GUERRA EN UCRANIA, FRACASO HUMANITARIO.
Marzo de 2022,
Pedro Pierre.
He aquí mis artículos de
marzo contra la guerra en Ucrania y en todas partes.
1. Ucrania:
Desafío por la paz… porque ninguna guerra es buena.
2. La
hora de los Pueblos… para presionar a nuestros gobiernos.
“Manifiesto sobre
Ucrania”, Adolfo Pérez Esquivel y otros.
3. Ucrania:
El naufragio de la democracia… porque otros deciden sin que tengamos voz.
4. Resistir
y apoyar a quienes resisten guerras… allá y en nuestro país.
1.
UCRANIA: DESAFÍO POR LA PAZ
La guerra es siempre
condenable porque es una espiral que crece en destrucciones y muertes. Hay que
condenarla siempre, actuar para detenerla y construir entre nosotros una
cultura de paz y una organización social promotora de paz. Construir la paz se
logra desterrando las raíces de la violencia y fomentar la justicia entre
nosotros y en nuestros gobiernos.
Para comprender la invasión de
Ucrania por parte de Rusia, hay que analizar los hechos y dejar de clasificar a
las personas y los países, los unos en buenos y los otros en malos. Remontemos
al final de la segunda guerra mundial (1939-1945). Por su compromiso militar en
armas y soldados a favor de Francia, Inglaterra y Rusia, Estados Unidos entró
de lleno en la escena mundial. Recordemos que quien provocó la caída de Hitler
fue la URSS, hoy Rusia. Al terminar la guerra en 1945, EE.UU. aprovechó la
destrucción y sumisión de Alemania para pasar a ser el país hegemónico mundial
en ventas de armas, en crecimiento económico y en dominación financiera. Esto
provocó el auge del capitalismo tanto en EE.UU. como en Europa. Por fortalecer
la extensión mundial del capitalismo se creó la OTAN, Organización del Tratado
del Atlántico Norte, entre EE.UU. y Europa, cuyo comandante en jefe es siempre
un norteamericano. Cuando el sistema capitalista no lograba imponerse,
estallaban nuevos conflictos. Entre los años 1945 y 2001 en 153 regiones del
mundo, de los 248 conflictos armados que se produjeron201 fueron iniciados por
EE.UU., lo que supone el 81 % del número total.
Mientras tanto la URSS,
golpeada por la guerra y un socialismo impuesto por el gobierno comunista no
lograba consolidarse ni edificar la unión sólida de sus repúblicas, se
desintegraba en 1989, posibilitando la independencia de varias de sus
repúblicas, en particular los llamados país de la Europa del Este. Poco a poco
la URSS volvió a recomponerse, llamándose “Federación Rusa” con una docena de
repúblicas, y adoptó un estilo mixto de gobierno socialo-capitalista. Desde esa
época, Vladimir Putin creció como el hombre fuerte, llegando a presidente de
Rusia desde 2012.
En 1997, por la llamada
“guerra fría” entre Rusia y EE.UU.-Europa, se firma un acuerdo militar en
Minsk, capital de Bielorrusia (república de la Federación Rusa). Este preveía
que la OTAN no podía integrar países fronterizos con Rusia, por el motivo de
que, por ejemplo, un misil nuclear implantado en Donbás, al este de Ucrania,
necesitara 5 minutos para alcanzar Moscú.
Veamos ahora el conflicto que
pasa a ser la destrucción de Ucrania. Su capital es Kiev que en siglos pasados
fue capital de Rusia. La mayoría de su población es de ascendencia rusa y ésta
es mayoritaria en la provincia fronteriza con Rusia: Donbás. Al independizarse
de la URSS en 1989, Ucrania tuvo gobiernos amistosos con Rusia y la región de
Donbás reclama su independencia. En 2014, EE.UU. y Europa fomenta un golpe de
Estado. Se posesiona un gobierno de extrema derecha enemigo de Rusia y fomenta
grupos neonazis dedicados a hostigar a la población de origen rusa, en
particular en la región de Donbás, para que se vaya a Rusia.
El conflicto con Rusia
comienza hace unos meses cuando el gobierno de Ucrania habla de unirse pronto a
la OTAN y crece el hostigamiento militar con bombardeos a las 2 provincias de
Donbás. Los habitantes de estas 2 provincias piden ayuda a Rusia para ser acogidos
como refugiados, principalmente mujeres y niños. Rusia les otorga pasaportes
rusos. Los varones se quedan para defender su territorio ancestral. Europa y
EE.UU. envían a Ucrania millones de dólares y armamento militar; EE.UU. aumenta
el número de sus tropas acampadas en Europa. Anuncian sanciones económicas a
Rusia en caso de intervención militar. De paso notemos que China se queda al
margen del conflicto, pero afirma que cada país tiene derecho a precautelar su
seguridad.
Al continuar Ucrania los
bombardeos al Donbás y la llegada de armas a Ucrania, Rusia decide intervenir
para proteger la población de Donbás e impedir que Ucrania entre en la OTAN.
Comienza la invasión rusa con bombardeos masivos los objetivos militares,
control de las mayores ciudades para derrocar al gobierno ucraniano y el
comienzo de negociaciones. Mientras los gobiernos tanto EE.UU. y Europa se
reúnen para condenar la invasión rusa y tomar medidas económicas con Rusia… con
el apoyo discordante de varios países europeos que temen perder su comercio con
Rusia y el aprovisionamiento en gas que viene mayoritariamente de Rusia. El
gobierno ucraniano denuncia que se sienten utilizados y traicionados por EE.UU.
y Europa.
Saquemos unas conclusiones.
Quiénes provocaron el conflicto son EE.UU. y Europa al no respetar los acuerdos
de Minsk con Rusia e presionar al gobierno de Ucrania a entrar en la OTAN.
Quién persigue y mata a la población rusa de Donbás es el gobierno de Ucrania.
Quién decide los bombardeos a Ucrania y la toma de su capital, Kiev, es Rusia. Los
grandes medios internacionales de comunicación, controlados por la industria
militar norteamericana, dan noticias que favorecen a EE.UU. y Europa, las unas
exactas pero muchas incompletas o falsas. Por otra parte, la mayoría de
nuestros medios de comunicación nacionales repiten sin investigar las noticias
que reciben de los grandes medios internacionales.
Entre los motivos escondidos
del conflicto, vemos cómo EE.UU. está perdiendo la hegemonía mundial y busca un
salida mediante un conflicto con Rusia, por el intermediario de Ucrania. Rusia
tiene el armamento más sofisticado y eficaz del planeta y China domina el
comercio mundial. Además EE.UU. no logra resolver sus problemas sociales
internos: el racismo contra los negros y los migrantes latinos, la
multiplicación de armas pesadas en manos de sus ciudadanos por ser de venta
libre, la presión cada vez mayor del ex presidente Donald Trump de los grupos
más derechista y fascistas (la “minoría blanca”), el desempleo creciente, la
inflación en aumento constante la impresión sin control de dólares sin de
respaldo suficiente… Una guerra le viene bien al gobierno para unir en torno a
el a la población norteamericana.
De esta manera también, los
grandes medios de comunicación internacionales se olvidan de la guerra genocida
en Yemen, el hambre generalizada en Etiopía, del genocidio de los Palestinos
por Israel, de los bombardeos de EE.UU. en Siria, de los conflictos guerreros y
el saqueo de las riquezas en África por parte de los antiguos gobiernos
coloniales de Europa con la consecuente migración por el hambre, la inseguridad
y la explotación… Además, mucha gente está cansada del coronavirus y de su
manipulación financiera …
Hemos de preguntarnos cuándo y
dónde el próximo foco de tensión que beneficie al neoliberalismo occidental y
sus países secuaces, en particular en América Latina… Hemos de preguntarnos
también, por una parte, que hacemos para entender la verdadera situación de
nuestro mundo y de nuestro país y, por otra, como construimos una cultura de
paz y el establecimiento de más justicia en nuestra familia, vecindad,
profesión y país. Por nuestro individualismo, desorganización y quemeimportismo
fomentamos la violencia al nivel local y nos hacemos cómplices de las guerras
al nivel internacional. Que la no violencia activa y colectiva de Gandhi sea un
faro que oriente nuestra manera de vivir y convivir.
2.
LA HORA DE LOS PUEBLOS
El conflicto en Ucrania es ya
un conflicto de alcance mundial. Se trata de una guerra provocada por la
decadencia hegemónica de los Estados Unidos frente a Rusia y China. EE.UU.
desde unos 15 años quiere detener el crecimiento económico y militar de Rusia y
así perjudicar a China que ha pasado a ser la primera potencia económica
mundial. La gota que ha hecho derramarse el agua del vaso, es la intención de
Ucrania de entrar a formar parte de la OTAN, Organización del Tratado del
Atlántico Norte, o sea, la Unión Militar de EE.UU. y Europa.
Además, el gobierno pro occidental
de Ucrania viene librando desde 2014 una guerra contra la población mayoritariamente
rusa del Donbáss, donde en estos últimos años han muerto 14 mil personas y donde
destacan por su crueldad los grupos paramilitares neonazis armados y estimulados
por la OTAN y EE.UU. Esta situación vulnera los acuerdos de Minsk, Bielorrusia,
de 2015. Desde 10 años Rusia reclama que la OTAN no incluya a Ucrania en su organización,
porque sería abrir la puerta a la instalación de armas de largo alcance que
amenacen la integridad de Rusia. Recordemos que Rusia retiró los misiles que
había instalado en Cuba en 1962. El gobierno de Ucrania no ha tomado en cuenta
estos avisos, siguiendo las orientaciones del EE.UU. y la OTAN. “¡Quien juega
con el fuego termina quemándose!”
Asistimos a la destrucción de
Ucrania, porque “¡guerra es guerra!”. Aunque Rusia afirme que busca
principalmente la neutralización del poderío militar de Ucrania, los bombardeos
matan a civiles y destruyen su infraestructura nacional. Por eso un millón de
ucranianos han salido a otros países. Rusia quiere un cambio de gobierno y un
nuevo acuerdo que confirme los acuerdos de Minsk y la independencia de la
región del Donbás. Los grandes medios de desinformación internacionales han
tomado partido a favor de EE.UU. presentando a Putin como el único culpable de
todo lo que sucede.
Mientras tanto el petróleo
duplica su precio, las materias primeras aumentan, los productos alimenticios
no salen de Rusia ni de Ucrania: soya, trigo…, ni entran allá los productos
ecuatorianos: banano, camarón, frutas… ni se pagan las deudas mutuas por el
embargo financiero a Rusia, los turistas rusos en el extranjero y los
ecuatorianos estudiando o trabajando allá tienen dificultad para regresar a sus
respectivos países porque el espacio aéreo europeo está prohibido a las
compañías rusas, etc. La crisis se hace mundial y los enfrentamientos armados
pueden multiplicarse y ser catastróficos, porque EE.UU. y la OTAN desplazan
barcos, armas y tropas alrededor de Rusia…
Es la hora de los pueblos
porque la mayoría de los pueblos presionan a sus gobiernos, incluso en Europa, para
no involucrarse en una guerra que podría ser nuclear. Por eso asistimos a un
griterío mundial disonante porque cada uno defiende sus intereses; los más
pronorteamericanos mandan dinero y armas a Ucrania. Pero en todo el mundo los
movimientos sociales, desde el principio del conflicto, han analizado las
causas del conflicto y han denunciado la decadencia y la perversidad de EE.UU.,
de la OTAN y de su socio europeo.
En América Latina, EE.UU.
tiene dificultad para controlar los gobiernos. Logró con artimaña desbancar los
gobiernos progresistas de las dos décadas pasadas, comenzando por Honduras
hasta Ecuador… Pero los pueblos que han experimentado grandes cambios
favorables, vuelven a poner gobiernos progresistas que confirmen y amplíen los
cambios iniciados: Honduras, Argentina, Bolivia, Chile, Perú… Las organizaciones
populares de Colombia y Brasil apoyan candidatos progresistas para las próximas
elecciones… Los Pueblos han empezado a hacerse respetar… Ecuador todavía no ha
despertado de 5 años de desgracias.
Unas palabras de Rosa
Luxemburgo, polaca de origen y militante política en Alemania, fallecida hace
un poco más de 100 años, soñaba utópicamente, es decir, marcaba el camino a
seguir, al afirmar que necesitamos “un mundo donde seamos socialmente iguales,
humanamente diferentes y totalmente libres”.
“Humanamente diferentes”. Es
la tarea a la que somos llamados los seres humanos. Tenemos que descubrir
nuestro valor, nuestros talentos y nuestras capacidades para “ser humanos”, es
decir dignos, conscientes, fraternos, respetados, organizados, valientes… Pero
preferimos comodidades de tercera o cuarta categoría que nos hacen esclavos de
los medios de comunicación que aprovechan para manipularnos descaradamente. Nos
vuelven individualistas y consumistas, y así van sembrando en nosotros el miedo
que nos paraliza y el odio que nos divide. Así reinan sobre nosotros y nos
llevan a aceptarlo todo porque los creemos como “Palabra de Dios” y portadores
de valores eternas y salvadoras. Al aprender a ‘ser humanos’, descubriremos que
unidos, organizados y solidarios logramos lo que necesitamos. Aprenderemos
también que somos únicos y por lo mismo diferentes, y que nuestras diferencias
se complementen para enriquecernos mutuamente al servicio de un futuro mejor,
posible y necesario.
“Socialmente iguales”.
¡Cuántas definiciones hemos asumido sobre la igualdad! Pero bien poco nos hemos
organizado para concretar esta igualdad mediante la justicia, la honestidad y
la equidad. Esperamos que los que nos dominan nos la regalan por proclamarla
indefinidamente. Y los creemos como nuestros salvadores natos. La igualdad nace
de la experiencia comunitaria: si no pertenecemos a ningún grupo, asociación,
comunidad… no sabemos lo que es la igualdad, porque somos individualistas y
esclavos de los que nos dominan y manipulan. Sólo en comunidades podemos salir
de este círculo vicioso y empezar a construirnos mediante relaciones de
igualdad, justicia, honestidad y equidad.
“Totalmente libres”. La
libertad es un camino hacia las fuentes de la identidad humana. La libertad es
la tarea de todo ser humano. Al nacer, comenzamos a recibir de nuestra familia,
de nuestro entorno social y religioso, de la cultura que nos envuelve un
sinnúmero de condicionamientos que, a la vez, nos ayudan a crecer, pero limitan
nuestras capacidades y nuestros sueños. Ser libres es despojarnos de todo lo
que destruye o limita nuestra dignidad, nuestra capacidad de fraternizar, de
armonizarnos con la naturaleza y de comulgar con Dios. Nadie llega a ser libre
solito: nos hacemos libres juntos. La libertad es dignidad personal, la
libertad es igualdad, la libertad es empoderarnos de nuestros derechos a
dirigirnos y gobernarnos según las utopías que nos habitan. Eso es una tarea
colectiva.
Por eso, esa hora actual es la
de los Pueblos, es la nuestra porque estamos despertando lo suficiente para
emprender a volar juntos y construir la tierra y la sociedad que exige nuestra
naturaleza colectiva. ¡Hemos comenzado, no nos detengamos, más bien
multipliquémonos!
Para
su información,
marzo 8 de 2022. MANIFIESTO SOBRE UCRANIA
Texto elaborado por Adolfo Pérez Esquivel, premio
Nobel de la Paz y otras personalidades internacionales:
La guerra en Ucrania es una
expresión (por cierto, no la única) del proceso de descomposición del
capitalismo en su etapa neoliberal, pues mientras los medios dominantes ponen
el foco en el Este europeo, los israelíes han atacado Siria y Cisjordania,
donde se han cobrado nuevas vidas y cientos de heridos palestinos, y el
Pentágono acaba de bombardear Somalia. Sin embargo, parece que solo Ucrania ha
visto vulnerado su derecho a la autodeterminación.
Pero al mismo tiempo, resulta
evidente que con contradicciones, avances y retrocesos la humanidad enfila
hacia un nuevo orden multipolar, no sin la resistencia de la que ha sido
durante más de un siglo la mayor potencia del planeta, lo cual explica las
convulsiones económicas, políticas y militares y hoy se ve jaqueada por la
competencia de China.
La acción militar de Rusia
sobre Ucrania no puede entenderse sin contextualizarla en la
guerra que el gobierno pro occidental de Ucrania viene librando desde 2014
contra la población pro rusa del Donbáss, donde ya han muerto 14 mil personas y
destacan por su crueldad los grupos paramilitares neonazis armados y azuzados
por la OTAN y Estados Unidos. Esos ataques vulneran los acuerdos de Minsk de
2015.
El empeño de Estados Unidos de
expandir la OTAN hacia las fronteras de la Federación Rusa acompañado de la
entrega de moderno armamento a Ucrania, constituye de hecho la consumación de
un cerco militar progresivo que ningún Estado puede aceptar de brazos cruzados.
Una verdadera campaña de
desinformación y la tentación de censurar y acallar toda voz disidente de la
versión hegemónica pro OTAN y pro EE.UU. desnudan la vocación antidemocrática
de los portavoces del gran capital.
La conquista de una paz
duradera, que, con moderado optimismo, entendemos viable, no puede lograrse a
expensas de la seguridad de ningún Estado miembro de la comunidad
internacional. Retomar los acuerdos de Minsk puede ser el camino más apto para
restablecer el diálogo entre las partes en conflicto.
La pelea de fondo, que la
clase trabajadora y los pueblos debemos sostener es la lucha por un orden
alternativo al capitalismo, sin explotación y de cooperación entre los pueblos,
des-mercantilizado y solidario, respetando a la Naturaleza y a la vida.
Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la paz.
Argentina. - Piedad Córdoba, defensora de los derechos humanos.
Colombia. - Atilio Borón, analista internacional. Argentina…
Siguen firmas…
3.
UCRANIA: EL NAUFRAGIO DE LA DEMOCRACIA
“In God we trust”. Estas
cuatro palabras son las que aparecen en letras mayúsculas sobre las monedas y
los billetes norteamericanos. Significan “En Dios confiamos”. Recordamos
también que los presidentes norteamericanos se posesionan con una mano sobre la
Biblia prometiendo respetar y hacer respetar la Constitución del país. La frase
“En Dios confiamos” apareció sobre los dólares en 1864, sabiendo que Estados
Unidos proclamó su independencia apenas un siglo antes, en 1776. En Estados
Unidos, la mayoría de su población es protestante y evangelista.
El sentido de esta frase la
dio el presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower en 1954. "De esta
manera estamos reafirmando la transcendencia de la fe religiosa en la herencia
y el futuro de Estados Unidos. Con esto fortaleceremos que esas armas
espirituales serán para siempre el recurso más poderoso de nuestro país en la
paz y guerra”. Así se resume la identidad y el proyecto de EE.UU. Es como
decir: Nuestro proyecto de sociedad se inspira en Dios que nos confía la misión
de extenderlo mediante el capitalismo por todo el planeta, por las buenas y por
las malas. El gobierno de EE.UU. se siente investido por Dios de una misión
universal, queriendo imponiendo el sistema capitalista a todos los países.
Esto nos permite entender el
origen de la intervención rusa en Ucrania. Desde el comienzo de este siglo, ya
EE.UU. no es el país hegemónico que logró ser después de la segunda guerra
mundial. Ahora China es primera para el comercio mundial y el armamento ruso es
más sofisticado y eficaz que el de los EE.UU. Además, los problemas internos
norteamericanos aparecen más agudos, en particular el racismo contra los negros
y los migrantes latinos. Está también el protagonismo violento y armado de la
“minoría blanca” que quiere volver al poder con el ex presidente Donald Trump.
El desempleo y el aumento del costo de la vida abren grandes espacios de
pobreza y descontento.
Para superar estas
dificultades, el gobierno de EE.UU. ha abierto dos frentes que le permiten
unificar su población y contener su decadencia. En el extremo oriente, mediante
alianzas, Japón es su principal aliado contra China y en occidente es Europa
mediante su brazo armado, la OTAN (Organización militar del Atlántico Norte). Se
busca así debilitar las economías china y rusa. Europa se presta a este
propósito desde la caída del muro de Berlín en 1989, ampliando su zona de
influencia incluyendo en la OTAN con nuevos países cercanos a la frontera rusa,
a pesar de la molestia, los acuerdos y los avisos del gobierno de Rusia.
Para Rusia, el disgusto mayor fue
cuando el gobierno de Ucrania solicitó entrar en la Unión Europea y en la OTAN
con el beneplácito de EE.UU. y Europa. El gobierno ruso no quería que se
implantaran en Ucrania misiles norteamericanos que estarían a unos 5 minutos de
llegar a Moscú en caso de conflicto bélico. Por eso decidió previamente
intervenir militarmente en Ucrania para que se respete los acuerdos firmados
entre Rusia, EE.UU. y Europa-OTAN, que el gobierno ucraniano tome una posición
neutral y reconozca la independencia de 2 regiones (Donbás) de Ucrania con
mayoría de población rusa.
Una vez comenzada la
intervención rusa en Ucrania, EE.UU. y Europa-OTAN decidieron no intervenir
militarmente porque saben que su armamento es inferior al de Rusia y que Rusia
activó su poderío nuclear. Pero sí, además de aumentar su presupuesto militar,
envían millones de dólares al gobierno de Ucrania, armamentos en grandes
cantidades, y soldados mercenarios para combatir con el ejército ucraniano. Para
frenar la intervención rusa en Ucrania, han decidido sanciones económicas muy
drásticas contra Rusia que congelan la mitad de sus reservas monetarias, ¡nada
más que 300’000 millones de dólares! Cierran el espacio europeo a los aviones
rusos. Disminuyen sus intercambios comerciales con Rusia. Todo esto tiene
grandes repercusiones en el comercio mundial en particular con América Latina.
Ecuador tiene grandes limitaciones para la venta, por una parte, del banano a
Rusia y Ucrania, que representa una cuarta parte de sus exportaciones y, por
otra, de las flores con más o menos la misma proporción. Además, no llega a
Ecuador la harina que importa de Rusia y Ucrania…
¿Qué podemos hacer para
detener la guerra en Ucrania y fortalecer la paz entre las 3 grandes potencias
mundiales? Tenemos, de un lado, tomar conciencia de las relaciones mundiales
entre países que EE.UU. busca principalmente controlar en su único beneficio. De
otro lado, tenemos que presionar a nuestros gobiernos para que no se sometan
sin parpadear a los proyectos norteamericanos, tales como son los TLC (Tratado
de Libre Comercio). Eso representa nuestro aporte a una verdadera democracia
que comienza con nosotros. Se llama conciencia ciudadana, defensa de nuestra
soberanía, respeto a nuestra dignidad y originalidad, promoción de los derechos
humanos, lucha con la pobreza, mayor repartición de la riqueza, empeño por el
bien común. Eso es el establecimiento de la “fraternidad sin frontera, la amistad
social y el amor político”, tal como lo escribió el papa Francisco en su carta
encíclica “Todos somos hermanos y hermanas”, afín de lograr la ansiada “hermandad
universal”.
Si no aportamos nuestra parte,
colaboramos al naufragio de la democracia y preparamos nuevas guerras. Todos
somos responsables de la paz por la manera activa y pacífica de nuestro vivir y
convivir cotidianos. Somos un ladrillo indispensable en la gran construcción de
la convivencia armoniosa de nuestro país y de nuestro planeta. Eso es el precio
de nuestra felicidad y la seguridad de una vida plenamente humana.
4.
RESISTIR Y APOYAR A QUIENES RESISTEN LAS GUERRAS
No es suficiente condenar la
guerra en Ucrania. No es suficiente denunciar a EE.UU.-Europa-OTAN que “lanzan
la piedra y retiran la mano”. No es suficiente denunciar la invasión rusa por la
megalomanía de su presidente. No es suficiente denunciar nuestra complicidad
con un sistema capitalista que busca reorganizarse contra la dignidad y la
soberanía de los pueblos. Se trata, por una parte, de resistir de manera
organizada y alternativa al sistema capitalista que nos está destruyendo en
Ecuador mediante el gobierno actual -esa es nuestra guerra- y, por otra, frente
a la guerra en Ucrania, actuar individual y colectivamente apoyando a quienes,
principalmente en Ucrania y Rusia, denuncian y resisten la guerra.
Ninguna guerra es justa ni se
justifica. Hay guerras porque somos incapaz de construir, promover y defender
la paz. Dejamos que otros actúen y deciden por nosotros. No actuamos por la paz
cuando vivimos en el individualismo, dejando que otros decidan en nuestro
nombre. No actuamos por la paz cuando vivimos sin organizaciones de vecindad,
de profesión, de cultura, de fe, de opción política… porque, así, dejamos de
trabajar por el bien común, por la construcción de una patria justa y fraterna,
y de un mundo más humano.
Los actuales conquistadores
norteamericanos y europeos han perdido la hegemonía mundial en la economía, el
armamento y la finanza, y la quieren recuperar militarmente. Por eso armaron la
guerra en Ucrania, par debilitar Rusia y China, fortalecer los gobiernos
capitalistas de Europa y rearmar los países de la OTAN que abarca a mayoría de
los países de la Unión Europea. De esta manera las terribles destrucciones en
Ucrania, las fuertes sanciones a Rusia y sus consecuencias negativas tanto en
Europa como en los demás continentes, favorecerán las grandes multinacionales
del armamento, la industria, el comercio y las finanzas, que son
mayoritariamente norteamericanas… El circulo se ha cerrado positivamente para
EE.UU…: Quien actualmente gana la guerra es EE.UU. La cuestión es de saber
hasta cuándo.
El presidente ruso tiene,
lastimosamente, la misma ideología que Joe Biden de EE.UU.: Ser primero
mediante el uso de las armas. Ese fue el gran error de Putín: No emprender otra
alternativa que la guerra, creyendo que su primer puesto mundial en armamento
sofisticado le abriera fácilmente el camino de la victoria sobre Ucrania: Tres
semanas de guerra demuestran su fracaso… Cayó en la trampa de
EE.UU.-Europa-OTAN. No fue capaz de crear un camino de desarrollo y de
humanismo que no pase por la fuerza de las armas y del capitalismo. ¿Por qué no
apoyó el camino de la unión de los pueblos tanto de Rusia como de Europa y su
capacidad de crear una alternativa política que salvaguarde el bien vivir y convivir
como también el cuidado de la casa común? Definitivamente, Rusia con esta clase
de presidente no es un faro para los países colonizados por el sistema
capitalista.
China es más diplomática en su
búsqueda de hegemonía mundial: Busca convencer más que vencer. Por eso no
emprende guerras ni “operaciones militares humanitarias”. Al entrar en el
tercer milenio ha logrado ser la primera potencia económica del planeta. El
viernes pasado 11 de marzo, en Malasia (Oceanía) entró en vigor el mayor pacto
de libre comercio del mundo: la “Asociación Económica Integral Regional”. Está
formada por 15 países de Asia-Pacífico que abarcan el 30 % de la
economía global y el 30 % de la población mundial, llegando a alrededor de
2.200 millones de consumidores. Además, está la “Unión de los BRICS” conformada
por los siguientes países: Brasil, Rusia, India, China
y Suráfrica. Difícilmente EE.UU., y peor Europa por su dependencia con
EE.UU., podrán liderar el comercio mundial. Las sanciones de EE.UU.-Europa a
Rusia van a desplazar todavía más el dólar como moneda internacional. La
Asociación Económica Asia-Pacífico va a utilizar el dólar ni los países del BRICS,
a corto plazo.
¿Qué pasa con América Latina?
Como pueblos comenzamos a salir del dominio norteamericano, pero la lucha no ha
terminado: el ‘león’ está herido, tal vez agoniza lentamente, pero no está
muerto. ¿Cómo salir de las garras o de “las llamas” norteamericanas sin caer en
“las brasas” chinas o rusas? Es el desafío actual. Las resistencias ucranianas
y rusas del interior de Rusia nos abren un camino alternativo. Dicen no a la
guerra, no a la sumisión de EE.UU.-Europa, no a una patria rusa imperialista.
Definitivamente, si la guerra no es el camino, la solidaridad de los pueblos,
sí lo es.
De un lado hay que fortalecer
la solidaridad con estas resistencias ucranianas y rusas, conociéndolas
-internet es el gran facilitador para esto- y apoyándolas, porque “quien
quiere, lo logra” y “quién busca, encuentra”. De otro lado, tenemos que
construir la solidaridad organizada entre nosotros para crear una consciencia clara
y un compromiso decidido. “Primero, lo primero”, dicen los Alcohólicos
anónimos: ¿Estamos conscientes y seguros que no es posible reformar el sistema
capitalista, educarlo, atenuarlo, limarlo, domesticarlo, humanizarlo? Luego, ¿estamos
decididos a tomar poco a poco los medios necesarios para trabajar a su
sustitución? Resistiendo y combatiéndolo hacemos crecer entre nosotros los
valores y las estructuras del Bien Vivir y Convivir. Nuestra supervivencia como
la de la humanidad dependen de la destrucción del capitalismo. Estas luchas han
comenzado por todo el planeta: En su diversidad está su semejanza, su unidad y
su fuerza invencible. Las luchas son diferentes, pero nos une la misma vocación
por la libertad y la justicia. Aquel que no lucha no es más que un muerto en
vida. Dicen los zapatistas de México: “¡No nos rendimos, no estamos a la venta
y no claudicamos!” ¿Su claridad y su compromiso no nos dan gana de seguirlos?
Es la hora de las resistencias: “¡Indígnense! ¡Despertemos! ¡Adelante, todas y
todos los que tenemos ‘hambre y sed de justicia!” ¡Si nos damos la mano entre
todas y todos, nadie podrá agarrar armas!
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