“ LA IGLESIA
DE LOS POBRES ”
EN LAS CEBs
Rupturas y
novedades en América
Latina
Pedro Pierre, Guayaquil, julio de 2021.
CONTENU
1.
Mis vivencias
en este camino de las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base)
2.
Las
CEBs adultas están en vía de desaparición, pero… dejan muchas huellas.
3.
Conclusión:
Es una esperanza que desestabiliza.
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La sinodalidad, ese camino eclesial donde vivimos como iguales y con
iguales responsabilidad, ha pasado a ser el gran tema de reflexión y resistencia en la Iglesia católica… Y no es para menos.
Quienes tenemos una larga experiencia de las CEBs (Comunidades Eclesiales de
Base) nos sentimos felices porque es una confirmación de nuestra manera de vivir,
como nuevo de Iglesia, el seguimiento de Jesucristo.
COMENZARÉ CONTANDO
MIS VIVENCIAS EN ESTE CAMINO DE LAS CEBs…
Siempre estuve en un trabajo
parroquial en sectores populares en la línea de las CEBs tanto en la ciudad
como en el campo. Primero estuve en una parroquia suburbana de Guayaquil (1976-1987). Luego de unos
estudios en Roma estuve durante 8 años (1989-1997) en Nicaragua en una parroquia del campo en la zona tropical del este
del país, de 120,000 habitantes en unas 130 comunidades bien organizadas. El
centro urbano contaba con unos 15,000 habitantes. Visitaba en carro unas 30
comunidades cada 3 meses y las demás 100,
una vez al año, en mula o macho, por grupos de 10 a 20 durante un día cada uno.
Estas Comunidades eran distantes de 3 a 5 horas de camino. Había en la
parroquia unos 3,000 ministr@s de 27 ministerios diferentes: eclesiales,
sociales y cívicos. El resto del tiempo lo dedicaba a la formación: tod@s est@s
ministr@s tenían seguían un curso anual de formación de 3 a 6 días… Para los
candidatos al diaconado (en mi época eran 4) el curso anual era de un mes.
Allí en Nicaragua hice la
experiencia de una Iglesia en manos de
los seglares. Había una Asamblea anual de delegados de cada Comunidad, unas
150 personas. Esta Asamblea era conducida por los seglares: se evaluaba la
realidad de la parroquia en lo social y lo eclesial (¿respondemos a las
necesidades sociales y religiosas?), buscando luces en la Palabra de Dios y los
documentos eclesiales, en particular latinoamericanos y se decidía la
programación del trabajo de toda el año siguiente. Había en Semana santa las celebraciones del
Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección, incluida ‘la Cena del Señor’, con
chicha o café y tortilla de maíz. Los laicos celebraban los sacramentos de los
enfermos y la confesión comunitaria con absolución (la del final del ‘Yo
confieso’) de los moribundos o enfermos graves… En definitiva, los laicos eran
‘sacerdotes’ a la manera de las y los de las primeras comunidades cristianas.
Era la Iglesia de los Pobres viva y muy activa deseada por el papa Juan 23… con
la gran suerte que el obispo apoyaba esto, un poco asustado a veces de ver todo
lo que se podía hacer cuando los laicos “toman en serio el Evangelio”… Por
supuesto esa línea de Iglesia había comenzada antes de que yo llegara. Todas
las parroquias iban también por ese camino y nos ayudábamos compartiendo
experiencias y formación.
Me confirma estas opciones el mismo padre José Comblin (fallecido
en 2011) que encontré muchas veces desde que llegué a Ecuador en 1976. Él decía
más o menos lo siguiente:
1. La
Institución eclesial es como Rusia en tiempos de Gorbachov: un cascarón
vacío que va a romperse no se sabe cuándo… ¿Qué habrá para sustituirlo?
2. Va
a haber una ruptura en la Iglesia. No puede ser de otra manera: la
institución es incapaz de renovarse. Construyamos paralelamente y en comunión
la Iglesia de los Pobres, desde los laicos y comunidades nuevas.
3. El
camino es la misión bautismal de los laicos: ser profeta, sacerdote y
rey-pastor. El sacerdocio bautismal es primero, según el Concilio, sobre el
sacerdocio ordenado y terminará sustituyéndolo.
4. Nos
quedaremos con 2 sacramentos: el bautismo y la fracción del pan, como en las
primeras Comunidades.
5. El
cristianismo como religión está desapareciendo (ritos, sacerdocio
ordenado, dogmas, moral, templos…). Volvemos al movimiento de Jesús por el
Reino, es decir, la promoción de los valores humanos y los derechos de la
naturaleza en nombre del Dios de la Vida y del Amor, esa Energía vital que todo
lo habita.
6. Vamos
hacia un humanismo integral abierto a esta trascendencia.
7. Las
otras
religiones tienen mucho que enseñarnos…
Personalmente creo que la puesta en marcha de una Iglesia sinodal es
una ‘ruptura’. Con ella comienza otro modelo de Iglesia iniciado, desde las
bases, a la manera de las CEBs en “autonomía y comunión” con la jerarquía
eclesial. De hecho las CEBs caminamos en ruptura con los obispos y sacerdotes
que nos persiguen y tratan de destruirnos a lo largo y ancho del continente.
POR OTRA PARTE,
PIENSO QUE LAS CEBs ADULTAS ESTÁN EN VÍA DE DESAPARICIÓN, PERO DEJAN MUCHAS
HUELLAS
Haré aquí la diferencia entre
las CEBs adultas que nacimos en Brasil por los años 1955 y las CEBs juveniles.
Las CEBs juveniles que tuvieron su primera reunión continental el año
pasado en el 11° Encuentro Continental que se realizó en Guayaquil. Ellas van
por un camino nuevo tanto en lo teológico, como en la interpretación bíblica… Sus
opciones muestran un decidido compromiso social. Estas CEBs juveniles vienen de
las CEBs adultas, pero tienen su propia identidad y su propio camino.
Las CEBs adultos quedamos como un testimonio irremplazable. Decimos
que:
-
otra forma de Iglesia es posible: la
Iglesia de los pobres
-
otra forma de vivir y celebrar los sacramentos
es posible
-
otra forma de religiosidad popular liberadora
es posible,
-
otra forma de interpretar la Biblia
mucho menos fundamentalista es posible,
-
otra forma de espiritualidad ‘laica’ es
posible,
-
….
CONCLUSIÓN: Es una
esperanza que desestabiliza…
… Sobre todo si añoramos el
pasado y no nos actualizamos tanto en la realidad social como en las
transformaciones eclesiales impulsados por el papa Francisco. Además, ‘no hay
camino abierto, el camino se está haciendo caminando’. El desafío es:
1. Compartir
todo esto con los laicos más abiertos y comprometidos y entre sacerdotes y
obispos que vamos por este camino, como también con tod@s quieren emprenderlo.
2. No
quedarnos sólo en lo eclesial y espiritual, sino en lo
social y lo político.
3. Animarnos
por una fuerte espiritualidad liberadora centrada en Jesús histórico, la
oración contemplativa, la lectura de los signos de los tiempos y la sabiduría
de todas las religiones.
4. Estar
convencido que el Reino es el horizonte definitivo y comienza a acontecer hoy
en nosotros y en medio de nosotros.
Confirmémonos en este camino
esperanzado para ser los testigos de un Iglesia renovada que responda a los
actuales desafíos en fidelidad creativa a Jesús de Nazaret y a las primeras
Comunidades cristianas.
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