7. J
E S Ú S, M E S Í A S D E L
R E I N O
Pedro Pierre.
CONTENIDO
1.
La situación de la Palestina en tiempos de Jesús.
2.
Jesús Cristo es el Señor: Grupos y plenaria
3.
Jesús humano
4.
Cristo profeta del Reino
5.
El Señor de la Vida
6.
Jesús y la religión indígena. Desafíos.
Anexos:
1. El Movimiento de
Jesús por el Reino
-
La realidad
de Palestina en tiempos de Jesús
-
El Reino fue
la misión de Jesús
-
El
seguimiento de Jesús
-
Crisis,
muerte, resurrección y misión
2. “Solamente el Reino es pues absoluto” (Pablo
6º).
INTRODUCCIÓN
Se
suele decir “Jesús, Profeta del Reino”, para significar que fue el Reino su
misión y el eje principal de toda su vida, como de su muerte y resurrección.
Parece más justo decir “Jesús, Mesías del Reino”, porque Jesús no sólo vino,
como Profeta, a anunciar el Reino y denunciar lo que lo destruía, sino que vino
a inaugurarlo como Mesías anunciado por los profetas del Antiguo Testamento.
Que nosotros seamos, como él, individualmente y colectivamente “profetas y
mesías del Reino, profecía y reinado de Dios”.
Antes
de ver cómo Jesús fue humano, Mesías (Cristo) del Reino y Señor de la Vida,
analicemos cómo era la situación de su país, la Palestina, en su época, porque
es en esta realidad que vivió y realizó su misión.
1ª parte :
LA SITUACIÓN DE
LA PALESTINA EN
TIEMPOS DE JESÚS.
Mensaje: Jesús asumió la condición humana con sus
limitaciones y posibilidades. “Igual a nosotros en todo menos en el pecado”
(Hebreos 4,15).
A. DIOS QUISO PARA JESÚS UN LUGAR PARTICULAR DE
NACIMIENTO
Jesús no nació en la ciudad, ni en una familia
rica, ni como sacerdote… Dios quiso que asumiera una opción particular: ser de
Nazaret, es decir, pobre en medio de los pobres (Filipenses 2,6-7. “Siendo
rico, se hizo pobre’ 2 Corintios 8,9). Esto le creó a Jesús varios
condicionamientos que tuvo que aceptar.
a). La Palestina
Nació en un lugar, fue criado en otro, trabajó de pueblos en pueblos y
finalmente sin residencia fija. Nazaret era un pueblo sin importancia (Juan
1,46).
b). En Galilea
Fue criado en el interior de la Palestina, en Nazaret, una zona rural donde
la explotación de los poderosos judíos era más pesada. No tuvo oportunidad de
estudiar, tuvo que trabajar como campesino, de la mañana hasta la noche.
c). La familia de Jesús era campesina
Como todos los judíos del interior, Jesús trabajaba como agricultor.
Además, aprendió la profesión de su padre (Mateo 13,55) y servía al pueblo como
carpintero (Marcos 6,3). Sabemos que, luego, sus parientes no lo entendían
(Marcos 3,21) y sus paisanos se lo molestaban (Juan 7,3-8).
d). Bajo la ocupación de los Romanos
Su infancia fue marcada por la violencia: los
doce primeros años de la vida de Jesús fueron uno de los períodos más v iolentos de la historia de Palestina.
e). Uno más durante sus 30 primeros años
Jesús vivió aprendiéndolo todo: en su casa, con la familia y en su
comunidad, con el pueblo. Esa fue la escuela de Jesús. No salió de Palestina o
sino unos días… La geografía y la cronología de la vida de Jesús son muy
limitadas.
Conclusión: La inserción de Jesús en Palestina no es una
casualidad: Dios quiso que fuera así. Unos 2000 años antes, tampoco fue
casualidad que Dios ayudara a un Pueblo de esclavos a liberarse. Con estos
acontecimientos, Dios nos da una clara mensaje que no hay situaciones
desesperadas. Si unos esclavos lograron liberarse, no hay situaciones que hagan
imposible una vida mejor. Si Jesús aceptó vivir en un tiempo de muchas
dificultades y contradicciones, también es posible para nosotros lograr tener
una vida, digna, fraternal y solidaria, y alcanzar la felicidad. Como para el
Pueblo de Moisés y para Jesús, no nos faltarán problemas y conflictos, pero
podemos salir adelante: Jesús y el Pueblo de Dios salieron adelante en las
peores crisis. Nos muestran un camino y nos abren paso a la esperanza.
B. UNA SITUACIÓN DE DOBLE ESCLAVITUD: RELIGIOSA
Y ROMANA.
a). La esclavitud por la ley
Después del exilio (538 antes de Jesús), los
sacerdotes lo centraron todo en la ley y la raza. La ley tenía un sinnúmero de
observancias muy estrictas. Por esto, gran parte del pueblo era imposibilitado
de observar la ley y sus muchas normas: quedó marginada como gente ‘ignorante y
maldita’ (Juan 7,49; 9,34). La piedad popular con sus devociones y prácticas
propias era ambigua y poco liberadora y resistente. Todo esto creaba una
situación esclavitud mantenida tanto por los doctores de la ley como por los
funcionarios del templo, de la que sacaban provecho.
b). La esclavitud romana
Los Pueblos dominados debían pagar a Roma
fuertes impuestos. El tributo a Roma pesaba más sobre el pueblo sencillo. Por
eso, la época de Jesús era de hambre, pobreza, enfermedades, mucho desempleo y endeudamiento.
Había clases altas y ricos poderosos, como la de los saduceos y los sacerdotes,
comprometidos con los romanos. Había también grupos de oposición a los romanos,
como los fariseos y esenios, que se identificaban con las aspiraciones del pueblo.
Había muchos conflictos y tensiones sociales, seguidos de una represión
sangrienta que mataba sin piedad.
Todo esto provocaba mucho descontento. Una de
las mayores prácticas de Jesús fue esta lucha contra todo lo que destruía y
oprimía a las personas.
C. EL MOVIMIENTO POPULAR Y SUS DIVERSAS
EXPRESIONES
La doble esclavitud creó una situación confusa, sin alternativa de
solución. Había divisiones y conflictos en todos los niveles de la vida: en lo
económico, social, político, ideológico, cultural y religioso. Es por esta
situación sin salida que el movimiento popular de la época estaba en un proceso
de radicalización: buscaba sus propios caminos fuera de la religión oficial y
de la represión romana. Poco a poco se iba transformando en un movimiento profético
amplio que llamaba al Pueblo a regresar a su origen, es decir, a la Alianza con
Dios mediante el proyecto social igualitario de Moisés. Jesús se incorporó en
este proceso de radicalización del movimiento popular. Vamos a analizar ahora
las varias etapas de este Movimiento Popular desde la llegada de los Romanos.
1. Unas 2 etapas hasta el nacimiento de Jesús
a) Una rebelión popular sin rumbo, del 63 al 37
antes de Jesús (aC.). Nunca el
pueblo de Jesús aceptó la dominación romana. Las pequeñas revueltas eran destruidas
en cuanto aparecían.
b) Represión y desarticulación del movimiento
popular, del 37 al 4 aC. en
el período de Herodes. Fue el tiempo de una mayor organización por la
presencia de líderes que levantaban al pueblo. Pero todo terminaba en matanzas
terribles.
Jesús nació en esa época, al final del gobierno de Herodes, entre el año 4
y 6 aC.
2. Las grandes tensiones en los años de Jesús
a) Revoluciones mesiánicas, del 4 aC. al 6 dC.
Fue el tiempo de Arquelao, cuya primera acción
el día de su posesión fue matar a miles de judíos presentes en Jerusalén. Los
líderes de este período apelaban a las antiguas promesas hechas a David y se
presentaban como ‘Rey y Mesías’. La represión romana fue lenta, pero violenta:
Séforis, capital de Galilea, apenas a ocho kilómetros de Nazaret, fue arrasada
y su población esclavizada. Jerusalén se rindió y escapó de la destrucción,
pero dos mil revoltosos fueron presos y crucificados alrededor de la ciudad.
En esa época, el niño Jesús salía de la infancia
y entraba en la adolescencia: ‘crecía en sabiduría, estatura y gracia delante
de Dios y de los hombres. (Lucas 2,52).
b) Celo por la ley y tiempo de revisión, del 6 al
27 dC.
En el año 6 dC., después de la destrucción de
Séforis, Roma asumió directamente el control de la Palestina mediante
gobernadores romanos. El gobierno judío continuaba en las manos del Sumo
Sacerdote, nombrado por Roma. Un censo fue decretado para reorganizar la
administración interna y garantizar el cobro del tributo. Esto provocó una
fuerte reacción popular, inspirada en el celo por la Ley. Esta época marcó otro
paso más en este proceso de radicalización de la lucha del pueblo: esto preparó
el movimiento de los 'zelotes', guerrilleros contra los romanos.
En este período, el joven Jesús, llegando a la
edad de doce años, comenzaba a participar plenamente de la vida de la
comunidad. Vivía en el campo de Nazaret y trabajaba de sus manos, y ayuda a la
gente de su región prestando servicios como carpintero. Y esto durante casi
veinte años, desde los 12 hasta los 30 años de edad.
- Reaparecen los Profetas,
del 27 al 69 dC.
a) Un sinnúmero de Profetas. El primero fue Juan Bautista, a su alrededor
creció un enorme movimiento. Poco después vino Jesús. Después, llegaron otros
profetas: en los años 36, 45, 56 y 60, según el historiador por Flavio Josefo.
b) ¿Qué pretendían estos profetas, y qué
significaban para el pueblo? Querían rehacer la historia: convocaban al pueblo para el nuevo éxodo,
anunciaban el comienzo de un nuevo Año Jubilar, o sea, la liberación de los
pobres y pedían un cambio en el modo de vivir. Como en el tiempo de Moisés,
quieren revivir la Alianza y el proyecto igualitario de Moisés.
c) Actitud de las autoridades, tanto judías como
romanas. Vivían
ajenos al movimiento popular y no percibían la gravedad del momento ni la
necesidad de un cambio radical en el rumbo del país. Tampoco eran capaces de
reconocer la llegada del Reino en medio de los pobres (Mateo 11,25). Pilato
pensaba que Jesús era un revoltoso igual que Barrabás (Marcos 15,7) y lo
confundió con los anteriores reyes mesiánicos (Marcos 15.9), que eran unos
‘ladrones e impostores’.
d) La espera del Reino de Dios.
-
El pueblo era como un rebaño sin pastor (Mateo 9,36).
Vivía a la espera de algo nuevo, algo como la llegada del Reino.
-
Fue en este contexto bien preciso que Jesús recibió y
asumió su misión de Profeta. Él sentía dolor de su Pueblo (Marcos 6,34; 8,2) y
quiso congregarlo en torno al Reino de Dios (Lucas 13,34). Situándose dentro
del proceso amplio del movimiento popular, lo ayudó a dar un paso más, el paso
que faltaba. Desveló el llamado de Dios y reveló la presencia del Reino entre
los pobres (Mateo 4,17).
2ª parte :
JESUS CRISTO ES
EL SEÑOR.
A. REUNIONES POR GRUPO SOBRE
1.
Jesús humano
-
¿Qué
aspectos humanos conocemos de la vida de Jesús?
-
De
todo esto, ¿qué nos parece lo más significativo?
-
¿Qué
lecciones sacamos para nosotras y nosotros?
2.
Cristo profeta del Reino
-
Según
Jesús, ¿qué novedades trae la vivencia del Reino para las personas, las
relaciones humanas, la vida en comunidad, con la naturaleza?
-
A
partir de todo esto, ¿qué es lo más importante en el Reino de Dios?
-
¿Qué
lecciones sacamos para nosotras y nosotros?
3.
El Señor de la Vida
-
¿Por
qué motivos se llegó a la ejecución de Jesús en la cruz?
-
¿Qué
mensajes trajo la resurrección de Jesús a sus discípulos?
-
¿Qué
lecciones sacamos para nosotras y nosotros?
B. COMENTARIOS A LOS APORTES DE LOS GRUPOS: “JESÚS
CRISTO ES EL SEÑOR”.
“ J E S U S C R I S T O
E S E L S E Ñ O R ”
CONTENIDO
1.
Nuestro encuentro actual es con el resucitado.
2.
El hombre Jesús.
3.
Jesús el Cristo: profeta del Reino.
4.
El Señor es el resucitado.
5.
Nuestro testimonio.
Nuestra experiencia de Jesús es con
el resucitado, como fue el caso para San Pablo: Pablo no conoció al Jesús
humano en la tierra de Palestina, sin en el camino a Damasco. “¿Quién eres,
Señor? - ¿Yo soy Jesús a quien tú persigues?” (Hechos 9,4-5): Jesús es el Señor
que se identifica con sus discípulos. En las personas se tiene que hacer la
experiencia de Jesucristo. No solamente conocerlo como se conoce un personaje
histórico del pasado, sino reconocerlo vivo hoy en los demás especialmente en
los pobres. Esto es ser cristianos: los que seguimos a Jesús porque está vivo
entre nosotros hoy. A partir de ahí, nos preguntamos y buscamos saber quién fue
este Jesús, este Cristo y cómo resucitó, ayer. Esto se consigue con la lectura
del Evangelio, los comentarios de los especialistas y las luces que nos da el
Espíritu. Vamos a seguir 3 pasos para entrar en este conocimiento y
reconocimiento de Jesús: el hombre que fue Jesús, Jesús el Cristo como profeta
del Reino y Jesucristo como el Señor resucitado.
A. EL HOMBRE JESÚS: SU IDENTIDAD Y SU VIDA COMO HUMANO
Para conocer al Jesús histórico,
tenemos que buscar cómo nos lo presentan los Evangelios, para descubrir allí su
rostro humano. Con la ayuda de los especialistas, encontramos lo siguiente:
1. Su familia es originaria de Galilea
La
Galilea era una región marginal y marginada por los de la capital. Era una
región fértil, pero su gente era rebelde, bulliciosa. La familia de Jesús es
humilde: María es una mujer del Pueblo, José es carpintero, trabajador manual.
Jesús no eligió la capital ni una familia e renombre, busca la periferia, la
sencillez, la pobreza.
2. Nace durante un viaje
Fue en
Belén, lejos de Nazaret y de Jerusalén, en el campo, en medio de pastores,
gente poco recomendable en esa época. Pero recibe la visita de los magos, unos
sabios extranjeros, que han descubierto su nacimiento en una estrella fugaz.
Por envidias del rey Herodes tiene que exiliarse y vivir en país extraño, porque
lo quieren matar. Jesús comenzó muy tierno a sufrir las consecuencias de la
pobreza y de la realidad de los pobres.
3. A los 12 años, toma su primer iniciativa de joven
Se queda
a Jerusalén, la capital, sin el permiso d sus padres. El Templo era el centro
de todo: no sólo del país, sino de la fe de su Pueblo. Todo se decidía allí:
los sacerdotes eran el gobierno, dictaban las leyes, tenían su policía, la
fianzas….Par Jesús había mucho que aprender en Jerusalén: una visita de paso no
era suficiente.
4. Luego 18 años de silencio
Jesús se
va a encarnar en la vida de su Pueblo y de su país, para aprenderlo a conocer
todo.
-
Conoce la naturaleza: las puestas del sol, las
montañas, los ríos, el mar, los pájaros, las flores…
-
Conoce los distintos trabajos de su gente, del
campesino, del artesano, de las mujeres, de los pescadores…
-
Conoce la dominación de los romanos, su
impuestos, del simple soldado a los capitanes… Sabe cómo arrasaron con Séforis,
capital de la Galilea (a 6 km. de Nazaret), por rebelar contra ellos.
-
Conoce los movimientos populares y religiosos de su
época, cada uno con su propia visión del Reino:
. Para los sacerdotes, el Reino se confundía con el poder bajo todas sus
formas.
. Para los fariseos y saduceos, el Reino consistía en cumplir la Ley: ellos
eran los encargados de explicarla.
. Para los zelotes, el Reino era de los judíos, por eso había que echar
fuera a los romanos y por medios violentos.
. Para los esenios, el Reino consistía en retirarse en el desierto y
limitarse en lo espiritual.
. Para Juan Bautista, el Reino era cambiar de vida para escapar a la
condenación. Será con el que Jesús se identificó más.
-
Conoce también Jesús el plan de Dios, por ir,
sábados tras sábados, a la sinagoga, a Jerusalén cada año, por rezar a solas
con su Padre… Jesús se adentra en la Biblia, hace suyo el Antiguo Testamento,
descubre el proyecto de Moisés, el mensaje de los profetas, la esperanza de los
pobres,…
5. Humano, Jesús lo quedará toda la vida
Conoció
la sed, como en el pozo de Jacob donde pide a una Samaritana un poco de agua;
siente el cansancio y duerme en la barca mientras se desata una tempestad sobre
el lago; saborea la amistad de los 12 y de otros amigos y amigas, Lázaro, Marta
y María, María Magdalena, y las que lo acompañaron hasta el pie de la cruz; llora
la muerte de Lázaro y sobre su ciudad que no ha ‘querido escuchar el mensaje de
paz’ que el traía; suda sangre antes de enfrentar los maltratos, las
humillaciones las torturas por seguir fiel a su misión de mantenerse solidario
con los pobres: la cruz será el precio a pagar por esta solidaridad; descubre
poco a poco su misión y los caminos para cumplirla; se siente abandonado por su
Padre cuando lo crucifican, pero que confía en el hasta el final: ‘He cumplido.
Entre tus manos pongo mi espíritu’.
Jesús, humano hasta el extremo.
B. JESÚS,
EL CRISTO: PROFETA DEL REINO.
Este Jesús humano pasa a ser el Cristo, el Mesías, el
Ungido de Dios, la Palabra de Dios, el Maestro, el Buen Pastor, el Hijo del
Hombre,… Jesús es el Emanuel, o sea, ‘Dios con nosotros’; y el Emanuel es
Jesús, o sea, ‘Salvador’, durante 3 años: no lo dejaron más.
1. Tres años de vida comunitaria itinerante
-
Jesús decide formar una Comunidad estable que sea una
muestra del Reino.
-
Esta Comunidad era compuesta de varones y mujeres.
-
Esta Comunidad vivía el compartir de bienes, las
comidas colectivas, una bolsa común.
-
Era una Comunidad itinerante que se desplazaba de
pueblos en pueblos para anunciar el Reino en palabras, hechos y por el mismo
testimonio de vida comunitaria.
2. Tres años de charlas a la vez muy sencillas y muy
profundas
Jesús
quiere revelar el verdadero rostro de su Padre, manifestar su proyecto de vida,
su sueño de que su Reino se haga realidad. Quiere manifestar también cómo
tienen que vivir los seres humanos para ser felices desde ya y para siempre.
Entonces Jesús encuentra a todos los que se cruzan por su camino, especialmente
a los pobres, a las mujeres muy discriminadas. Anima a todo aquel que busca una
luz y lo invita a dar un paso más. Habla de la vida, de los problemas, de la
naturaleza, de los acontecimientos,… de tal modo que todos y todas puedan
entenderlo y seguirlo.
3. Tres años de milagros para manifestar que el Reino y
está.
El sueño
de Dios no es un engaño o una promesa para mañana: ya se hace presente a través
de él. Sus milagros demuestran que un
nuevo modo de vivir es posible y que el mal no tiene la última palabra. Por él,
Dios quiere un mundo sin hambre, sin enfermedades, sin llanto, sin muerte, Por
él, Dios busca establecer la armonía del ser humano consigo mismo, con la
naturaleza, con la demás, afín que la comunión con su Padre sea una realidad.
Por é, Dios quiere que triunfe la vida, el amor, la felicidad. Los milagros de
Jesús anticipan esta realidad.
4. Tres años de conflictos que terminan con su muerte.
El pecado
y la maldad no se dan por vencidos así no más. Jesús va a pasar por muchos
conflictos a lo largo de su misión: el mal se la cruza por el camino en todo
momento, porque anida en todos y en todas.
-
Conflictos con su propia familia: esta lo cree
loco y mandan a su madre María para que Jesús regrese a casa y se quede
tranquilo. ‘¿Quién es mi madre, quiénes son mis hermanos? Todo aquel que hace
la voluntad de mi Padre es mi madre y mis hermanos’.
-
Conflictos con su mismo pueblo, Nazaret: no cree en él y
hasta lo quiere echar al barranco. ‘Pero el, pasando en medio de ellos siguió
su camino’
-
Conflictos con sus apóstoles: se disputan el
primer lugar, dudan de él, no entiendo lo del Reino, ni de su muerte y
resurrección; Pedro le cierra el camino a Jerusalén y lo niega 3 veces, Judas
lo traiciona, todos se duermen mientras vienen apresarlo y luego todos se
corren.
-
Conflictos con las autoridades de su tiempo:
Jesús viene a manifestar a un Dios liberador de las personas y relaciones de
igualdad y de justicia. Los sacerdotes se han adueñado de la religión y de la
gente. Jesús hace tambalear su autoridad y sus privilegios: la solución es
suprimirlo, manipulando al Pueblo.
Convivencia, charlas, milagros, conflictos: los 3 años terminan con su
muerte, en fracaso aparente.
C.
JESUCRISTO ES EL SEÑOR RESUCITADO
Dios no podía dejar que la maldad triunfe del amor, la
mentira de la verdad, la injusticia del servicio, el odio del perdón, la muerte
de la vida. Por eso, resucitó a Jesús. Desde ahí, todo cambiaba: terminaba la
desesperanza, se acababa el miedo, finalizaba la tristeza, se hundía la muerte.
Y se abría la puerta de la esperanza, la ventana de la confianza y el camino de
la felicidad. Todo podía comenzar de nuevo.
1. Jesús resucitado pasó 40 días más con sus apóstoles
-
Había que finiquitar la tarea para que el proyecto del
Reino siga adelante. Había que devolver la confianza en estos apóstoles
confundido:
-
Tuvo Jesús que caminar 30 kilómetros con Dios discípulos
de Emaús par que entiendan que ‘el Mesías debía sufrir y morir para
entrar en su gloria’.
-
Tuvo Jesús que seguir demostrando amistad y ternura a sus
amigos y amigas: a Magdalena que lo vio, la primera, resucitado, para que los
apóstoles descubran el valor de los pequeños, a los que habían pescado toda una
noche en vano para que el desayuno en la playa selle un compromiso sin falla.
-
Tuvo Jesús que preguntarle 3 veces a Pedro
si lo amaba de verdad para que pueda ‘confortar a sus hermanos en la fe’.
2. Jesús resucitado envió el Espíritu
‘No
tengan miedo. Estaré con Uds. hasta que se termine este mundo. No los dejaré
huérfanos, sino que les enviaré el Espíritu’. El Espíritu va a ser la nueva
presencia de Jesús con sus seguidores. Cada uno lo recibe para tener la luz, la
fuerza y la sabiduría necesarias para continuar la tarea de construir el Reino.
No se encerrará exclusivamente en ningún grupo particular, sino que será el
motor del bien que se hagan cualquier parte: se adelanta a Pedro cuando este va
a predicar la Buena Nueva a los gentiles, y precede a Pablo cuando este evangeliza
a los paganos para que sus corazones se abran al Evangelio.
Hoy
el resucitado sigue caminado con nosotros y enviándonos su Espíritu, para que
colaboremos en la obra del Reino.
C.
NOSOTROS SOMOS TESTIGOS DEL RESUCITADO.
Nos toca hacer presente al resucitado y a ayudar a
otros y otras a reconocerlo, para continuar juntos su obra: la continuación del
Reino. Ahora somos su Palabra, actualizamos sus milagros, completamos ‘lo que
falta a su pasión’, hacemos real y viva su resurrección, por la fuerza de su
Espíritu. Nuestra tarea es triple: reconocerlo como resucitado, manifestar su
presencia viva y celebrarlo alegremente.
1. Primero reconocerlo, como lo reconoció Pablo en
el camino a Damasco.
Pablo
no conoció al Jesús humano como los demás apóstoles, sino que lo reconoció
resucitado. Nosotros, de igual manera, Jesús se nos revela no solamente en la
oración, la Palabra de Dios y los sacramentos, sino sobre todo en los
acontecimientos y las personas que nos rodean, especialmente en los pobres y en
las organizaciones humanas que viven los valores del Reino. Ayudémonos a ver
esta presencia constante del resucitado en medio de nosotros y alimentemos
nuestra oración de esta presencia vivificadora.
2. Luego, comunicar este reconocimiento del resucitado
No
podemos quedarnos solo en reconocer a Jesús resucitado, sino confesarlo,
primero, entre nosotros y nosotras, luego con los que nos rodean. Esto
fortalecerá nuestra esperanza y nuestros esfuerzos de vivir según el Evangelio
de Jesús; esto ayudará a nuestros hermanos y hermanas a revivir en su fe y
compromiso.
3. En fin, celebrarlo humana y cristianamente
Es el
tercer paso queda a nuestro vivir cristiano su plena dimensión: la de la
fiesta, desde nuestra fe. Espontáneamente, nuestra gente sencilla sabe celebrar
loa pequeños logros y éxitos de su vida, de sus esfuerzos y de sus luchas. Y en
estas celebraciones muchas veces están presentes una oración y una Palabra de
Dios. Es un camino que hay que valorar y acostumbrar. Estas celebraciones darán
una dimensión transcendental a lo que hacemos, buscamos y somos: como si
tocáramos del dedo al resucitado. Luego nos será más fácil rezar, discernir la
vocación y la misión que nos toca realizar, integrarnos como comunidad viva y
continuar a trabajar por el Reino.
3ª
parte : JESÚS Y
LA RELIGIÓN INDÍGENA.
La
religión indígena tiene su propio camino por conocer a Dios, encontrarse con él
y seguir sus llamados. El mensaje de Cristo puede aportar un enriquecimiento.
¿Cuáles son los desafíos de la inculturación y del pluralismo religioso? Recordemos lo que decía Leonardo Boff por los
años ’90: “No habrá nueva evangelización si no se parte de las religiones
indígenas”. Veamos cómo Jesús actuó con lo que no pertenecían a la religión
judía y luego cómo se plantea ahora las relaciones entre las grandes
religiones.
A.
JESÚS Y LOS NO JUDÍOS
1.
El respeto de Jesús a toda
religión
Cuando se mira a Jesús, llama la
atención su apertura a todas y todos: para él no hay frontera religiosa. He
aquí 3 ejemplos del mismo Jesús: con una mujer samaritana, un militar romano y
una mujer extranjera.
-
Jesús,
además de revelarse a la Samaritana
(Juan 4,23-24) le dice: “Llega la hora, y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre
en espíritu y en verdad. Entonces serán verdaderos adoradores del Padre,
tal como él mismo los quiere. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben
adorarlo en espíritu y en verdad".
-
Jesús
cura a la hija de un centurión romano
(Mateo 8,10-12): "Les aseguro que no
he encontrado a nadie en Israel con tanta fe. Yo se lo digo: vendrán muchos
del oriente y del occidente para sentarse a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob
en el Reino de los Cielos, mientras que los que debían entrar al reino serán
echados a las tinieblas de afuera: allí será el llorar y rechinar de
dientes".
-
En
la curación de la hija de una mujer del
país de Tiro y Sidón, Jesús le dijo: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo".”
2.
Más que para inaugurar una nueva
religión, Jesús vino para hace acontecer el Reino de Dios.
Para ser claro a la pregunta: “¿quién fundó la religión católica tal
como la conocemos ahora?”, hay que responder: “el emperador Constantino que ni
siquiera era cristiano” (fue bautizado en su lecho de muerte).
-
Jesús
no vino para fundar una nueva religión
(Mateo 12,6-8): “Yo se lo digo: "ustedes tienen aquí algo más que el
Templo. Y si ustedes entendieran estas palabras: Quiero misericordia, no sacrificios, ustedes no condenarían a
quienes están sin culpa. Además, el Hijo del Hombre es Señor del sábado".”
-
Escribió
el apóstol Santiago (1,26-27): “Si
alguno se cree muy religioso, pero no controla sus palabras, se engaña a sí
mismo y su religión no vale. La religión
verdadera y perfecta ante Dios, nuestro Padre, consiste en esto: ayudar a
los huérfanos y a las viudas en sus necesidades y no contaminarse con la
corrupción de este mundo.”
-
San Pablo escribió a los Romanos: “Les ruego, pues, hermanos, por
la gran ternura de Dios, que le ofrezcan su propia persona como un sacrificio
vivo y santo capaz de agradarle; este
culto conviene a criaturas que tienen juicio”.
-
Jesús nunca quiso que se le diera
un culto… El
movimiento religioso que Jesús inició a favor del Reino, poco a poco se
convirtió en culto cristiano y luego en religión oficial al servicio del
imperio romano… ¡el mismo que había crucificado a Jesús!
3.
“El reino es lo único absoluto”
Recodemos lo que dijo el papa Pablo 6º en su
Carta encíclica (1975) “la Evangelización de los Pueblo”, 8: “Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ente todo un
Reino, el Reino de Dios; tan importante que, en relación a él, todo se
convierte en ‘lo demás’ que es dado por añadidura (Mateo 6,33). Solamente el
Reino pues es absoluto y todo el resto es relativo. El Señor se complacerá en
describir de muy diversas maneras la dicha de pertenecer a ese Reino, una dicha
paradójica hecha de cosas que el mundo rechaza (Mateo 5,3-12); las exigencias
del Reino y su carta magna (Mateo 5-7), los heraldos del Reino (Mateo 10), los
misterios del mismo (Mateo 13), sus hijos (Mateo 18), la vigilancia y la
fidelidad requerida a quien espera su venida definitiva (Mateo 24-25)”.
“De
niño aprendí que la religión no es más que un método con el título de
‘Prohibido pensar’ porque todo está escrito” Arjona.
B. LOS PLANTEAMIENTOS DEL PLURALISMO RELIGIOSO
Hemos visto el papel de los cristianos en general. Pero
¿qué pasa cuando se es indígena? A mi parecer, el desafío es doble: ¿cómo ser
indígenas e indígenas cristianos hoy? Miremos los pasos de la evangelización
cristiana hasta hoy para sacar nuevas conclusiones.
1º paso: “Para poder ser cristianos, tienen que dejar
de ser indígenas”.
Esto fue el lema de la conquista… que se siguió hasta el
Concilio Vaticano 2º (1965). Lastimosamente se sigue todavía hoy en la mayoría
de las parroquias y diócesis católicas. Monseñor Leonidas Proaño fue el pionero
de una evangelización diferente.
2º paso: “Se puede ser cristianos indígenas, pero el
cristianismo es prioritario”.
Eso fue el proceso de inculturación que se dio
a partir de las reuniones de los obispos latinoamericanos en Medellín (1968),
Puebla (1979), Santo Domingo (1992), Aparecida (2007). La meta era inculturar
la liturgia, el Evangelio, la Iglesia y la fe cristiana, tomando de las
culturas indígenas “lo que era lo mejor”.
Era una manera de mantener el dominio cristiano: se
decidía desde el cristianismo lo que era bueno y malo en las culturas
indígenas. Monseñor Proaño tenía una visión más amplia y respetuosa.
3º paso: “Los Indígenas pueden ser cristianos, pero
siendo primero indígenas”.
Es el proceso del pluralismo religioso, donde se
afirma el valor y la validez de todas las religiones. La religión indígena es
reconocida como verdadera y salvadora. No hay exclusivismo ni dominación de
ninguna (grande) religión en particular: toda religión tiene que enriquecerse
con las demás, pero desde su visión y sus necesidades. Son los Indígenas que
tienen que decir qué es lo que les sirve de la religión cristiana, y de las
demás religiones.
CONCLUSIÓN
: Jesús como desafío
para la cosmovisión-religión indígena.
-
¿Es
Viracocha el Mesías de los
Indígenas? ¿Cuál es su mensaje fundamental?
-
¿Cuál
es el corazón de la Cosmovisión indígena? ¿La
armonía?...
-
¿Qué
aporte trae a la Cosmovisión indígena la visión
de Jesús sobre el Reino (desde el protagonismo de los pobres)?
-
¿Qué
aportes trae a la visión de Jesús sobre el Reino la Cosmovisión indígena?
-
¿Cómo
se sienten llamados los indígenas
cristianos a fortalecer el Movimiento indígena en su visión de los pobres
protagonista de una nueva sociedad?
-
¿Cuáles
serían los pasos hacia una religión
cristiana indígena?
Anexo : EL
MOVIMIENTO DE JESÚS
POR EL REINO.
Contenido
1.
La
realidad de Palestina en tiempos de Jesús
2.
El
Reino fue la misión de Jesús
3.
El
seguimiento de Jesús
4.
Crisis,
muerte, resurrección y misión
1ª parte : LA SITUACIÓN
DE LA PALESTINA
EN TIEMPOS DE
JESÚS
Mensaje: Jesús asumió la condición humana con sus limitaciones y posibilidades.
“Igual a nosotros en todo menos en el pecado” (Hebreos 4,15).
A. DIOS QUISO PARA JESÚS UN LUGAR PARTICULAR DE
NACIMIENTO
Jesús no nació en la ciudad, ni en una familia rica,
ni como sacerdote… Dios quiso que asumiera una opción particular: ser de
Nazaret, es decir, pobre en medio de los pobres (Filipenses 2,6-7. “Siendo
rico, se hizo pobre’ 2 Corintios 8,9). Esto le creó a Jesús varios
condicionamientos que tuvo que aceptar.
- La Palestina: Nació
en un lugar, fue criado en otro, trabajó de pueblos en pueblos y
finalmente sin residencia fija. Nazaret era un pueblo sin importancia
(Juan 1,46).
- En Galilea: Fue
criado en el interior de la Palestina, en Nazaret, una zona rural donde la
explotación de los poderosos judíos era más pesada. No tuvo oportunidad de
estudiar, tuvo que trabajar como campesino, de la mañana hasta la noche.
- La familia de Jesús era campesina: Como todos los judíos del interior, Jesús
trabajaba como agricultor. Además, aprendió la profesión de su padre
(Mateo 13,55) y servía al pueblo como carpintero (Marcos 6,3). Sabemos
que, luego, sus parientes no lo entendían (Marcos 3,21) y sus paisanos se
lo molestaban (Juan 7,3-8).
- Bajo la ocupación de los Romanos: Su infancia fue marcada por la violencia: los
doce primeros años de la vida de Jesús fueron uno de los períodos más
violentos de la historia de Palestina.
- Uno más durante sus 30 primeros años: Jesús vivió aprendiéndolo todo: en su casa, con
la familia y en su comunidad, con el pueblo. Esa fue la escuela de Jesús.
No salió de Palestina o sino unos días… La geografía y la cronología de la
vida de Jesús son muy limitadas.
Conclusión: La inserción
de Jesús en Palestina no es una casualidad: Dios quiso que fuera así. Unos 2000
años antes, tampoco fue casualidad que Dios ayudara a un Pueblo de esclavos a
liberarse. Con estos acontecimientos, Dios nos da una clara mensaje que no hay
situaciones desesperadas. Si unos esclavos lograron liberarse, no hay
situaciones que hagan imposible una vida mejor. Si Jesús aceptó vivir en un
tiempo de muchas dificultades y contradicciones, también es posible para
nosotros lograr tener una vida, digna, fraternal y solidaria, y alcanzar la felicidad.
Como para el Pueblo de Moisés y para Jesús, no nos faltarán problemas y
conflictos, pero podemos salir adelante: Jesús y el Pueblo de Dios salieron
adelante en las peores crisis. Nos muestran un camino y nos abren paso a la
esperanza.
B. UNA SITUACIÓN DE DOBLE ESCLAVITUD: RELIGIOSA Y
ROMANA.
- La esclavitud por la ley. Después del exilio (538 antes de Jesús), los
sacerdotes lo centraron todo en la ley y la raza. La ley tenía un
sinnúmero de observancias muy estrictas. Por esto, gran parte del pueblo era
imposibilitado de observar la ley y sus muchas normas: quedó marginada
como gente ‘ignorante y maldita’ (Juan 7,49; 9,34). La piedad popular con
sus devociones y prácticas propias era ambigua y poco liberadora y
resistente. Todo esto creaba una situación esclavitud mantenida tanto por
los doctores de la ley como por los funcionarios del templo, de la que
sacaban provecho.
- La esclavitud romana. Los Pueblos dominados debían pagar a Roma
fuertes impuestos. El tributo a Roma pesaba más sobre el pueblo sencillo.
Por eso, la época de Jesús era de hambre, pobreza, enfermedades, mucho
desempleo y endeudamiento. Había clases altas y ricos poderosos, como la
de los saduceos y los sacerdotes, comprometidos con los romanos. Había
también grupos de oposición a los romanos, como los fariseos y esenios,
que se identificaban con las aspiraciones del pueblo. Había muchos
conflictos y tensiones sociales, seguidos de una represión sangrienta que
mataba sin piedad.
Todo esto
provocaba mucho descontento. Una de las mayores prácticas de Jesús fue esta
lucha contra todo lo que destruía y oprimía a las personas.
C. EL MOVIMIENTO POPULAR Y SUS DIVERSAS EXPRESIONES
La doble
esclavitud creó una situación confusa, sin alternativa de solución. Había
divisiones y conflictos en todos los niveles de la vida: en lo económico,
social, político, ideológico, cultural y religioso. Es por esta situación sin
salida que el movimiento popular de la época estaba en un proceso de
radicalización: buscaba sus propios caminos fuera de la religión oficial y de
la represión romana. Poco a poco se iba transformando en un movimiento
profético amplio que llamaba al Pueblo a regresar a su origen, es decir, a la
Alianza con Dios mediante el proyecto social igualitario de Moisés. Jesús se
incorporó en este proceso de radicalización del movimiento popular. Vamos a
analizar ahora las varias etapas de este Movimiento Popular desde la llegada de
los Romanos.
- Unas 2 etapas hasta el nacimiento de Jesús
a) Una rebelión popular sin rumbo, del 63 al 37 antes de
Jesús (aC.). Nunca el pueblo de Jesús
aceptó la dominación romana. Las pequeñas revueltas eran destruidas en cuanto
aparecían.
b) Represión y desarticulación del movimiento popular,
del 37 al 4 aC. en el período de Herodes.
Fue el tiempo de una mayor organización por la presencia de líderes que
levantaban al pueblo. Pero todo terminaba en matanzas terribles.
Jesús nació
en esa época, al final del gobierno de Herodes, entre el año 4 y 6 aC.
- Las grandes tensiones en los años de Jesús
a) Revoluciones mesiánicas, del 4 aC. al 6 dC.
Fue el tiempo de Arquelao, cuya primera acción el día
de su posesión fue matar a miles de judíos presentes en Jerusalén. Los líderes
de este período apelaban a las antiguas promesas hechas a David y se
presentaban como ‘Rey y Mesías’. La represión romana fue lenta, pero violenta:
Séforis, capital de Galilea, apenas a ocho kilómetros de Nazaret, fue arrasada
y su población esclavizada. Jerusalén se rindió y escapó de la destrucción,
pero dos mil revoltosos fueron presos y crucificados alrededor de la ciudad.
En esa época, el niño Jesús salía de la infancia y
entraba en la adolescencia: ‘crecía en sabiduría, estatura y gracia delante de
Dios y de los hombres. (Lucas 2,52).
- Celo por la ley y tiempo de revisión, del 6 al 27
dC.
En el año 6 dC., después de la destrucción de Séforis,
Roma asumió directamente el control de la Palestina mediante gobernadores
romanos. El gobierno judío continuaba en las manos del Sumo Sacerdote, nombrado
por Roma. Un censo fue decretado para reorganizar la administración interna y
garantizar el cobro del tributo. Esto provocó una fuerte reacción popular,
inspirada en el celo por la Ley. Esta época marcó otro paso más en este proceso
de radicalización de la lucha del pueblo: esto preparó el movimiento de los
'zelotes', guerrilleros contra los romanos.
En este período, el joven Jesús, llegando
a la edad de doce años, comenzaba a participar plenamente de la vida de la
comunidad. Vivía en el campo de Nazaret y trabajaba de sus manos, y ayuda a la
gente de su región prestando servicios como carpintero. Y esto durante casi
veinte años, desde los 12 hasta los 30 años de edad.
- Reaparecen los Profetas, del 27 al 69 dC.
a) Un sinnúmero de Profetas. El primero fue Juan Bautista, a su alrededor creció
un enorme movimiento. Poco después vino Jesús. Después, llegaron otros
profetas: en los años 36, 45, 56 y 60, según el historiador por Flavio Josefo.
b) ¿Qué pretendían estos profetas, y qué significaban
para el pueblo? Querían rehacer la historia:
convocaban al pueblo para el nuevo éxodo, anunciaban el comienzo de un nuevo
Año Jubilar, o sea, la liberación de los pobres y pedían un cambio en el modo
de vivir. Como en el tiempo de Moisés, quieren revivir la Alianza y el proyecto
igualitario de Moisés.
c) Actitud de las autoridades, tanto judías como romanas. Vivían ajenos al movimiento popular y no percibían la
gravedad del momento ni la necesidad de un cambio radical en el rumbo del país.
Tampoco eran capaces de reconocer la llegada del Reino en medio de los pobres
(Mateo 11,25). Pilato pensaba que Jesús era un revoltoso igual que Barrabás
(Marcos 15,7) y lo confundió con los anteriores reyes mesiánicos (Marcos 15.9),
que eran unos ‘ladrones e impostores’.
d) La espera del Reino de Dios.
-
El pueblo era como un rebaño sin pastor (Mateo 9,36).
Vivía a la espera de algo nuevo, algo como la llegada del Reino.
-
Fue en este contexto bien preciso que Jesús recibió y
asumió su misión de Profeta. Él sentía dolor de su Pueblo (Marcos 6,34; 8,2) y
quiso congregarlo en torno al Reino de Dios (Lucas 13,34). Situándose dentro
del proceso amplio del movimiento popular, lo ayudó a dar un paso más, el paso
que faltaba. Desveló el llamado de Dios y reveló la presencia del Reino entre
los pobres (Mateo 4,17).
2ª parte :
EL REINO
FUE LA MISIÓN
DE JESÚS.
Mensaje: Jesús anunció y desveló la
llegada del reino de Dios. ‘Díganle a Juan lo que están viendo y oyendo’ (Mateo
11,4).
Juan Bautista predicaba el Reino de Dios en el desierto:
“Conviértanse; el hacha está a la raíz de todo árbol malo”. Jesús se adhirió a
su mensaje de Juan Bautista. Cuando Jesús supo que Juan Bautista estaba preso,
volvió a Galilea (Mateo 4,12) y asumió su misión. Comenzó a recorrer el país
con este mensaje: ‘El plazo está vencido, el Reino de Dios se ha acercado.
Tomen otro camino y crean en la Buena Nueva’ (Marcos 1,15). ‘El Reino de Dios
ya está en medio de ustedes’ (Lucas 17,21).Su llegada era pura gratuidad, don
de Dios. El esfuerzo a realizar consistía en aceptar este Reino y comprometerse
con él.
¿Qué análisis hacía Jesús de la realidad para llegar a
esta conclusión? ¿Dónde estaba ese Reino? Jesús pensaba que la persona que
cambiase su vida por causa de él y de su práctica, es decir viviendo como él
vivía, también cambiaría su modo de ver y se volvería capaz de percibir la
llegada del Reino (Mateo 11,25; 13,11). El Reino lo iba a cambiar todo: lo
religioso como lo socio-político. Juan había dado a comprender que el Reino
estaba llegando no a través de un juicio de fuego; Jesús veía que por medio del
servicio que prestaba al pueblo, el Reino se hacía presente. Vamos a ver
algunos aspectos de esta práctica de Jesús, en que el Reino se hacía presente:
son unas señales de la presencia del Reino mediante la práctica propia de
Jesús.
A. JESÚS CONVIVIÓ CON LOS MARGINADOS Y LOS ACOGIÓ
Jesús ofreció un lugar a los que no tienen lugar en la
convivencia humana de su país. Recibió a los que no eran recibidos:
-
Los inmorales como prostitutas y pecadores (Mateo
21,31-32; Lucas 7,37-50; Juan 8,2-11);
-
Los herejes como paganos y samaritanos (Lucas 7,2-10;
17,16; Mc 7,24-30; Juan 4,7-42);
-
Los impuros como leprosos y poseídos (Mateo 8,2-4;
Lucas 17,12-14; 11,14-22; Mc 1,25-26.41-44);
-
Los marginados como mujeres, niños, enfermos de todo
tipo (Mc 1,32-34; Mateo 8,17; 19,13-15; Lucas 8,1-3);
-
Los colaboradores del imperio como publicanos y
soldados (Lucas 18,9-14; 19,1-10);
-
Los pobres, o sea, la gente del pueblo y quienes no
tenían poder (Mateo 5,3; Lucas 6,20.24; Mateo 11,25-26).
Conclusión. Jesús anunciaba el Reino para todos. No excluía a
nadie, pero, su particularidad era de anunciarlo a partir de los excluidos. La
opción de Jesús es clara, el llamado también: no era posible ser amigo de él y
continuar apoyando el sistema que marginaba a tanta gente. A quien quería
seguirlo le mandaba elegir: ‘O Dios o el dinero’. No se podía servir a los dos
(Mateo 6,24). ‘Ve, vende cuanto tienes dalo a los pobres. Después, ven y
sígueme’, dijo al joven rico (Mateo 19,21).
B. JESÚS RECIBIÓ A LA MUJER Y NO LA DISCRIMINÓ
La mujer vivía marginada por el simple hecho de ser
mujer (Levítico 15,19-27; 12,1-5). ¡No podía haber injusticia mayor! Jesús tomó
posición: las recibió y no las discriminó como lo hacía la sociedad de su
época. Resucitado, se apareció a María Magdalena, enviándola como mensajera de
la Buena Nueva de la Resurrección (Juan 20,16-18).
Conclusión. Jesús retomaba el proyecto inicial del Padre en que la
mujer y el varón, con sus diferencias, son iguales en dignidad y valor (Mateo
19,4-5). Al discípulo que pretendía seguirlo, no le permitió que mantuviera el
dominio del varón sobre la mujer (Mateo 19,10-12).
C. JESÚS COMBATIÓ LAS DIVISIONES INJUSTAS
Había divisiones, legitimadas por la religión oficial,
que marginaban mucha gente. Jesús, con palabras y hechos bien concretos,
denunció o ignoró estas divisiones.
-
Prójimo y no prójimo. Prójimo es todo aquel a quien
uno se aproxima (Lucas 10,29-37).
-
Judío y extranjero: Jesús atendió el pedido del
centurión (Lucas 7,6-10) y de la cananea (Mateo 15,21-28).
-
Santo y pecador: acogió a Zaqueo y rebatió las
críticas de los fariseos (Marcos 2,15-17).
-
Puro e impuro: Jesús cuestionó, criticó y hasta
ridiculizó la ley de la pureza legal (Mateo 23,23-24; Marcos 7,13-23).
-
Obras santas y profanas: limosna (Mateo 6,1-4),
oración (Mateo 6,5-8) y ayuno (Mateo 6,16-18) fueron redimensionados.
-
Tiempo sagrado y profano: Jesús colocó el sábado al
servicio del ser humano (Mc 2,27; Juan 7,23).
-
Lugar sagrado y profano: Jesús relativizó el Templo;
Dios podía ser adorado en cualquier lugar (Juan 4,21-24; 2,19; Marcos 13,2;
Juan 2,19).
-
Rico y pobre: denunció el escándalo del abismo que
separaba al rico del pobre (Lucas 16,19-31).
Conclusión. Denunciando las divisiones injustas, Jesús invitaba la
gente a definirse frente a los nuevos valores del amor y de la justicia.
Algunos lo aceptaron, otros lo rechazaron. A quienes querían seguirlo, les
advertía que se prepararan a sufrir las mismas contradicciones y persecuciones
(Mateo 10,25).
D. JESÚS COMBATIÓ LOS MALES QUE ARRUINAN LA VIDA
A través de su acción y su predicación, Jesús combatió
el hambre, la enfermedad, la tristeza, la ignorancia, el abandono, la soledad,
la letra que mata, la discriminación, las leyes opresoras, la injusticia, el
miedo, los males de la naturaleza, el sufrimiento, el pecado, la muerte (Mc
5,41-42; Lucas 7,11-17), el demonio. A quien quería seguirlo, le daba el poder
de curar las enfermedades y de expulsar los malos espíritus…
Conclusión. Jesús vino ‘para que todos tengan vida, y vida en
abundancia’ (Juan 10,10). (Marcos 3,15; 6,7). El discípulo debía asumir el
mismo combate por la vida.
E. JESÚS DESENMASCARÓ LA FALSEDAD DE LOS PODEROSOS
Entre los males combatidos por Jesús, están los falsos
liderazgos. Jesús percibió la mentalidad opresora de los líderes civiles y
religiosos.
-
No tenía miedo de denunciar la hipocresía de los líderes
religiosos de la época: sacerdotes, escribas y fariseos.
-
Condenó la pretensión de los ricos.
-
Ante las amenazas de los representantes del poder
político, tanto de los judíos como de los romanos, Jesús no se intimidó y
mantuvo una actitud de gran libertad.
-
A quienes querían seguirle, les advierte: ‘¡Entre
ustedes no sean así!’, como las autoridades de aquel entonces (Lucas 22,26).
Conclusión
En estos gestos de solidaridad Jesús se revelaba como
‘Emmanuel’, o sea, Dios con nosotros (Mateo 1,23), y se convirtió, él mismo, en
Buena Noticia para el Pueblo. Por eso atraía a los pobres y marginados. Fue
todo un movimiento popular que se formó alrededor de su persona y mensaje
(Marcos 1,33.45). Mucha gente seguía a Jesús y Jesús revelaba que ahí estaba el
Reino de Dios. El Reino de Dios no es de otro mundo, sino de este mundo
organizado desde los pobres en la justicia y el amor.
3ª
parte : EL SEGUIMIENTO
DE JESÚS.
Mensaje: El Reino se encarna en una
nueva forma de convivencia humana. ‘Ustedes deben hacer lo mismo que yo hice’
(Juan 13,15).
Para entender bien el sentido del seguimiento de Jesús,
tenemos que profundizar tres aspectos: Las condiciones, las características y
el objetivo, que es la misión.
A. LAS CONDICIONES DEL SEGUIMIENTO DE JESÚS: dejarlo
todo por la causa del Reino.
1. Jesús pasaba, miraba y llamaba
Los que
eran llamados lo conocían mediante una convivencia con Él. Era una nueva manera
de pensar, vivir, creer… Había avances y retrocesos.
2. El llamado era gratuito
Pero
aceptar el llamado exigía un compromiso.
Jesús nunca disminuyó ni escondió las exigencias. Quien quería seguirlo, debía
cambiar de vida y creer en la Buena Nueva (Marcos 1,15); dejar su casa, familia
y bienes y asumir con El una vida pobre e itinerante; renunciar a sí mismo,
cargar su cruz todos los días El acento no estaba tanto en la renuncia, cuanto
en el amor que daba sentido a la renuncia.
3. El llamado de Jesús era como un nuevo comienzo
Era el
momento de entrar en una nueva familia, una nueva comunidad (Mc 3,31-35), y de recomenzar
la historia: ¡Comenzarlo todo de nuevo! El llamado era ‘el tesoro escondido’
(Mateo 13,44), ‘la piedra preciosa’ (Mateo 13,45-46), en definitiva el valor
supremo. ¡Era el Reino llegando!
4. Unos seguidores pobres
La mayor
parte de los que ‘seguían” a Jesús eran gente
sencilla del pueblo, sin mucha instrucción: pescadores, del movimiento
popular, un publicano… Entre ellos había hombres y mujeres; también algunos más
ricos: Juana (Lucas 8,3), Nicodemo (Juan 3,1-2), José de Arimatea (Juan 19,38),
Zaqueo (Lucas 19,8). Todos ellos, tanto los pobres como los ricos, podían decir
con Pedro: ‘Nosotros lo dejamos todo para seguirte’ (Mateo 19,27).
B. LAS
CARACTERÍSTICAS DEL SEGUIMIENTO DE JESÚS: la comunidad como ensayo del Reino.
1. El compromiso del seguimiento
-
El mismo llamado tenía dos fines: quedarse junto a Él,
o sea, constituir una comunidad y ‘predicar y expulsar los demonios, o sea, la
misión. De esta manera, ‘quedarse con Él’ o seguir a Jesús significaba sobre
todo:
-
La convivencia diaria. En la ‘escuela de Jesús’ solo
se enseña una materia: ¡el Reino! Y este se reconocía en la práctica.
-
Participar del destino del Maestro: estar con él en
las tentaciones, la persecución y en la muerte.
-
Después de la Pascua, a la luz de la resurrección,
creció una tercera dimensión: Tener la vida de Jesús dentro de sí. Es la
dimensión mística, fruto de la acción del Espíritu. ‘Vivo pero ya no soy yo, es
Cristo quien vive en mí’ (Gálatas 2,20).
-
Dentro de la comunidad más amplia, se formó un núcleo
de ‘doce’ que corresponde a las doce tribus del Antiguo Testamento y
simbolizaba al nuevo Pueblo de Dios (Mateo 19,28).
2. La pedagogía del seguimiento
-
Jesús convivía con sus discípulos y discípulas: comía
con ellos, andaba con ellos, se alegra con ellos, sufría con ellos. A través de
esta convivencia, el proceso de conversión avanzaba. Veamos algunos puntos de
la pedagogía usada por Jesús:
-
Mandaba observar la realidad, confrontándola con las
necesidades del Pueblo y reflexionaba con ellos las grandes cuestiones del
momento.
-
Los incorporó a la misión y hacía una evaluación con
ellos.
-
Los ayudaba a discernir: los corregía cuando se
equivocaban y los interpelaba cuando eran lentos.
-
Los defendía cuando eran criticados por los
adversarios y los preparaba para el conflicto.
-
Procuraba tener momentos a solas con ellos para poder
instruirlos; les enseñó a rezar.
-
Cuidaba del descanso de ellos y pensaba en la
alimentación.
-
La convivencia con Jesús hizo nacer en ellos la
libertad para transgredir las normas caducas: tomaban espigas cuando tenían hambre;
no se lavaban las manos antes de comer; entraban en las casas de los
‘pecadores’; no ayunaban… Aprendieron de Jesús que las necesidades del pueblo y
de la misión tenían prioridad sobre las prescripciones rituales.
3. La comunidad-modelo del Reino
En esta
vida comunitaria junto a Jesús, aparecía el ensayo del Reino que los profetas
quisieron ver y no vieron. En ella se concretaba la nueva experiencia que Jesús
tenía de Dios como Padre, como Abbá: ‘Papito Dios’. Toda nueva experiencia de
Dios traía consigo cambios profundos en el modo de convivir. Veamos algunos:
-
Todos
somos hermanos. Ninguno debía aceptar el título de maestro, ni de
padre, ni de guía, porque ‘uno solo es el maestro de ustedes y todos ustedes
son hermanos’ (Mateo 23,8-10). La base de la comunidad no era el saber, ni la
función, sino la igualdad de todos como hermanos. La primera ley era la
fraternidad.
-
Igualdad entre varón y mujer. Para
escándalo de los propios discípulos, Jesús cambió la relación varón-mujer,
porque eliminó el privilegio del varón frente a la mujer.
-
El compartir de bienes. Ninguno
tenía nada propio. Jesús no tenía donde reclinar su cabeza. Hacían caja común
que era compartida también con los pobres.
-
Una amistad profunda. ‘Ya no
les diré servidores, sino amigos, porque les he dado a conocer todo lo que
aprendí de mi Padre’ (Juan 15,15). La comunión debía incluir alma y corazón.
-
El poder es servicio. ‘Los
reyes de las naciones se portan como dueños de ellas y se hacen llamar
bienhechores. Entre ustedes no ha de ser así (Lucas 22,25-26). ‘El mayor será
el servidor de todos’. El mismo Jesús daba el ejemplo. ‘No vine para ser
servido, sino para servir y dar la vida’.
-
Poder para perdonar. Este
poder fue dado a Pedro, a los apóstoles y a las comunidades. El perdón de Dios
pasa por la comunidad, que debe ser un lugar de reconciliación y no de
condenación mutua.
-
Oración en común. Iban
juntos en peregrinación al templo, rezaban antes de las comidas, frecuentaban
las sinagogas. Y en grupos pequeños, Jesús se retiraba con ellos para rezar.
-
Alegría. Jesús decía a los discípulos: ‘¡Felices ustedes!
Porque sus nombres están inscritos en el cielo’, sus ojos ven la realización de
la promesa, el Reino es de ustedes’. Era una alegría que convivía con el dolor
y la persecución: nadie se la podía robar.
Esta
era la comunidad-modelo para todas las comunidades que vinieran después. Hacía
palpar a Dios más cerca y transformaba las relaciones humanas y sociales, pues
el modo de ser de Dios es comunión. Esta comunidad era el rostro de Dios,
manifestado en Buena Nueva para el Pueblo. Era la plataforma de donde se partía
para la misión del Reino.
C. EL
OBJETIVO DEL SEGUIMIENTO DE JESÚS
Los que entraban en la Comunidad o el Movimiento de
Jesús eran encargados de anunciar la buena nueva del Reino a los pobres,
a)
Un
anuncio hecho realidad
La misión
de Jesús era ‘anunciar la buena nueva a los pobres’ (Lucas 4,18). De dos en
dos, debían anunciar la llegada del reino. Este anuncio creaba una nueva
realidad: se curaba a los enfermos, se expulsaba a los demonios, se anunciaba
la paz, se rezaba por la continuidad de la misión. El anuncio del Reino formaba
parte del proceso de formación. Era el objetivo y la razón de ser de la vida
comunitaria alrededor de Jesús.
a)
La prioridad de los pobres. Existían
otros movimientos espirituales que, como el de Jesús, buscaban una manera
diferente de vivir: los Esenios, los fariseos, y más tarde, los zelotes. Muchos
de ellos también formaban comunidades de discípulos. La característica de la
comunidad de Jesús consistía al anuncio de la Buena Nueva: el anuncio de la
Buena Nueva del Reino era dirigido prioritariamente a los pobres y marginados
y, luego, a todos, pero desde ellos. Para Jesús, el Reino es de los pobres
(Mateo 5,3) y de los que optan por ellos (Lucas 6,20).
b)
El ejemplo de Jesús pobre. Jesús
vivió como pobre. No poseía nada para sí, ni siquiera una piedra para reclinar
su cabeza. Mandaba escoger entre Dios y el dinero. Y cuando se trataba de
administrar bienes, era necesario hacerlo con eficacia, al servicio de la vida
(Lucas 16,9-13). Para Jesús, ser pobre no era sinónimo de vago y descuidado,
sino de compartir e igualdad. La pobreza debía también caracterizar la misión.
No se podía llevar consigo ni oro, ni plata, ni dos túnicas, ni bolso, ni
sandalias, se debía mantener uno en una vida pobre, convivir con el pueblo en
sus casas y vivir compartiendo.
c)
El cuestionamiento de las estructuras sociales. Este
testimonio diferente de pobreza era el paso que faltaba en el proceso de radicalización del movimiento
popular. Por su modo de vivir y de convivir, Jesús denunciaba un sistema
anticuado, que en nombre de Dios, excluía a los pobres, y anunciaba un nuevo
comienzo que, en nombre de Dios, incluía a los excluidos. Tocaba la raíz del
mal e inauguraba la Nueva Alianza con un nuevo Año Jubilar: ‘Proclamaba el año
de gracia del Señor’ (Lucas 4,19).
Cada vez que en el Antiguo Testamento se intentó renovar la Alianza, se comenzaba
restableciendo el derecho de los pobres y de los excluidos. Así hicieron los
profetas, así sucedió con Ruth, en el lamento de Job, en la parábola de Jonás.
O sea, se intentaba realizar un nuevo Éxodo. Sin esto, ¡no se puede realizar
ninguna Alianza!
Jesús
radicalizó la Ley, es decir, la redujo a su ‘raíz’, que es la práctica
del Amor a Dios y al prójimo. En las palabras y gestos de Jesús y de la
comunidad de los discípulos, Dios se hacía cercano. En la predicación de los
escribas y fariseos, Dios parecía inaccesible al pueblo marginado. Jesús hizo
realidad la Buena Nueva del Reino que el pueblo esperaba: la Alianza con Dios
desde los pobres y la pobreza.
Por todo
esto Jesús ejerció una atracción tan fuerte sobre los pobres. Ellos percibieron
la novedad del anuncio y lo aceptaron con entusiasmo: ‘Este es ciertamente el
profeta que ha de venir al mundo’ (Juan 6,14). Es en este mismo entusiasmo de
los pobres que está también la fuente de las tentaciones y de la crisis de
Jesús.
4ª
parte : CRISIS, MUERTE,
RESURRECCIÓN Y MISIÓN.
Mensaje: el camino de la gloria pasa
por el sufrimiento y por la cruz. ‘el Hijo de Dios debía sufrir mucho’ (Marcos
8,31).
Fue grande el entusiasmo que Jesús suscitó en el pueblo
pobre y abandonado de la época. Pero, en la medida en que crecía la
popularidad, también crecía la oposición. Jesús entró en conflicto con las
autoridades judías y romanas y éstas lograron desaparecerlo: fue la gran
frustración de los discípulos que no entendieron la fidelidad al Padre y a los
pobres. Veamos los pasos de este proceso.
A. LAS CRISIS POR EL REINO
-
Al comienzo estuvo la tentación de elegir otros
caminos
-
Desde el comienzo, hubo la tentación de construir el
Reino. Para Jesús, se trataba de propuestas que no combinaban con la misión del
‘Siervo sufriente’, asumida por Él desde su bautismo. La presión venía de todos
lados: de la familia, los discípulos, la misma gente, del poder del mal.
-
Juan Bautista espera un Mesías que sea juez severo.
-
La familia de Jesús lo cree loco y le pide regresar a
casa.
-
El tentador propone 3 falsos caminos.
-
Pedro propone el camino del Mesías glorioso sin la
cruz.
-
El pueblo propone el camino del Mesías rey.
-
En la hora de su arresto, aparece el camino del Mesías
guerrero…
La crisis de Galilea: renovar el compromiso de los discípulos
a)
Confusión de los discípulos y presión de las
autoridades. En medio de los conflictos, Jesús salió de Galilea y
se fue a la región de Cesárea de Filipo. Allí comenzó a preparar a sus
discípulos: ‘¿Quién dicen los hombres que soy yo?’ (Marcos 8,27). Después de
escuchar la confirmación de que lo consideraban el Mesías, comenzó a hablar de su
pasión y su muerte. A la reacción de Pedro, Jesús le rebatió: ‘¡Aléjate de mí,
Satanás! Tú no piensas como Dios, sino como los hombres’. Fue el momento de la
crisis. Los discípulos esperaban un Mesías glorioso y querían llevarlo por otro
camino. Para vencer la tentación, Jesús se retiró para rezar.
b)
Nueva orientación en la misión de Jesús. La
oposición creciente lo llevó a Jesús a cambiar su forma de entender y anunciar
el Reino, guiándose por la profecía del Siervo (Isaías 53,1-12) Jesús entendió
que la manifestación del Reino sería diferente de lo que el mismo se imaginaba
inicialmente. La victoria del Siervo llegaría a través de la resistencia, la
condenación y la muerte (Isaías 50,4-9; 53,1-12). La cruz aparece en el
horizonte, no ya como una posibilidad sino como algo cierto. Veamos algunos
puntos importantes de ese cambio:
-
Pocos milagros, a partir de Marcos 8,27; Mateo 16,13 y
Lucas 9,18.
-
Anuncio constante de la pasión y no como una
posibilidad remota.
-
Cargar la cruz: antes, Jesús anunciaba la llegada inminente
del Reino. Ahora las exigencias del seguimiento pasan por el cargar la cruz.
-
Enseña a los discípulos. Antes enseñaba al pueblo.
Ahora les prepara para la misión que vendría después.
-
Parábolas diferentes. Antes revelaban el misterio de
la presencia del Reino. Ahora orientan hacia juicio futuro y al fin de los
tiempos.
Jesús decidió ir a Jerusalén para anunciar el Reino en
el centro de los poderes: si no los enfrentaba, ellos lo iban a marginar. Jesús
continuó fiel al Padre y a los pobres hasta el extremo. ¡Por eso fue muerto!
b)
La agonía
en el huerto fue la última tentación
En el
huerto, Jesús enfrentó la gran batalla: optar por la vida por el Reino en las
peores circunstancias. Por eso rezó y sudó sangre.
a)
La fiesta popular de los Ramos. Pocos
días antes de la Pascua se dio el conflicto abierto. En una manifestación
popular, el pueblo que venía de la Galilea, tomó las calles de la capital e
introdujo a Jesús dentro de la ciudad y del templo como Mesías-Rey (Marcos
11,8-11). Jesús aceptó la manifestación popular y la defendió en contra las
autoridades que querían prohibirla. Pero al mismo tiempo, él se mantuvo en su
propio camino: sentado en un burro, evocando la profecía de Zacarías (Zacarías
9,9) que no combina con la idea de Mesías-Rey. Jesús dio un paso más.
Entrando en el templo, hizo un látigo de cuerdas y, en un gesto profético de
ruptura con el sistema religioso y colonizador, expulsó a los vendedores
del Templo: el dinero era el sustento de la religión y de la opresión romana.
Esto desató la conspiración para matarlo. Fue un momento más dramático para
Jesús: se encontraba realmente solo. El Pueblo esperaba un Mesías-Rey y las
autoridades conspiraban para eliminarlo. Los discípulos no entendían nada.
b)
La víspera de la Pascua. La Pascua
era una fiesta cargada de esperanza mesiánica en una situación muy tensa. Jesús
se retiró para rezar en el Huerto de los Olivos, en donde experimentó angustia
y miedo terribles: “Padre, aleja de mí este cáliz”. Enfrentó la lucha más dura
de su vida, que por eso es llamada agonía: estaba postrado en el suelo. Pero la
oración le permitió aceptar las últimas consecuencias de su inserción en medio
de los pobres: ‘Padre, que se haga tu voluntad y no la mía’ (Mateo 26,42).
Cuando los soldados llegaron lo encontraron de pie. Y fue apresado por la
traición de un amigo.
B. UNA
FIDELIDA SIN FALLA AL PADRE Y A LOS POBRES
En la misma cruz, Jesús no sabía el desenlace: si su
muerte iba a beneficiar al Reino. “Padre, ¿por qué me ha abandonado?”. Todo lo
confió al Padre: “En tus manos encomiendo mi espíritu”. Fue el abandono total
(marcos 15,34). Conoció todo lo que tiene que sufrir los pobres que no aceptan
pasivamente que las cosas sigan igual. Por todo esto, Dios lo exaltó y le dio
el nombre que sobrepasa todo nombre (Filipenses 2,9).
1. El objetivo último de la inserción de Jesús en medio
de los pobres era revelar al Padre
Situándose
en el movimiento popular, corrigió sus distorsiones nacionalistas e
institucionales que desviaban al Pueblo de la Alianza, y reveló el verdadero
sentido de la Alianza, de la Buena Nueva del Reino. Jesús no fue un Mesías
intermediario. Él era la semilla del Reino, la revelación del Padre que era el
Dios de los excluidos y a los empobrecidos, y que les anima a liberarse.
2. Jesús nunca buscó una salida individual
Nunca
buscó privilegios para sí. Nació pobre, lo que para Él su máxima libertad.
Eligió quedarse al lado de los pobre y construir el Reino desde ellos. Jesús no
tuvo miedo de provocar conflictos, ni aún con las personas más queridas, para
poder mantener la COMUNIÓN con el Padre y con los pobres.
3. Como Siervo obediente, la obediencia de Jesús no era
una virtud al lado de las otras.
Jesús
obedeció la realización del Reino, o sea la única posibilidad que tenía el
Reino para acontecer.
-
La salvación o sea el Reino no puede venir de los
ricos: quedaría excluida la inmensa mayoría. Sólo los pobres organizados y creyentes
en Yahvé, el Dios de los pobres, pueden construir la fraternidad entre ellos,
desde ellos y para todos.
-
No se trata de beatificar la pobreza como miseria, que
es inhumana y contraria al plan de Dios. La pobreza vivida y exigida por Jesús
es la organización de la igualdad y de la fraternidad.
-
La conversión de los ricos (las
autoridades, los poderosos…) y de los
cómplices de los ricos, se dará, según la profecía del Siervo sufriente de
Isaías (52,13-53,12), por la pasión y muerte que están sufriendo los pobres en
manos de los ricos de hoy y mañana. Estos pobres creyentes, organizados en
fraternidad e igualdad (en particular en las CEBs), son hoy el Siervo
sufriente, el Mesías salvador, el Pueblo liberador a imagen (colectiva) de
Jesús. Se está dando poco a poco y con la fuerza del Espíritu la plenitud del
Reino.
C. LA
RESURRECCIÓN DE JESÚS
1. El desamparo de las y los discípulos
-
Después de la muerte de Jesús, los discípulos se
dispersaron fuera de Jerusalén. Para ellos, el proyecto de Jesús había
fracasado.
-
Pero, poco a poco, la experiencia vivida con Jesús
despertó en ellos la conciencia de su presencia y la continuación de su actuar.
No todo había muerto.
-
La experiencia de la resurrección obró en ellos como
un rayo, como un temblor de tierra, primero en las mujeres y después en los
varones. Superaron el miedo y se reunieron nuevamente, recuperaron la fe,
reencontraron el valor de continuar la misión por el Reino. ¡Ellos mismos
resucitaron! Resumen esto en la experiencia de los discípulos de Emaús (Lucas
24,33-35).
2. La nueva realidad de Jesús resucitado
Tenemos
que entender que los Evangelios nos cuentan más un proceso de fe que de
historia. Es un cierto tiempo después de la muerte de Jesús, que las y los
discípulos de Jesús se dieron cuenta que Jesús seguía presente con ellas y
ellos.
Entonces
empezaron a recordar los hechos e interpretarlos de una nueva manera. De hecho,
el desafío era cómo interpretar la muerte de Jesús. Entonces, ciertos
acontecimientos posteriores a la muerte de Jesús fueron leídos como
manifestaciones de su presencia, porque así lo eran. Surgió la conclusión:
Jesús resucitó, no se quedó muerto.
3. La construcción del Reino continúa
-
Las y los discípulos se sintieron llamados a
constituir una Comunidad tal como lo habían experimentado con Jesús. Se
volvieron a reunir y a hablar de todo lo que les había sucedido con Jesús. Y se
sintieron llamados a continuar lo que decía y hacía Jesús por el Reino.
-
Nacieron distintas Comunidades, además de Jerusalén:
Samaria, Galilea, la de los Judíos de Grecia y Egipto que se habían convertido.
Luego las Comunidades de Pablo…
-
Nacieron diversas redacciones: la pasión, muerte y
resurrección de Jesús, sus dichos, sus milagros… Luego de 40 años, los
evangelistas empezaron a escribir una historia teológica de Jesús: su
nacimiento, su vida, su predicación, sus milagros, su pasión y muerte, su
resurrección, las apariciones y el envío en misión.
D. LA
MISIÓN DE LAS Y LOS DISCÍPULOS
Los seguidores de Jesús tenemos una gran misión al
servicio del Reino. Ahora somos la palabra de Jesús, actualizamos sus milagros,
completamos ‘lo que falta a su pasión’, hacemos real y viva su resurrección,
por la fuerza de su Espíritu: somos la presencia viva del Reino.
-
Primero
reconocer a Jesús y a su Reino vivo entre nosotras y nosotros
No
podemos hablar sólo de lo que pasó ayer con Jesús. Conocer lo que dijo e hizo
Jesús es insuficiente. Tenemos que reconocer que Jesús resucitado está vivo
entre nosotros y que su Reino sigue creciendo hoy. Eso fue la experiencia de
las y los discípulos de Jesús. La fe en Jesús se manifiesta por la construcción
de su Reino.
Este
Reino se construye de mil maneras, y los cristianos no tenemos la exclusiva de
su crecimiento. Todas las personas de buena voluntad y todos los grupos y las
organizaciones que trabajan a favor de la vida, del bien común, de la
fraternidad, de la paz… también construyen el Reino. Hay que valorar todo lo
que se hace por el Reino, de dondequiera que venga.
-
Luego
vivir de tal manera que hagamos acontecer el Reino
No
podemos quedarnos sólo en reconocer que el Reino está creciendo sino colaborar
en ello. Sabiendo que el Reino lo abarca todo, nuestros compromisos serán
personales y colectivos, sociales y económicos, culturales y políticos,
familiares y profesionales, espirituales y ecuménicos…
Estas
exigencias quedarán troncadas si nos quedamos en un compromiso individual. Es
necesario conformar grupos y comunidades. Estos grupos y comunidades nos
ayudarán primero a entender mejor dónde y cómo se destruye, y de qué maneras
construirlo más eficazmente.
a)
Conformar grupos de toda índole que
hagan crecer el Reino en los distintos espacios de la vida personal, de la
sociedad e incluso de la naturaleza.
b)
Conformar comunidades cristianas para
profundizar la experiencia de Jesús, la historia de la Iglesia, las vivencias
de las Iglesias cristianas, las experiencias de todas las religiones con
relación al Reino.
-
También
comunicar este reconocimiento del Resucitado y del crecimiento del Reino.
No
podemos quedarnos solo en reconocer a Jesús resucitado y su Reino creciendo.
Este encuentro personal y esta experiencia de Reino vivo nos llevan a
comunicarlo, primero, entre nosotros y nosotras, luego con los que nos rodean.
Esto fortalecerá nuestra esperanza y nuestros esfuerzos de discípulas y
discípulos de Jesús construyendo su Reino. Esto ayudará a nuestros hermanos y
hermanas a revivir en su fe y compromiso por el Reino.
4. En fin, celebrarlo humana, cristiana y ecuménicamente
Es el tercer paso que queda para nuestro vivir cristiano su plena
dimensión: la de la fiesta, desde nuestra fe. Tenemos que celebrar personal y
colectivamente, por una parte, esta presencia del Resucitado en nosotros y entre
nosotros, y, por otra, la construcción del Reino de Dios hoy por nosotros, por
mucha gente, muchos grupos y muchas organizaciones. Estas celebraciones darán
una dimensión transcendental a lo que hacemos, buscamos y somos: como si
tocáramos del dedo al Resucitado y la plenitud de su Reino. Así, luego, nos
será más fácil rezar, discernir la vocación y la misión que nos toca realizar,
integrarnos como comunidad viva y continuar a trabajar por el Reino.
“Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un reino, el reino de
Dios;
tan importante que, en relación a él, todo se convierte en ‘lo demás’
que es dado por añadidura. (Papa Pablo 6º).
Solamente el reino es pues absoluto y todo el resto es relativo (Mateo
6,33)”.
8. ¿
Q U É E S E L
R E I N O D E D I O S ?
Respuesta de José
Comblin
Pedro Pierre.
CONTENIDO
1.
“Es luchar contra los dominadores…” (J. Comblim)
2.
Salmo 72: El Rey de la Paz.
3.
Profesión de fe de María (Lucas 1,46 55).
“Reinar, en la
Biblia, es luchar contra los dominadores para salvar a los pobres”.
1.
CHARLA DEL PADRE
JOSÉ COMBLIN en Chile, diciembre de 2010…
...
Participante:
Finalmente, Necesito saber... La última pregunta. ¿Qué es el reino de
Dios?
¿Qué es el REINO DE DIOS? por favor...
José Comblin:
Entonces. Claro.
¿Qué es reinar en la Biblia? Reinar es luchar contra los dominadores para
salvar a los pobres. Eso es lo que justifica la autoridad. El papel de la
autoridad es luchar contra los poderosos para salvar a los dominados. Salmo 72.
Entonces ahí el papel del rey está claramente. Y el reino de Dios es que Dios
viene a hacer eso. Y ahora Dios está comenzando a hacer eso. Luchar contra los
dominadores. Contra los poderosos. Y levantar a los oprimidos. A los
rechazados. Entonces eso es el Reino de Dios. (Aplausos).
2. Salmo 72 :
EL REY DE
LA PAZ.
La espera del Rey de la Paz, del que hará justicia a los
humildes.
La espera de la paz universal después de tanto
empecinamiento
en masacrarse los unos a los otros.
“Oh Dios, comunica al rey tu juicio, y tu justicia a ese
hijo de rey,
Para que juzgue a tu pueblo con justicia y a tus pobres
en los juicios que reclaman.
Que montes y colinas traigan al pueblo la paz y la
justicia.
Juzgará con justicia al bajo pueblo, salvará a los hijos
de los pobres, pues al opresor aplastará.
Florecerá en sus días la justicia, y una gran paz hasta
el fin de las lunas.
Pues librará al mendigo que a él clama, al pequeño que de
nadie tiene apoyo;
Él
se apiada del débil y del pobre, él salvará la vida de los pobres;
De
la opresión violenta rescata su vida, y su sangre que es preciosa ante sus
ojos.
3.
LA PROFESIÓN DE FE DE MARÍA (Lucas 1,46-55).
María
dijo entonces: “Proclama mi alma la grandeza del Señor…
El
Poderoso ha hecho grandes cosas por mí: ¡Santo es su Nombre!
Muestra
su misericordia siglo tras siglo a todos aquellos que viven en su presencia.
Dio un golpe con todo su poder: deshizo a los soberbios y
sus planes.
Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los
humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos
con las manos vacías.
Socorrió
a Israel, su siervo, se acordó de su misericordia…”
Biblia
latinoamericana.
C O
N T E N I D O D E L F O L L E T O.
Índice detallado del folleto.
Las 2 letras ‘PR’ indican que el texto es de este servidor.
1. EL REINO ES LO
ÚNICO ABSOLUTO. PR.
1ª parte: Dimensión
política de la fe
2ª parte: El Reino
(Exposición)
A. En el Antiguo Testamento
B. En el Nuevo Testamento
C. Hoy con nosotros, personalmente y como Iglesia
Conclusión
Anexo: Texto de
Pablo 6º (“El Reino es lo único absoluto”)
2. LA CENTRALIDAD
DEL REINO. J. Sobrino.
1. La Centralidad del Reino de
Dios
̵
En la Escritura
̵
El contenido del Reino
̵
Características fundamentales
2. La utopía
̵
Esperanza y utopía
̵
El anti-Reino
̵
Dios de la vida e ídolos de
muerte
- Centralidad
del pobre en el cristianismo
̵
La hondura de la opción por
los pobres
̵
La opción más honda
̵
Reflexiones
- El
seguimiento de Jesús
̵
Seguimiento y praxis
̵
Seguimiento y martirio
̵
Seguimiento y trascendencia
- Una
palabra final
3. EL REINO EN LA
BIBLIA. PR.
Introducción: el Árbol de Reino (Génesis 1-2).
1. El
Reino en el Antiguo Testamento
2. El
Reino en el Nuevo Testamento
- Hoy nosotros, personalmente
y como Iglesia
Conclusión: Seguir a Jesús personal y colectivamente.
Anexo: El Árbol del Reino – Preguntas para grupos
4. ECONOMÍA Y REINO
DE DIOS. V Hoff.
Punto de partida
1. El mercado: sus pretensiones y sus mitos
2. Algunas características del neoliberalismo
- Nuevas
ideas y nuevas prácticas de los excluidos
- Economía
y ética
- Economía
y Reino
- Qué
hacer
- Insertarse
en el mundo de los pobres
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