  8º :  

CURACIÓN  Y  APARICIÓN  A  JUAN  BERNARDINO  DE  NUESTRA  SEÑORA  DE  GUADALUPE.

ACOGIDA. Bienvenida, canto, señal de la cruz y rezo del Rosario.

|           RECUERDO DE LOS HECHOS.

‘El 13 de diciembre de 1531, al llegar a casa, vio que su tío se había curado y no tenía dolores. Y se asombró de ver allí a mucha gente. Les explicó que se le había aparecido la Reina del cielo en el Tepeyac y cómo le había mandado adónde el obispo para que este le edificara a la Señora una casa en el Tepeyac. Además ella le había dicho que no se preocupara por la enfermedad de su tío, porque este había recobrado ya la salud. El tío dijo que era verdad que ella lo había curado y que él había visto con todo detalle cómo la Señora se aparecía a su sobrino y que había que llamar ‘Nuestra Señora de Guadalupe’ a esa excelsa imagen de la Santísima Virgen María.

Luego llevaron a Juan Bernardina adonde el obispo para que hablase con él y diera testimonio ante él. El obispo lo hospedó en su casa, juntamente con su sobrino Juan Diego, hasta que se alzó la capilla de la Reina y Señora en el Tepeyac, allí donde Juan Diego había visto las apariciones. Y el señor obispo trasladó allí la excelsa imagen, para que todos pudieran contemplarla y rezar a la Virgen. Se asombraron al saber cómo se había aparecido en la capa de Juan Diego, porque ningún habitante de la tierra había pintado tan excelsa imagen’.

  1. Pregunta: Si Juan Bernardino representa al Pueblo indígena, ¿cuál es el sentido del diálogo entre Juan Diego y Nuestra Señora de Guadalupe?

PALABRA DE DIOS. Apocalipsis 12,3-10: La Mujer venció al Dragón.

  1. En esta lectura, ¿a quiénes representan, ayer y hoy, los distintos personajes?
  2. ¿Qué parecidos hay entre esta lectura y la enfermedad de Juan Bernardino?
  3. ¿Qué mensajes sacamos para nosotros y nosotras?

ORACIONES COMUNITARIAS.

Oración de conclusión: Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de todos los Pueblos, mediante la enfermedad de Juan Bernardino, el tío de Juan Diego, quisiste demostrar que eres la Madre que cura a los Pueblos indígenas. Te hemos reconocido como la patrona de nuestro continente y quieres que todos los Pueblos vivamos como hermanos. Haz que nos enraicemos en nuestros valores indígenas y su sabiduría, para que nuestra diversidad sea un enriquecimiento para todos y todas, y hagamos de nuestro continente la Patria Grande que nos acobije a todos, gracias al Espíritu de tu Hijo que vive con nosotros por los siglos de los siglos. Amén. 

DÍA  9º :

LA  IMAGEN  DE  NUESTRA  SEÑORA  DE  GUADALUPE  EN  LA  CAPA  DE  JUAN  DIEGO.

ACOGIDA. Bienvenida, canto, señal de la cruz y rezo del Rosario.

RECUERDO DE LOS HECHOS.

‘El mismo 12 de diciembre de 1531, por la mañana, Juan Diego iba aprisa y con ánimo alegre por el camino empedrado que conduce a Méjico. Al llegar a la casa del obispo, los guardianes de la puerta y los criados del obispo no le hicieron caso, tanto más que era de noche; ellos se sentían cansados de tantas molestias. Pero observaron que llevaba algo como flores en su capa. Quisieron echar mano a ellas, pro no lo consiguieron. Entonces fueron a contarlo al señor obispo.

El obispo dio orden para que lo dejaran entrar. Juan se arrodilló y le dijo: ‘Mi señor y mi amo, ya he cumplido lo que me pediste. He aquí unas flores para que creyeses en la voluntad de la Señora. Dígnate aceptarlas’. Entonces Juan Diego extendió su blanca capa. Y al momento que cayeron a tierra todas aquellas flores, en ese mismo instante, apareció pintada en la capa la excelsa imagen de la siempre Virgen María, Madre del Dios Téotl.

Al ver la imagen pintada, el obispo se arrodilló. Y dijo a Juan Diego: ‘Vamos y enséñame el lugar donde, según la voluntad de la Señora, debemos construir su capilla’. Esa imagen es la misma que existe todavía en la actualidad, y que se conserva en la excelsa casa de la Señora, en su capilla del Tepeyac, que se llama Guadalupe’.

  1. Pregunta: ¿Qué es lo que nos llama la atención en este acontecimiento de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe?

PALABRA DE DIOS. Apocalipsis 12,1-2: Una señal grandiosa.

  1. ¿Cuáles son las características de la Mujer descrita en esta lectura?
  2. ¿Qué parecidos tiene la Mujer del Apocalipsis con Nuestra Señora de Guadalupe?
  3. ¿Qué significa damos a que, en las 2 historias, la Mujer y Nuestra Señora estén embarazadas?
  4. ¿Qué compromisos personales y comunitarios sacamos de esta novena?

ORACIONES COMUNITARIAS.

Oración de conclusión: Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de todos los Pueblos, Mujer Sol, vestida de estrellas, con la luna bajo los pies, quisiste asumir los mayores símbolos de la religión indígena. Nos provocas a profundizar la herencia indígena que corre en nuestra sangre. Nos exiges emprender una mayor inculturación de nuestra fe, reexpresándolo todo a partir de las culturas indígenas. Quieres que nazca de nuestras comunidades renovadas un Cristo con rostro indígena, mestizo y negro que tú misma nos trajiste con tu aparición en el cerro del Tepeyac para que se quedara con nosotros y nosotras por los siglos de los siglos. Amén.

 ANEXO:

N I C A N   M O P O H U A  –  Nuestra  Señora  de  Guadalupe

Narración fiel y por orden de la aparición milagrosa en el Tepeyac de la Siempre Virgen Santa María, Madre de Dios y Señora nuestra, llamada de Guadalupe; escrita en náhuatl por Antonio Valeriano y completada por Alva lxtlixóchitl; publicada por Luis Laso de la Vega y traducida por Primo Feliciano Velázquez, y puesta por Félix Palencia en el castellano que actualmente se habla en México. (Tijuana, Baja California, México; 12 de diciembre de 1984).

“Primero se apareció a Juan Diego, un indio pobrecito; y después dejó su imagen en presencia del señor fray Juan de Zumárraga, el obispo entonces recién llegado.

0. En 1531, a diez años de arrasada la ciudad de México, en un rancho cercano vivía el indio Juan Diego, que era pobre. Empezaba diciembre y hacía frío.

1. La madrugada del sábado 9, salió a pie, desde su rancho a México, para oír misa en Tlatelolco. Pasaba por el cerro del Tepeyac, cuando empezó a salir el sol.

Oyó que de arriba del cerro venía música, como si cantaran muchos pájaros; y se detuvo, dudoso de si seguía soñando o si ya estaba en el cielo.

Miraba el salir del sol, cuando oyó que de arriba lo llamaban: Juanito, Juandieguito.

Subió corriendo, muy contento, y se halló a una señora, de pie, que a señas le pedía que se acercara.

Ya de cerca, vio que era muy hermosa, y que su ropa, brillante como el sol, reflejaba en las piedras y en los cactus, como si fueran de fina joyería.

Saludó con respeto a la señora, y ella le contestó, muy tierna y cariñosa: Juanito; mi hijito, ¿a dónde vas?

Le respondió: Voy a México, Señora, mi Jefita; para oír hablar de Dios.

Ella le contestó, presentándose y contándole sus planes: Yo soy santa María, la madre del verdadero Dios que da la vida. Quiero que aquí me hagan una casa, para que todos reciban en ella mi cariño, y para defenderlos y ayudarles. Porque ustedes son mis hijos, y yo los quiero muy de veras: a ti y todos tus paisanos, y a los demás que en mí quieran confiar. Por eso quiero estar aquí: para oírlos y cuidarlos, y para poner remedio a sus males y a sus penas. Por favor, ve de mi parte a ver en México al Obispo, y dile lo que quiero: que aquí, me hagan mi casa, en lo llano. Y le platicas que me viste. Te quedaré muy agradecida, y no dejaré sin premio las molestias que por mí te tomes ni el empeño que pongas en mi encargo.

Él le contestó, de muy buen modo: Para servirte, mi Jefita. Ahorita mismo voy, para cumplir tu encargo. Hasta luego.

Y se fue corriendo, a México.

2. Entró Juan Diego a la ciudad, y se fue derecho al obispado. Pidió ver al Obispo, y, después de mucho, le dijeron que pasara.

Saludó al Obispo, y le dio el recado de la Virgen, platicándole todos los detalles.

El Obispo escuchó todo, pero dio la impresión de no creerlo.

Y le dijo: “Regresa otro día, hijo mío, para que te atienda con más calma. Quiero investigar lo que me dices, y pensar el plan que me propones”.

Juan Diego salió triste, porque se dio cuenta de que no le hacían caso a la Señora.

Regresó arriba del cerro, y la encontró, que lo estaba ya esperando.

Él le dijo: Mi Jefita: Llevé tu recado, como me dijiste. Le batallé; pero logré ver al Obispo, y le dije de tu encargo. Me oyó y me trató bien; pero se ve que no me creyó nada. Me dijo que regresara otro día, para que me atendiera con más calma; porque iba a investigar todo y a pensarlo. Se ve que piensa que es invento mío lo de tu casa. Te quiero pedir algo, mi Jefita: Por lo que más quieras, búscate a alguien importante y de respeto, para que le encargues que lleve tu recado; para que a él sí le crean. Porque yo no soy nadie. Soy una basura, un cordón que se revienta o una tabla que se quiebra. Soy pobre, y no valgo para nada... ¡y tú me mandas a donde no conozco y nunca he estado! Perdóname, Jefita, y no te enojes por esto...

Ella le contestó: Mi hijito, mi Juanito. Tengo muchas personas a mis órdenes, y muchos mandaderos; y a cualquiera de ellos puedo darle mis encargos. Pero yo quiero que seas tú quien me haga este favor, y quien me ayude para que mis planes se realicen. Te lo pido por favor, hijo mío: Mañana vas de nuevo a ver al Obispo; y le dices que vas de parte mía, y le explicas mis deseos: Que tiene que hacerme esa casa que yo quiero. Le insistes, y le dices quién soy yo: santa María, la siempre Virgen, la Madre de Dios.

Juan Diego le respondió: No te agüites, Jefita. Voy a ir con mucho gusto, que nada me cuesta hacerlo. Y voy a hacer lo que me dices. Pero sospecho que no me van a creer, ni a hacerme caso. Mañana, ya tarde, vengo a traerte la razón y a decirte cómo nos fue con el Obispo. Buenas tardes, Jefita. Que descanses.

Y se fue, también él, a descansar.

3. Al día siguiente, domingo 10, se fue muy temprano a Tlatelolco, para de allí volver con el Obispo.

Le costó mucho que lo recibiera, y, desanimado, volvió a darle el recado: que la Virgen sin mancha quería lo de la casa.

El Obispo le estuvo preguntando, para estar seguro, y él le dio buena razón de todo. Pero el Obispo no creyó, y le dijo que no iba a hacer la casa no más porque él dijera. Y le pidió una contraseña, para creerle que el recado era de la Virgen.

Él le contestó: Señor: ¿Qué prueba es la que quieres?, para pedírsela a la Virgen.

Como el Obispo vio que Juan Diego estaba firme y no dudaba, le dijo que se fuera; pero mandó a gente suya, para que lo siguieran.

Llegando al cerro, cerca del puente de la barranca, lo perdieron; y, por más que buscaron, no lo hallaron. Regresaron cansados y enojados, y lo pusieron mal con el Obispo. Y acordaron golpearlo, si volvía.

Él estaba con la Virgen, dándole razón de la respuesta del Obispo.

Ella le dijo: Está bien, hijo mío. Vuelve acá mañana, para que le lleves la prueba. Con ella te va a creer y se le van a acabar todas sus dudas. Yo te voy a pagar todo tu empeño... Ándale. Mañana aquí te espero.

4. Al otro día, el lunes 11, Juan Diego no regresó, porque su tío estaba muy enfermo: Le pidió primero un médico, que ya no pudo hacerle nada; y luego un padre, porque se estaba ya muriendo.

5. El martes, día 12, salió de madrugada, para ir por el padre a Tlatelolco.

Iba llegando al cerro, cuando pensó: Si sigo derecho, me va a ver la Jefita, y me va a entretener con lo de la señal para el Obispo... Mejor primero salgo de está, con el padre, que mi tío lo está esperando.

Y le empezó a sacar la vuelta al cerro, para que no lo viera la Señora.

Pero ella se bajó del cerro, y le dijo: ¿Qué te pasa, mi hijo? ¿A dónde vas?

No le dio vergüenza, y le dijo, muy tranquilo: Hola, Jefita. ¿Cómo estás? ¿Cómo amaneciste? Te tengo malas noticias: Mi tío está muy enfermo, y ya se está muriendo. Yo voy corriendo por un padre... Tú sabes que desde que nacemos la muerte nos espera... Pero, en cuanto termine, me regreso acá, para ver lo del Obispo. Discúlpame, Jefita. No te quedaré mal. Mañana muy temprano vengo a verte.

Ella le contestó: Hijo mío: Tienes miedo y estás triste por nada. No te agüites, ni temas ninguna enfermedad, ni ningún otro problema. ¿Que no estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿No ves que yo te cuido? ¿No sabes que te tengo yo en mis brazos? ¿Qué más ocupas? No estés triste, ni por nada te preocupes... Es más: Tu tío ya se alivió.

Al oírla, quedó Juan Diego en paz y muy contento, y le pidió la señal para el Obispo.

Ella le dijo: Hijo mío, tan débil y pequeño: Sube al cerro, a donde me viste, y vas a hallarte muchas flores. Córtalas y júntalas; y me las traes acá.

Al llegar arriba, se maravilló de encontrar muchas rosas muy hermosas, siendo todavía tiempo de heladas. Se veían muy frescas y aromáticas, y las gotas del rocío parecían perlas en sus pétalos. Las cortó y las puso en su mandil, y las llevó corriendo a la Señora. Ella las miró, las tomó con su mano y se las devolvió a Juan Diego, en su mandil.

Y le dijo: Hijo mío: Estas rosas son la prueba y contraseña. Di al Obispo de mi parte que no sea desobediente. Tú eres mi embajador, y te mereces toda mi confianza. Que nadie más las vea, sino el Obispo. Y le platicas todo, cómo estuvo; para que me haga la casa que yo quiero.

6. Se fue derecho a México, contento y muy seguro, cuidando bien las flores, mientras gozaba de su aroma. 

En el obispado no querían hacerle caso, y estuvo esperando mucho, con paciencia.

Se acercaron a ver lo que llevaba; y, no pudiendo evitarlo, les dijo que eran flores. Se sorprendieron, porque era pleno invierno. Y aunque querían agarrarlas, no pudieron, porque parecía que eran bordadas y no reales.

Le dijeron al Obispo, y él comprendió que era la prueba, y les dijo que pasaran al pobre indio.

Él lo saludó, y le volvió a contar todo, y a decirle del encargo.

Le dijo: Señor: Hice lo que me mandaste: Fui a decirle a la Jefa, la Virgen María, Madre de Dios, que tú pedías una prueba, para creerme y cumplirle su encargo. Y le dije que te di mi palabra de traerte su contraseña. Aceptó, y me mandó a verte de nuevo; y le pedí la prueba. Me mandó subir al cerro, a cortar flores. Yo bien sabía que arriba nunca hay flores, ni menos con estos fríos; pero no dudé de ella, y le hice caso. Llegué arriba, y aquello era el paraíso. Bajé con las flores. Las tomó, y las puso de nuevo en mi mandil. Y me dijo que te las entregara, a ti personalmente. ¡Aquí están!

Diciendo y haciendo, soltó entonces su mandil y las rosas se regaron por el suelo.

En ese momento, de repente se miró muy clara en el mandil la imagen de la Señora, la siempre Virgen María, madre de Dios y madre nuestra: la misma que se mira hoy en su casa, al pie del Tepeyac, en la ciudad de México.

El Obispo se hincó, apenado de no haber creído. Le pidió a Juan Diego su mandil, y lo puso en su capilla.

7. Juan Diego se quedó el día con el Obispo, que al otro día le pidió que lo guiara al lugar dónde la Virgen quería tener su casa. Y pronto ayudaron todos para hacerla.

Después de señalarles dónde, Juan Diego ya se iba, porque quería ver a su tío. Y lo acompañaron a su rancho.

8. Encontraron al tío, completamente sano y muy contento; y se extrañó de que acompañaran a Juan Diego. Él le contó todo, y el tío lo confirmó: La misma Señora lo había ido a visitar, y ella lo había curado. Y le encargó que le dijera al Obispo que quería que la llamaran María de Guadalupe.

9. El Obispo invitó a sobrino y tío a su casa, y los hospedó por varios días, mientras hicieron la primera capilla, junto al cerro. Y luego llevó la Imagen hasta allá, donde se mira todavía.

Toda la Ciudad estaba impresionada, e iban a verla. Y a rezar y abrir su corazón a nuestra Madre, maravillados por la Imagen, que nadie de este mundo había pintado.”

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario