LAS CEBs CON MIRAS
A LA ASAMBLEA
ECLESIAL DE MÉXICO
Las CEBs
y la Sinodalidad
Compilación de
textos, Pedro Pierre, Guayaquil, 2021.
CONTENIDO:
Introducción: Primavera
eclesial
1ª parte : LA
VITALIDAD DE LAS CEBs EN AMÉRICA LATINA
1. Las CEBs son el “primero y fundamental nivel eclesial”,
José Marins.
2. El Documento de Aparecida y las CEBs:
-
Alteraciones,
Manuel Godoy.
-
Comentarios,
Pedro Pierre.
-
Las CEBs en
Aparecida, José Marins.
3. El proceso de las CEBs: Contexto actual y perspectivas,
Francisco de Aquino.
4. Identidad de las CEBs, Comunidad Abel Tacuri, Pedro
Pierre.
2ª
parte : CEBs y
SINODALIDAD
1.
CEBs y Sinodalidad, Juan A. D.
2.
La gran novedad de sinodalidad vivida por las
CEBs desde más de 55 años, Pedro Pierre.
3.
La Iglesia de los Pobres con las CEBs:
Rupturas y novedades en América Latina, Pedro Pierre.
Conclusión: La
sinodalidad es social y eclesial, Pedro Pierre.
¡Si no sabemos
de dónde venimos, tampoco sabremos adónde tenemos que ir!
INTRODUCCIÓN : Primavera eclesial.
Estamos en un tiempo de
gracia, en medio de grandes sufrimientos. El papa Francisco quiere una
renovación eclesial y se esmera para lograrlo, apoyándose en las intuiciones
del Concilio Vaticano 2°. Uno de los mayores signos de este afán papal es la
convocación de una “Asamblea Eclesial para América Latina y El Caribe”
para noviembre próximo en México.
El papa Francisco se da cuenta
de la gran crisis que atraviesa la Iglesia y la Humanidad. Aprovecha su
conocimiento de la Iglesia Latinoamericana para abrir caminos nuevos
como la sinodalidad, la opción por los pobres, el compromiso por los Derechos
Humanos y de la Naturaleza. Ya en 2007 los obispos latinoamericanos pedían
insistentemente “una fuerte conmoción” (Aparecida 362) en toda la
Iglesia. Parece que ha llegado ese momento.
Las CEBs (Comunidades
Eclesiales de Base) nos sentimos agradecidas por las opciones del papa
Francisco porque, desde unos 55 años, hemos sido los protagonistas de una nueva
manera de ser Iglesia, más conforme a la de los primeros cristianos. Somos “la
Iglesia de los Pobres” que soñaba el ‘buen papa’ Juan 23. El mismo Concilio
Vaticano 2° cierra el tiempo de la cristiandad y abre la alternativa de la
Iglesia de los Pobres, sinodal en sus estructuras y al servicio de la
liberación.
Vamos a evaluarnos como CEBs y como Iglesia sinodal al
servicio del Reino, para fortalecernos en el crecimiento de esta Iglesia de los
Pobres y en el cambio de sistema global “que crea ricos más ricos a costa de
pobres más pobres” (Puebla 30).
1ª parte :
LA VITALIDAD DE
LAS CEBs EN
AMÉRICA LATINA
1.
LAS CEBs SON EL ‘PRIMERO Y FUNDAMENTAL
NIVEL ECLESIAL’, José Marins.
Soy
el P. José Ferrari Marins, ordenado en el comienzo de 1956 (Basílica San
Paulo extramuros, Roma). Al volver de Europa, donde he estudiado, estuve 5 años
en parroquias de mi arquidiócesis Botucatu, SP. (Recientemente, otros años en
razón de la pandemia, no pude viajar). A pedido de Pio XII, mi arzobispo D.
Henrique G. Trindade me ha colocado, a servicio del movimiento M. Mejor y de la
CNBB (Línea 1, clero, por 7 años). Después en el CELAM en Bogotá, adjunto de
Mons. Pirônio. Entonces he acompañado el episcopado brasileño al Vaticano II.
Después, para presentarlo me incumbieron formar un equipo misionero e
itinerante (3 curas y 2 religiosas). Por 50 años hemos acompañado 13 países de
Asia; toda América Latina y Caribe, muchas veces en USA y Canadá, Australia y
New Zelanda. Menos intenso en Europa y muy poco en África.
Encuentro
con algunos obispos (2021).
1. Después de la Ascensión de Jesús,
sus discípulos y apóstoles continuarán reuniéndose en las casas. A
partir del siglo IV, el Imperio Romano torno obligatorio el Cristianismo. Ha
sido necesario usar las basílicas, para recibir los fieles. Desaparece la
Iglesia de la casa. Surgen las parroquias para acoger la gente bajo la
autoridad de los curas, formando comunidades de comunidad. Ese modelo histórico
se llamó: CEBs. (Comunidades eclesiales de base).
2. La asamblea de Medellín ha sido
fruto de nuestros Padres Conciliares convencidos que era el momento de dejar la
época medieval y el modelo feudal, para tener en cuenta la modernidad
desde la perspectiva del Evangelio. La estratégica ha sido desde abajo (desde
las periferias), con comunidades pequeñas donde la gente
se conoce directamente y participa un clima de corresponsabilidad y se inserta
en los grupos humanos, principalmente donde hay semillas del Verbo (Ad Gentes
Cap. II,11). Las CEBs son totalidad de Iglesia en grupos pequeños (12 a
20 participantes).
3. La aprobación de Paulo VI a la
Asamblea de Medellín alcanza todo el mundo católico (cf. Ev. N.58) no solo, América
Latina. Lumen Gentium dice: “Esas comunidades, aunque sean frecuentemente
pequeñas y pobres, o vivan en la dispersión, está presente Cristo, por cuya
virtud se congrega la Iglesia, una, santa, católica y apostólica”. Son el modo
de toda la Iglesia ser. América Latina “reinventa” la Iglesia (L. Boff)
y pasa a ser Iglesia “fuente”.
4. Se trata de una nueva manera de ser
Iglesia. Por ellas, todos los bautizados están consagrados para la
misión sacerdotal, profética y real. En su área, las CEBs realizan el culto con
la misión que Jesús les dio, así como el servicio por los más necesitados.
Evitan que la Iglesia sea auto centrada y clerical. En los últimos 50 años
ellas surgirán en muchísimas diócesis. Los dos Papas antes de Francisco han
apoyado los Movimientos eclesiales (organizaciones que
surgen y desaparecen según las urgencias pastorales de grupos bíblico,
políticos, jóvenes...). No tienen la totalidad eclesial de las CEBs. Son dones
del Espírito para un tiempo.
5. El Concilio de Trento (1545-63) ha
sido un modelo parroquial. El Vaticano II (1962-65) optó
por otro modelo, el de las CEBs, que llega a donde la parroquia no llega.
Es fermento evangélico, que actúa principalmente por el testimonio individual y
comunitario.
6. La comunidad eclesial es como el
dibujo de un Círculo que mantiene la misma distancia del centro.
Todos pueden verse de frente. El centro ofrece unidad a todos.
7. Se trata del Pueblo de Dios en
camino sinodal, con Jesús y el Espíritu, hacia el Reino.
Sin esas raíces se pierde el “sensus fidelium” (la participación de la gente) e
irrumpe el clericalismo.
8. Los seguidores de Jesús, desde
siempre, se reunían en pequeñas comunidades locales que permitían la vida
fraterna (no eran individualistas), juntos evaluaban las situaciones reales de
vida, intercambiando conocimientos e informaciones, juntos partían y repartían
el pan en memoria de Jesús, servían a los más necesitados. Trabajaban en
equipo.
9. Anunciar el Reino de Dios ha sido siempre la meta de la vida de los cristianos. Ese compromiso misionero
acontecía primero por su testimonio personal y colectivo. Siendo
necesario era también comunicado por la palabra revelada.
10. Tienen las características del
pueblo y del lugar adonde surgen. Pero con eso no pierden sus características
esenciales. Pueden y deben inculturarse porque el modelo eclesial
puede ser cambiado, pero no la fe.
11. La comunidad no está para servir
al clero, tampoco para agotarse hacia dentro, en el servicio interno de una
parroquia. La Iglesia no es meta en sí misma. Es levadura
evangélica para todo el mundo, hasta el confín de la tierra.
12. Ellas manifiestan las cinco presencias
de Jesús: 1. en la Eucaristía (Mt 26,26); 2. en la Palabra (Jo 1,1-4); 3. en la
comunidad (Mt 18,20); 4 con los que sufren (Mt 25,34ss); 5. en la misión (Mt
28,20).
13. Las comunidades pueden liberarnos
de los mitos, pueden ser como bisagras porque
viven de una fe que no se mezcla con magias. No se meten con las religiones
pos-modernas confiando en poderes secretos y extraordinarios de piedras,
líquidos, alimentos, instrumentos atómicos... plantas milagrosas o personas
“sagradas”.
14. No participan del mercado religioso que promete triunfos en todos los
sectores humanos, y por “gracia de Dios” viene efectivamente enriqueciendo a
los pastores fieles. Efectivamente se trata de una nueva teología,
llamada “de la prosperidad”, que Jesús de Nazaret no tuvo
oportunidad ni tiempo de aplicar para organizar y desarrollar su pobre grupo de
apóstoles. Con los de Jesús, optamos por gestos del samaritano,
que cambia su programa para asistir a los caídos en el camino.
15. La gente de las CEBs está dentro del
mundo urbano del trabajo, del transporte, de la vivienda, de las drogas,
de la explotación, de los mendicantes, de la gente de la calle, del trabajo y
prostitución infantil... en fin, vive en contacto directo con los problemas urbanos.
Esos cristianos pueden estar en la zona rural, pero ya tienen una
mentalidad de la ciudad.
16. Las pequeñas comunidades eclesiales
se tornan un punto de propuestas y programas contemporáneos. Las
parroquias y su clero no están en contacto permanente con lo que es la vida
contemporánea fuera de los espacios parroquiales. Los “Medios” crean y controlan
los fines de semana. La TV y los celulares no dejan tiempo para serias
reflexiones de grupos. Lo inmediato, lo explosivo, lo magnifico... son
atracciones poderosas, imponen prioridades diferentes y hasta opuestas a la
tradición religiosa. La clase media va a las playas. Los demás al patio trasero
de la casa o de amigos, a montar una barbacoa con bebidas y músicas.
La gente de la
comunidad, jóvenes y adultos, vive en contacto diario con los colegas,
deportados, trabajadores, estudiantes... tiene experiencia personal de lo que
está pasando y como la gente piensa y actúa. Las CEBs pueden tornarse un punto alternativo
en la realidad contemporánea, por lo menos un primero contacto.
17. Los jóvenes que todavía participan
de las parroquias se encuentran con una teología y liturgia como si fuera
lenguaje y actitudes de otro planeta. Los términos y símbolos,
las propuestas y evaluaciones no alcanzan a transmitir la atracción típica del
mensaje de Jesús, a no ser cuando pueden dialogar abiertamente con colegas en
que confían.
18. La gente común no alcanza a hacer
frente a los políticos de carrera. Las CEBs necesitan de autonomía
para caber en cualquier espacio moderno... Viven (navegan) en una realidad
amplia que la mayoría del clero no conoce, no entiende, y no sabe cómo
“evangelizarla”.
19. La gente sincera siente urgencia
para que se pueda encontrar, conocer, reconocer lo positivo de otras
religiones, máxime cuando viven con la misma revelación cristiana.
Porque, después del Vaticano II, en estos últimos 50 años, prácticamente el
ecumenismo se quedó para reuniones de los biblistas y teólogos. También hay
gente no interesada por estar con otras tradiciones cristianas a no ser cuando
para intentar convencerlos de que andan errados y deben “convertirse” pasando
al grupo que les está “salvando” ahora. La experiencia, entretanto, ha
demostrado que es posible conocerse, respetarse, practicar la gente honesta y
sincera y de diferente credo.
20. Las pequeñas comunidades eclesiales,
aún con diferentes nombres y modelos, no son facultativas.
Hay que hacer la experiencia.
Eso es lo que
está pasando con las CEBs.
2. EL DOCUMENTO DE APARECIDA Y LAS CEBs
Alteraciones, Comentarios y Valoración de las CEBs
Comparación de
textos: Manuel Godoy, Brasil. agosto de 2021.
Comentarios
sobre lo suprimido y lo añadido, Pedro Pierre.
Textos de
Aparecida sobre las CEBs, José Marins.
PRESENTACIÓN
1.
El
Documento de Aparecida es de gran valor para la Iglesia latinoamericana: la
centra sobre su misión. A pesar de la censura del CELAM y/o del Vaticano, las
CEBs son valoradas y confirmadas.
2.
En
la última versión presentada en la Asamblea para votar el texto definitivo, ¡todo
lo referente a las CEBs había desaparecido! Las protestas de unos 10
presidentes de Conferencias Episcopales Nacionales hicieron que se volviera
a poner lo desaparecido. Ese es el texto del Magisterio latinoamericano,
publicado en las redes ese mismo día.
3.
Luego
se presenta el texto al Vaticano. El texto final presenta supresiones y
añadidos. No se sabe si estos son el fruto:
-
del
secretariado latinoamericano del CELAM (Consejo Episcopal Latino Americano) o
-
del
Vaticano, donde lo revisaron todos los departamentos o
-
de
los dos, CELAM y Vaticano.
A.
COMPARACIÓN DE TEXTOS: EL ORIGINAL Y LO CENSURADO (Manuel Godo).
Observaciones
-
Las partes en rojo fueron eliminadas
-
En azul, lo añadido; y,
-
En verde, lo que cambió de lugar.
TEXTO VOTADO EN APARECIDA |
TEXTO ‘DEFINITIVO’ QUE VINO DEL VATICANO |
5.
2. 3. 1. Comunidades Eclesiales de Base y Pequeñas comunidades 193. En la experiencia
eclesial de América Latina y El Caribe, las Comunidades Eclesiales de Base con frecuencia han sido verdaderas escuelas que forman discípulos y misioneros
del Señor, como testimonia la entrega generosa, hasta derramar su sangre, de
tantos miembros suyos. Ellas recogen la experiencia de las primeras
comunidades, como están descritas en los Hechos de los Apóstoles (cf. Hch
2,42-47). Medellín reconoció en ellas una célula inicial de estructuración
eclesial y foco de evangelización. Arraigadas en el corazón del mundo, son espacios privilegiados para la
vivencia comunitaria de la fe, manantiales de fraternidad y de solidaridad,
alternativa a la sociedad actual fundada en el egoísmo y en la competencia
despiadada. |
5.
2. 3. Comunidades Eclesiales de Base y Pequeñas comunidades 178. En la experiencia
eclesial de algunas iglesias de América Latina y de El Caribe, las Comunidades Eclesiales de Base han
sido escuelas que han ayudado a formar cristianos comprometidos con su fe, discípulos y
misioneros del Señor, como testimonia la entrega generosa, hasta derramar su
sangre, de tantos miembros suyos. Ellas recogen la experiencia de las
primeras comunidades, como están descritas en los Hechos de los Apóstoles
(cf. Hch 2, 42-47). Medellín reconoció en ellas una célula inicial de
estructuración eclesial y foco de fe y evangelización (87). Puebla constató que las
pequeñas comunidades, sobretodo las comunidades eclesiales de base,
permitieron al pueblo acceder a un conocimiento mayor de la Palabra de Dios,
al compromiso social en nombre del Evangelio, al surgimiento de nuevos
servicios laicales y a la educación de la fe de los adultos (88), sin embargo
también constató “que no han faltado miembros de comunidad o comunidades
enteras que, atraídas por instituciones puramente laicas o radicalizadas
ideológicamente, fueron perdiendo el sentido eclesial” (89). |
194. Queremos decididamente
reafirmar y dar nuevo impulso a la vida y misión profética y santificadora de
las CEBs, en
el seguimiento misionero de Jesús. Ellas han sido una de las grandes manifestaciones del Espíritu en la
Iglesia de América Latina y El Caribe después del Vaticano II. Tienen la Palabra de
Dios como fuente de su espiritualidad, y la orientación de sus Pastores como
guía que asegura la comunión eclesial. Despliegan su compromiso evangelizador
y misionero entre los más sencillos y alejados, y son expresión visible de la
opción preferencial por los pobres. Son fuente y semilla de variados
servicios y ministerios a favor de la vida en la sociedad y en la Iglesia. 195. Las Comunidades
Eclesiales de Base, en comunión con su obispo y el proyecto de pastoral diocesana, son un signo de vitalidad
en la Iglesia, instrumento de formación y de evangelización, y un punto de
partida válido para la Misión Continental permanente. Ellas podrán revitalizar las
parroquias desde
su interior
haciendo de las mismas una comunidad de comunidades. Después del camino recorrido hasta ahora,
con logros y dificultades, es el momento de una profunda renovación de esta
rica experiencia eclesial en nuestro continente, para que no pierdan su
eficacia misionera sino que la perfeccionen y la acrecienten de acuerdo a las
siempre nuevas exigencias de los tiempos. |
179. Las comunidades
eclesiales de base, en el seguimiento misionero de Jesús, tienen la Palabra de Dios como
fuente de su espiritualidad y la orientación de sus Pastores como guía que
asegura la comunión eclesial. Despliegan su compromiso evangelizador y
misionero entre los más sencillos y alejados, y son expresión visible de la
opción preferencial por los pobres. Son fuente y semilla de variados
servicios y ministerios a favor de la vida en la sociedad y en la Iglesia. Manteniéndose en comunión con su
obispo e insertándose al proyecto de pastoral diocesana, las CEBs se convierten
en un signo de vitalidad en la Iglesia particular. Actuando
así, juntamente con los grupos parroquiales, asociaciones y movimientos
eclesiales, pueden contribuir a revitalizar las parroquias haciendo de las mismas
una comunidad de comunidades. En su esfuerzo de corresponder a los desafíos de los tiempos
actuales, las comunidades eclesiales de base cuidarán de no alterar el tesoro
precioso de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia. |
196. Junto a las CEBs, hay otras variadas formas de pequeñas
comunidades eclesiales, grupos de vida, de
oración y de reflexión de la Palabra de Dios, e incluso redes de
comunidades.
El
Espíritu las va haciendo florecer como respuesta a los nuevos desafíos de la
evangelización. La experiencia positiva de estas comunidades hace necesaria
una especial atención para que tengan a la Eucaristía como centro de su vida y crezcan en
solidaridad e integración eclesial y social. |
180. Como respuesta a las
exigencias de la evangelización, junto con las comunidades eclesiales de base hay otras válidas formas de pequeñas
comunidades, e incluso redes de comunidades, de movimientos, grupos de vida, de
oración y de reflexión de la Palabra de Dios. Todas las comunidades y
grupos eclesiales darán fruto en la medida en que la Eucaristía sea el centro de su vida y la Palabra de Dios
sea faro de su camino y su actuación en la única Iglesia de Cristo. |
B. COMENTARIOS SOBRE
LO ELIMINADO, Pedro Pierre.
TEXTOS ELIMINADOS: Color rojo. (Añadidos en amarillo) |
COMENTARIOS |
1. Las Comunidades Eclesiales de Base han sido con frecuencia verdaderas escuelas que han
ayudado a formar cristianos
comprometidos con su fe… |
1. Se quita importancia a las CEBs. |
2. Medellín reconoció en ellas una célula
inicial de estructuración eclesial y foco de fe y evangelización[1] arraigadas en el corazón del mundo, son espacios
privilegiados para la vivencia comunitaria de la fe, manantiales de
fraternidad y de solidaridad, alternativa a la sociedad actual fundada en el
egoísmo y en la competencia despiadada. |
2. Al quitar “de fe”, se ‘corrige’ el
Documento de Medellín aprobado por los obispos y el papa. 3. Se quita características que
amenoran la identidad de las CEBs. |
3. Queremos decididamente
reafirmar y dar nuevo impulso a la vida y misión profética y santificadora de
las CEBs, en el seguimiento misionero de Jesús. ellas han sido una de las
grandes manifestaciones del espíritu en la iglesia de América Latina y El
Caribe después del Vaticano II. |
4. Aquí no se retoma el compromiso
‘decidido’ por las CEBs, de los obispos en Puebla. 5. También se quita la expresión
significativa de Vaticano 2: 0signos de los tiempos’. |
4. Las CEBs se convierten en un signo
de vitalidad en la iglesia particular
y un punto de partida válido para la misión
continental permanente actuando así, juntamente con los grupos parroquiales, asociaciones y
movimientos eclesiales, pueden contribuir a revitalizar las parroquias
desde su interior haciendo de las mismas una
comunidad de comunidades. Después del camino recorrido hasta ahora, con
logros y dificultades, es el momento de una profunda renovación de esta rica
experiencia eclesial en nuestro continente, para que no pierdan su eficacia
misionera, sino que la perfeccionen y la acrecienten de acuerdo a las siempre
nuevas exigencias de los tiempos. |
6. Se busca limitar el impacto de las
CEBs a la Iglesia particular y eliminar la dimensión continental. 7. Se quita la dimensión misionera…
que es el gran compromiso propuesto por Aparecida. |
5. El espíritu las va haciendo
florecer como respuesta a los nuevos desafíos de la evangelización. La
experiencia positiva de estas comunidades hace necesaria una especial
atención para que tengan a la Eucaristía como centro de su vida y crezcan en
solidaridad e integración eclesial y social. |
8. No se quiere reconocer que las
CEBs son frutos del Espíritu para nuestro tiempo tanto en la Iglesia como en
la sociedad. Las opciones de Juan Pablo 2° y Benedicto 16 eran los
movimientos carismáticos. |
CONCLUSIÓN: Estas eliminaciones manifiestan:
-
Una
grave falta de respeto a los obispos, a una Asamblea del Magisterio
latinoamericano, al mismo papa Pablo 6° (en caso de Medellín) y, por supuesto,
a los pobres.
-
Se
busca invisibilizar la capacidad de los pobres de cambiar la Iglesia y
la sociedad a la luz del ejemplo de Jesús.
-
El
Vaticano no quiere un desarrollo específico de la Iglesia
Latinoamericana.
-
La
opción por los pobres está totalmente atropellada.
C. COMENTARIOS SOBRE
LO AÑADIDO, Pedro Pierre.
TEXTOS AÑADIDOS: Color amarillo (Eliminados en rojo) |
COMENTARIOS |
En la experiencia eclesial (a) de algunas iglesias de
América Latina y de El Caribe, las Comunidades Eclesiales de Base han sido (1)
con frecuencia verdaderas] escuelas que
han ayudado a formar (b) cristianos comprometidos con su fe, discípulos y misioneros
del Señor… Medellín reconoció en ellas una célula
inicial de estructuración eclesial y foco de fe y evangelización |
a) Se limita la presencia de las CEBs
a ‘algunos’ países. No se quiere reconocer que son un fenómeno
latinoamericano. b) Tampoco se quiere aceptar que las
CEBs son el resultado de un compromiso de fe (2 veces en el mismo párrafo). |
(c) Puebla constató que las pequeñas comunidades, sobre todo las
comunidades eclesiales de base, permitieron al pueblo acceder a un
conocimiento mayor de la palabra de dios, al compromiso social en nombre del
evangelio, al surgimiento de nuevos servicios laicales y a la educación de la
fe de los adultos[2],
sin embargo también constató “que no han faltado miembros de comunidad o
comunidades enteras que, atraídas por instituciones puramente laicas o
radicalizadas ideológicamente, fueron perdiendo el sentido eclesial. |
c) Además de los buenos frutos, se
hace notar las falencias… que les hacen perder ‘el sentido eclesial’. |
(d) Las CEBs se convierten en un signo de
vitalidad en la iglesia particular.
y un punto de partida válido para la misión
continental permanente.] actuando así, juntamente con los grupos parroquiales, asociaciones y
movimientos eclesiales, pueden contribuir a revitalizar las parroquias |
d) No se quiere reconocer que las
CEBs son un signo para la Iglesia universal como lo reconoció el papa Juan
Pablo 2°. Se las asimila a los demás ‘grupos
parroquiales’, quitándoles su identidad eclesial… que no tienen los ‘movimientos’. |
(e) en su esfuerzo de corresponder a los desafíos de los
tiempos actuales, las comunidades eclesiales de base cuidarán de no alterar
el tesoro precioso de la tradición y del magisterio de la iglesia como respuesta a las
exigencias de la evangelización, |
e) Se hace a las CEBs 2
recomendaciones No ‘alterar el precioso tesoro: -
de la tradición’… -
como si las CEBs no retomaran la tradición de las primeras Comunidades
cristianas. -
Ni la del ‘magisterio de la Iglesia’… -
como si las CEBs fuéramos una Iglesia paralela y no una ‘Iglesia
completa’. |
(f) Junto con las comunidades eclesiales de base,
hay otras variadas válidas formas de pequeñas comunidades, eclesiales e incluso redes de comunidades, de movimientos,
grupos de vida, de oración y de reflexión de la Palabra de Dios |
f)
Se sustituye ‘variadas’ a ‘válidas’ formas de pequeñas comunidades y
se añade los ‘movimientos’, como si los ‘movimientos fueran comunidades… |
(f) Todas las comunidades y grupos eclesiales darán fruto en la medida en
que la Eucaristía sea el centro de su vida y la Palabra de Dios sea faro de
su camino y su actuación en la única Iglesia de Cristo. |
g) Las orientaciones dan a entender
que las CEBs -
No dan mayor importancia a la Eucaristía, -
Ni a la Palabra de Dios -
Y que no actúan dentro de la Iglesia. |
CONCLUSIONES: Estos textos eliminados y añadidos
manifiestan un gran atropellado a las CEBs.
-
Dan
una imagen muy tergiversada de las CEBs dando a entender una serie de
realidades que no son exactas.
-
Es
un atropello vergonzoso a los obispos latinoamericanos, a los pobres y a
las CEBs.
-
Hacen
ver el propósito de marginar y eliminar las CEBs, fruto del Espíritu, e
impedir todo cambio significativo en la Iglesia.
-
En
definitiva, no se admite que las CEBs son una realidad significativa
tanto en la Iglesia universal como en la sociedad.
-
Tampoco
se las reconoce tales como las define Medellín: “El primer y fundamental
nivel eclesial” (10,15), que es un acto del Magisterio Latinoamericano
confirmado por el papa Pablo 6°.
Hacemos voto para
que se rectifique esta situación en la Asamblea Eclesial de América Latina y El
Caribe.
II. LO QUE DICE APARECIDA DE LAS CEBs, José Marins, 2007.
- Las CEBs son
escuelas de formación:
- de cristianos
comprometidos con su fe;
- de discípulos
misioneros
- Miembros de las CEBs
han dado el testimonio de una entrega generosa hasta derramar su sangre (mártires)
- Ellas retoman la
experiencia de las Primeras Comunidades Cristianas (Hechos
2,42-47).
- Son célula inicial de
estructuración eclesial; focos de fe y de evangelización
- Llevan el Pueblo a
la Palabra de Dios;
- Llevan al compromiso social en nombre del
Evangelio;
- Hacen surgir nuevos servicios
laicales;
- Educan los adultos en la fe
- Las CEBs tienen espiritualidad y
comunión eclesial, fundamentadas en la Palabra de Dios y en las orientaciones de sus
pastores
- Son misioneras evangelizando los
más sencillos y alejados
- Son expresión
visible de la opción preferencial por los pobres.
- Son fuente y semilla
de vida a través de múltiples servicios y ministerios en la sociedad y en la
Iglesia
- Son signo de vitalidad en la Iglesia
Particular
- Pueden contribuir para revitalizar las
parroquias (como
comunidad de comunidades)
- Como los demás
miembros e instituciones eclesiales cuidarán del tesoro de la Tradición
y del Magisterio.
- Buscan que la Eucaristía sea el centro de
su vida y la Palabra de Dios el faro de su
camino y actuación.
EN SINTESIS
- Las CEBs perseveran (resisten a las crisis y no están decadentes), porque:
o Florecen n. 99e
o Manifiestan frutos
del Espíritu y de comunión n. 307
o Han sido fieles
hasta el martirio n.178
- Las CEBs renacen porque:
§ Viven la Palabra de
Dios n. 178
§ El compromiso
social n. 178
§ Despiertan nuevos
ministerios en la sociedad y en la Iglesia n. 178
§ Son misioneras n.
179
§ Eucarísticas n. 180
§ Espiritualidad y
comunión eclesial n. 179
- Las CEBs sorprenden
porque:
Ø Retoman la
experiencia de las primeras comunidades cristianas n. 178
Ø Fieles a la
Tradición y al Magisterio n. 179
Ø Optan por los
pobres n. 179
Ø Son escuelas de
formación (n. 178). Educan los adultos en la fe (n.178). Preparan discípulos y
misioneros para la nueva evangelización (n. 307)
Ø Revitalizan tanto
las parroquias (n. 179) como la Iglesia Particular (n. 179)
Ø Válido punto de
partida para la Misión Continental (4ª redacción n. 195)
3. CEBs : CONTEXTO ACTUAL Y PERSPECTIVAS, Francisco de
Aquino Júnior [3]
Brasil, agosto de 2021.
Aunque se pueda discutir si la
Constitución Dogmática Lumen Gentium
deba ser considerada la “piedra angular” de todos los documentos conciliares[4], no se
puede negar que, desde el final de la primera sesión, bajo la fuerte influencia
de los cardenales Suenens y Montini, se fue imponiendo cada vez más la tesis de
que la discusión sobre la Iglesia era el gran objetivo del Concilio. Y en esa
discusión, un punto fundamental se refiere a la estructura social de la Iglesia
que es inseparable de su misión de ser “signo e instrumento” de salvación o del
reinado de Dios en este mundo.
Es verdad que el Vaticano
II no superó completamente la comprensión clerical clásica de la Iglesia,
formulada en términos de “jerarquía y laicado”. Pero, al comenzar hablando del “pueblo
de Dios” y, sólo después, distinguir en ese pueblo los distintos carismas
y ministerios, el Concilio puso las bases para una comprensión de la
Iglesia como “comunión” que después se va a explicitar y formular
en términos de “comunidad, carismas y ministerios”[5].
Esa nueva comprensión
de la Iglesia encontró en las comunidades eclesiales de base (CEBs) en América
Latina su expresión más básica, más creativa y más fecunda. La Iglesia como
pueblo de Dios con sus carismas y ministerios se realiza primariamente en
comunidades concretas que se constituyen como lugar de oración, de vida
fraterna y de compromiso con los pobres y marginados y como lugar donde se
ejercitan y se desarrollan carismas y ministerios importantes y necesarios para
la vida de la comunidad y el ejercicio de su misión en el mundo. Esas
comunidades de base son en sí mismas y simultáneamente “signo” (expresión) e
“instrumento” (mediación) de salvación o del reinado de Dios en este mundo.
Aquí está una de las
intuiciones y una de las características más importantes y más originales del
proceso de recepción del Concilio en América Latina: la traducción/concreción
del “pueblo de Dios” en términos de “comunidad eclesial de base”. Ciertamente
la Iglesia como pueblo de Dios no se agota en la comunidad de base, pero tiene
ahí su expresión más elemental y más fundamental. Y ciertamente la Iglesia
latino-americana desarrolló muchos otros procesos creativos y fecundos de
comunión eclesial (colegialidad episcopal, comprensión y ejercicio del ministerio
episcopal y presbiteral, vida religiosa inserta, carismas y ministerios,
estructuras de coordinación pastoral etc.), pero todos esos procesos, de alguna
forma, están vinculados a esa expresión básica y fundamental del pueblo de Dios
que es la comunidad eclesial de base.
En el Documento (15,10) sobre
“Pastoral de Conjunto”, Medellín habla de las “comunidades de base” como:
1.
Pequeñas
comunidades que permiten la “convivencia personal fraterna”;
2.
“Comunidades de fe, esperanza y caridad”;
3.
“Primer y fundamental núcleo eclesial” o “célula inicial
de la estructura eclesial” y
4.
Renovación de la parroquia;
5.
“Foco de evangelización” y “factor primordial de
promoción humana”;
6.
Comunidades que tienen sus “lideres o dirigentes” y en
las que todos los miembros asumen la misión “sacerdotal, profética y real”;
7.
Finalmente, como “un signo de la presencia de Dios en el
mundo”[6].
Las CEBs marcaron decisivamente
el proceso de recepción del Concilio en América Latina y por décadas se
impusieron como el hecho eclesial y social más importante de nuestra
Iglesia. Mucho se ha escrito sobre ellas, tanto desde el punto de vista
teológico-eclesial, cuanto desde el punto de vista sociocultural[7]. Un
aspecto decisivo, aunque tenso y ambiguo, para esa importancia de las CEBs y el
carácter institucional que ellas adquieren en las conferencias de
Medellín y Puebla. Aparecen en los documentos finales de esas conferencias no
sólo como una experiencia identificada y hasta valorizada en América Latina,
sino como proyecto pastoral o, en todo caso, como parte integrante y
fundamental del proyecto pastoral que se diseña y se propone para el conjunto
de la Iglesia latinoamericana. Es verdad que esto nunca fue tan tranquilo y
consensuado como puede parecer a primera vista y que fue, inclusive, uno de los
puntos tensos y controvertidos en Puebla. Pero no se puede minimizar el hecho
de que, en medio de tensiones y conflictos, fueron asumidas oficialmente
como orientación/ propuesta pastoral para todo el continente y que eso fue
asumido por una parte significativa de la Iglesia y en un contexto de creciente
movilización y organización social en América Latina.
Pero esa situación
cambió radicalmente en el contexto eclesial que se va diseñando e imponiendo en
América Latina a partir de los años 80. Y es de fundamental importancia
analizar la actual situación eclesial (diagnóstico) para comprender bien el
lugar y las perspectivas de las CEBs en ese nuevo escenario eclesial
(pronóstico).
I – CONTEXTO ECLESIAL ACTUAL
Las CEBs aparecen en
Medellín y Puebla en el contexto y en el horizonte más amplios de recepción del
Concilio y renovación de la Iglesia en América Latina: el “pueblo de Dios”
tiene su concreción más básica y elemental en la “comunidad eclesial de base” y
la misión de ser “signo e instrumento” de salvación o del reinado de Dios en el
mundo se realiza en la vida fraterna y en el compromiso con los pobres y
marginados. Aparecen, por lo tanto, como elemento fundamental de la
estructura de la Iglesia (“primer y fundamental núcleo eclesial”, “célula
inicial de la estructura eclesial”) y como lugar y forma privilegiados de
ejercicio de su misión en el mundo (vida fraterna, opción por los pobres y
compromiso con la justicia) y son presentadas oficialmente como proyecto
pastoral o, en todo caso, como elemento fundamental del proyecto pastoral que
se diseña y se propone para el conjunto de la Iglesia.
Este aspecto
institucional de las CEBs fue fundamental para su desarrollo cuantitativo y
cualitativo y para su importancia en la Iglesia y en la sociedad. No obstante
sus ambigüedades y contradicciones, sin él no se pueden entender adecuadamente
las CEBs ni mucho menos el florecimiento y el impacto socio-eclesial que
tuvieron en las décadas de los 70 y 80. Tanto que, en la medida en que la
Iglesia latinoamericana, sobre todo a partir de la segunda mitad de los años
80, va tomando otros rumbos pastorales, las CEBs van perdiendo progresivamente
fuerza, relevancia y espacio en el conjunto de la Iglesia.
Es verdad que se continuará
hablando de CEBs en la Iglesia, inclusive en los documentos del CELAM y de las
conferencias episcopales. Pero, además de las sospechas, advertencias y
correcciones que normalmente acompañan o están detrás de esas expresiones, la
perspectiva eclesial es muy otra: por un lado, las CEBs ya no aparecen como el
“núcleo fundamental” o la “célula inicial” de la estructura eclesial, sino como
una organización o hasta como un movimiento entre otros. Por otro lado,
y esto es aun más determinante y decisivo, se va imponiendo una comprensión de
la misión o evangelización (la llamada “nueva evangelización”) de
carácter marcadamente religioso y doctrinal que, aunque no lo niegue
explícita y teóricamente, en la práctica, poco a poco, va relativizando y hasta
prescindiendo del compromiso con los problemas sociales y del compromiso
con los pobres y la justicia social. Se trata de un proceso progresivo (más
práctico que teórico) de la cerrazón al mundo y del auto-centrismo eclesial.
Si las CEBs nacieron y
se desarrollaron en un contexto de renovación eclesial y como parte o elemento
esencial de ese contexto, a partir de la segunda mitad de los años 80 se
encontraron en un contexto eclesial extremadamente adverso, tanto desde
el punto de vista de la estructura eclesial, cuanto, sobre todo, desde el punto
de vista de la acción pastoral-evangelizadora. Si antes eran asumidas y
propuestas oficialmente como parte o aspecto esencial del proyecto pastoral
para toda la Iglesia latinoamericana, perdieron esa centralidad institucional
y, en la mejor de las hipótesis, son aceptadas y/o toleradas como una
posibilidad entre otras, pero ya no como elemento esencial para toda Iglesia.
Esa pérdida de
centralidad institucional repercutió mucho en la importancia y en el lugar de
las CEBs en el conjunto de la Iglesia. Por un lado, es cada vez menor el número
de comunidades que se reconocen como CEBs, y menor aún el número de comunidades
que se identifican y asumen con convicción esa forma de ser Iglesia. Buena
parte de las comunidades que existen hoy y de sus líderes nunca oyó hablar de
CEBs. Por otro lado, ese modo de ser Iglesia, comprometido con los pobres y
marginados y sus luchas y organizaciones, y cada vez más marginal y extraño en
la Iglesia. La inmensa mayoría de las comunidades está reducida al culto y a la
doctrina y tiene un carácter marcadamente devocional-pentecostal. Y todo eso
desafía a las CEBs a repensar su lugar
(cada vez más marginal) y su actuación
(cada vez más profética) en el conjunto de la Iglesia.
II – PERSPECTIVAS PARA LAS CEBS
Ante todo es preciso
reconocer que la Iglesia cambió mucho y cambió en dirección contraria al
Concilio Vaticano II y su recepción en América Latina a partir de la
Conferencia de Medellín. Y eso tuvo muchas implicancias en la vida de las comunidades
eclesiales de base, en cuanto expresión privilegiada del modo de ser Iglesia
que se gestó a partir del Vaticano II y de Medellín.
Ese modo de ser Iglesia se hizo cada vez más marginal en el conjunto de la
Iglesia. Y no sólo desde el punto de vista de la orientación y conducción
pastoral por parte de los ministros ordenados, sino también, y lo que es peor,
desde el punto de vista de las bases de la Iglesia y de sus líderes. Sin
olvidar ni desconsiderar el peso decisivo que los medios religiosos de cuño
pentecostal-devocional-conservador (católicos y protestantes) tiene en el
imaginario religioso y en la vivencia religiosa actuales. Tenemos una Iglesia
profundamente auto-centrada y clerical. Eso ayuda a comprender, inclusive, las
resistencias que el Papa Francisco ha encontrado en su proyecto de renovación
eclesial - un verdadero “cisma blanco” en que, aun cuando no se hacen críticas
abiertas y hasta se le tejen elogios (“el santo padre”) y se lo cita (¡muy
selectivamente!), no se toman en serio o hasta se boicotean sus orientaciones
pastorales[8].
En ese “nuevo”
contexto eclesial, las CEBs ocupan un lugar
marginal en el conjunto de la Iglesia. En general, en la mejor de las
hipótesis, son aceptadas o toleradas como una
entre las muchas expresiones eclesiales y una expresión poco relevante y poco
atrayente. Y eso ha generado muchas desilusiones y ha desafiado a sus líderes a
encontrar formas creativas y eficaces de “conservar la fe” en un mundo y en una
Iglesia que, en muchos aspectos, va a contramano del Evangelio de
Jesucristo.
Parte de sus líderes históricos
más convencidos y creativos fue siendo marginada y excluida de las instancias
de articulación y coordinación pastoral de las parroquias y diócesis y/o
desilusionándose y apartándose de esas instancias y, poco a poco, perdiendo
espacio en las comunidades y pastorales. Aun conservando la fe y reconociéndose
como Iglesia, no encuentra más espacio o no se encuentra más en los actuales
espacios eclesiales (excesivamente devocionales y reducidos a culto y doctrina
y con mentalidades y relaciones de poder profundamente clericales). Esa
situación, dolorosa y comprensible, acaba produciendo en la vida de algunas
personas un proceso de des-eclesialización de la fe que es trágico para la
propia vivencia de la fe. Una nueva versión del “Jesucristo, sí; Iglesia,
no”. Ese proceso de des-eclesialización de la fe se da tanto en la medida
en que se prescinde explícitamente de la comunidad (no es necesaria) cuanto, y
de modo más sutil, en la medida en que, aun afirmando su importancia, no se
vincula a ninguna comunidad real/concreta (idealización de la comunidad). Y eso
es trágico para la propia vivencia de la fe porque compromete un aspecto
fundamental de la fe que es constituirnos real/visiblemente como comunidad
(“pueblo de Dios”, “cuerpo de Cristo”, “templo del Espíritu”) y porque, al
prescindir de la comunidad real/concreta, acaba reduciendo la fe a una cuestión
individual y disolviendo su carácter de cuerpo y/o de fuerza social y, así,
comprometiendo su eficacia en el mundo.
Otros líderes, a su vez, han
resistido profética y creativamente en comunidades de base, en áreas
pastorales, organismos y servicios sociales, en estructuras parroquiales y
diocesanas y en articulaciones de sectores populares de la Iglesia. Saben que
la Iglesia, en las últimas décadas, tomó un rumbo muy diferente y en muchos
aspectos hasta contrarios a los rumbos dados por el Concilio Vaticano II
y su recepción en América Latina a partir de la Conferencia de Medellín. En el
lenguaje del Papa Francisco, se fue volviendo cada vez más una Iglesia
“auto-referencial y auto-centrada” (en vez de una “Iglesia en salida hacia las
periferias”) y una Iglesia clerical (en vez de una Iglesia pueblo de Dios con
sus carismas y ministerios). Pero saben también que la fe nos hace Iglesia y se
vive en Iglesia (comunidad concreta/real y no sólo ideal) y que la misión se
realiza como Iglesia y no sólo como individuos (cuerpo o fuerza social) y no se
desentienden de ese aspecto fundamental de la fe y de la misión. Por eso resisten
profética y creativamente en la vivencia eclesial de la fe y en el ejercicio
eclesial de la misión. Y de muchas formas: participando de comunidades y áreas
pastorales; asumiendo servicios o ministerios en la comunidad; articulando
comunidades y sectores populares de la Iglesia; sensibilizando comunidades y
áreas pastorales con los problemas y las luchas del pueblo; vinculando esos
problemas y esas luchas a la catequesis, a la lectura de la Biblia y a la
liturgia; estando atentos a las diversas situaciones de sufrimiento que marcan
la vida de tanta gente; haciendo trabajo de base con adultos, niños/as,
adolescentes y jóvenes; despertando, cultivando y acompañando nuevos
liderazgos; participando y/o fortaleciendo las áreas pastorales, organismos y
servicios sociales en la Iglesia; movilizando actividades eclesiales que abren
la Iglesia hacia los grandes problemas del mundo (Campaña de la Fraternidad,
Grito de los excluidos, marchas por los derechos, defensa de comunidades y
grupos marginados e injusticiados etc.); apoyando y participando de luchas y
organizaciones populares etc. Hacen eso en un ambiente eclesial extremadamente
adverso, no sin dificultades y hasta sufrimiento, pero como aspecto fundamental
e irrenunciable de la forma cristiana de vivir la fe y asumir la misión
que nos fue confiada.
El hecho es que las CEBs, como
modo de vivir la fe, tienen cada vez más un lugar
marginal y una actuación profética en
el conjunto de la Iglesia. Más que nunca deben asumir características de “fermento”,
de “sal”, de “luz”, de “semilla”. Y eso en un contexto social y eclesial
adverso. No se puede hacer de cuenta que nada cambió y seguir organizando
grandes encuentros intereclesiales como si las CEBs fuesen la base de toda la
Iglesia. No se puede ignorar la sensibilidad actual para cuestiones subjetivas
y cotidianas, tan bien captada por los movimientos pentecostales. No sirve
criticar y lamentar los “nuevos” rumbos de la Iglesia sin disponerse a vivir y
construir en la base el modo de ser Iglesia de las CEBs. No se puede coordinar
y articular las CEBs sin formar parte de ninguna comunidad concreta. No sirve
idealizar y celebrar el pasado con sus luchas, sus profetas y mártires sin
asumir con seriedad el tiempo que nos toca vivir: sus desafíos, sus luchas, sus
profecías... Tampoco sirve admirar y aplaudir al Papa Francisco en su empeño
profético por una “Iglesia pobre y para los pobres” o una “Iglesia en salida
hacia las periferias” sin disponerse a vivir y animar en el día a día ese modo
de ser Iglesia -aunque marginal y a contramano del modelo clerical y
auto-referencial que se impuso en las últimas décadas- como hace el Papa
Francisco y como hicieron todos los profetas y movimientos proféticos a lo
largo de la historia...
No basta lamentar el
pasado y criticar el presente. Importa actualizar crítica y creativamente ese
modo de ser Iglesia en el contexto eclesial y social en que estamos insertos.
Siempre sobre los pasos de Jesús de Nazaret, en la fidelidad al Evangelio del
reinado de Dios, en la fuerza del Espíritu, en el servicio a los pobres y
marginados.
4. IMPORTANCIA DE LAS CEBs, Pedro Pierre.
CEBs
Abel Tacuri, Guayaquil, agosto 2021.
A. LA COMUNIDAD NOS CAMBIÓ LA VIDA
-
Aprendimos a escucharnos, a hablar y a pensar.
-
Reconocimos a Dios presente en la realidad y en
nuestra vida.
-
Comprendimos que Dios nos habla primero en la
realidad.
-
La fe nos centra en Jesús de Nazaret y en el
Reino, y tiene una dimensión política.
B. CARACTERÍTICAS DE LAS CEBs
1. Vivimos
la fraternidad entre todos los miembros de la Comunidad.
2. Somos
solidarios con quienes nos necesitan.
3. Utilizamos
el método ‘Ver, Juzgar, Actuar y Celebrar’ para entender la realidad
eclesial y social.
4. La
Opción por los empobrecidos y su liberación es nuestra prioridad,
haciendo nuestras sus causas.
5. Somos
una nueva manera de ser Iglesia completa en la base de la sociedad: la
‘Iglesia de los Pobres’.
6. Somos
‘sal, luz, fermento y semilla’ tanto en la sociedad como en la Iglesia
para su renovación y mejoría.
C. RETOS
1. Nos
hace falta profundizar
-
La oración… partir del
Padrenuestro.
-
El sacerdocio de los bautizados…
prescinde del sacerdocio ministerial.
-
La Iglesia de los Pobres como
Iglesia en manos de los seglares.
2. Las
nuevas generaciones tienen buscan nuevas maneras de creer y
expresar su fe.
-
Viven muchos valores del Reino.
-
No encuentran su espacio en la
Iglesia tradicional.
-
No llegan a una vivencia comunitaria de la
fe.
-
No logran celebrar cristianamente
sus logros.
-
Necesitan ayudar para profundizar la espiritualidad:
1. ‘Lo
que nos sobrepasa -vida, amor, belleza…- es presencia y llamado de Dios a la
comunión con él’.
2. Dios
tiene una misión para cada uno de nosotros. Es la de nuestro bautismo: Ser
“profetas, sacerdotes y reyes-pastores”.
2ª parte : C E B s y S I N O
D A L I D A D
CONTENIDO
-
CEBs y
Sinodalidad, Juan A. D.
-
La gran
novedad de sinodalidad vivida por las CEBs desde más de 55 años, Pedro Pierre.
-
La Iglesia
de los Pobres con las CEBs: Rupturas y novedades en América Latina, Pedro
Pierre.
1. CEBs Y
SINODALIDAD, Juan Angel D. Argentina, agosto de 2021.
A. LAS CEBs VUELVEN A LAS FUENTES DE LA IGLESIA
En
muchos lugares de América Latina y El Caribe, a partir de las grandes líneas
doctrinales y pastorales del Concilio Vaticano II y las Conferencias Generales
de Medellín y Puebla, se vive, desde hace más de medio siglo, una probada y
valiosa experiencia de Sinodalidad que permite una “vuelta a las fuentes”,
una renovada eclesiogénesis y una restructuración desde las bases del Pueblo de
Dios: las Comunidades Eclesiales de Base. San Pablo VI les dio una
perspectiva universal en “Evangelii
Nuntiandi” y San Juan Pablo II, en “Redemptoris Missio”, las propuso como eficaz instrumento de
evangelización desde los pobres a todos.
B. IDENTIDAD DE LAS CEBs
Estas
comunidades a medida humana integran familias, adultos y jóvenes, son
comunidades de Fe, Esperanza y Caridad, celebran la Palabra de Dios y se nutren
con la Eucaristía, realizan la Palabra de Dios en la vida a través de un
compromiso solidario, hacen presente la misión eclesial y la comunión con los
Pastores, a través del servicio de “animadores” aprobados.
Están
constituidas por pocos miembros, en forma permanente, que procuran una vida más
evangélica en el seno del pueblo, colaborando para interpelar las raíces
egoístas y consumistas de la sociedad y explicitando la vocación de comunión
con Dios y con sus hermanos/as. (Cf. DP 641-642).
No
pocos de sus miembros han dado sus vidas en defensa de los pobres, de los Derechos
Humanos, de preservación y cuidado de la casa común, a causa del Evangelio: son
los verdaderos mártires de hoy.
C. LAS COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE, IGLESIA DOMÉSTICA, RECORREN
EL CAMINO DE:
-
Ver desde la Fe la realidad
(personal, familiar, social, política, eclesial).
-
Juzgar esa
realidad a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia .
-
Actuar en consecuencia, para
testimoniar y realizar el Reino de Dios.
-
Evaluar constantemente su propia
vida y acción individual y colectiva.
-
y Celebrar permanentemente la presencia de Dios en la
historia, en todos y en cada uno/a.
Integradas en una Pastoral de conjunto, las CEBs transforman
la Parroquia en una Red de Comunidades que participan en la planificación y en
las decisiones (DP 808), superando así la estructura clerical y llevando a la
realidad el tan deseado y pregonado protagonismo laical.
Son semillas de uma nueva sociedade más equitativa,
participativa y creativa, como constructores de una nueva sociedade.
2. LA
GRAN NOVEDAD ECLESIAL
DE LA SINODALIDAD …
Vivida
por las CEBs desde más de 55 años.
Pedro Pierre, Guayaquil, junio de
2021.
La insistencia del papa Francisco
sobre la sinodalidad es una opción
valiente en tiempos de una institución eclesial anclada en el pasado. La
mayoría del clero -cardenal, obispos y sacerdotes- se aferran a esa tradición
obsoleta y no muestran mucho interés en cambiar hacia responsabilidades y
poderes compartidos con los seglares. Definitivamente la “sinodalidad” no es su
opción. La palabra “sinodalidad” significa ‘caminar juntos’, o sea, en igualdad e iguales responsabilidades
entre todos los bautizados sin distinción entre clero y laicos. ‘Sinodalidad’
se puede asemejar a ‘colegialidad y democracia’, en el sentido de hacer las
cosas juntos.
Ese cambio radical de la
organización eclesial hacia
una lógica de colegialidad y sinodalidad va a lograrse lentamente. Una nueva forma de ser Iglesia sinodal irá
caminando con la tradicional. Pero ya las CEBs vivimos la sinodalidad desde
nuestro inicio de hace 55 años.
- En Ecuador, el silencio de la
jerarquía, obispos y sacerdotes, sobre lo que dice y hace Francisco
es… ¡“ensordecedor”! Ni una palabra que se destaque. Felizmente, el CELAM
(“Consejo Episcopal Latinoamericano”: una secretaría latinoamericana de
los diversos episcopados, por lo tanto nombrada por ellos), está al
servicio de las opciones del papa Francisco, lo cual es muy positivo.
- La pandemia está dando un golpe fatal a las parroquias:
se han vaciado casi por completo… y no volverán a llenarse como antes. El
catecismo y otras reuniones por Facebook o zoom deben seguir la misma
caída... Los movimientos apostólicos pasan por la misma situación.
- Las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base) también acusan el golpe. Son más débiles por varias razones:
-
La
pandemia ha reducido
su dinamismo... aunque la solidaridad, las reuniones y la comunicación por
medios virtuales, han sido bastante numerosas.
-
La
transición a una nueva generación... es de actualidad: los miembros de las CEB son en
su mayoría adultos mayores.
-
La
mayoría del clero sigue marginando a las CEB y a los cristianos que participan en ellas ...
-
Los
asesores que acompañan las CEBs van por una línea más carismática y clerical.
- Los cambios que busca el papa
Francisco no se pueden hacer sin rupturas
fuertes.
Decía el padre José Comblin, de Brasil, fallecido
hace 10 años, que puede pasar lo que ocurrió con la antigua URSS de los años
‘80 del siglo pasado: “El sistema de gobierno ruso se parecía a ‘la cáscara de
un huevo vacío', la cual en un momento dado se rompió: la institución ha sido
reemplazada por una nueva institución muy diferente”. Esto es lo que podría
suceder en la Iglesia Católica y necesitamos preparar lo que va a surgir.
Arrasamos 16 siglos de historia imperial, es decir, de una cristiandad
omnipotente nacida con el emperador Constantino. Desde el Concilio Vaticano 2°
(1962-65) los signos de renovación han sido sistemáticamente combatido. Lo
hemos visto con la Teología de la Liberación nacida de las CEBs y con las
mismas CEBs.
Pero el cambio está en marcha y el papa Francisco
va por este camino, inspirándose de las grandes intuiciones del Concilio
Vaticano 2°. No hay más salida posible, si quiere seguir representando, como
Iglesia, una esperanza cristiana para el mundo contemporáneo. Esta
transformación será la obra de los seglares, es decir a la nueva generación de
jóvenes cristianos que quieren tomar en serio la fe en Jesús y la construcción
del Reino... Serán seglares formados y comprometidos en movimientos similares a
las CEBs. Esta era también la opinión del teólogo Joseph Comblin.
- La nueva realidad de las CEBs
-
Con el
XI Encuentro Continental de CEBs en Guayaquil el año pasado, se llevó a cabo el
1er
Encuentro Continental de CEBs Juveniles: 42 jóvenes de 13 países
diferentes. Es motivo de frágil, pero gran esperanza. Estas actúan y se
conciben a sí mismos de una forma completamente nueva de Iglesia, tanto en su
organización como en los contenidos y expresiones de sus actividades. Su opción
con la institución eclesial es de ‘autonomía con comunión’.
-
Las CEBs adultas irán
desapareciendo poco a poco y los adultos más jóvenes seguirán en la misma línea, porque su identidad
no va hacia el carismatismo... La alternativa es: creatividad a todos los
niveles, organización independiente, nuevas expresiones de ministerios y
liturgias-sacramentos, lectura actualizada de la Biblia…
-
De
ninguna manera esto no es "el fin de las CEB", sino
su metamorfosis.
Las CEBs nacieron hace más de 55 años, en Brasil
hacia 1955, unos 6 años antes del Concilio Vaticano II… para
quedarse porque son la nueva forma de Iglesia que necesitan los tiempos
actuales. Son testimonio vivo, diría incluso 'luminoso', de que la Iglesia
puede renovarse y retomar el ánimo y la identidad de las primeras Comunidades
cristianas, no para copiarlas, sino para reinventarlas de acuerdo con las
necesidades y características de los tiempos actuales.
Las CEB son los signos providenciales
de este nuevo futuro eclesial. Desafortunadamente, la mayoría de los obispos
nombrados por Juan Pablo y Benedicto fueron elegidos para marginar, demonizar
y perseguir a las CEBs. Por otro lado, aunque las nombra muy de repente,
Francisco que se inspira en lo que las CEBs han traído y aportan a América
Latina.
- Entonces, la sinodalidad propuesta por Francisco ira por delante.
-
En
2019 el Sínodo sobre la Amazonía (presente en 9 países) fue bien
recibido por los obispos latinoamericanos de la línea de Francisco, por los
sacerdotes-religiosos-religiosas de una línea progresista de liberación y por
los seglares comprometidos en un ministerio pastoral basado en sus compromisos
de bautizados.
-
Esto
representa una minoría significativa y activa en beneficio de toda América Latina,
frente a la institución mayoritariamente clerical y jerárquica que la ignora y
desprecia. Felizmente ahora, esta minoría cuenta con el apoyo del CELAM
(Consejo Episcopal Latino Americano) y de la REPAM (Red Eclesial Pan-Amazónica).
REPAM es la unión de las diferentes organizaciones misioneras de cada país que
trabajan en la Amazonía en la línea progresista apoyada por Francisco.
-
Allí
también el futuro está en los seglares formados y comprometidos
por el Reino inaugurado por Jesús. Son los verdaderos artífices del cambio
eclesial necesario, que es una ruptura con la institución eclesiástica actual.
Este es el gran desafío de François en este momento. Pero, como lo vemos, está
decidido a avanzar en la sinodalidad, es decir, una Iglesia en manos de los
laicos.
-
En
esta línea sinodal, Francisco anunció, a fines del año pasado (2020), una “Asamblea
Eclesial para América Latina y el Caribe”, para noviembre de 2021,
mediante el apoyo del CELAM. En Ecuador, es el boicot de parte de la Conferencia
Episcopal y el clero en general. Las CEBs, al nivel de todo el continente,
están preparando esta ‘Asamblea’ mediante la serie de preguntas redactadas por
el CELAM... El resultado será la redacción del “Documento de Trabajo" de
los participantes en dicha ‘Asamblea’.
-
La
originalidad de este Encuentro es que no se trata de un "Reunión
Episcopal" (como los 5 anteriores), es decir, exclusivamente
"de obispos". Será "eclesial", es decir,
conformado por representantes de todos los bautizados: hazaña de sinodalidad
que subvierte la actual institución eclesial. Esta sinodalidad se ha vivido en
las CEBs desde sus orígenes y en algunas diócesis que han optado por organizar
la pastoral desde las CEBs. Como esta "Asamblea Eclesial" cuenta con
el apoyo del Papa, el CELAM y la REPAM, ha de avanzar y realizarse.
-
Hay allí una doble coincidencia interesante:
1.
El tema
de esta Asamblea es: "Seamos todos discípulos misionarios en salida".
Recuerda el contenido del V Encuentro de Obispos Latinoamericanos en Aparecida, Brasil en 2007, que se resume en estas 2 palabras: “Discípulos (de Jesús) y Misioneros
(del Reino)”. En este Encuentro, tal Jorge Bergoglio… ¡era su secretario!
2.
Por
otra parte, el contenido de esta Asamblea Eclesial retoma los pasos que
seguimos en nuestro XI Encuentro Continental de CEBs el año
pasado en Guayaquil: “Escuchar el grito de los pobres y de la naturaleza.
Releer esta realidad a la luz de los "signos de los tiempos", es
decir, de las actuales llamadas de Dios. Emprender un proceso de conversión personal,
comunitaria, eclesial y social" mediante (el “Ver-Juzgar-Actuar-Celebrar",
específico de las CEBs),
-
El
siguiente paso será en 2022 la preparación del “Sínodo
sobre… la sinodalidad” que tendrá lugar en 2023 y que deberá tener en
cuenta la sinodalidad expresada en la “Asamblea Eclesial de América Latina y el
Caribe” de este año 2021…
- También podríamos hablar de la reorganización de la Curia romana
en la que Francisco trabaja desde hace… 7 años: ¡Ha pasado mucho tiempo!
Se piensa que esta reforma confirmará los cambios que está haciendo el
papa desde su llegada al Vaticano. La reciente reforma al Derecho Canónico
es un paso en este sentido.
CONCLUSIÓN
-
Francisco
quiere una Iglesia sinodal a toda costa, “pobre y para los pobres”... que es sin
duda la mejor solución para el futuro del “Movimiento por el Reino” que vino a inaugurar Jesús y que,
lamentablemente, se ha convertido en Iglesias y religión de una época
terminada... No se hará sin fuertes rupturas.
-
La actual
"Institución eclesial" se dará cuenta de su desfase creciente. Las
resistencias ya se están
organizando con cardenales y obispos muy tradicionalistas. El silencio y la
pasividad de la gran mayoría del clero son un boicot efectivo. Los movimientos
carismáticos naturalmente conservadores están en la encrucijada. ¿Van a
reconocer su misión bautismal de seglares para ser los profetas, sacerdotes y
reyes-pastores que los tiempos actuales les exigen? Los 'institutos seculares'
creados bajo los reinados de Juan Pablo y Benedicto se encuentran en la misma
disyuntiva si no quieren clericalizarse más...
Necesitamos la gran ayuda del Espíritu Santo en este nuevo caminar eclesial
abierto por las CEBs.
3. LA
IGLESIA DE LOS
POBRES CON LAS
CEBs, Pedro Pierre.
Rupturas
y novedades en
América Latina
Guayaquil, julio de 2021.
La sinodalidad, ese camino
eclesial donde vivimos como iguales y con iguales responsabilidad, ha pasado a
ser el gran tema de reflexión y
resistencia en la Iglesia católica… Y no es para menos. Quienes tenemos una
larga experiencia de las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base) nos sentimos
felices porque es una confirmación de nuestra manera de vivir, como nuevo de
Iglesia, el seguimiento de Jesucristo.
COMENZARÉ CONTANDO
MIS VIVENCIAS EN ESTE CAMINO DE LAS CEBs…
Siempre estuve en un trabajo
parroquial en sectores populares en la línea de las CEBs tanto en la ciudad
como en el campo. Primero estuve en una parroquia suburbana de Guayaquil (1976-1987). Luego de unos
estudios en Roma estuve durante 8 años (1989-1997) en Nicaragua en una parroquia del campo en la zona tropical del este
del país, de 120,000 habitantes en unas 130 comunidades bien organizadas. El
centro urbano contaba con unos 15,000 habitantes. Visitaba en carro unas 30
comunidades cada 3 meses y las demás 100, una vez al año, en mula o macho, por
grupos de 10 a 20 durante un día cada uno. Estas Comunidades eran distantes de
3 a 5 horas de camino. Había en la parroquia unos 3,000 ministr@s de 27
ministerios diferentes: eclesiales, sociales y cívicos. El resto del tiempo lo
dedicaba a la formación: tod@s est@s ministr@s tenían seguían un curso anual de
formación de 3 a 6 días… Para los candidatos al diaconado (en mi época eran 4)
el curso anual era de un mes.
Allí en Nicaragua hice la
experiencia de una Iglesia en manos de
los seglares. Había una Asamblea anual de delegados de cada Comunidad, unas
150 personas. Esta Asamblea era conducida por los seglares: se evaluaba la
realidad de la parroquia en lo social y lo eclesial (¿respondemos a las
necesidades sociales y religiosas?), buscando luces en la Palabra de Dios y los
documentos eclesiales, en particular latinoamericanos y se decidía la programación
del trabajo de todo el año siguiente. Había en Semana santa las celebraciones del Domingo de Ramos al Domingo de
Resurrección, incluida ‘la Cena del Señor’, con chicha o café y tortilla de
maíz. Los laicos celebraban los sacramentos de los enfermos y la confesión
comunitaria con absolución (la del final del ‘Yo confieso’) de los moribundos o
enfermos graves… En definitiva, los laicos eran ‘sacerdotes’ a la manera de las
y los de las primeras comunidades cristianas. Era la Iglesia de los Pobres viva
y muy activa deseada por el papa Juan 23… con la gran suerte que el obispo
apoyaba esto, un poco asustado a veces de ver todo lo que se podía hacer cuando
los laicos “toman en serio el Evangelio”… Por supuesto esa línea de Iglesia
había comenzada antes de que yo llegara. Todas las parroquias iban también por
ese camino y nos ayudábamos compartiendo experiencias y formación.
Me confirma estas opciones el mismo padre José Comblin (gran amigo
de monseñor Leonidas Proaño - fallecido en 2011) que encontré muchas veces
desde que llegué a Ecuador en 1976. Él decía más o menos lo siguiente:
1.
La Institución eclesial es como
Rusia en tiempos de Gorbachov: un cascarón vacío que va a romperse no se sabe
cuándo… ¿Qué habrá para sustituirlo?
2. Va
a haber una ruptura en la Iglesia. No puede ser de otra manera: la
institución es incapaz de renovarse. Construyamos en autonomía y comunión la
Iglesia de los Pobres, desde los laicos y comunidades nuevas.
3. El
camino es la misión bautismal de los laicos: ser profeta, sacerdote y
rey-pastor. El sacerdocio bautismal es primero, según el Concilio, sobre el
sacerdocio ordenado y terminará sustituyéndolo.
4. Nos
quedaremos con 2 sacramentos: el bautismo y la fracción del pan, como en las
primeras Comunidades.
5. El cristianismo
como religión está desapareciendo (ritos, sacerdocio ordenado, dogmas,
moral, templos…). Volvemos al movimiento de Jesús por el Reino, es decir, la
promoción de los valores humanos y los derechos de la naturaleza en nombre del
Dios de la Vida y del Amor, esa Energía vital que todo lo habita.
6. Vamos
hacia un humanismo integral abierto a esta trascendencia.
7. Las
otras
religiones tienen mucho que enseñarnos…
Personalmente creo que la puesta en marcha de una Iglesia sinodal es
una ‘ruptura’. Con ella comienza otro modelo de Iglesia iniciado, desde las
bases, a la manera de las CEBs en “autonomía y comunión” con la actual
jerarquía eclesial. De hecho las CEBs caminamos en ruptura con los obispos y
sacerdotes que nos persiguen y tratan de destruirnos a lo largo y ancho del
continente.
POR OTRA PARTE,
PIENSO QUE LAS CEBS ESTÁN EN VÍA DE DESAPARICIÓN.
Haré aquí la diferencia entre
las CEBs adultas que nacimos en Brasil por los años 1955 y las CEBs
juveniles.
Las CEBs juveniles que tuvieron su primera reunión continental el año
pasado en el 11° Encuentro Continental que se realizó en Guayaquil. Ellas van
por un camino nuevo tanto en lo teológico y eclesial, como en la interpretación
bíblica… Sus opciones muestran un decidido compromiso social. Estas CEBs juveniles
vienen de las CEBs adultas, pero tienen su propia identidad y su propio camino.
Las CEBs adultos quedamos como un testimonio irremplazable. Decimos
que:
-
otra forma de Iglesia es posible: la
Iglesia de los pobres
-
otra forma de vivir y celebrar los sacramentos
es posible
-
otra forma de religiosidad popular liberadora
es posible,
-
otra forma de interpretar la Biblia
mucho menos fundamentalista es posible,
-
otra forma de espiritualidad ‘laica’ es
posible…
CONCLUSIÓN: Claro
que eso desestabiliza…
… Sobre todo si añoramos el
pasado y no nos actualizamos tanto en la realidad social como en las
transformaciones eclesiales impulsados por el papa Francisco. Además, ‘no hay
camino abierto, el camino se está haciendo caminando’. El desafío es:
1. Compartir
todo esto con los laicos más abiertos y comprometidos y entre sacerdotes y
obispos que vamos por este camino, como también con tod@s quieren emprenderlo.
2.
No quedarnos sólo en lo eclesial y espiritual, sino en lo social y lo político.
3. Animarnos
por una fuerte espiritualidad liberadora centrada en Jesús histórico, la
oración contemplativa, la lectura de los signos de los tiempos y la sabiduría
de todas las religiones.
4. Estar
convencido que el Reino es el horizonte absoluto y comienza a acontecer
hoy en nosotros y en medio de nosotros.
Confirmémonos en este camino
esperanzador siendo los testigos de un Iglesia renovada que responda a los
actuales desafíos en fidelidad creativa a Jesús de Nazaret y a las primeras
Comunidades cristianas.
CONCLUSIÓN: LA ‘SINODALIDAD’ ES
SOCIAL Y RELIGIOSA, Pedro Pierre
El papa Francisco está
reformando la Iglesia utilizando una palabra ‘nueva’ que es tan ‘vieja’ como la
historia de la Biblia y el sueño de la humanidad: la ‘sinodalidad’. Esta
palabra significa ‘caminar juntos y a la par, en la igualdad y el compartir de
las responsabilidades. En definitiva, es otro nombre de la democracia…
1. Desde
Abraham y Sara
La ‘sinodalidad’ es el sueño
de Abraham y Sara, su mujer. La novedad es que este sueño es primero social. Es
la utopía de una vida fraterna entre todos, una sociedad sin dominadores, un
compartir de tareas y de responsabilidades. Abraham y Sara dejaron su tierra,
sus dioses y a los de su raza. Se trata de una ruptura social y cultural;
solamente después toma una dimensión religiosa. Nuestra lectura fundamentalista
de la Biblia nos la hace mirar como una historia religiosa cuando fue primero
una experiencia social y cultural. Es en su nueva experiencia social y cultural
que Abraham, Sara y su parentela hicieron la experiencia de una Dios único y
amigo. Al no entender nosotros este proceso hemos dejado de leer la Biblia como
la historia social, política, económica e ideológica de un pueblo del Medio
Oriente. Por eso tenemos tanta dificultad para asumir la dimensión política de
la fe cristiana.
Abraham y Sara vivieron en una
época en que la esclavitud era la ley. Un rey controlaba un pequeño territorio,
vivía en la ciudad y defendía a los campesinos de los invasores de tierras y
los ladrones de rebaños. Como contrapartida los campesinos facilitaban al rey y
su corte los alimentos y servicios que precisaban. La religión era la religión
del rey: Proyectaba en el cielo la organización piramidal de la tierra con sus
distintos niveles de poderes y privilegios.
Es contra esta organización
esclavista e idólatra que Abraham, Sara y su parentela se rebelan En esta
experiencia social intuyen a un Dios único y amigo de los humanos. Por estos
motivos Abraham y Sara son una ‘bendición de Dios’: Su ruptura social, cultural
y religiosa pasa a ser una alternativa tanto a la esclavitud social como a la
falsedad religiosa de la época.
2. Con Moisés y Miriam
Sabemos que, después de varios
siglos, el proyecto de Abraham y Sara fue interrumpido. Por una gran hambruna
sus descendientes, para no desaparecer, tuvieron que migrar a Egipto y aceptar
la esclavitud del rey llamado ‘faraón’ y su religión piramidal. Pero ya estaba
sembrada la posibilidad de alternativas tanto al nivel social como religioso.
El sueño de Abraham y Sara volvió a florecer en Moisés y Miriam que lograron
sacar a sus hermanos de raza de la esclavitud de Egipto. Dieron al sueño de
Abraham y Sara un triple objetivo: la libertad, o sea, la decisión de no ser
más esclavos, la ‘equidad’, es decir la satisfacción de tener lo que cada uno
necesita, y la democracia o participación en las decisiones colectivas: Es toda
una organización social novedosa. La dimensión religiosa se manifiesta cuando
deciden celebrar en el desierto el reconocimiento de la presencia amiga y liberadora
del Dios de Abraham y Sara en medio de ellos. De allí nacen los ’10
mandamientos’ que son la institucionalización resumida del proyecto social,
cultural y religioso del pueblo de Moisés. Esta celebración pasará a ser el
comienzo ‘oficial’ del pueblo de Jesús, su fundación. La llamaron “la Pascua”,
es decir, ‘el paso, el éxodo’ de la esclavitud a la libertad y a una
organización en fraternidad, equidad, democracia y fe.
3. Con Jesús y los primeros cristianos
Con su llegada hace 2,000
años, Jesús confirmó esta opción social, cultural y religiosa de Abraham y
Sara, continuada por Moisés y Miriam, las y los profetas y las y los sabios.
Asumiendo este proyecto de sus antepasados, perfeccionándolo, Jesús lo llamó el
Reino de Dios. Al llevarlo a un grado superior de humanidad y comunión con
Dios, Jesús pasó a ser la máxima revelación y manifestación de Dios en los
hechos, las personas y los pueblos. Lo vemos en presentación que Jesús hace de
su misión cuando dice en Nazaret que “el Espíritu lo ha ungido para llevar
buenas nuevas a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los
ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y proclamar
el año de la gracia del Señor”. “El año de la gracia del Señor es el
cumplimiento de la hermandad universal hecha fraternidad, justicia, equidad y
democracia, o sea, el Reino en su cumplimiento.
Los primeros cristianos
retomaron este proyecto de vida plena para todos, de fraternidad manifestada en
el compartir equitativo de bienes, de decisiones democráticas tomadas en
Asamblea sinodal donde todos participaban.
En este actuar colectivo hicieron la experiencia de Jesús resucitado,
imagen de un Dios amigo, liberador y trascendente en medio de ellos. Por eso
decimos que “¡La vida es Palabra de Dios!” y a Jesús: “¡La vida es tu Palabra!”
La historia del pueblo de Jesús contada en la Biblia pasa a ser el criterio de
continuidad de este proyecto social, cultural y religioso comenzado por Abraham
y Sara hace 4,000 años.
En estos tiempos de grandes
cambios sociales y religiosos al nivel planetario es bueno reencontrar en la fe
liberada de fundamentalismo un aliento para nuestras luchas sociales y
religiosas hacia más democracia o sinodalidad. Es lo que se han propuesto el
papa Francisco y muchedumbres que protestan por todo el orbe, hasta el don de
la vida, contra un sistema de esclavitud, engaños, desigualdades, hambre y
muerte. ¡La esperanza está más viva que nunca!
[1] Cf.
Medellín 15
[2] Cf.
Puebla 629
[3] Doctor en teología
por la WestfälischeWilhelms-Universität Münster – Alemania; profesor de
teología en la Faculdad Católica de Fortaleza (FCF) y en la Universidad
Católica de Pernambuco (UNICAP); presbítero de la Diócesis de Limoeiro do Norte
– CE.
[4] Cf. PHILIPS, Mons.
La Iglesia y su misterio em el II
Concilio del Vaticano. Historia, texto y comentario de la Constitución Lumen Gentium. Tomo I. São Paulo:
Herder, 1968, p. 1.
[5] Cf. CNBB. Misión y ministerio de los cristianos laicos
y laicas. São Paulo: Paulinas, 2012, Nº 104-105.
[6] Cf. CELAM.
“Conclusões de Medellín”. In: Conclusões
da Conferência de Medellín – 1968. Trinta anos depois, Medellín ainda é
atual: São Paulo: Paulinas: 2010, p. 207ss.
[7] Cf. MATOS,
Henrique Cristiano José de. CEBs: Uma
interpelação para ser cristão hoje. São Paulo: Paulinas, 1985; MUÑOZ, Ronaldo. A Igreja no povo: Para uma eclesiologia
latino-americana. Petrópolis: Vozes, 1985; TEIXEIRA, Faustino Luiz Couto. A gênese das CEBs no Brasil: Elementos
explicativos. São Paulo: Paulinas, 1988; BOFF, Leonardo. E a Igreja se fez povo. Eclesiogênese: A Igreja que nasce da fé do
povo. Petrópolis: Vozes, 1991; BOFF, Clodovis [et al.] As Comunidades de Base em questão. São Paulo: Paulinas, 1997.
[8] Cf. AQUINO JÚNIOR,
Francisco de. “50 anos de Medellín – 5 anos de Francisco: Perspectivas
teológico-pastorais”. Perspectiva
Teológica 50 (2018) p. 41-58, aqui 45s.
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