LA TEOLOGÍA DE
LA LIBERACIÓN (TL)
Nació del despertar y de la fe de los pobres de América Latina.
Pedro Pierre, Guayaquil, 2019.
En su primera formulación, la TL
nació en América Latina: es una reflexión de la Iglesia católica
latinoamericana que nació con el despertar
de los cristianos pobres en los años
’60 del siglo pasado. En nuestro Continente las mayorías pobres son
católicas. El despertar de los pobres, en los años ’60, se manifestó al buscar
cómo sacudir el peso secular de la
pobreza. Esto repercutió en la manera de vivir y expresar la fe cristiana y
dio nacimiento a este movimiento teológico conocido como Teología de la Liberación.
A. EL
DESPERTAR DE LOS POBRES Y SU REPERCUSIÓN CRISTIANA EN LOS AÑOS ’60.
1.
Signos de este despertar.
-
La
revolución cubana triunfó en 1959. A pesar de que los cristianos no participaron
mayoritariamente en esta revolución, esta despertó la esperanza de que era
posible sacudir el yugo del imperialismo norteamericana y de las explotaciones
nacionales en todo el Continente.
-
La
pedagogía liberadora de Paulo Freire, brasileño, ayudó a estructurar este despertar de
los pobres con sus métodos de educación
popular: se experimentaron en toda América Latina. Fueron años de
alfabetización en los sectores populares, sobre todo en la ciudad, que
aprendieron a leer no sólo las ‘letras’ sino también su realidad. Aprendieron a
‘escribir’ su realidad.
-
El
sindicalismo tuvo también su auge en esa época: la organización y las luchas unitarias fueron las
maneras de obtener más derechos en los salarios, las condiciones de vida
laboral y la participación en las decisiones empresariales que afectaban a los
trabajadores.
-
Soplaban
también vientos de reforma agraria en la mayoría de los países
latinoamericanos.
2.
El Concilio Vaticano 2º abrió la Iglesia católica a la realidad mundial.
En el año 1961, el papa Juan XXIII convocó a
obispos de todos los países católicos para reunirse en Concilio. El objetivo
era actualizarse
abriéndose al mundo y responder a los desafíos de la época. Este Concilio o
reunión de los obispos, tuvo lugar en Roma en los años 1962 al 1965. Un grupo
de obispos latinoamericanos tuvo la iniciativa de agruparse para reflexionar
desde la realidad de sus países y hacer aportes colectivos en los debates
conciliares; se llamaron ‘Obispos de la Iglesia de los Pobres’.
Los principales frutos del
Concilio fueron los siguientes:
-
El
abandono del latín en los actos litúrgicos,
-
La
valoración del rol de los seglares en los trabajos pastorales,
-
La
atención a los problemas contemporáneos, en particular la pobreza y el
subdesarrollo,
-
Un
mayor sentido colegial en la vida pastoral nacional y en la Iglesia en general,
-
El
diálogo con las otras religiones cristianas -ortodoxos, anglicanos y
protestantes- y no cristianas -musulmanes y asiáticas
3.
Repercusiones en las Iglesias latinoamericanas.
Ya en 1954,
los obispos de América Latina se habían citado en Río de Janeiro, Brasil, para
intercambiar experiencias y unificar criterios pastorales. Conformaron una
organización llamada CELAM (Conferencia del Episcopado Latino
Americano). Su impulsor era monseñor Manuel Larrain, de Chile (que,
lastimosamente, falleció en 1966). El obispo más conocido de esa época fue
Monseñor Helder Cámara, profeta de la Iglesia de los Pobres de Brasil.
A mediados de los años ’50, el despertar
de los pobres se manifestó en la Iglesia por la creación, en la ciudad y el
campo, de grupos cristianos populares
de reflexión sobre la realidad a la luz de la Palabra de Dios. El fin era de
unirse y organizarse, desde la fe y la Palabra de Dios, para alcanzar, por una
parte, mejorías materiales y participación en la Iglesia. Era el comienzo de
las Comunidades Eclesiales de Base
(CEBs) en Brasil, con monseñor Antonio Fragoso.
En 1968, los obispos latinoamericanos
decidieron reunirse para aplicar el Concilio Vaticano II en sus Iglesias. El
CELAM asumió la propuesta y la reunión tuvo lugar en Medellín, Colombia.
En esta reunión, se utilizó el método de trabajo de los Movimientos de Acción
Católica. Fue el método utilizado en el mayor documento pastoral del Concilio:
Alegría y Esperanza [Gaudium et spes]: partía de la realidad (ver); se la
iluminaba con la Palabra de Dios y los Documentos Eclesiales (Juzgar o iluminar)
y se sacaban pistas de trabajo (actuar).
Las principales conclusión
del Documento de Conclusión de Medellín fueron las siguientes:
-
La
pobreza no es casual: es el resultado de un empobrecimiento causado por un sistema económico, el
capitalismo, cuyas estructuras fueron calificadas como ‘estructuras de pecado’.
-
Hay
que tener una preferencia y una
solidaridad con los pobres para ayudarles a ser los protagonistas de su
propio desarrollo.
-
La
Iglesia debe renovar sus
actividades y sus estructuras para adaptarse a los tiempos actuales, en un
espíritu de diálogo y de servicio.
-
Las CEBs son calificadas como
muy adaptadas para la evangelización de los sectores pobres del campo y de la
ciudad.
B. EL
FLORECIMIENTO DE LA TL EN LA DÉCADA DE LOS ’70.
1.
La TL es el fruto de las Comunidades Eclesiales de Base.
Nacidas en Brasil, las CEBs se propagaron
en todos los países de América Latina. En Ecuador su promotor fue Monseñor
Leonidas Proaño, obispo de Riobamba. Comenzaron primero entre los Indígenas
por los años 1970, luego en las ciudades -Riobamba, Guayaquil, Machala,
Babahoyo- por los años 1975; luego en el campo y después en el mundo negro.
Sacerdotes y religiosas acompañaban este
movimiento de las CEBs. En Ecuador, se creó en esa época, 1975, la CAP:
Coordinación Nacional de los Agentes de Pastoral de la Iglesia de los Pobres
(llamada luego CAPIP). En Perú, un
sacerdote diocesano, el padre Gustavo Gutiérrez recogió en un libro
estas experiencias de las CEBs y lo tituló: ‘La TL, Perspectivas, 1972’, porque
se había descubierto que los cristianos pobres tenían su manera propia de:
-
Enfocar
la realidad, en una perspectiva de liberación,
-
Leer
la Biblia identificándose con las experiencias del Pueblo del Antiguo
Testamento y de Jesús,
-
Ser
solidarios entre pobres e integrarse en los Movimientos Populares,
-
Organizarse
en Iglesia: iniciativas, ministerios, creatividad… desde una manera novedosa.
-
Entender
la fe y los sacramentos de otra manera, más evangélica…
2.
Los ‘Padres de la Iglesia Latinoamericana’ y los teólogos de la liberación.
En la Iglesia Latinoamericana, entre los
obispos, los años ’70 están marcados por grandes personalidades. Hemos
hablado de Monseñor Helder Cámara en Brasil y de Monseñor Leonidas Proaño en
Ecuador. Hay que citar también los monseñores Méndez Arceo en México, MacGraft
en Panamá, Enríquez en Chile, Landázuri en Perú, Ruiz en Chiapas, México… Por
medio de ellos y gracias a su compromiso por los pobres y sus escritos, son
llamados los ‘Padres’ de la Iglesia Latinoamericana, o sea, los testigos
referenciales de una Iglesia con rostro propio y de gran ascendencia universal.
Los años ’70 son también la época en que
se profundiza tanto la renovación de la Iglesia desde los pobres como su
impacto sobre la sociedad. Innumerables libros de sacerdotes y seglares, en
particular mujeres, se van escribiendo por todos los países. Sus autores son
los teólogos y las teólogas de la liberación. Los más conocidos son
Leonardo Boff de Brasil, Jon Sobrino de El Salvador, Pablo Richard de Chile,
Segundo Galilea de Uruguay, Enrique Dussel de Argentina, Ivonne Guevara de
Brasil…
3.
La 3ª Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Puebla, México.
Todo esta renovación de la Iglesia latino
americana culminó en una 4ª reunión del CELAM, en 1979, en Puebla, México. La
reunión confirmó:
-
El
protagonismo de las CEBs,
-
La
opción de toda la Iglesia por las causas de los pobres,
-
La
renovación estructural de la Iglesia por medio de los seglares,
-
La
necesidad del compromiso político de los cristianos en la transformación
social,
-
La
valoración y los derechos de la mujer, ‘doblemente oprimida’…
C. LA ‘GUERRA’ A LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
Al mismo tiempo que crecían las
CEBs y la TL, se desataba una doble guerra contra esta naciente Iglesia de los
Pobres, tanto de parte de los gobiernos como de las autoridades
más conservadoras de la Iglesia católica y en el mismo Vaticano.
1.
Los miles de mártires latino americanos.
Este despertar de los pobres fue
calificado por el gobierno de Estados Unidos de ‘grave peligro’ para los países
capitalistas del Norte. En esta Teología de la Liberación no sólo se denunciaba
a estos gobiernos como los causantes del empobrecimiento de
millones de personas, sino que la fe había pasado a ser una motivación
para los cambios sociales que exigía tal situación. El papa Pablo 6° en 1975
animaba a toda la Iglesia a trabajar por la liberación de los pobres (carta
encíclica ‘El Anuncio del Evangelio, 30).
El gobierno de EE.UU. decidió
combatir la raíz de lo que calificaba como un ‘sublevamiento’ departe
de los miembros de las CEBs y sus Agentes de Pastoral -obispos, sacerdotes,
religiosas y animadores laicos- comprometidos con ellas. Desde los Estados
Unidos, se organizó la represión con los famosos ‘Documentos de Santa Fe’
(California - análisis del ‘grave peligro’ de la TL) mediante la implementación
de los regímenes dictatoriales militares en todo el Continente. Los
más feroces fueron los de Pinochet en Chile, Geiser en Brasil, Videla en
Argentina, Strossner en Chile, Duarte en El Salvador… Entre los desaparecidos y
asesinados, figuran a unos 12 obispos: Monseñores Romero
del El Salvador (1980), Angelelli de Argentina, Valencia de Colombia, Dalle de
Perú, Gerardi de Guatemala… un centenar de sacerdotes y otro tanto de religiosas
y miles
de seglares y dirigentes populares.
2.
La intransigencia del fundamentalismo católico.
Este despertar y protagonismo de los
pobres no fueron aceptados por los sectores más conservadores de la Iglesia que
se esforzaron de marginarlos y combatirlos:
-
Se
condenó la violencia de los pobres
sin denunciar la violencia de un sistema que los produce y los multiplica,
-
Se
buscó desviar el sentido de la opción por los pobres y asimilarla al marxismo,
-
Se
condenó a los sacerdotes y a las religiosas que trabajaban con los
sectores populares acusándoles de formar una Iglesia paralela,
-
Se
desplazó a las CEBs favoreciendo los movimientos carismáticos, que no denuncian el poder de exclusión en las
autoridades eclesiales,
-
El
Vaticano publicó 2 Instrucciones ambiguas
contra la TL escritas por el cardenal Josef Ratzinger, las cuales fueron
utilizadas tanto por los gobiernos como por muchos obispos, sacerdotes y
cristianos ricos para desprestigiar y combatir la vitalidad de las CEBs y de la
Iglesia de los Pobres en América Latina,
-
Desde
esa época, el nombramiento de obispos opuestos
a la TL fue sistemático en las diócesis de toda América Latina,
-
El papa Juan Pablo II tenía un doble
lenguaje: por una parte escribe que ‘toda la Iglesia debe ser la Iglesia de los
Pobres’ (‘El trabajo humano’ 8), y a los obispos de Brasil, que ‘la TL no sólo
es oportuna, sino útil y necesaria’ (1984). Pero por otra promueve una Nueva
Evangelización conservadora, difunde un tradiconal ‘Catecismo Católico
Universal’, publica un nuevo ‘Derecho Canónico’, proclama una Moral
Conservadora… que son utilizados para fortalecer en la Iglesia los
fundamentalismos católicos, como el movimiento de laicos integristas y de
sacerdotes tradicionalistas en torno al opus dei (España), los heraldos del
Evangelio (Brasil), Soladicio (Perú), Soldados de Cristo (México)…
D. LA
ACTUALIDAD DE LA TL.
1.
La fidelidad y solidaridad de la TL a los pobres.
Es una evidencia el aumento de la pobreza
y de los pobres. Por lo mismo es también una necesidad para los cristianos
pobres de unirse y encontrar en su fe motivaciones que les ayuden, por una parte,
a confirmar la perversidad de la
pobreza que los deshumaniza y contradice a Dios, y por otra una fe que
les da la fuerza de combatir a esta
pobreza por ser ‘pecado estructural’ y sustituirla por alternativas sociales de solidaridad
económica, participación política masiva y de creatividad simbólica popular… En
ese tiempo de neoliberalismo excluyente y destructor de la naturaleza, la TL
es una necesidad para expresar otra voz desde los excluidos, manifestar
la realidad de otros caminos de organización social, confirmar desde la fe la
validez de una Iglesia comprometida con la causa de los pobres al ejemplo de
Jesucristo, revelar que el Dios de Jesús es el defensor de la vida y de la
centralidad del ser humano.
2.
La diversificación de la TL.
Al pasar de los años, la TL se ha
diversificado según las distintas pobrezas. Por eso, han nacido:
-
La
Teología negra de la
Liberación, entre los cristianos negros de los EE.UU., (con Jaime Cone, 1970),
-
La
Teología Indígena de la
Liberación, particularmente viva en Guatemala, Bolivia y Ecuador,
-
La
Teología feminista de la
Liberación, desde el protagonismo de las teólogas brasileñas de la liberación,
-
La
Teología ecologista de la
Liberación, cuyo promotor más conocido es Leonardo Boff,
-
La
Teología Juvenil de la Liberación, en particular en Chile.
-
En
África y en Asia, maduraron las Teologías Africanas
y Asiáticas de la Liberación, desde la necesidad de inculturar el
cristianismo a sus raíces, sabidurías y religiones…
-
En
Europa, diversos Movimientos de cristianos también excluidos del neoliberalismo
expresan una ‘TL del Cuarto Mundo’,
por ejemplo de Juan Bautista Metz, en Alemania.
-
Se
puede hablar también de una TL Judía,
Anglicana, Evangelista, Musulmana…
3.
La vitalidad de la Iglesia de los Pobres.
En todo el Tercer Mundo, la TL está ayudando a las
Iglesias cristianas a dar un mejor testimonio:
-
Mayor
fidelidad a Jesucristo, en particular mediante el fortalecimiento de las
opciones y la solidaridad por las causas de los pobres,
-
Mayor
compromiso por la ‘inculturación de la fe, del Evangelio, de la fe, de la
liturgia y de la Iglesia’, como lo pidieron nuestros obispos en su reunión
latinoamericana de Santo Domingo, República Dominicana (1992),
-
Mayor
defensa de los Derechos Humanos y de los Derechos de la Naturaleza,
-
Mayor
actualización humanizadora de la Moral y la Ética,
-
Mayor
signo de esperanza en las utopías que nacen de los Pueblos pobres del planeta,
…
CONCLUSIÓN: La TL tendrá larga vida y vitalidad.
Retomemos las expresiones del cardenal Kim, de Seúl, Corea del Sur:
‘Me inclino con
silencio respetuoso delante de los pobres de América Latina’,
portadores de
esperanza y vitalidad para la Iglesia y la Humanidad toda”.
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